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tangorevelado Inspirados en el rescate del pasado, y como aporte a mantener el tango como fenómeno cultural en desarrollo, Tango revelado pretende ser el marco afectivo para la construcción futura de la identidad uruguaya. Imágenes cotidianas que tienen como patrón común dos formas de expresión artística: el tango y la fotografía. Lugares, personas, costumbres, acontecimientos y obras artísticas que identifican a los uruguayos como país y región.
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Tango revelado. Imágenes de un siglo de tango en Uruguay ¿Esto ocurrió aquí? Es la pregunta que surge cuando presentamos estas imágenes a consideración del público. Nos hemos sentido tentados a responder: el tango es del Río de la Plata, y nada más. Poco nos importa a nosotros, que somos del tango, si el que me emocionó con su interpretación nació en Uruguay e hizo carrera en Argentina, o si el que compuso ese tango que me dan ganas de escuchar fue un porteño que se vino a vivir a Montevideo. Tampoco creemos que fueron buenos o malos artistas los que ni fueron ni vinieron, sólo le dedicaron sus vidas al tango, independientemente de la fama o el olvido que cosecharon. Los versos que nos definen como personas en este mundo tienen poesía ciudadana, desde Goes a Pompeya, de la Ciudad Vieja a San Telmo. Ahora, si se busca en forma quirúrgica destacar las composiciones, los intérpretes, los poetas o bailarines uruguayos que aportaron al desarrollo del tango, vamos a terminar por no entender el fenómeno. El tango: una rara mezcla de mi interior con un sentir colectivo, una sensación concreta inexplicablemente indefinida. Lo importante es que en esta región de América, con el tango nos entendemos, nos hacemos cómplices. A través de esta expresión artística nos conectamos con la vida del pasado y hemos aprendido sobre el arte, la estética y el buen gusto. Pero también sobre la tragedia cotidiana, la anécdota absurda y la locura por amor. Las fotografías que aquí presentamos son una sorpresa para nosotros mismos, pero fundamentalmente la constatación de que podemos disfrutar de algo que nos pertenece. Que en nuestra historia, que en nuestras casas y calles se vivía como el tango nos lo cuenta. Que por los micrófonos de nuestras radios pasaron muchos sueños de artistas, que en nuestros teatros hubo un gran silencio antes de un fuerte aplauso. Y que en un baile de Carnaval, quizás, se conocieron nuestros abuelos. No pretendemos hacer de este libro una historia del tango en Uruguay, tan sólo quisimos armar un álbum de fotos de tango que nos vincule con nuestros afectos, nuestros recuerdos, casi un álbum familiar. Y como toda compilación u obra, es incompleta, injusta, caprichosa. Lo más interesante de este libro será discutir con los lectores acerca de las ausencias, de la omisiones, de los errores que hemos cometido. Pero en ese proceso seguramente hemos disfrutado de excelentes fotografías. Imágenes que por alguna razón han superado la barrera del tiempo, ya sea por el azar o el cuidado de quienes las guardaron. Cada lugar una historia; cada instante, un disparador de sensaciones. Un encuentro a solas con el tango. Martín Borteiro y Regina Chiappara 5
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“Caballeros: yo me llamo ‘tango de la guardia vieja’, de fama lunga y pareja como humildad de italiano. Siempre corté por lo sano derechito al corazón. Yo soy el tango varón clavao en su guardia vieja como un cigarro en la oreja y en los dientes un malvón”. ‘Décimas al tango de la guardia vieja’ Fernán Silva Valdés
S. d. S. f. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.)
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S. d. S. f. (Foto: Archivo Martín Borteiro. Autor: S. d.) El tango es un fenómeno netamente urbano porque en ese ámbito fue donde la inmigración europea se mezcló con la habanera (afrocubana), el tango andaluz y el candombe. Además la inmigración campo-ciudad aportó el ritmo de la milonga campera y la poesía del payador.
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Juan Pedro López. Primera década del siglo XX. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: Foto Silva) Juan Pedro López fue uno de los payadores más importantes de su tiempo. Nació en Canelones en 1885. En 1910 actuó en Buenos Aires con los payadores Gabino Ezeiza y José Betinotti. Conoció a Carlos Gardel y José Razzano (antes de que formaran el dúo), con quienes mantuvo una estrecha amistad. Juan Pedro López es representativo de los legendarios payadores que contribuyeron a la gestación de lo que fue el tango canción. Ignacio Corsini y Carlos Gardel grabaron ‘China hereje’, de su autoría. Gardel también grabó el tango ‘Flor campera’, con música de José María Aguilar.
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Antonio Domingo Podestá. Década de 1920. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) La familia Podestá contribuyó significativamente en la construcción de las bases del teatro nacional rioplatense. Antonio Domingo Podestá, quien nació en Montevideo en 1868, fue un músico múltiple: tocaba el piano, el saxofón, la flauta y el armonio. También fue compositor y actor. Musicalizó aproximadamente cien piezas de teatro y compuso estilos, vidalitas, habaneras, el pericón ‘Por María’, tangos (como ‘Fumadas’) y la famosa milonga ‘La estrella’, estrenada en Montevideo en 1899 en el circo Podestá-Scotti, en la representación de la pieza gauchesca Juan Moreira. Pablo Podestá, el menor de cinco hermanos, nació en Montevideo en 1875 y fue un destacado actor y figura mítica del teatro argentino. Estrenó famosos dramas del autor uruguayo Florencio Sánchez y otros importantes autores criollos. Aprendió a tocar “de oído” guitarra, violín y violonchelo, y por intuición compuso música, cuyas partituras escribió su hermano Antonio. Desde los comienzos del dúo Carlos Gardel y José Razzano –grandes amigos suyos– interpretaron el estilo ‘La piedra del escándalo’, que compuso para la obra Coronado en 1902. Falleció en 1923, víctima de la locura y la sífilis. José Martínez le dedicó el tango ‘Pablo’.
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Pablo Podestá. Año 1911. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.)
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S. d. S. f. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.)
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Familia Racciatti - Di Nardo. De izquierda a derecha: José, Rita, Humberto, Domingo, Mauro y Donato. (Foto: Archivo Rita Racciatti. Autor: S. d.) A partir de la llegada de cientos de miles de inmigrantes al Río de la Plata, los italianos nutrieron y forjaron las bases del tango. Donato Racciatti (en la foto) fue un ítalo-uruguayo que marcó gran parte de la historia del tango de Uruguay. Integró la orquesta de LaurenzCasella desde 1940 a 1945. En el período 1946-1948 dirigió una agrupación de acompañamiento al cantor Luis Alberto Fleitas. A partir de 1948 formó su propia orquesta. Durante catorce años consecutivos (1983-1997) viajó a Japón para actuar, lo cual resultó extraordinario para el género. Es el autor de los tangos ‘Hasta siempre amor’, ‘Tu corazón’, ‘Muchachos que peinan canas’, ‘Murga de pibes’, ‘Pa’ tangueros solamente’ y ‘Viejo Rampla’, entre otros.
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“Una de las manifestaciones artísticas de más importancia que ha reportado la cuenca del Río de la Plata ha sido la del tango, una especie popular con más de cien años de trayectoria, que además de su música puede tener el agregado de la poesía, el canto y la danza. Podríamos situar por 1880, aproximadamente, su arranque a partir de géneros como la milonga criolla, la habanera y el tango andaluz, disponibilidades musicales que posibilitaron la creación del tango inicial, sin dejar de atender lo aportado por la raza morena, tanto en lo rítmico como en lo bailable, especialmente en nuestra orilla. Como culminación de este período formativo, ya en nuestro siglo aparece el denominado movimiento de la ‘guardia vieja’, que podemos precisar por el año 1910. Es entonces cuando una serie de músicos brindan un
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tango que, si bien aún tiene resabios de sus antecedentes, ya esboza una creación novedosa, con cierta independencia. Poco después, otra serie de jóvenes valores conciben una superior forma compositiva, de rico potencial musical, con artistas criollistas, que la promoción de intérpretes de los años veinte plasmó en todo su real valor. A este movimiento se le conocerá como ‘guardia nueva’, aunque – aclaremos– refiere a la composición, dado que en el campo de la interpretación ésta todavía aparecía sumida en una cierta uniformidad, sin estilos muy definidos. Por 1917 se entroniza de manera definitiva el tango canción, es decir, el tango con letra, con versos que exponen ya una postura introspectiva de los personajes, quedando relegada la anécdota pintoresquista o la viñeta campesina”. Boris Puga
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Carlos Gardel. Año 1916. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: Foto Faig) Antes de inventar una nueva forma de cantar tangos, Carlos Gardel – considerado el cantor de tangos por excelencia– fue cantor criollo. En 1912 grabó para el sello Columbia canciones criollas, acompañándose sólo con su guitarra. Su primera grabación fue ‘Sos mi tirador plateado’ (estilo), con versos del autor sanducero Óscar Orozco Castell. Conformado el dúo Gardel-Razzano, inició su etapa de tango en 1917 con ‘Mi noche triste’. Esto explica por qué durante la visita artística del dúo a Uruguay en 1916 eligieran vestimenta de gauchos para promocionarse.
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José Razzano. Año 1916. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: Foto Faig). En la década de 1910, Razzano, quien era apodado el Oriental, se hizo conocido en los cafetines de Buenos Aires interpretando canciones criollas con un timbre agudo. Posteriormente, junto con Gardel conformó el dúo más famoso del Río de la Plata. En 1925 Razzano dejó de cantar para ser el representante artístico de Gardel. Con letra de Esteban Celedonio Flores, compusieron la música del tango ‘Mano a mano’.
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Cuarteto del pianista José Laguardia. De izquierda a derecha Armando Piovani Laguardia, Alejandro Sarni, Piovani. Año 1920 (aprox.). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Típico conjunto de tangos de la Guardia Vieja: piano, violín, flauta y bandoneón.
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Orquesta Parente-Senéz. Década de 1910. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) En 1899 nació Arturo César Senéz, pianista de la primera época del tango y compositor de ‘Isla de Flores’. Era habitual que las orquestas de tango de esa época incorporaran instrumentos musicales de otros géneros, porque también interpretaban otros ritmos.
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Juan Trócoli. Década de 1910. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) El violinista Juan Trócoli, de la generación de 1910, integró la orquesta de Carlos Warren y otras agrupaciones locales. Con el conjunto Alonso-Minotto en 1917, en Buenos Aires, grabó una de las primeras versiones de ‘La Cumparsita’ para el sello discográfico Victor Argentina.
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Eduardo Arolas en Uruguay. Año 1916 (aprox.). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Uno de los compositores argentinos más importantes de la historia del tango fue Eduardo Arolas, quien en 1916 se radicó en Montevideo, donde actuó en bares, cabarets y en el Parque Hotel con una formación en la cual participó el violinista Julio De Caro. De esa época son algunos de sus tangos más conocidos, como ‘La cachila’. Murió en París en 1924 a la edad de 32 años, y dejó una extensa obra: ‘Lágrimas’, ‘Comme il faut’, ‘Derecho viejo’, ‘Maipo’ y ‘La guitarrita’, dedicada al guitarrista uruguayo Mario Pardo.
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“El pianista uruguayo Fogaza me contó que una noche estaban en un asado con Arolas, y compuso cuatro tangos, ahí nomás, a uno de ellos le había puesto ‘El mote’, y que después resulto ser ‘La cachila’. Eduardo Arolas estuvo bastante en Montevideo, yo tengo las propagandas del teatro, decía: ‘Arolas, el niño mimado de Buenos Aires’, o algo así”. Gabriel Chula Clausi, en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 2008.
De derecha a izquierda: el primero es Eduardo Arolas, la segunda Juana Ramírez, y el sexto Alfonso Fogaza. Pensión de Juana Ramírez. Calle Florida entre San José y Soriano. Año 1918 (aprox.). (Foto: Archivo Nelson Domínguez. Autor: S. d.) La pensión de Juana Ramírez, la Maragata, fue una de las más importantes de Montevideo, donde el tango –y afines– estaba instalado puertas adentro.
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Café La Giralda. Avenida 18 de Julio, entre Andes y Plaza Independencia. Año 1917. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Roberto Firpo sentado al piano. En esa temporada de 1917 el músico argentino (una de las figuras más importantes del tango del momento) estrenó el tango de Matos Rodríguez ‘La Cumparsita’.
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Gerardo Hernán Matos Rodríguez. Año 1917. (Foto: 035FPMRCMDF.IMM.UY Autor: S.d./IM) Desde la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), Gerardo Matos Rodríguez compuso ‘La Cumparsita’. Matos Rodríguez se encargó de que viera su tango Roberto Firpo, quien con su orquesta actuaba en el café La Giralda de la Plaza Independencia – donde ahora se ubica el Palacio Salvo–, uno de los típicos lugares de tango de Montevideo. Pocos días después Firpo lo estrenó allí mismo. Matos –por entonces menos de edad– vendió los derechos a la editorial Breyer de Buenos Aires, los que pudo recuperar parcialmente cuando fue mayor. Sin su consentimiento, Contursi y Maroni le agregaron letra y un nuevo nombre –’Si supieras’–, y Matos escribió la suya. La lucha por los derechos se convirtió en un prolongado proceso judicial que lo acompañó hasta sus últimos días. Además de ‘La Cumparsita’ se destacan, entre sus casi ochenta obras registradas, ‘Che papusa oí’, ‘Botija linda’, ‘La muchacha del circo’, ‘Mocosita’ y ‘Adiós Argentina’.
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“Siempre tuve un aprecio muy especial por Minotto, un tipo que tocó maravillosamente bien. Me acuerdo que yo le decía a Minotto que lo felicitaba por las variaciones… y la honradez de Minotto: ‘pero no son mías, son de Riccardi’ (el pianista que le hacía los arreglos a Canaro), me dijo. Yo me quedé pasmado, porque todos pensábamos que eran de él, porque las hacía él. Era tan importante en la orquesta de Canaro que si no lo veías a él, no era la orquesta de Canaro. En los años 28 y 29, yo estaba en el Armenonville con la orquesta de Minotto; éramos Scorticati, el hermano (Ernesto Di Cicco) y yo en los bandoneones, los mismos que estábamos con Pacho. El Gordo Scorticati, un fenómeno, demasiada técnica, y no sólo técnica, tocaba fenomenalmente bien. Nos quisimos mucho con el Gordo, él era hincha mío y yo era hincha de él. Jamás los vi hablar mal de otra persona, gente que no tenía envidia. Los siento sinceramente porque esa gente no se le puede olvidar a uno. Los considero mis grandes amigos del alma”.
Minotti Di Cicco. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Uno de los músicos de tango más importantes de la historia de Uruguay, Minotti Di Cicco, Minotto, en 1915 formó un trío con Alberto Alonso (piano) y Luciano Arturaola (violín) y debutaron en el bar Trianón. En 1917 formó la orquesta Alonso-Minotto (grabaron veinte temas en el sello Victor en Buenos Aires). En 1918 comenzó a actuar con Francisco Canaro en Buenos Aires. En 1921 formó el conjunto típico Orquesta Minotto en Montevideo y desde 1923 se radicó en Buenos Aires, donde volvió a las filas de Francisco Canaro, con quien continuó actuando intermitentemente durante años. Como ejecutante tuvo mucho prestigio por su calidad técnica y velocidad de digitación. Ernesto Negro de La Cruz, que fue su alumno, le dedicó el tango ‘El ciruja’.
Gabriel Chula Clausi, en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 2008.
