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Subproductos cárnicos: de residuos a recursos clave en la economía circular

La gestión de subproductos cárnicos ha dejado de ser una cuestión secundaria para convertirse en un pilar de la sostenibilidad en la industria. Gracias a ejemplos como EcoPig Proteins, Veos Ibérica y Blood4Goods, y con el respaldo de normativas que fomentan la valorización de los residuos, el sector cárnico está demostrando que es posible ser más eficiente y sostenible. A medida que la demanda de biocombustibles y proteínas crece, las empresas que gestionan subproductos tienen la oportunidad de avanzar hacia una economía circular donde nada se desperdicie y todo se aproveche.

En la industria cárnica, cada vez es más evidente que los residuos pueden convertirse en valiosos recursos, contribuyendo a la sostenibilidad y al aprovechamiento eficiente de los subproductos animales. Lo que en otros tiempos se desechaba, hoy se transforma en productos clave para sectores tan diversos como la alimentación animal o la energía.

En este reportaje exploramos cómo ejemplos como EcoPig Proteins, Veos Ibérica y el proyecto Blood4Goods están siguiendo el camino hacia un modelo de economía circular.

Una normativa que cambió el sector

Desde el año 2000, la gestión de los subproductos cárnicos es obligatoria para todas las empresas del sector, en cumplimiento con la normativa del Ministerio de Agricultura. Esta regulación surgió tras la crisis de las ‘vacas locas’ y ha garantizado que los residuos cárnicos sean tratados de manera controlada y responsable, contribuyendo así a la sostenibilidad del sector.

“Es una normativa que vino a regular un sector que, antes de eso, no tenía un marco claro de actuación. Ahora, las empresas están obligadas a gestionar estos resi- duos y, en muchos casos, han encontrado nuevas formas de valorizar estos productos, convirtiendo lo que antes era un residuo en una fuente de ingresos”, explica Alberto Navarro, CEO de EcoPig Proteins.

Economía circular y aprovechamiento de subproductos

EcoPig Proteins es un ejemplo de cómo la industria cárnica está avanzando hacia una gestión integral de los subproductos animales. La empresa, nacida de una colaboración entre Gracesa e Incarlosa, ha desarrollado un enfoque innovador en la valorización de estos materiales.

“Llevamos más de 45 años gestionando subproductos cárnicos, pero en el 2020 decidimos dar un paso más y crear una empresa que nos permitiera no solo gestionarlos, sino transformarlos en productos de alto valor añadido”, explica Alberto Navarro. “Así cerramos el ciclo y creamos una economía circular que beneficia tanto a nuestras fábricas de pet food como a la producción de biocombustibles”, añade.

Uno de los puntos clave es el uso de subproductos porcinos para la obtención de proteínas y grasas de alta calidad, que se destinan tanto al mercado nacional como a mercados internacionales, especialmente en Asia. El 80% de las grasas producidas por EcoPig Proteins se utilizan en la fabricación de biocombustibles, mientras que el resto se destina a la alimentación animal.

Innovación y sostenibilidad en la recuperación de proteínas

Veos Ibérica es otro ejemplo del camino hacia la sostenibilidad en la industria cárnica. Esta filial de la multinacional belga Veos, ubicada en Monzón, se dedica a la producción de proteínas de alta calidad a partir de subproductos de la cadena alimentaria, como la sangre, el colágeno y los huevos no aptos para el consumo humano. Luis Monge, General Manager de Veos Ibérica, destaca el compromiso de la empresa con la economía circular y la innovación: “Nuestro modelo se basa en recuperar lo que antes se consideraba un residuo y volver a introducirlo en la cadena alimentaria”.

Desde el año 2000, la normativa obliga a la industria cárnica a gestionar los subproductos de forma sostenible y controlada.

