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1.3. Identificación de los sectores de la intervención cultural

El ámbito cultural se circunscribe en el sector servicios, dentro del cual se encuentran otros subsectores como el comercio, el ocio o el turismo. Algunos autores señalan que el sector cultural se divide, a su vez, en subsectores que analizaremos a continuación.

En los inicios pertenecían a los sectores culturales las bellas artes, los archivos, las bibliotecas, los museos o el patrimonio mueble e inmueble. Con el avance de la tecnología se adhieren al sector el cine, la fotografía, la música y, finalmente, los elementos digitales y multimedia.

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Adoptando un criterio estándar, en nuestro país el ámbito cultural se divide en los siguientes sectores: artes escénicas, artes plásticas, libros y prensa, audio visual y multimedia, patrimonio y archivos y bibliotecas.

• Artes escénicas: se engloban en ellas la ópera, el teatro y la danza, además de las disciplinas análogas como el circo, los títeres y cualesquiera que se representen en un escenario. En los espectáculos ofrecidos, el público participa en directo generándose una conexión bidireccional entre espectadores y artistas. Las representaciones se realizan, generalmente, en salas o en instalaciones diseñadas para la difusión de los eventos.

Las artes escénicas han necesitado apoyo de las administraciones públicas para mantenerse activas. En cuanto a la iniciativa, privada participa tanto en la autoproducción a pequeña escala, como en grandes producciones en las que colaboran gran número de profesionales productores, directores, dramaturgos, actores, tramoyistas, técnicos o empresas teatrales entre otros muchos. También participan de este sector centros dramáticos, escuelas de teatro y danza, ya sean de titularidad pública o privada.

• Las artes plásticas y visuales: bajo esta denominación podemos encontrar las que tradicionalmente se entienden como bellas artes (pintura, escultura, grabado, ilustración), las cuales se asocian con el trabajo manual y el conocimiento profundo de los materiales con los que se trabaja. También se consideran dentro de este sector las nuevas disciplinas catalogadas como artes visuales apoyadas en la tecnología como son la fotografía, el arte digital, vídeo instalaciones, y performances.

Además de a los creadores, debemos sumar a instituciones, empresas y profesionales que favorecen la producción, creación y difusión. Estamos hablando de galerías de arte, museos o espacios alternativos donde se promocionan a los artistas y sus obras.

Por otro lado, este sector es muy proclive a las ayudas públicas vía subvenciones al sector privado o becas de apoyo a proyectos individuales, ya que los productos y contenidos están dirigidos a un público minoritario. Las obras realizadas son únicas o de escasas unidades, es decir, en la originalidad radica su valor en el mercado, muy reducido y vinculado al coleccionismo. Este último tiene un peso que no tiene en otros sectores culturales.

• El audiovisual y el multimedia: la industria visual es un ámbito con una actividad diversa, que se puede dividir en la producción audiovisual, la distribución y exhibición en sala, videoclubes, televisión o radio.

Cabe destacar que la sociedad española dedica muchas horas al consumo de contenidos televisivos y en menor medida a la radio, condición que convierte a estos medios en potentes instrumentos de difusión de contenidos culturales.

El subsector multimedia y el vídeo juego se sitúa en un ámbito cuyos productos sirven de apoyo a la cultura escrita y del entretenimiento.

Las creaciones se reproducen en soportes como el DVD, CD-ROM o Blu-ray, y también encontramos software para PC, consolas y dispositivos móviles que posibilitan la interacción y disfrute de productos culturales.

• El patrimonio cultural: entendiendo el patrimonio como un bien cultural y un legado a transmitir a las generaciones venideras, se incluyen bajo este epígrafe los bienes muebles e inmuebles de interés histórico, artístico, arqueológico, etnográfico, antropológico, técnico, científico, documental y bibliográfico. Además, debemos sumar los elementos tangibles e intangibles de la cultura popular y el paisaje cultural.

En este sector confluye la iniciativa privada y pública. Esta última dedica a través de las administraciones central y autonómica cuantiosos recursos para la conservación, fomento y difusión del patrimonio dada la importancia que supone para la colectividad y para el turismo cultural. De hecho, es el turismo la actividad que permite el retorno de gran parte de esa inversión. La intervención pública es un factor fundamental para la puesta en valor del patrimonio que, a su vez, facilita el desarrollo local.

Los profesionales que trabajan en este sector son diversos y cualificados: arquitectos, restauradores, paisajistas, arqueólogos, etnógrafos, etc., los cuales pueden ejercer su profesión al servicio de empresas privadas o como trabajadores autónomos.

• Los archivos y bibliotecas: son de los sectores que más dependencia tienen de las administraciones del Estado (central, autonómica y local).

Cuando nos referirnos a archivos y bibliotecas pensamos en que son públicas, por tanto, sectores en los que impera la gratuidad del servicio y el acceso libre. En consecuencia los agentes privados desarrollan un papel muy limitado.

En el caso de los Archivos Históricos y administrativos, su finalidad última es preservar el patrimonio documental tanto de índole pública como privada, para poder satisfacer el interés general, de tal forma que garantice el acceso de investigadores y ciudadanía en general, cuestión que obliga a integrar en el mismo sistema los documentos de titularidad pública o privada. Los poderes del estado han elaborado diferentes grupos normativos para conseguir los objetivos mencionados anteriormente.

Las bibliotecas son equipamientos que contribuyen a la educación y mantienen el conocimiento al servicio de todos los sectores sociales. Se entiende que las leyes obliguen a la prestación de este servicio a todos los municipios que superen los cinco mil habitantes, ya que las bibliotecas son fundamentales para la formación y el desarrollo de las personas, para que estas adquieran saberes a lo largo de su vida.

Los fondos disponibles en estos espacios culturales se adquieren a través de partidas presupuestarias de las administraciones, donaciones de particulares o fundaciones. Los depósitos registrados (libros, discos, películas, cómic, prensa y resto de material gráfico) se ponen a disposición de los usuarios mediante el sistema de préstamo durante un tiempo determinado.

En cuanto al subsector prensa (prensa escrita, revistas, radio y televisión) está sufriendo una gran transformación debido al impacto de la tecnología digital y al desarrollo de las telecomunicaciones, con la posibilidad de abrirse al mercado internacional superando la restricción de la distribución a nivel local o nacional.

Las empresas editoras y productoras están diversificando sus planes de acción, mediante la asociación con otras empresas abriéndose a otros medios de comunicación formando grandes grupos corporativos. El sector libros y prensa es el menos dependiente de ayudas por parte de las administraciones.

• La música y la industria fonográfica: la música, a pesar de tener un componente escénico (conciertos en vivo), posee la capacidad de reproducirse en forma grabada en vinilo, CD, DVD, podcast, plataformas digitales, etc., con lo cual el producto final puede ser repetido un número ilimitado de veces. Esta es su seña de identidad y diferencia con las artes escénicas, sin menoscabo de la posibilidad de los conciertos en directo como complemento a la actividad de producción y distribución.

Alrededor de la creación musical surge el subsector fonográfico, en el cual se distinguen tres actividades diferenciadas: la producción, la distribución y la comercialización. De la producción de las creaciones musicales en distintos formatos de grabación. En este ámbito, encontramos grandes compañías discográficas con estudios de grabación y producción musical propia para editar las composiciones musicales y promover a los grupos que graban en sus estudios. Con unos fines diferentes aparecen los sellos discográficos independientes, menos pendientes de modas y radio fórmulas. La distribución y comercialización se efectúa en tiendas especializadas de mediano o pequeño tamaño o por medio del comercio electrónico.

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