SOLANGE PASTORINO FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA URUGUAYA
Autorretrato. De la serie Identidad, 2009. 1
Tito, 1993. 2
Collage. De la serie Pares, 1993. 3
De la serie Corpus Sanctus, 2000. 4
De la serie Metamorfosis, 2006. 5
De la serie Mujer y flor, 2004. 6
De la serie Mujer y flor, 2004. 7
De la serie Surco, 2010. 8
De la serie Transiciones, 2004. 9
De la serie Sueños, 2009. 10
De la serie Sueños, 2009. 11
De la serie Sueños, 2009. 12
De la serie Luna roja, 2005. 13
De la serie Fe y representación, 2011. 14
De la serie Fe y representación, 2011. 15
As de oro. De la serie Mozas del mazo, 2011. 16
Caballo de Espada. De la serie Mozas del mazo, 2011. 17
De la serie Travesía, 2012. 18
De la serie Desahogo, 2013. 19
De la serie Maléolo, 2016. 20
De la serie La danza de la mariposa, 2007. 21
De la serie Conexiones, 2013. 22
De la serie Inti-Supay, 2018. 23
Solange Pastorino trabajando en la serie Cuarto creciente, 2001. Foto: José Pilone. 24
“El artista tiene que decir: «Acá hay algo que no está bien»”. SOLANGE PASTORINO 25
21 de enero de 2020. Entrevista a Solange Pastorino realizada por Alexandra Nóvoa. Casa de Solange Pastorino.
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¿Dónde naciste? ¿Cómo estaba formada tu familia? Vivía en la casa de al lado a esta que estamos ahora (en el barrio Aires Puros), con mi madre, mi padre y cuatro hermanas mayores. Con la menor me llevo doce años y con la mayor diecinueve. Mi padre era tejedor de la Textil Uruguaya. Mi madre era ama de casa. Tenés unos inicios muy multifacéticos en las artes visuales. Hiciste pintura, escultura, escenografía, vestuario teatral… ¿Me podés contar cómo fueron esos inicios? Siempre hice muchas cosas. Marcelo Legrand, que fue compañero mío de pintura, me decía que yo no iba a llegar nunca a nada, porque hacía demasiadas cosas, y el que hace demasiado nunca sobresale en nada. Pero es mi forma de ser, yo no puedo pintar toda la vida en caballete. Siempre he abarcado muchas áreas distintas. ¿Lo primero que hiciste fue pintura? De chica me encantaba pintar. Mi hermana había hecho cursos de dibujo por correo y mi padre siempre decía que me iba a mandar a clases de pintura, pero nunca alcanzó el dinero. Entonces comencé en
la UTU, a hacer publicidad, y ahí me empezó a fascinar el tema de armar vidrieras, los decorados. Entonces fui a la emad, Escuela Municipal de Arte Dramático, para estudiar el espacio escénico. Allí conocí gente que trabajaba en el armado de vidrieras y luego me sumé al colectivo. Ese año estaba en mi clase Susana Duhart, que era la iluminadora del Ballet de Cámara de Montevideo, de la maestra Hebe Rosa, y el contacto con ellas me sirvió para viajar con el ballet por todo el interior del país, haciendo iluminación. Así me metí en el mundo de la danza y el teatro. Luego integré el Grupo T, que éramos un grupo de mujeres técnicas en escenografía, vestuario e iluminación, que coordinábamos los festivales internacionales de danza contemporánea. Siempre involucrada en el mundo del teatro, me pareció que estaba bueno hacer escultura, porque empecé a trabajar con Osvaldo Reino en el Teatro Circular. Durante casi veinte años trabajé con Gabriela Berrondo en los tres rubros, en diseños y algunas realizaciones en obras en teatro, danza, música, carnaval, etc. Las hacíamos juntas, incluso ganamos un premio Florencio en escenografía. En esos años conocí a José Pilone, cuando hacíamos la escenografía de Casa de muñecas, que fue
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con la que ganamos el Florencio. Diana Mines era fotógrafa de teatro, pero un día no pudo ir y le pidió a José, que era su alumno top, que sacara fotos en esa obra [risas]. Eso fue en 1989. Él había entrado en 1987 al Foto Club Uruguayo, pero cuando Diana se fue del Foto Club, él se fue a estudiar con ella.
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¿Ese fue tu primer contacto con la fotografía? Sí, a partir de ahí empecé a usar fotografía en mis trabajos. Me presenté a salones de artes plásticas para jóvenes y me seleccionaron. Para un premio Paul Cézanne sobre el Conde Lautréamont, trabajé con pequeñas esculturas, en una obra de técnica mixta. Sobre un misal de mi hermana, con el que tomamos la comunión, coloqué una copa de coñac Napoleón y le puse dentro una foto de un ataúd cuando lo estaban enterrando, cubrí la imagen con un líquido rojo, como si fuera sangre. La foto no era mía, era de José, del entierro de un líder estudiantil, creo. Ahí decidí que tenía que generar mi propia fotografía y empecé a ir al taller de Diana, que estaba dando clases donde funcionó el icus (Instituto Cultural Uruguayo Soviético). Eso fue en 1993. En el curso básico de fotografía
estuve con Gabriel Díaz, Patricia Aguerre y después se sumó Carolina Sobrino, que ya había hecho el básico en el taller que Diana tenía en la casa. ¿Qué tipo de dinámica tenía ese taller? Primero aprendíamos lo básico de la fotografía, pero después había mucha experimentación. Me acuerdo de que hicimos un encuentro en el interior, un fin de semana. Diana estaba con la parte más fotográfica, Carolina hacía expresión corporal, José, que era instructor de yoga, nos guió en las respiraciones, y yo hice un taller de expresión plástica. De ahí surgió una foto de José en la que está acostado en un piso de piedra laja con una máscara de barro del otro lado. Yo les había propuesto que, con los ojos cerrados, se fueran tocando la cara y fueran modelando el barro sin ver. De ahí surge la máscara y luego la foto. ¿Seguiste haciendo teatro al mismo tiempo? ¿Combinaste las dos cosas? Al principio sí. Pero me enganchó la fotografía y dejé de hacer teatro. Había hecho teatro durante veinte años y eso marcó mucho mi obra fotográfica. Mi fotografía está totalmente armada. El vestuario, la escenografía y la iluminación eran lo mío,
