Fotógrafos de la apertura

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Nos conocimos en el Foto Club Uruguayo. José Luis Sosa Nace en 1948 en Rocha (Uruguay). Comienza su actividad fotográfica en 1975. Fotoclubista, laboratorista, docente, reportero gráfico desde 1983 hasta hoy.

Cyro Giambruno Nace en 1948 en Montevideo (Uruguay). Dice haber vivido intensamente. Ha compartido responsablemente la vida con hermanos, amigos y compañeros. Pretendió estudiar Medicina y estuvo preso. Plantó un árbol y vivió de muchos oficios. Se desarrolló como fotógrafo y lo refleja en este libro. Es asesor en seguros. Es un padre feliz y orgulloso de sus hijos.

Desde nuestra inquietud por la fotografía, nos encontramos de pronto siendo reporteros de la protesta de una generación que no se resignaba a la larga noche de los silencios y complicidades. Carnaval, las Llamadas y allí nuestra primera foto vendida y nuestro trabajo free lance. Nuestros nombres desconocidos; no era oportuno. Empezamos a autodenominarnos Camaratres, se transformó en nuestro medio de vida y nos permitió superar las discriminaciones de la época. Lentamente Camaratres fue un encuentro de amigos, camaradería, noches de laboratorio siempre acompañados, canalización de fotos anónimas, presentes y antiguas que nunca habían aparecido. Recepción de fotos que nos llegaban sin reclamar autoría, el Uruguay, el temor. Toda una época en blanco y negro. El país estaba contra la dictadura o con la dictadura, era el fin del proceso cada vez menos cívico-militar, ya no había más cómplices, no tenía sostén. La gente participa, el temor se diluye en la manifestación colectiva. Elecciones y apertura, la actividad como Camaratres en algunos aspectos deja de tener sentido, vamos ingresando en etapas en las que nuestras fotos tienen autor; en otros sentidos Camaratres no deja de existir, son documentos, sigue siendo memoria que a veces se quiere ocultar y a la cual han recurrido muchos autores en sus publicaciones, organizaciones sociales y sindicales, y compañeros hasta para sus recuerdos personales. José Luis Sosa Cyro Giambruno



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Intendenta de Montevideo Ana Olivera Secretario General Ricardo Prato Director División Información y Comunicación Jorge Mazzarovich Equipo CdF Daniel Sosa – Director Susana Centeno - Asistente de Dirección Gabriel García – Coordinador Alexis Saavedra – Jefe administrativo Verónica Berrio - Secretaría Martina Callaba – Secretaría Verónica Cordeiro – Curaduría Carlos Contrera - Fotografía Andrés Cribari - Fotografía Magdalena Broquetas - Investigación Mauricio Bruno - Investigación y Documentación Alexandra Nóvoa - Investigación y Documentación Mónica Leirós - Investigación y Documentación Ana Laura Cirio - Documentación Sandra Rodríguez - Conservación Mariana Maidana - Conservación Gabriela Belo – Gestión Gissela Acosta – Gestión Gonzalo Bazerque - Gestión Mauro Martella – Gestión Francisco Landro – Comunicación Elena Firpi – Comunicación Natalia Castelgrande - Comunicación Nadja Fast - Comunicación Nadia Terkiel – Comunicación Lilián Hernández - Atención al público Andrea Martínez - Atención al público Erika Núñez - Atención al público Jośe Marti - Atención al público/ Técnica Matías Scaffo - Atención al público/ Técnica Gonzalo Gramajo – Técnica Gianni Pece - Administración Horacio Loriente - Administración Pablo Tate - Actor

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© Camaratres © 2015 Centro de Fotografía de Montevideo http://cdf.montevideo.gub.uy cdf@imm.gub.uy Intendencia de Montevideo, Uruguay.

Prohibida su reproducción total o parcial sin el previo consentimiento.

Realización: Intendencia de Montevideo Centro de Fotografía / División Información y Comunicación

Investigación y textos: Magdalena Broquetas/CdF

Edición fotográfica: Camaratres, CdF

Digitalización: Sandra Rodríguez/CdF

Tratamiento digital: Gabriel García/CdF, Andrés Cribari/CdF, Horacio Loriente/CdF

Diseño: Andrés Cribari/CdF

Corrección de textos: Stella Forner/IM

Las fotografías que integran este libro fueron digitalizadas en un escáner Nikon Super Coolscan 5000 ED a una calidad de muestreo de 5800 x 3800 píxeles (100% 4000 dpi) y 16 bits en escala de grises a partir de negativos 35mm.

Impreso y Encuadernado en Imprimex s.a. Montevideo - Uruguay www.imprimex.com.uy Depósito Legal Edición Amparada al Decreto 218/96 ISBN: 978-9974-716-10-0

Fotografías impresas en duotono sobre papel couché brillo. Interior 170 g, tapa 300 g


Bibliorato de negativos del archivo Camaratres. 20 de enero de 2015. (Foto: 52317FMCMA.CDF.IMO.UY - Autor: Daniel Sosa/CdF)

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Camaratres: una agencia fotográfica en tiempos de reapertura democrática

Después de siete años de dictadura, el 30 de noviembre de 1980 la mayoría de los uruguayos rechazó en las urnas el proyecto de reforma constitucional destinado a legitimar y prolongar los cambios políticos e institucionales impulsados luego del golpe de Estado. El resultado del plebiscito provocó un vuelco en las perspectivas de los gobernantes de facto y durante los tres años siguientes hechos tales como la progresiva desproscripción de ciudadanos y partidos políticos, la realización de elecciones primarias de los partidos habilitados y la intensa movilización social que se produjo a partir de 1983, fueron pautando el camino de la apertura democrática. Sin embargo, esta fase transicional de la dictadura fue una etapa de constantes avances y retrocesos, en la que no se produjo un distensión de la represión de las manifestaciones opositoras y no siempre se avizoró una salida inmediata.

cios de reunión y expresión que no fue clausurado durante la dictadura y que por entonces atravesaba profundos cambios en su estructura, cuadros docentes y fundamentos del lenguaje y la práctica fotográficos. Las fotografías en tanto documentos gráficos de denuncia y de contrainformación habían formado parte de su actividad militante desde los primeros años del régimen, cuando era usual colaborar en la cadena de recepción de negativos y envío al exterior de imágenes anteriores al golpe de Estado. Sin embargo, fue recién en las postrimerías de la dictadura cuando la afición por la fotografía y la militancia confluyeron en la creación de un colectivo profesional que trabajó de manera free-lance innovando –junto con una nueva generación de fotógrafos que nutrió el novel periodismo opositor– en el modo y los asuntos de la fotografía de prensa.

Este libro cuenta –y a la vez construye– parte del final de esa historia que terminó el 1º de marzo de 1985, cuando asumió el primer presidente elegido democráticamente luego de trece años de dictadura. Fotógrafos de la apertura recoge una pequeña parte de lo que fue el trabajo de Camaratres, un colectivo fotográfico integrado por Cyro Giambruno y José Luis Sosa, que nació, actuó y se disgregó entre los últimos días de 1983 y 1985, en simultáneo con la última etapa de la apertura democrática, en plena efervescencia del renacimiento de la prensa de oposición. Coincide, además, con la incorporación de la totalidad del archivo de Camaratres al acervo del Centro de Fotografía de Montevideo para su custodia, documentación y difusión.

La actividad profesional de Camaratres fue concebida, fundamentalmente, como parte de la lucha de oposición a la dictadura y del compromiso militante de sus integrantes, quienes apostaron a hacer “fotografía de calle”, involucrándose, corriendo riesgos y tomando partido por las manifestaciones opositoras al margen de su signo partidario. Este “vivir en carne propia” lo que estaba ocurriendo en un espacio público convulsionado, en el que se rompía la quietud y el silencio de casi una década, arrojó registros espontáneos y valientes, que cubrían un espectro de acontecimientos bastante más amplio que el incluido en los diarios de circulación masiva.

Sosa y Giambruno se acercaron a la fotografía y entablaron amistad en el Fotoclub Uruguayo, uno de los pocos espa4

Por estos motivos, el valor histórico del corpus fotográfico generado por Camaratres radica en al menos tres aspectos. En primer lugar, se trata de un archivo que contribuye al mejor conocimiento de la historia uruguaya en un período en el


que predominan las imágenes oficialistas, reflejo de la euforia conmemorativa que caracterizó al régimen y testimonio de “otro” Uruguay, habitado por actos militares, inauguraciones de edificios y momumentos, desfiles patrióticos y exaltación de supuestas tradiciones nacionales. Por el contrario, las de Camaratres son imágenes disidentes, representaciones de una dimensión del acontecer soslayada por el proyecto dictatorial. Ellas capturaron y transportaron en el tiempo aspectos de la movilización popular que fue creciendo en número y en intensidad al ritmo de acciones multitudinarias y pequeñas, organizadas y espontáneas. Documentan también la magnitud de la represión que despertó la actividad opositora y retratan al amplio espectro de actores sociales de esta historia, protagonizada por líderes políticos, estudiantes, sindicalistas y referentes culturales.

grupos sociales tendrán una noción más vívida de los principales acontecimientos del final de la dictadura.

