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Editorial

Como producimos Ciudad nueva

Conversando con algunos lectores y amigos, con los que compartimos el propósito de contribuir a la construcción de una sociedad más justa y fraterna, hemos podido compartir cómo desarrollamos nuestro trabajo y cómo “producimos” Ciudad nueva. Otras personas nos han manifestado de una u otra manera el deseo de saber cómo ve la luz un número de la revista. Creemos entonces que puede ser de interés utilizar por una vez este espacio para comentarles en qué consiste nuestro trabajo.

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Ahora que Ciudad nueva no les está llegando a su casa en formato papel, en nuestras sedes de Montevideo y de Asunción ya no se ensobran, etiquetan, empaquetan y distribuyen las revistas por los métodos “tradicionales”. No obstante, el trabajo de la redacción no ha cambiado sustancialmente.

Como todo producto periodístico, cada edición se comienza con la definición de los temas a desarrollar. Al cerrarse un número, el Consejo de Redacción (conformado por personas con experiencia periodística, vinculadas al periodismo o profesionales observadores de la realidad nacional e internacional), se reúne en videoconferencia para la selección de los contenidos de la siguiente edición de la revista. Procuramos tener muy en cuenta las sugerencias y comentarios de los lectores. La redacción de los textos puede estar a cargo del alguien del equipo o de otras personas que los miembros del grupo proponen y contactan para ese fin, según la temática a abordar.

En todo caso, la confección de un artículo implica un trabajo de producción y redacción que, por su naturaleza, tiene que ser realizado (o, al menos, revisado) por un periodista o, en el caso de temas muy específicos, por un profesional del área interesada que tenga nociones de comunicación social.

El primer paso en la preparación de un artículo se define como “producción”. Es la búsqueda de “fuentes” de “información primaria”. Se realizan consultas a personas (por varios medios), en la web o, cada vez más inusualmente, en bibliotecas u otros archivos físicos. Posteriormente se elabora la información obtenida. Se redacta el escrito, en el que los conceptos que las personas nos hayan transmitido se deberán mencionar indicando su procedencia.

Las fuentes requieren siempre —y más en tiempos de gran proliferación de fake news— el control de su veracidad, que se realiza confrontándolas con otras que refieran el mismo tema o noticia. Una vez terminada la redacción de los artículos, se envían a quién se encarga de editarlos, que coloca títulos y copetes (la breve “introducción” que va debajo del título) según corresponda.

El siguiente paso será enviarlo a quien efectúa la primera corrección general, de ortografía, tipeado, etc. Los textos corregidos, se enviarán a la diagramadora, que los coloca “en página”, ajustándo-

pixabay

los a la estructura de la misma y ubicando las fotos pertinentes, con la información de su autor cuando corresponda y, si fuera el caso, una breve descripción (“leyenda de foto”).

Una vez que textos y fotos están en su lugar, se realiza una segunda corrección, más de estilo, y así, hechos los últimos ajustes, la revista está lista para la imprenta o bien, como hacemos actualmente, para ser transformada en un archivo no modificable apto para la lectura y/o cargada en una plataforma online.

En todo este proceso, cada persona involucrada procura cumplir de la mejor manera posible las tareas que les corresponden, pero lo que marca la diferencia es el amor recíproco que podamos plasmar en las relaciones de trabajo, aunque en el presente sean a distancia. Además de un clima laboral adecuado y agradable, eso permite que en el trabajo en sí y su fruto (la revista) se exprese realmente, al menos un poco, el carisma que le dio vida.

Solo así Ciudad nueva puede contribuir a que el mundo sea cada vez más “nuevo”, justo y fraterno.

Acerca de

Envejecer (I)

Noviembre es mes en que recordamos el fallecimiento de Adán, nuestro gran amigo del diálogo. Y por eso escuchamos temas de Alfredo Zitarrosa. Música uruguaya, como a él le gustaba. Y pudimos ver Lucky, un film que sin dudas no conoció, pero que hubiera disfrutado.

Lucky (2017) es una película dramática dirigida por John Carroll Lynch, protagonizada por Harry Dean Stanton en uno de sus últimos papeles antes de su muerte, el 15 de septiembre de 2017.

La historia se centra en el viaje espiritual de un hombre ateo de 90 años. Habiendo sobrevivido más que sus contemporáneos, Lucky se encuentra en el tramo final de su vida, donde se verá impulsado a un viaje de autodescubrimiento cuyo objetivo final es la iluminación.

Diálogo entre personas de diferentes convicciones

Aunque la película recibió reseñas positivas de parte de la crítica y de la audiencia, no fue tan reconocida entre los asistentes aquel sábado de noviembre del año pasado. De hecho, en la página web Rotten Tomatoes, la película obtuvo una aprobación de 98 %, con una calificación de 7.9/10, mientras que de parte de nuestra audiencia tuvo una aprobación de 81 %, con una calificación de 4.1 en 5.

En lo que parece un acontecer sencillo, se plantean temas profundos del ser añoso...

La inevitabilidad del fin, y de lo que viene después (o no), expuesta con una misma sentencia por un gran vividor como el personaje ficticio de Lucky. Así es la vida a la hora de la muerte.

“Hermosas arrugas; las tiene todas: las barras transversales de la frente, las patas de gallo, los pliegues amargos a cada lado de la boca (…). Es un hombre de suerte; aunque uno lo vea de lejos, piensa que ha de haber sufrido y que es una persona que ha vivido”, escribió Jean-Paul Sartre en La náusea, paradigma de la concepción existencialista, en un párrafo que bien podría servir para definir al protagonista de esta película existencialista del maduro debutante en la dirección John Carroll Lynch, habitual actor, y escrita por otros dos guionistas debutantes, Drago Sumonja y Logan Sparks. Tres juguetones filósofos y estetas, cuatro si le unimos a Stanton, cinco si le sumamos a David Lynch, notable director aquí actor, que han compuesto una obra preciosa y profunda desde la más absoluta sencillez expositiva.

Porque Lucky es al mismo tiempo western crepuscular de vaquero irredento, comedia surrealista en la que Lynch parece haber escrito sus propios diálogos (“El galápago planeaba su huida desde hacía días”), musical fronterizo de voz cavernosa y doliente, estética obra de arte alejada del naturalismo y drama de postulados filosóficos que supera cualquier moral. Una película sobre la esencialidad del espacio, de exquisita depuración narrativa, en la que pocas cosas ocurren cuando en realidad está ocurriendo todo, donde los días se añaden a los días, y donde tampoco hay fin.

Envejecer es vivir. Comenzamos a envejecer desde el mismo momento de nacer... (continuará)

grupogaspar@gmail.com *Valoración: Cinedebate (3.95)

(Cinedebate del 16/11/19)

Próxima columna: “Envejecer (II)”.

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