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1477 al llegar Colón a Lisboa el tráfico de esclavos era una empresa floreciente

A menudo los esclavos eran agrupados en masa, desnudados y arreados a grandes depósitos donde eran examinados y marcados como animales.

Los españoles ordinariamente compraban vacas y caballos individualmente, pero compraban negros en lotes o piezas de indias, que se agrupaban de acuerdo con edad y tamaño.

En 1784 se prohibió por edicto real la marca de los negros, protección que se había dado a los indios mucho tiempo antes.

Los portugueses fundaron la factoría que se llamó San Jorge de la Mina de oro.

Llevaban las marcas siguientes:

Branes, casangas, bañoles o banunes: pequeños círculos coloreados a todo el largo de la frente de sien a sien, en dos o tres hileras (estas marcas eran del grueso de un garbanzo). Biafaras: un círculo alrededor del ombligo.

Zapes: tatuajes vistosos, en la frente dos rayas azules; cinco rayas que van de las sienes a las mejillas. Debajo de los ojos tres rayas azules.

Popós: arcos y flechas de los ojos a las orejas.

Ararás: toda la cara llena de rayas, tanto que eran despreciados en los mercados. Lucumíes: rayas como los ararás. Los lucumíes barbas se agujereaban ventana izquierda de la nariz.

Congos y Angolas: no se tatuaban mucho, algunas veces agujereaban oreja izquierda.

Charsilas: tres rayas largas a cada lado del rostro.

En los barcos decían: ¡Ébano al agua! y los tiraban al mar.

Al llegar a tierra se median, que se llamaba «palmeo» y luego al «carimbado» que era marcarlos con hierro al rojo.

Grandes barracas provistas de una sola puerta con torniquete.

El carimbado consistía en marcas que se ponían en la cara y en las espaldas.

En el barco le daban cereal en aceite de palma.

Tomás Morel: un merecido homenaje.

En nuestro país, lograr alguien que se le reconozca una labor de años dedicada a una causa cualquiera, es bastante difícil, y a veces sólo con la muerte, aunque tenga que esperarse el centenario de ésta y un presidente literario y científico como en el caso de Juan Pablo Duarte, a quien solamente Balaguer le ha dado el sitio que se merecía.

Hasta hace poco, los santiagueros se dieron cuenta de repente que tenían entre ellos a Tomás Morel, y a su labor, a su esfuerzo y a su dedicación en pro del Carnaval de Santiago, le han dedicado un justo y merecido homenaje, dedicando el carnaval de este año, a sus años de trabajo en pro de la conservación del carnaval de Santiago.

Más de tres lustros tiene Tomás Morel dedicado a la quijotesca obra de preservación del carnaval de Santiago, recogiendo datos aquí y allá, asesorando celebraciones para que reflejen con exactitud nuestro pasado y, sobre todo, fundando su museo y llamando a concurso cada año, las Caretas de Lechón, para que esta artesanía maravillosa nuestra no se pierda.

Solamente el Concurso de Caretas de Lechón, valdría en cualquier parte del mundo, no sólo homenajes, sino el respaldo a una obra de conservación de un aspecto de la cultura popular que nos honra y que demuestra, además de la fina sensibilidad de Tomás Morel, su gran amor a cada una de las manifestaciones culturales de nuestro pueblo. Este carnaval-homenaje en el que participaron comparsas de todo el Cibao, es la rosa que se ha puesto en el ojal de un hombre que se merece todos los homenajes y que, al cabo de muchos años, se le ha reconocido su labor.

En algo discrepamos de los organizadores del homenaje y es en lo siguiente: se partió de la premisa que Tomás Morel era santiaguero y únicamente Santiago tenía derecho a reconocer su labor. ¡Error imperdonable! Tomás Morel es dominicano, y más que dominicano, un dominicano que se ha proyectado al universo, y como tal requiere y exige que todos los que comprendemos su esfuerzo, que todos los que nos identificamos con su obra estemos presentes en actos tan significativos con el carnaval de Tomás Morel.

El parroquialismo de los organizadores del homenaje impidió que se nos cursaran invitaciones a tantos cultores del folklore en forma seria y sistemática, que andamos tras los trillos que abrió Tomás Morel y que nos nutrimos del pan que amasó con sus manos. Pero a pesar de ese desaire, de esa falta de consideración y de comprensión para con nuestros esfuerzos, te decimos, Tomás, te apreciamos, Tomás estamos contigo, apreciamos tu trabajo y te respaldamos aunque no nos inviten a tu homenaje.

