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MUDANZAS Y EXILIOS RELOCATIONS AND EXILES
CAPÍTULO // CHAPTER 11
De izquierda a derecha // Left to right Kurt Dorfzaun, Octavio Chacón y Kurt Heimbach
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MUDANZAS Y EXILIOS RELOCATIONS AND EXILES
“Al crearse la Cámara de Industrias entre la década de los 30 y los 40, Cuenca está viviendo una época de transición, una transición lenta en la que incluso el plano de la ciudad no va a tener mayor crecimiento”, recuerda María Leonor Aguilar y añade:
“Es a partir de la década del 50, es decir, 15 años después de creada la Cámara de Industrias, que se comienza a producir la expansión de Cuenca, y empiezan a aparecer y a consolidarse las industrias”, señala la profesora de la Universidad de Cuenca.
En sus palabras, María Leonor Aguilar describe una relación “When the Chamber of Industries was created in the 30’s and 40’s, Cuenca was going through a transitional period. It was a slow transition in which even the city map did not have much growth,” María Leonor Aguilar recalls and adds:
The professor of the Universidad de Cuenca pointed out, “It was in the 50’s, 15 years after the creation of the Chamber of Industries, that Cuenca started to expand and industries appeared and consolidated.”
In her words María Leonor Aguilar describes a relationship that
que los biólogos calificarían como simbiótica: la ciudad y sus industrias creciendo de forma paralela y dependiendo una de otra para progresar.
“En el año 1950, que se realizó el primer censo a la manera en que se realizan ahora, Cuenca tenía 52.000 habitantes”, dice el exministro de Educación Claudio Malo y agrega que detrás del crecimiento poblacional está “la incorporación del sector rural al sector urbano”.
Según el actual presidente ejecutivo del Instituto de Estudios de Régimen Seccional del Ecuador (IERSE), “antes, en buena medida, la economía de Cuenca giraba en torno a la producción agrícola del área de influencia, incluida buena parte de la provincia de Cañar”.
“Pero al establecerse o al darse el primer impulso a la industria, se acelera el proceso de crecimiento urbano, simplemente porque se requiere más mano de obra en la ciudad y, obviamente, vienen los que están en el campo”.
El doctor Malo concluye que al tecnificarse la agricultura, se requirieron menos manos para la producción rural, y esto también aceleró la migración campo-ciudad.
Roberto Maldonado explica que también hubo cambios dentro de los mismos sectores urbanos.
“Cuenca ha sido toda la vida una ciudad, una región de artesanos. Aquí tenemos la artesanía de la cerámica, de la paja toquilla, del mueble, y una cantidad de oficios más.
“Yo creo que la tradición que Cuenca ha tenido, la va manteniendo a lo largo del tiempo. Y por eso es que en muchos aspectos este progreso de la región se debe a ese espíritu emprendedor artesanal que tienen los cuencanos”, dice el fundador de Colineal, hijo de un carpintero artesanal.
“Solamente que la misma ciudad ha crecido y claro la producción biologists would describe as symbiotic: the city and its industries growing together and depending on each other to progress.
“In 1950, when the first census took place in the way they are done today, Cuenca had 52,000 inhabitants,” Mr. Claudio Malo, former Minister of Education, tells us. He adds that the population growth was fueled by “the incorporation of the rural sector to the urban sector.”
According to the current Executive President of the Institute of Sectional Administration Studies of Ecuador (IERSE in Spanish), “To a large degree, Cuenca’s economy was formerly centered on agricultural production in the area of influence, which included a significant part of Cañar Province.”
“When industry became established and received its first boost, the process of urban growth accelerated simply because more manual labor was required in the cities, so obviously rural dwellers came to the city.”
Dr. Malo concludes that when technology was introduced in agriculture, fewer hands were needed for rural production, a key factor in the acceleration of the rural-urban migration.
Roberto Maldonado explains that there were also changes in the urban sectors themselves.
“Cuenca has always been a city and a region of craftsmen. Here we have craft production of ceramics, paja toquilla, furniture and in many other occupations.
“I believe that Cuenca has kept its tradition through the years. In many ways, that is why the progress of the region has been due to the entrepreneurial craft spirit that the Cuencanos have,” says the founder of Colineal (a local furniture company), who is the son of an artisan carpenter.
“It is just that the city itself has grown, and naturally mass production has become necessary. Thus the artisans must become
en masa se hace necesaria. Entonces los artesanos tienen que pasar a pequeños empresarios y los pequeños empresarios a grandes empresas”, concluye el primer vicepresidente de la Cámara de Industrias.
