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RESILIENCIA
¿De dónde viene y qué significa resiliencia? El vocablo “Resiliencia” tiene su origen en el latín, en el término “Resilio”, “Resiliere” que significa volver atrás, volver en un salto, rebotar, reducirse, comprimirse, ser rechazado. El término fue adaptado a las Ciencias Sociales para caracterizar a los sujetos que a pesar de haber nacido y vivido en situaciones de adversidad, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos. Es un término que se ha empleado en diversas disciplinas: Ingeniería: Resiliencia proviene de la física de los materiales. Es la capacidad de un material elástico para devolver energía sin absorberla, resistir la presión, doblarse con flexibilidad y recobrar su forma original.
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Ecología: Es la capacidad de las comunidades para soportar los movimientos y cambios. Psicología: Se refiere a la capacidad de las personas y las comunidades para sobreponerse a las pérdidas o el dolor psicoafectivo y así mismo a su aptitud para continuar con su vida ante situaciones adversas, implica un proceso dinámico en el que la persona se sobrepone y se reconstruye a partir del suceso crítico o traumático. (Castro, 2013). Dado que la resiliencia es un proceso y al mismo tiempo es un estado del individuo que posee ciertas características, se le diferencia al segundo llamándole “Resiliencia nómica”. Se habla de resiliencia en relación al individuo, con capacidad de sobreponerse a las adversidades, de auto regenerarse de determinadas heridas o traumas, ya fuesen adquiridos o transmitidos, o de sobreponerse a acontecimientos desestabilizadores, calamidades o catástrofes cuando estas afectan a los pueblos. La resiliencia es una característica que no se posee por siempre. Cambia dependiendo del momento, las circunstancias y el tipo de pérdidas y crisis en que se encuentra la persona. La resiliencia se desarrolla a la par que las personas, pues es una característica intrínseca al ser humano; sin embargo, se transforma según la evolución de las personas, ya que gracias a esto ellas pueden continuar con su crecimiento como especie. Esta es una relación recíproca de desarrollo. Por consiguiente, la resiliencia es y será en todo momento una facultad o estado del ser humano antes que un objeto de estudio de una ciencia o una disciplina. Investigadores han enfocado su atención en cómo personas jóvenes lograron sobrevivir y superar situaciones adversas extremas, como pobreza o el maltrato de un padre enfermo mentalmente, adicional a la presencia o ausencia de cualidades intrínsecas, como el temperamento que interactúa con el ambiente social de una persona joven. Algunos investigadores se enfocaron en identificar los componentes claves de la resiliencia: riesgos, adversidades, activos, recursos, vulnerabilidades y factores de protección, que daban buenos resultados en unas personas y en otras no. Entendiendo resiliencia por la capacidad para afrontar las adversidades externas y no externas y salir fortalecido de ellas. El Dr. Gerónimo Acevedo (2003,) médico y miembro fundador de la Sociedad Latinoamericana de Logoterapia, la define así: “La resiliencia personal consiste en tener la capacidad de afrontar el sufrimiento, reconstruirse y no perder la capacidad de amar, de luchar, de resistir. No es una destreza que hay que dominar, sino una realidad que hay que descubrir, que hay que desplegar y trabajar. (Rivas Lacayo, 2007).