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Enrique Delfino, su esposa y Luis Tammaro. Año 1918. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Enrique Delfino se radicó tres años en Montevideo, donde tocaba el piano en cabarets y locales nocturnos. Se le conocía como Delfy y fue uno de los compositores más importantes del tango. Entre sus más de doscientas composiciones se destacan ‘Milonguita’, ‘Aquel tapado de armiño’, ‘Araca la cana’, ‘Bélgica’, ‘La copa del olvido’ y ‘Claudinette’. Esta fotografía de Delfino en Uruguay, junto a su esposa y al pianista uruguayo Roberto Tammaro, data de la época en que compuso ‘Re-fa-si’.
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Pedro Laurenz en Montevideo. Año 1920. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Uno de los más destacados bandoneonistas, directores y compositores de tango, el argentino Pedro Laurenz, a los quince años se radicó en Montevideo y comenzó sus estudios de bandoneón con sus hermanos Eustaquio y Félix. Alternó con importantes músicos, como Edgardo Donato, Roberto Zerillo y Eduardo Arolas. En 1920 regresó a Buenos Aires y cinco años después ingresó a la orquesta de Julio De Caro. En 1934 formó su propia orquesta, donde incluyó repertorio de Alberto Mastra y en la fila de bandoneones contó con Rolando Gavioli (ambos uruguayos). Es el autor de ‘Mala junta’, ‘Orgullo criollo’, ‘Amurado’, ‘Berretín’, ‘Milonga de mis amores’, ‘De puro guapo’ y ‘Como dos extraños’, entre otros, en las que demuestra una destreza asombrosa para las “variaciones” de bandoneón. Resulta interesante cómo Pedro Laurenz atravesó generaciones e integró el Quinteto Real de Horacio Salgán en los años sesenta.
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“Mi patria artística, si podríamos llamarle, es Uruguay. De muy jovencito, yo tenía dos hermanos acá que tocaban bandoneón. Y mi mamá me trajo aquí para tomar aire de mar y mejorarme, por los buenos aires que tiene esta tierra (no por los Buenos Aires que tenemos nosotros). Yo estudiaba violín y no lo estudiaba. No lo estudiaba porque tenía en Buenos Aires un montón de amigos (que serían unos treinta), que no me dejaban estudiar, y estaba más en la calle que estudiando. Mi hermano mayor, a quien le tenía mucho respeto, como a un padre, estudiaba el bandoneón y solía dejarlo sobre la cama. Yo iba y agarraba el instrumento; él me decía ‘Pedrito, me tocaste el bandoneón, me lo vas a descomponer’. Un día me preguntó si estudiaría el bandoneón, y le dije que sí... Aquí yo me pasé cuatro años solo, sin amigos, y me dediqué a estudiar el instrumento. Para el tiempo que aparecí en Buenos Aires tocando (me voy a hacer un autoelogio), tocaba bastante bien. Aparecí de golpe, tocando en el centro. Claro, el ambiente musical preguntaba, ‘¿de dónde salió este muchacho?’, viene de Montevideo, decían. Entonces por lo general me dicen ‘el uruguayo’ pero no soy uruguayo”. Pedro Laurenz, en entrevista realizada por Erasmo Silva Cabrera Avlis en CX36, década de 1960. (Archivo: Horacio Loriente)
Conjunto típico en CX46, Radio América. Década de 1920. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.)
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Eduardo Ruiz, Miguel Ángel Manzi y Eduardo Depauli. CX50, radio El Mundo. (Foto: Archivo Humberto Barrella. Autor: S. d.) En 1936 el humorista Eduardo Depauli protagonizó el mayor espectáculo de la radiotelefonía uruguaya: colmó el Estadio Centenario, donde su personaje Candelario hizo un gol en el último minuto. Su gran popularidad determinó que incursionara en el cine como protagonista de la película Radio Candelario junto con Miguel Ángel Manzi y Eduardo Ruiz, que se estrenó en el cine Radio City en 1939.
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Orquesta Raúl Courau. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Raúl Courau, Carlos Warren y Juan D’Angelo, pianistas y directores, además de tangos ejecutaban ritmos populares de la década de 1920, como el foxtrot, Jimmy, charleston y maxixa, entre otros.
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Alfredo Pignalosa. A単o 1923. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.)
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“Y todo a media luz, que es un brujo el amor, a media luz los besos, a media luz los dos... Y todo a media luz, crepúsculo interior, qué suave terciopelo la media luz de amor”. ‘A media luz’ Carlos César Lenzi y Edgardo Donato
De izquierda a derecha: Ángel Curotto, José Pedro Blixen y Carlos César Lenzi. Avenida 18 de Julio. Año 1926. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Ángel Curotto fue crítico y estudioso del teatro rioplatense; José Pedro Bebón Blixen fue crítico teatral; y Carlos César Lenzi, autor teatral, con más de cincuenta obras escritas desde 1918. ‘A media luz’ fue estrenado en Montevideo por la cancionista chilena Lucy Clory en la obra Su majestad la revista. Al igual que Blixen, Lenzi fue amigo de Carlos Gardel, con quien compartió momentos en Francia. Junto con Adolfo Mondino compuso ‘En voz baja’; con Juan Baüer, ‘Adiós arrabal’; con Ramón Collazo, ‘¡Araca París!’; y con Manuel Pizzarro, ‘Noches de Montmartre’, entre otros.
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Baile de Carnaval. Orquesta Félix Rodríguez. Cine Lutecia Año 1925. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) El cine Lutecia funcionó desde 1922 hasta 1973 en la avenida General Flores 4172. El bandoneonista argentino Félix Rodríguez se radicó en Montevideo en 1911 y participó en los conjuntos de Carlos Warren, Federico Lafémina y Prudencio Aragón. En la década de 1940 dirigió el conjunto Armenonville con gran éxito en la fonoplatea de CX30 Radio Nacional, junto a la pareja de bailarines compuesta por Benigno García y su compañera. Siempre comenzaban sus actuaciones con el clásico tango ‘Armenonville’ de Juan Pacho Maglio.
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“Hacia 1920 se ha de manifestar una nueva corriente interpretativa, que se despega de lo hecho hasta el momento por los tradicionalistas, trabajando con más libertad musical las obras, utilizando distintos recursos de embellecimiento, como el manejo de los matices, el uso de los contracantos del violín, los pasajes de piano de varios compases, el fraseo del bandoneón o sus variaciones, hechos estos últimos que se afianzan al haberse consolidado la técnica y expresión de este instrumento. Cerca de 1924 ha de producirse una de las mayores revoluciones expresivas, cuando un nuevo grupo de gente joven, músicos de suficiencia musical, reelaboran y sintetizan los elementos aportados hasta entonces, brindando un tango auténtico, pero de trabazón musical más rica, acorde con las preceptivas en la materia. Mientras tanto la orquesta irá aumentando de número de componentes, sobre la base del tradicional sexteto, que se afirmará como expresión
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auténtica del tango y se conformará con piano, dos bandoneones y dos violines. En el transcurso de estos años el tango ya había adquirido una independencia formal y expresiva, aunque coexisten las corrientes interpretativas anteriores, junto a los nuevos temperamentos expuestos por los músicos más jóvenes que elevan el nivel artístico. Paralelamente la letrística popular se ha de consolidar a través de figuras gravitantes, cuyas obras, en algunos casos, se incluyen en los populares sainetes que se representan en las salas teatrales. Sobre la segunda mitad de los años veinte, los cantores solistas afirman sus personalidades, apareciendo también el estribillista de orquesta como un elemento más dentro de la planta instrumental”. Boris Puga
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Conjunto de tango. De izquierda a derecha; Corvino, Ferrari, Roberto Gal谩n, Antonio Accuosto y Juan Spera. 1920-1925. (Foto: Museo y Centro de Documentaci贸n de Agadu. Autor: S. d.)
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Orquesta del café Avenida. De izquierda a derecha: Miguel Capotillo (violín), Juan Spera (bandoneón), Luis Rolero (piano), José Turturiello (bandoneón), Roberto Lurati (violín), Antonio Bancalá (contrabajo), Héctor María Artola (bandoneón) y Roberto Zerrillo (violín). Avenida 18 de Julio y calle Río Branco. Año 1925. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Situado en el centro de la ciudad, el café Avenida fue un lugar muy importante para las orquestas de tango en la década de 1920. Esta fotografía reúne a cinco músicos que tuvieron una relevante trayectoria como directores de orquesta. Algunos estaban empezando, como Capotillo, Lurati y Artola. Spera ya había integrado otros conjuntos, y Zerrillo era el más experimentado de los cinco, ya que había actuado junto a Arolas y Warren en Montevideo e integrado la orquesta de Osvaldo Fresedo en la temporada de Mar del Plata de 1921-22. Cabe destacar la presencia de Quico Artola, quien fue un músico uruguayo muy prestigioso en la historia del tango. Oriundo de San José, en 1921 se radicó en Montevideo, y tocó con Carlos Warren, Juan Bauer y Donato Zerrillo, entre otros. En 1927 viajó a Europa y trabajó con la orquesta Bianco-Bachicha y el trío Irusta-Fugazot-Demare. En Buenos Aires desarrolló una importante carrera como director y arreglador vinculado a los hermanos Canaro y a Libertad Lamarque, entre tantos. A partir de 1949 se consagró como director orquestal de radio El Mundo y radio Belgrano. Junto con Argentino Galván fue pionero de los arreglos en la “década de oro”, orquestando para las típicas de Aníbal Troilo y Osvaldo Fresedo, entre muchas otras. Como autor, son destacables ‘Desconsuelo’ y ‘Equipaje’ con Carlos Bahr, y ‘En un rincón’ con Homero Manzi.
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De izquierda a derecha: Guillermo Barbieri, Carlos Gardel y JosĂŠ Ricardo. AĂąo 1928 (aprox.). (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.)
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De izquierda a derecha: José María Aguilar, Guillermo Barbieri, José Ricardo y Carlos Gardel. Formación que viajó a París en 1928. Año 1928. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) El Negro Ricardo, el primer guitarrista del dúo Gardel-Razzano a partir de 1915, inauguró una modalidad inusual en los cantores criollos de entonces. En 1921 se incorporó Guillermo Barbieri, de quien Gardel grabó treinta y dos temas. Tras el retiro de Razzano, tanto Ricardo como Barbieri siguieron con Gardel en su carrera solista: Ricardo hasta mayo de 1929, y Barbieri (casi ininterrumpidamente) hasta el trágico accidente de Medellín de 1935.
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Salvador Granata. S. f. (Foto: Archivo Boris Puga. Autor: S. d.) Salvador Granata fue una figura destacada del ambiente del tango y uno de los principales protagonistas de los carnavales montevideanos. Su estilo revolucionó el género con la primera troupe, Un Real al 69, desde el año 1924. En 1927 Ramón Collazo quiso competir con la troupe Oxford, pero Granata mantuvo su éxito, incluso en 1930 declararon fuera de concurso a Un Real al 69.
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“Mascarita pizpireta, que detrás de tu antifaz, hay dos ojos misteriosos, que embellecen tu disfraz, mascarita que palpitas, todo el año en tu balcón, y sin querer se marchita, tu alocado corazón”. ‘Pobre mascarita’ Salvador Granata y Orlando Romanelli
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“En Uruguay las festividades del Carnaval y el tango siempre estuvieron muy estrechamente ligadas. Ya desde comienzos del siglo XX, al aproximarse las clásicas carnestolendas, se producían obras del género alusivas, como novedad para conocerse en dichos eventos. Muchos conjuntos carnavalescos tuvieron en su repertorio páginas en tiempo de tango, cosa que se dio también, inclusive, en los grupos de la música negra, según nos informara la gran cancionista Lágrima Ríos. Si repasamos revistas de época, veremos la cantidad de obras que se producía para estas celebraciones, las cuales se ponían de manifiesto al público. Felizmente muchas de ellas quedaron editadas en su partitura, para su fijación definitiva, a la vez que algunas alcanzaron a ser grabadas en disco comercial, por recordadas troupes u orquestas. Las grabaciones argentinas tuvieron a buen recaudo este tipo de repertorio, porque ello les daba buen rédito económico. Recordemos al respecto que en nuestro país no se grabó en discos de venta pública hasta inicios del año 1941, y en forma, por otra parte, muy restrictiva. Hay títulos que todavía perduran en la memoria, como ‘Muchachita callejera’, ‘Luna campera’, ‘Adiós mi barrio’, ‘Pobre mascarita’, merced precisamente a sus registros de entonces.
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A su vez el Carnaval determinó la proliferación masiva de los bailes, ya fuera en teatros, clubes e instituciones varias. Amenizaban esas veladas numerosas orquestas locales y otras provenientes, preferentemente, de Argentina. Recordarán muchos lectores aquellas páginas enteras de publicidad en El Diario de la noche, donde se daban cuenta de las distintas formaciones que participaban e inclusive de la locomoción para concurrir al lugar. Además de algunos elencos nuestros que grabaron en Buenos aires, como las troupes Un Real al 69, Oxford, Todo a Viejo Verde, y Palán Palán, la orquesta de Adolfo Carabelli grabó para el sello Víctor numerosas canciones del Carnaval montevideano. También se realizaron concursos en distintas salas teatrales, como el Solís y el Urquiza (luego Sodre), sobre el año 1927, cuyas páginas ganadoras fueron grabadas, respectivamente, para Víctor y Nacional Odeón. Para las agrupaciones se compusieron obras en tiempo de tango, cuya estructura musical estaba pensada para ser coreada. Valgan de ejemplo ‘La canción del pirata’ y ‘La voz de bohemio’. Con el tiempo se siguieron sucediendo los concursos referidos y nos viene al recuerdo, ya en el año 1952, el suceso de ‘Mora’, con su interpretación por ‘Bacanal del infierno’ y la voz de Juan Carlos Leiva”. Boris Puga
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Ramón Collazo. Año 1933. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Uno de los grandes artistas populares de Uruguay, Ramón Collazo, el Loro, está asociado al Carnaval pero también tuvo un fuerte vínculo con el tango. En 1923 Collazo integró la Troupe Estudiantil Ateniense junto a su hermano Juan Antonio, además de Alberto Vila, Víctor Soliño y Roberto Fontaina (director). También tuvo orquesta típica formada especialmente para grabar en Buenos Aires seis temas para el sello Odeón, cuando aún no se grababa en Uruguay. Como compositor se destacan sus piezas ‘Bolita’, ‘¡Araca París!’, con letra de Carlos César Lenzi, ‘Mama yo quiero un novio’ con Roberto Fontaina, ‘Agua florida’ con Fernán Silva Valdés, y también ‘Pato’, el tango que popularizara Carlos Gardel dedicado en la fotografía al humorista Marco Aurelio Bianchi, Colelo, integrante de la primera época de la Troupe Ateniense. Ramón Collazo nació en el Barrio Sur, creció escuchando tangos y candombes, y su ambiente fue el del “bajo montevideano”.
