Catálogo MUFF - “Mirada Interna”

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a mirar

FESTIVAL DE FOTOGRAFÍA

MONTEVIDEO - URUGUAY

2020 - 2022

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¿Quiénes somos?

¿Quiénes queremos ser?

MIRADA INTERNA

JUEGOS DE MEMORIA: PRÁCTICAS COLECTIVAS PARA PENSARNOS

En esta segunda versión de la plataforma Mirada Interna del muff, realizamos una convocatoria abierta para conformar un equipo curatorial, con la consigna de pensar en la utopía y con la convicción de que el trabajo colectivo y colaborativo era una oportunidad para expandir y ampliar las nociones sobre lo que soñamos y activamos como comunidad.

Laura Amaya, Franco Laviano, Fabiana Puentes y Analía Porro trabajaron en conjunto con la curaduría general del festival durante más de un año, indagando, investigando y materializando la exposición final, que invitaba a los públicos a ser participantes activos a través de la noción del tiempo del juego, el ocio y el espacio común, entendidos como lugares de resistencia.

Iniciamos este viaje en junio de 2021, atravesados por la pandemia que condicionaba la cotidianidad al distanciamiento social. Los encuentros mensuales de seguimiento de las investigaciones generaron nutridas conversaciones sobre las diferentes maneras de aproximarnos a la propuesta inicial: las utopías. Ideas provenientes de las propias prácticas que cada uno podía aportar, desde el trabajo en derechos humanos, la migración, el espacio público, las prácticas artísticas o archivísticas fueron generadoras de cientos de imágenes, audiovisuales, afiches e historias que iban nutriendo las conversaciones.

También hubo mucha generosidad en ir decantando las propias ideas para coconstruir una narración común. El foco siempre fue pensar en los públicos que visitarían la exposición. ¿Cómo ampliar las preguntas propias? ¿Cómo activar recuerdos de infancia? ¿Cómo construir espacios de diálogo intergeneracional? La ronda, como lugar metafórico del encuentro, apareció en la pintura Recreo (1924), de la artista uruguaya Petrona Viera, una escena que pertenece —en tanto color, en tanto añoranza, en tanto recuerdo— al Uruguay.

En los registros que llevé durante nuestros encuentros hay ideas o preguntas que se entremezclan en su autoría: ¿Cómo habitar las memorias del sur? ¿Desde dónde vemos esas narrativas? ¿Cómo narrar

imágenes como potencia colectiva? ¿Cuáles son las utopías urgentes para tiempos de crisis? ¿Cómo nos cuidamos en un tiempo incierto? ¿Dónde pueden volver a habitar los saberes ancestrales y populares? El tiempo es circular; entonces ¿es posible cambiar las formas con que habitamos el tiempo?

La utopía trae preguntas, preguntas y acciones, pues es una suerte de presente hecho futuro, donde se mezclan los tiempos y se confunden los límites, donde debemos volver a aprender a respirar y donde quizás las prácticas artísticas pueden proponer nuevos imaginarios y acontecimientos. También hablamos sobre Salsipuedes y aquella herida colonial como un horizonte que se nos devuelve, sobre la aparición de la instrucción pedagógica o el día del silencio, sobre experiencias de lo sensible y los antimonumentos, sobre habitar la contradicción sin ceder en nuestras convicciones.

Mirada Interna está enfocada, al igual que en su primera versión, en investigar la producción fotográfica y audiovisual uruguaya a partir de propuestas de artistas y fotógrafos/as nacionales o residentes en el país, así como en archivos históricos, poniendo en valor aquellas producciones visuales a partir de la pregunta, en este caso, sobre las utopías sociales, urbanas, ecológicas, poéticas, políticas.

Invitamos a artistas de Uruguay que accedieron a participar en una propuesta curatorial donde sus obras fueron intervenidas como parte de una muestra colaborativa y enfocada en la interacción con los públicos. Muchas veces se cambiaron las dimensiones y propósitos originales para entrar en diálogo con otrxs fotógrafxs o artistas. En ese gesto de lxs artistas también se corporalizó una suerte de utopía: las autorías individuales de cierta manera se disolvieron para la concreción de un lugar de encuentro colectivo.

Los distintos espacios proyectados por el equipo curatorial para la exposición en el Subte fueron El papel de juego, Hacer con tinta, Constelaciones colectivas, Narrando futuros posibles, La ronda del primero de Mayo y una selección de audiovisuales. A continuación, las cédulas que fueron parte de la expografía, escritas por el equipo curatorial, que dan cuenta y otorgan sentido a lo pensado colectivamente. Y luego reflexiones de cada integrante acerca del asunto central propuesto: la utopía.

El papel del juego

La mayoría de las personas que vivimos en Uruguay conocemos las hojas Tabaré y las utilizamos durante todo nuestro período escolar. En ellas hicimos cuentas, redacciones e incluso escribimos acerca de nuestra historia. Esos primeros trazos elaborados durante la infancia se plasmaron en ese soporte, impregnado de una fuerte carga simbólica.