Además de la ley Azuay-Cañar, los primeros años de la década del 50 traerían otras buenas noticias para el gremio industrial.
En el Registro Oficial del jueves 22 de octubre de 1953 se informaba que el Congreso de la República había decretado la prohibición “a los Registradores de la Propiedad inscribir en el Registro Mercantil a los comerciantes e industriales, Sociedades en nombres colectivos, en comandita, simple o por acciones y a las Compañías Anónimas, nacionales o extranjeras que hubiesen solicitado tal inscripción, si, previamente, no comprobaren haberse afiliado a la respectiva Cámara de Comercio o de Industrias”.
La obligatoriedad de la afiliación a los gremios ordenada por el Poder Legislativo se imponía por la necesidad de “robustecer la capacidad legal de las Cámaras de Comercio, Industrias y Agricultura de la República, para que puedan cumplir los altos fines para las que fueron establecidas”.
A partir de estas normas, cuenta el doctor Alejandro Serrano, “la Cámara fue orientando poco a poco el sistema productivo y sobre todo en crear una cultura de producción. Una ciudad que había sido aislada, tenía que abrirse, y para abrirse se necesitan ciertas voces orientadoras de lo que se tiene que hacer y lo que se debe trabajar”.
Mientras la importancia del gremio crecía, crecía también la necesidad de un nuevo espacio para sesionar. Como escribía el licenciado Alberto Machuca en la publicación por los 70 años de la Cámara de Industrias, “viendo que faltaba espacio en ese ‘cuartito’ del edificio de la Casa de la Cultura se buscó un nuevo lugar ubicado frente al Hotel Dorado, en el edificio Singer, en la esquina de la Gran Colombia y Luis Cordero”. small businessmen, and the small businessmen move on to big businesses,” concludes the first Vice President of the Chamber of Industries.
In addition to the Azuay-Cañar law, the early 50’s would bring good news to the industrial establishment.
The official Record of October 22, 1953 published that the Congress of the Republic had decreed a prohibition “for Property Registrars to enter in the Commercial Registry, those merchants and industrialists, partnerships, limited partnerships, either simple or by shares, and national and foreign joint-stock companies that had requested such registration, if they have not previously shown they were affiliated with the respective Chamber of Commerce or Industries.”
The obligation to affiliate to associations, ordered by the legislative branch, was imposed due to the necessity to “strengthen the capacity of the Chambers of Commerce, Industry and Agriculture of the Republic, in order to fulfill the purposes for which they were created.”
From these regulations, says Dr. Alejandro Serrano, “little by little the Chamber oriented the productive system and, above all, created a production culture. A city that had been isolated had to open itself, and in order to do so, certain orienting voices were needed as to know what to do and what to work on.”
As the importance of the association grew, the need for a new place to hold meetings also grew. Alberto Machuca wrote in the publication for the 70th anniversary of the Chamber of Industries, “Realizing the ‘little room’ of the Casa de la Cultura building lacked space, a new place in front of El Dorado Hotel was found to rent. It was located in the Singer Building on the corner of Gran Colombia and Luis Cordero.”
Hilda Paredes, who started working at the headquarters of the Chamber on November 24, 1975, recalls, “It consisted of my office, a tiny reception area and the office of the President.”
Edificio Singer // Singer Building “Era mi oficina, una salita de espera y la presidencia”, recuerda Hilda Paredes, quien ingresó a trabajar en esa sede de la Cámara el 24 de noviembre de 1975.
“Ese piso quedaba muy estrecho. Era mucho ruido en el centro de la ciudad. A las horas pico, seis y media de la tarde que se reunían para las sesiones, era pitos y eso era incómodo para sesionar. Bajamos acá y entonces ya fue un piso completo”.
“Acá” fue la tercera sede de la Cámara de Industrias en el edificio de la Cámara de Comercio, frente al Parque de la Madre, que después fue testigo de la construcción de la nueva sede.
Pero además de buscar su propio lugar físico, el gremio industrial definió durante sus primeras décadas su lugar en la sociedad.
“That floor of the building was really tiny and downtown was really noisy. During rush hour at six-thirty in the afternoon, the time when they gathered to have their meetings, horns were honking, and it was really uncomfortable to have meetings. We moved down here, and now we have an entire floor.”
“Here” was the third headquarters of the Chamber of Industries in the Chamber of Commerce building, across from the Parque de la Madre, which later witnessed the construction of the new headquarters.
In its first decades the industrial association defined its place in society, in addition to searching for its own physical location.