o sea, yo no era la fotógrafa que salía con la cámara a buscar la foto; previamente había un escrito y/o un dibujo sobre qué tipo de imagen quería hacer. Me empecé a meter cada vez más en la fotografía y me di cuenta de que era el lenguaje en el que me sentía más cómoda. Comencé trabajando con instalaciones. Entre las primeras muestras personales hice, en 1998, «Cuenta regresiva», en las caballerizas del Museo Blanes, sala Barradas. Era una gran rayuela a la que vos entrabas y, en pequeñas fotos, se veían pies de niños a adultos mayores, inmersos en los cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra. Eran fotos pequeñas y tenían luces puntuales. A medida que avanzabas en la rayuela, era como que los pies iban envejeciendo. Una empresa constructora me dio toda la madera de obra para hacer un laberinto que envolvía la rayuela, era una gran instalación. ¿Cómo era el ambiente fotográfico en los 90 para una mujer? ¿Te sentías cómoda? Una de las muestras colectivas de las que participé fue por invitación de Cotidiano Mujer. Mi obra era un juego de damas, las fotos estaban en fichas redondas, de 13 centímetros, sobre un gran tablero. En la mitad de las fotos había hombres
en sepia, en las posturas de los monos sabios: «no veo, no escucho, no hablo», y las mujeres trabajando, todas en fotos color. Las fichas estaban enfrentadas. ¡Cuando presenté ese trabajo se armó un despelote! A los hombres que hicieron de modelos, que eran gente del taller Dimensión Visual, de Carlos Amerigo, otros hombres los cuestionaron porque se habían prestado a ser parte de ese trabajo. Alfredo Torres escribió indignado, en una crítica, que no compartía mi postura, porque no todos los hombres son iguales. Y, por otro lado, muchas mujeres que no conocía vinieron a decirme que estaban a las órdenes si necesitaba modelo. O sea, en el ambiente te decían que sí, que todo bárbaro con que estés adentro, pero hasta ahí nomás. Una vuelta llevamos una muestra de mujeres fotógrafas a varios departamentos del interior. En Salto, un fotógrafo local vino a decirnos que nada de lo que estábamos mostrando parecía hecho por una mujer, había un preconcepto de los temas o formas en los que una mujer debía hacer fotografía. En 1996, al conmemorarse los 50 años de los derechos civiles de la mujer en el Uruguay, el mec nos invitó a diez fotógrafas a hacer una muestra conmemorativa en el anexo del Palacio Legislativo.
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Entregamos las fotos en los plazos estipulados y el mec dispuso que Jorge Soto fuera el diseñador y realizador del montaje. Llegamos al día de la inauguración y la mitad de las fotos estaban en el piso. Fue horrible, una gran falta de respeto, un ninguneo.
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Estuviste en muchas exposiciones de mujeres. ¿Me podés contar cómo fueron esas exposiciones, cuáles eran sus preocupaciones? Cada una llevaba sus preocupaciones personales. Era genial, porque todas las mujeres de distintas escuelas de fotografía, que son núcleos muy separados, nos juntábamos y hablábamos sin problema; no había chacritas. Todas hablando al mismo tiempo, había alguna que tejía, otra que ponía el té, otra que cortaba panes, una reunión vivencial colectiva total. Para algunas muestras invitamos curadoras, por ejemplo, cuando hicimos una muestra simultánea en tres salas. Llegamos a ser cuarenta y seis mujeres trabajando. Esos lugares fueron el atrio de la Intendencia, la galería de Notariado y la fundación Buquebus. Yo era parte de la coordinación, que es algo que me encanta, hacer proyectos, armado de los catálogos, largar ideas. En general las
muestras de mujeres eran de temática libre, aunque la problemática cotidiana de la mujer aparecía reflejada. Casi siempre éramos nosotras las que hacíamos la curaduría, pero en esa muestra, que se hizo en tres lugares, trabajaron en conjunto Nelbia Romero, Nancy Bacelo y Dina Pintos. Ordenaron el caos. Al ser muchas, era medio enredado al principio, pero siempre, manteniendo un decir individual, lográbamos armar una exposición representativa del interés grupal. ¿Nunca se propusieron trabajar sobre un tema concreto? En el 2007, que fue en el museo Blanes, intentamos trabajar sobre un tema, pero no llegamos a un acuerdo. Entonces hubo dos temas. Uno era «Homenaje», que fue en el que yo trabajé, y el otro no me acuerdo. Antes de esa hubo una exposición en la que el mec me había convocado para coordinarla y yo invité, se llamó NosOtras. Estábamos Annabella Balduvino, Ana Casamayou, Carolina Sobrino, Diana Mines, Graziella Deambrosis, Lilián Castro, Mary Suárez, Nancy Urrutia, Suci Viera Warren, Rodi Trzcinka y yo. Después, algunas de las compañeras siguieron haciendo muestras de mujeres con nuevos grupos. Lilian y
Ana en el colectivo En Blanca y Negra. Nancy y Marina Pose llevaron una muestra a Ecuador. Las muestras colectivas de mujeres se siguieron haciendo.
Poníamos agua caliente de tres calefones. Al avanzar la sesión, el agua estaba helada, pero ella se metió igual e hicimos unas tomas preciosas.
Tu obra fotográfica generalmente hace énfasis en el mundo femenino. ¿En qué medida el cuerpo te permite hablar sobre esos temas? «Corpus sanctus», por ejemplo, lo hice en un momento en que tenía que bajar de peso. Toda la muestra es el vía crucis para lograrlo. Trabajé con muchachas jóvenes, unas amigas de mi sobrina que estaban con mucho sobrepeso. Encuadré acercamientos del cuerpo. «Luna roja» tenía que ver con la decisión de no tener hijos que tomamos con José cuando nos casamos. Empecé a pensar que no iba a tener familia y de ahí se me ocurrió investigar sobre el ciclo menstrual femenino. En esa muestra la curadora fue Suci Viera, que trabajaba en Laboratorio Clínico; la sangre que aparecía en las copas era de nosotras dos. También trabajé con mis sobrinas y sobrinas nietas. Para esas fotos armé una piscina estructural en el taller. Me acuerdo de que una de las más chicas, Agustina, me hacía de asistente de iluminación, pero además quería meterse a toda costa en la piscina.
