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LA PSICOLOGÍA: EL DESARROLLO DE UN CAMINO ECLÉCTICO

Desde su nacimiento, la psicología se ha enfocado en comprender los procesos mentales, las sensaciones, las percepciones y la conducta del ser humano en su relación con el medio ambiente, buscando que se logre vivir en equilibrio; su etimología significa: “psyché”, en griego “el alma” - entendida como lo que da vida al cuerpoy «logos» que significa estudio.

La psicología tiene una corta historia, pero un largo pasado. Parece que es tan antigua como el pensamiento humano. Sócrates, en la era precientífica mencionaba “el conocerse a si mismo” con la perspectiva de descubrir que en uno mismo está la fuente fundamental de sabiduría. Aristóteles pensaba que el alma es la primera fuerza que da origen a la vida: la psiqué (mente) es la que nos permite sentir y percibir; el conocimiento se construye a través de la experiencia, no se nace con él. Desde siempre hubo cuestionamientos y desarrollo de ideas de carácter psicológico, sólo que, en aquel momento de la historia no existía como materia de estudio una disciplina llamada psicología a la que se le pudiera atribuir este tipo de reflexiones o razonamientos, por lo tanto, se entendían y expresaban desde la visión filosófica.

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Desde el nacimiento de la psicología, ésta ha tenido una evolución constante , propiciando la ampliación y muchos avances y llegando a una perspectiva más ecléctica entre las distintas corrientes psicológicas que han dado forma a esta disciplina, permitiendo estudiar, analizar y entender la conducta humana desde diferentes perspectivas.

Se conocen varias perspectivas psicológicas, pero hay tres prin - cipales fuerzas: Psicoanálisis, Conductismo (cognitivo-conductual) y Humanismo. Cada uno de estos modelos psicológicos desarrolla sus propios principios e interpretaciones de la realidad, así como sus propios lineamientos de intervención. Las corrientes psicológicas son las que establecen el modo en que será abordada, guiada o acompañada la persona. Pareciera ser una limitante la falta de integración entre estos modelos psicológicos; por eso, de alguna manera, la psicología ha desarrollado una constante búsqueda del eclecticismo: a través del ejercicio de la psicoterapia o en la atención psicológica de las personas muchos psicólogos han buscado un modelo más integrador, centrado en lo que la persona necesita ante una sociedad globalizada y cambiante, con un pensamiento más divergente.

Este eclecticismo pretende unificar las diferentes perspectivas psicológicas , a través de los diversos métodos y técnicas para producir resultados favorables, adaptándose a las necesidades únicas y específicas de la persona acompañada, según el problema y los objetivos del tratamiento. A continuación, abordaré, sintéticamente, estos tres importantes modelos y los relevantes aportes que han dejado en el estudio de la mente que, a fin de cuentas, se convierten en el camino unificado de la salud mental que tanto buscamos en la actualidad.

El psicoanálisis: el equilibrio a través del yo

La terapia psicoanalítica, surgió a principio del siglo XX con las propuestas del austriaco Sigmund Freud y las de Carl Gustav Jung. Se enfocó en abordar de manera indagatoria e interpretando las construcciones mentales y afectivas desde el análisis del inconsciente, donde se guardan los recuerdos, sueños, representaciones, represiones, etc. de la historia de la persona y que responderán a los conflictos que originan los distintos trastornos y traumas, buscando que el paciente haga consciente lo inconsciente.

El desarrollo de este enfoque llevó al psicoanálisis a un modelo psicodinámico, recogiendo las perspectivas de Melanie Klein y Lacan, con el planteamiento de las relaciones objétales: cómo el sujeto se relaciona con su mundo da como resultado la forma en que está es - tructurada su personalidad.

Este desarrollo de la psicodinámica se enfoca en el análisis del yo y el de considerar otra perspectiva, con un abordaje más activo con el paciente y un rol más directo por parte del terapeuta. A diferencia del psicoanálisis clásico, se busca que el paciente exprese los problemas que le genera el inconsciente para poder seguir hacia adelante, analice y dé significado a los traumas, miedos, creencias... ya que de esa manera podrá llegar al equilibro mental. Este desarrollo, la psicología del yo, tuvo éxito principalmente en autores norteamericanos.