“Yo creo que la gran cualidad de la Cámara es que ha podido apoyar, representar y alentar los verdaderos valores de la industria. Nunca ha sido “patente de corso”. No ha auspiciado absurdos. No ha auspiciado aspectos negativos. Ha sido un factor determinante en decir ‘lo bueno es bueno’ y ‘lo malo es malo’. No por ser afiliado a la Cámara le daba derecho a hacer lo que quería ni a apoyar absurdamente”.
Estas palabras pertenecen a Carlos Crespo, quien fue presidente de la institución entre 1978 y 1979 y entre 1982 y 1983.
“La Cámara no se ha afiliado a ninguna tendencia, no forma parte de una opinión política, en el gremio hay diferentes opiniones y aunque puede haber tendencias, como siempre puede haber en una entidad de este tipo, nunca ha demostrado ser auspiciadora de una tendencia política”.
“Y entre las Cámaras de Industria del país, precisamente Quito y Guayaquil, ha sido el equilibrio entre estas dos Cámaras. Siempre han recurrido a la Cámara de Cuenca como la mediadora, o la de la opinión definitiva”, señala el economista Crespo.
Incluso en tiempos de limitaciones, pocos afiliados, y un contexto industrial incipiente que no terminaba de consolidarse, el gremio cumplió funciones fundamentales para los industriales de la ciudad, como recuerda Kurt Heimbach.
“Actualmente hay más información que antes. Ahora usted compra el periódico o el registro oficial y ya sabe todo lo que pasa. Pero antes era indispensable reunirse para estar al día de todas las leyes que expedían los gobiernos, reunirse en el Directorio, en la Asamblea, para estar informado de todos los decretos”.
Otra necesidad fundamental que llevaba a los industriales a afiliarse a la Cámara eran los trámites para acceder a divisas, factor indispensable para importar.
“No había todavía el petróleo y había que esperar turnos para que le den divisas para importar materia prima. Ese era un tema “I believe that the great quality of the Chamber is that it has been able to support, represent and encourage the true values of industry. It has never been a “letter of marque.” It has never sponsored absurd proposals. It has never sponsored negative ideas. It has been a determining factor in saying ‘what is good is good’ and ‘what is bad is bad.’ Being an affiliate of the Chamber did not guarantee the right to do whatever one wanted nor to absurdly support something.”
These words belong to Carlos Crespo, who was president of the institution from 1978 to 1979 and from 1982 to 1983.
“The Chamber is not bound to any tendency nor does if form part of any political opinion. Very different opinions emerge in the association, and although tendencies may exist as in any body of this kind, it has never shown itself to be the sponsor of any political current.”
“Among the Chambers of Industries in the country, but specifically those of Quito and Guayaquil, Cuenca has brought balance to these two Chambers. They have always seen the Chamber of Cuenca as a mediator or having the final word,” Mr. Crespo, an economist, pointed out.
As Kurt Heimbach recalls, “The association fulfilled basic functions for the industrialists of the city, even in times of limitations, few affiliates and an incipient industrial context that had not as yet consolidated itself.”
“Currently much more information is available. Nowadays, one buys the newspaper or the official record and knows all that is going on. At that time, in order to stay abreast of all the laws issued by governments, it was essential to have board meetings, and assemblies to keep informed of all the decrees.”
Another fundamental necessity that convinced industrialists to affiliate with the Chamber was the paperwork to obtain access to foreign exchange, an indispensable factor in order to import.
de nunca acabar. Íbamos al Banco Central. Nos decían ‘no hay divisas, venga después de 15 días’ y lo anotaban para darle después de 15 días”, recuerda Heimbach y agrega:
“Inclusive hubo una época que para extranjeros era más difícil conseguir las divisas, entonces muchos de nosotros nos nacionalizamos. Por ejemplo yo, el señor Dorfzaun y otros nos nacionalizamos para poder tener el mismo trato que tenían los ecuatorianos”.
Heimbach y Kurt Dorfzaun han sido los dos presidentes extranjeros que ha tenido la Cámara de Industrias, continuando con su política de apertura a todos los industriales de la región sin importar su origen, que ya estaba de manifiesto en su primer directorio, en el que dos de sus vocales no eran ecuatorianos.
“Los inmigrantes vienen con ideas nuevas, con negocios nuevos completamente distintos a los de aquí. Naturalmente son bien aceptados, y se incorporan a la sociedad cuencana a base de esfuerzo y de trabajo”, explica la profesora Aguilar.