¿Llegaste a usar tu cuerpo para alguno de tus trabajos? Sí, trabajo con la familia o conmigo misma. «La danza de la mariposa» es un trabajo en el que Diana fue la curadora y trabajé el autorretrato desnudo. Como era para el mapi (Museo de Arte Precolombino e Indígena), tomé como punto de partida una danza de la fertilización que hace una mujer de un pueblo originario de México. ¿O sea que trabajaste con el cuerpo, con el tuyo o el de otras mujeres, para hablar de tus temas personales? Yo creo que de lo que puedo hablar más fácilmente es de lo que conozco, de lo cotidiano. Y lo más conocido para mí es ser mujer, y son cosas que a la gente le llegan porque se nota que son personales. No podría, por ejemplo, ocuparme de una guerra, porque es una experiencia que no viví, no es lo mío. Pero trabajar desde lo autorreferencial también es muy difícil. Lo mismo trabajar en color; es mucho más complejo que en blanco y negro. En
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el blanco y negro tenés un nivel de abstracción que te facilita el hacer foco en el tema que querés tratar. Mis comienzos fueron en blanco y negro, como todos en mi época, porque empecé trabajando analógico con Diana, pero en seguida me di cuenta de que la vida es en colores.
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¿En qué medida pensás que tu formación en artes plásticas y visuales se relaciona con tu obra fotográfica? La atraviesa totalmente. Una vez, a un curador chileno que había venido al CdF a dar una ponencia le mostré el catálogo de una de las muestras de mujeres y me dijo: «Ah, pero tu obra no es fotográfica; sos artista plástica». Para el abordaje de distintos temas o conceptos busco el desarrollo formal que le dé sentido a la obra. Cuando me llamaron para hacer una residencia en Londrina pensé que me estaban tomando el pelo. Me llamó la directora del festival, Fernanda Magalhães, hablando en un portugués cerrado. Me explicó que Ângela Magalhães y Nadja Peregrino me habían seleccionado para hacer un trabajo sobre la ciudad de Londrina y yo le dije que se habían equivocado de fotógrafa, que yo no hacía fotografía de calle. Acepté y fue genial, toda una experiencia y un desafío, porque no es mi
temática habitual. Encontré en Londrina imágenes que tenían que ver con la mujer, una conexión que tenía mucho que ver conmigo. ¿Qué docentes marcaron tu formación? Diana Mines, evidentemente, y Roberto Schettini. Yo hice Análisis de la Imagen con Roberto. Ese curso antes lo había hecho con Dina Pintos, en su casa. El Tola Invernizzi, en la ienba, hablaba en parábolas que al final te aportaban desde lo simbólico. También Nelbia Romero, que fue curadora de algunas muestras mías, como «Corpus sanctus». Con Nelbia también hice un workshop en el Foto Club y después asistí a su taller, daba clases de experimentación. Trabajamos con fotografía, collage, zurcimos fotos, interveníamos la imagen. ¿Qué autores o autoras sentís que influyeron en tu obra? Duane Michals. Cuando lo vi en el curso de Roberto Schettini, me cambió la visión. Al ver su trabajo seriado me di cuenta de que yo en una foto no podía decir lo que puedo decir en un grupo de fotos. Jan Saudek también me marcó, en todo lo que tiene que ver con el desnudo y el vestido. Él hace series que va
trabajando a lo largo del tiempo. Siempre es la misma gente que vuelve a ser su modelo. Ese tipo de cosas me gusta. ¿Cómo construís las series de tus obras? Normalmente me da la sensación de que con una sola imagen no puedo decir todo lo que quisiera. Por ejemplo, «Sueños», que fue una muestra inaugural de Fotograma 09. Me presenté a una revisión de portafolio en 2007 y fuimos seleccionados cinco creadores para hacer nuestro proyecto fotográfico. Tuvimos dos años de trabajo, con un seguimiento de los revisores. Ahí empecé a investigar los distintos sueños. Y sentía que, para hablar de los sueños de la infancia, una sola foto no me daba. Hablando con distintas mujeres surgió un tema recurrente: cuando somos niñas soñamos que volamos. Ese sueño lo visualicé en tonos de azul. A mí me gusta mucho investigar el significado de los colores. En ese sueño azul había niñas ángeles que podían volar. El segundo sueño era sobre la pubertad, entonces lo manejé en tonos de rojo, que representaban el despertar femenino a la sexualidad. Hubo una serie sobre pesadillas con acento en el color negro. Y entonces Diana me dijo que, si estaba trabajando los sueños, ¿cómo no estaba
yo en ninguno? El último sueño, que es como una Ofelia, que siempre vuelve a renacer, es en amarillo y ahí estoy yo. «Mozas del mazo» lo hice para otro festival Fotograma 11, el año en que el CdF hizo las Jornadas sobre Fotografía y Política, y para mí una cosa muy política es las pocas mujeres que llegan al poder. ¿Por qué en los naipes siempre el poder lo ostentan los reyes? Las imágenes de las cartas españolas vienen de la Edad Media. El señor feudal es el oro, el clero es la copa, el ejército es la espada y el pueblo es el basto. Para mí eso era muy político. Y sustituí a los hombres por mujeres, que además son niñas que van a llegar al poder. O sea, la idea es «nosotras no llegamos, pero esas niñas sí van a llegar al poder». ¿Siempre tenés tan claro qué es lo que querés provocar en las personas que ven tu trabajo? Busco que las personas entiendan lo que quiero decir. Mis cosas son muy directas y a veces peco de eso, pero también, a veces, mi obra es un poco esteticista. El trabajo «Desahogo», que fue premiado en la x Bienal de Salto, es conceptual y estético. Yo había sido jurado de los Fondos Concursables del mec y uno de
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los trabajos que se habían presentado fue sobre la violencia de género y era muy patético: ojos negros, esas cosas. Me parecía espantoso. Entonces empecé a trabajar sobre eso. No era del todo consciente de haber sufrido violencia de género, por no haber tenido violencia física. Entonces lo empecé a trabajar con un poco de miedo y percibí que sí había sido blanco de violencia intelectual. Estuve investigando, hablando con mujeres víctimas de violencia física, porque quería saber, no caer en estereotipos con mi trabajo. Para mí era importante trabajar con el agua, volver al agua, después de «Luna roja». Y entonces visualicé una mujer que, por más que intentaba, no podía salir a la superficie. Comencé con mis sobrinas en una piscina, pero se hundían. Logré el efecto buscado en una piscina estructural. A veces tuve miedo de pasarme de raya, de que fuera demasiado estético para un tema tan fuerte. ¿Siempre investigás para tus trabajos? Sí, ningún trabajo mío demora menos de dos años. Trabajo sobre temas. O de repente sobre una frase. Por ejemplo, «Yo mujer, yo ciudadana de un tiempo» es sobre una frase de José Saramago, que dijo:
«Nosotros no somos ciudadanos de un lugar; somos ciudadanos de un tiempo». De esa frase surgió un libro. ¿Te definís dentro de algún estilo fotográfico o artístico? Si tuviera que definirme, creo que soy más bien conceptualista, porque no me importa tanto el resultado como la idea. Lo que importa es qué voy a comunicar. Pero muchos años trabajando en el teatro hacen que lo mío sea muy visual. ¿Cómo no cuidar el vestuario, cómo no cuidar la escenografía, si ya es parte de mí? ¿Y cómo se relaciona esa forma de trabajar con el carácter documental de la fotografía? Para mí toda fotografía es documental, porque siempre está documentando el momento histórico en que vive el artista. Que vos armes la fotografía o que la encuentres es otro tema, pero siempre documenta un momento histórico, un tiempo y un lugar determinado donde está viviendo la persona. Es verdad que hay un tipo de fotografía con algunas características a la que se la llama documental, pero para un investigador lo que yo estoy haciendo hoy día también le va a decir cosas sobre mi tiempo.