En segundo lugar, este fondo fotográfico representa un aporte fundamental y un aliciente para la construcción –aún pendiente– de una historia de la fotografía del Uruguay contemporáneo y, más concretamente, para adentrarse en las vicisitudes del fotoperiodismo que en la década de 1980 experimentó importantes transformaciones en todas sus dimensiones (autores, productores, espacios de circulación, concepción periodística, entre las más notorias).

El libro coincide con la conmemoración de los treinta años de restauración democrática en Uruguay y apunta no sólo a celebrar este hecho, sino a proporcionar nuevos testimonios para reflexionar sobre las características, el alcance y los límites de esa transición en uno de los tantos países de Latinoamérica que atravesó períodos de autoritarismos y dictaduras. Las imágenes que aquí se reproducen aluden a los grandes temas de la dictadura transicional –el protagonismo de los movimientos sociales, la política partidaria, el exilio y el desexilio, el resurgimiento de un campo cultural, la salida negociada, la represión del Estado y las numerosas violaciones a los derechos humanos– y hacen las veces de disparadores de varios hitos de este proceso. A partir de ellas y en el marco de esta instancia conmemorativa es posible preguntarse sobre los derroteros, la vigencia y la ausencia de estos temas en la historia y en la memoria a lo largo de estas tres décadas.

Por último, el de Camaratres es además un archivo que estimula y nutre la memoria de los colectivos directamente involucrados en esta historia, para los cuales estas imágenes son parte de sus vivencias y contribuyen a la reelaboración de su identidad. Es también una cantera fértil para el rompecabezas de la memoria social en un sentido más amplio, en la medida que mediante la divulgación de estas fotografías numerosos

Cabe, a su vez, recordar que desde comienzos del siglo XXI, cuando estas fotografías comenzaron nuevamente a circular por muy diversos canales, muchas de estas imágenes se transformaron en íconos visuales no siempre asociados con sus significados y circunstancias originales. En este sentido, el ingreso del archivo fotográfico de Camaratres a los fondos históricos del CdF y su posterior documentación, permitirá reponer el sentido –y en algunos casos redescubrirlo– de numerosas fotografías en las cuales convergen y conviven varias historias personales y colectivas que hacen en su conjunto a lo que fue esta coyuntura tan particular de la historia uruguaya.

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El 9 de marzo de 1984 se llevó a cabo el desfile inaugural de las Llamadas en los barrios Sur y Palermo. El Carnaval fue uno de los pocos espacios de reunión y expresión pública de la oposición durante la dictadura, a pesar de la censura sistemática aplicada por el régimen. Las Llamadas de 1984 fueron escenario de consignas por la liberación de los presos y la apertura democrática. El operativo policial desencadenado en esa oportunidad tuvo como consecuencia el procesamiento de unas cincuenta personas. Camaratres cubrió el acontecimiento, y estas fueron las primeras fotografías vendidas en la historia de la agencia.

Desfile inaugural de las Llamadas. 9 de marzo de 1984.

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Hijos de uruguayos exiliados visitaron el paĂ­s en el verano de 1983-1984. En la Rural del Prado se les da la bienvenida. Enero de 1984.

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Fruto de una iniciativa de la Comisión por el Reencuentro de los Uruguayos, el 26 de diciembre de 1983 arribaron a Montevideo ciento cincuenta niños y adolescentes, hijos de exiliados durante la dictadura, procedentes de España, Suecia, Francia, Italia y República Democrática Alemana. Los acompañaban parlamentarios españoles y representantes de la Cruz Roja, Amnistía Internacional y Naciones Unidas. 9


El candidato presidencial del Frente Amplio a las elecciones de noviembre de 1971 y presidente de esta coalición, Liber Seregni (1916-2004), fue detenido por primera vez durante la manifestación en rechazo al golpe de Estado del 9 de Julio de 1973. En esa oportunidad un Tribunal de Honor presidido por militares con altos cargos en el gobierno dictatorial le prohibió el uso del uniforme y del título de general. Liberado el 2 de noviembre de 1974, permaneció en libertad vigilada y con prisión domiciliaria hasta el 11 de enero de 1976, cuando fue nuevamente detenido en Maldonado. Luego de treinta y dos días en un cuartel de esta ciudad, fue trasladado a Cárcel Central en Montevideo, donde pasó los siguientes ocho años junto a otros dieciséis militares frenteamplistas. Seregni fue liberado el 19 de marzo de 1984, a pesar de lo cual continuó proscripto hasta después de las elecciones de noviembre de 1984.

Liber Seregni y su esposa, Lilí Lerena, saludando en el balcón de su apartamento, ubicado en Bulevar Artigas y Bulevar España. 19 de marzo de 1984.

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Liber Seregni y su esposa, LilĂ­ Lerena, saludando en el balcĂłn de su apartamento, ubicado en Bulevar Artigas y Bulevar EspaĂąa. 19 de marzo de 1984.

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Inmediaciones del domicilio de Liber Seregni el d铆a de su liberaci贸n. 19 de marzo de 1984.

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Cementerio de San Javier. Tumba de Vladimir Roslik. Departamento de RĂ­o Negro. 17 de mayo de 1984.

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Colonia Ofir en el pueblo de San Javier. Departamento de Río Negro. 17 de mayo de 1984.

Aunque en el transcurso del año 1984 se procesó la última etapa de transición hacia un régimen democrático, esto no supuso una distensión en la represión por parte del gobierno militar. Por el contrario, se mantuvieron los encarcelamientos arbitrarios y la práctica sistemática de torturas entre los detenidos. También continuaron vigentes las clausuras –temporarias o definitivas– de medios de comunicación opositores al régimen.

En este contexto, el 16 de abril se conoció la noticia de la muerte del médico Vladimir Roslik como consecuencia de las torturas infligidas en el Batallón de Infantería N° 9 de Fray Bentos. Roslik vivía en San Javier, una pequeña localidad en el departamento de Río Negro, fundada por inmigrantes rusos en 1913, que en varias ocasiones fue escenario de violentos operativos montados por las Fuerzas Conjuntas.

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El 1º de mayo de 1983, el PIT organizó por primera vez en diez años un acto en conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores. Al año siguiente, en la movilización correspondiente al 1º de mayo de 1984, quedó sellada la unión simbólica entre el PIT y la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), ilegalizada desde 1973. Desde ese momento la central de trabajadores uruguayos adoptó su denominación actual, Pit-Cnt.

Acto en conmemoración del Día de los Trabajadores. Proximidades del Palacio Legislativo. 1º de mayo de 1984. 17


Movilización por la avenida Carlos María Ramírez hacia el acto en conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores. Barrio Cerro. 1º de mayo de 1984.

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Acto en conmemoración del Día de los Trabajadores. Proximidades del Palacio Legislativo. 1º de mayo de 1984.

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Alba Roballo, ex ministra de Educación y Cultura y fundadora del Frente Amplio, en el acto en conmemoración del Día de los Trabajadores. 1º de mayo de 1984.

Página siguiente: Liber Seregni, Lily Lerena y Víctor Licandro junto a un grupo de sindicalistas en el acto en conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores. Proximidades del Palacio Legislativo. 1º de mayo de 1984.

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Wilson Ferreira Aldunate (1919-1988) integraba las filas del nacionalismo independiente desde la década de 1940. Fue electo diputado en 1954 y 1958, y senador en 1962, aunque no llegó a ocupar su banca porque fue designado ministro de Ganadería y Agricultura del segundo gobierno colegiado con mayoría nacionalista. Se desempeñó como senador desde 1967 hasta el golpe de Estado, el 27 de junio de 1973; en varias oportunidades se destacó por su capacidad como miembro interpelante. En 1969 impulsó la formación de la agrupación Por la Patria, que concurrió a las elecciones de 1971 junto con el Movimiento Nacional de Rocha, presentando la fórmula presidencial Wilson Ferreira Aldunate-Carlos Julio Pereyra. En esa ocasión, fracasó la reelección del entonces presidente Jorge Pacheco Areco, y Wilson Ferreira Aldunate fue el candidato más votado.

Manifestación frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia en reclamo por la liberación de Wilson Ferreira Aldunate. Plaza de Cagancha. 14 de noviembre de 1984.