“¿Qué es lo que pasa cuando llegan los Tosi, los Heimbach, los antecesores de los Antones (porque los Eljuri sí son de aquí pero los Antones no)? Vienen a arriesgar en un suelo que nos es suyo, y al arriesgar, ellos pudieron encontrar los frutos deseados”.
“En Alemania, en 1938, se buscaba cualquier salida, y hubo una oportunidad de que para agricultores daban espacio en el Ecuador. Era la única oportunidad de salir y vinimos al Ecuador”, recuerda Kurt Heimbach.
La familia Heimbach debió salir por Amsterdam, en Holanda, hacia Panamá. En esa nación centroamericana cambió de vapor por uno que atracaba en Salinas.
“Había un grupo enorme de inmigrantes en Ecuador y naturalmente se cruzaban ideas en Guayaquil sobre dónde era más conveniente ubicarse. Deben haberle sugerido a mis padres que Cuenca era el lugar apropiado para hacer agricultura, porque “Thus far there was no petroleum, and one had to wait one’s turn to get foreign currency to import raw materials. That was an unending problem. We would go to the Central Bank, and they would say, ‘There’s no foreign currency available, come back in two weeks,’ and they would make a note to give it to you two weeks later,” recalled Heimbach and added:
“There was a time when it was even harder for foreigners to get foreign exchange, so many of us nationalized. For example, Mr. Dorfzaun and I nationalized, and others nationalized so we could have the same treatment that Ecuadorians had.”
Heimbach and Kurt Dorfzaun have been the two foreigners who became presidents of the Chamber of Industries, continuing with the policy of receiving all the industrialists of the region without regard to their origin, which was already manifest, since two of the members of the first Board of Directors were not Ecuadorian.
“Immigrants come with new ideas, with new businesses totally different from those here. Naturally, they were well accepted and became part of the society of Cuenca through effort and work,” Professor Aguilar explained.
“What happened when the Tosi’s, the Heimbach’s and the Anton’s arrived? –It is important to notice that the Eljuri family was from Ecuador and the Anton family was not-. They came to take risks on foreign soil, and having taken risks, they were able to achieve the fruits they desired.”
“In Germany in 1938, they were looking for any way out, and there was an opportunity that Ecuador gave for farmers. It was the only chance to get out, and we came to Ecuador,” Kurt Heimbach recalled.
The Heimbach family had to leave through Amsterdam, in Holland, to Panama. In that Central American country, they changed ships and boarded one that docked in Salinas.
“There was an enormous group of immigrants in Ecuador, and
Kurt Dorfzaun
ése era el sin e qua non para poder ingresar al país”.
Así llega la familia Heimbach a Cuenca, sin equipaje porque todo había sido incautado en Amsterdam por los nazis, y comienzan su vida de agricultores en Sidcay.
“Por supuesto la agricultura no daba para comer y algo se sabía de elaboración de carnes, como en Alemania es tan popular. Entonces deben haber comprado una máquina, un molino, y se pondrían a trabajar”.
Tras dos años de trabajar como agricultores, los Heimbach se instalan definitivamente en la ciudad donde comienzan la naturally, it was in Guayaquil where they discussed where to settle. Someone must have suggested Cuenca to my parents as the appropriate place for agriculture because that was the sine qua non to enter the country.”
That is how the Heimbach family arrived in Cuenca, without luggage because the Nazis in Amsterdam had seized everything from them, and they began their life as farmers in Sidcay.
“Of course they could not depend solely on agriculture to survive, and they knew something about meat processing because in Germany that is very popular. So they must have bought a machine, a grinder, and with it they could start working.”
Kurt Heimbach - La Europea
producción de embutidos con un par de trabajadores”.
“Yo todavía era niño, estaba estudiando, pero repentinamente el negocio creció. En esa época, 1941, 1942, tener una industria con ocho o nueve empleados, ya era una industria pesada”.
El exvicepresidente de la República del Ecuador Alejandro Serrano recuerda aquellos años de conflicto bélico en Europa, de ascenso del nazismo y de exilios forzados de millones para salvar la vida.
“Acá al Ecuador vinieron muchas personas de Alemania, pero aquí les daban la visa con la condición de que se dedicaran a la agricultura. Que era una cosa de muy buena visión. Ya el presidente García Moreno en el siglo XIX intentó una cosa de estas, pero le fracasó”.
El doctor Serrano cuenta que, al igual que ocurrió con la familia Heimbach, muchos de los inmigrantes comprobaron rápidamente que la actividad rural, fundamental para su estancia en el país, no era rentable.