¿Creés haber desarrollado una mirada particular en la fotografía? ¿Hay colegas con los que sentís que compartís una manera de mirar, una sensibilidad? Desarrollé mi forma de mirar, la que puedo. Y hay mucha gente con la que tengo que ver, más allá de una amistad. Pero son líneas muy distintas. Por ejemplo, a Diana la quiero, es mi maestra, pero tenemos formas de expresarnos diferentes. ¿Discutís tus trabajos con esas personas? ¿Te parece importante que opinen sobre tu trabajo? Siempre pido alguna opinión, pero no suelo cambiar. En mi caso, por más que haya modificaciones, son mínimas. Bienvenido todo lo que me digan, pero termino siempre haciendo algo muy similar a lo que había propuesto al inicio. ¿Cuáles son tus proyectos personales más importantes? Creo que todos me importaron en su momento, algo me movieron. Capaz que hay fotos de algunos de los trabajos que son más icónicas, pero todos los trabajos me movilizaron por algo. Espero poder seguir haciendo cosas, que es lo que más miedo me da. ¿Qué tengo para decir? ¿Qué puedo decir? ¿Seguiré haciendo
las mismas cosas? ¿Podrá interesarle a alguien lo que yo hago o lo que yo digo? Siempre me vienen esos temores. Pero, por suerte, sigo haciendo cosas. ¿Estás desarrollando algún proyecto ahora? Tengo uno de la familia, que quedó en el tintero. Se llama «Fotos de familia» y es sobre la incomunicación. Fui a las casas y saqué fotos, pero era muy rebuscado. Quería que estuvieran en un sillón tipo de Los Simpsons, con el mate y la TV, celulares, laptop, pero la mitad de la gente no toma mate en un sillón. Era complicadísimo [risas]. La idea era mostrar la incomunicación que generan los dispositivos electrónicos. Después, en el museo Blanes hubo un proyecto colectivo sobre la gente que vivió en la dictadura y nació entre 1955 y 1965. Empecé a trabajar con mis sobrinos nietos. Vinieron a casa, hicieron dibujos e intervine con Photoshop los dibujos de ellos sobre fotografías mías de juguetes, hice una obra que fue expuesta, pero pienso retomar el tema. Después tengo otro trabajo que se llama «Décadas», mujeres en distintas décadas, pero que por ahora también está parado. También está el proyecto que hice en el 2018 Inti-Supay, expuesto
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en «De cajón», con fotos con girasoles. Venía pensando sobre el efecto del cambio climático desde hacía mucho tiempo. Quería conseguir un campo con girasoles, hasta que Andrés Carranza me dijo que un amigo suyo tenía uno y estaba en flor. Fui e hice tomas. Me hubiera gustado ir más de una vez, experimentar, pero no tuve la posibilidad. Quizás lo retome.
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¿Qué grandes cambios observás en la fotografía desde que empezaste hasta ahora? Un cambio grande es que se hacen muchas menos exposiciones. Yo creo que el festival Fotograma fue algo importantísimo, porque motivaba que se hicieran muchas muestras. Hoy día casi todo va a las redes. Yo integro el consejo editorial de la revista Materia Sensible y ver el material de los fotógrafos es mucho más complejo, porque no hay muestras. En la Fundación fucac, por ejemplo, que hace muchos años que estoy como curadora de sala, al principio traté de que fuera una sala de fotografía, pero ni hay tantos autores que presenten proyectos ni gente que vaya a ver las muestras. Los fotógrafos no van a ver las muestras de sus colegas. Si la muestra es de un fotorreportero,
no va el que hace otra línea; si es de una escuela, no van los de otra escuela. Antes sí pasaba. Yo creo que la gente dice: ¿para qué gastar en exposiciones si las puedo mostrar en internet? Hay otra forma de comunicación, entonces tiene menos sentido hacer muestras. ¿Tenés un archivo de tu trabajo organizado? Sí, está bastante organizado. Tengo cajas de negativos, pocas, porque rápidamente pasé a la digital. José tiene muchos más. Yo soy la que lleva la organización de los archivos de los dos. Según él, no se puede encontrar nada, pero para mí está todo organizado [risas]. Hay cosas que están en cedés que habría que ir pasando a discos duros, pero la mayoría de las cosas está ordenada. Has estado muy involucrada con el Foto Club durante muchos años. ¿Cómo es la historia de tu vínculo con la institución? Estoy muy involucrada con el Foto Club porque fui asistente de coordinación de Álvaro Percovich más de once años. Entonces conozco mucho de lo que pasaba ahí adentro. Entré más que nada a hacer talleres y después me invitaron
como docente. También me ocupé mucho del trabajo social, de los proyectos que eran para afuera del Foto Club y formo parte del consejo editor de la revista Materia Sensible. También trabajaste en la selección para la muestra «Territorios visibles», sobre los 70 años del Foto Club. ¿Cómo fue esa experiencia? Hubiéramos querido rescatar fotografía desde los inicios del fcu, que comenzó en 1940. Fue bravo encontrar material. Mucha cosa se consiguió en las ferias, pero otras se habían perdido. Había fotógrafos que estaban vivos, pero no tenían sus archivos porque los habían tirado en mudanzas. Había familias que se desprendieron de todo. Las imágenes de los salones aniversario del Foto Club se empezaron a guardar recién a partir de los años 80. Después hubo un período, en los años 2000, en que se hacían salones en que se podía presentar cualquier material en cualquier formato y eso tampoco era viable guardar. Había cedés que hay que volver a respaldar, porque el contenido se va a perder. Ahora se volvió al formato tradicional del marco y el paspartú, porque así por lo menos se puede conservar un archivo impreso.