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Wilson Ferreira Aldunate de regreso a Uruguay desde Buenos Aires en el barco Vapor de la Carrera. Lo acompañan su hijo Juan Raúl, dirigentes del Partido Nacional y un numeroso contingente de políticos y periodistas. 16 de junio de 1984.

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Inmediatamente después del golpe de Estado, Wilson Ferreira Aldunate inició un largo exilio que transcurrió en Argentina, Perú y Londres, desempeñando un importante papel en la coordinación de las fuerzas opositoras a la dictadura en el exterior. Entre otras intervenciones, su exposición en junio de 1976 ante el Subcomité de Organizaciones Internacionales de la Cámara de Representantes estadounidense resultó clave para lograr la decisión del Congreso de ese país de suspender la asistencia, el entrenamiento militar y la venta de armas al gobierno de Uruguay.


Wilson Ferreira Aldunate en el Puerto de Montevideo, detenido por personal de Prefectura uruguaya. Al ingresar en aguas territoriales uruguayas, el buque fue detenido y Ferreira fue apresado y trasladado a un cuartel en la ciudad de Trinidad. 16 de junio de 1984.

Radicado en Buenos Aires desde el 22 de abril de 1984, el 16 de junio regresó a Uruguay, donde fue inmediatamente detenido y encarcelado en el cuartel de Trinidad (departamento de Flores). Fue liberado el 30 de noviembre de 1984, cinco días después de las elecciones nacionales. Recién llegado de Trinidad, en la Explanada Municipal dio un discurso en el que se comprometió a contribuir a la gobernabilidad del país.

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Acto en la Explanada Municipal horas despu茅s de la liberaci贸n de Wilson Ferreira Aldunate. 30 de noviembre de 1984.

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Al centro, con los brazos en alto: Alberto Zumarรกn y Gonzalo Aguirre.

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P谩gina anterior: Represi贸n de una manifestaci贸n antidictatorial. Avenida 18 de Julio y Trist谩n Narvaja. 3 de junio de 1984.

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El domingo 3 de junio de 1984, la Intersectorial (conformada por partidos políticos y movimientos sociales) convocó a una marcha desde el Obelisco hasta la Universidad de la República en reclamo de libertades. En las proximidades de la feria de Tristán Narvaja los manifestantes fueron duramente reprimidos. Dos días después, el gobierno prohibió las manifestaciones y los actos políticos considerando que propiciaban situaciones de “violencia callejera”.

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Intersección de las calles Obligado y Maldonado. 27 de junio de 1984.

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El 18 de enero de 1984 el Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT) organizó el primer paro general desde 1973. En respuesta a la medida el gobierno decretó la ilegalización del PIT y durante los meses siguientes se verificaron despidos y sanciones a funcionarios públicos y trabajadores de la órbita privada. El Partido Colorado, hasta entonces integrante de la Intersectorial, calificó al paro como una medida inoportuna. A raíz de estas discrepancias se creó la Multipartidaria, un nuevo espacio de concertación en el que predominaban las decisiones de los principales líderes políticos.


Al cumplirse once años del golpe de Estado, el 27 de junio de 1984, la Intersectorial y la Multipartidaria convocaron un paro cívico general en reclamo de libertad, elecciones sin proscripciones y amnistía para los presos políticos. Fue una jornada de paralización masiva, lo cual prueba el éxito de la convocatoria.

Empresa de transportes ONDA el día del “paro cívico”. Plaza Cagancha (Avenida 18 de Julio). 27 de junio de 1984.

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Representantes de los partidos políticos saliendo de la primera reunión de negociación con las Fuerzas Armadas para acordar los términos de la transición democrática. Sede del Estado Mayor Conjunto (Esmaco) en Garibaldi y 8 de Octubre. Al frente, de izquierda a derecha: Humberto Ciganda y Enrique Tarigo. Al fondo, de izquierda a derecha: Julio María Sanguinetti y José Pedro Cardoso. 6 de Julio de 1984.

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En el mes de julio de 1984 comenzó una segunda ronda de negociaciones entre representantes de los partidos políticos habilitados (Partido Colorado, Partido Nacional y Unión Cívica) y las Fuerzas Armadas, con la finalidad de acordar los términos para la restauración democrática. Entre mayo y julio de 1983 había tenido lugar una primera ronda de conversaciones (con sede en el Parque Hotel), que se vieron frustradas ante la intransigencia de los militares –que plantearon prácticamente las mismas condiciones rechazadas por la ciudadanía en el plebiscito constitucional de 1980– y por el mantenimiento de la represión en todos sus términos. A diferencia de lo ocurrido en la primera experiencia, en la segunda etapa de negociaciones con las Fuerzas Armadas participaron representantes de los partidos Colorado, Unión Cívica y Frente Amplio. La Convención del Partido Nacional había decidido no participar en ninguna instancia de negociación con el gobierno mientras su principal dirigente permaneciera encarcelado. Durante el transcurso de las conversaciones fue legalizado el Partido Demócrata Cristiano (que en las elecciones nacionales cedió su lema para habilitar la participación electoral del Frente Amplio), se levantó la mayoría de las proscripciones y se acordó verbalmente la liberación de cuatrocientos once presos, con lo cual se satisfacían varias de las demandas exigidas por los representantes partidarios. En la última reunión, realizada en el Club Naval, se acordaron las características y los plazos de la transición. Hasta el momento, no se han localizado actas o acuerdos escritos de estas reuniones.

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La dictadura significó un duro golpe para numerosas expresiones culturales que fueron objeto de persecuciones y censuras. En lo que respecta al teatro, la censura oficial de contenidos y el exilio de algunos de sus principales realizadores redujeron considerablemente la cantidad de obras en cartel y los espacios de exhibición. En 1977 la asistencia del público a los teatros montevideanos había disminuido a la mitad con respecto a 1971. Sin embargo, aunque debilitados, algunos colectivos, como el del Teatro Circular, permanecieron activos.

Concentración frente al teatro El Galpón con motivo del regreso de su elenco del exilio. Al centro: Atahualpa del Cioppo. Avenida 18 de Julio entre las calles Minas y Carlos Roxlo. 12 de octubre de 1984.

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Llegada del exilio de Alfredo Zitarrosa. 31 de marzo de 1984. Página anterior: Llegada del exilio de Alfredo Zitarrosa. Aeropuerto de Carrasco. 31 de marzo de 1984.

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Algo similar ocurrió con el canto popular, que desde los años sesenta era objeto de censuras ocasionales. Durante la dictadura, intérpretes como Washington Carrasco, Vera Sienra y Gastón Ciarlo, entre otros, continuaron produciendo y mantuvieron su actividad artística mediante presentaciones en teatros o, en ocasiones, en casas de familiares y amigos. Al igual que el teatro, la música popular adquirió un nuevo empuje a comienzos de la década de 1980.


En el transcurso del año 1984, en la medida que avanzaba el proceso de apertura democrática, regresaron del exilio varios artistas y referentes culturales que fueron calurosamente recibidos por una sociedad esperanzada y movilizada. Alfredo Zitarrosa lo hizo a fines de marzo, mientras que Braulio López y José Guerra –integrantes del dúo Los Olimareños– retornaron en mayo. Atahualpa del Cioppo –fundador y principal referente del teatro El Galpón, clausurado en 1976– llegó en setiembre, seguido por los miembros de su elenco que arribaron a Uruguay el 12 de octubre. 43


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Caravana de bienvenida a Los Olimareños. Rambla Repúbilca de Chile a la altura de Hipólito Yrigoyen. 18 de mayo de 1984.

Página anterior: Recital de Los Olimareños (Braulio López y José Pepe Guerra) el día que llegaron de su exilio. Estadio Centenario. 18 de mayo de 1984.

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La Conapro, integrada por los partidos políticos (Partido Colorado, Partido Nacional, Frente Amplio y Unión Cívica), varias organizaciones sociales y gremiales empresariales, se constituyó en setiembre de 1984 con la finalidad de alcanzar acuerdos básicos para un futuro gobierno democrático de unidad nacional. En este marco se formaron grupos de trabajo en distintas áreas, tales como salud, vivienda, política económica, cultura y legislación, entre otras. En noviembre terminó la primera etapa del trabajo de la Concertación con la firma de una declaración que reunía los puntos de acuerdo y de discrepancia entre sus integrantes.

Firma del acuerdo interpartidario básico de la Concertación Nacional Programática (Conapro). De izquierda a derecha: Juan José Crottogini, Enrique Tarigo, Julio María Sanguinetti, Alberto Zumarán. Local de la Asociación Cristiana de Jóvenes. Colonia y Eduardo Acevedo. 16 de noviembre de 1984.

