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Vida sana
Correo electrónico con “e” de eco
En cierta ocasión, preparando una proyección en clase, un alumno me hizo un comentario al observar un número que la aplicación de e-mail de mi notebook destacaba: “Profe”, me dijo. “tú también eres de los que no le haces caso al correo”. Mi respuesta fue un “Sí, pero no”.
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Lo que vio mi alumno fue una ingente cantidad de notificaciones de redes sociales, publicidad de tiendas electrónicas, ofertas y otras decenas de correo no deseado de una cuenta que utilizo exclusivamente para concentrar este bombardeo de envíos. Es una estrategia hasta la que hace muy poco no le he vuelto a prestar atención. Te explico por qué.
El tráfico de datos por internet no es tan eco como nos lo pueden vender. Sí, se rebaja el consumo de papel, pero aumentamos las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Tanto en el envío de mensajes como para su almacenamiento se necesita gran cantidad de consumo de energía que alimente los servidores y los sistemas para refrigerarlos. Estos equipos informáticos alojan en sus discos duros tu mensajería electrónica, la copia de seguridad de tus fotos, los documentos que has guardado en “la nube”, las series que ves cuando te conectas a Netflix…
Dada la tendencia, las grandes compañías tecnológicas intentan poner soluciones minimizando la huella ecológica de sus data center haciéndolos autosuficientes energéticamente para reducir emisiones de CO2, y nosotros podemos contribuir en este objetivo. ¿Cómo? Eliminando el contenido innecesario. Por ello, te propongo algunos consejos para poner tu granito de arena y así añadir la “e” de eco a tu cuenta de correo electrónico:
• Lee y elimina. Como en la vida real, si una misiva no merece la pena o no debe guardarse, es mejor mandarla a la papelera. Lorena Farràs Pérez, del diario La Vanguardia, lo deja muy claro al hacerse eco de las palabras de la directora general del banco suizo Lombard Odier: “Al eliminar 30 mensajes de correo electrónico se puede ahorrar casi el equivalente a una bombilla de bajo consumo que se deja encendida durante un día”.
• Elimina más correo creando eti-
quetas. Al clasificar el correo electrónico entrante mediante etiquetas te será más fácil identificarlo, seleccionar con un solo clic todos estos mensajes
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y decidir su destino final (recuerda: la papelera). • Recupera gigas. Haz una búsqueda para deshacerte de todos los correos recibidos o enviados con archivos adjuntos pesados. Si olvidaste que los tienes ahí es que ya no los necesitas. Siempre puedes guardar los archivos adjuntos recibidos en algún otro dispositivo.
• Date de baja de las subscrip-
ciones no deseadas. Si las clasificas como spam irán casi directas a la papelera, pero es mejor incluso no recibirlas para rebajar aún más el gasto energético. Servicios de correo electrónico como el archiconocido Gmail incluso te ayudan a cancelar esa suscripción. Si no es así, generalmente hay un enlace en el mismo mensaje recibido para hacerlo efectivo. • Simplifica. Quienes gustan de añadir imágenes en los pies de firma de sus e-mails deben saber que, sin querer, están engordando el peso de los mismos y esto aumenta el tamaño del e-mail. Mejor repensar el diseño y hacerlo más liviano. • Racionaliza. Salvo que sea estrictamente necesario, evita enviar mensajes con respuestas rápidas. Si puedes prescindir de un “OK”, mejor que mejor: todo suma..
Cine ������������������������������������������������������������������������������������������������������������
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Nomadland
Estados Unidos, 2020. Drama. Dirección: Chloé Zhao. Con Frances McDormand y David Strathairn. 1 h 48’
Chloé Zhao es una de las cineastas más cautivadoras del panorama cinematográfico internacional. Sus películas evocan emociones que son difíciles de encontrar en el cine hoy en día, que van acompañadas de un excelente desempeño técnico. Nomadland representa un avance significativo en su carrera, que se inició hace casi una década con Songs That My Brothers Taught Me (2011).