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La resiliencia hoy en día se concibe generalmente como: “una actitud y una conducta orientada a la norma, que se caracteriza principalmente por transformar la visión real de uno mismo por una visión que demuestra la competencia del individuo, el equipo y el grupo social para resolver problemas y para alcanzar un alto estándar de vida, haciendo que se obtengan resultados positivos ante la adversidad. Es producida por cambios estructurales que forman integración. Debe considerarse como alcanzar un nivel de desarrollo normal en todas las dimensiones que componen al ser humano, vale decir en lo físico, cognitivo, emocional y social. La resiliencia confirma el hallazgo feliz e inesperado de que las pérdidas, aun los más severas, en lugar de menoscabar la integridad y el potencial vital de los seres, los estimula y acrecenta. El concepto de resiliencia no se limita a la resistencia ante la pérdida, ni la simple recuperación, sino implica que el individuo al superarse ante la desgracia, se renueva espiritualmente y crece fortalecido. Tras la herida se reconstruye el amor hacia él mismo, que es la base para adquirir la fuerza necesaria para la autoliberación. Una vida plena y satisfactoria no depende de la ausencia de experiencias dolorosas y adversas, sino de cómo el ser humano se responde ante este tipo de situaciones y logra crecer a través de ellas, de cómo aprende a ser mejor a tráves de sus peores momentos. Los seres humanos son capaces de trascender las carencias de su condición cuando logran darse cuenta de que una vida plena depende menos de la fortuna y las oportunidades que de su esfuerzo por aprovecharlas, de su aceptación de retos más que de la resignación a los problemas, de su habilidad de transformar en ganancia lo que aparenta ser sólo pérdida. La resiliencia ayuda a distanciarse del desánimo, que impide ver el rostro positivo de la realidad, libera de la tiranía irracional, del determinismo, que parece haber perdido la memoria de la fuerza del espíritu. La resiliencia da la capacidad de tomar distancia, de tomar conciencia para comprender que en ningún caso “somos lo que nos sucede”. (Rivas Lacayo, 2007). La relisiencia tiene una doble característica: la resistencia al golpe duro y la capacidad para incorporar el episodio estresante a la construcción de la propia vida. Esto no significa negar la pérdida, no se limita a una actitud de resistencia sin construcción a partir de ella. No se
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trata de saber encajar los golpes, ni de resistir cualquier prueba que la vida ponga, se trata de metamorfosearlos. Así conseguir proteger la integridad y sacar provecho de la situación, por difícil que sea. Retomando de éste modo un cierto equilibrio. (Rousseau, 2012). La resiliencia es un proceso continuo, dinámico y evolutivo, jamás es absoluta ni se adquiere de una vez para siempre. Puede estar presente en una esfera de nuestra vida y ausente en otra, puede fluctuar según las circunstancias y los episodios, manifestarse en un período preciso de la vida y desaparecer en otro. La resiliencia puede ser inexistente en algunas personas.
FACTORES DE RIESGO (Rivas Lacayo, 2007). Los factores de riesgo son los que aumentan la posibilidad de que una persona presente dificultades de adaptación y aprendizaje. Estas pueden provenir de características individuales, ambientales o de la interacción de ambas. Si se pueden controlar estos problemas y prevenirlos, evitándolos o eliminándolos, se pueden disminuir los riesgos.
Algunos de estos factores son:
Desacuerdos graves en la pareja Nivel socioeconómico bajo: esto puede causar inseguridad en los niños, que no tienen la certeza de recibir lo indispensable para su superviviencia. Pobre autoestima Hacinamiento en el hogar Criminalidad paterna Trastorno psiquiátrico materno Alcoholismo en alguno de los padres Rigidez en las actitudes y creencias Violencia intrafamiliar
Una de las razones por las cuales los factores de riesgo pueden causar daño es porque tienden a provocar un sentimiento de pérdida. Las pérdidas que han demostrado ser más frecuentes son:
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La pérdida del amor La pérdida del control La pérdida de la autoestima
La pérdida de amor.- Es el resultado de la suma de eventos que hacen creer a una persona que no es digno de ser amado. El rechazo o el abandono, la pérdida de un ser querido o quedarse sin la protección de alguien significativo se convierten en experiencias que pueden crear un gran vacío. La pérdida de control.- Es el sentimiento que se presenta cuando no se toman en cuenta las opiniones de la persona y se le impide tomar cualquier tipo de decisión, incluyendo aquellas que sólo le competen directamente. Se le sujeta siempre a lo que otra persona decida sobre él, a pesar del dolor que esto pueda causarle. La pérdida de la autoestima.- Es cuando una persona se siente constantemente avergonzada, ridiculizada, incapaz o peor aún cuando se siente ignorada por alguien significativo en cuya relación se apoya gran parte de su seguridad, como es el caso de los padres cuando se es pequeño. El que se le subraye siempre el lado imperfecto de su persona y no se le brinde ningún tipo de reconocimiento por sus aciertos constituye también una cuausa de pérdida de la autoestima. Si no se logra reconocer y reconciliarse con la realidad de haber sufrido alguna de éstas pérdidas, esa experiencia invadirá casi todos los aspectos de la vida emocional de la persona, haciendo que se desintegre la alegría y que el dolor se convierta en constante sufrimiento.