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Cortejo fúnebre acompañando el féretro de Enrique Erro hasta el Cementerio Central. 11 de octubre de 1984. Arriba, en la primera fila al centro, de izquierda a derecha: María Almeida (Tota) de Quinteros, Juan Young, Nelson Lorenzo, Juan José Crottogini.

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Enrique Erro (1912-1984), proveniente del sector herrerista del Partido Nacional (por el que había ocupado una banca en la Cámara de Representantes y el cargo de ministro de Industria y Trabajo en el primer colegiado blanco), abandonó este lema en los primeros años de la década de 1960 e impulsó, junto con el Partido Socialista y otros grupos, la formación de la Unión Popular (UP), un frente programático que se presentó como tal por primera vez en las elecciones de 1962. En 1971 se integró al Frente Amplio con el sublema Patria Grande que resultó el tercer sector


más votado de la coalición en los comicios nacionales de ese año y por el cual Erro ocupó un lugar en el Senado. En 1973, el rechazo del Senado de la solicitud de desafuero de Erro –acusado de mantener vínculos con el MLN-T– fue uno de los episodios que precipitó el golpe de Estado del 27 de junio. Después del golpe permaneció en Argentina, donde lideró en octubre de 1974 la formación de la alianza opositora Unión Artiguista de Liberación que aglutinaba a sectores de izquierda identificados con la “corriente” y la “tendencia combativa”. En marzo de 1975 fue detenido en ese país y encarcelado hasta diciembre de 1976, cuando fue expulsado de Argentina, obteniendo asilo político en Francia. Durante esta segunda etapa de su exilio mantuvo una sostenida actividad de denuncia en países latinoamericanos y europeos.

En julio de 1977, fue uno de los firmantes del “acuerdo de México” junto con Enrique Rodríguez, José Díaz y Hugo Cores, en el que se denunció la prisión y la tortura, y se propuso la creación de un frente antidictatorial. Después de la firma de este acuerdo, tanto Erro y su sector Patria Grande como el PVP no se integraron al Frente Amplio en el exilio y se mantuvieron contrarios a cualquier instancia de negociación con el gobierno dictatorial. Ya en Uruguay, en 1984, ambos grupos se integraron a la Izquierda Democrática Independiente (IDI) que fue uno de los cinco sublemas con que el Frente Amplio se presentó a las elecciones nacionales de ese año. Erro murió en Francia el 1º de octubre de 1984. Sus restos fueron repatriados a Uruguay con la prohibición del gobierno dictatorial de exhibir el féretro y realizar el velorio.

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EL 17 de noviembre 1984 murió en prisión Adolfo Wassem, preso en régimen de rehén hasta el 12 de abril de ese año, cuando los nueve dirigentes del MLN-T fueron reintegrados al Penal de Libertad. A partir de junio, debido al empeoramiento de su estado de salud y en solidaridad con la huelga de hambre que mantuvo durante un mes, tuvieron lugar varias movilizaciones populares en las que se reclamó su libertad. Wassem murió en la cárcel, el 18 de noviembre de 1984. Una multitud acompañó el cortejo fúnebre hasta el Cementerio del Norte.

Entierro de Adolfo Wassem, dirigente del MLN-T. Cementerio del Norte. 18 de noviembre de 1984.

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Locales de votaciĂłn durante las elecciones nacionales de 1984. 25 de noviembre de 1984. Arriba, votando: Mariano Arana. Al centro, con el brazo en alto: Alberto ZumarĂĄn. Abajo, votando: Julio MarĂ­a Sanguinetti.

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Visita de Alberto Zumarán a la sede del Partido Colorado al conocerse el resultado de las elecciones nacionales. De izquierda a derecha: Aquiles Lanza (intendente electo de Montevideo), Alberto Zumarán (candidato presidencial del Partido Nacional), Julio María Sanguinetti (presidente electo) y Enrique Tarigo (vicepresidente electo). 25 de noviembre de 1984.

El 25 de noviembre de 1984, en un contexto de vigencia de proscripciones y aproximadamente trescientos ciudadanos presos, se realizaron elecciones nacionales en las que resultó triunfante el Partido Colorado y dentro de él la fórmula Julio María Sanguinetti-Enrique Tarigo. Liber Seregni y Wilson Ferreira Aldunate, figuras principales del Frente Amplio y el Partido Nacional, respectivamente, continuaban proscriptos. Ferreira permanecía en prisión, siendo liberado inmediatamente después de las elecciones.

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Desde los comienzos de la dictadura las comunidades de exiliados, dispersas en países de todo el mundo, y varios organismos internacionales de derechos humanos organizaron campañas de denuncia de las condiciones de prisión padecidas por los detenidos en cárceles políticas y se movilizaron reclamando su liberación. Dentro de Uruguay, en febrero de 1982, se alzó una de las primeras voces a favor de una amnistía para los presos políticos. Se trato del sacerdote Juan Luis Segundo, quien reclamó públicamente “clemencia para los vencidos” en un artículo de la revista La Plaza, que inmediatamente fue clausurada por ocho ediciones. En el acto conmemorativo del 1º de mayo de 1983 la amnistía de los presos políticos fue una de las consignas centrales de la convocatoria. Desde entonces el reclamo a favor de un indulto fue creciendo de manera sostenida hasta que en 1984 comenzó a debatirse concretamente sobre su carácter y alcance. El periodista y director de CX 30 La Radio, José Germán Araújo (1938-1993) fue una figura destacada en el movimiento de resistencia a la dictadura. El 3 de noviembre de 1980, pocos días antes del plebiscito constitucional que fue vivido como una evaluación general de la política del régimen, Araújo debutó con su programa radial Diario 30, transformándose, junto con el semanario Opinar, dirigido por Enrique Tarigo, en una de las pocas voces opositoras a la propuesta militar. Dos años más tarde, al realizarse en noviembre de 1982 las elecciones primarias de los partidos políticos habilitados (Partido Colorado, Partido Nacional, Unión Cívica), desde su programa radial Araújo apoyó la iniciativa del voto en blanco, que en los hechos supuso una estrategia para marcar la vigencia del Frente Amplio como colectividad política. 56

En diciembre de 1983 la radio CX30 fue clausurada por transmitir en directo las convenciones del Partido Colorado y del Partido Nacional. Araújo respondió a esta medida con una huelga de hambre, concitando el apoyo de una multitud de personas que se acercó a las inmediaciones de su casa, en la avenida 18 de Julio y 8 de Octubre. Días después un nuevo decreto gubernamental reconsideró la clausura que finalmente rigió por un mes.


Movilización por amnistía de los presos políticos bajo la consigna “Una Navidad sin presos políticos”. Arriba, al centro: Germán Araújo. 5 de diciembre de 1984.

En las elecciones de noviembre de 1984, Araújo fue electo senador por el Frente Amplio. En la inmediata restauración democrática se destacó por su actividad de denuncia de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura. El 22 de diciembre de 1986, coincidiendo con la aprobación de la “ley de caducidad”, fue apartado definitivamente del Senado. 57


Inmediaciones del Palacio Estévez durante el traspaso de mando del presidente de facto Gregorio Álvarez a Rafael Addiego. 12 de febrero de 1985. Arriba: Palacio Estévez (actual Edificio Independencia). Abajo: Avenida 18 de Julio y Plaza Independencia.

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El 12 de febrero de 1985 se produjo la dimisión del militar y presidente de facto Gregorio Álvarez, quien entregó el gobierno de la República al entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia, Rafael Addiego. Ascendido a general en febrero de 1971, Gregorio Álvarez (1925) ocupó diversos cargos de responsabilidad militar y política durante la dictadura. En 1974 le fue adjudicada la comandancia de la División del Ejército Nº 4, al año siguiente presidió la Comisión de Asuntos Políticos de las

Fuerzas Armadas, y en 1978 fue designado comandante en jefe del Ejército. Luego de pasar a retiro en febrero de 1979, en 1981 el Consejo de la Nación lo designó presidente de la República. El 17 de diciembre de 2007 fue procesado con prisión en calidad de coautor de reiterados delitos de desaparición forzada. Su procesamiento alude al traslado en 1978 a Uruguay desde Argentina de una veintena de presos políticos que aún permanecen desaparecidos

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El 12 de febrero de 1985 Rafael Addiego (presidente de la Suprema Corte de Justicia) sustituyó a Gregorio Álvarez en la Presidencia de la República y tres días después se restableció el funcionamiento de las cámaras legislativas, después de doce años de dictadura. El 1º de marzo Julio María Sanguinetti asumió la Presidencia de la República. Una semana más tarde, el 8 de marzo, mediante la aprobación de la Ley de Pacificación Nacional se dispuso la amnistía para los ciudadanos que aún se encontraban en prisión acusados por delitos políticos y la creación de la Comisión Nacional de Repatriación para facilitar el regreso de los uruguayos exiliados. La ley excluyó a los procesados por delitos de sangre, que pocos días después fueron liberados “en atención a los rigores del tratamiento penitenciario sufrido”, contabilizándose tres días de pena cumplida por cada día de privación de libertad. De este modo, el 14 de marzo salieron en libertad los últimos presos políticos.