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“Viejo barrio que te vas te doy mi último adiós ya no te veré más. Con tu negro murallón, desaparecerá toda una tradición. Mi viejo Barrio Sur, triste y sentimental, la civilización te clava su puñal. En tu costa de ilusión fue donde se acunó el tango compadrón”. ‘Adiós mi barrio’ Víctor Soliño y Ramón Collazo
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Orquesta Donato-Zerrillo. Fotografía promocional de la empresa discográfica Brunswick. S.f. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) La orquesta Donato-Zerrillo fue creada en Uruguay e integrada por uruguayos, excepto Edgardo Donato, uno de sus directores, que nació en Argentina y vivió su infancia en Montevideo. También eran uruguayos los hermanos de Edgardo: Ascanio y Osvaldo. La orquesta se presentaba en uno de los cafés más representativos para el tango, el Avenida. Más adelante, mientras tocaban en el Casino Carrasco, un empresario argentino los contrató para actuar en Buenos Aires. Debutaron en marzo de 1928 y se mantuvieron hasta 1931; grabaron cincuenta y dos placas para el sello Brunswick. La anunciaban con el nombre de “Orquesta Típica criolla Donato-Zerrillo, los nueve ases del tango, la más formidable orquesta típica criolla que jamás se ha escuchado”. Es destacable la presencia de Héctor Gentile, quien fue un bandoneonista uruguayo relevante en la historia del tango. Puede apreciarse sus fraseos al estilo “decareano” en los varios discos que grabó con su propia orquesta para el sello Victor de Brasil, con la cancionista Malena de Toledo, quien inspiró a Homero Manzi para el tango ‘Malena’.
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“Yo no sé, Don José, por qué me tiene tan metida usted... Es su mirada arrobadora, y su parada tan seductora, que yo estoy loca, que de amor muero... quiero su boca, sus labios quiero. Es que yo, en verdad, no sé qué le veo a usted, Don José”. ‘Don José’ Francisco Bastardi, Edgardo Donato y Roberto Zerrillo
Resulta interesante destacar la presencia de un joven Héctor Gentile, quien fuera, mas adelante, uno de los bandoneonistas uruguayos mas destacados en la historia del tango. Grabó con su propia orquesta para el sello “Víctor” de Brasil varios discos, donde se puede apreciar su buen gusto por el tango, y sus fraseos al “estilo decareano”. En esa oportunidad la cancionista fue “Malena de Toledo”, la que encendió la chispa de la inspiración para Homero Manzi en el tango “Malena”.
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Orquesta Donato-Zerrillo en baile de Carnaval. Teatro San Martín. Buenos Aires, Argentina. Febrero de 1929. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Donato es autor de conocidos tangos, como ‘A media luz’, ‘T.B.C.’ y ‘Julián’. Zerrillo es autor de ‘Rapsodia en tango’ y ‘Melodía oriental’, entre otros. Juntos escribieron ‘Se va la vida’. Texto en la fotografía: “A mis viejos queridos como recuerdo de mi orquesta, con todo mi cariño, dedico esta foto. Edgardo. Bs. As. 2/929”.
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“Pollet fue un gran bandoneonista y quien me orientó en el estudio del bandoneón. Sus clases me ayudaron a mejorar la digitación y disciplinar movimientos. Fueron dos años maravillosos. Para agradecerle por todo lo que me había ayudado, le grabé un tango de su autoría, ‘Farolito de mi barrio’. Me acuerdo que él fue el primero que tocó el tango ‘Recuerdo’, de Pugliese, en Montevideo. Porque Pugliese era menor de edad y nadie lo consideraba. Y fue Pollet que se lo tocó”. Oldimar Cáceres, en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 2012.
De izquierda a derecha: Emilio Marchiano y Enrique Pollet. Década de 1920. S. f. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Dos músicos argentinos que comenzaron su carrera a mediados de 1910, Emilio Marchiano (violinista) y Enrique Pollet (bandoneonista), en la década de 1920 formaron dúo y participaron en diferentes agrupaciones junto a otros destacados músicos de tango, entre ellos Pedro Laurenz. En 1920 Pollet se incorporó a la orquesta de José Martínez en Buenos Aires, y poco tiempo después se presentaron en el teatro Urquiza de Montevideo. En el verano de 1921-22 se incorporó a la orquesta de Carlos Warren para hacer la temporada del Hotel del Prado. Continuó su actividad en Buenos Aires, hasta que en 1939 se radicó definitivamente en Montevideo, donde se incorporó a la orquesta de Romeo Cernuschi Cachito y Juan Cao. Finalmente tuvo una larga permanencia en la orquesta de Rogelio Coll Garabito.
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Orquesta Tabaré. De derecha a izquierda: Rogelio Coll, Víctor Garrido y Juan Lorenzo Labissier. Radio General Electric. Año 1927 (aprox). (Foto: Archivo familia de Rogelio Coll. Autor: S. d.) Siendo muy joven, el violinista argentino Rogelio Coll Garabito en 1911 se radicó con su familia en Montevideo. Después de algunos años tuvo una de las orquestas más populares y bailables del medio local. El bandoneonista Juan Lorenzo Labissier provenía de la primera época del tango junto a otros instrumentistas como Greco, Maglio, Loduca, Santa Cruz y Bernstein. A Labissier –el Francés–, Agustín Bardi le dedicó uno de sus hermosos tangos, ‘Lorenzo’; y Francisco Canaro, ‘El chamuyo’.
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Roberto Fugazot. S. f. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Nacido en el barrio Reus de Montevideo, Roberto Fugazot comenzó su carrera de cantor y actor aficionado desde su adolescencia. Después se radicó en Buenos Aires y posteriormente en Europa. Participó en las orquestas de Juan y Rafael Canaro en París, y desde 1927 a 1932 formó parte del conocido trío Irusta-Fugazot-Demare. En esos años dejó atrás el canto para dedicarse a la actuación. Fue el creador de la música de ‘Barrio reo’ y de las letras de ‘Mañanitas de Montmartre’ y ‘Dandy’, junto con Agustín Irusta.
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“Viejo barrio de mi ensueño, el de ranchitos iguales, como a vos los vendavales a mí me azotó el dolor. Hoy te encuentro envejecido pero siempre tan risueño, barrio lindo... Y yo qué soy... Treinta años y mirá, mirá que viejo estoy”. ‘Barrio reo’. Alfredo Navarrine y Roberto Fugazot
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Orquesta Carlos Warren. Teatro Artigas. Década de 1920. De izquierda a derecha, abajo, el cuarto es Félix Laurenz, el noveno Esteban Martínez Pirincho, el undécimo Lorenzo Labissier. Arriba, el octavo es Lito Altieri, el noveno Pedro Casella, el undécimo Carlos Warren. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) Cuando no existían sistemas de amplificación, muchas orquestas aumentaban el volumen reforzando sus filas de instrumentos.
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Alberto Vila. S. f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) Estrechamente ligado a la Troupe Ateniense, fue el primer intérprete de los famosos tangos de Roberto Fontaina, Víctor Soliño, Adolfo Mondino y los hermanos Collazo, como ‘Niño bien’, ‘Garufa’, ‘Maula’ y ‘Mama, yo quiero un novio’, entre otros. Promediando la década de 1930 se destacó como actor y cantor en el cine argentino, donde participó de diez largometrajes. En el cine nacional participó en Soltero soy feliz de 1938, y en Estados Unidos en They Met in Argentina, de 1941, cantando en inglés.
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Orquesta D’Angelo. Cine Luz. Año 1930. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) El pianista Juan B. D’Angelo tenía 32 años cuando el 11 de noviembre de 1930 debutó su conjunto en el cine Luz que aún era silente y estaba situado en Andes 1376, entre 18 de Julio y Colonia. Las orquestas también actuaban en los cines, algo que D’Angelo hacía desde su adolescencia. En sus diferentes agrupaciones a lo largo de muchos años, D’Angelo alternó tango y jazz. Entre sus composiciones se encuentran ‘Uruguay campeón’, ‘Garza blanca’ y ‘Nena mía’.
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Alejandro Sarni y su conjunto. De izquierda a derecha: Luis Ferreira, Shurrelin y Mario Orrico. CX46 Radio América. Año 1932. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) El bandoneonista y compositor Alejandro Sarni nació en San Pablo en 1903, y creció en Montevideo. Participó de numerosos conjuntos y orquestas típicas en cines, teatros, radios y bailes.
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“¡Gacho gris, arrabalero! Vos triunfaste como el tango, y escalaste desde el fango toda la escala social. Ayer, sólo el compadrito te llevaba requintado, pero ahora, funyi claro, sos chambergo nacional”. ‘Gacho gris’ Juan Carlos Barthe y Alejandro Sarni
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Orquesta Típica de Alejandro Sarni. Baile de Carnaval. De izquierda a derecha, arriba el primero es Mario Orrico, abajo el tercero es Alejandro Sarni y el quinto Félix Rodríguez. Año 1931. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.)
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Luis Cluzeau Mortet. S. f. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: Foto Faig) Luis Cluzeau Mortet se dedicó a la música clásica, pero también compuso tangos. Gardel lo conoció en el círculo literario musical liderado por José Pedro Blixen y grabó dos temas de su autoría: ‘Gimiendo’ y ‘El quinielero’. Este último fue uno de los elegidos por Gardel para integrar los primeros cortos sonoros del Río de La Plata en 1930.
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“Ya no sólo el verdulero con su canto matinal, que nos despierta ofreciendo, su mercancía especial. Hoy lo imita el quinielero con su promesa temprana, diciendo que hay ‘vento’ fresco tres veces a la semana. En su pregón el vocero dice con tono original”. ‘El quinielero’ Roberto Aubriot Barboza y Luis Cluzeau Mortet
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Juan Cao Cuarteto. S. f. (Foto: Museo y Centro de Documentaci贸n de Agadu. Autor: S. d.)
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“Milonguerita linda, papusa y breva, con ojos picarescos de pippermint, de parla afranchutada, pinta maleva y boca pecadora color carmín, engrupen tus alhajas en la milonga con regio faroleo brillanteril y al bailar esos tangos de meta y ponga volvés otario al vivo y al rana gil”. ‘Che papusa oí’ Enrique Cadícamo y Gerardo Matos Rodríguez
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Gerardo Hernán Matos Rodríguez. Venecia, Italia. Año 1929. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Después de ‘La Cumparsita’, Matos Rodríguez continuó componiendo y logró piezas como ‘Mocosita’, ‘Botija linda’, ‘La muchacha del circo’, ‘Nacional Forever’ y ‘Milonga azul’, entre otros.
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Froilán Aguilar. S. f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: Foto Silva) Froilán Aguilar comenzó su actividad en la música popular en Montevideo. Después se radicó en Buenos Aires, donde acompañó a Rosita Quiroga e Ignacio Corsini, hasta que en 1926 retornó a Uruguay. En 1930, junto con Julio Pizzo y Alfonso Pisera integró el Trío Nacional de Guitarras. Es autor de ‘Caprichosa’ (fado) y el tango ‘Murmullos’, con Juan Carlos Patrón.
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“Murmullos que traen al alma la tropa de los recuerdos pa’ llegar vienen al trote pa’ dirse siempre son lerdos murmullos, murmullos son que apretan el corazón”. ‘Murmullos’ Froilán Aguilar y Juan Carlos Patrón
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José María Aguilar. S. f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: Foto Silva) José María Aguilar, músico, guitarrista, autor y compositor, fue el único guitarrista uruguayo de Gardel. Sobresalió por su técnica depurada y por el uso de la púa. Antes de trabajar con Gardel había actuado con Ignacio Corsini. Con Enrique Cadícamo compuso ‘Al mundo le falta un tornillo’; y con Celedonio Flores, ‘Tengo miedo’ y ‘Lloró como una mujer’. También es autor de la letra y la música de otros sucesos de Gardel: ‘Milonguera’ y ‘Añoranzas’. Sobrevivió al accidente de Medellín de 1935, pero debido a las lesiones sufridas no pudo seguir tocando.
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“Te suplico que me dejes, tengo miedo de encontrarte, porque hay algo en mi existencia que no te puede olvidar... Tengo miedo de tus ojos, tengo miedo de besarte, tengo miedo de quererte y de volver a empezar”. ‘Tengo miedo’ Celedonio Flores y José María Aguilar
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“Cuando tenía tres años conocí a Carlos Gardel, en la calle Durazno 1182, en un pequeño conventillo donde estaba un gran guitarrista uruguayo: Carlos Portela. Un día llegó Gardel a ver si podía llevarse ese músico con él. Siempre escuché a Gardel, a la prueba está que el primer tango que canté fue ‘Senda florida’”.
De izquierda a derecha: Francisco Maschio, Irineo Leguisamo y Carlos Gardel en el chalet Villa Yeruá, durante el cumpleaños de Maschio. Año 1933. (Foto: Colección Carlos Aguiar. Autor: S. d.) Gardel frecuentaba el chalet de veraneo Villa Yerúa, propiedad de Francisco Maschio, el Brujo de Olleros, en la Rambla Bernardo O’Higgins y la calle Rimac (Malvín), lo cual lo impulsó a comprar terrenos cercanos a la playa La Mulata y construir su casa en la actual calle Pablo Podestá. También era frecuente el vareo de caballos en la playa Malvín. Maschio (argentino) tuvo dos studs, uno en Buenos Aires y otro en Montevideo. En 1921 en el hipódromo de Maroñas (a través de Maschio) Gardel conoció al salteño Irineo Leguisamo. Gardel le confió a Maschio el cuidado de su máxima pasión después del canto, sus “pingos”, por lo que no es casualidad que uno de los mejores amigos de Gardel fuera Leguisamo, el más famoso jockey de todos los tiempos. Al final de la segunda grabación del tango ‘Leguisamo solo’, Gardel dice: “Bueno, viejo Francisco, decile al ‘Pulpo’ [Leguisamo] que a ‘Lunático’ [el caballo más conocido de Gardel] lo voy a retirar a cuarteles de invierno... ya se ha ganado sus garbancitos... Y la barra... completamente agradecida. Sentí la barra”. Y se escucha el coro de los guitarristas: “Muy bien”. Gardel remata: “Salute”.
Lágrima Ríos, en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 2003.
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Orquesta Carlos Warren. De izquierda a derecha: arriba el primero es Antonio Bancalá, el segundo Roberto Lurati, el tercero Pedro Casella, el cuarto Carlos Warren. Abajo, el cuarto es Alejandro Sarni y el sexto Héctor Gentile. Hotel Casino Carrasco. Año 1928 (aprox). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.)
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“Un ingrediente se agrega a principios de los treinta. Es la nueva milonga ciudadana, que es pergeñada sobre el viejo género predecesor y cuyos primeros títulos obtienen resonancia popular. En esta década además se revaloriza el repertorio de antaño, a la vez que paulatinamente se afirma el cariz bailable del tango, con lo que vuelve a tomar vigor y resonancia, hecho también apuntalado, en parte, por el novel cine local sonoro y la puesta en escena en las comedias musicales rioplatenses. La Segunda Guerra Mundial, con la consiguiente restricción a las manifestaciones populares extranjeras, y el consiguiente auge económico de nuestra área geográfica, crea un amplio mercado para el artista local, que es atendido por numerosos profesionales, con sostenido trabajo complementado por una copiosa producción de compositores y autores.
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Es entonces cuando entra en acción, ya en forma sistematizada, la importante figura del arreglador o concertador de una obra, técnico que confecciona las partes para los distintos instrumentos, sobre la base de los lineamientos pedidos por el director. En poco tiempo, el tango ha de lograr mayor solidez musical, a la vez que enlentece su ritmo, que en ocasiones, sin dejar de ser bailable, se hace proclive a ser escuchado con atención. En esta etapa de ricas posibilidades, se pone en marcha una impronta vanguardista que ha de trascender desde la segunda mitad de los cuarenta, impulsada por las dinámicas ideas de músicos de muy buenos recursos”. Boris Puga
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“Vieja viola, garufera y vibradora de las horas de parranda y copetín, de las tantas serenatas a la lora que hoy es dueña de mi cuore y patrona del bulín, ¡cómo estás de abandonada y silenciosa, después que fuiste mi sueño de cantor! Quien te ha oído sonar papa y melodiosa no dice que sos la diosa de mi pobre corazón”. ‘Mi vieja viola’ Humberto Correa
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Dúo José Marenco y Humberto Correa. Década de 1930. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: Foto Silva)
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Orquesta Edgardo Donato. De izquierda a derecha: arriba el segundo es Eugenio Nóbile, el séptimo Osvaldo Donato, el décimo Ferrari, el décimo segundo Emilio Tancredi. Abajo el primero es Carlos Warren, el tercero Edgardo Donato, el cuarto Salvador Granata, el sexto Ascanio Donato. S. f. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) La orquesta de Edgardo Donato de visita desde Argentina, en el Palacio Salvo durante la huelga de la Asociación Uruguaya de Músicos.