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¿QUÉ INCLUYE UNA PERSONALIDAD RESILIENTE? (Castro, 2013). Biológicos: Cada ser humano es diferente de los demás. Poseemos capacidades genéticas que nos permiten enfrentar la vida de diferente manera. En este aspecto, la carga genética desempeña una labor importante en el desarrollo de las características resilientes, pero no es determinante. Psicológicos: Son las habilidades para relacionarse con nuestro entorno y con los seres queridos. Este factor es importante desde la infancia, por el hecho de que el niño debe desarrollarse en un ambiente de amor y aceptación. Social: La influencia de la cultura, la sociedad, la educación y el contexto familiar en que se desenvuelven desde niños. Espiritual: A través de éste, se puede dar respuesta a la vida, así como a la búsqueda de trascendencia ante situaciones adversas. La fe es un factor primordial en las personas resilientes. Lingüisticos: A lo largo de la vida y prioritariamente en la infancia, se reciben mensajes que llevan a elaborar creencias, unas limitantes y otras potencializadoras, las cuales son emitidas por medio del lenguaje en forma de juicios, de ahí la importancia de revisar los mensajes que se le dan a los niños.
DESARROLLO DE LA RESILIENCIA EN LA INFANCIA (Castro, 2013) Algunos libros escritos sobre la resiliencia están dirigidos hacia la infancia, ya que ésta es una etapa trascendental en el desarrollo del ser humano, enseñan como se construye dependiendo de los factores internos, como los genéticos y los psicológicos, los externos, donde la familia y los adultos con los que se desenvuelve el niño desempeñan un factor importante. La resiliencia debe desarrollarse desde la niñez. FACTORES QUE FAVORECEN LA RESILIENCIA EN LOS NIÑOS 1. Competencias sociales, entendidas como la capacidad de relacionarse con los demás, de ser flexibles, de pasar de una cultura a otra y la empatía como la capacidad de ponerse en el lugar del otro.
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2. Capacidad de comunicación, una manera de interpretar la realidad utilizando el sentido del humor. 3. Capacidad de resolver problemas por sí mismo o pidiendo ayuda, así como el logro de metas realistas y desafiantes. 4. Capacidad de tomar conciencia de la realidad, comprendiendo la situación que experimenta por adversa que ésta sea y buscando la forma de salir de ella. 5. Capacidad de autonomía, que le permita desarrollar su independencia, eliminando los juicios que son destructivos para él y aceptando la responsabilidad de lo que sí le corresponde. 6. Capacidad de creer en un futuro próspero con optimismo y perseverancia, así como el desarrollo espiritual del niño.
FUENTES DE RESILIENCIA (Castro, 2013). En la infancia existen fuentes que nutren a los niños para aumentar su dotación de resiliencia. Dichas fuentes nos brindan la oportunidad de detectar aquellos aspectos que deben trabajarse en la infancia para que emerja esta característica en los niños. No es necesario que el niño cuente con todas, pero sí que cuente con algunas de ellas para lograr la resiliencia. Primera fuente: “Yo tengo”. Se relaciona con lo que el niño tiene o con factores de soporte externo. A continuación los siguientes factores:
Relaciones confiables. Acceso a la salud, educación, servicios sociales, etc. Soporte emocional fuera de la familia. Un hogar estructurado y con reglas. Padres que fomenten la autonomía. Ambiente escolar estable. Ambiente familiar estable. Modelos a seguir. Organizaciones religiosas o morales a su disposición. Red social de apoyo con personas dispuestas a ayudar ante cualquier circunstancia.
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Segunda fuente: “Yo soy”. Se refiere a lo que el niño es o a fuerzas internas personales. Se incluyen las siguientes características:
Alguien a quien los otros aprecian y quieren. Alguien a quien le gusta ayudar y demostrar afecto. Respetuoso. Autónomo. Buen temperamento. Orientado al logro. Buena autoestima. Esperanza y fe en el futuro. Creyente en Dios o en principios morales. Empatía. Altruismo. Control interno.