El Foto Club uruguayo tiene la particularidad de que, de las muchas instituciones de este tipo que hubo en América, es de las pocas que sobreviven. ¿Qué pensás de eso? Lo que pasa es que el Foto Club, con Dina y Diana, se transformó. Dejó todo aquello de las medallas y los premios para hacer otras cosas, como el salón portafolio, que es algo muy interesante, porque alguien que no haya tenido nunca una muestra individual trabaja con tres curadores que lo acompañan en un proyecto hasta llegar a una muestra. Este año el club cumple 80 años. Se está proyectando una exposición en el eac. También se va a hacer una muestra en la Fotogalería del Prado del CdF y después está la muestra del salón aniversario en el Centro Cultural fucac. El Foto Club Uruguayo se ha ido acomodando a los tiempos y a los cambios. En Fucac estás haciendo curaduría de muestras y entrevistas… El primer proyecto entre el Centro Cultural fucac y el fcu en el que intervine fue como docente y coordinadora. Fue en 2011, en las escuelas de tiempo completo del Municipio D, para enseñar fotografía. Hicimos muestras en lonas que
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luego fueron girando por distintas escuelas. Los niños trabajaban en grupo y ellos debían sacar y seleccionar las fotos que iban a estar en las lonas. No se imprimía todo el material. Eran proyectos que, a través de la fotografía, buscaban trabajar la relación entre las personas. Me acuerdo que había una niña con la que los demás compañeros no hablaban, pero eligieron fotos de ella y eso hizo que se empezara a integrar al grupo. Después hice un primer montaje para una muestra, que le pidieron al fcu. Las dos instituciones convinieron que todas las muestras que se hicieran en la sala EspacioFoto del Foto Club fueran después a fucac. Desde 2013 soy la curadora de sala del Centro Cultural fucac. Primero quise que todas las muestras fueran de fotografía, pero ahora la sala está abierta a un llamado de cualquier disciplina. Yo evalúo los proyectos y con el director del Centro, César Boné, seleccionamos el material que se va a exponer durante el año. Simultáneamente empecé a dar talleres. Daba básico de fotografía (algunas de mis alumnas ya están trabajando en prensa) y después me pidieron incorporar otros cursos y estuve dos años haciendo talleres de origami y de papel reciclado. Durante cinco años di charlas de arte y llevo dos años haciendo entrevistas a artistas.
Ahora sos docente de Análisis de la Imagen en Foto Club. ¿Cómo te sentís en ese rubro? Empecé ese taller con Suci Viera en el 2005, lo armamos juntas. Lo diseñamos pensando en lo que nos faltó en los cursos de nuestra formación. Lo dimos por cinco años, después lo compartí con Rossana Demarco y desde el 2013 lo doy sola. La gente viene pensando que les voy a dar el abc de la fotografía, pero mi taller es teórico y lúdico, tiene mucha experimentación. Vamos viendo las distintas etapas por las que pasó la fotografía y haciendo prácticas sobre cada una de ellas. Por ejemplo, si estamos dando surrealismo, los participantes tienen que hacer fotografía surrealista, y hacemos rayografía como podría hacer Man Ray. Si alguno es documentalista, se va a tener que acostumbrar a hacer otro tipo de fotografías, y si nunca hizo fotografía de calle va a tener que hacer porque en una parte damos fotografía documental. Ese cruce sirve para que te des cuenta de si lo que estás haciendo lo hacés porque es lo que te gusta hacer o porque es lo único que conocés. Capaz que al final terminás siendo un documentalista ortodoxo, pero por lo menos experimentaste otras cosas. El año
pasado empezamos a hacer un proyecto de poesía y texto. O sea, la idea es experimentar con cosas diferentes. Cuando surge interés hago un Taller de Análisis II, que es de proyectos. Desarrollamos un trabajo autoral. También resolvemos cuál es el mejor formato para los proyectos. Puede ser para un libro, una muestra, la web, lo que sea, y ahí hacemos un seguimiento. Yo voy mostrando autores que puedan tener que ver con cada trabajo. ¿Qué te parece importante que contenga hoy la enseñanza de la fotografía? Hoy, la parte técnica, con todas las posibilidades que hay, se puede aprender en cualquier lado. En mi época tenías que comenzar aprendiendo el manejo de cámara. Hoy lo más importante es aprender a ver. La gente mira, pero no ve realmente. Es importante ver exposiciones, teatro, cine, recorrer la ciudad, conocer diferentes contextos y paisajes, crear nuevas realidades, que la gente se llene de imágenes, que muestre su material y charle sobre él. Cada vez se dan menos esos encuentros para conversar sobre lo que venís produciendo, la gente no se hace tiempo para eso.
¿Cuál es el rol social de los artistas para vos? El artista tiene que ser un disparador de las cosas que están problematizando al mundo. Tiene que largar la bomba y después será otro el que se encargue de solucionarlo. El artista tiene que ser un reflejo de su tiempo, tiene que decir: «Acá hay algo que no está bien». Porque esa problemática que tiene el artista, la tienen también los que están alrededor, que capaz no saben cómo formularla. Si te das cuenta de que algo está pasando, tenés que mostrarlo. Contás con mucho orgullo los progresos de tus alumnos. ¿Qué esperás de ellos como docente? Es genial que la gente siga proyectándose y siga avanzando. En general hacen cosas muy distintas a las mías, lo cual está muy bien. Si hicieran lo mismo, significaría que fui un fracaso como docente. Me parece que lo mejor es que cada uno encuentre su camino y pueda aportar algo en él.
