EL FUTURO EN MONITOR REF LE XIONES OCUPACIÓN
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EL
FUTURO
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La evolución de la ocupación del hombre, como factor productivo, es un constante dinamismo que está asociado a los cambios que se han ido produciendo en el mundo debido a los avances industriales, tecnológicos y a los diversos enfoques económicos y sociales. Atrás queda la ocupación preponderante de siglos anteriores, el trabajo agrícola y pecuario, La Revolución industrial significó el inicio de la sustitución de la fuerza física por la máquina para los procesos de producción. No obstante, si bien en el nuevo siglo el hombre se desplaza a emplear más su fortaleza mental que física, vivimos una revolución tecnológica en la que las máquinas sustituyen a la propia mente humana. En este desplazamiento, serán muchos los que desde ahora empiezan a quedar fuera de la nueva fuerza laboral que requiere la Sociedad del Conocimiento y la nueva revolución tecnológica. Entramos en una nueva fase de la historia en la que será necesario un número cada vez menor de trabajadores para producir mayor cantidad de bienes y servicios para la población mundial. Es una producción completamente automatizada a partir de elementos de alta tecnología. El rápido camino de la automatización conduce vertiginosamente a la economía global a un futuro industrial sin trabajadores.
CONTE XTO MUNDI AL DE LA O CUPACIÓN En el pasado, cuando la revolución tecnológica afectaba al conjunto de puestos de trabajo en un determinado sector económico, aparecía de forma inmediata un nuevo sector que absorbía el excedente de trabajadores del otro. En la actualidad, dado que todos los sectores han caído víctimas de las rápidas reestructuración y de la automatización, no se ha desarrollado ningún sector significativo que permita absorber los millones de asalariados que han sido despedidos. El espectro de los agricultores, labradores y granjeros del mundo, desempleados e irrelevantes por la revolución informática y la biotecnología, es algo preocupante en relación a la desocupación. Aún es más crítico para los sectores manufactureros y de servicios que han sido los que de forma tradicional absorbían esta carga de trabajadores rurales.
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Se ajustan las expectativas en relación al nivel aceptable de desempleo. Por ejemplo, en la década de los cincuenta el nivel medio de desempleo durante todo el período estuvo en 4.5%. En los sesenta se sitúo a 4.8%. En los sesenta se ubicó en 6.2%. En los ochenta alcanzó el 7.3% y en los primeros tres años de la década de los noventa, se sitúo en 6.6%. A nivel mundial se observa una tasa de desempleo que va de 5.4% a 8.5%. La estimación para el 2003 es de 5.5% para Japón, 6% para Estados Unidos y 8.2% para la Unión Europea, de acuerdo a Standardised Unemployment Rates. En México ésta no sobrepasa el 4% (3.87% en septiembre de 2003). Esto en gran medida por la inexistencia del seguro de desempleo, que hace más difícil la sobrevivencia sin empleo. De acuerdo a Michael Hammer, antiguo profesor del MIT, la reingeniería, proceso de reestructuración para hacer más eficientes las empresas, produce como resultado una disminución del 40% en los empleos de una empresa y del 75% en su masa laboral. Los mandos medios son el nivel más afectado por este proceso. El único sector emergente laboral es el relativo al conocimiento, formado por una pequeña élite de empresarios, científicos, técnicos, programadores, profesionales, educadores y asesores. Las actuales tecnologías permiten la articulación de procesos sociales a distancia (teletrabajo, tele-compra, tele-información, tele-diversión, tele-educación), ya sea en las áreas metropolitanas, entre las regiones o entre los continentes, siempre en el ámbito de una globalización creciente, con los