Tercera fuente: “Yo puedo”. Se sustenta en lo que el niño puede hacer o en habilidades sociales. Se encuentran los siguientes factores.
Ser creativo. Ser persistente. Tener buen humor. Comunicarse adecuadamente. Resolver problemas de manera acertiva. Controlar los impulsos. Buscar relaciones confiables. Hablar cuando sea apropiado. Encontrar a alguien que le ayude.
Cuarta fuente: “Yo estoy”. Se asocia con lo que el niño está dispuesto a hacer. Comprende las siguientes características:
Dispuesto a responsabilizarse de sus actos. Seguro de que toda va a salir bien.
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LA RESILIENCIA EN LOS ADULTOS. (Castro, 2013) Los seres humanos contamos con una dotación de resiliencia, unos en mayor grado y otros en menor grado. Aprendemos a reponernos de pérdidas en la vida y seguir caminando. Sin embargo, algunas personas tienen tanta resilencia que en ocasiones podemos decir que parecen “invulnerables” a la adversidad y a los cambios de la vida; a la inversa conocenos a otras que, ante situaciones quizá menos estresantes, caen en depresiones y enfermedades que les impiden seguir adelante con su vida. CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONALIDAD RESILIENTE EN LOS ADULTOS Comunicación: Capacidad del ser humano de expresar lo que siente y piensa, siendo una forma de establecer contacto consigo mismo y con los demás. Capacidad de asumir la responsabilidad de la propia vida: Consiste en poder decidir qué, cómo, cuándo, dónde y para qué se quiere tomar tal o cual decisión y tomar la iniciativa sobre la propia vida. Conciencia libre de culpa: Reside en asumir la responsabilidad de las decisiones y en caso necesario, tener la capacidad de pedir u otorgar perdón, así como de rechazar aquello que no le compete. No se debe comprar la culpa ajena. Convicciones: Son mucho más que creencias; es aquello que mueve a la persona, es el sentido de la vida. “El que tiene un para qué es posible que encuentre el cómo”.
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DIEZ FORMAS DE CONSTRUIR LA RESILIENCIA. (Caraveo, 2009).
1. ESTABLECER RELACIONES.- Es bueno establecer relaciones con familiares cercanos, amistades, etc. Aceptar ayuda de personas que demuestren afecto. 2. EVITAR VER LAS CRISIS COMO OBSTACULOS INSUPERABLES.- No se puede evitar que ocurran eventos que producen tensión, pero si se puede cambiar la forma en como se interpretan y se reaccionan ante estos. Tratar de ver más allá del presente y pensar que en el futuro las cosas mejorarán. Observar si hay alguna manera en que se sienta mejor mientras se enfrentan situaciones difíciles. 3. ACEPTAR QUE EL CAMBIO ES PARTE DE LA VIDA.- Es posible que como resultado de una situación adversa no sea posible alcanzar algunas metas. Aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar, puede ayudar a visualizar las circunstancias que si se pueden alterar. 4. MOVERSE HACIA LAS METAS.- Desarrollar algunas metas realistas, se pueden ir realizando poco a poco y regularmente, no importa que sólo parezca un pequeño logro ya que será esto lo que hará que la persona se mueva hacia su meta. 5. LLEVAR A CABO ACCIONES DECISIVAS.- Tratar de actuar en situaciones adversas lo mejor que se pueda. Llevar a cabo acciones decisivas es mejor que ignorar los problemas y desear que desaparezcan.
6. BUSCAR OPORTUNIDADES PARA DESCUBRIRSE A SI MISMO.- Las personas a veces aprenden algo sobre ellas mismas y pueden darse cuenta de que han crecido en alguna forma como resultado de su lucha con la adversidad. Algunas personas que han experimentado tragedias y situaciones difíciles han informado mejoría en sus relaciones, la sensación de mayor fuerza personal aun cuando se sienten
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vulnerables, la sensación de que su auto-valía ha mejorado, una espiritualidad más desarrollada y una aumentada apreciación de la vida.