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Solange Pastorino nació en Montevideo el 12 de setiembre de 1960. Su formación artística se inició en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático Margarita Xirgu. Egresó en 1985 y comenzó su trayectoria en diseño de escenografías, vestuario e iluminación, teatro, ballet, música, carnaval, publicidad y cine. Su trabajo le valió un premio Florencio de Escenografía en 1989. Culminó la Licenciatura en Artes Plásticas y Visuales en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1993. Además se formó en publicidad gráfica, serigrafía y escultura en la Escuela de Artes y Artesanías Dr. Pedro Figari. Sus primeras obras se desarrollaron en el campo del dibujo y la pintura, en los talleres de Héctor Sgarbi, Miguel Ángel Pareja, Anhelo Hernández y José Luis Tola Invernizzi. También estudió fotografía con Diana Mines y Dina Pintos, en la década del 90, e instalación en artes plásticas con Nelbia Romero. Continuó formándose en numerosos talleres y seminarios. En 2002 se diplomó en Gestión Cultural en la Fundación Bank Boston. A partir de ese momento desarrolló una intensa actividad en el área de la producción artística, generó y coordinó diversos emprendimientos culturales. Se destaca su participación en la fundación del Grupo T y su intervención en los encuentros internacionales de dan-
za contemporánea realizados entre 1996 y 2006 (como miembro del comité organizador). También fue asistente de la coordinación general en el Foto Club Uruguayo entre 2006 y 2017. Participó como curadora y jurado en varios concursos: Salas del Centro de Fotografía de Montevideo en 2011, Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura en 2013, 2014 y 2017. Desde 2013 se desempeña como curadora de la sala de exposiciones de la Fundación FUCAC. Además, brinda charlas sobre arte y realiza entrevistas a artistas visuales a través de FUCAC TV. Se dedica a la docencia desde 1990, a partir del curso Docente de Expresión Plástica en Taller Malvín, con Nená Badaró y Norma Quijano. En 2008 se desempeñó como profesora adjunta del curso de educación permanente ienba-udelar para egresados universitarios. Desde 2005, es docente del Taller de Análisis de la Imagen en Foto Club Uruguayo. También es parte del equipo editorial de la revista Materia Sensible de esa institución desde 2012. Realizó trece exposiciones individuales y participó en más de cincuenta muestras colectivas y festivales internacionales en Argentina, Brasil, España, México y Uruguay. Se destaca su participación como invitada, en 2010, de una residencia de trabajo fotográfico en Londrina, Brasil.
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Exposiciones individuales 1998 Dos en juego-cuenta regresiva. instalación fotográfica. Sala Barradas, Museo Juan Manuel Blanes, Montevideo. 2000 Corpus sanctus, instalación fotográfica, Cabildo de Montevideo. 2004 Transiciones, muestra fotográfica. Museo y galería Puerta de San Juan, Montevideo. 2005 Luna roja, muestra fotográfica. Museo y galería Puerta de San Juan, Montevideo. 2007 La danza de la mariposa. Grupo Nudos, instalación fotográfica. Festival Internacional Fotograma 07, Centro de Fotografía de Montevideo. Museo de Arte Precolombino e Indígena (mapi), Montevideo. 2009 Sueños, seleccionada para la muestra inaugural de Fotograma 09, Centro de Fotografía de Montevideo. Atrio de la Intendencia de Montevideo. 2010 Surcos, seleccionada en llamado a sala del Museo de la Memoria (mume), Montevideo. 2010 Sueños, invitada al festival internacional de fotografía Foto Link. Londrinas, Brasil. 2011 Fe y representación, seleccionada en llamado a sala del Centro de Fotografía de Montevideo. 2011 Mozas del mazo, Fotograma 11. Museo de Arte Precolombino e Indígena (mapi), Montevideo. 2012 Fe y representación, invitada al Festival de la Luz, Alianza Francesa de Buenos Aires, Argentina.
2013 Conexiones, seleccionada en llamado a sala del Centro de Fotografía de Montevideo. 2013 Desahogo, Fotograma 13, en Fundación fucac, Montevideo. Exposiciones colectivas (selección) 1993 Pares, fotografía color. Galería de Cinemateca, Montevideo. 1993 Lo mejor de nosotras mismas, técnica mixta, revista Cotidiano Mujer, Galería del Notariado, Montevideo. 1993 V Bienal de Artes Plásticas y Visuales, collage fotográfico. Salto, Uruguay. 1995 Uruguay-México, collage fotográfico. Casa de la Cultura, Coyoacán, México-D.F. 1995 A ojos vistas, 2.a muestra fotográfica de mujeres. Atrio de la Intendencia de Montevideo. 1996 10 de la muestra ‘50 años de los derechos de la mujer’, fotografía color. Anexo del Palacio Legislativo, Montevideo. 1997 Cómplices, 3.a muestra fotográfica de mujeres. Atrio de la Intendencia de Montevideo. 2001 Cuarto creciente, 4.a muestra fotográfica de mujeres. Fundación Buquebus. Montevideo. 2004 NosOtras, 5.a muestra de mujeres fotógrafas. Sala del Ministerio de Educación y Cultura, Montevideo. 2006 Identidad, Grupo María, Foto clip en Festival de la Luz. Recolecta, Buenos Aires, Argentina.
2007 Autorretrato V, Centro de Fotografía Contemporánea, La Plata, Argentina. 2007 Infancia, Grupo María, Festival Foto Río. Teatro do Jockey, Río de Janeiro, Brasil. 2009 Festival internacional de fotografía de Porto Alegre FestFotoPoA, Brasil. 2009 II Festival Internacional de Fotografía. Paraná, Entre Ríos, Argentina. 2009 Los otros en nuestro retrato, muestra internacional de fotografía. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, España. 2009 Identidad, Grupo nudos. Fotograma 09. La Pasionaria, Montevideo, Uruguay. 2010 Festival internacional de fotografía de Porto Alegre: FestFotoPoA, Brasil. 2010 Muestra Territorios visuales, 70 años del Foto Club Uruguayo. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo. 2010 noon, No más violencia contra la mujer y las niñas. Fundación Visionair. Montevideo. 2011 Festival Internacional de Fotografía de Porto Alegre: FestFotoPoA, Brasil. 2017 Festival muff Barrios, Fotogalería del Prado. Centro de Fotografía de Montevideo, Uruguay. Ponencias 2009 Autorretrato y la fotografía de autorretrato en Uruguay. II Festival y Coloquio Internacional de Fo-
tografía de Paraná. Entre Ríos, Argentina. 2010 Foto Link Fotografía Uruguaya Hoy. Festival Internacional de Fotografía Londrina, Brasil. 2012 VIII Jornadas de Fotografía: Fotografía e Historia. Centro de Fotografía de Montevideo. Premios y distinciones 1985 Mención especial de escultura. Salón de Plásticos Jóvenes. Instituto Italiano de Cultura, Montevideo. 1989 Premio Florencio de Escenografía por Casa de muñecas. Teatro del Anglo, Montevideo. 1991 Trabajo de técnica mixta ensamblado de cerámica y fotografía, 1.er Salón Bienal Municipal de Artes Plásticas. Museo Juan Manuel Blanes, Montevideo. 1991 Obra técnica mixta: ensamblado con fotografía. Premio Paul Cezanne de Plásticos Jóvenes. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo. 1994 Collage fotográfico, V Bienal de Artes Plásticas y Visuales, Salto. 1999 Mención de fotografía color, concurso 88º Aniversario de ute: Año Internacional de la Cultura de Paz, Montevideo. 1999 Mención a dos fotografías blanco y negro, concurso Carrasco Lawn Tennis, Montevideo. 2000 Mención por una fotografía blanco y negro, concurso Carrasco Lawn Tennis, Montevideo. 2003 Mención por una fotografía color, concurso Liga Marítima Uruguaya, Montevideo.