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Panchito Maquieira. S.f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: Foto Silva) En 1928 Panchito Maquieira formó el sexteto Sica-Maquieira, con el pianista Ángel Sica, y en 1933, el conjunto CachitoMaquieira con el también pianista Romeo Cernuschi (Cachito). Sin abandonar su orquesta, en 1937 formó un trío nativo con los guitarristas Humberto Correa y Alfonso Pisera. En la década de 1940 tuvo su propia orquesta típica. Además de ‘Mía’, con Juan Carlos Patrón compuso el vals ‘En la noche azul’.
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Alejandro De Luca. Año 1933 (aprox). (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) De Luca fue un cantor argentino radicado en Montevideo. Tuvo cierta fama a través de la radio. Carta de una admiradora enviada a la radio, colección de Eduardo Caetano: “Sr Alejandro De Luca, simpático ruiseñor. Escribo estas líneas como con miedo, porque no creerás nunca que lo que mi mano escribe me lo dicta el corazón… tu voz pura… y fresca, tus ojos como sombras, tus labios rojos como rosas sangrientas y tus blancos dientes como pétalos de jazmines… despertaron en mi alma pura y sencilla, una honda emoción… Siempre te repetiré, cuida el tesoro que posees, mira que el ruiseñor es muy delicado y necesita muchos mimos, y mucho cuidado, abrígale muy bien en su dorada jaulita... No puedo continuar porque me resultaría poco el papel, el futuro es tan tuyo, sólo tuyo, me atrevo a repetirlo, porque me convenciste pibe, que sos de los buenos. Oí varios cantores de Buenos Aires pero ninguno con esa dulzura tan extraña, esa interpretación tan sentida, que nace en tu corazón y florece en tus labios, le das vida, pibe… Si tienes un lugarcito para mí y me recuerdas, recibe felicitaciones y besos de Lina”. 5/4/1933
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Azucena Maizani en CX36. De izquierda a derecha Marenco Mieres, Juan Carlos Licio, Azucena Maizani, Andrés Remensaro, Alfonso Pisera y Raúl Licio. Década de 1930. (Foto: Archivo Luz Mary. Autor: S. d.) Una de las primeras mujeres en abrirse camino con el tango fue Azucena Maizani, apodada “La Ñata Gaucha”, una de las figuras más importantes del tango en la década de 1930. Solía presentarse con vestimenta criolla. En 1933 participó en el primer film sonoro del Río de la Plata –¡Tango!–, una producción de la empresa que luego fue Argentina Sono Film. En esa oportunidad cantó varios temas, entre ellos ‘La canción de Buenos Aires’, junto a Orestes Cúfaro, con letra de Manuel Romero y música de su autoría. Al igual que Gardel, Magaldi y Corsini, Azucena Maizani prefería ser acompañada por un conjunto de guitarras. En Montevideo se presentó con músicos uruguayos. En 1929 se unió sentimental y artísticamente con el violinista uruguayo Roberto Zerrillo, con quien realizó giras por el interior del país, España y Portugal, de donde retornó en 1932.
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“El ‘Palace’ estaba decorado por el mismo que decoró el Palacio Legislativo. El furor acá era Pellejero. Cada café tenía sus habitués. En el Palace estaban ‘La barra de los resfriados’ (debajo del palco), ‘La mesa redonda’. Cuando teníamos algún ‘dragón’, le decíamos a los de ‘La mesa redonda’ a ver si lo aceptaban y ellos nos decían sí o no. Porque eran todos amigos. Eran Lagos, Bononini [...] toda una barra. Trabajábamos toda la semana, no teníamos día libre. En el 37 o 38 salimos todos los músicos a la calle (en el centro) para reclamar día libre. Antes nos trataban de menos, si ibas a tocar a una fiesta, estábamos en la cocina, parecía que si eras música tenías la tarjeta de prostituta. Te miraban por encima del hombro. Mi madre nos iba a buscar y veníamos en el tranvía. Llegábamos a las dos de la mañana y teníamos dos o tres autos de seguidores que además nos mandaban regalos”. Orquesta de señoritas. Palco del café Palace. La orquesta estaba integrada por las hermanas Liria Goñi (violín) y Pocha Goñi (contrabajo), bajo la dirección de Élida Gómez y Dolores S. de Parente. Año 1934. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: Foto Silva) El café Palace estaba ubicado en la Plaza Independencia (entre el Palacio Salvo y la Casa de Gobierno).
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Liria y Pocha Goñi, en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 1995.
Carlos Gardel en NBC de Nueva York. Año 1934. (Foto: Archivo Boris Puga. Autor: S.d.) En su etapa estadounidense Gardel compuso –con letras de Alfredo Le Pera– para el cine la música de algunos de los más famosos tangos: ‘Cuesta abajo’, ‘Volver’, ‘Soledad’, ‘Melodía de arrabal’ y ‘Por una cabeza’.
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“Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos, van marcando mi retorno. Son las mismas que alumbraron, con sus pálidos reflejos, hondas horas de dolor. Y aunque no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor. La quieta calle donde el eco dijo: ‘Tuya es su vida, tuyo es su querer’, bajo el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia hoy me ven volver”. ‘Volver’ Alfredo Le Pera y Carlos Gardel
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“La sesión ‘café’ era de 13.30 a 15.00 horas, ‘vermouth’ a las 18.00, y ‘noche’ de 21.30 hasta la 1.00. Cuando estábamos en el Richmond, en vísperas de un 1º de mayo, estábamos abonadas al tranvía (en el Richmond estaba Isidro Pellejero en el bandoneón) y le dijimos al patrón si nos dejaba salir antes porque se terminaba el tranvía. Y nos dijo que no. Así que nos vinimos caminando desde la calle Rondeau hasta el Cerro. Yo entonces tenía 15 años, en 1928”. Liria Goñi, en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 1995.
Cuarteto de los hermanos Pellejero. De izquierda a derecha: Emilio Pellejero, Raúl Pellejero, Isidro Pellejero y Juan Carlos Cabrera. S. f. (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: S. d.)
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Orquesta de Isidro Pellejero. DĂŠcada de 1940. (Foto: Archivo Juan Sarubi. Autor: S. d.)
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Ensayo de la orquesta Isidro Pellejero. DĂŠcada de 1930. (Foto: Archivo Juan Sarubi, Autor: S. d.)
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Actuaci贸n de la orquesta Isidro Pellejero. Radio Farroupilha de Porto Alegre. D茅cada de 1930. (Foto: Archivo Juan Sarubi, Autor: S. d.)
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Francisco Washington Panchito Pons. Año 1932. (Foto: Archivo Boris Puga. Autor: S.d.) Hacia la década de 1930 Pons fue un cantor muy conocido en los escenarios montevideanos y bonaerenses. A partir de la siguiente década se dedicó al canto lírico.
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Mercedes Simone (al centro de izquierda a derecha es la cuarta), en Sadrep. Año 1938. (Foto: Colección Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Quizás Mercedes Simone fue la cancionista que más influyó en las siguientes generaciones. Su apogeo fue en las décadas de 1930 y 1940, cuando era muy popular en ambas márgenes del Plata. En 1938 visitó los estudios de Sadrep (CX16, Radio Carve y CX24, La Voz del Aire).
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Libertad Lamarque. Año 1933. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.) Hasta 1926 Libertad Lamarque vivió en Montevideo hasta 1926, cuando se trasladó a Buenos Aires junto con su familia y comenzó sus actividades artísticas. Tal como otras figuras del tango del momento, como Mercedes Simone, Azucena Maizani, Tita Merello, Alberto Gómez, Pedro Maffia y Benito Bianquet el Cachafaz, participó en la película ¡Tango! en 1933.
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Alberto Mastra y Hugo del Carril. Bar Fun-Fun. Década de 1940. (Foto: Archivo Bar Fun-Fun. Autor: S. d.) En el antiguo Mercado Central construido a finales de 1860 se ubicó el primer local de Fun-Fun, inaugurado en 1895. Hugo del Carril acostumbraba viajar a Montevideo a fines de la década de 1920, a visitar a su abuelo Orsini Bertani (en el barrio Pocitos), quien había sido expulsado de Argentina por su militancia anarquista. A mediados de la década de 1930, la industria cinematográfica argentina, que estaba en pleno crecimiento, encontró en la figura de Hugo del Carril una imagen y una voz capaces de ocupar el vacío que había dejado la muerte de Gardel. Fue una de las figuras más importantes del cine argentino, como actor y director, con mucha difusión en Uruguay. En 1949 escribió, protagonizó, dirigió y produjo Historia del 900, en la que formó pareja con Sabina Olmos.
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Orquesta Orlando Romanelli. Al centro Orlando Romanelli. Década de 1930. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: Foto Silva) Orlando Romanelli fue un pianista emblemático de la generación del veinte en Uruguay. En su extensa carrera tuvo orquesta típica y característica, con la que interpretó diferentes ritmos y mantuvo intensa actividad en Carnaval hasta 1937. Desde sus comienzos con el tango alternó en agrupaciones junto a notables músicos argentinos radicados en Montevideo: Pedro Aragón, Eduardo Arolas, Francisco y Julio de Caro, y Pedro Laurenz. En 1921 fue fundador de la Asociación de Pianistas, y posteriormente de Agadu (Asociación General de Autores del Uruguay). En 1922 formó su primera orquesta, vinculándose en la composición a Salvador Granata y su troupe Un Real al 69. En 1930 creó la troupe Centenario, para la que compuso la música del tango ‘Sacate el antifaz’, que rápidamente se popularizó en la voz de Alberto Vila.
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“Sacate el antifaz, Marquesa de Trianón; quiero mirar tu faz y darte el corazón... Debe ser el sol tu rostro angelical, te ruego, por favor, sacate el antifaz”. ‘Sacate el antifaz’ Alberto Munilla y Orlando Romanelli
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Horacio Antonio Pintín Castellanos junto a la orquesta de Juan D’Arienzo en Sadrep. Año 1936. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.)
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De derecha a izquierda Rodolfo Biagi, Juan D’Arienzo y Horacio Antonio Pintín Castellanos. Confitería de Radio Carve. Año 1936. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) ‘La puñalada’ fue estrenada en 1936 en el café Tupí Nambá (nuevo), de 18 de Julio y Río Branco. Se grabó en 1937 y cosechó gran éxito. Pintín fue autor de muchas otras milongas y candombes. Juan D’Arienzo grabó sus milongas ‘A puño limpio’, ‘Barrio de guapos’, ‘La endiablada’, ‘Me gusta bailar milonga’, ‘Meta fierro’, ‘Tirando a matar’, ‘Peringundín’, ‘El potro’ y ‘El temblor’.
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Orquesta de Juan Spera en el Teatro Artigas. De izquierda a derecha, arriba, Antonio Accuosto (violín), Víctor Terrón (piano), Ambrosio Liscano (violín), César Zagnoli (piano). De izquierda a derecha, arriba el primero es Antonio Accuosto, el segundo Víctor Terrón, el tercero Ambrosio Liscano, el cuarto César Zagnoli. Abajo, el segundo es Esteban Martínez Pirincho, el tercero Juan Spera, el cuarto Panchito Maquieira y el sexto Félix Laurenz. Año 1938. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.)
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Horacio Antonio Pintín Castellanos y César Zagnoli. Teatro Urquiza. Década de 1930 (aprox.). (Foto: Archivo María Antonia Bide de Zagnoli. Autor: Foto Nápoli) En la actual esquina del Sodre (Mercedes y Andes) estaba el Teatro Urquiza, por el que desfilaron muchas figuras del tango, entre ellas el dúo Gardel-Razzano. En 1931 fue remodelado para convertirse en el Estudio Auditorio del Sodre que fue destruido por un incendio en 1971.
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Luis Bottini. Año 1938. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Luis Bottini, uruguayo que desarrolló su carrera en Buenos Aires, cantó con la orquesta de José Tinelli. En la década de 1940 cambió su nombre artístico por el de Luis Mendoza, y se integró a la orquesta de Juan Sánchez Gorio con mucho éxito con un estilo rítmicobailable. De su interpretación se destaca la versión de Luis Mendoza de ‘Gitana rusa’, de Sánchez Gorio y Horacio Sanguinetti. Este último fue el mayor poeta uruguayo de tangos de la década de oro. Todas las orquestas fundamentales incluyeron sus temas y los grabaron: Troilo, Pugliese, Di Sarli, Tanturi, Caló, Maderna, De Angelis, Biagi, Demare, D’Arienzo, etcétera. ‘Tristeza marina’, ‘Discos de Gardel’, ‘Nada’, ‘Arlette’, ‘Moneda de cobre’, ‘Palomita mía’, ‘Los despojos’ y ‘El barco María’, son algunos de sus temas.
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“Con Rogelio Coll canté ocho meses todas las noches en El Capitol [baile], me tomaba el tranvía en Sarandí y me bajaba en la iglesia Tierra Santa [Estero Bellaco y 8 de Octubre]… todas las noches hasta las cinco de la madrugada, menos los domingos que hacíamos otros bailes. Era un éxito tremendo, sobre todo con las mujeres, era el año 1941, 42”. Aníbal Oberlín, en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 2012.
Aníbal Oberlín en el programa Mañanitas del campo de CX18 Radio Sport. Año 1938. (Foto: Archivo Humberto Barrella. Autor: S. d.) En 1935 lo bautizaron “el pibe de la voz de oro”, después de ganar un concurso que tuvo lugar en el café Vaccaro (General Flores) con el tema ‘Sus ojos se cerraron’. El concurso fue organizado por los poetas Edmundo Bianchi (autor de ‘Pampero’ y ‘Ya no cantas chingolo’) y Juan Carlos Patrón (‘Noche de Carnaval’, ‘Payaso triste’), en homenaje a Gardel, quien había fallecido recientemente. El tema elegido le permitió a Aníbal Oberlín actuar en CX32 Radio El Águila y algunos teatros. En su carrera artística fue cantor de las orquestas de Carlos Warren, Juan Baüer Firpito y Rogeio Coll Garabito.
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Walter Caravadosi. Década de 1930. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Lo apodaban “el cantante de las mil novias”, participó de diversas formaciones, entre ellas la orquesta de Juan Cao.
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Lalo Etchegoncelay. (Foto: Archivo familia Lalo Etchegoncelay. Autor: S. d.)
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Luis Etchegoncelay (centro) en carrera de bicicletas. Década de 1930. (Foto: Archivo familia Lalo Etchegoncelay. Autor: S. d.) Luis Lalo Etchegoncelay fue un pianista muy prestigiosos del medio local. A los diecinueve años debutó en la orquesta de Héctor Gentile e integró el trío Los Carves (junto con Romeo Gavioli). A mediados de la década de 1940 formó el conjunto “característico” Lalo y sus Rítmicos que interpretaba distintos géneros musicales. Como fanático del Club Atenas del barrio Palermo, formó parte de los espectáculos de la Troupe Ateniense en su segunda etapa. Vivió la bohemia montevideana: cultivó amistades en torno a una mesa de billar y en la práctica de deportes. Entre muchas composiciones, con José Rótulo es autor de ‘Parece un cuento’, y con Héctor Sapelli de ‘Adiós corazón’.