7. CULTIVAR UNA VISIÓN POSITIVA DE SU PERSONA.- El desarrollar confianza en sus habilidades para resolver problemas y confiar en sus instintos ayuda a construir la resiliencia. 8. MANTENER LAS COSAS EN PERSPECTIVA.- Aun cuando se enfrenten eventos dolorosos, tratar de considerar la situación que causa tensión en un contexto más amplio y mantener una visión optimista a largo plazo. Evitar agrandar el evento fuera de proporción. 9. NUNCA PERDER LA ESPERANZA.- Una visión optimista le permite esperar que ocurran cosas buenas en su vida. Tratar de visualizar lo que se quiere en vez de preocuparse en lo que se teme.
10. CUIDAR DE SU PERSONA.- Prestar atención a las propias necesidades y deseos. Interesarse en actividades que disfruten y encuentren relajantes. Ejercitarse regularmente. Cuidar de su persona ayuda a mantener el cuerpo listo para enfrentarse a las situaciones que requieran resiliencias.
PILARES DE LA RESILIENCIA (Caraveo, 2009) AUTOESTIMA CONSISTENTE.- Es la base de los pilares y es el fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por un adulto significativo, suficientemente bueno y capaz de dar una respuesta sensible. La autoestima esta asociada a la imagen que se tiene de uno mismo y a cómo nos vemos. Dado que ese juicio es variable, la autoestima puede aumentar o disminuir según el momento, las circunstancias, los acontecimientos y las situaciones. La autoestima es la evaluación que la persona realiza y que habitualmente mantiene en relación a sí misma. Es un juicio personal de valor que se expresa en actiudes. Expresa
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una actitud de aprobación o desaprobación e indica hasta que punto la persona se considera capaz, importante, con éxito y digno.
Los grandes principios de la autoestima son:
Valorarse a uno mismo Respetarse a uno mismo Confiar en uno mismo Aceptarse a uno mismo.
En ocasiones la autoestima se confunde con el orgullo, por lo que cabe hacer la distinción entre estos conceptos:
ORGULLO.- Placer consciente que se produce en la persona al alcanzar logros, metas, objetivos, éxitos, entre otros. Se caracteriza por el “tengo”. AUTOESTIMA.- Convicción propia de la valía personal, aun ante lo que puede considerarse como un fracaso. Se representa por el “soy” y el “puedo”.
CARACTERÍSTICAS DE UNA BUENA AUTOESTIMA La persona con una autoestima adecuada posee características que la distinguen:
Se quiere y se considera la persona más importante de su vida. Se respeta como persona y se hace respetar por los demás, así que no admite que abusen de ella. Mantiene en toda ocasión una actitud de aceptación de sí misma sin pretender engañarse, ni engañar a otros.
CARACTERÍSTICAS DE UNA BAJA AUTOESTIMA
Pobre autoconcepto, emite juicios negativos sobre su persona, sus aptitudes y sus habilidades, o bien tiene prejuicios sobre sí misma que la desacreditan ante los demás. Piensa que es la persona menos importante de su vida y que “no” debe quererse, ni preocuparse, ni mucho menos atender su salud.
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El conocimiento de uno mismo es un proceso permanente, un viaje en el curso del cual se va en pos del descubrimiento. Para saber quienes somos y lo que somos, es necesaria la introspección. Se tiene que aprender a observarse, estudiarse y mirarse honestamente. “Somos más resilientes cuando nos sentimos dignos de ser amados. Somos más resilientes por haber superado obstáculos”. (Rivas Lacayo, 2007). INTROSPECCIÓN.- Es el arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta. Depende de la solidez de la autoestima que se desarrolla a partir del reconocimiento del otro. Es un proceso que se manifiesta de la sabiduría y comprensión de la persona para “tomar la vida” sin culpar y responsabilizar a otros. INDEPENDENCIA.- Se define como el saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas, es la capacidad de mantener distancia emocional y fisica necesaria ante la presencia de personas o situaciones que pertuban o causan dolor, así como alejarse de situaciones de riesgo que pueden significar futuros problemas. CAPACIDAD DE RELACIONARSE.- Es la habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas, para balancear la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros. Una autoestima baja o exageradamente alta producen aislamiento: si es baja por autoexclusión vergonzante y si es demasiado alta puede generar rechazo por la soberbia que se supone. INICIATIVA.- El gusto de exigirse y ponerse aprueba en tareas progresivamente más exigentes. Es la capacidad de una persona para dar el primer paso ante nuevos desafíos, exigiéndose al máximo y poniéndose a prueba frente a tareas cada vez más complicadas sin acobardarse. En la vida cotidiana se tiene la costumbre de tomar iniciativas de todo tipo, multiplicando las ocasiones de pasar a la acción. Correr riesgos, hacer las cosas a pesar de los riesgos, aceptar desafíos y tener confianza en uno mismo. SENTIDO DEL HUMOR.- Es la capacidad de reírse de uno mismo o consevar la sonrisa en situaciones adversas, encontrando siempre el sentido festivo y el optimismo ante cualquier complicación. Permite ahorrarse sentimientos negativos aunque sea transitoriamente y soportar situaciones adversas.