Asamblea General. Palacio Legislativo. 15 de febrero de 1985.

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Asamblea General. Primera sesión del Parlamento. De izquierda a derecha: los senadores Francisco Rodríguez Camusso y Germán Araújo. 15 de febrero de 1985.

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Inmediaciones del Palacio Legislativo. Desfile del Batall贸n Florida. 15 de febrero de 1985.

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El encarcelamiento masivo y prolongado fue la modalidad represiva que caracterizó a la dictadura uruguaya entre sus homólogas del Cono Sur. La Investigación histórica sobre dictadura y terrorismo de Estado en Uruguay documenta la existencia de 5.925 presos. No obstante, a esta cifra deben sumarse otros muchos casos de detenidos que no fueron procesados por la Justicia Militar y experimentaron situaciones de prisión que comprendieron desde pocos días hasta varios meses. Los detenidos permanecieron recluidos en cárceles públicas (penales de Punta Carretas, Punta de Rieles y Libertad), locales improvisados (unidades militares y policiales, estadios de fútbol y básquetbol) y numerosos centros clandestinos dispersos en todo el territorio nacional.

Jefatura de Policía de Montevideo en las calles Yi y San José, desde donde fueron liberados los últimos presos políticos. 10-14 de marzo de 1985.

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Página anterior: Liberación de las últimas presas políticas. Jefatura de Policía de Montevideo. 14 de marzo de 1985. Arriba, de izquierda a derecha: María Elia y Lucía Topolansky.

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Página siguiente: De izquierda a derecha: Muti y Figueroa.

En los primeros días de marzo de 1985 las últimas presas políticas fueron trasladadas del Penal de Punta de Rieles a la Jefatura de Policía, desde donde fueron liberadas el día 10. Otro contingente de varones y mujeres salió en libertad el día 12. Dos días después, también desde Jefatura, fue liberado el grupo restante de presos varones no amnistiado y recién llegado del Penal de Libertad, y las últimas cinco presas. 69


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LiberaciĂłn de los Ăşltimos presos del Penal de Libertad. Primeros dĂ­as de marzo de 1985.

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Localizado en el departamento de San José, a 53 kilómetros de Montevideo, en las proximidades de la ciudad de Libertad, el Establecimiento Militar de Reclusión N°1 (popularmente conocido como “Penal de Libertad”) fue inaugurado como cárcel exclusivamente masculina el 1º de octubre de 1972, fecha en que recibió a los primeros reclusos provenientes del presidio de Punta Carretas. En adelante y hasta el 9 de marzo de 1985 se estima que pasaron por este lugar 2.873 prisioneros políticos, llegando a convivir en simultáneo 1.400 personas. 73


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En el momento del golpe de Estado, el MLN-T se encontraba derrotado militarmente, con sus líderes principales en prisión. El 7 de setiembre de 1973 el gobierno retiró de los penales de Libertad y Punta de Rieles a dieciocho presos considerados dirigentes de la organización, a los cuales se mantuvo aislados, en lugares de reclusión tales como aljibes, perreras o calabozos de dimensiones extremadamente reducidas, sometiéndolos a una rotación permanente por cuarteles de todo el país. Según declararon las autoridades, estos detenidos permanecían bajo un régimen de rehenes y sus vidas dependían de que la organización no intentase ninguna acción armada. Las nueve rehenes mujeres fueron devueltas al Penal de Punta de Rieles en 1976. Los varones permanecieron en esa condición durante once años y sufrieron cuarenta y cinco traslados.

Dirigentes históricos del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros (MLN-T), detenidos en calidad de rehenes, en conferencia de prensa en el Colegio de los Padres Conventuales horas después de su liberación. 14 de marzo de 1985. De izquierda a derecha: José Mujica, Adolfo Wassem (hijo), Mauricio Rosencof, Jorge Zabalza, Julio Marenales, Eleuterio Fernández Huidobro.

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El 23 de marzo de 1985, pocos días después de la liberación de todos los presos políticos, por primera vez la prensa pudo ingresar al Penal de Libertad. En esa oportunidad una treintena de periodistas y fotógrafos (varios de ellos detenidos durante la dictadura en este establecimiento) recorrieron todas sus instalaciones. Los uruguayos conocieron a través de estas imágenes una de las principales cárceles del régimen.

Arriba: La Isla. Edificación compuesta por catorce celdas de castigo y aislamiento. Al centro: Hall de entrada a los celdarios y salón de distribución en la planta baja del Penal. Abajo: Vista del Penal desde la cerca del jardín donde se realizaba la visita con niños.

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Celda del Penal de Libertad. 23 de marzo de 1985.

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Marcha realizada en el primer aniversario del Golpe de Estado luego de la restauración democrática. De izquierda a derecha: Juan José Crottogini, Liber Seregni, Wilson Ferreira Aldunate y Alberto Zumarán. 27 de junio de 1985.

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Anexo 81


“La nuestra en esa época periodística era una lucha de oposición”1 Cyro Giambruno [C]: Bueno, ¿por qué estamos juntos? Y... fue el Foto Club. Es decir, en realidad nunca te pregunté, José, cuándo empezaste vos con fotos, pero nos conocimos allí. A mí siempre me gustó la fotografía y después… después de la cárcel y todo eso, encontré en el Foto Club un lugar donde tratar con gente. En el Uruguay disperso que no se podían reunir más de tres en una esquina, ahí, generando amistades un poco más profundas, yo terminé aprendiendo fotografía. Y entonces ta’, nos vinculamos por la fotografía y entre olfato y accidente empezamos a ser fotógrafos de prensa. Porque fue un poco eso. Olfato, accidente, militancia... no sé si le querés agregar otro término más. José Luis Sosa [J]: Yo, la parte mía, empiezo antes de juntarme con Cyro a hacer fotografía… empieza en Foto Club también. Todo comienza ahí. O sea, primeramente empieza más temprano, antes del 73, pero nunca me había puesto como si fuera un trabajo. No había sido laboral. Y los pasos del amateurismo me llevaron al Foto Club, donde conocí una cantidad de amigos. Como dijo Cyro, era un foro de encuentro en ese momento de gente que estábamos con mucho miedo. No te podías reunir en ningún lado. El tema fotográfico daba la posibilidad de tener buena conversación y buena relación con una cantidad de gente que si hubiera sido de otra manera no se hubiera abierto a dialogar con uno. La actividad amateur empezó por el 73, 74, por ahí,

empecé a acercarme a la fotografía digamos en serio, con ganas. En el 75 arranco a trabajar, a hacer cosas de fotografía, a revelar… muy poco, no estaba dado todavía el paso final. El paso final en que dejo lo que yo hacía antes para dedicarme a la fotografía es en el 80-82. En el 80 es cuando salgo ya definitivamente a decidir hacer fotografía como medio de vida. Yo hacía instalaciones eléctricas. Tenía una empresa con un amigo, pequeña empresita… se fue a pique… cuando se empezó a venir lo de la tablita en el 82 (nosotros ya empezamos a sentir ese tembladeral un poco antes y ahí nos terminamos de desmoronar). Ahí fue que dije “bueno, de aquí en más es esta la alternativa”. [...] Tenía un laboratorio como aficionado desde el 75 y entonces empecé a trabajar haciendo laboratorio. Revelando blanco y negro y positivando blanco y negro para venderle a la gente. C: Yo estaba estudiando Medicina, estaba en quinto año de Facultad cuando me metieron para adentro. Ya era dictadura, la Universidad estaba clausurada. Magdalena Broquetas [M]: Y cuando saliste, ¿no te reenganchaste? C: ¿Cuando salí? Sí claro, fui a hacer eso. Directamente me dijeron que no. El Jefe de Bedelía se pegó el tal susto después del abrazo y el “que precisás”. Le dije que venía a inscribirme para dar examen de Farmacología, que la había

cursado antes de la clausura de la Universidad. Todo es muy truculento, fíjate que en el penal en el 74, en un momento de afloje, nos habilitaron cambios de celda para estudiar. Pasé con un compañero de medicina, empezamos preparar exámenes; después cuando pedimos mesa de examen, no la tuvimos y nos volvieron a cambiar de celda. Destrucción psicológica que le dicen. Ahora libre me presentaba en Facultad y el tipo arruga, “que eso estaba prohibido, mirá si se enteran, no puedo, a vos te conoce mucha gente” decía, no es lo mismo con otras situaciones que pasan desapercibidas. Presenté nota en Decanato, reclamé al ESMACO, y la respuesta fue que yo Medicina no podía estudiar, que estudiara Odontología o Veterinaria que tenía materias revalidable. Por Medicina de ninguna manera, además de estudiante y delegado de Hospital Maciel, tenía un cargo en Educación Médica y era ayudante honorario de Fisiología. Pasado el tiempo, después de todas estas fotos que ves, me restituyeron en Facultad pero ya no era lo mismo, ni yo era el mismo y bueno salvé Farmacología lo que me reconfortó intelectualmente, cursé Gine y Pediatría y dí algunos otros exámenes, pero ya mi vida marchaba por otro lado y la democracia no nos dio ningún apoyo. Se imaginan la situación de los jóvenes que con 17, 18 años los metieron presos, ¿que capacidad de reinserción social podían tener?, sin educación ni experiencia laboral a los 28, 30 años cuando abrieron las puertas de las cárceles. Alguien prestó atención a los suicidios.