Santo Domingo, Marzo 12, 1978

Lo que yo pienso de Japón y los japoneses

Por: Fradique Lizardo Aage V. Kollegiet Rebæk Søpark 5-436 2650 Hvidovre Danmark

40 años, profesor Enterado por medio de Radio Japan News, Julio de 1971

Para mí el Japón es país de cultura, una cultura continua y fuerte que ha creado un espíritu educado, cortés, y que ha sabido y podido adaptarse a las diferentes corrientes de la vida. La prehistoria de Japón nos muestra esa cultura primitiva que fabricaron aquellos ornamentos en barro que hasta se ha llegado a asegurar que tuvo alguna influencia en el arte americano primitivo, sobre todo el de la costa del Centro de Sur América y el oeste de México. Pero esa cultura japonesa fue evolucionando y llegó a darnos prodigios en muchas de sus manifestaciones, desde el Buda de Nara, que es el mayor de su tipo que existe y cuyo problema de fundición había sido resulto hacía ya mucho cuando Miguel Ángel esbozaba vaciados en bronce que no eran superiores, hasta el delicado y exquisito arte del Ikebuna, quien haya podido apreciar el verdadero arreglo floral japonés, y sumirse ante la belleza que saben expresar a veces con dos simples ramitos, tiene que quedar verdaderamente maravillado. Pero podemos volver nuestros ojos hacia la expresión teatral japonesa, el Kabukí, el Noh y el Gagakú, quien ha podido ver una representación del Gagakú acompañado de un japonés que le explique con lujo de detalles todo el proceso del desarrollo de la representación, tiene que admirar esa verdadera expresión de cultura condensada en gestos e insinuaciones.

La ceremonia del té es otra de las exquisitas expresiones de la cultura japonesa, que nos muestra en forma señorial, como la esposa prepara y ofrece a su esposo y señor su bebida tradicional.

Pero el desarrollo de la cultura en el Japón agudizó el entendimiento del japonés en tal forma, que acentuó en grado sumo su adaptación a la vida moderna, siglos de observación y de cuidadosa selección para la cría de los Onagadori de larga cola y de los Uzurao sin cola, permitieron en su oportunidad a los japoneses adaptar sus conocimientos a la cría de la perla sin mayores problemas, pero atrás estaba como en todo la tradición cultural de la observación y el cuidado. Al entrar en la edad contemporánea, después del proceso Meijí, aquella cultura milenaria y observadora fue adaptando sus conocimientos y cuando se propuso adelantar en cualquiera de los campos científicos le fue fácil descollar en ellos, comenzaron con Negouchi, luego construyeron el barco y armas modernas, cuando le llegó el turno a la electrónica, mejoró y superó todo lo que existía en el momento. Su paridad hoy con el mundo civilizado le viene de su herencia cultural, no es de otra causa, el Japón ha sabido muy sabiamente copiar todas las innovaciones sin perder sus características culturales propias, eso se refleja en lo más mínimo de sus expresiones hace ya muchos siglos arquitectos japoneses edificaron un templo que colgaba de una soga como defensa contra los terremotos. Este templo a pesar de ser de madera y cuerda aún existe y cumple las funciones para las cuales fue específicamente creado, pero el Japón, después de observar las técnicas de construcción modernas, construyó su moderno palacio imperial, supo combinar todo lo antiguo con las técnicas más modernas. Al lado del mural japonés «Mar de la Mañana» podemos contemplar en dicho moderno palacio la Minami-Damari y los jardines construidos entre sus pabellones, así como todos sus salones y dependencias que como su techo siendo de cobre, no deja de adaptar todas las comodidades y adelantos modernos al estilo tradicional de Japón.

Lo único que tiene en su contra el Japón es el idioma. Podemos conocer al Japón a través de todas sus manifestaciones artísticas y estéticas, y compenetrarnos con ellas, pero un país donde una mujer escribió una novela en 1010 (Lady Murakami, La Historia de Genji) cuando la novela aún no existía siquiera en occidente, nos tiene vedada su lírica, variado y hermosa literatura a causa de la barrera del idioma. Existen y se harán muchas más traducciones, pero la traducción es interpretación y los giros y expresiones del japonés serán…

La sintaxis y morfología del idioma japonés no son difíciles en sí, pero el Kanjí es un obstáculo casi insuperables, pues para poder leer la literatura japonesa en fuentes originales, comprendiéndola sin distorsiones, exige una vida de dedicación, de todas sus artes, su literatura la veremos siempre a través de lo que sus interpretadores quieran decirnos.