El acercamiento cognitivo-conductual: un cambio cognitivo para el bienestar

Por otro lado, la terapia cognitivo-conductual hace parte de la llamada segunda generación de los modelos terapéuticos: su atención está enfocada principalmente en el pensamiento y la relación que hay entre las creencias, actitudes y emociones que se manifiestan en el comportamiento de las personas.

La terapia cognitivo-conductual se centra en comprender cómo los pensamientos influyen en el sentir y son la causa del comportamiento . El terapeuta y el sujeto trabajan en identificar los patrones de pensamiento que son disfuncionales y que llevan a una conducta desadaptativa, por lo tanto, se busca llevar al sujeto a la funcionalidad, restructurándolo cognitivamente y llevándolo a que desarrolle herramientas para la resolución de conflictos, y, finalmente, reconfigurar el pensamiento asociado a ellos.

Algunos teóricos relevantes dentro de la terapia cognitivo-conductual son Iván Pávlov con el conductismo clásico; Skinner, con el condicionamiento operante; el aprendizaje social o por imitación de Bandura y la terapia cognitiva-conductual de Beck y Ellis; pero en la actualidad, se han desarrollado las terapias contextuales o de tercera generación, en donde encontramos el mindfulness además de la terapia de aceptación y compromiso. considerara a la ciencia como fuente de conocimiento, sino que tiene apertura más allá de las disciplinas convencionales para poder conocer al hombre de una manera completa y en todas sus dimensiones

Estas terapias contextuales ponen énfasis en la necesidad, que hoy en día es demandante, para entender la felicidad y el bienestar de las personas ligado al contexto en el que viven y se desarrollan, de tal manera, que la terapia no está dirigida en eliminar síntomas ni en promover conductas específicas, sino a la mejora de la calidad de vida del individuo, como un ser que, con valores y sentimientos, está proyectado en el mundo, haciendo énfasis en el origen cognitivo, cambiando por dentro - desde la cognición - para mejorar por fuera.

La psicología humanista está enfocada en el desarrollo existencial del individuo, como un ser biopsicosocial y que busca la automotivación, donde se emplea una actitud empática con el otro, que proporciona apoyo, estructura y un espacio donde se pueda crear un camino de vida pleno y significativo, buscando la reflexión y alineamiento de la perspectiva de vida.

Del humanismo se desprenden diversos abordajes centrados en la persona como la terapia Gestalt, sistémica, la conciencia corporal, logoterapia, etc.

El camino convergente

Humanismo: el encuentro con la persona

Por último, la terapia humanista se centra en la persona, en lo que es específicamente humano y en una dimensión que va más allá de lo animal (de lo “impulsivo o “reflejo”). El humanismo en psicología surge como tercera fuerza (así la llamó Maslow), en la necesidad de ocuparse de rescatar la visión de la persona. Este abordaje es la suma de muchos pensadores que buscan un camino de encuentro con el hombre, que trascendiera a la visión de los modelos del psicoanálisis y el conductismo. Eso no quiere decir que no

Para poder entender al hombre en su pensamiento, personalidad y comportamiento hay diferentes enfoques de estudio basados en distintas visiones y teorías, que surgen de las diversas nociones, contextos, principios, fundamentos y metodologías. Estos conjuntos teórico-prácticos se ven confrontados entre sí para llegar al abordaje y conocimiento humano. En la actualidad podemos mencionar que una perspectiva ecléctica es lo que surge de la necesidad de acompañar al ser humano desde todas las dimensiones: cuerpo, alma, espíritu, comunidad y su vínculo con la vida; por ello, el propio avance del hombre ha ido generando estos desarrollos en las dos primeras fuerzas de la psicología, empatando más con una perspectiva humanista y completa del hombre, con el fin de valorar todas las secuelas psicológicas para conocer la experiencia interna de la persona y llevarla a vivir en armonía consigo misma y su entorno.

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