En 1928 se crearon en Uruguay las primeras hojas Tabaré, en homenaje al escritor Juan Zorrilla de San Martín y rememorando su emblemático texto. Con la epopeya Tabaré, Zorrilla tuvo un claro propósito: contribuir al proceso fundacional que en aquel entonces estaba en pleno auge.

Para ello escribió sobre dos mundos que consideraba antagónicos: el «civilizado o blanco» y el «salvaje o indígena».

¿Cómo podemos reescribir los relatos hegemónicos que se han reproducido a lo largo del tiempo? ¿Cómo construimos hoy nuestras múltiples historias? Esta instalación invita a los públicos a utilizar las hojas Tabaré dotándolas de nuevos sentidos, con la intención de generar un palimpsesto donde la acción colectiva invite a reflexionar sobre nuestras historias e identidades.

Para ello se propuso:

A- Intervenir las hojas.

1. Puedes ver o leer las hojas previamente intervenidas.

2. Escribe y/o dibuja una imagen en una nueva hoja. Puedes tomar como guía las preguntas.

3. Colócala en el bibliorato.

B- Diseña tu propio barco, avión o el objeto que desees.

1. Toma una hoja y diseña tu propio objeto. Puedes guiarte por el video explicativo.

2. Deja el objeto en el centro del círculo, así construimos colectivamente un nuevo paisaje.

Selección de audiovisuales

Los audiovisuales seleccionados se entrecruzan con el juego, el ocio y las resistencias, en un género con una larga tradición en la cinematografía nacional: el registro documental. También, desde la fantasía y la fábula que están presentes en las películas de animación. En ambos casos, sea a través de la filmación de la realidad o de la creación animada, se remite a la importancia de la risa y del juego como

maneras de habitar el tiempo colectivo. También, a la relevancia de jugar en equipo para la construcción de una vida en común.

Los audiovisuales proyectados: Juegos y rondas tradicionales del Uruguay (1966), de Lauro Ayestarán, filmada por Mario Handler y Eugenio Hintz. Llamadas (1966), director cinematográfico: Mario Handler; asesor científico: Lauro Ayestarán. Ambas películas son pertenecientes al fondo del Instituto de Cinematografía de la Universidad de la República (icur) del Archivo General de la Universidad. En la selva hay mucho por hacer (1974). Realización: Grupo Experimental de Cine. Walter Tournier, Gabriel Peluffo y Alfredo Echániz. Esta película pertenece al archivo particular de Walter Tournier y fue depositada por el autor en el Archivo General de la Universidad de la República en el año 2014.

Hacer con tinta

Los afiches son elementos comunicacionales de diseño gráfico que forman parte de la cultura visual del Uruguay. Utilizados por sindicatos y colectivos que pelean por reivindicaciones sociales, sintetizan la expresión de esa lucha en los muros de la ciudad. «Queremos trabajo» o «Mejores salarios» son algunas de las frases que se repiten a lo largo de una historia cíclica, en la que las desigualdades del pasado parecen cada vez más presentes y amenazan con repetirse.

Hoy esas necesidades están en gran parte de la población e incluso se incrementaron debido a la pandemia covid-19. De la misma manera, la precarización laboral, el cambio climático, el avance de la tecnología o el consumismo son problemáticas contemporáneas que permiten que emerjan nuevas voces y proclamas, que hacen hincapié en la necesidad de vivir una vida que no gire en torno al trabajo. Lejos de contraponerse, estas ideas complementan una contemporaneidad en crisis y, en su conjunción, proponen el ejercicio de pensarnos individual y colectivamente.

La reconversión del concepto abre un panorama de preguntas que se inscribe en un contexto en el que la desigualdad social es cada vez más endémica y evidencia que la posible solución solo podrá ser colectiva. El afiche, originalmente creado para el espacio público, por medio de su acción de comunicar nos invita como conciudadanos(as) a reflexionar y, por qué no, a participar de forma activa.

Para este espacio se invitó especialmente al colectivo Microutopías, como cocuradores, a proponer un diálogo. La indagación previa fue realizada por el equipo curatorial.

Los afiches ocupados: Pegatina de afiches e impresos seleccionados a partir del archivo gráfico del proyecto Microutopías (2014-2022), resultantes de las acciones «Todo impreso es político» y derivados de las publicaciones más recientes, de autores disidentes, como Silvio Lang, Danilo Patzdorf, Elian Chali, Luisebastián Sanabria y creaciones colectivas. Fragmentos que componen un diálogo de contranarrativas, microutopías, vislumbrando otros modos de hacer y de sentir, diferentes a los hegemónico-capitalistas.