1. En este apartado se reproduce parte de una entrevista a Cyro Giambruno y José Luis Sosa realizada por Isabel Wschebor y Magdalena Broquetas el 27 de julio de 2005. 82


M: ¿Qué período estuviste preso? C: Y era dictadura… diciembre del 73 y estuve en el Penal de Libertad hasta fines del 76, me autoexilié en una chacra, administré un criadero de cerdos y tengo unas preciosas fotos de caballos y cosas por el estilo. Todo absolutamente amateur. Después, en el ochenta fue el plebiscito. Ese año estuve en Montevideo, me había divorciado y como tantas historias de uruguayos. Me asocié con un amigo en un almacén, Almacén Doña Maruja. Mi socio era blanco y yo frenteamplista y por allí pasaba mucha gente. La gente venía a hablar y pasábamos para el fondo a conversar, resumir información dispersa y alguna botellita se iba quedando vacía. Reconfortado con el plebiscito y el resultado del Mundialito me volví para campaña. Había empezado Foto Club. En el 82 preparé Patología Médica con un compañero de los que habían zafado y lo dejaban dar exámenes. Sabía que la iba a tener que estudiar en pocos años, ya se caían, lástima que hicieron todavía tanto daño, como puedes ver: Roslik, palos, censuras, y es cuando participamos periodísticamente, en esos años finales de la dictadura, la apertura... Creo que fuimos marcando la diferencia de una fotografía militante, con permanencia en la calle, lo que generó que nos acreditaran los medios. M: ¿Qué medios de prensa? C: En ese momento, el semanario Aquí, Jaque,

La Democracia… todos los medios de alternativa. M: La prensa de oposición. C: La prensa de oposición y las agencias. M: ¿Qué agencias? C: AP fue la primera, ¿no? Le vendimos aquella foto en 500 dólares. J: AP, DPA, la agencia alemana, ¿te acordás? Que estaba Lessa, no me acuerdo dónde era que estaba Zelmar… C: En AP. C: A partir de ahí, ya vivimos de la fotografía. Combinamos el olfato político, la capacidad técnica de José Luis y bueno, y ya estábamos jugados, estábamos rifados... J: El tema es que yo… antes de empezar a hacer fotografía con Cyro y de trabajar exclusivamente con la prensa, en aquellos tiempos se colaboró mucho con fotos que se pedían del exterior. Y jamás pregunté ni para quién, ni para dónde ni quién era que venía a buscarla. Mi casa era un laboratorio, al que más adelante se integró Cyro. Era un lugar donde de repente, noche a noche pasaban cinco o seis compañeros fotógrafos que en algunos casos nunca los había visto… Ni sé quiénes son, ni jamás se me ocurrió preguntar “cómo te lla-

mas”. Venían por intermedio de…, traían fotos para poder revelarlas y llevarse los rollos ya revelados o pedirme alguna cosa que yo había sacado y así se manejaba en esos momentos. Era una tarea militante y yo ya estaba en Foto Club. Estoy hablando del 75 por ahí, más o menos 75 al 80. Cuando con Cyro empezamos en el 82 habíamos hecho los primeros acercamientos. Habíamos trabajado juntos para el CIPFE –en Conventuales– con el profesor Rubén Cassina de apoyo a toda la tarea social y a los jóvenes que allí se nucleaban. Allí empezamos a trabajar juntos y el tema ya se desarrolla de otra manera. Conformamos un grupo. Formamos Camaratres. C: Que en realidad Camaratres también fue una forma de que fotos que se publicaran no tuvieran nombre por el riesgo que implicaba. Tuvimos paradojas de llevar fotos a algunos medios y no se arriesgaron a ampliar su tiraje semanal pues se corría el riesgo de la censura o la clausura; es más: no decían que tampoco nos ponían el crédito para que no nos fueran a buscar. Las primera foto que nos compró AP fue la primera foto que salió al exterior de una represión en la calle en Uruguay. Fue la primera foto que salió legal a través de un medio de prensa. M: ¿No se las compró ningún medio nacional? ¿Se las compró AP? C: Esa fue la que nos sirvió después para el vínculo con el semanario Aquí, “Necesitamos 83


fotógrafos en la calle”. Pedimos carné de prensa… pero éramos independientes, nosotros no estábamos con sueldo en Aquí. Aquí nos dio una buena mano y trabajamos muchísimo para ellos. Pero de la misma forma con Jaque, que estaba Miguel Petit en aquel tiempo, o en La Democracia. C: Es decir, nuestra época como fotógrafos de prensa, es la de la apertura. Isabel Wschebor [I]: ¿En qué grupos estaban militando y cómo se mezcla la actividad política con la actividad fotográfica? En esa primera etapa, la idea de mandar fotos al exterior… C: Yo creo que trascendía los grupos políticos. A nosotros nos llegaban negativos que no sabíamos de quién eran. Fotos que aparecían, que sacaban por ahí y en la medida que ya como Camaratres estábamos funcionando, nos conocía la gente, teníamos cierta confianza política. En el medio fotográfico amateur el vínculo con Foto Club siempre siguió y tenemos buenos amigos… nos llegaban negativos, incluso de épocas viejas. J: Cosas importantes… M: ¿Por ejemplo? J: La toma de Pando, para empezar. Y fotos de adentro de… militares haciendo conferencias con la prensa extranjera. Nos llegaban esas cosas. No sé cómo llegaban esas cosas. [...] Y 84

digo más, era compromiso para los que estaban cerca. Porque nunca sabías lo que podía suceder y a dónde podía acarrear esas cosas. Por eso mismo compartimentarse fue toda una lección de vida, saber compartimentarse en ese momento. El no preguntar, el no tener idea a dónde iban a parar esos materiales, qué eran, cómo venían y de la manera que se iban. Vos sabés que alguien te traía algo o se llevaba y no preguntabas, en general. Vos sabías que era en contra de. Y vos estabas en contra de, más allá de la bandería política que fuera. M: ¿Así como te llegaba te desprendías? J: Te desprendías… Obviamente que sabías lo que era, de dónde venía y en algunos casos te pedían “che, ¿tenés fotos de tal cosa?”, “las paso a buscar”. Y no me daba por preguntar a dónde lo vas a llevar, si lo vas a publicar o no lo vas a publicar. Era militancia y punto... C: Sin encuadre político. La nuestra en esa época periodística era una lucha de oposición. De la misma forma en el almacén que teníamos con mi socio blanco -de los que dicen que son “blanco como hueso de bagual” - la gente venía a reunirse como se reunía en la farmacia de… este dirigente blanco, ¿cómo era? El que enfrentó a los milicos con un salamín que arrancó de un carrito de fiambres. J: Ah, sí. Cacho… ¡¡¡Cacho López Balestra!!! C: Uruguay en determinado momento traspa-

só las fronteras partidarias y nuestra actividad como periodistas era una actividad de denuncia que nos permitió vivir y darnos en el medio un lugar reconocido. Yo tengo incluso, tenemos, de la época... ya es el 85, cuando liberaron a los últimos presos, hay en esos días un acto de la 99 en el Platense y yo fui a cubrirlo por la Revista Z que era una revista de la 99 que estaba en el Frente en ese momento y de repente entra por el pasillo central el Pepe Mujica que hacía diez días que lo habían largado y en medio de toda esa gente abraza a Hugo Batalla que presidía ese congreso. Yo saqué esa foto abrazados. Ahí empezó como un remate. El periodista que estaba por el diario El Día se quería matar, el fotógrafo había cumplido con su nota y se había ido, “te la compro, 300 pesos, 500 pesos” y yo le decía “no, no te la voy a vender porque vos no la vas a usar para lo que yo creo que hay que usarla. Así que no te la voy a vender”. Y no se la vendí. M: ¿Salió en Z? C: No. M: ¿Te la guardaste? C: No, no… a Z se la entregué, sí. El Pepe joven, morocho, con el pelo negro. C: Y así era todo porque a Petit le tocábamos timbre y le decíamos, “tenemos tal foto, ¿la querés?” Éramos marchand de fotos. A veces la gente nos llamaba y nos decía “che, pasó


