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Tomás Morel: un merecido homenaje
El museo de Tomás Morel
Por: Fradique Lizardo
En fecha 14 de los corrientes, el doctor Marcio Veloz Maggiolo ha publicado un artículo en La Noticia, en el cual ponderaba el Museo Folklórico de Tomás Morel y sugería que debería ser subvencionado por firmas tabacaleras y licoreras, debiendo mi persona estar al frente del mismo en Santiago. Como pedía mi opinión y aunque no la hubiera pedido, me creo en el deber ineludible de hablar al respecto.
Hace 14 años, el señor Tomás Morel ha creado su Museo y le ha dedicado mucho esfuerzo y tiempo, tratando de institucionalizar no solamente su Concurso Anual de Caretas, sino también el de chichiguas, ejemplo no sólo loable, sino más que digno de imitarse en cada población de la república.
Tomás Morel estudió folklore en el cursillo que ofreciera el doctor Boggs en 1944 y merece no solamente respeto, sino admiración por la obra que ha emprendido con poco o ningún respaldo.
Entendemos que es al Museo del Hombre Dominicano a la institución que se le debe dar el encargo de ayudar y estimular la manutención del Museo de Tomás sin ninguna necesidad de que haya que crearse en Santiago una entidad paralela, sino una sede central en Santo Domingo.
No hay que negar que el museo de Tomás necesita mucha ayuda, sobre todo de catalogación y fichaje, pues indudablemente que muchas de sus piezas han sido recogidas más con amor que con criterio científico y museográfico. Pero la sede central debe estar en el Museo del Hombre Dominicano, para que asista no solamente a este centro, sino para estimular la creación de muchos similares.
Ahora que ha regresado al país Rafael Contreras Germosén, primer graduado del Instituto Interamericano de Etnomusicología y folklore, y que se acaba de publicar la última clasificación del folklore, debido a un esfuerzo de compilación serio de folkloristas latinoamericanos, se podría desde el Museo del Hombre Dominicano hacer una labor magnífica, no solamente en el sentido del folklore material, sino del folklore en general y lograr, además, una colección de música admirable.
Descartamos toda intervención de los sectores privados, cualesquiera que fuesen, en tal sentido, pues consideramos que no es en el criterio de compañías licoreras y tabacaleras que debe residir la recolección y análisis del origen de nuestra cultura y nacionalidad, y con un buen ejemplo vamos a explicar por qué. Desde que servimos como ejecutivos de la Sociedad Folklórica Dominicana y hemos fundado el Ballet Folklórico Dominicano, hemos hecho una labor constante y tenaz en pro del rescate de nuestro patrimonio folklórico, con una ayuda muy parsimoniosa del sector privado que las más de las veces se niega a contribuir a nuestro esfuerzo.
A fines de este mismo mes, y para conmemorar el 25 aniversario del Primer Festival Folklórico Dominicano, organizamos un homenaje a su director Papito Vallejo, con la cooperación de Convite y del Ballet Folklórico de la UASD. Durante el acto central del mismo no solamente se entregaría diploma como Tesoro Cultural Viviente de Santo Domingo a una serie de personas por sus servicios a la cultura dominicana, sino que se hará exhibición totalmente gratis de un programa folklórico variado que incluye más de 10 bailes dominicanos, que han sido rescatados por nosotros, únicamente durante el año pasado y sin recursos.
Para este acto estrictamente cultural, solicitamos una humilde cooperación de la Compañía Anónima Tabacalera y se nos contestó que la misma no tenía fondos para este año que recién comienza.
El acto se hará, lo haremos sin dinero y sin dinero seguiremos rescatando nuestra cultura, y algún día podremos decir con orgullo que un grupo de jóvenes, en contra de los intereses creados que nos trataban de cerrar el camino, hicimos un rescate de la cultura dominicana, ante el silencio de las instituciones y personas que pudieron y debieron tendernos la mano.
En la misma fecha de 14 de enero en El Caribe, en la columna de Jeannette Miller se habla refiriéndose a nosotros de «investigación seria y brillante» y que trabajamos en «condiciones casi heroicas», es decir, se ha publicado, lo hemos dicho y nadie nos abre la puerta. Pero seguiremos trabajando.
Tomás Morel se merece estar al frente de su creación, y desde ya podemos ofrecerle la ayuda que necesite. Creemos que nuestro primer Curso de Folklore ha dado óptimos frutos y para decirlo están nuestros alumnos del Ballet Folklórico de la UASD y de Convite. Estoy más que orgulloso de ese grupo de jóvenes que están ayudando en una obra cultural que merecería en cualquier parte del mundo por lo menos mucha admiración.
Se necesitan más cursos de folklore, con mucha urgencia y crear una entidad central de folklore que ayude al país entero, no solamente a Tomás Morel.
Pero consideramos que nuestro sitio está aquí, prosiguiendo la labor emprendida y ponernos en condición de irradiar desde este punto central, un consejo, o un ejemplo a todo el que lo necesite en el país entero. Y si esto no se consigue, contra todas las circunstancias seguiremos laborando y rescatando nuestra cultura popular.
Santo Domingo, Enero 14, 1976.