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A las personas resilientes se les conoce por ser directas y poseer la capacidad de reirse de ellas mismas. El sentido del humor sirve como una válvula interna de seguridad que permite liberar tensiones, disipar las preocupaciones y relajarse. Reír produce una experiencia placentera y estimula comportamientos adecuados. Como rasgo de la personalidad puede convertirse en una importante fortaleza que brinda beneficios físicos, psicológicos y sociales. La risa ayuda a mantener o recobrar un estado de ánimo más positivo y más abierto a posibilidades creativas. CREATIVIDAD.- La capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden. Es la capacidad de resolver los problemas que se presenten en la vida a partir de situaciones simples, viendo siempre el lado bueno de todas las cosas. La creatividad se desarrolla en la infancia a través del juego. Los adultos deben recordar lo importante que es el juego en la vida, poner las cosas en su justa dimensión y relativizar más la situación. La creatividad implica la habilidad de soltar viejos hábitos y abrirse a nuevas experiencias. MORALIDAD.- Entendida esta como la consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a todos los semejantes y la capacidad de comprometerse con valores. Es la base del buen trato con los otros. Es la capacidad para diferenciar el bien del mal, juzgando a los actos y “no” a las personas que los cometen. También es comprometerse con los valores y defenderlos sin traicionarlos en la búsqueda del bienestar. CAPACIDAD DE PENSAMIENTO CRÍTICO.- Este pilar es el fruto de la combinación de todos los otros y permite analizar críticamente las causas y resposabilidadades de la adversidad que se sufre, cuando es la sociedad en su conjunto la adversidad que se enfrenta. Propone modos de enfrentarlas y cambiarlas.
(Rousseau, 2012), (Rivas Lacayo, 2007), (Castro G.,2013), mencionan la existencia de otros pilares, los cuales son: AFRONTAMIENTO.- Implica necesariamente la adversidad como un obstáculo en el alcance de un objetivo, peligro, fuerza en contra o dificultad.
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Afrontar es resolver un peligro, problema o situación comprometida. Afrontar es abordar con éxito una situación difícil. Es un factor de resiliencia básico que se desarrolla a temprana edad, junto con el factor autonomía, fortaleciéndolo como todo músculo psicológico cuando se inicia afrontando pequeñas adversidades automáticamente. AUTONOMÍA.- Es la condición de quien, para ciertas cosas, no dependen de nadie. Este factor esta muy relacionado con el afrontamiento, autoafirmación, autodeterminación, el uso del control interno. Es difícil concebir el afrontamiento sin la autonomía. Es difiícil concebir la autonomía sin una auténtica libertad. Estar libre de miedos para lograr lo que una persona se propone para su desarrollo. TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN.- Tolerancia es la acción y efecto de tolerar. Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Tolerar es resistir, soportar especialmente una adversidad, un alimento o una medicina. Frustración es un estado emocional que se pronduce en el individuo cuando este no logra alcanzar un objeto deseado. Es una situación o viviencia emocional en la que la expectativa, un deseo, un proyecto o una ilusión no se satisface o se cumple. CONCIENCIA.- Propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que experimenta. Conocer la realidad interior y exterior, darse constantemente cuenta de los cambios, las oportunidades y éxitos. Es el conocimiento de la existencia de algo o la comprensión de una situación presente o tema basado en la información o experiencia. RESPONSABILIDAD.- Calidad existente en cada individuo activo con derecho a reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente. Que pone cuidado y atención en lo que hace o decide. Reconocerse responsable implicaría la decisión de aceptar ser la persona a la que se le ha encargado la realización de algo. ESPERANZA.- Estado de ánimo en el cual se presenta como posible lo que se desea. Es un sentimiento, un deseo, una expectativa o promesa. Es creer en una posibilidad. Querer lo posible, desearlo o confiar que es posible. SOCIABILIDAD.- Es la habilidad de tener una buena relación con los demás. Creer y saber que la mayoría de las personas son amables y atentas. Saber que se puede contribuir al bienestar de otras personas y se hace.
