El nuevo auge del merengue urbano y la difícil situación del merengue rural
CON LA CAÍDA DE TRUJILLO el merengue entró en un período de decadencia, porque debido al uso político tan malsano que se le dio, mucha gente llegó a asociarlo al trujillismo. Las bandas y conjuntos que más resonancia habían tenido en esa labor, se dispersaron o entraron en un profundo recogimiento. Cantantes como Joseíto Mateo, Vinicio Franco y otros que, con sus excelentes voces y condiciones artísticas se convirtieron en pregoneros eficaces de la hiriente y embrutecedora propaganda del régimen, se apagaron y fueron casi desterrados de las ondas radiales. Acordeonistas como Guandulito debieron apartarse de la vista de la gente que, tras la liquidación del dictador, se lanzó a las calles a desahogarse y a tratar de manifestar su deseo de libertad atacando todo lo que se considerara relacionado con la dictadura. Pedro Reynoso no tuvo tiempo de reponerse, porque murió cuatro años después de caer Trujillo. Toño Abréu se apagó silenciosamente en su casa, en San Cristóbal. Isidoro Flores se fue a Puerto Rico y vivió en esa isla hasta que murió en enero de 1973. Ñico Lora, siguió tocando y componiendo, pero fuera de los medios de comunicación. Otros acordeonistas
Antes de que te vayas... RAFAEL CHALJUB MEJÍA
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