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SOLUCIÓN A LA MANO A SOLUTION JUST AROUND THE CORNER

CAPÍTULO // CHAPTER 9

Carga de exportación en el Aeropuerto de Cuenca // Exporting cargo on Cuenca’s airport

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SOLUCIÓN A LA MANO A SOLUTION JUST AROUND THE CORNER

Foto // Photo Felipe Díaz H.

Ante la caída de la demanda de su principal producto de exportación, al Azuay no le quedaban muchos escenarios hacia dónde mirar por ayuda. No parecía haber en la década del 50 un “plan B” a los sombreros.

“En Cuenca sí hubo unas primeras intentonas de exportación, básicamente con la cascarilla. Antes con el tocuyo que se lo comercializaba directamente con Lima. Pero salvando lo de la cascarilla, que tuvo una importancia pequeña, Cuenca ingresa en la exportación definitivamente con los sombreros de paja Faced with falling demand for its main export product, Azuay did not have many places to look for help. In the 50’s, there did not seem to be a “Plan B” for hats.

“In Cuenca there were some first attempts at exporting, principally with cascarilla (cinchona bark used to make quinine). Before that, calico had been marketed directly to Lima. Except for cascarilla, which had had little impact, Cuenca definitively began exporting with paja toquilla hats,” María Leonor Aguilar recalls.

toquilla”, recuerda María Leonor Aguilar.

¿Qué podía exportar ahora la ciudad una vez que los sombreros comenzaron a amontonarse en las bodegas de las casas exportadoras?

Hasta comienzos del siglo XX, “la economía giraba en torno a la producción agrícola, producción que era de autoconsumo, en el sentido de que era la ciudad la que consumía todo lo que se producía en los campos”, señala Alejandro Serrano.

“Pero agricultura y ganadería que tampoco han sido lo más relevante en la ciudad y la provincia –acota la profesora Aguilar- porque no nos olvidemos que el Azuay se encuentra en la zona de vulcanismo antiguo, que se caracteriza por tener suelos erosionados, pobres, con pocos minerales. Tierras minifundistas y super parcializadas por la herencia y por el chulco, a diferencia de lo que es la economía de la costa, que es agroexportadora”.

En el pasado no parecían existir soluciones prácticas, como escribía el articulista Octavio Díaz en su texto publicado a comienzos del siglo XX sobre La psicología del pueblo azuayo:

“Situado el Departamento del Azuay en una de las mesetas interandinas, aislado por infranqueables cordilleras que dificultan su progreso, con una temperatura deliciosa y una zona exuberante y dotada de todos los primores que puede dar de sí un suelo fecundo, sus pobladores han dedicado sus facultades a la cultura del espíritu”.

Pero no era la primera vez que Cuenca estaba en problemas y el pasado sí era testigo del ingenio y la capacidad de emprendimiento de sus ciudadanos, como había quedado de manifiesto en el siglo XVIII.

“El caso más interesante –ejemplifica el historiador Juan Cordero- es el de la crisis del norte, de la Audiencia de Quito, en la producción de grandes productos textiles. Las industrias textiles del norte empezaron a fracasar por la competencia inglesa y por What could the city export now, given that hats had started to pile up in exporter’s warehouses?

Alejandro Serrano points out that until the beginning of the twentieth century, “The economy had been based on agricultural production for self-subsistence; that is, city-dwellers consumed everything that was produced in the fields,”

“Neither agriculture nor livestock had been important factors for the city or province,” according to Professor Aguilar, “because we should not forget that Azuay is located in an ancient volcanic zone, characterized by poor and eroded soils, and lacking in minerals. The land was comprised of small holdings split by inheritance and by loan sharks. Azuay’s economy differs from that of the coastal region, which is agro-export based.“

According to his monograph published at the beginning of the twentieth century, entitled “The Psychology of the People of Azuay” the columnist Octavio Díaz had no great solutions to offer either.

“The Department of Azuay, located in one of the inter-Andean plateaus, isolated by insurmountable mountains that impede ones progress, with a delicious temperature in an exuberant area, was decorated with all the beauties that can emerge from a fertile soil--yet its citizens have devoted their abilities to cultivating the spirit.”

It was not the first time that Cuenca was in trouble. Its past was witness to the ingenuity and entrepreneurial ability of its citizens, as became evident in the 18th century.

“The most interesting case,” according to the historian Juan Cordero, “was that of the northern crisis of the Royal Audience of Quito [an administrative unit of the Spanish Empire in antiquity], concerning the production of large textile products. The textile industries in the north began to fail due to British competitors and the opening of free trade that Spain established in 1778.”

la apertura al libre comercio que estableció España en 1778”.