importantes cambios en los marcos de referencia que ello supone. La transición hacia una sociedad de la información prácticamente carente de trabajo es la tercera y última etapa de un gran cambio en los paradigmas económicos, marcados pro la transición desde las fuentes renovables de energía a las no renovables y desde fuentes biológicas de poder a las mecánicas. La reducción del sector secundario puede verse como parte de una tendencia a largo plazo, por la que se puede ver la sustitución creciente de seres humanos por máquinas en los puestos de trabajo. En los Estados Unidos, más de 90 millones de puestos de trabajo de los más de 124 millones existentes son potencialmente susceptibles de ser sustituidos por máquinas. En Estados Unidos los costos laborales de los últimos ocho años se han triplicado en relación al costo de las inversiones en equipamiento. Entre 1981 y 1991 desaparecieron más de 1,8 millones de puestos de trabajo del sector secundario de Estados Unidos. Los proyectos de ingeniería empresarial podrían eliminar entre 1 y 2,5 millones de puestos de trabajo por año en Estados Unidos. 3
En Europa, el incremento de los costos laborales parece ser el responsable del estancamiento de la economía y la pérdida de competitividad. En los países industrializados, las personas están preguntándose la razón por la que los viejos sueños de abundancia y placeres, anticipados por el duro trabajo de generaciones anteriores, parece algo absolutamente utópico en plena eclosión de la era de la información. Entre las consecuencias del desempleo y el subempleo, la comunidad empresarial ha empezado a apoyar la consecución de créditos al consumo con amplias facilidades en un esfuerzo por estimular el poder adquisitivo. Sin embargo, crece la productividad. El crecimiento de la productividad por persona empleada en el mundo, entendiendo que la productividad se mide dividiendo la producción anual por persona empleada, experimentó en general una aceleración, pasando del 1,5% durante la primera mitad del decenio de 1990 al 1,9% en la segunda. Gran parte de este crecimiento se concentró en las economías industrializadas (los Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea) y en cierta medida en Asia (China, India, Pakistán y Tailandia). En las economías de África y América Latina, los datos disponibles muestran que desde 1980 se ha producido un descenso en el crecimiento de la productividad económica total. Aunque la productividad haya aumentado, las horas trabajadas en los Estados Unidos han disminuido anualmente desde el año 2000, reduciéndose de 1.834 en 2000 a 1.815 en 2002. Durante el mismo período, se registraron descensos más notables en Noruega (de 1.380 a 1.342), Suecia (de 1.625 a 1.581), Francia (de 1.587 a 1.545), Australia (de 1.855 a 1.824), Canadá (de 1.807 a 1.778), Irlanda (de 1.690 a 1.668) y Alemania (de 1.463 a 1.444). El Japón, país donde la gente solía trabajar durante más tiempo, se está acercando ahora al nivel de los Estados Unidos, según la OIT. A más largo plazo, las horas trabajadas en Australia, Canadá, Nueva Zelandia y los Estados Unidos se han mantenido a un nivel más o menos estable desde el decenio de 1980, mientras que en el resto del mundo industrializado el número de horas trabajadas ha descendido a un ritmo constante (a excepción de algunas fluctuaciones cíclicas) en los dos últimos decenios. En el informe de la OIT se indica que en Corea del Sur, por ejemplo, se trabajaron 2.447 horas por persona en 2001, el número de horas trabajadas más elevado de todas las economías de las que se tienen datos - un 26% más que en los Estados Unidos y un 46% más que en los Países Bajos, que cuentan con el número más bajo de horas trabajadas de todas las economías de las que se tienen datos. La tendencia es a disminuir el número de horas trabajadas, a trabajos a medio tiempo, a más tiempo para el ocio y la recreación.