Se suman afiches históricos: «Reclamamos trabajo ahora!!». Afiche del Sindicato de Trabajadores de Lanas y Cueros (stlc). Año 1973. (Ubicación: L.7375.C20.1M Materiales Especiales, Biblioteca Nacional –Autor: S.d./stlc); «sunca-cnt». Rechaza ley antisindical y exige fuentes de trabajo. Viviendas para el pueblo». Afiche del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Ramas Afines (sunca-cnt ). Año 1973. (Ubicación: L.7.332.C20.1G Materiales Especiales, Biblioteca Nacional - Autor: S.d./ sunca-cnt ); «75 millones de kilos de lana y 2000 trabajadores desocupados. stlc: Sindicato de Trabajadores de Lanas y Cueros». Afiche del Sindicato de Trabajadores de Lanas y Cueros (stlc). Año 1973. (Ubicación: L.7.376.C20.1M Materiales Especiales, Biblioteca NacionalAutor: S.d./ stlc ); «Artista en huelga de arte» y «Por educación, techo y salud». Reproducción de afiches utilizados por Clemente Padín en la acción performática «Huelga de arte», realizada en Plaza Fabini de Montevideo en 1990, parte de la iniciativa internacional «The years without art» de 1990-1993; «Trabajar menos». Reproducción de afiche tipográfico de la artista argentina Jimena Lusi; «Vivir sin milicos». Reproducción de xilografía realizada por la Fábrica de Estampas de Argentina para la portada de la publicación homónima (Microutopías, 2019), parte de la contracampaña a la reforma constitucional «Vivir sin miedo», votada en 2019; «Desarme». Reproducción de la pancarta utilizada por Clemente Padín en la acción performática callejera «Desarme», realizada en Plaza Fabini de Montevideo en 2003.

Constelaciones colectivas

El abrazo, la ronda, la proclama, lo cooperativo, lo colaborativo son imágenes en acción que se repiten y que irrumpen en distintos tiempos y contextos, que pronuncian y entretejen una narrativa colectiva

de resistencia, una resistencia afectiva, en busca de cambios y transformaciones.

Esta constelación de imágenes presenta un panorama de nuestra historia, una mirada que nos hace reconocer al otro y que entiende la utopía como un reconocimiento de cara al futuro. Esta selección no pretende destacar figuras emblemáticas, sino ser una voz coral que propone transitar un recorrido para explorar la importancia de los procesos colectivos como parte fundamental de las luchas sociales, de los procesos populares y de los acontecimientos políticos.

Archivos y autores/autoras

Carlos Contrera. Archivo Contemporáneo CdF; Martín Varela Umpiérrez; Gustavo Castagnello; Mariana Greif; Martín Varela Umpiérrez; Agencia fotográfica Camaratres; Agustín Fernández Gabard/im; Ernesto Ryan; Colectivo Rebelarte; s.d. Del archivo del Centro de Medios Audiovisuales; Mario Schettini; s.d. Diario El Popular; Carlos Amérigo. Archivo Servicio de Paz y Justicia; Alessandro Maradei.

Ronda Primero de Mayo

Acto del Primero de Mayo, organizado por el Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores (pit-cnt). Proximidades del Palacio Legislativo. 1.° de mayo de 1984. Tríptico monocromático positivo-papel sobre retablo. Autor: Acción Sindical Uruguaya.

Historia archivística: Fotografía perteneciente al Archivo de Acción Sindical Uruguaya (asu), digitalizada por el Laboratorio de Preservación Audiovisual del Archivo General de la Universidad de la República. La documentación ingresó al agu en 2021, en el marco del espacio de formación integral «Memoria audiovisual y pasado reciente».

Narrando futuros posibles

Este juego propone crear múltiples relatos subjetivos, construyendo paisajes evocativos del territorio que cohabitamos. Las imágenes invitan a la contemplación mediante paisajes deshabitados, donde la humanidad está ausente y presente a la vez. Esta aparente ausencia

inscribe una grieta que nos posibilita intervenir esos paisajes con imaginarios, con recuerdos y mediante la propia acción de crear.

Las imágenes fueron tomadas por distintos artistas contemporáneos, cada uno(a) con su particular forma de aproximarse o interrogar al entorno. Mediante la acción de los públicos, buscamos construir nuevas propuestas que se retroalimenten de manera continua, entendiendo el carácter de creación colectiva como un espacio para reflexionar juntos(as) sobre el lugar que habitamos.

La invitación es a construir nuevas asociaciones de imágenes para compartirlas en la sala o subirlas a las redes sociales de muff, donde la disposición, asociación y cantidad de cubos dependerá de lo que los públicos deseen.

Para ello proponemos:

A- Usar la cantidad de cubos que cada persona estime conveniente para construir su propio paisaje. Este puede ser horizontal o vertical.

B- Subir la narración a las redes sociales, etiquetando al CdF y a muff. Puede incluir solo la fotografía o un texto.