Además, Veos Ibérica es un proyecto empresarial integrado en la estrategia de sostenibilidad del Grupo Vall Companys, lo que refuerza su enfoque en la eficiencia y el impacto medioambiental positivo. En Veos Ibérica, toda la producción se destina a la alimentación animal, pero en otras instalaciones del grupo Veos también se elaboran productos para la alimentación humana. El plasma obtenido en sus procesos, por ejemplo, es altamente digerible y ayuda a reducir la necesidad de antibióticos en lechones de cerdo, lo que aporta beneficios adicionales para la salud animal.

La planta española, inaugurada en 2021, ya cuenta con 28 empleados y tiene planes de ampliación para aumentar su capacidad de producción, incluyendo alimentos para consumo humano. “Toda la tecnología y procesos que empleamos provienen de nuestra propia ingeniería, fruto de 50 años de experiencia en la recuperación de subproductos”, añade Monge, subrayando el enfoque innovador y la eficiencia industrial del grupo.

El valor oculto de la sangre El recientemente presentado proyecto Blood4Goods, liderado por ANICE y otras empresas del sector, también representa un enfoque innovador en la valorización de subproductos cárnicos. Este proyecto ha sido uno de los más valorados por el

Ministerio de Agricultura, y su objetivo es transformar la sangre de porcino y vacuno en proteínas de alto valor biológico.

“La sangre es uno de los subproductos más abundantes y, hasta ahora, más infrautilizados”, comenta Giuseppe Aloisio, director general de ANICE. “Con Blood4Goods, estamos desarrollando un proceso de transformación hidrolítica que permite convertirla en fertilizantes para la agricultura o en ingredientes para alimentos funcionales”. Esta iniciativa no solo promueve la sostenibilidad, sino que también ofrece una solución a uno de los mayores desafíos de la industria cárnica: el aprovechamiento de la sangre, que históricamente ha sido considerada un residuo de difícil gestión.

Gracias a Blood4Goods, empresas del sector están avanzando hacia un modelo más eficiente de gestión de los residuos, haciendo de la sangre un recurso valioso y demostrando que cada parte del animal puede encontrar una segunda vida.

El aumento de la demanda de servicios de gestión de subproductos

La gestión de subproductos ha experimentado un aumento en la demanda en los últimos años, impulsada principalmente por dos factores: la creciente preocupación por el medio ambiente y la búsqueda de alternativas a los combustibles fósiles. “El biodiésel, fabricado a partir de grasas animales, se ha posicionado como una de las alternativas más reales y sostenibles al petróleo”, recuerda Alberto Navarro.

La normativa europea, que exige la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, ha llevado a un crecimiento sostenido del mercado de biocombustibles. Y aquí es donde las empresas que gestionan subproductos animales juegan un papel crucial. “Nosotros fabricamos grasas que luego se transforman en biodiésel. Esto ayuda a reducir las emisiones y a promover el uso de energías más limpias”, añade el CEO de EcoPig Proteins.

El futuro del sector de los subproductos cárnicos

A pesar del crecimiento de la demanda, el futuro del sector de los subproductos cárnicos enfrenta ciertas limitaciones. “La disponibilidad de subproductos está directamente vinculada al consumo de carne y al sacrificio de animales”, explica Navarro. “Si no aumentan estos factores, será difícil que el sector crezca significativamente, porque dependemos de un recurso finito”.

Además, las restricciones en la instalación de nuevas granjas y las normativas cada vez más estrictas sobre bienestar animal y emisiones también podrían limitar el crecimiento del sector. Sin embargo, se espera que la demanda de biocombustibles y otros productos derivados de los subproductos cárnicos siga aumentando en los próximos años, lo que plantea un desafío interesante para las empresas del sector: cómo maximizar el valor de los recursos disponibles.

“Es probable que veamos una mayor especialización y diferenciación en los productos que se obtienen de los subproductos. La innovación será clave para encontrar nuevos usos y aplicaciones que hagan que cada parte del animal tenga valor”, concluye Alberto Navarro

Míriam Pérez

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