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Analizando el caso de género, existe todavía grandes diferencias en la dotación de capital humano. Por lo general, se invierte menos en la educación, formación, movilidad profesional y búsqueda de empleo de las mujeres que de los varones. Existe una segregación horizontal en la ocupación, por sexos. Al parecer, las ocupaciones en las que predominan los hombres tienen tasas de remuneración sustancialmente más elevadas que aquellas en las que predominan las mujeres. Además, se produce segregación vertical en la ocupación, por sexos: dentro de una misma ocupación, las mujeres tienden a ocupar rangos inferiores a los hombres. La brecha entre los ingresos suele ser menor en los países en donde la negociación colectiva está centralizada y donde se hace hincapié en políticas salariales igualitarias en general (por ejemplo, Australia, Noruega y Suecia). Desde el decenio de 1970 la disparidad salarial se ha ido reduciendo en los países de la OCDE, aunque a un ritmo lento. En los 15 últimos años, la brecha se redujo sobre todo en los Estados Unidos y Francia, donde la reducción fue de 38 y 34 puntos respectivamente, mientras que el Canadá y Suecia presentaron un cambio menos brusco, con una caída de 14 y 15 puntos respectivamente. No obstante, en Suecia, las mayores mejoras del desequilibrio ya se habían logrado en la década de 1970. En la Unión Europea, algunos estudios han permitido observar que la discriminación directa o indirecta es la causa de al menos el 15 % del desequilibrio salarial En América Latina, la relación entre el ingreso promedio por hora de trabajo entre los varones y las mujeres de los sectores no agrícolas aumentó del 68 por ciento al 78 por ciento entre 1990 y 2000, mientras que el coeficiente de ingresos mensuales aumentó de 59 por ciento a 66 por ciento. La diferencia entre estos dos indicadores se debe al menor tiempo medio de trabajo de las mujeres (39,9 horas semanales para las mujeres, en relación con 46,8 para los hombres). Este crecimiento se produjo en el contexto de un incremento del producto interno bruto (PIB), el crecimiento del empleo y la «feminización» de la fuerza de trabajo. Por otra parte, la revolución tecnológica y su consecuente masa de desempleados y perfiles de nueva ocupación, debe de considerar una visión distinta del déficit público. Varios especialistas sostienen que el déficit público no es tan negativo como se observa, más aún en países que requieren de inversión pública para generar empleos y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Algunos especialistas sostienen que existe una relación entre el creciente desempleo por causas tecnológicas y la mayor incidencia del crimen y la violencia en el mundo. 5
PROSP ECTIVA DE L A OCUPACIÓN La International Metalworkers Federation en Ginebra pronostica que en los próximos treinta años tan sólo un 2% de la actual fuerza laboral será necesaria para producir todos los bienes necesarios para satisfacer la demanda total. En el caso de las industrias del sector servicios, la banca comercial y las entidades de ahorro, la reingeniería implicará una pérdida de 30 a 40% e los puestos de trabajo en los próximos siete años. La revolución las nuevas tecnologías podría significar un menor número de horas de trabajo y mayores beneficios para millones de personas. Muchas personas podrían quedar liberados de un gran número de horas y así tener mayor tiempo para el ocio y la recreación. No obstante, las mismas fuerzas tecnológicas podrían llevar al mundo a mayores niveles de desempleo y a una depresión del ámbito global. El futuro dependerá de cómo queden distribuidas las ganancias en la productividad durante la era de la información. Una justa y equitativa distribución, requerirá una reducción a ni vel mundial de las horas laborales y un esfuerzo de los gobiernos centrales para generar empleos