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2003 Tercer premio fotografía color, concurso Parque de Vacaciones ute-antel. 2003 Tres menciones fotografía color, concurso Club Naval Uruguay, Montevideo. 2004 Mención especial en blanco y negro. Diversidad Cultural y Equidad de Género, Intendencia de Montevideo-unesco. 2005 Mención a dos fotos, concurso Puerto de Montevideo, Marítima Chistophersen S.A. 2006 Mención a dos fotos, concurso Puerto de Montevideo, Marítima Chistophersen S.A. 2009 Premio Concurso Foto Club Uruguayo, proyecto Fotos al viento. Realización: Grupo Nudos, Montevideo. 2010 Residencia de trabajo fotográfico Reviendo Londrinas, Londrinas, Brasil. 2013 Premio adquisición por la serie Desahogo. 100 años de UTE, X Bienal de Salto. 2015 Ganadora de los Fondos Concursables Ministerio de Educación y Cultura. Proyecto De la selfie al autorretrato para Foto Club Uruguayo. Curadurías y textos de muestras fotográficas 2006 Parto de luz, muestra fotográfica de Lilián Castro. Centro de Fotografía, Montevideo. 2006 Lo gris, muestra fotográfica de José Pilone. Centro de Fotografía, Montevideo. 2007 Mercado, exposición de Nancy Urrutia, cura-
duría con José Pilone. EspacioFoto, Foto Club Uruguayo. Montevideo. 2007 Appetitus inordinatus, de Nicolás Birriel, curaduría con Suci Viera. EspacioFoto, Foto Club Uruguayo, Montevideo. 2008 Todo encaja, curaduría con Suci Viera. Foto Club Uruguayo. Centro mec Plataforma. 2008 Del hombre interior y su relación afectiva con las cosas. Federico López y Leticia Fuentes. Curaduría con Álvaro Percovich. Museo de Arte Precolombino e Indígena mapi. Montevideo. 2010 Mutis por el foco, colectiva de fotografía de teatro. Espacio Foto. Foto Club Uruguayo-Patrimonio, Montevideo. 2010 Territorios visibles. 70 años del Foto Club Uruguayo, equipo de investigación y selección, muestra y libro, Montevideo. 2011 En el reinado de Momo de Carolina Scavone. Museo del Carnaval, Montevideo. 2011 Entre velos, muestra fotográfica de Laura D’Andrea. Fotogalería del Centro de Fotografía, Montevideo. 2011 Terra ignota, muestra colectiva. Foto Club Uruguayo. Museo de las Migraciones, Montevideo. 2012 Lo gris, muestra fotográfica de José Pilone, PhotoVisa Krasnodar, Rusia. 2013 La saga, muestra fotográfica de Diana Mines, Fotograma. Galería Cultural Inguz, Montevideo.
2013 Dual, muestra fotográfica de Laura D’Andrea y Valeria Vals, Fotograma 13. Argentino Hotel del Piriápolis, Maldonado. 2014 Días de Llamadas, muestra fotográfica de Jorge Ameal. Fundación fucac, Montevideo. 2015 Alegrar otra barriada, muestra fotográfica de Diego Alegre. Fundación fucac, Montevideo. 2015 Féminas, muestra colectiva Mujeres fotógrafas. Fundación fucac, Montevideo. 2017 Viva la democracia, muestra fotográfica de Nancy Urrutia. Fundación fucac, Montevideo. 2017 Ojos de mujer, muestra colectiva Mujeres fotógrafas. Fundación fucac, Montevideo. 2019 Territorio, muestra colectiva de pintura. Fundación fucac, Montevideo. 2020 Ciudad de papel, muestra de dibujos de Gerardo Rovetta. Fundación fucac, Montevideo.
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FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA URUGUAYA Desde el inicio, en 2002, el CdF ha generado y difundido textos para la reflexión y el estudio de la historia de la fotografía uruguaya. En esa línea, crea espacios para que se conozca y se consolide la fotografía local contemporánea, y busca avanzar en la investigación y modelar un mapa del campo fotográfico histórico y contemporáneo.
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Esta colección reúne testimonios de fotógrafos/ as de Uruguay que, tanto por su trayectoria autoral como por su aporte docente, han contribuido significativamente a la construcción del espacio fotográfico del país. Cada ejemplar incluye una entrevista en la que el fotógrafo/a es consultado/a sobre su relación con la fotografía. Se incluye la formación, el lugar de la técnica en la obra, las etapas del proceso creativo, las diferentes búsquedas, el manejo de la edición y de la posproducción, la influencia de otros autores, la vinculación con colegas, la experiencia laboral y docente, entre otros temas. A la entrevista se suman imágenes que sintetizan las etapas y búsquedas en la producción de la persona entrevistada—seleccionadas con un criterio que permite reconocer los cambios en el tiempo— y una reseña biográfica que reúne datos y fechas destacadas.
Las publicaciones tienen un doble propósito: generar textos y fuentes para la historia de la fotografía y conservar la memoria sobre esa historia. Entendidas como documentos, son portadoras de informaciones para revisar, construir y cuestionar la historia de la fotografía local. Además, en el futuro, acercarán la comprensión de las particularidades del pensamiento fotográfico del presente.
