6 minute read
El museo de Tomás Morel
El viernes 30 de enero ppdo. se llevaron a cabo los diferentes actos con los cuales la 2 Sociedad Folklórica Dominicana conmemoró el 25 aniversario del Primer Festival Folklórico Dominicano, el cual se hizo contando con el rico y variado material recogido por Edna Garrido, pero el Festival en sí fue dirigido por Papito Vallejo (ingeniero Rafael Aníbal Vallejo Pérez), quien recorrió el país con Edna Garrido, buscando esa parte de nuestra cultura popular. Los actos comenzaron a las 5 de la tarde con una misa cantada en la Catedral de Santo Domingo. Cantaron los integrantes del Coro del Ballet Folklórico Dominicano, bajo la dirección del Profesor Rafael Contreras. La catedral estuvo llena y asistió el cuerpo diplomático en pleno. A las 6:00 p. m. se ofreció a los invitados un cóctel en Casa de Teatro, que lució organizada con frutas y elementos de artesanía dominicana. Aquí se pudieron observar los nuevos uniformes hechos por el Ballet Folklórico Dominicano, con diseños de Freddy García Godoy, y que causaron muy buena impresión entre los asistentes. Se ofrecieron brindis de comida típicas a los asistentes, gustando mucho el casabe, el guarapo, los rosquetes y, sobre todo, el pequeño puerco asado en puya que ocupaba el centro de la mesa. A las 8 p. m. comenzó el acto conmemorativo, en el cual todos los bailes a interpretar 3 habían sido recién rescatados , en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación, con un discurso alusivo a las celebraciones que se conmemoraban, leído por el señor Fradique Lizardo, Secretario General de la Sociedad Folklórica Dominicana. Acto seguido, se procedió a la entrega de diplomas y certificados que se harían, entregando al señor Papito Vallejo, un certificado que le acreditaba como socio de honor de la Sociedad Folklórica Dominicana y otro que lo declaraba «Pionero de la Investigación Científica de la Danza en Santo Domingo». Luego el señor Lizardo procedió a entregar diplomas que acreditaban como «Tesoro Cultural Viviente de Santo Domingo» a los señores Jovino Espínola, Dámaso Mercado, José Francisco Esquea Gómez, Alfredito Feliz, Amancia Germán Pérez, Teófilo Chilverston, Bertilia de Peña y Fidias Mercedes Bautista. El señor Papito Vallejo agradeció la entrega de los diplomas y muy modestamente dio las gracias por el honor recibido. Comenzó el acto conmemorativo con la interpretación de Convite, que interpretó tres piezas de música folklórica. El Ballet Folklórico Dominicano interpretó de inmediato el baile del Bamboulá, recogido en Samaná donde doña Bertilia Peña, una de las homenajeadas, quien mantiene la celebración de dicha fiesta desde fines del siglo pasado. Ppdo.: próximo pasado. 3 En el texto original, este inciso referido a los bailes aparece al final del párrafo anterior.
2
El baile del Bamboulá aúna elementos muy heterogéneos en su esencia, como son una coreografía de la Francia del 18, con todos los cambios de pareja y balanceos y un ritmo muy africano que aún conserva la palabra Bamboulá como nombre el cual fue uno de los primeros instrumentos de la música afroamericana.
Daniel Ricardo y Domingo Portorreal interpretaron a continuación una canción de arrear 5 bueyes, recogida en Jimaní por Edna Garrido, lo cual fue un homenaje a esa mujer excepcional por el meritorio trabajo que hizo al recoger nuestra cultura popular.
El Ballet Folklórico de la UASD interpretó a continuación el Guayubín, que fue recogido por el grupo en Jarabacoa.
El próximo número fue el divertido baile del Monito, que fue interpretado por el Ballet Folklórico Dominicano. Este baile de carnaval fue prohibido en su época por inmoral, porque sus practicantes se iban quitando las piezas de vestir, una por una. Lizardo encontró este baile cuando preparaba el gran festival folklórico que se preparó para celebrar el centenario de la Restauración, y su presentación por el grupo se hace basado en un compromiso de no adulterar el baile en su esencia, ni lastimar el pudor ni la moral de los espectadores.
Inmediatamente, el señor Ulises Castillo, quien fuera uno de los participantes al Primer Festival Folklórico, hizo uso de la palabra, para recordar aquellos gratos momentos que se conmemoraban.
El próximo número fue el baile del Pri-Pri, bello y delicado número que hizo las delicias del público, el cual fue rescatado en Villa Mella por el Ballet Folklórico de la UASD, que lo presentó.
A continuación, Milagros Reyes, Nereida Rodríguez, Cecilia Figueroa, Luisita Feliz Domínguez, Rosa María Ramírez Díaz, Christi Ramírez Díaz, del B. F. D., presentaron una estampa de lavanderas del Yaque del Norte, el cual despertó mucha admiración entre el público presente.
De una vez comenzaron a oírse una güira y un tambor, el ritmo de un merengue y José Francisco Esquea deleitó a los asistentes con el baile del muñeco, en el cual nunca se pudo apreciar verdaderamente donde comenzaba el hombre y terminaba el muñeco y viceversa.
El Ballet Folklórico de la UASD presentó seguido Juegos Infantiles, en una coreografía muy original que despertó muchos momentos de reminiscencia entre el público asistente.
Nereida Rodríguez y Ramón Antonio López, del Ballet Folklórico Dominicano, hicieron las delicias del público, presentando a continuación el baile del Papelón, del Carnaval de Santiago.
El siguiente número fue algo sorprendente para muchos dominicanos que no se imaginaban que ese baile se daba por estos lares. Se trata nada menos que del baile del Macayombí o Baile de los Zancos, en el cual los intérpretes van montados en zancos durante todo el tiempo. La ropa es muy vistosa y aunque no se ha llegado a completar la misma, el vestuario que se presentó fue un obsequio de Esther Valladares. En este baile los intérpretes salen con un macuto repartiendo golosinas, que son un símbolo de la simienta que atraían los brujos de África de donde es originaria esta versión de tan vistosa danza. Los flecos de la cabeza y de parte del vestido son una reminiscencia de la paja con que se hacía el traje en África. Luego Daniel Ricardo y Domingo Portorreal, del Ballet Folklórico Dominicano interpretaron un canto de aguateros, que fue recogido en Jarabacoa y del cual explicó Lizardo que, aunque no podía ser folklórico en su origen, debía estar en un proceso de folklorización, ya que había llegado a un sector donde estaba ejerciendo una funcionalidad, cualidad imprescindible para ser folklórico.
Como último número de la noche, el Ballet Folklórico Dominicano ofreció el «Baile del Caimán» que fue rescatado por Lizardo con la ayuda de don Ramón Díaz, Rufino Martínez y el doctor José Augusto Puig Ortiz, a quien le ofreció esta primera presentación de dicho bailes.
En esta comparsa de carnaval traída por los cubanos a fines del siglo pasado, gira alrededor de un caimán que se quiere comer a unos llaneros y éstos que huyen y que al final matan al caimán.
En el Caimán y en el Monito, actuó además el Coro del Ballet Folklórico Dominicano, bajo la dirección del profesor Rafael Contreras, el cual se había lucido en la tarde en la catedral.
Los diseños de los uniformes del Ballet Folklórico Dominicano son de Freddy García Godoy y fueron bordados por Rosa María Ramírez Díaz, miembro del Ballet Folklórico Dominicano.
Santo Domingo, Febrero 5, 1976