alternativos en el tercer sector, en la economía social, para aquellos cuyo trabajo ya no es útil en el mercado. Si no se reparten las enormes ganancias de la productividad, sino que se emplean para aumentar los beneficios de las empresas, así como para la élite de trabajadores implicados en los nuevos conocimientos de alta tecnología, las crecientes diferencias entre los que tienen y los que no tienen conducirá sin dudas a disturbios sociales y políticos a escala global. Las nuevas autopistas de la información emplearán un creciente número de científicos especialistas en computadores, ingenieros, productores, escritores y especialistas varios, para programar, monitorear y hacer funcionar las redes, Sin embargo, dicho número no es tan relevante si lo comparamos con los millones de empleados en los sectores de la distribución al por mayor y al por los menos cuyos empleos desaparecerán y perderán su modo de vi da debido al nuevo medio. Entre los nuevos campos laborales, campos laborales emergentes, resalta la biotecnología como el nuevo tipo de industria que está creando puesto verdaderamente nuevos.. La salida es reeducar, prepararse para enfrentar la competencia laboral. Muchos trabajadores especializados o no especializados, tantos de “cuello azul” como de “cuello blanco” podrían ser reeducados como físicos, expertos en computación, biólogos moleculares, consultores de empresas... A mediados del actual siglo, el trabajador de cuello azul habrá pasado a la historia, será tan sólo víctima más de allá de la tercera revolución industrial y de la 6
imparable marcha hacia una tecnología aún mayor comandada por los trabajadores del “cuellos de silicio”. Estamos asistiendo a la muerte de la masa laboral. Trabajadores que esperan el despido y se ven forzados a aceptar trabajo a tiempo parcial con reducciones de niveles salariales o a vivir de la beneficencia. Con cada indignación, su confianza sufre una nueva mella. Se convierten en elementos sustituibles, después en innecesarios y al final en invisibles para el nuevo mundo tecnológico. Los niveles salariales reducidos, el creciente desempleo y la cada vez mayor polarización entre ricos y pobres está convi rtiendo ciertas zonas de las grandes ciudades en emporios de alta peligrosidad y criminalidad. En la nueva sociedad, vista como creadora de tres tipos de capital (el capital mercantil, el capital público y el capital social), abre nuevas posibilidades de reconceptualizar tanto el contrato social como el significado del trabajo futuro. El tercer sector, el voluntariado en barrios y comunidades, debe basarse tanto en el mercado como en el sector público, y su futuro dependerá en gran parte de la fuerza de trabajo que puede exigir al mercado el sector público, la inversión de parte de amplios beneficios conseguidos a través de la economía de la nueva era de la información en la creación del capital social y en la reconstrucción de la vida civil.
ACTUAL IDAD
Y
FUTURO
DE L A O CUPA CIÓN EN
M ÉX ICO Los diferentes niveles de absorción de mano de obra por sectores en el último cuarto de siglo trajo aparejado cambios en la estructura sectorial del empleo, donde destaca la pérdida de participación del empleo agropecuario -41% en 1970 y 23% en 1995- y manufacturero –19% en 1970 y 15% en 1995- frente al crecimiento del sector terciario –33% en 1970 y 54% en 1995La oferta laboral en nuestro país viene de 3.3% en los años noventa, lo que representa cerca de 1 millón 100 mil nuevos entrantes al mercado laboral anualmente, de los cuales el 42% se ubican en las zonas más urbanizadas y el 58% restante en las zonas menos urbanizadas del país. Con respecto a la demanda de trabajo, en los últimos 25 años el empleo total del país registró un crecimiento anual promedio de 3.6%, al pasar de 13.9 millones en 1970 a 33.9 millones en 1995, esto es, se generaron alrededor de 800 mil empleos al año en promedio.