Las y los fotógrafos y artistas que participaron fueron: Camila Caballero, Cecilia Vidal, Célica Cuello, Andrés Cribari/CdF, Ignacio Iturrioz, Lu Lee, Matilde Campodónico, Mercedes Xavier, Nicolás Vidal, Silvina Maraboto, Tali Kimelman.

Exilio

Exiliarse no es solo dejar atrás la tierra en que se nace, sino dejar atrás las calles y el territorio de los afectos y abrazos que alguna vez fueron habitados.

En la historia reciente uruguaya, cerca de 380.000 personas fueron forzadas al exilio por razones políticas, como consecuencia de la dictadura cívico-militar (1973-1985), período caracterizado por la coerción, cuando decir, hacer y pensar libremente fue un riesgo para la integridad física, emocional y mental de las personas.

En las siguientes diapositivas compartimos algunas imágenes que fueron un augurio de que los tiempos estaban cambiando y de que la dictadura se estaba terminando. En el verano de 1983-1984, el Comité Internacional Pro-Retorno del Exilio Uruguayo organizó una visita al país de 154 niños

y niñas que eran hijos de padres y madres que se encontraban en países europeos, en situación de exilio.

Su llegada fue esperada por miles de personas que vieron en esos niños y niñas el símbolo del retorno de la alegría y la democracia. Durante un mes, hicieron diversas visitas para el reencuentro con su país, sus familias y sus barrios. Entre los lugares visitados estuvo la cooperativa de viviendas covisunca y el Complejo Mesa 3.

Las imágenes ocupadas: Caravana de los niños de padres exiliados que llegaron a Uruguay para pasar las fiestas con sus familiares. Diciembre de 1983. Autor: Centro de Medios Audiovisuales, cema-fucvam. Laboratorio de Preservación Audiovisual, Archivo General de la Universidad.

Historia archivística: A través de una donación de Miguel Ángel Olivera, en 2018 se trasladaron al agu carpetas con diapositivas, biblioratos con negativos y equipamiento del cema. Este conjunto de diapositivas fue digitalizado por el Laboratorio de Preservación Audiovisual del Archivo General de la Universidad de la República, en el marco del Espacio de Formación Integral «Memoria audiovisual y pasado reciente», en 2021.

EQUIPO CURATORIAL

PENILLANURA UTÓPICA: DE UNA CURADURÍA A UNA

HISTORIA COLECTIVA

Entre personas, fotografías, imágenes, discursos, palabras, surge la idea de pensar en la reconstrucción de la historia y la proyección de la memoria hacia el futuro, como si las ideas se pudieran proyectar para construir un camino. Se trata de una política curatorial del entre, no exenta de idas y vueltas, de garabatos discursivos, puntos de encuentro y puntos de fuga, donde el tiempo de producción material y las horas de reflexión, unidas por el ruido de la contemporaneidad y la afasia comunicacional—siempre teñidas por la globalización, las territorialidades y los tiempos psicosociales, hacen que nos vinculemos con nuestros pares, la ciudad y la naturaleza.

Los mismos procesos dialécticos que moldean la historia —una historia cíclica y desigual, en la que el pensamiento, la reflexión y la empatía hacen la diferencia por temporadas— pudieron observarse en el laboratorio de la curaduría, cuando un grupo humano se dispuso a dar forma a la exposición «Juegos de memoria», en la segunda edición del festival internacional de fotografía muff, organizado por el Centro de Fotografía de Montevideo (CdF). En el encuentro surgieron otros entre, como el ocio y la producción curatorial, que dieron lugar a un campo de intercambio, de tonos, argumentos y miradas internas. La reflexión sobre la historia reciente, la fotografía, el Uruguay que queremos construir, estuvieron presentes como parte de discusiones que llevaron más de un año de trabajo.

En un proceso inacabado, como la historia, en la que el juego y el azar tuvieron su lugar, se construyó una exposición en la que todos los lugares, recodos, salas, audiovisuales, imágenes formaron una misma fotografía utópica. Una fotografía de imposible realización que fue necesario realizar. Una huella gráfica de sonidos, consensos, hallazgos y discusiones que permitió la aparición de un plural, un somos complejo, como todos los territorios y palabras que nos forman, que da cuenta de las alegrías y las dificultades con las que forjamos nuestro tiempo. Una certeza queda: las políticas públicas como las que lleva adelante el Centro de Fotografía de Montevideo con relación a la reflexión sobre el pasado, el presente, el futuro y las imágenes que queremos —algo inscripto en las fotografías, pero que va más allá de ellas— son necesarias para pensar en el país que queremos ser y las miradas que queremos ayudar a construir.

UNA MIRADA UTÓPICA ANTE LA URGENCIA

La utopía en su esencia se presenta como exhalación inacabable, como visión constante de un mundo más justo, aunque paradójicamente se manifiesta como estadio inalcanzable. Se trata de un horizonte mutable que se transforma según el observador y el contexto en el que se inscribe, con una temporalidad casi infinita que se revela de forma escurridiza debido a su intrínseco carácter de anhelo.