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“Adiós corazón... te decían los muchachos. Adiós corazón... aquel día dije yo. Y comenzaste a sonreír porque la frase te agradó y por las calles te seguí diciendo así, con emoción: Adiós corazón... si usted quiere conversamos; soñé con su amor... quiero ver qué hay de verdad. Y mi presencia te turbó: quedaste casi sin hablar cuando dijiste con tu adiós: ¡Hasta mañana, corazón!”. ‘Adiós corazón’ Héctor Sapelli y Luis Etchegoncelay
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Juan D’Arienzo y Francisco Canaro. Plaza Independencia. Año 1939. (Foto: Archivo Jorge Debroque. Autor: S. d.) En 1939 Canaro ya había edificado su extensa y exitosa carrera como compositor, en el disco, el teatro y el cine, y la continuó por veinte años. Y D’Arienzo, desde su debut en radio El Mundo en 1936, disfrutaba de una gran popularidad. Por su ritmo marcado fue apodado “El Rey del Compás”, y siempre estuvo primero en venta de discos. Su orquesta fue la que más temas de compositores uruguayos grabó. Tocó durante cuarenta años en las temporadas de verano de los casinos municipales de Uruguay, donde varias orquestas locales fueron continuadoras de su estilo.
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Agustín Irusta en la fonoplatea de CX42. Año 1939 (aprox.). (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Irusta fue un reconocido “estribillista” de Francisco Canaro y una de las voces más importantes de la década de 1930.
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Orquesta Carlos Warren en ensayo de su típica. De derecha a izquierda Carlos Güemes (cantor) y Carlos Warren, atrás el primero es Héctor Fabregat (violinista) y el quinto Pedro Casella. Abajo a la izquierda Luis Caruso Carusito (bandoneón). Sociedad de Músicos. S. f. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Carlos Güemes (argentino) fue contratado por Warren en noviembre de 1938 para la temporada de radio El Espectador y Hotel Miramar.
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Mario Colucci. S. f. (Foto: Archivo Gladys Colucci. Autor: S. d.)
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Conjunto de Mario Colucci. S. f. (Foto: Archivo Gladys Colucci. Autor: S. d.) Mario Colucci, pianista, director de orquesta y compositor, en alguna oportunidad contó con los arreglos del músico argentino Julián Plaza. Su orquesta fue de las que mejor sonido logró en el medio local. Es autor de los tangos ‘Muy de los muchachos’, ‘Pulso’ y ‘Bien tanguero’, entre otros.
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De izquierda a derecha Manzanares Ureta, Gloymar Ureta y un amigo de la familia. S. f. (Foto: Archivo Gloymar Ureta. Autor: S. d.) Manzanares dirigi贸 una orquesta de tango llamada T铆pica Rioplatense.
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Gloymar Ureta. Cabaret Moulin Rouge. S. f. (Foto: Archivo Gloymar Ureta. Autor: S. d.)
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Cuarteto Juan Esteban Martínez. De izquierda a derecha Víctor Terrón, Gregorio del Puerto Morris, Ambrosio Liscano y Esteban Martínez Pirincho. Café Montevideo. Década de 1930. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) Fue un cuarteto tradicional de Montevideo en la década de 1930. Su estilo era rítmico y bailable, con dos bandoneones, piano y violín. El café Montevideo estaba situado en la esquina de 18 de Julio y Yaguarón, frente al edificio de El Día.
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“Existieron en nuestro país medios gráficos, distintas publicaciones dedicadas a la difusión de la música y la literatura popular, aparte de lo escrito en la prensa diaria o revistas de época. Podemos señalar entre ellas: El alma del arrabal, que contenía el texto de las letras en boga y comentarios varios; Cancionera, con interesante información de la actividad local; Cine Radio Actualidad, cuyo título ya define su temática; y Poebur, que además de notas varias traía la programación de la radiotelefonía nacional; en todas estas revistas participaron numerosos periodistas y noteros especializados. Por otra parte, en los distintos diarios se presentaban apartados especiales que se dedicaban al tango (noticias, novedades, comentarios de discos, ensayos), escritos por comentaristas, algunos con participación en audiciones radiales, como Erasmo Silva Cabrera (Avlis), Federico Silva, Horacio Ferrer, Daniel Vidart, González Brignone, Nelson Domínguez, Amílcar Greco, Ariel Martínez, José Wainer, Martín Aguirre Gomensoro.
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Todas estas entregas se daban a través de medios cotidianos, como El País, El Plata, El Día, Acción, Tribuna, etcétera, en sus suplementos regulares o circunstanciales. El Club de la Guardia Nueva, mítico centro montevideano de la investigación tanguera, participó en la prensa diaria mediante sus trabajos dados a conocer en: Época, El País, Extra, El Debate, El Popular, etcétera, que exponían el análisis de nuestra música urbana y su estética. También la institución cultural Joventango, de similar propuesta, dio a conocer sus pareceres y estudios a través de sus boletines y la revista De mi ciudad, impreso de renovado contenido. Debemos mencionar el Archivo de la Palabra, desarrollado por el periodista Alfredo Dighiero, expuesto en su audición radial de difusión y valoración del arte de Carlos Gardel, donde se atesoran reportajes de variadas figuras representativas de nuestro arte y cultura rioplatense”. Boris Puga
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Terrazas del Hotel Casino Carrasco. A単o 1935. (Foto: 6217FMH.CMDF.IMM.UY - Autor: S. d./IM)
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Ángel Sica. Década de 1930. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Pianista y director de orquesta, Ángel Sica desde muy joven tocaba en cines, y a mediados de la década de 1920 comenzó a concretar diversas formaciones con destacados músicos del medio: SicaPerelló, Sica-Maquieira, Sica-Panedas. Con Penedas emprendió una larga gira por América y Europa, donde fue suplente de Lucio Demare en el trío Irusta-FugazotDemare. En 1937 formó su orquesta, con la que cosechó gran éxito en la radio uruguaya.
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Horacio Antonio Pintín Castellanos en Trouville, Pocitos. Año 1938. (Foto: Archivo familia de Pintín Castellanos. Autor: S. d.)
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Horacio Antonio Pintín Castellanos. Década de 1930. (Foto: Archivo familia de Pintín Castellanos. Autor: Foto Figoli)
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Juan Baüer Firpito. Año 1940. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Nació en España en 1897 y desde niño se radicó junto a su familia en Uruguay. Su sobrenombre se debe al parecido con Roberto Firpo en el estilo de ejecución del piano. Dirigió su propia orquesta desde la década de 1920. Por sus conjuntos desfilaron importantes músicos. Es el autor de ‘No te quiero más’, ‘Adiós arrabal’ y ‘Juventud’, entre numerosos temas que grabaron e interpretaron Francisco Canaro, Roberto Firpo, Alberto Vila, Rosita Quiroga y Carlos Gardel, entre otros.
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“No te quiero más ni te puedo ver, me dedico a la garufa, ahora tengo otro querer; la vida es así, qué le vas a hacer, no quiero tener más penas por culpa de una mujer”. ‘No te quiero más’ Juan Baüer
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Sexteto Juan Baüer en Radio Uruguay, CX26. Década de 1930. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.).
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“Mañanita arrabalera sin taitas por las veredas ni minas en el balcón. Tus faroles apagados y los machos retobados en tu viejo callejón. Yo te canto envenenao engrupido y amargao hoy me separo de vos. Adiós arrabal porteño yo fui tu esclavo y tu dueño y te doy mi último adiós”. ‘Adiós arrabal’ Carlos César Lenzi y Juan Baüer
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Orquesta tĂpica Luis Altieri. S. f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.)
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Orquesta Rogelio Coll. El primero a la derecha es Rogelio Coll. Década de 1930. (Foto: Archivo familia de Rogelio Coll. Autor: S. d.) Nacido en Argentina, Rogelio Coll Garabito se radicó en Montevideo cuando tenia diez años. Desde 1932 Garabito dirigió su propio conjunto. Perteneciente a una línea tradicional y rítmica, su orquesta fue una de las más populares en los bailes tradicionales de los clubes de las colectividades españolas en Uruguay. Como violinista participó también en la orquesta de Orlando Romanelli.
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“En Tacuarembó ya cantaba de chiquitita, y siempre que había concursos los ganaba. Mis padres vendieron la casa para que yo viniera a hacer mi carrera a Montevideo. Y en 1947 vino toda mi familia, éramos diez hermanos”. Olga Delgrossi, en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 2012.
Olga Delgrossi. Década de 1940. (Foto: Archivo Olga Delgrossi. Autor: Foto Silva) Oriunda de Tacuarembó, comenzó su carrera en Montevideo cantando en prestigiosos cafés y en la radio, hasta que en el año 1957, tras el alejamiento de Nina Miranda de la orquesta de Donato Racciatti, Olga Delgrossi adquirió gran protagonismo en la escena del tango de Montevideo que no abandonó jamás. En 1964 inició su carrera como solista, participando en diversos eventos y presentaciones televisivas junto a César Zagnoli, Oldimar Cáceres, Toto D’Amario, entre tantos. En Buenos Aires integró el conjunto Los 7 del Tango, de Luis Stazo, en 1966.
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“Una vez cuando vino Troilo le “asaltaron” la casa a “Quico” García Otero que era muy amigo mío y de Troilo. Después de un programa de Televisión, le cayeron de sorpresa y sin que supiera, Troilo a quien Racciatti le prestó un bandoneón en ese momento, y empezaron a tocar como si fuera una serenata en la puerta de la casa hasta que “el gordo” se despertó y salió a la calle en calzoncillos emocionado a darle un gran abrazo a Troilo y a todos y los hizo pasar a comer, tomar whisky. Racciatti siempre llevaba en la cajuela de su Chevrolet un bandoneón”. Amílcar Greco(*) (*)Entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012
Virginia Luque. 7 de febrero de 1943. Montevideo. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.) En el año 1943 fue el debut cinematográfico de Virginia Luque, una de las figuras del tango ligadas al cine, quien filmó aproximadamente treinta películas. La dedicatoria de la foto es para Francisco García Otero, periodista y crítico de guayo. Trabajó en los noticieros fílmicos Uruguay al día y en la revista Cine.
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Francisco Canaro. S. f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) Uno de los protagonistas fundamentales de la historia del tango nació en San José, Uruguay, y desarrolló su actividad como músico y empresario en Buenos Aires. Fue presidente y fundador de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic). Junto con Roberto Firpo contribuyó a la consolidación de la orquesta típica e incorporó el contrabajo a las orquestas de tango. Fue pionero tambien en incluir al cantor en las orquestas en 1924 para cantar el estribillo (“estribillista”). Figuras como Libertad Lamarque, Azucena Maizani, Ada Falcón, Tita Merello, Agustin Irusta, Charlo, Hugo del Carril y hasta Carlos Gardel llegaron al disco y fueron impulsadas por Canaro. En 1932 inició una larga carrera de comedias musicales y películas sonoras. Entre 1934 y 1950 también trabajó como productor. Con gran visión comercial, fue propulsor del tango fuera de fronteras. Entre sus numerosas composiciones se distinguen ‘El internado’, ‘El opio’, ‘La brisa’, ‘Nobleza de arrabal’, ‘Sentimiento gaucho’, ‘Madreselva’ y ‘El internado’. Dejó más de cuatro mil registros sonoros.
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“Sabe que es condición de varón el sufrir... La mujer que yo quería con todo mi corazón se me ha ido con un hombre que la supo seducir y, aunque al irse mi alegría tras de ella se llevó, no quisiera verla nunca... Que en la vida sea feliz con el hombre que la tiene pa’ su bien... o qué sé yo. Porque todo aquel amor que por ella yo sentí lo cortó de un solo tajo con el filo’e su traición”. ‘Sentimiento gaucho’ Juan Andrés Caruso, Rafael y Francisco Canaro
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Orquesta Típica de Juan Canaro. De izquierda a derecha, arriba el primero es César Zagnoli, el quinto Juan Canaro y la sexta María de la Fuente. LR1 Radio El Mundo. Buenos Aires. Década de 1940. (Foto: Archivo María Antonia Bide de Zagnoli. Autor: S. d.) Además de Francisco Canaro, sus hermanos Juan, Rafael, Humberto y Mario desempeñaron una extensa carrera como músicos y compositores de tango. La carrera de Juan Canaro comenzó siendo niño, cuando su familia ya se había trasladado del departamento de San José (Uruguay) a Buenos Aires. En los años veinte participó junto a sus hermanos en las incursiones del tango en París y Nueva York. Desde 1940 a 1942 realizó una gira por toda América con su propia orquesta. Y en el año 1954 la orquesta de Juan Canaro llegó más lejos que nadie: fue la primera embajada artística en Japón junto a la cancionista María de la Fuente.
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“Pensar que la quise tanto y embrujao por sus encantos hoy perdí la dignidad. Soy un borracho perdido que en la copa del olvido busca su felicidad. Son caprichos del destino, que lo quiso una mujer, si está marcado mi sino quién sabe si ha de volver... ¡Pero yo la esperaré!”. ‘Copa de ajenjo’. Carlos Pesce y Juan Canaro
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Reunión de homenaje a la orquesta de Aníbal Troilo. Banco de Seguros del Estado. Año 1943 (aprox). (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.)
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Orquesta Joe Malan. S. f. (Foto: Museo y Centro de Documentaci贸n de Agadu. Autor: S. d.)
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Orquesta Hugo Di Carlo. A la derecha Pedro Casella (violín), Félix Laurenz (bandoneón) y Orosmán Fernández (contrabajo). Arriba, de izquierda a derecha, el segundo es Orosmán Fernández, el tercero Pedro Casella. Abajo el tercero es Félix Laurenz y el cuarto Hugo Di Carlo. S. f. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.) Hugo Di Carlo fue un pianista argentino radicado en Uruguay, que tuvo orquesta en la década de 1950.
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Orquesta de Francisco Canaro en Sadrep. De izquierda a derecha el primero es Eduardo Adrián, el tercero Carlos Roldán, el cuarto Mariano Mores, el quinto Francisco Canaro. Abajo, de izquierda a derecha, el segundo es Minotto Di Cicco y el tercero Ernesto De Franco. Año 1942 (aprox.). (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.) En el año 1941 se produjo el alejamiento de los cantores Ernesto Famá y Francisco Amor de la orquesta típica de Francisco Canaro. Para reemplazarlos, Canaro contrató a Carlos Roldán y organizó un concurso en radio Belgrano para incorporar una nueva voz. El certamen lo ganó Eduardo Adrián, que años más tarde se radicó por un tiempo en Montevideo.
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Al centro Carlos Roldรกn y Eduardo Adriรกn. S. f. (Foto: Archivo Eduardo Luciani. Autor: S. d.)
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Orquesta de Juan Polito. Redacción del semanario Cine, Radio, Actualidad. Año 1942 (aprox.). (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) El pianista Juan Polito sustituyó a Rodolfo Biagi en la orquesta de Juan D’Arienzo en 1938, de la que en el Carnaval de 1940 se alejó con todos los músicos y el cantor Alberto Echagüe para formar su propia orquesta, lo que significó el peor momento en la carrera de D’Arienzo. La orquesta de Polito visitó en Montevideo la redacción del semanario Cine Radio, Actualidad, fundado en 1936 por los periodistas Emilio Dominoni Font y Arturo Despouey, en cuyas páginas se registraba lo concerniente al tango en tanto expresión popular muy importante.