No se puede hablar de la cultura japonesa sin hablar del ZEN. En occidente todos hablamos del ZEN y ninguno lo comprendemos; tenemos que pasarnos un tiempo en pequeño jardín de piedras que sugiera ondulaciones marinas, tendremos que ensimismarnos en nosotros mismos, tendremos que cantar sutras interminablemente, tendremos que aprendernos a sentarnos con las rodillas dobladas, meditando, tendremos que recibir muchos golpes en el Kaisaku y tendremos que contestarnos las famosas preguntas: ¿Quién soy yo? y ¿Qué parece tu cara antes de que tus padres hayan nacido? antes de comprender lo que el ZEN es. NOTA: Queridos amigos de Radio Japón, hoy recibí mi carnet de miembro del Club de Radio Japón junto con su revista de julio, donde están las bases del concurso, aunque la fecha límite la fijan para el 31 de julio, supongo que no es la recepción de allá, sino la última fecha de poner al correo los ensayos. Yo pongo esta hoy 30 de julio, no con la esperanza de ganar nada, ya que no he tenido tiempo de preparar nada, sino como una espontánea colaboración con un país cuya cultura adoro. No he consultado ninguna obra especial para hacer el trabajo, pues así pudiera haber hablado de la fiesta de las linternas y de los niños, así como del año nuevo japonés, pero el tiempo no lo ha permitido. Acepten este humilde trabajo como una simple colaboración que sé muy bien que se pasa del límite de palabras exigido en las bases y ya por eso quedará descalificado.

Gracias, Afmo.

Fradique Lizardo Aage V. Kollegiet Rebæk Søpark 5-436 2650 Hvidovre Danmark

Tesoro cultural viviente de Santo Domingo

Por: Fradique Lizardo

A través de los años, se han ido conservando costumbres, bailes y otros elementos de nuestro folklore, que muchas veces han tenido que soportar fuertes impactos culturales, que no han logrado desarraigar estas manifestaciones de nuestra cultura popular.

Detrás de estas manifestaciones y celebraciones, en forma anónima, laborando contra toda clase de obstáculos, luchando contra vicisitudes de todas clases y las más de las veces, sin recursos económicos suficientes, se encuentran una serie de personas, que son los verdaderos héroes anónimos de nuestro folklore y que a veces pasan toda su vida sin que su nombre sea conocido más allá de sus íntimos y de aquellos que por alguna casualidad van a parar, por cualquier motivo, cerca de los sitios donde se hacen esas celebraciones. Tomando esta situación en consideración, la Sociedad Folklórica Dominicana ha decidido premiar a estos abnegados y meritorios depositarios y conservadores de nuestro folklore, la mayoría de quienes están ajenos al trascendental papel que juegan dentro del desarrollo de la cultura dominicana. Con tal motivo, se ha acordado otorgarles un pequeño diploma que los acredita como: «TESORO CULTURAL VIVIENTE DE SANTO DOMINGO», y en esta forma, ofrecerles aunque sea en forma simbólica la seguridad que hay quienes aprecian en forma debida, su esfuerzo, sus desvelos y sus sudores, y aunque desprovistos de medios para poder hacerles otra oferta, por lo menos reconocer en forma pública que son estos señores los que verdaderamente merecen un homenaje en este país por la conservación de nuestro folklore.

El 30 de los corrientes, en el homenaje que ofrecerá la Sociedad Folklórica Dominicana a Papito Vallejo al cumplirse el 25 aniversario del Primer Festival Folklórico Dominicano, se entregarán diplomas de estos a las personas siguientes: Bertilia Peña, Fidias Mercedes Bautista, Dámaso Mercado, Dr. Jovino Espínola, Alfredo Félix, Amanda Germán Pérez, Quico Esquea y Teófilo Chiverton.

Como la Sociedad Folklórica Dominicana es una entidad cultural privada sin fondos de clase alguna, tal vez no le sea posible traer a todos los homenajeados al acto de entrega de los diplomas, sin embargo, estos estarán hechos y ahí se sembrará la primera piedra. En homenajes sucesivos, se irá cumpliendo con este deber que se ha impuesto la Sociedad Folklórica Dominicana, de honrar a todos quienes se lo merecen por la conservación de nuestro folklore.

Santo Domingo Enero 9, 1976

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