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¿Cuáles son las perspectivas del empleo en México hacia el futuro, digamos la primera década del siglo XXI? La PEA se acrecentará, en promedio, 2.3% anual entre 1996 y el año 2010, lo que representa un total de poco más de un millón cincuenta mil entrantes anuales a la fuerza de trabajo, a los cuales será necesario dar ocupación remunerada. En México, la vinculación entre los sectores productivo y educativo es escasa. En una visión estratégica de largo plazo del desarrollo del país será necesario establecer las condiciones para fortalecer los mecanismos que faciliten la comunicación y la colaboración entre ambos sectores. En la actualidad y más aún en el futuro, el establecimiento de un sistema de creación y acumulación de competencias laborales en la escuela y en la empresa es una prioridad en la agenda de las sociedades modernas. Ello se debe a que la globalización ha agudizado la competencia y una forma de elevar el nivel de competitividad de un país es elevar la cantidad y calidad de sus recursos humanos. La dolarización del mercado laboral, entendida como la brecha creciente entre los ingresos de las personas más educadas en relación con los ingresos de las personas menos educadas, es muy probable que se agrave en las próximas décadas. Las regulaciones de las relaciones laborales distorsionan el funcionamiento del mercado laboral. Los argumentos a favor de una reforma en leyes laborales destacan la necesidad de reducir los costos y flexibilizar los mercados laborales porque ello aumentaría la competitividad de las empresas en el contexto de la globalización de la economía. Durante la próxima década, la tasa de crecimiento de la PEA será superior a la tasa de creación de empleos remunerados. Lo que significa que el sector informal seguirá creciendo y, con ello, se acentuaría la segmentación de los asalariados del sector. Se acentuará la caída en la productividad y en los ingresos de los trabajadores con bajo nivel educativo, debido a que el cambio tecnológico seguirá ocasionando su desplazamiento por los más educados. La difusión y penetración de nuevas tecnologías en México seguirá ocasionando una demanda laboral creciente en los segmentos más educados de la PEA. El mínimo nivel de educación formal requerido por las nuevas tecnologías es el de educación secundaría. El sector primario continuará expulsando fuerza laboral, sobre todo la más educada, y continuará reteniendo y concentrando a los trabajadores con bajo nivel educativo.
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El sector manufacturero mostrará una creación de empleos más dinámica que en el pasado reciente, pero los empleos serán principalmente para quienes tienen una escolaridad mínima de secundaria. En la medida en que la inversión se reactive aumentaría la demanda por trabajadores con educación superior. La creación de empleos remunerados será menos dinámica en el sector terciarios –comercio y servicios-, lo que implica que en ellos se concentrará el empleo informal urbano. La introducción de las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones, las cuales sustituyen mano de obra y elevan la competitividad de las empresas, así como la modernización organizacional, a través de procesos de reingeniería, harán de que el problema de la ocupación en México se agrave.
POBLACIÓN ECONÓMICAMENT E ACTI VA (PEA) La población económicamente activa del país en el 2002 fue de 41,085,736, es decir, 40% de la población total. Así, para el año 2010 la PEA se encontrará en alrededor de 46,733,000 individuos, y de 58,376,000 para el 2025. De estos, en el 2025 el 9.10% estará dedicado al sector primario, comparado al 70.20% que se ocupaba en esta actividad en 1930. En el sector secundario se ubicarán del 28.80% de la PEA, que contrasta con el 14.39% que abarcaba en 1930. Finalmente, el sector terciario ocupará a la mayor parte de la PEA, con 62.10%, casi 6 veces más que en 1930, cuando era de 11.36%.
PIB PER CÁPITA Dentro de los próximos 25 años el PIB per cápita de nuestro país será similar al que tienen actualmente Israel, España o Hong Kong, estaría alrededor de la mitad del actual de la Gran Bretaña o Italia, y llegaría a cerca de la cuarta parte del actual de Japón o Suiza. Así, hacia el 2025, el PIB per cápita sería de 1.7 a 2.6 veces el de 1995. Esto significa que el PIB crecería a tasas promedio entre 1.8% y 3.2%.
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LAS OCUPACIONE S DEL FUTURO Técnico en inteligencia artificial Acuaculturista o acuicultor (granjeros del mar) Ludicadores (inventores de programas de juego) Ingenieros mecatrónicos (mezcla de electrónica, mecánica e hidráulica). Técnicos en automóviles eléctricos Consultor en Tiempo Libre o Asesor Lúdico Técnico en medicina biónica Arqueólogo submarino Mioterapista ( técnicas de masaje muscular y estiramiento que utiliza presiones manuales profundas en puntos específicos del cuerpo para liberar los puntos de tensión) Plasturgista (técnica de la metalurgia aplicada a los plásticos) Técnico en robótica Mecánico espacial Técnico en fibra óptica Ingeniero biomédico Técnico en biogenética Masajista fisioterapeuta
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