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Reunión fundacional de la Asociación de Cantores del Uruguay (ACU). De izquierda a derecha el primero es Agustín Pucciano, el tercero es Miguel Silva Aguilar, la cuarta es Gloria Grobba. Abajo: Luis Alberto Fleitas. Década de 1940. (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: Foto Nápoli) En 1946 Luis Alberto Fleitas formó su propia orquesta e invitó a Donato Racciatti, en su primera experiencia como director, para que lo acompañara. El dúo Fleitas-Racciatti, de corta duración, realizó una gira por Brasil. En 1948 Donato decide trabajar en forma independiente. Posteriormente Fleitas desarrolló una larga trayectoria como cantor solista con diferentes acompañamientos y en la orquesta Puglia-Pedroza.
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Luis Caruso Carusito. Año 1940 (aprox.). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Porteño de nacimiento, Luis Catuso se radicó definitivamente en Uruguay en 1936. Desde muy joven integró la orquesta de Juan Esteban Martínez Pirincho y Carlos Warren. A mediados de la década de 1940 formó su propia orquesta, con la que actuó en diferentes locales y fonoplateas. Desde fines de 1943 y por varias temporadas ocupó el palco del café Ateneo. Creó gran cantidad de temas, como compositor y letrista, junto a otros grandes músicos: Alberto Mastra, Juan Polito, Héctor Varela y Orlando Romanelli, entre otros. Algunos de sus tangos fueron muy famosos cuando llegaron al disco: ‘Lilián’ y ‘Este Carnaval’ por la orquesta de Juan D’Arienzo; Ángel Vargas grabó la milonga ‘La fulana’; Ricardo Tanturi con Enrique Campos grabó ‘Y siempre igual’; y Carlos Di Sarli con Roberto Rufino, ‘Anselmo Acuña, el resero’.
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“Hermano de las estrellas eran los ojos de aquella, dos trenzas de seda negra, coronaban su cabeza, y era su boca una breva, como una herida cereza. Por qué aumentar la tristeza... no la llores corazón”. ‘Anselmo Acuña, el resero’ Luis Caruso, Félix Laurenz y Pedro Casella
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Orquesta Laurenz-Casella. Arriba de izquierda a derecha: el segundo es el Alemán Coratto, el cuarto es Pedro Casella, el quinto Héctor Fabregat, el sexto Eduardo Ruiz. Abajo el primero es Alejandro Blasco, el segundo Félix Laurenz y el tercero Donato Racciatti. Café Ateneo. Año 1942 (aprox.). (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) El bandoneonista Félix Laurenz y el violinista Pedro Casella tuvieron una orquesta en Montevideo desde 1939 hasta 1945. El nombre verdadero de Eduardo Ruiz era Inocencio Tronconi. En 1943, en Buenos Aires, se incorporó a la orquesta de Ricardo Tanturi como reemplazante de Alberto Castillo y cambió de seudónimo a Enrique Campos. También integró la orquesta de Francisco Rotundo y la de Roberto Caló. Fue uno de los más grandes cantores de orquesta de la época dorada del tango.
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Orquesta típica de Juan Cao. Atrás de izquierda a derecha el primero es Juan Cao, el tercero es Mario Orrico, el sexto es Accuosto. Adelante de izquierda a derecha el primero es Romeo Gavioli y el tercero Rolando Gavioli. Año 1944 (aprox.). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: Foto Nápoli.) Romeo Gavioli, como vocalista, regresaba de Buenos Aires tras integrar la orquesta de Edgardo Donato, con el seudónimo Romeo Gavio.
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“Rolando Gavioli era un bandoneonista fantástico, hacia unas variaciones increíbles, sin fallar en ninguna nota”. Rubén de Lapuente en entrevista con Martín Borteiro y Regina Chiappara realizada en el año 2012.
Orquesta Típica Morris, del bandoneonista Gregorio Morris del Puerto (el segundo de izquierda a derecha). S. f. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: Foto Nápoli)
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Orquesta Ricardo Tanturi. Hotel Miramar. Año 1939. (Foto: 937FMHA.CMDF.IMM.UY-Autor: S. d./IM) La de Tanturi fue una de las orquestas más representativas de la época de oro del tango. Denominada Los Indios, tuvo gran éxito con Alberto Castillo a partir de 1939, y con el uruguayo Enrique Campos desde 1943.
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“Pero no vas a negar que cuando vos fuiste mía, dijiste que me querías, que no me ibas a olvidar; y que ciega de cariño me besabas en la boca, como si estuvieras loca... Sedienta, nena, de amar”. ‘Te aconsejo que me olvides’ J.Curi y P.Maffia
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Félix Laurenz y Pedro Casella. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: Foto Silva) Laurenz y Casella compusieron la música del tango ‘Anselmo Acuña, el resero’.
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Orquesta Laurenz-Casella. Año 1945. (Foto: Archivo familia de Pedro Severino. Autor: S. d.) El violinista Pedro Severino Tierrita fue uno de los músicos más requeridos por numerosos conjuntos. Tocó con las orquestas de Donato Racciatti, Roberto Cuenca, Laurenz Casella, orquesta Del Tiempo del Jopo, conjunto de Antonio Cerviño, Hugo Di Carlo, Puglia-Pedroza, Rubén de Lapuente y Toto D’Amario, Sexteto de Oldimar Cáceres, Mouro-Maquieira, Miguel Villasboas. En palabras de Zagnoli: “Tierrita fue en sus actuaciones el violinista más milonguero de Montevideo” (entrevista realizada por Martín Borteiro a César Zagnoli en el año 2000).
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Típica Roberto Lurati. Al centro de izquierda a derecha el tercero es Carlos Burgos. Abajo el segundo es Roberto Lurati, y el tercero Víctor Terrón. Año 1940 (aprox.). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: Foto Silva) Por permanencia y presencia en radios y bailes, la orquesta de Lurati fue de las más características de la escena montevideana.
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Carlos Burgos. Año 1942 (aprox.). (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Fue una destacada voz de la década de 1940 y participó de las agrupaciones de Roberto Luratti, Hugo Di Carlo, Emilio Pellejero, Juan Cao, Donato Racciatti y César Zagnoli. En 1945 se radicó en Buenos Aires y se incorporó a las agrupaciones de José García y Roberto Dimas.
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Héctor Scelza. Década de 1940. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Héctor Scelza fue cantor del medio local. Actuó con la orquesta de Lurati y otras agrupaciones.
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De izquierda a derecha el primero es Carlos Podestá Caldera, el segundo Ramón Panedas, el tercero Isidro Pellejero, el cuarto Armando Blasco, el quinto Emilio Pellejero, el sexto Roberto Lurati, el octavo Carlos Barbé. Boite Colmado Sevilla, calle Juan Carlos Gómez. Año 1941 (aprox.). (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: Foto Nápoli) En 1940 Armando Blasco se radicó en Montevideo, en donde junto a su hermano Alejandro formó el conjunto Orquesta Típica Hermanos Blasco. Actuaron en radio Carve, en los bailes del Palacio de la Cerveza y en Tabaris Dancing. El cantor Carlos Barbé cantó con la orquesta de Miguel Caló en Buenos Aires.
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Orquesta José D. Zangaro. Atrás: José Zangaro. Al centro de izquierda a derecha, el tercero es Rolando Gavioli, el cuarto Gregorio del Puerto Morris. Adelante el tercero es Romeo Gavioli. Hotel Miramar. Año 1935 (aprox.). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.)
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Orquesta Miguel Capotillo. Atrás de izquierda a derecha el cuarto es Raúl Soler. Adelante el primero es Miguel Capotillo, y el segundo es Sergio Mochi. Hotel Casino Carrasco. Año 1948. (Foto: Archivo de Sergio Mochi. Autor: S. d.)
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“También el tango canción ha de tener calificados poetas, que han de ser expuestos por vocalistas, que cada vez más acentuarán su actuación en la interpretación, llegando a ser verdaderos protagonistas centrales, cerca de los cincuenta. Sobre toda esta trayectoria, el tango moderno se afirmará sobre la década del cincuenta, momento en el que hay una declinación del favor popular, por diversas causas, entre ellas el hecho de que el conflicto bélico haya terminado y las transnacionales de la industria musical comienzan a hacer llegar con profusión la música de otras latitudes. Es así que se accede a una expresión superior por parte de los distintos conjuntos con lineamientos de avanzada, sobre la base de las nuevas concepciones prohijadas al amparo de los años anteriores.
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En un momento ha de sobrevenir cierto declinar económico en el Río de la Plata, lo que traerá aparejada una merma de trabajo y una reducción numérica en los conjuntos típicos, dándose pie así a la formación de núcleos pequeños, lo que requerirá una nueva forma de tratamiento musical. Son años en que aparecen también los conjuntos de elite, de refinada resolución, para disfrute del gustador musical y sobre la base de una variada planta instrumental y paleta tímbrica. Accede a ese tango un nuevo estrato de público, en general gente joven, con inquietudes artísticas, formándose, por otra parte, peñas o grupos que estudian y difunden las nuevas propuestas, no siempre bien conocidas por el público, merced a una difusión defectuosa o interesada”. Boris Puga
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Orquesta de Francisco Fiorentino. Atrás de izquierda a derecha el doceavo es José Martirené, el decimosexto es Francisco Fiorentino, el vigésimo primero es Roberto Di Filippo. Abajo el octavo es Astor Piazzolla. Hospital Saint Bois de Montevideo. S. f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) En 1946 Francisco Fiorentino formó su propia agrupación con arreglos y dirección de Astor Piazzolla, por lo que se aleja de la orquesta de Aníbal Troilo. Ésta fue la primera experiencia de dirección para Piazzolla, al lado de Fiorentino. Inmediatamente se presentaron en Montevideo, debutaron en el café Ateneo y participaron de algunas actividades benéficas, entre ellas visitaron el Hospital Saint Bois (dedicado a la atención de enfermos de tuberculosis).
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Orquesta Laurenz-Casella durante un baile de Carnaval. Teatro Solís. Año 1943. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) Inaugurado el 25 de agosto de 1856, el Teatro Solís fue desde finales del siglo XIX escenario de populares bailes durante los carnavales. Para los multitudinarios eventos, el teatro contaba con pista de baile en el interior y el exterior.
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Orquesta Pintín Castellanos. Pintín Castellanos (dirigiendo delante de la orquesta). Alfredo Gobbi como primer violín y arreglador (delante de la orquesta). Palacio de la Cerveza. Calle Yatay. S. f. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.) Pintín Castellanos tuvo orquesta propia por un breve período en 1939, aunque no grabó. Entre sus integrantes se encontraban Alfredo Gobbi como primer violín y arreglador, y Eduardo Ruiz como cantor (quien luego sería Enrique Campos). Con esta formación actuó en el Palacio de la Cerveza. Alfredo Gobbi nació en París a principios del siglo XX, y en lo década de 1940 se convirtió en uno de los músicos y directores de orquesta más importantes del tango. Fue apodado “El violín romántico del tango”. Su madre, Flora Rodríguez, era chilena, y su padre, Alfredo Eusebio Gobbi, uruguayo de Paysandú y artista fundamental en la gestación del tango junto con Ángel Villoldo.
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Llegada de Francisco Canaro al Puerto de Montevideo. De izquierda a derecha el quinto es Pintín Castellanos y el séptimo es Francisco Canaro. Año 1945. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.)
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Llegada de Francisco Canaro al Puerto de Montevideo. De izquierda a derecha el segundo es Carmelo Imperio, el noveno Francisco Canaro, el décimo Pintín Castellanos, el undécimo es Eduardo Adrián, el décimo segundo Mariano. Año 1945 (aprox.). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.)
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Arriba de izquierda a derecha el cuarto es Federico Silva, el quinto Emilio Tancredi. Abajo el quinto es Osmar Maderna. Redacción de la revista Cancionera. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Tras el alejamiento de Héctor Stamponi, Osmar Maderna fue convocado por Miguel Caló para integrar su orquesta en 1939. En el año 1945, Maderna decidió formar su orquesta y al poco tiempo viajó a Montevideo. Federico Silva fue un trabajador de la poesía. Su obra más importante la compartió con Armando Pontier y Luis Stazo.
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“Qué ganas de encontrarte después de tantas noches. Qué ganas de abrazarte, ¡qué falta que me haces!... Si vieras qué ternura que tengo para darte, capaz de hacer un mundo y dártelo después. Y entonces, si te encuentro, seremos nuevamente, desesperadamente, los dos para los dos”. ‘Qué falta que me hacés’ Federico Silva, Armando Pontier y Miguel Caló
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Osmar Maderna (piano) y su orquesta. De derecha a izquierda, adelante, el segundo es Leopoldo Federico. Estudio del sello Sondor. Año 1946. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.) En el café Ateneo se presentaron la orquesta de Osvaldo Pugliese, Francisco Fiorentino con la orquesta de Astor Piazzolla, la orquesta de Carlos Marcucci y Luis Caruso Carusito, entre otras. Ubicado en el primer piso, arriba del viejo Ateneo en la Plaza Libertad, se encontraba el estudio del sello Sondor (al lado de radio Águila, CX32). El pianista Osmar Maderna y su orquesta grabaron cuatro temas en medio de sus actuaciones en el café Ateneo, cuando aún no se había grabado en Buenos Aires. En esta ocasión debutó como primer bandoneón Leopoldo Federico, una combinación de buen gusto musical y estilístico dentro del tango.
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Orquesta típica Romeo Gavioli. Arriba, de izquierda a derecha el primero es Tobías (contrabajo), el segundo Glusman (violín), el tercero Ambrosio Liscano (violín), el cuarto Mazzone (viola), el quinto Caplán (piano). Abajo el primero es Antonio Mateo, el segundo Juan Capobianco, el tercero Rolando Gavioli, el cuarto José Matteo en bandoneón, y el quinto Romeo Gavioli. Año 1945 (aprox). (Foto: Archivo Mario Bianco. Autor: S. d.) La orquesta de Romeo Gavioli tuvo un suceso explosivo desde que surgiera en 1943, resultado de la novedosa incorporación del candombe a la orquesta típica.
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“A Gavioli lo admire muchísimo siempre, porque hacía candombe en la orquesta típica. Llevó el Carnaval al salón”. Julio Arregui, en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
“Una vez fui a ver a la orquesta de Gavioli a un pueblo en Canelones, era una locura de gente. Observar la orquesta era un espectáculo, eso sí que había que verlo. Me quedé hipnotizado viendo tocar al Toto [Antonio] Bianco, cómo tocaba ese hombre, un infierno”. Élido Rodríguez en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
Romeo Gavioli. Año 1943. (Foto: Archivo Mario Bianco. Autor: S. d.) Participó como violinista en la orquesta de Juan Baüer Firpito y en la de Héctor Gentile. En 1939 fue solicitado por Edgardo Donato, con quien trabajó con el nombre “Romeo Gavio” y grabó quince temas. Son de su autoría los tangos ‘Dame corazón’, ‘María del Carmen’, ‘Mi Montevideo’ y ‘Payaso triste’. Gavioli contribuyó a la formación de la Sociedad Uruguaya de Intérpretes (Sudei).
