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PSICOLOGÍA Y SALUD MENTAL

De una manera general, es posible definir la salud mental como el estado de bienestar subjetivo en el que la persona es capaz de hacer frente a las demandas de la vida diaria, es consciente de sus capacidades y puede, gracias a ellas, adaptarse e integrarse de manera efectiva en el mundo que le rodea.

Tener salud mental no significa ausencia de enfermedades o trastornos, sino un equilibrio bio-psico-social-espiritual que permita a la persona mantenerse en buenas condiciones, ser capaz de adaptarse al medio y disfrutar del día a día. Dicho de otra manera, es necesario tener un buen estado de bienestar psicológico para poder considerar una buena salud mental. Se entiende como bienestar psicológico al conjunto de sensaciones positivas derivadas de un funcionamiento mental en el que prevalece la autorrealización y la capacidad para hacer frente o la capacidad para adaptarse a las situaciones y demandas de la vida cotidiana.

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Pero esta manera de considerar la salud mental aún no es aceptada de forma unánime.

La atención de la salud se ha centrado más en la recuperación y/o rehabilitación de la enfermedad que en la prevención de los factores de riesgo y la promoción de conocimientos, hábitos y estilos de vida que permitan y condicionen un desarrollo más saludable de las personas.

La medicina , y dentro de ella la psiquiatría, es la rama que más se ha ocupado del término de salud mental, sin embargo, su abordaje ha sido, hasta no hace mucho, reducido a los criterios netamente médicos y cuando se refería a salud mental, terminaba hablando enfermedad mental, al punto de llegar a homologar estos conceptos.

En algunas corrientes, especialmente las biomédicas, existe la tendencia a ver los problemas psicológicos como problemas de salud, fenómenos de naturaleza orgánica cuyas principales causas empiezan y terminan en el organismo. Son estas corrientes las que consideran el término salud como ausencia de enfermedad, siendo la salud mental algo que va mucho más allá de la ausencia de patologías. Por esta razón es que ha sido indispensable la inclusión de la psicología para abordar el concepto de salud mental.

A pesar de que la salud mental debería ser tan importante como la salud física, no es algo a lo que se preste tanta atención y mucho menos un tema sobre lo que se suele hablar. Los problemas de salud mental se encuentran, generalmente, invisibles, e incluso hoy en día muchos de ellos siguen conllevando un importante estigma social.

En psicología cuando se habla de salud mental se le entiende como un estado relativamente perdurable en el cual la persona se encuentra bien adaptada, siente gusto por la vida y está logrando su autorrealización Es un estado positivo y no la mera ausencia de trastornos mentales. En este sentido la salud mental tiene que ver con la vida diaria de todas las personas; se refiere a la manera cómo cada individuo se relaciona con las actividades en general; comprende la manera en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales, con los requerimientos para hacer frente a las demandas de la vida. La salud mental depende de cómo la persona se siente frente a sí misma, cómo se siente frente a otras personas, y en qué forma responde a las demandas de la vida.

Hablamos, entonces, de la salud mental como un proceso activo de adaptación permanente, tanto a los requerimientos del medio interno como a los del medio externo.

La salud mental, desde la psicología, es mucho más que el estudio de órganos, tejidos o células; es la resultante de un complejo proceso donde interactúan múltiples factores. No se descarta el factor biológico, pero se le incluye como parte de otros como el psicológico, el social y el espiritual. No podemos olvidar que el concepto de salud mental habla también de lo moral, porque nuestro concepto de lo que significa gozar de buena salud depende de lo que entendemos como “bueno” y “malo”. Así pues, trasciende el ámbito de la ciencia e invita a reflexionar acerca de cuál es la calidad de vida a la que queremos aspirar. Por todo esto… y más, es que la salud mental desde la psicología tiene una visión más integradora del ser humano

El hombre es un ser espiritual que se inicia con la realización moral, se desarrolla cuando trasciende y se consolida en las obras concretas que realiza. Este ser espiritual se sirve del cuerpo para lograr su proyecto de vida. Está en constante actualización; tiene una tendencia innata hacia los niveles superiores de su salud y realización personal. Esta tendencia es la naturaleza intrínseca del hombre que incluye la tendencia a sobrevivir, a desarrollarse corporal y espiritualmente, a amar, a la satisfacción de sus necesidades, al reconocimiento del yo, a la trascendencia, a la acción creadora, a la autorrealización y a la integración y mantenimiento del orden interno. Con esto podemos apreciar la manera de integrar los diversos factores antes mencionados.

Se habla de autorrealización como una de las tendencias del ser humano y parte muy importante de su salud mental. La persona que se realiza procura hallar el sentido de su vida, se contempla a sí misma para comprender el significado de su vida; vive su presente de manera auténtica, se atreve a ser ella misma; tiene la condición de auto-comprenderse, auto-determinarse, ser autónoma; reconoce sus límites, es congruente, ve el sentido de encontrarse con el otro, tiene valores, acepta sus responsabilidades, es realista, se desarrolla en una unidad del cuerpo, alma/mente y espíritu.

La autorrealización es continua y significa tomar decisiones como opción de crecimiento. Toda elección realizada por el hombre es una expresión de la búsqueda de su autorrealización.

Cuando el hombre actúa con libertad puede realizar sus propios valores y puede auto-determinarse. Si se acompaña a la libertad con acción entonces se convierte en una elección existencial. Es oportuno mencionar que en esta libertad el hombre reconoce sus límites.

Es necesario enfatizar que salud mental y trastorno mental no son opuestos, ya que no es suficiente la ausencia de patología para poder considerar que hay salud mental. Como se mencionó al inicio, es necesario tener un buen estado de bienestar psicológico para poder considerar una buena salud mental. Y ya hemos visto cuánto abarca el ámbito psicológico.

Podemos resumir que el bienestar psicológico es un bienestar subjetivo que se configura, principalmente, por la presencia de una elevada auto-aceptación o capacidad para validar tanto lo bueno como lo malo de uno mismo de tal modo que se esté satisfecho con quien uno es, la búsqueda y mantenimiento de relaciones positivas y profundas con el entorno, la capacidad de influir en el entorno y la percepción de dicha capacidad, la capacidad para elegir de manera independiente y tomar las propias decisiones en función de las propias creencias, la posibilidad de crecer y desarrollarse personalmente de tal modo que podamos optimizarnos al máximo posible y la existencia de propósitos vitales o metas a lograr. La persona mentalmente sana es aquella productiva, que sostiene con el mundo una relación amorosa y usa su razón para comprender objetivamente la realidad; la que se siente como individualidad sin dejar de sentir su solidaridad con el prójimo y valora la vida en toda su expresión.

Se puede concluir, por tanto, que la salud mental abarca un amplio abanico de factores cuyo enfoque está más en los conceptos de crecimiento, maduración y desarrollo de la personalidad que en la presencia o ausencia de trastornos psíquicos o enfermedades mentales. Por ello se puede decir que la salud mental es competencia de la psicología, sin desdeñar el trabajo multidisciplinario que puede enriquecer todo campo de estudio.

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