tal cosa, ¿tienen fotos de eso?”. Y lo otro que pasó mucho era que muchas veces sacábamos fotos, luego las llevábamos a la redacción de uno u otro de los medios, contábamos la historia y los periodistas tenían después un artículo. Es decir, la foto generaba un artículo de prensa. Nos llamaron una vez para ver si teníamos foto de una casa del Buceo donde Sanguinetti había ido a una reunión con militares, nos putearon todos por no tenerla. No teníamos idea de la reunión ni de la casa y además le dijimos que si hubiéramos ido probablemente hubieran corrido el riesgo que no tuvieran más fotos nuestras. I: ¿Recuerdan algún episodio en relación con que la propia actividad fotográfica los pusiera en peligro? C: No, no. Psicológicamente el hecho de que nos llamáramos Camaratres era un antídoto, todos sabían quiénes éramos, no éramos ingenuos, pero éramos Camaratres y ta… En la calle sí hubo episodios… Después desde el punto de vista de si alrededor del laboratorio, nuestras casas o llamadas, no. J: Estábamos tan presionados para entregar que no teníamos tiempo. Pasaron tantas cosas. En un período tan corto fue tan brutal la movida. Y había tanta cosa para hacer que era impresionante. Me acuerdo de trabajar hasta las tres, cuatro de la mañana. Era lo más común. Todos los días, sábado, domingo. La salida fue impresionante. Fue tremenda, tremenda.

C: Había mucha cosa, porque además creo que en eso, con respecto a los fotógrafos tradicionales que había en ese momento, nosotros cubríamos todo… M: Excepto deporte y sociales… C: Sí, pero hacíamos fotos de las piedras preciosas para catálogos, ayudaba al presupuesto. Pero claro, éramos un poco referencia. Cuando empezaban a cerrar, los editores de La Democracia siempre hacían una llamada “che, tienen fotos de tal cosa”. Y después también cuando salió La Hora la primera tapa era con fotos nuestras, Cinco Días, y varias publicaciones más que fueron saliendo, sabían que.... cómo te voy a decir, había un banco de datos y los periodistas que se animaban a escribir de esto hasta el día de hoy siguen siendo grandes amigos y no lo perdieron por pasar a la televisión. I: ¿Ustedes guardaron esas fotos? C: Sí, todas. J: Y bastante ordenadas están; mi amiguito guardaba todo. Me llama la atención que están bastante ordenadas. Ahora lo que sí me causa… viste… es como pararte en el borde del abismo. Te encontrás con cosas que ya no me acordaba. Cuando abro el archivo y empiezo a mirar fotografías porque me piden algo, empiezo a ver cosas que no me acordaba, no me acordaba que habíamos hecho… que habíamos transitado tanto. Nosotros tra-

bajábamos como una plantilla de diario, por ejemplo el diario El País tenía 24 fotógrafos. Nosotros éramos dos fotógrafos para cubrir absolutamente todo lo que se nos pedía. Y se nos pedía de varios frentes, no solamente del semanario Aquí, sino que de repente recibías la llamada de Jaque y de Fucvam y de todos los sindicatos. C: Ah sí, las fotos para los gremios y demás… o sea costo solidario, bancar los negativos, bancaban la nafta y quedaba algo para la caña… porque a las tres de la mañana... J: Y la yerba. Sí, era una vida muy bohemia. C: Sí… aunque te estamos hablando de que andábamos en auto. J: Sí, a veces teníamos que hacernos tiempo, “pará, me voy a duchar que no aguanto más… y sigo”, y mate y dale y meterte en el laboratorio, hacer cosas, salir a la calle… lo que pasa es que no hay idea. Hoy por hoy sería facilísimo porque vos agarras el celular y… C: No había celular, no había internet. J: Vos levantabas el teléfono y no podías hablar mucho. M: Y el bíper no te llegaba. J: Y el bíper no te llegaba. Y vos levantabas el teléfono y era medio codificada la cosa porque 85


no sabías si tenías el teléfono intervenido y estabas comprometiendo al resto de casa. C: Pero éramos adultos jóvenes sin hijos. M: Eso, ¿en ese momento ustedes no tenían familia? C: Yo vivía con mi compañera, Maga, que había sido mi esposa. Nos habíamos divorciado después de la cana. Ella estuvo presa casi un año por Medidas de Seguridad. Fue en ese tiempo el tercer miembro de Camaratres, soporte, opinión, fotografía, chofer, hacíamos de todo. J: Y yo vivía con mi primera compañera. Pero estaba totalmente de acuerdo. Estábamos bien parados en el sentido de que, en el caso de mi pareja era socialista y yo comunista… Era todo una mezcla, él tupa. Era todo un ensamble impresionante, la negra Mónica colaboraba con el laboratorio, era GAU. Era un boniato. Una cosa impresionante. Pero estábamos todos en el mismo ómnibus. Yo me acuerdo, antes de formar Camaratres las idas y venidas con gente que iba a sacar fotos, que iba a hacer algo, o que organizaba algo para sacar, o aquel “abajo la dictadura” por ejemplo, que apareció en una pared, tenías que sacarlo y mirar para todos lados… Cuando vos te iniciás en fotografía nosotros decimos que es muy difícil sacarle a la gente de frente. Ir y quemar es muy bravo para un fotógrafo que recién empieza… Hoy ya no me produce más nada … levanto la cámara y después que 86

me peguen, la imagen ya la tengo. Pero cuando empecé sentía el mismo resquemor. Agarrabas una pared que decía algo o las casetas de la cárcel de Punta Carretas (yo vivía en la esquina) y todos los cambios de los milicos en aquella época... entonces registrar esas cosas era una hurtadilla y te la ponías en el ojo y “tic” y sacabas y salías al toque. Era como hurtar una imagen.

los lentes. Generalmente… bueno, yo soy un maniático de los angulares, pero… usábamos lente normal y en el caso mío un 28 y el normal. Porque no te daba tiempo. Se te encimaban mucho las cosas y qué hacías con un teleobjetivo, nada.

J: Sí, sí.

M: Nosotros lo preguntábamos más por las fotografías que sacaba Inteligencia y cómo era esto, porque a veces los fotógrafos de los diarios fueron allanados y sus fotos sirvieron para Inteligencia.

C: Pero paradójicamente después también la cámara, porque nos pasó muchas veces en manifestaciones, fue también como un escudo. Hay que acordarse de lo que eran los flash Metz, esas cosa con la barra ahí atrás …

J: Cuando salías con un tele es porque ya salías con la foto pedida. Acordate cuándo nos pedían esas cosas… Pero siempre nosotros salíamos con la foto al instante, generalmente. Nosotros salíamos a quemar…

J: Te sentías atrás de una pared.

C: Teníamos buenos equipos y lentes, pero no era mucha cosa.

I: Es instante decisivo tuyo.

C: Entonces lo llevabas así, lo levantabas así, “prensa, prensa” le decíamos a los milicos que venían corriendo a la gente y vos te quedabas ahí y los llevabas a ellos por delante. Cordones o vallas, lo que sea… M: Y otros fotógrafos nos comentaron que no era tan común el uso de teleobjetivos en la época. ¿Ustedes qué tipo de lentes usaban? C: Para hacer estas fotos no había mucho tiempo para cambiar los lentes. J: No, no había mucho tiempo para cambiar

J: Generalmente no era mucha cosa y aparte no lo usábamos. De plano era estar en la escena. No estábamos apartados de la escena. Que yo me acuerde, Cyro y yo jamás estuvimos a 200 metros de nada. Creo que usé un tele, un 135. El tele más largo que llegué a usar en esa época fue un 135 para hacer algún retrato de alguna cosa que me pedían... Pero generalmente estábamos arriba de la escena. Claro, a nosotros nos pegaba mucho la parte militancia. Todo lo que sucedía ahí lo estábamos viviendo nosotros mismos. Todo lo que sucedía en la calle lo tratábamos de tener muy cerca.