El sentido del Centro de Fotografía de Montevideo (CdF) es incentivar la reflexión, el pensamiento crítico y la construcción de identidad ciudadana a partir de la promoción de una iconósfera cercana. Esto implica, por un lado, poner en circulación imágenes vinculadas a la historia, el patrimonio y a la identidad de los uruguayos y latinoamericanos, que les sirvan para vincularse entre sí y que los interpelen como sujetos sociales, en el entendido de que, pese a que su cotidianidad está marcada por la circulación masiva de imágenes, pocas tienen que ver con esos aspectos. Por otro lado, ese objetivo implica la necesidad de facilitar el acceso, tanto de los autores de imágenes uruguayos y latinoamericanos como de los ciudadanos en general, a las herramientas técnicas y conceptuales que les permitan elaborar sus propios discursos y lenguajes visuales. Sobre la base de estos principios y desde enfoques y perspectivas plurales nos proponemos ser una institución de referencia a nivel nacional, regional e internacional, generando contenidos, actividades, espacios de intercambio y desarrollo en las diversas áreas que conforman la fotografía. El CdF se creó en 2002 y es una unidad de la División Información y Comunicación de la Intendencia de Montevideo. Desde julio de 2015 funciona en el que denominamos Edificio Bazar, histórico edificio situado en Av. 18 de Julio 885, inaugurado en 1932 y donde funcionara el emblemático Bazar Mitre desde 1940. La nueva sede, dotada de mayor superficie y mejor infraestructura, potencia las posibilidades de acceso a los distintos fondos fotográficos y diferentes servicios del CdF. Gestionamos bajo normas internacionales un acervo que contiene imágenes de los siglos XIX, XX y XXI, en permanente ampliación y con énfasis en la ciudad de Montevideo. Además, creamos un espacio para la investigación y generación de conocimiento sobre la fotografía en sus múltiples vertientes. Contamos con los siguientes espacios destinados exclusivamente a la exhibición de fotografía: las salas ubicadas en el edificio sede –Planta Baja, Primer Piso, Segundo Piso y Subsuelo– y las fotogalerías Parque Rodó, Prado, Ciudad Vieja, Peñarol, EAC (Espacio de Arte Contemporáneo), Goes, Capurro y Unión concebidas como espacios al aire libre de exposición permanente. También gestionamos lugares de exposición como los fotopaseos del Patio Mainumby y la Plaza de la Diversidad en Ciudad Vieja, así como un espacio dentro del Centro Cívico Luisa Cuesta en Casavalle.
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Intendente de Montevideo Christian Di Candia Secretario General Fernando Nopitsch Director División Información y Comunicación Marcelo Visconti Equipo CdF Director: Daniel Sosa. Asistente de dirección: Susana Centeno. Directora administrativa: Gabriela Díaz. Jefa administrativa: Verónica Berrio. Coordinadora Sistema de Gestión: Gabriela Belo. Coordinadores: Gabriel García, Mauricio Bruno, Victoria Ismach, Lucía Nigro, Javier Suarez, Johana Santana. Planificación: Francisco Landro, Andrea López, Luis Díaz, David González. Secretaría: Martina Callaba, Natalia Castelgrande, Andrea Martínez. Administración: Eugenia Barreto, Mauro Carlevaro, Silvina Carro, Andrea Martínez, Marcelo Mawad. Gestión: Johana Maya, Mauricio Niño. Producción: Mauro Martella. Curaduría: Victoria Ismach, Nadia Terkiel, Camila Rivero, Natalia Viroga. Fotografía: Andrés Cribari, Luis Alonso, Ricardo Antúnez. Ediciones: Lys Gainza, Andrés Cribari, Nadia Terkiel. Expografía: Claudia Schiaffino, Mathías Domínguez, Agustina Olivera, Martín Picardo, Jorge Rodríguez. Conservación: Sandra Rodríguez, Valentina González, Magdalena Pucurull. Documentación: Ana Laura Cirio, Mercedes Blanco, Mauricio Bruno, Alexandra Nóvoa, Elisa Rodríguez. Digitalización: Gabriel García, Horacio Loriente, Paola Satragno, Guillermo Robles. Investigación: Mauricio Bruno, Alexandra Nóvoa, Paola Satragno, Elisa Rodríguez. Educativa: Lucía Nigro, Lucía Surroca, Juan Pablo Machado, Ramiro Rodríguez, Maximiliano Sánchez, Nicolás Vidal. Atención al público: Johana Santana, Gissela Acosta, Valentina Cháves, Andrea Martínez, José Martí, Verónica Núñez, Darwin Ruiz, Evangelina Pérez, Mariana Sierra. Comunicación: Elena Firpi, Natalia Mardero, Laura Núñez, María Eugenia Martínez, Ernesto Siola. Técnica: Javier Suárez, José Martí, Darwin Ruiz, Pablo Améndola, Miguel Carballo. Actores: Darío Campalans, Karen Halty, Pablo Tate.
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Pastorino, Solange Fotografía contemporánea uruguaya : Solange Pastorino / Centro de Fotografía de Montevideo. -1era.ed.- Montevideo: CdF Ediciones, 2020. 48 p. : il. color ; 17 x 17cm. Notas: Entrevista a Solange Pastorino realizada por Alexandra Nóvoa ISBN: 978-9974-906-16-7 1.FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA-URUGUAY 2.PASTORINO, SOLANGE
© CdF Ediciones. Diciembre 2020. 500 ejemplares. Centro de Fotografía. http://CdF.montevideo.gub.uy. CdF@imm.gub.uy. Intendencia de Montevideo, Uruguay. Prohibida su reproducción total o parcial sin su previo consentimiento. Realización: Centro de Fotografía / División Información y Comunicación / Intendencia de Montevideo. Edición y desgrabación: Mauricio Bruno/CdF. Texto final revisado por Solange Pastorino. Corrección: María Eugenia Martínez. Diseño: Andrés Cribari/CdF, Nadia Terkiel/CdF. Impresión: Gráfica Mosca. Montevideo - Uruguay. Depósito Legal 378.478. Edición Amparada al Decreto 218/96.
Solange Pastorino. 4 de agosto de 2020. (Foto: 83080FMCMA.CDF.IMO.UY - Autor: Ricardo Antúne z/CdF).