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AUTOCONOCIMIENTO.- Es la capacidad de conocerse, aceptarse y valorarse tal y como se es, con las fortalezas, debilidades y áreas de oportunidad, así como los roles que se desempeñan en la vida y el tipo de relaciones que se generan. Esto permitirá reconocer que hay situaciones que se pueden resolver por uno mismo y momentos en los que se requiere pedir ayuda. “Cuando más descubro de mí, más me percato de quién soy y por tanto, más me conozco y más poder poseo sobre mí mismo”. INTERACCIÓN.- Permite relacionarse positivamente con todas las personas que estan alrededor, estableciendo lazos afectivos fuertes y duraderos con las personas más significativas. Estas personas constituyen la “red” social y serán aliados en los momentos más difíciles de la vida. Todos estos pilares despiertan en el ser humano sentimientos de satisfacción, entusiasmo y confianza que ayudan a ampliar las alternativas para el pensamiento y conductas, ayudando a construir una gran reserva de recursos que estarán disponibles tanto en la crisis de hoy como en las del futuro. Estos pilares ayudarán a descubrir el sentimiento de fluir, que permite sentir que se tiene el control de las acciones y poder disfrutar de lo que se hace y que a pesar de las peores circunstancias se puede avanzar en el camino.
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Es posible vivir bien y continuar proyectándose hacia el futuro aunque se hayan sufrido serias adversidades. Hay recursos que permiten construir y reconstruir la existencia, resurgir, están presentes en el interior y también fuera de cada persona. La resiliencia no sabe de pruebas a distancia y no protege de los golpes duros que se reciben a lo largo de la vida, pero permite resistir cuando los seres humanos se enfrentan a lo peor. Nada del pasado puede ser modificado, pero si se puede modificar la interpretación de los hechos. Si se elige que el pasado condicione a las personas, las hunda, las destruya, éste se adueñará de su presente y futuro. En cambio si se acepta con resiliencia que hubieron circunstancias que fueron dolorosas, traumáticas o difíciles, pero que no condicionan el presente y futuro estarían dándole una perspectiva positiva a la situación. La resiliencia da la posibilidad de transformar la adversidad en oportunidad, el dolor en aprendizaje y a la vez favorece el marco ético de la espiritualidad precisa para descubrir el sentido de vida que está más allá del dolor. Crecer es el resultado de aceptar el pasado y asumir responsabilidad por la forma en que se vive el presente. La resiliencia permite contemplar, como una obra en proceso, las imperfecciones, todo el dolor vivido y que pese a esto se puede ser feliz. (Rivas Lacayo, 2007). Se puede considerar la resiliencia como un proceso, un saber crecer. Es evolucionar y tener el valor de darle sentido a nuestra propia historia.