José Luis Sosa y Cyro Giambruno el día en que donaron el archivo de Camaratres al Centro de Fotografía. Anexo del CdF. 20 de enero de 2015. (Foto: 52317FMCMA.CDF.IMO.UY - Autor: Gabriel García/CdF)

C: Además una te lleva a la otra porque ahí te cruzabas con gente... Hoy hay gente que todavía me la encuentro en mi actividad laboral actual y me dice “ah, ¿no andás más trepado arriba de los árboles?”. M: ¿En esa época de la apertura usaban indistinto blanco y negro y color o usaban sólo blanco y negro? J: No, blanco y negro. C: Casi todo blanco y negro. Algo en diapo. J: En diapositivas algo. Te iba a decir, yo perdí un montón de cosas por trabajar en diapositivas. En realidad era lo más sólido. M: ¿Por qué creen que el Foto Club sobrevivió como ámbito, qué características tenía, qué sutilezas tenía? J: Lo que pasa es que era plurigeneracional y mantuvo siempre un perfil muy bajo. C: La gente se vinculaba por la fotografía. Siempre el arte abría cabezas… entonces ahí olfateabas con quién podías hablar más o menos. M: ¿Reconocen algunas personas como maestros o como profesores de ustedes en el Foto Club? J: Míos… sí, te los puedo decir. Trigve Rasmussen (el Yuyo), Héctor Borgunder, Dina

Pintos, que formaron gente, todos maestros a seguir, me quedan nombres en el tintero. C: Había personajes y en torno a ellos se formaban grupos de amistad, una ida al boliche a tomar una copa o un café. J: Se formaba mucha peña. C: ¿Cómo se llamaba aquel flaco…? J: Jorge Cota Álvarez, abogado y capo del laboratorio de Foto Club. Amigo entrañable. C: Y Carlos Etchegoyhen. Sí, era gente que no eran exclusivamente fotógrafos, que tenían una tarea administrativa, pero que con ironías o sarcasmo o forma de ser, generaba un ambiente que no lo encontrabas en la calle ni en el ámbito de trabajo, ni en ningún lado. M: ¿Cuándo se disuelve Camaratres?

C: El fenómeno Camaratres termina con la apertura. Y a partir de ahí yo seguí tres años más en la fotografía y guardé los archivos. José Luis sigue hasta el día hoy, pero por lados distintos. José Luis ingresa de manera más formal en la prensa. Yo trabajando para Zeta, para Brecha, pero ya muy cómodo, yo sabía que Brecha salía una vez por semana y Zeta una vez por mes. Ahora lo de Camaratres es otra etapa que tiene otra visión, que la concretaremos o no. J: Quizás, ojalá nos dé el tiempo. I: ¿Porque están armando el archivo? J: Estamos tratando de armar los retazos de cómo venían esas cosas. Hay muchas fotos que son importantes y tenemos algunas ideas. Personajes, creo que si no los tenemos todos, tenemos casi todos los personajes de la reapertura democrática. 87


A lo largo de las décadas de 1980 y 1990 Camaratres le vendió imágenes a medios nacionales y extranjeros como Aquí, La Democracia, Jaque, La Voz de la Mayoría, Cinco Días, La Hora, Guambia, Convicción, Orsay, Asamblea, Tiempo de Cambio, Revista Punta del Este, Somos (Argentina), El Periodista (Argentina), Siete Días (Argentina), Isto eh (Brasil) y Hoy (Chile), así como a las agencias DPA, AP y Uerek. Sus fotografías también fueron reproducidas en libros e integradas en diversas exposiciones, como la muestra colectiva Luces del Silencio realizada en el año 2001.

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Agradecimientos Nuestro agradecimiento a tanta gente que no conocemos, protagonista de este reporte fotográfico. A los amigos y compañeros. A Carlos Etchegoyhen, secretario de Foto Club Uruguayo durante los años de silencio. A Maga Acosta y Lara, con quien terminamos conformando el tres. A Mónica Etorena. A Jorge Vidart, compartimos insomnios atrás de una nota. A los magos, Yuyo Rasmussen y Carlitos Porro. A Nelson Wainstein, al negro Felipe González. A los fotógrafos del estudio de la Calle de San Juan, los hermanos Caggiani, Persiquetti y el amigo Bonino. A periodistas de todas esas horas, Zelmar Lissardi. A los amigos que hicimos en el semanario Aquí, a su apoyo y respaldo. A fotógrafos increíbles como Sengo Pérez. A Alfredo y José María Oliú. Todos son parte de esta historia de Camaratres, por su protagonismo, por el dato, por la foto, por la compañía, por compartir el riesgo, por su paciencia, por sus aportes técnicos o por saber escribir una nota de aquel documento que traíamos de la calle. A tantos comerciantes –las galerías de 18, que protegieron rollos calientes; “te van a matar, qué hago con esto”, “guardalo; no te preocupes que vuelvo, si no es hoy es mañana”–. Al Lobizón, el Mincho y tantos otros. Los datos de los boliches; el viejo “radio aviso” y el estrés cuando sonaba su “bip bip”, que nos transmitía mensajes “poco claros”. A todos los que hicieron que siguiera existiendo este archivo, Guillermo Robles, Mario Schettini, Marisa Adano y a la gente del Centro Municipal de Fotografía, su tenacidad, su persistencia, su capacidad y su amistad hacen posible este rescate de las fotos de Gori y Cyro. José Luis Sosa - Cyro Giambruno camaratres@gmail.com

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Uruguay entre la dictadura transicional y la apertura democrática

1983 1º de mayo: Primera conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores después de diez años de censura.

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Mayo-julio: Primera ronda de negociaciones entre los partidos políticos habilitados y el gobierno militar.

25 de setiembre: Marcha de los estudiantes organizada por la Asociación Social y Cultural de Estudiantes de la Enseñanza Pública.

27 de noviembre: Acto multitudinario en los alrededores del Obelisco de Montevideo organizado por la alianza opositora que nucleaba partidos políticos y organizaciones sociales (“Intersectorial”).

26 de diciembre: Visita a Uruguay de 154 niños y adolescentes, hijos de exiliados uruguayos residentes en distintos países de Europa.

18 de enero: primer paro general realizado luego de once años (“Paro cívico”)


1984 19 de marzo: Liberación de Liber Seregni después de ocho años de cárcel.

16 de junio: Retorno del exilio desde Buenos Aires de Wilson Ferreira Aldunate, inmediatamente detenido y trasladado al cuartel de Trinidad.

1985 Julio-agosto: Segunda instancia de negociaciones entre partidos políticos y militares. El 3 de agosto se alcanzó un acuerdo que posibilitó el retorno del régimen democrático.

Setiembre: Constitución de la Concertación Nacional Programática, integrada por partidos políticos y organizaciones sociales, con la finalidad de alcanzar acuerdos para un gobierno democrático de unidad nacional.

25 de noviembre: Realización de elecciones nacionales.

15 de febrero: Primer día de las Cámaras legislativas, luego de doce años de dictadura.

1º de marzo: Asunción de mando de Julio María Sanguinetti y Enrique Tarigo.

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Nos conocimos en el Foto Club Uruguayo. José Luis Sosa Nace en 1948 en Rocha (Uruguay). Comienza su actividad fotográfica en 1975. Fotoclubista, laboratorista, docente, reportero gráfico desde 1983 hasta hoy.

Cyro Giambruno Nace en 1948 en Montevideo (Uruguay). Dice haber vivido intensamente. Ha compartido responsablemente la vida con hermanos, amigos y compañeros. Pretendió estudiar Medicina y estuvo preso. Plantó un árbol y vivió de muchos oficios. Se desarrolló como fotógrafo y lo refleja en este libro. Es asesor en seguros. Es un padre feliz y orgulloso de sus hijos.

Desde nuestra inquietud por la fotografía, nos encontramos de pronto siendo reporteros de la protesta de una generación que no se resignaba a la larga noche de los silencios y complicidades. Carnaval, las Llamadas y allí nuestra primera foto vendida y nuestro trabajo free lance. Nuestros nombres desconocidos; no era oportuno. Empezamos a autodenominarnos Camaratres, se transformó en nuestro medio de vida y nos permitió superar las discriminaciones de la época. Lentamente Camaratres fue un encuentro de amigos, camaradería, noches de laboratorio siempre acompañados, canalización de fotos anónimas, presentes y antiguas que nunca habían aparecido. Recepción de fotos que nos llegaban sin reclamar autoría, el Uruguay, el temor. Toda una época en blanco y negro. El país estaba contra la dictadura o con la dictadura, era el fin del proceso cada vez menos cívico-militar, ya no había más cómplices, no tenía sostén. La gente participa, el temor se diluye en la manifestación colectiva. Elecciones y apertura, la actividad como Camaratres en algunos aspectos deja de tener sentido, vamos ingresando en etapas en las que nuestras fotos tienen autor; en otros sentidos Camaratres no deja de existir, son documentos, sigue siendo memoria que a veces se quiere ocultar y a la cual han recurrido muchos autores en sus publicaciones, organizaciones sociales y sindicales, y compañeros hasta para sus recuerdos personales. José Luis Sosa Cyro Giambruno


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