Cordero explica que el sur reaccionó produciendo textiles baratos que eran confeccionados en las mismas casas. Como en el caso del sombrero de paja toquilla, hombres, mujeres y niños participaron en la producción de varas de tocuyos, “tejidos de algodón bastante rústicos que podían competir con los productos que llegaban de otros lados y que compraban sobre todo los hacendados del norte de Perú”.

“Y surge una industria que llega a exportar a fines del siglo XVIII hasta un millón de varas de tocuyos”.

El otro paralelismo con la producción de sombreros era que la materia prima tampoco se encontraba en el Azuay. Mientras la Carludovica Palmata, materia prima para la elaboración de sombreros, crece en las partes montañosas de la Costa y Oriente, el algodón para los tocuyos se traía desde Piura, en Perú.

“Cuenca se ingeniaba para dar respuestas a sus problemas. Y eso es a nuestro juicio crear cultura. La cultura es, fundamentalmente, responder a las necesidades con adecuadas actitudes. Entonces Cuenca, a la necesidad económica, reaccionó produciendo tocuyos y exportando tocuyos. Y si no tenía materia prima aquí, la traía y la procesaba”, concluye el historiador Cordero.

La segunda mitad del siglo XVIII es una etapa de esplendor para la región. Cuenca se convierte en gobernación, también es designada como el segundo obispado de la región y llega a tener la mayor población de todas las ciudades de la Real Audiencia de Quito.

Pero el tesón de los cuencanos volvería a estar a prueba un siglo después cuando la exportación de varas de tocuyo desaparece.

Algunos atribuyen esta desaparición a la interrupción del comercio con el Perú por las Guerras de la Independencia y luego por un enfrentamiento entre ese país y la Gran Colombia, a la que pertenecía Ecuador. Otros a la Independencia ecuatoriana, Cordero explains that southern merchants responded by producing cheap textiles in their own homes. As in the case of paja toquilla hats, men, women and children alike participated in the production of pieces of calico, “very rustic cotton fabrics that could compete with products that came from abroad and that were bought mostly by landowners from northern Peru.”

“By the end of the eighteenth century, an industry had developed that exported nearly a million calico pieces.”

Another parallel with the production of hats was that the raw material was not found in Azuay. Just like the Carludovica Palmata (the raw material for hat weaving), which grew in the mountainous parts of the coast and Amazon region, cotton for calicos was brought from Piura in Peru.

“Cuenca devised answers to its problems, and in our judgment that meant creating a culture. Above all, culture is responding to needs with correct attitudes. Therefore, out of economic necessity, Cuenca reacted by producing and exporting calico. And if it did not have the raw materials at hand, it would bring them here and process them,” concluded the historian Juan Cordero.

The second half of the eighteenth century was a period of splendor for the region. Cuenca came to be administered by a governor, and it was also designated as the second bishopric of the region. It grew until it had the largest population of all the cities of the Royal Audience of Quito.

But the tenacity of its citizens would be tested again a century later when calico exports disappeared.

Some people attribute this downturn to the interruption of trade with Peru due to the Wars of Independence, and later as a result of the confrontation between Peru and Gran Colombia of which Ecuador was a part. Others believed it was due to Ecuador’s independence, which opened the market to imported cloth that calico could not compete with.

que abrió el mercado a telas importadas con las que el tocuyo no podía competir.

Ya desde esos años la región era consciente que su producción agrícola-ganadera no le bastaba para salir de una crisis.

“Evidentemente, durante la Colonia y la primera parte de la República, Ecuador era un país eminentemente agroexportador, con el cacao en la Costa, y los productos de la Sierra para un consumo, sobre todo, autosuficiente”, explica el doctor Claudio Malo.

“Cuenca -y su área de influencia- no fue un sector agrícolamente privilegiado, como las provincias del centro del país… Chimborazo, Tungurahua, e inclusive más al norte, Pichincha”.

“Entonces ya desde la Colonia, ante esta limitación, Cuenca dedicó su forma de vida económica a elaborar objetos para venderlos y hacer de la artesanía, inicialmente, el eje de su actividad económica. Siempre hubo esta idea de buscar como alternativa la producción a mano”, concluye el exministro de Educación.

La manufactura de sombreros de paja toquilla fue introducida en el Azuay en 1835, pero como escribe la profesora Aguilar en su libro Tejiendo la vida, fue “a partir de 1844 cuando la Corporación Municipal Cuencana ordena que a la brevedad posible se instale un taller para la confección de sombreros, y que la instrucción que se debía impartir en las escuelas contemple también la enseñanza del tejido de paja toquilla”.

En su libro Cuenca, Ciudad para Todos, el escritor cuencano Víctor Manuel Albornoz sostiene que esa fecha de 1844 debía ser considerada una de las más importantes en la historia de la provincia.