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José Rótulo. Año 1946. Dedicatoria de la fotografía: “Para mi hermano Romeo Gavioli, con el afecto de su admirador más grande. José Rótulo 1946”. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) La vinculación de José Rótulo con el tango fue a partir de su afición por el ciclismo que compartía con el pianista Lalo Etchegoncelay. Es así que conoció a Romeo Gavioli y surgieron ‘Tu confidencia’, ‘Cariño mío’, ‘Dónde estás arrabal’ y ‘María del Carmen’. Si bien José Rótulo fue uno de los pocos poetas del tango de Uruguay, su actividad se desarrolló en Buenos Aires, donde destacó su obra en la época de oro del tango. Trabajó con Osvaldo y Edgardo Donato, Ángel Domínguez y –fundamentalmente– con Alfredo De Angelis, con quien compuso ‘Pregonera’, ‘Alelí’, ‘Pastora’, el vals ‘Mi cariñito’ y ‘Remolino’.
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“Vivo sin saber cómo puedo resistir esta fiebre que se aferra a tu querer. Son remolinos con tu nombre y mi locura, con tu risa y mi amargura, que torturan mi vivir”. ‘Remolino’ José Rótulo y Alfredo De Angelis
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Al centro Carlos Vaz con bandoneón. Departamento de Florida. Año 1946 (aprox.). (Foto: Archivo Néstor Vaz. Autor: S. d.)
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NĂŠstor Vaz junto a su padre, Carlos Vaz. Departamento de Florida. AĂąo 1955 (aprox.). (Foto: Archivo NĂŠstor Vaz. Autor: S. d.)
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De izquierda a derecha el primero es Adolfo Piñón, el segundo Alberto Echagüe, el tercero José Bogarín, el cuarto Raúl Licio, y el quinto Manuel Martínez. CX3O, Radio Nacional. Año 1948 aprox. (Foto: Archivo Luz Mary. Autor: S. d.) A mediados de la década de 1930 Alberto Echagüe comenzó a viajar a Uruguay con la orquesta de D’Arienzo, pero después de terminar la temporada, solía quedarse solo a actuar con guitarristas locales.
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“Los registros musicales comerciales se dieron en nuestro país a partir del año 1944, por parte del sello Sondor. No obstante, ya desde 1941 se venían haciendo fonogramas particulares matrizados, con destino a las radios y los bailes, por parte de dicha empresa. En este rubro quedamos muy atrasados con respecto a lo que aconteció en Argentina, donde se venía grabando desde principios del siglo XX, primero por parte de equipos volantes y luego con estudios establecidos. Algunos conjuntos nuestros y cantores lograron en el lapso citado hacer registros fuera de fronteras, ya sea en Argentina, Brasil, España, Chile, etcétera. Tal fue el caso del Trío de Guitarras del Uruguay (Otermin, Quintana, Méndez), Alonso/Minotto, las troupes Oxford, Un Real al 69, Todo a Viejo Verde, Palán Palán, La Moderna, Ateniense, Alberto Vila, Ramón Collazo, Juan Patti, Héctor Gentile, Sica/Panedas y Antonio Font. No debemos olvidar las impresiones primitivas de Alfredo Gobbi (padre) en ocasiones junto a su señora Flora Rodríguez, las cuales pueden llegar a las dos mil, cifra realmente sugestiva para su tiempo. En el año 1937, la radio Fénix anuncia su estudio para grabar discos directos. Un año después lo hará Radio Carve. Ya cerca de los años
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cuarenta, la firma Peuge (primera editora uruguaya de grabaciones eléctricas) se establece en el mercado en actividad similar. Con el correr del tiempo, ya sobre los años cuarenta y siguientes, se establecerán otros productores musicales bajo los sellos Select, Madan, Antar, Orfeo, Clave, Eco, Mallarini, Gold Laut, Tonal, Minerva, Guardia Nueva, Ayuí, De la Planta, Cantares del Mundo, RCA Victor, London, Patria, Foldep, La Batuta, Macondo, Edward, Gente de Tango, Phillips, Tonodisc, Chic, etcétera. Siempre etiquetas referidas a la difusión de la música de tango. Las técnicas de impresión fueron variando, desde los 78 rpm, al microsurco, el casete y hoy en día el digital. Finalmente debemos precisar que para nuestro medio también se confeccionaron rollos de papel para uso de los autopianos y pianolas, muy en boga en las primeras décadas del siglo XX. Existiendo un extenso repertorio de obras nacionales por parte de la marca Victor, que representaban Dellazopa y Morixe. Una parte de este material musical está en poder del Centro Documental Lauro Ayestarán (Ministerio de Educación y Cultura), para su archivo y conservación adecuada”. Boris Puga
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Julio Sosa. 4 de octubre de 1944. (Foto: Colecci贸n Eduardo Caetano. Autor: S. d.)
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Julio Sosa, el octavo de izquierda a derecha, con la orquesta de Carlos Gilardoni. Las Piedras. S. f. (Foto: Archivo familia Barthés. Autor: S. d.) Uno de los cantantes más importantes desde finales de la década de 1950 fue Julio Sosa (1926-1964), quien nació en Las Piedras, Canelones y se le conoció como “El varón del tango”. Después de su trágica muerte, la periodista Lilián comenzó una campaña de recolección de bronce para erigir un busto en la plaza central de Las Piedras. Sin embargo, debido a la gran cantidad de bronce que se juntó se le hizo un monumento de cuerpo entero.
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“En Uruguay, acá él cantaba también, y no cantó mejor allá [en Buenos Aires] cuando fue. Porque en la primera orquesta que lo llevaron a probarse fue una en la cual yo actuaba. Era la orquesta de Joaquín Do Reyes. Y lo de dejó ir, y a los pocos días nos enteramos que lo había tomado Francini-Pontier”. César Zagnoli en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2000.
Cuarteto de los Tiempos Viejos. De izquierda a derecha el primero es Julio Albanese (flauta), el segundo Ángel Ferrari (guitarra), el tercero Reynaldo Roselló (bandoneón), y el cuarto Fernando Montoni (guitarra). Década de 1950. (Foto: Colección Eugenio Luciani. Autor: S. d.)
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Conjunto Tiempo del Jopo. Atrás de izquierda a derecha el primero es Julio Fontella (guitarra), el segundo Pedro Severino (violín), el tercero Eduardo Trinchitella (contrabajo), el cuarto Martín Pons (flauta), el quinto Tucho Típaldi (guitarra). Abajo Gregorio del Puerto (bandoneón). Década del 1950. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: Foto Silva) En la historia del tango han sido una constante los conjuntos evocativos de la “guardia vieja” (inicios del tango), con guitarra, flauta, violín y bandoneón. Por lo general son grupos pequeños que ejecutan temas instrumentales, con un sonido liviano, haciendo énfasis en la parte rítmica. Dos destacados ejemplos fueron el Cuarteto de los Tiempos Viejos y Tiempo del Jopo.
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“Firpo inauguró el piano del club Colón. Como orquesta uruguaya estaba la del Tiempo del Jopo, donde tocaba Tierrita (Severino), y en homenaje a Firpo le dedicaron ‘El amanecer’. Cuando Firpo escuchó las cosas que hacía Severino en el violín, le dijo a sus músicos: ‘así se toca’”. Miguel Villasboas en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
Alberto Arenas, Gloria Groba y Otto Arias. Año 1950 (aprox.). CX30 Radio Nacional. (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: S. d.) Alberto Arenas fue un popular cantor argentino de la orquesta de Francisco Canaro, que visitaba Montevideo con bastante frecuencia cuando este último realizaba sus temporadas en el teatro Artigas, desde la mitad de la década de 1940. A la derecha de la cancionista Gloria Groba, el bandoneonista uruguayo Otto Arias, que debutó en 1945 en el conjunto de Juan Bauer Firpito, y posteriormente tocó con Roberto Zerrillo, Roberto Cuenca, Juan Esteban Martínez Pirincho, Antonio Cerviño y Walter Méndez. A fines de la década de 1950 formó su propia orquesta.
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Orquesta Panchito Maquieira. De izquierda a derecha el primero es julio Tobías (piano), el quinto Maquieira (hijo), el sexto Enrique Lucero (cantante, hermano de Mariano Mores), y el octavo Panchito Maquieira. Aeropuerto Internacional de Carrasco. Año 1950 (aprox.). (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu. Autor: S. d.) En la década de 1950, en el interior de Uruguay y Argentina generalmente las giras artísticas eran por tierra, y en barco si era necesario cruzar el Río de la Plata. Muy pocos conjuntos de tango se subieron a un avión en esa época. Aquí la orquesta de Francisco Panchito Maquieira, momentos antes de viajar a Brasil.
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Orquesta Puglia-Pedroza en su debut. De izquierda a derecha: abajo, Edgardo Pedroza, Óscar Nelson y José Puglia. Al centro Pedro Severino, Moisés Lasca y Domingo Puglia. Arriba, Carlos Aguete y Reinaldo Roselló. Cabaret Embassy. Calles Reconquista y Bartolomé Mitre. Diciembre de 1951. (Foto: Archivo Óscar Nelson. Foto Nápoli) José Pedroza se destaca por sus arreglos orquestales y la autoría de algunas conocidas piezas instrumentales: ‘Jugando con tango’, ‘Nocturno campero’ (que lo compuso en un tren rumbo a Tacuarembó, donde enseñaba bandoneón), ‘Mosquita’ (dedicado a su esposa). También compuso temas homenajes que delatan sus gustos: ‘A Horacio Salgán’ y ‘A Francini Pontier’. En 1943 Oscar Nelson debutó como cantor profesional con el bandoneonista Héctor Urtazú, el Vasco. Al año siguiente participó en la orquesta de Pedro Maffia por haber ganado un concurso en el café Tibidabo de Buenos Aires. También integró las orquestas de Roberto Cuenca y la de Puglia-Pedroza, donde permaneció por cincuenta años.
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“Antes de Puglia-Pedroza, un día sustituí a Carlos Morin, un cantorazo, en la orquesta de José Puglia y sus Indios”. Oscar Nelson en entrevista realizada por Martín Borteiro y Regina Chiappara en el año 2012.
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Orquesta Puglia Pedroza. Abajo: José Puglia (piano). Arriba, de izquierda a derecha, el primero es Edgardo Pedroza (director), el segundo Reynaldo Roselló, el quinto Carlos Aguete, el octavo Moisés Lasca, el décimo Pedro Severino, el undécimo Domingo Puglia. Atrás de izquierda a derecha: Óscar Nelson y Luis Alberto Fleitas (cantantes). Año 1952 (aprox.). (Foto: Archivo Óscar Nelson. Autor: Alfredo Testoni) La orquesta Puglia-Pedroza fue una de las más importantes de Uruguay, no sólo por su vigencia a través del tiempo, sino por la calidad de sus arreglos, sus músicos y sus voces. Edgardo Pedroza se impuso en el conjunto, con un estilo refinado que podría definirse como “troileano-vanguardista”. Cabe destacar que en esta orquesta también grabaron los cantores argentinos Julio Martel (tango ‘Nacional’, dedicado al Club Nacional de Fútbol) y Francisco Fiorentino, quien realizó las últimas grabaciones de su carrera para el sello Sondor en 1951.
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Debut del Trío Mastra. De izquierda a derecha, el cuarto es Alejandro de Luca, la quinta Lágrima Ríos y el sexto Alberto Mastra. CX20 Radio Montecarlo. Año 1952 (aprox.). (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Alberto Mastra fue un destacado guitarrista de la música popular. En 1933 formó el trío musical El Trébol, y en 1936 el Trío Mastra, junto con Alejandro De Luca y Josefina Barroso. Varias orquestas típicas argentinas incorporaron a su repertorio obras de su autoría. Aníbal Troilo grabó ‘Con permiso’ (con la voz de Alberto Marino), ‘Un tango para Esthercita’ (con la voz de Raúl Berón) y ‘Aguantate Casimiro’ (con Roberto Goyeneche). Pedro Laurenz con su típica llevó al disco las milongas ‘Maldonado’ y ‘El criollito oriental’. Cuando debutó con su trío en CX20 Radio Montecarlo, el conjunto lo constituían Alejandro de Luca, Lágrima Ríos y Alberto Mastra. Mastra fue quien bautizó a Lágrima Ríos con este nombre artístico, con el que hizo su carrera una de las voces femeninas más importantes de la música popular uruguaya. En 1956 Lágrima Ríos ganó el Concurso Nacional de Tango, organizado por el diario La Tribuna Popular y radio CX24 La Voz del Aire, cuyo premio era la participación en la orquesta del contrabajista Orosmán Fernández.
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“Con permiso, si me dejan, con permiso, no los voy a molestar, soy milonga y en cualquier parte que piso no me gusta estar de más. Con permiso, si me dejan, con permiso, tengo ganas de bailar y si notan que estoy algo envejecida, por favor no me lo digan, que me van a hacer llorar”. ‘Con permiso’ Alberto Mastra
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“El tano Racciatti tenía un carisma impresionante, siempre con su sonrisa… Y logró un sonido inconfundible”. Juan Manuel Mouro en entrevista con Martín Borteiro y Regina Chiappara en el año 2012.
Orquesta de Donato Racciatti. S. f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.)
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“Cuando fui a grabar el tango ‘Garufa’ en 1953, me pregunté por qué ‘Parque Japonés’. No me gustaba eso, quería nombrar algo nuestro… y ahí se me ocurrió ponerle ‘porque cuentan que te vieron, por la calle San José’”. Nina Miranda en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2005.
Nina Miranda. Año 1953. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: Foto Silva) En 1952, Nina Miranda conoció al director Juan Esteban Martínez Pirincho en los estudios Sondor, en donde le propuso grabar el tango ‘Maula’. El resultado fue un éxito en las ventas y en la radio, cuya consecuencia fue que Donato Racciatti la convocara para para actuar en el sainete Tu cuna fue un conventillo, en el Teatro 18 de Julio, donde además de cantar ‘Maula’ estrenó ‘Tu corazón’, que sería su tema emblemático.
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“¡Tu corazón! es el incendio, donde yo, quemé mi vida y mi ilusión, ¡pues eres llama en mi fragor! Corazón, tu corazón que puede más que yo, que puede más que Dios, que vence a mi razón que va donde tú vas, para qué ya negar, ¡si todo está en tu corazón!” “Tu corazón” Enrique Soriano y Donato Racciatti
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Las Ingenuas. Orquesta típica cómica de la Troupe Ateniense. De izquierda a derecha, arriba, Lalo Etchegoncelay y Mario Orrico; al centro, Ramón Loro Collazo y Rolando Gavioli; abajo, Romeo Gavioli. S. f. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) A partir de 1943 y hasta principios de la década de 1950, con el nombre de “Ramón Collazo y sus Atenienses”, Collazo creó una segunda época de la troupe, con textos de Víctor Soliño y la participación de grandes músicos de tango de Uruguay. Actuaron en el Sodre para el festival de músicos.
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Baile de Carnaval. Parque Hotel. S. f. (Foto: 00820FMHGE.CMDF.IMM.UY - Autor: S. d./IM) Muchos tango se refieren al anonimato de las máscaras de Carnaval: ‘Pobre colombina’ (Gardel con guitarras), ‘Pobre mascarita’ (Agustín Magaldi con guitarras), ‘Siga el corso’ (Horacio Salgán con Roberto Goyeneche), ‘Siempre es Carnaval’ (Roberto Ray con Osvaldo Fresedo), ‘Cascabelito’ (Ricardo Ruiz con Ángel D’Agostino), ‘Ríe payaso’ (Carlos Casares con Juan D’Arienzo), entre otros.