Se puede decir lo mismo sobre Frances McDormand, quien protagoniza esta historia y brinda una de las mejores interpretaciones de su carrera en el rol de Fern, una mujer viuda que lo pierde todo durante la Gran Recesión. Decidida a no darse por vencida, Fern convierte a su furgoneta en su nuevo hogar y se embarca en un viaje sin destino a lo largo y ancho de Estados Unidos. (Muy notable)
El misterio y la leyenda de Greta Garbo
Cuando, en una clase sobre Anna Karenina, la icónica novela del gran escritor ruso Lev Tolstoi, se me ocurrió referir algunas de las películas que trataron el texto y señalar que Greta Garbo la había llevado a la pantalla primero en el cine mudo (1927) y luego en el sonoro (1935), percibí de inmediato que el nombre de la magnífica actriz sueca era desconocido para la mayor parte de la audiencia.
Claro, formaba parte del lejano pasado de las primeras décadas del siglo XX. ¿A quién podría interesarle en la actualidad que “la mujer que no ríe” —como fue definida en su tiempo por sus excepcionales condiciones para el drama— hubiera
McDormand y David Strathairn, los únicos actores profesionales de la película, vivieron en furgonetas junto a Zhao y el resto del equipo durante la filmación de la película. Tal vez eso haya contribuido en que ambos entreguen un naturalismo insólito en el cine de Hollywood, que Zhao pudo capturar con toda su esencia. No estamos solo viendo la película, la estamos viviendo.
dado con éxito el salto del cine mudo al sonoro, cuando otras estrellas allí sucumbieron? ¿Qué podía significar señalar que para la crítica especializada aún hoy su rostro es considerado quizás el más perfecto que haya pasado por la gran pantalla? El semiólogo francés Roland Barthes lo consideraba “un arquetipo del rostro humano” y afirmaba: “el rostro de Garbo representa ese momento inestable en que el cine extrae belleza existencial de una belleza esencial”. El actor mexicano, Ramón Novarro, que triunfó en Hollywood y fue su contraparte en el film sobre Mata Hari (1931), afirmó sobre ella: “Es todo lo que uno podría soñar. Además de hermosa, es seductora, llena de misterio, con una lejanía que sólo los hombres comprenden, porque esa es una cualidad que usualmente sólo se encuentra en los hombres”. Greta Garbo (Estocolmo, 1905 - Nueva York, 1990) se retiró de la actuación en 1941. En Estados Unidos filmó veinticuatro películas. Publicitada con el eslogan de “¡Garbo habla!”, en 1930 se estrenó su primera película sonora (dirigida por Clarence Brown): Anna Christie. Su papel en la come-
Nomadland es una profunda y delicada reflexión que nos invita a meditar sobre nuestro estilo de vida y la prioridad de nuestros valores, ya sea en nuestros hogares con nuestras familias o sobre un remolque en la carretera abierta. Maximiliano Núñez
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dia Ninotchka (1939), dirigida por Ernst Lubitsch, fue largamente elogiado.
Su vida siempre estuvo rodeada de misterio. Se retiró a los treinta y seis años y pasó el resto de su vida casi recluida, evitando toda publicidad. Películas como Mata Hari, La reina Cristina de Suecia y Anna Karenina habían afianzado definitivamente su leyenda.
Fue nominada como mejor actriz por la Academia Americana de Cine en 1930, 1932, 1937 y 1939, pero nunca recibió un Oscar, olvido que años más tarde la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas decidió enmendar con un Oscar honorífico en 1954 que rehusó ir a retirar, porque según sus propias palabras “no quería verle la cara a nadie” (ella decía que no quería que la molestaran, y que la dejaran tranquila). El trofeo le fue enviado a su domicilio.
Una gama de exitosas películas como Grand Hotel, Camille y las mencionadas La reina Cristina de Suecia y Ana Karenina se asociaron a su célebre imagen. Mi generación había visto las proyecciones en cine clubs o en festivales. Hoy, la tecnología permite conocer sus obras, algunas remasterizadas con excelente fidelidad. José María Poirier (Cinéfilos: imprescindible concerla)
Libros �����������������������������������������������������������������������������������������������������������
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes
Tatiana Tibuleac / Impedimenta / Madrid, 2020 / 256 páginas
“Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea”. Así comienza, en la voz de Aleksy, de manera irritante y provocativa, esta novela de la periodista y escritora moldava Tatiana Tibuleac, un libro muy traducido y elogiado por la crítica.