“Aquí mismo, el sitio donde estamos en este momento, era una pequeña finca que tenían mis padres de unas dos hectáreas. Entonces vinieron unos alemanes y le arrendaron a mi madre –mi padre había muerto- para dedicarse a la agricultura”.
“La verdad que no se dedicaron a la agricultura, sino que tenían como documento de respaldo a la visa que le habían dado, el hecho de que estaban arrendando una propiedad agrícola”.
La familia Dorfzaun también huyó de Alemania en 1938 y se refugió en la ciudad colombiana de Cali. Siete años después, con su título de Bachiller Técnico, Kurt se radicó en Cuenca para ayudar a su tío Rodolfo Sidow en el negocio de los sombreros de paja toquilla.
“Mi tío vino de Alemania a Cuenca en el año 1939, en donde desde hace muchísimos años una de las primeras actividades era After two years of agricultural work, the Heimbach family permanently moved to the city where they began producing sausages with a couple of workers.”
“I was still a kid, I was in school, but suddenly the business grew. At that time, 1941 and 1942, having an industry with nine or ten employees was already a heavy industry.”
Former Vice President Alejandro Serrano recalled those war years in Europe the rise of Nazism and the forced exile of millions to save their lives.
“Many people from Germany came to Ecuador, but they were given a visa on the condition they took up agriculture. It was visionary. In the 19th century, President García Moreno, had tried something similar, but it failed.”
Dr. Serrano went on to say that just as occurred with the Heimbach family, many immigrants soon realized that rural activity, fundamental for their permanence in the country, was not profitable.
“Right here, where we are standing right now, was my parents little farm of about two hectares. Then some German people came and rented it from my mother (my father had passed away) in order to take up agriculture.”
“The truth is that they did not take up agriculture, but the rental agreement for that agricultural property served as support for the visa they had.”
The Dorfzaun family also fled from Germany in 1938 and took refuge in the Colombian city of Cali. Seven years later with his high school diploma as a technician, Kurt moved to Cuenca to help his Uncle Rodolfo Sidow in the paja toquilla hat business.
Years ago Kurt Dorfzaun wrote, “In 1939 my uncle came from Germany to Cuenca, where for many, many years one of the main activities was the weaving of paja toquilla hats. He thought that
el tejido de sombrero de paja toquilla; le pareció que podía trabajar en esto y comenzó a comprar los sombreros a otros proveedores y a otros exportadores”, escribió Kurt Dorfzaun años atrás.
Dorfzaun, quien sería el sexto presidente de la Cámara de Industrias (1974), comenzó a trabajar con Rodolfo Sidow en la calle Sucre y Mariano Cueva pero luego se mudó al local actual de la familia que está cerca de la Terminal Terrestre.
“Los proveedores me dijeron que estaba fuera de la ciudad, por eso que, al principio, a la gente que vendía los sombreros les pagaba cinco sucres más por el taxi, porque la carrera de taxi costaba cinco sucres, y les facilitaba el transporte a mis proveedores porque ellos, en aquel entonces (década del 60) venían a caballo la mayoría”.
En este escrito, publicado para los 70 años de la Cámara de Industrias, Kurt Dorfzaun termina con un mensaje para los nuevos industriales, que nace de su experiencia durante los años del sinsombrerismo y la crisis por la que atravesó la ciudad.
“Para concluir, quiero invitar a la nueva generación de industriales a que se fijen en nosotros que estamos pasando ya al retiro, por la edad o por motivos de salud; que vean como tuvimos que luchar. No contamos con las facilidades que ellos tienen hoy, pero hemos salido adelante”. he could work at that and started to buy hats from other suppliers and other exporters.”
Dorfzaun, who would eventually become the sixth president of the Chamber of Industries (1974), started working with Rodolfo Sidow at Sucre and Mariano Cueva streets. But later he moved the family to the current location near the bus terminal (Terminal Terrestre).
“The suppliers told me that it was outside the city, and so in the beginning I paid five more sucres to hat sellers for their taxi. At that time, the taxi ride to my place was five sucres. It facilitated the trip for my suppliers, most of whom at that time (the 60’s) came to town on horseback.”
Kurt Dorfzaun finished this piece, published for the 70th anniversary of the Chamber of Industries, with a message for the new industrialists, born of his experience during the years of sinsombrerismo (the time when hats went out of style) and the crisis the city went through.
“To conclude, I want to invite the new generation of industrialists to focus their attention on us who are about to retire due to age or health issues. Consider how we had to struggle. We did not have the facilities you have now, but we have succeeded.”