“Así, con clara visión de laborar más para el porvenir que para el presente, en un día memorable, el 8 de junio de 1844, se reúne la Corporación Municipal Cuencana y ordena instalar de inmediato un taller para la confección de sombreros de paja Beginning in those years, the region came to realize that it’s agricultural and livestock production was not sufficient to escape from the crisis.

As Dr. Claudio Malo explains, “Evidently during the Colonial period and the early years of the Republic, Ecuador was an eminently agro-exporting country, with cacao from the coastal region and consumer products in the highlands making it selfsufficient.” “Cuenca and its area of influence was not a privileged region for agriculture, as were Ecuador’s central provinces, such as Chimborazo, Tungurahua, and farther north, Pichincha.”

“The former Minister of Education concluded by saying, “In the face of this limitation, from Colonial times onward Cuenca’s economic activity concentrated on producing articles for sale, making craft production the hub of its economic activity. There was always the idea of resorting to hand labor as an alternative.

In 1835 the manufacture of paja toquilla hats was introduced in Azuay. As Professor Aguilar writes in her book Weaving Life, “Beginning in 1844 ….Cuenca’s Municipal Corporation ordered the installation as quickly as possible of a workshop for hat making and also ordered that instruction in weaving paja toquilla be taught in schools as well.”

In his book Cuenca, A City For All, Víctor Manuel Albornoz, an important author from Cuenca, maintains that the 1844 initiation date should be considered one of the most important in the history of the province.

“So with a clear vision of working more for the future than for the present, on that memorable day, June 8, 1844, Cuenca’s Municipal Corporation met and ordered the immediate installation of a workshop for the production of paja toquilla hats, placing it under the direction of the competent master craftsman, Mr. B. Ugalde.”

Albornoz tells that the salary of Maestro Ugalde was two pesos

Burros de carga en la ciudad // Cargo donkeys on the city Foto // Photo Felipe Díaz H.

toquilla, poniéndolo bajo la dirección del competente maestro Don B. Ugalde”.

Cuenta Albornoz que el salario del maestro Ugalde serán dos pesos mensuales por cada 10 aprendices, más la mitad del valor de los sombreros que se vendan, quedando el resto para los tejedores, una remuneración que “no era despreciable para la época, dependiendo de la cantidad de individuos que emprenda el aprendizaje”.

“¿Cuál fue el miembro del Consejo que tuvo tan feliz iniciativa?”, se pregunta el escritor y se responde:

“El acta de la sesión de esta fecha –que para los azuayos debe ser la más fausta que cualquiera otra de su calendario cívico- no a month for each group of 10 apprentices, plus half the value of hats sold, the remainder being for the weavers, a payment that was considered “not bad for the time, depending on the number of people engaged in learning.”

“Who was the member of the municipal council who thought of such an apt initiative?” asks the author, and he himself answers:

“The record of the session of this date, which for Azuay citizens should be more auspicious than any other on their civic calendar, does not single out any one of them in any special way. That happened because the custom then was to record only the ideas without naming the person that mentioned them (…). For that reason, they all shared the glory equally.”

señala de manera especial a ninguno porque era costumbre anotar únicamente las resoluciones sin precisar de quién dimanaba la idea (…) Toca pues a cada uno de ellos igual gloria”.

Víctor Manuel Albornoz escribió este libro en 1950, cuando parecía que las exportaciones de sombreros de paja toquilla alimentarían a la ciudad y a la región por el resto de sus días. Este optimismo se encuentra en su apartado sobre dicha artesanía:

“En la actualidad el Azuay es en el Ecuador el centro más activo de la manufactura de sombreros, pues en ella se emplea parte muy considerable de la población, considerándose que en esta provincia –y en la vecina de Cañar- se dedican a su tejido aproximadamente 100.000 personas en forma permanente, como si dijéramos profesional, sin contar con las que solo lo hacen ocasionalmente”.

“Por esta causa la exportación llega a cifras tan elevadas”, agrega Albornoz, sin saber que la cantidad de sombreros exportados comenzaría a caer a partir de ese momento irremediablemente, dejando a esos 100.000 tejedores –y a todos los que dependían de ese producto- en total desesperación. Víctor Manuel Albornoz wrote this book in 1950 when it seemed that exports of paja toquilla hats would feed the city and the region for the rest of their days. His section about that craft reflects that optimism:

“Currently Azuay is the most active center of hat manufacturing in Ecuador. A considerable part of its population is employed in hat making. In this Province and the neighboring province of Cañar, approximately 100,000 people work permanently at weaving, in other words as professionals, not including those who work occasionally.

“For this reason the export figures were so high,” adds Albornoz, unaware that the quantity of hats exported would from that moment decrease irremediably, leaving those 100,000 weavers, and all those dependent on that product, in total desperation.

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