Pero superados los primeros capítulos narrados por este perturbado adolescente, cuando ya habían transcurridos muchos años de los hechos, el texto va cobrando poco a poco, y sin abandonar nunca cierta crudeza, un tono poético y una auténtica ternura.
Está claro que se trata de una familia disfuncional (un padre violento que termina abandonándolos, una madre incapaz de superar sus traumas, una hermanita muerta a quien Aleksy quería con devoción, una abuela ciega). El chico estuvo internado, se sintió dejado de lado y sufrió graves problemas psiquiátricos. Parece odiar a todo el mundo. Sobre su madre dice: “alguien que me había apartado de un puntapié como a un perro cuando yo estaba dispuesto a ser un perro sólo por sus caricias”.
Son de origen polaco y viven en Inglaterra. Pasan las últimas semanas en un pueblito francés, donde la madre quiso ir a descansar con su hijo. Tiene muchos secretos que contarle y está gravemente enferma. Los sinuosos pensamientos del narrador y protagonista están presentados de manera descarnada pero al mismo tiempo con instantes de humor, lo que le da a toda la narración un estilo original que permite que el lector preserve cierta distancia.
Carolina Esses escribe en su reseña en La Nación de Buenos Aires: “La novela cuenta la transformación de ese vínculo madre/hijo a la vez que narra el pasaje de la vida a la muerte: de lo que habla es de dos personas que esperan la muerte como si se tratara de un alumbramiento y que, a partir de esa espera, sin solemnidad, empiezan a reencontrarse”.
Las metáforas de Tibuleac no dejan de sorprender: “Los ojos de mi madre lloraban hacia adentro. / Los ojos de mi madre eran campos de tallos rotos. / Mi madre parecía una planta de interior sacada al balcón”.
En el breve tiempo que pasan juntos pueden decirse lo más profundo de sus corazones. La madre le refiere sus limitaciones, le pide perdón y le confiesa su amor: “Aquella mañana mi madre parecía una araña joven que acababa de atrapar en su telaraña a su primera víctima. Nunca la había visto así por la sencilla razón de que nunca había sido así. Mi madre me miraba con amor”.
Llega el momento en que ella puede decirle: “Te he querido, Aleksy, te he querido como he podido”. Él la cuida y la acompaña, quiere que sus atenciones sean “todos mis regalos por todos sus cumpleaños no celebrados”. El hijo descubre que su madre es muy inteligente, que es linda, que finalmente se viste con gusto.
Un texto que nace de la pura imaginación, que no guarda relación alguna con las vivencias personales de la autora, tal como ella misma se encarga de aclarar en algunas entrevistas, y que transmite un increíble cariño descubierto en la última etapa de la relación.
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J.M.P.
(Excelente)
Señalamos
The Verdi Album
Este trabajo reúne trece arias de Giuseppe Verdi grabadas por el tenor alemán Jonas Kaufmann, artista elevado hace tiempo a la categoría de estrella internacional tanto por la crítica como por el público. Kaufmann luce su fraseo, una textura amplia, oscura y agradable, con brío y seguridad, gracias también a la complicidad de la Orquesta de la Ópera de Parma dirigida por Pier Giorgio Morandi.
Mario Dal Bello
Duets
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No se trata de un disco nuevo, sino de una colección antológica en la que Sting cruza géneros y voces sin una lógica precisa. Una alternancia de 17 temas entre clásicos estándares memorables y canciones pop no siempre memorables, con un elenco de gran lujo: de Eric Clapton a Annie Lennox, de Herbie Hancock a Zucchero, de Charles Aznavour a Julio Iglesias. Franz Coriasco
(Muy bueno)
Chemtrails over the country club
El pop nostálgico de Lana Del Rey, la diva más atípica de escena musical estadounidense, reinventa los elementos estilísticos del folk y del country a su manera, envuelta en un aura oscura de melancolía minimalista. Está más atenta a no traicionar su identidad estilística que a ofrecer grandes canciones.
F. C.
(Irregular. Muy bueno para fanáticos)
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