Sin embargo, en el contexto actual de Latinoamérica surge otro componente crucial que se integra en la lucha social: la urgencia, una expresión contemporánea e inminente situada en los diferentes pueblos y sus territorios, y que se enuncia a través de distintos medios. Contrario a la utopía, la urgencia clama por el ahora, exige justicia inmediata, reclama derechos indispensables, e inexorables condiciones para la vida. Tanto el clamor de la urgencia como el pensamiento utópico tienen una condición común: requieren de lo colectivo para su existencia y prevalencia. Es evidente que los mecanismos históricos de rebeldía ante la adversidad son manifestaciones y expresiones de la colectividad.

Pero ¿qué sucede cuando impera el silencio, cuando lo colectivo es acallado? Las dictaduras impuestas en Latinoamérica desde los años setenta hasta los ochenta y noventa fueron períodos oscuros. Una estrategia fundamental para la opresión fue la disolución y desmantelamiento de lo colectivo en todas las escalas posibles. Esta táctica fue imprescindible para la preservación del régimen, y dejaba en evidencia la fuerza y el «peligro» que conlleva la organización del entramado social para los sistemas autoritarios y los núcleos de poder.

Más recientemente, aunque por razones y con características muy distintas, otro acontecimiento que trastocó lo colectivo fue la pandemia de covid-19. Las medidas de confinamiento diseñadas por los distintos Estados para frenar la propagación del virus produjeron aislamiento y desconexión social, con secuelas para la población y para los individuos que aún son difíciles de medir cabalmente. La economía global titubeó, la desigualdad se acentuó, produciendo mayor fragmentación y, por tanto, agudizando las urgencias ya existentes. Un contexto distópico de miedo, desesperanza e incertidumbre se instaló, produciendo un escenario que solo parecía posible en una narrativa de ficción ideada por Ray Bradbury o Aldous Huxley.

Como sucede habitualmente en el proceso de pensamiento occidental que tiende a estructurarse en sistemas binarios, esta distopía vuelta realidad rememora con cierta timidez a su opuesto, el pensamiento utópico. Aunque resulta complejo situarlo dentro de un entramado político-social donde lo que prevalece es la urgencia, se puede afirmar que para pensar en posibles relatos utópicos son necesarias las prácticas colectivas. La lucha social es imprescindible para sostener los «gritos» ante las inminentes demandas, pero también es factor clave para componer imaginarios de largo aliento. En contrapartida, el individualismo es fácilmente asociable a un imaginario distópico de desconexión y desafección.

En relación con el concepto de utopía desde un anclaje contemporáneo, es posible pensar que tiene una estrecha alianza con la urgencia y sus inminentes demandas. En ese sentido, surgen dos preguntas que nos proponen posibles y primeras aproximaciones: ¿es la urgencia una antesala de un proceso que deviene en pensamiento utópico? ¿La concreción de dichas demandas es utopía en sí?

Lo cierto es que la urgencia, gracias a su carácter inminente, se evidencia con mayor claridad, y la utopía se presenta de manera difusa y prácticamente imperceptible. Al decir de Lyotard, «la caída de los grandes relatos» produjo un quiebre en la forma de interpretar el mundo. El pensamiento contemporáneo radica en considerar posibles y múltiples verdades, a diferencia de aquellos grandes relatos capaces de movilizar a las masas.

La dificultad de analizar el pensamiento utópico situado en el presente se debe a una multiplicidad de factores. Sin embargo, una posible causa reside en la mirada tradicional del concepto y la falta de resignificación o redirección de este. Por ello, posicionar el pensamiento utópico desde un potencial plural es una forma de situarlo en la contemporaneidad, ya que propone subvertir ese gen que sostiene relatos grandes y únicos, sustituyéndolo por posibles, múltiples y plausibles de convivir.

En un contexto latinoamericano en el que la democracia padece ante expresiones y acciones enunciadas por una creciente extrema derecha, la resistencia colectiva es clave para exponer las urgencias y tejer miradas utópicas. En ese sentido, las prácticas artísticas contemporáneas se inscriben como posibles formas de enunciación y para muchos colectivos operan como vehículo para exponer sus demandas. Las estrategias son diversas y van desde la utilización de la gráfica hasta métodos más complejos, como sucedió en la última bienal

de San Pablo, donde la Ocupación 9 de Julio trasladó su comedor a las instalaciones de la exhibición con el fin de dar mayor visibilidad a su lucha en relación con el acceso a la vivienda. Otro de los tantos ejemplos que cabe mencionar es la intervención que realiza el movimiento social mexicano Fuentes Rojas. Mediante el bordado colectivo en el espacio público, denuncian los asesinatos y desapariciones perpetrados en su país. Estas acciones no pretenden inscribirse en el campo de las artes visuales contemporáneas. Sin embargo, se valen de los mecanismos que el sistema del arte proporciona y los utilizan en favor de sus luchas. Estos movimientos que se interceptan con el campo de las artes visuales prescinden del componente autoral tradicionalmente asociado a la obra. Aquí la dislocación del factor autoral se denota con mucha naturalidad, sin ningún tipo de forcejeo o necesidad de evidencia.