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ANOMIA ASILIENTE
¿Qué es una anomia? Para la psicología y la sociología, la anomia es un estado que surge cuando las reglas sociales se han degradado o directamente se han eliminado y ya no son respetadas por los integrantes de una comunidad. El concepto por lo tanto, también puede hacer referencia a la carencia de leyes. Reciben este nombre todas aquellas situaciones que se caracterizan por la ausencia de normas sociales que las restrinjan. Otra definición de anomia es: transtorno del lenguaje que imposibilita a una persona a llarmar a las cosas por su nombre. El concepto sociológico de anomia fue formulado por primera vez por el teórico social francés Émile Durkheim, “es la ausencia de normas en el individuo”. En su libro “El suicidio” (2009), Durkheim estudia las causas y tipologías de esta conducta y encuentra que se caracteriza por una pérdida o supresión de valores, morales, religiosos, cívicos, etc., junto con las sensaciones asociadas de la alienación y la indecisión. Y esta disminución de los valores que conducen a la destrucción y la reducción del orden social, las leyes y normas no pueden garantizar una regulación social. Este estado lleva al individuo a tener miedo, angustia, inseguridad e insatisfacción y lo pueden conducir al suicidio. La anomia cacera también induce el suicidio, una alta tasa de divorcios, los favorece estadísticamente. La anomia es una falta de regulación de la sociedad sobre el individuo, al que impide limitar sus deseos sufriendo un mal infinito. La anomia es bastante común cuando el entorno social asume cambios significativos en economía por ejemplo, ya sea para bien o para mal y más generalmente cuando existe una brecha significativa entre las teorías ideológicas y valores comunes enseñados y la práctica diaria. Esta forma de anomia esta relacionada con la “resiliencia”. Específicamente con la resiliencia nómica concebida en la psicología. La relación de la anomia asiliente con la resiliencia, amplía comparativamente la propuesta de resiliencia. Pudiéndose llamar
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resiliencia nómica a aquella que se refiere a las capacidades logradas en un individuo que puede constantemente afrontar la mayoría de las adversidades de la vida. Algunas investigaciones concluyen en llamar anomia como una condición de estructuras socio-económicas que aparecen durante periodos con cambios estructurales rapidos, cuando el proceso social sistemático que refuerza la integración social declina en su trayectoria y fuerza; al mismo tiempo se destaca una mala integración entre las estructuras sociales y cualturales. Este estado de anomia se asocia con una gran dificultad de adpatación del individuo, lo que resulta en una pérdida general de la orientación social, el desarrollo de sentimientos de inseguridad, alto nivel de miedos injustificados, desarrollo de marginalización, aumento de sobre-expectativas incontroladas, sentimientos de relativa privación y dudas de la legitimidad de los principales valores sociales.
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ANOMIA ASILIENTE.- Es una transformación importante, una impotencia aprendida, que afecta directa y negativamente al desarrollo socio-económico de grandes grupos sociales. La anomia asiliente tiene una orientación y aplicación diferente a la anomia. Es una concepción psicológica de la anomia, algunos autores aseguran que la anomia debe tener una dimensión psicológica en la que hay que profundizar. Para poderla diferenciar se le puede llamar asiliente, además de ser el concepto opuesto de la resiliencia. Una formación con anomia asiliente, como crecer entre la pobreza, haber tenido padres autoritarios o sobreprotectores, pueden dejar a un niño altamente vulnerable para la adversidad y lo deja muy mal equipado para alcanzar las metas de desarrollo que le esperan por delante. El entorno refuerza la construcción de resiliencia nómica o de anomia asiliente como un constructo que se estructura muy fuertemente en el individuo. La resiliencia nómica es lo único que nos puede quitar la creencia y la sensación omnipresente de impotencia tan destructiva. La anomia asiliente es una actitud enferma, una conducta desviada de la norma, que se caracteriza principalmente por transformar la visión real de si mismo, por una visión errónea que demuestra la incompetencia del individuo o del grupo social para resolver problemas y para alcanzar un alto estandar de vida, haciendo que se obtengan resultados negativos ante la adversidad. La anomia asiliente social es producida por los cambios estructurales que forman diferencias, marginación y exclusión social, racial y étnica. Podría ser lo opuesto de la resiliencia social y llamarse asiliencia social. Forma la creencia de que no se puede lograr, realizar o alcanzar satisfacer la mayoría de las necesidades o motivaciones humanas, cuando en realidad si se puede. La creencia de ser incompetente ante la adversidad cuando no lo es realmente. Es una incompetencia aprendida.
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REFERENCIAS Castro, M., (2013). Resiliencia Tanatológica “El arte de resurgir del fango”. México. Trillas Flores, D. (2013) La resiliencia nómica. Instituto Internacional de Investigación para el desarrollo, A.C. Recuperado de www.iiid-la.org/index.html Caraveo, M. (2009) ¿Qué es la resiliencia. http://www.monografias.com/trabajos67/resiliencia/resiliencia2.shtml
Recuperado
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