Las artes visuales contribuyen al ejercicio de la reflexión desde diversos posicionamientos y perspectivas. Sin embargo, es posible considerar que si parte de su propósito es contribuir a lo colectivo y a la construcción de posibles narrativas utópicas, el germen debe originarse en la propia colectividad. ¿Es posible pensar que las prácticas artísticas contemporáneas necesiten situarse desde lo colectivo para producir nuevos relatos?

LA UTOPÍA COMO MÉTODO

En un festival de procesos como muff, la pregunta por la utopía fue una provocación estética para pensar, investigar, sentir y experimentar visiones de lo que somos, podemos y gozamos en el actuar colectivo a través de la fotografía uruguaya.

El ejercicio político de imaginar futuros necesita mística, necesita de esa visión en la que se camina por las imágenes del pasado hacia el futuro. Por eso fue inevitable preguntarnos cómo entendemos y narramos nuestra historia, cuáles son aquellas imágenes del pasado y del presente que sostienen las imágenes de futuro, cómo hacemos del pensamiento utópico una materialidad. El desafío entonces no era solo exponer, sino hacer de la experiencia colectiva una práctica, una forma de encuentro, un pensamiento en acción.

El juego de traer a la memoria una visualidad colectiva significó buscar en el pasado el deseo de transformación, significó ir al encuentro de una ética vincular en disputa por un sentido social donde habitar desde lo común, significó una razón política deseante de recuperar el movimiento y los sentidos de la democracia, el territorio y la comunidad.

Utopías sensibles para tiempos de crisis

A partir del 2020, la particularidad planetaria nos exigió pensar y sentir distinto, reubicar, reconfigurar la mirada y los vínculos, para poder sentir que hay una vía política para el afecto, para el cuidado, para sostener la vida e ir contra el miedo a encontrarnos, y experimentar caminos y prácticas capaces de construir realidades.

El distanciamiento social vivido en la pandemia agudizó formas del individualismo impuesto desde hace décadas por el régimen neoliberal. Por eso apostamos al encuentro. El encuentro de los cuerpos es movimiento, es disposición, composición y organización. Lo colectivo permite conexiones entre teoría, práctica, afecto, permite la confianza que convierte una potencia en acción.

El mundo se nos presenta apocalíptico y la marca cultural de nuestra época es la distopía, pero podemos desplazarnos de ese lugar, debemos. Si queremos anunciar mundos por venir, se hace imperioso sentir y experimentar la vida distinto.

El desafío contemporáneo nos exige lo mejor de nuestras prácticas, del encuentro y del goce. Nos exige cuestionar lo dado para descubrir los poderes tras los vínculos de un mercado que acumula, que explota y nos despoja. Es un desafío artístico crear identidad, símbolos, sueños, palabras e imágenes que nos hagan recobrar la confianza en la vida colectiva, en el amor y en las ganas de transformarnos junto a otres.

Cuando pienso en las imágenes que componen esta investigación curatorial, pienso en la experiencia de mirar para adentro, ser imagen, ser tiempo, acción… Y tener una mirada interna sobre las posibilidades de una época como inspiración fundamental para el impulso emancipatorio que necesitamos, y así reconocernos portadores de historia y creadores de mundos posibles. Recobrar la cohesión social.

Tiempo de alterar el tiempo

Es un tiempo de disrupción, de contar nuestras historias no lineales para nuevas conexiones de pensamiento y de acción. Es un tiempo visual donde las imágenes disputan relatos, donde desde adentro de las luchas sociales hay una necesidad de inscripción en lo sensible-visible, porque la representación y el proceso de identificación simbólica está en juego.

Es tiempo de visibilizar ese terreno fértil que organizaciones, movimientos y colectivos labran día a día para lograr autodeterminación, para la experimentación y la creatividad política. Es tiempo de inflexión, de desdoblamiento, de cambio de dimensión política para rearmar territorio y construir comunidad.

Jugársela

No se puede solo resistir, hay también que diseñar formas sociales y culturales para avanzar. ¿Y cómo hacerlo si no es con una mirada interna, que nos permita pensar y experimentar las preguntas difíciles de nuestra condición de existencia para ponernos en otro plano de relación con nuestra historia, con los muertos que nos acompañan, con los saberes colectivos que portamos, con el mundo que nos rodea?

«Juegos de memoria» se trató, entonces, de mirarnos individual y colectivamente, de ir al encuentro con el cuerpo múltiple, de reconocer en las prácticas colectivas estrategias para la supervivencia de la comunidad, de reencontrarnos en el hacer solidario, cooperativo y autogestionado de los medios, de la vivienda, del mercado, del trabajo, de la educación. ¿Qué son las utopías si no estas construcciones históricas capaces de reproducirse en el tiempo? ¿No es acaso eso un proyecto político? La construcción de futuro, el diseño de un horizonte que haga inteligible el presente y potencie la inteligencia colectiva. ¿No era eso lo que estaba en juego en las utopías del pasado?

Materializar en esta exposición una visualidad conjunta sobre la utopía a través de una espacialidad vincular fue la forma de jugársela con convicción y goce sobre la potencia colectiva.

La invitación de esta propuesta fue no dejar la utopía para el futuro y ser una forma concreta del presente, que se acompaña, que comparte miradas, tiempos y sueños. La ronda y el juego como formas de aproximarnos a las imágenes, como formas de tener una experiencia

del ver. El juego entonces era —y seguirá siendo en este conjunto de imágenes y dispositivos— dejarse interpelar y reconectar con una memoria colectiva sobre prácticas y afectos transformadores que nos inspiran a seguir creando futuros.

¿QUÉ PASA CON LA UTOPÍA EN LOS TIEMPOS

QUE CORREN?

En el contexto actual, a veces, parece difícil pensar en futuros posibles. Pero creo que siempre hay algo esperanzador detrás de la posibilidad.

Antes de arrancar el proceso de Mirada Interna, se me abrió un panorama amplio y diverso, cuando tuve la intención de enfocarme en indagar en este concepto que tanto nos atraviesa: la utopía. Me sorprendí encontrándolo mucho más escabroso y profundo de lo que imaginaba. Me descubrí conectando nodos bajo esta noción que, lejos de ser una fantasía, nos trae al presente y a cuestionarnos la realidad. Entiendo que la utopía es mucho más que aquello que deseamos y no hemos alcanzado. Si intentamos definirla, la acotamos, y creo que una de sus características es la infinitud, la inabarcabilidad. Me parece pertinente pensar en toda la información que trae todo aquello que todavía no es. ¿Cuánto del hoy nos habla eso? ¿Cuánto influye en el presente el pensamiento en esos futuros posibles? ¿Qué es lo que realmente importa: hacia dónde vamos o cómo vamos hacia eso? Tal vez ambas. La utopía me trae muchas más preguntas que respuestas. La utopía es el presente hecho futuro, se mezclan los tiempos y se confunden los límites.

En el proceso que hicimos en muff nos detuvimos a reflexionar y dialogar con la idea de utopía, mientras vivíamos en un contexto de pandemia. Nos acercamos a resignificar movimientos sociales de la historia reciente de nuestro país, entendiendo su importancia en el presente y su hilo con lo que viene. Hablamos y coqueteamos con conceptos como la identidad, los territorios, los orígenes, el movimiento, la resistencia y el cambio, transitando un proceso de creación conjunta, donde nos íbamos encontrando y desencontrando continuamente.

Los dos grandes motores fueron, por un lado, las preguntas, como punto de partida y de llegada, sin enfocarnos en la búsqueda de certezas, acompañando cuestionamientos, proponiendo caminos conjuntos. Por otro, estuvieron las imágenes, como objeto de comunicación tan rico y cinestésico, tan potente y sintético. Descubrir la riqueza de una imagen fue parte del aprendizaje que me llevo de esta experiencia.

¿Qué nos resuena con la idea de utopía? ¿Qué creemos posible, qué soñamos, por dónde vamos? ¿Qué imagen tienen los futuros posibles? Encontramos que el nicho estaba en lo común y, más profundamente, en la memoria colectiva.

¿Qué pasa con lo que queremos y qué tan grande es la brecha con respecto a lo que hoy somos? ¿Qué historia queremos contar?

Aprendimos de nuestra cultura a través de una mirada ajena. Esta condición es parte de nuestra identidad como país latinoamericano. En estos territorios las civilizaciones europeas eligieron poner en práctica sus clásicas utopías, las que tenían que ver con sus sociedades y sus desarrollos, sin tener en cuenta lo que aquí sucedía, sin darle valor a lo que aquí se gestaba. Somos, de alguna manera, una tierra sometida a ese exterminio y adoctrinamiento. Por eso resulta imprescindible la búsqueda de nuestras propias voces para reconstruir nuestras identidades comunes, y desde ahí pensarnos e imaginar hacia dónde vamos.

Creo que el lugar que le damos a la memoria es una reflexión fundamental e inacabable que siempre debería estar acompañándonos. Pienso que así es como nos vamos construyendo, tanto individual como colectivamente.

Arno Stern investigó sobre la memoria orgánica, sobre el registro que llevamos en nuestros cuerpos antes de que intervenga el recuerdo racional. Esta sensibilidad que nos acompaña como seres nos humaniza y nos conecta, y podemos encontrar en ese lugar una imagen común.

La reflexión y reconstrucción de la historia con una mirada desde el hoy, de alguna manera, remienda y construye identidad. Ese intento de indagar en retazos de nuestra historia reciente nos llevó a comprender la complejidad de un tiempo no lineal, que la memoria no solo habla del pasado, que cuando el alcance de las políticas públicas no llega a todos y todas y la crisis se agudiza, los espacios comunes se fortalecen. Encontramos la resistencia en dichos espacios, en las luchas compartidas, en la posibilidad de diálogo, en desvanecer ciertas fronteras para reivindicar el encuentro y la coincidencia, sosteniendo las diversidades.

Centro de Exposiciones SUBTE 17 de noviembre de 2022 al 4 de febrero de 2023

Laura Amaya (Colombia, 1989)

Es artista visual y su búsqueda estética está guiada por la práctica documental en la construcción de memorias colectivas en Latinoamérica. Cursó la maestría en Estudios Sociales Latinoamericanos en la Universidad de Buenos Aires y actualmente se especializa en patrimonio documental, historia y gestión en la udelar. Ha residido en Bogotá, Valparaíso, Buenos Aires y desde hace siete años vive en Montevideo. Investiga sobre el pasado reciente y difunde la producción cinematográfica y audiovisual del período. En este tiempo ha integrado equipos de producción y programación de muestras y festivales de cine.

Fabiana Puentes (Uruguay, 1986)

Es artista visual y curadora, licenciada en Artes Plásticas y Visuales por la Universidad de la República. Diplomada en Género y Políticas de Igualdad por flacso Uruguay. Actualmente cursa su segundo diplomado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, sobre crítica cultural feminista. Ha participado en muestras en distintos espacios expositivos.

Analía Porro (Uruguay, 1994)

Es arquitecta egresada de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la udelar Fue ayudante docente en el área proyectual. Estudiante de Ciencias Antropológicas en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (udelar). Participó como estudiante de la Escuela de Cine del Oeste, desarrollada en el Centro Cultural Alba Roballo. Involucrada en proyectos barriales con énfasis en la dialéctica arte/territorio. Autodidacta en fotografía, interesada en las artes visuales y el espacio habitado.

Gian Franco Laviano (Uruguay, 1983)

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de la República (udelar). Posgraduado por la Universidad Nacional de las Artes de Buenos Aires, Argentina. Ha sido docente en diferentes cursos de la udelar dedicados a metodología de investigación artística. En la actualidad, integra el cuerpo docente del posgrado Especialización en Análisis, Producción y Edición de Textos de flacso Uruguay.

© 2024, de los/las autores/as

Centro de Fotografía de Montevideo cdf.montevideo.gub.uy cdf@imm.gub.uy

Intendencia de Montevideo, Uruguay.

Realización:

Intendencia de Montevideo

Centro de Fotografía / División Información y Comunicación

Primera edición: Setiembre 2024, 500 ejemplares.

Edición y selección fotográfica: Andrea Jösch

Fotografías: participantes de MUFF, Lucía Martí/CdF, Luis Alonso/CdF, Ricardo Antúnez/CdF

Tratamiento digital: Andrés Cribari/CdF

Diseño: Nadia Terkiel/CdF

Textos: Andrea Jösch, Luis Camnitzer, Luis Díaz/CdF, Activadores y participantes de MUFF

Corrección de textos: María Eugenia Martínez

Coordinación editorial: Noelia Echeto/CdF

Planificación: Luis Díaz/CdF

Impreso y Encuadernado en Gráfica Mosca SA

Montevideo - Uruguay

Depósito Legal 385.668 - Comisión del Papel

Edición Amparada al Decreto 218/96

MUFF 2020-2022

Mirada interna / Intendencia de Montevideo, Centro de Fotografía; textos Andrea Jösch K., Analía Porro, Fabiana Puentes, Franco Laviano y Laura Amaya. 1a ed. - Montevideo: CdF ediciones, 2024.96p. : fot. ; 22x16,5cm - (Volverse imagen / Intendencia de Montevideo, Centro de Fotografía; curaduría y edición Andrea Jösch K.; V4)

Volumen 4 del Catálogo de la segunda edición de MUFF: Volverse imagen. Festival de fotografíaMontevideo - Uruguay 2020 - 2022; organizado por el Centro de Fotografía de Montevideo.

ISBN 978-9915-9700-3-5

ISBN OBRA COMPLETA 978-9915-9536-9-4

1.FESTIVALES DE FOTOGRAFÍA - URUGUAY. 2.FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA - AMÉRICA LATINA. 3.CATÁLOGOS.

FESTIVAL DE FOTOGRAFÍA

MONTEVIDEO - URUGUAY

2020 - 2022

VOLVERSE IMAGEN

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