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Quinteto Bravo del 900. De izquierda a derecha: Miguel Villasboas (piano), Nilda Vilches (cancionista), Nicolás Agapios, Omar Pagliari y Gregorio Del Puerto Morris. Fonoplatea Montecarlo. Año 1956. (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: S. d.) Nicolás Agapios nació en los primeros años del siglo XX, y como casi todos los músicos de tango de Uruguay en su adolescencia comenzó en la orquesta típica de Carlos Warren. En 1930 integró la primera formación de la orquesta de Héctor Gentile, de la cual se desvinculó rápidamente para formar su propio conjunto. Posteriormente formó su Quinteto Bravo del 900 con gran popularidad en los bailes de la capital e interior del país.
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Tablado barrial. Carnaval del año 1957. (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: S. d.) Las típicas solían ser contratadas en los tablados. El espectáculo que se ve en esta fotografía se llamó Estampas del 900, realizado por el conjunto Quinteto Bravo del 900 y los Ases del Tango del 900. Nicolás Agapios y los bailarines Dora Camargo y L. A. Rosa (Coscolo) eran artistas exclusivos de la zapatería Hollywood.
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“El éxito de Agapios fue sensacional. Tocábamos en los tablados (de Carnaval) y nos seguía una caravana de autos de un lugar a otro”. Miguel Villasboas en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
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Al centro, Alberto Castillo, en un tablado barrial. S. f. (Foto: Archivo Eduardo Luciani. Autor: S. d.)
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Adelante, de izquierda a derecha: el segundo es Alberto Castillo y el tercero Antonio Huayek. Década de 1950. (Foto: Archivo Rubén Castaldi. Autor: S. d.) Alberto Castillo, quien fue de las figuras del tango que más presencia tuvo en Uruguay, interpretó y grabó varios candombes (‘Baile de los morenos’, ‘Siga el baile’ y ‘Cachivachero’, entre otros). Este artista exclusivo de la cerveza Doble Uruguaya, animó muchas temporadas de Carnaval en bailes y tablados multitudinarios, y frecuentemente sus presentaciones eran transmitidas por radio.
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“Una vez en un baile en Maldonado, lo acompañamos con la orquesta de Luis Caruso (a Castilllo). Eran las seis de la madrugada y seguía cantando, meta candombe. Y la gente era una locura, no cabía una alfiler. Él llevaba siempre tres tambores de Montevideo”. Vicente Martínez en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
“Siga el baile, siga el baile de la tierra en que nací; la comparsa de los negros al compás del tamboril. Siga el baile, siga el baile con ardiente frenesí; un rumor de corazones encendió el ritmo febril”. ‘Siga el baile’ Carlos Warren y Edgardo Donato
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Orquesta Miguel Capotillo con el cantor RaĂşl Soler. AĂąo 1948 (aprox.). (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: S. d.)
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Año 1950 aprox. (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: S. d.) La carrera artística de Raúl Soler comenzó en uno de los mejores momentos para el tango, la década de 1940. Debutó con la orquesta de Luis Altieri, con la que actuó en la radio y en el café Ateneo. Participó de giras con la orquesta argentina de Miguel Caló, pero no llegó al disco. En Uruguay grabó con las orquestas de Miguel Capotillo, Orlando Romanelli, Miguel Pietrafesa y Rogelio Coll Garabito.
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Orquesta de Walter Méndez. Arriba, de izquierda a derecha: Washington Cugñasco Coco (piano), Checha (violín), Washington Tola Acosta y Hexequiel Lagos (tamboriles), y dos amigos de la orquesta, abajo Martires Aguiar, Walter Méndez (bandoneones) y Hugo Zubiría (contrabajo). S. f. (Foto: Archivo familia Walter Méndez. Autor: José María Silva) A mediados de la década de 1950 Walter Méndez se presentó con su orquesta en el estudio de grabación de Sondor para dejar registrado el tango de su autoría ‘Tú qué sabes de amor’, pero como no sabían qué grabar del otro lado del disco (78 rpm) decidieron incluir la ‘Marcha de las serpentinas’. Pagaron los gastos los entre todos los músicos, sin imaginar que gracias a esa marcha obtendrían el primer disco de oro de la historia de Uruguay por el éxito de ventas. La orquesta de Walter Méndez y la de Don Horacio fueron muy populares en los bailes montevideanos, sobre todo entre las colectividades españolas y en el interior del país, con tangos, pasodobles, polcas, valses, fox-trots, milongas y candombes.
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“Oh serpentina que fuiste en el ayer la que iniciaste romance en mi balcón la que enlazaste sutil dos corazones la que cruzaste con gracias un nuevo amor. Recuerdo ido de un viejo Carnaval nota tan suave que tuvo mi ciudad. Oh serpentina perdida en los salones sobre los trinos dormidos de algún vals”. ‘Marcha de las serpentinas’ Walter Méndez
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Derecha a izquierda: atrás el primero es Agustín Pucciano, adelante Luz Mary. Fonoplatea de CX30, Radio Nacional. Año 1949. (Foto: Archivo Luz Mary. Autor: S. d.) CX30 Radio Nacional, ubicada en el Palacio Salvo, fue de los medios de comunicación que más difundió el tango. A comienzos de 1930, la emisora tenia su propio conjunto, la Orquesta Típica de Radio Nacional, integrada por Luis Álvarez (violín), José G. Cabral (piano), Eduardo de Lapuente (bandoneón) y Domingo G. Zanabria (contrabajo). Desde 1933 Agustín Pucciano tuvo exitosos programas radiales, como Caramelos surtidos, donde surgieron las voces de Luis Alberto Fleitas y Gloria Groba. En esta fotografía Luz Mary está cantando en Mañanitas del campo, otro de los programas de Pucciano.
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Luz Mary. L3 Radio Belgrano. A単o 1950. (Foto: Archivo Luz Mary. Autor: S. d.)
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Adelante Libertad Lamarque. Programa Senda de estrellas. Fonoplatea de Radio Carve. Año 1956. (Foto: Archivo Eduardo Caetano. Autor: S. d.) Libertad Lamarque, “La novia de América”, fue acompañada por su esposo, el pianista Alfredo Malerba, y el guitarrista uruguayo Nelson Olivera. En la ocasión que muestra la fotografía actuó una orquesta típica integrada por los bandoneonistas Oldimar Cáceres y Edgardo Pedroza. También estuvo presente en la sala su “padrino” artístico, Francisco Canaro.
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De izquierda a derecha: Óscar Larroca (cantor), Emilio Tancredi (director de la revista), Alfredo De Angelis (director de orquesta), Lilian (Violeta Ferrando Ponce de León, periodista de tango) y Carlos Dante (cantor). Redacción de la revista Cancionera. Año 1955 (aprox.). (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Debido al empresario Emilio Curi varios directores de orquesta llegaron a Uruguay, entre ellos Juan D’Arienzo y Alfredo De Angelis.
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Trío Rubén Salom. Año 1956 (aprox.). (Foto: Archivo Rubén Salom. Autor: S. d.)
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Café Nuevo Tupí Nambá. S. f. (Foto: Museo y Centro de Documentación de Agadu) Lugar de encuentro ciudadano de hombres políticos y artistas, ubicado en la actual galería Central de la Avenida 18 de Julio casi Río Branco.
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Orquesta Romeo Cernuschi Cachito en el Palacio Salvo. Año 1957 (aprox). (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) La de Cachito (piano) fue una gran orquesta típica con buena instrumentación y buenos músicos, pero lamentablemente sus nombres se han perdido. Antonio Accuosto es el violinista que se ríe. Cabe destacar que integró esta orquesta el gran músico uruguayo Julio Carrasco, que perteneció a la orquesta de Osvaldo Pugliese por 25 años, desde su fundación en 1939. Carrasco es autor de ‘Noche de Carnaval’, ‘Flor de tango’, ‘Mi lamento’ y ‘De floreo’.
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De izquierda a derecha: Félix Romero, Donato Racciatti, Olga Delgrossi y Víctor Ruiz. Año 1960 (aprox.). (Foto: Archivo personal Olga Delgrosi. Autor: S. d.) Donato Racciatti integró la orquesta Laurenz-Casella desde 1940 a 1945. En el período 1946-48 dirigió una agrupación de acompañamiento al cantor Luis Alberto Fleitas y en 1948 formó su propia orquesta, la cual mantuvo por cincuenta años.
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“Cuando se fue Nina de la orquesta, me vino a buscar Racciatti, era todo un desafío reemplazarla a Nina Miranda, porque había sido un suceso sensacional” ‘Fumando espero’ era un bolero que lo cantaba Sarita Montiel, yo lo grabé como tango, salió a la calle y se agotó al día siguiente”. Olga Delgrossi en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
Olga Delgrossi junto a la Orquesta de Donato Racciatti. S.f. (Foto: Archivo Olga Delgrossi. Autor: S. d.) Uno de los pocos directores de orquesta uruguayos que logró penetrar en Argentina y posicionarse con singular suceso fue Donato Racciatti, cuyas presentaciones en la radio y los bailes contaban siempre con gran público.
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“En Buenos Aires tocábamos todos los días a las 20 horas en el programa radial Glostora Tango Club, con el presentador Jorge Cacho Fontana. Estrené ‘Hasta siempre amor’ en un baile del Palacio Peñarol y desde ese día no pude dejar de cantarlo porque la gente me lo pide permanentemente”. Olga Delgrossi en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
“Hasta siempre, amor, pasarás de otro brazo y dolerá el fracaso igual que hoy. Hasta siempre, amor, corazón como el mío, que compartió tu hastío, no encontrarás”. ‘Hasta siempre amor’ Federico Silva y Donato Racciatti
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“El éxito de Donato en el interior de Argentina y Uruguay era impresionante. Eran giras largas, en ómnibus, de una punta a la otra... Una experiencia increíble para una mujer en esa época. A veces teníamos que salir con custodia policial, una vez hasta me arrancaron un pedazo del vestido porque era una locura de gente”. Olga Delgrossi, en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
Orquesta Donato Racciatti. Atrás, Donato Racciatti. Adelante, de izquierda a derecha: el segundo es Héctor Mayoral (locutor de Radio Carve) y el tercero Amílcar Greco. Año 1958 (aprox.). (Foto: Archivo Amílcar Greco. Autor: S. d.) Amílcar Greco dirigió la audición Tangueando en Carve, de lunes a viernes de 21 a 21.30 Sus locutores habituales eran Lita Lemi, que hacía la parte comercial, y Américo Torres. En ocasiones Radio Carve transmitía las actuaciones de Donato Racciatti y su orquesta en ciudades del interior, incluso en cadena con la radio local de departamento con formato de concierto en teatros, cines o fonoplateas. Por las noches se organizaban bailes, en los que Amílcar Greco era presentador.
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Orquesta Roland. Club Vida Nueva. Juan Lacaze, Colonia. A単o 1952. (Foto: Archivo Nelson Roland. Autor: S. d.)
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Orquesta Típica Femenina. Club Cyssa. Juan Lacaze, Colonia. Año 1955 (aprox.). (Foto: Archivo Nelson Roland. Autor: S. d.)
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“El sexteto de Oldimar Cáceres sonaba que era una locura, los arreglos eran preciosos.” Vicente Martínez, en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
Sexteto de Oldimar Cáceres. CX14, El Espectador. Año 1955 (aprox.). (Foto: Archivo familia Pedro Severino. Autor: S. d.) Oldimar Cáceres es una relevante figura del tango uruguayo de la segunda mitad del siglo XX. En 1945 integró la orquesta de Laurenz Casella y posteriormente la de Hugo Di Carlo. En 1953 presentó su propio sexteto, y en 1957 el Octeto Montevideo. Desde 1970 se radicó en Brasil.
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Orquesta Típica de Oldimar Cáceres. De izquierda a derecha: Roberto Dionigi (piano), José Budano (bandoneón), Néstor Casco (contrabajo), Oldimar Pocho Cáceres (bandoneón), Luis Altieri (viola), Héctor Barón (bandoneón), Esteban Cracium (violín), Carlos Martín (violín), Rómulo Bosch (bandoneón) y Carlos Magallanes (presentador de la Típica). Fonoplatea de radio Carve, en programa Bajo las luces de Kolynos. Palacio Díaz. Año 1958 (aprox.). (Foto: Archivo Héctor Baron. Autor: S. d.)
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Miguel Pietrafesa Orquesta Típica. Década de 1950. (Foto: Archivo Juan Carlos Calvetti. Autor: S. d.) La familia Pietrafesa estuvo muy vinculada a la música. Desde 1930 Roque Emilio Pietrafesa (tío de Miguel) dirigió la troupe La Moderna, donde se inició Miguel, quien se inclinó al bandoneón y el tango (y candombes con orquesta típica). La orquesta incluía tres bandoneones: Carlos Calvetti, Miguel Pietrafesa y su hijo Antonio Pietrafesa; dos violines, González Lago e Isidro Alfonso; José Pulcino en contrabajo y el pianista Homero Eustaquio. En esta orquesta debutó con apenas dieciséis años el cantor Carlos Torres. Angélica Rodríguez era la voz femenina. Cuando Miguel abandonó la música en 1970, sus hijos Antonio y Miguel Ángel formaron el sexteto Miguel Pietrafesa Orquesta típica.
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Espectáculo de comedia musical. De izquierda a derecha, adelante, Donato Racciatti, Carlos Roldán, Olga Delgrossi, Victor Ruiz, Eduardo Casanovas y Marylin De Vita. Año 1960 (aprox). (Foto: Archivo Olga Delgrossi. Autor: S.d) Donato Racciatti formó sociedades con gente de teatro, Carnaval y el espectáculo, como Mario Rivero, Eduardo Casanovas y Carmelo Imperio, para producir comedias musicales en los teatros Artigas y 18 de Julio. Debido al éxito con estos espectáculos, realizó presentaciones en el Palacio Peñarol y en el Estadio Centenario, con la comedia Barrio, luna y tamboril.
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“Carlos Podestá hacía las octavas agudas con la mano derecha que le gustaban a Racciatti.” Carlos Podestá “Caldera” y Marilyn De Vita. Año 1957. (Foto: Archivo Marilyn De Vita. Foto: Lewis).
Vicente Martínez en entrevista a Martín Borteiro en el año 2012.
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Marilyn De Vita. Fonoplatea en Mendoza, Argentina. DĂŠcada de 1950. (Foto: Archivo Marilyn De Vita. Foto: S.d).
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Reunión de directores de orquestas típicas. De izquierda a derecha, a bajo, Pedro Casella, Carlos Warren, Romeo Gavioli y Roberto Zerrillo. Arriba, el segundo es Luis Caruso, el tercero Orlando Romanelli, el cuarto Emilio Pellejero, el quinto Félix Laurenz, el octavo Roberto Cuenca y el noveno Juan Cao. Año 1952 (aprox). (Foto: Colección Eugenio Luciani. Autor: S.d)
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Homenaje a Francisco Canaro. De izquierda a derecha los fotógrafos Edgardo Montiel, Enero Valiente (El Día), Héctor Devia (El País, El Plata), Florencio Nápoli (Cine, Radio, Actualidad), Francisco Canaro y Mario Nicolini (“La Mañana” y “El Diario”). Año 1963 (aprox). (Foto: Archivo Héctor Devia. Foto: Devia). Un poco antes de su fallecimiento, Francisco Canaro fue homenajeado en el Palacio Peñarol.
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Luis Etchebarne y Luis Caneppa. Segunda mitad de la década de 1950. (Foto: Archivo Luis “Tito” Etchebarne. Autor: S.d)
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Conjunto Los Ruiseñores del Tango. De izquierda a derecha: adelante, Nelson Cascardo, Buby Riso, Edgardo Prado, Larguero, Luis Eduardo Caneppa y César Ures. Atrás, Óscar Callejas, Luis Etchebarne y Ovideo Silva. (Foto: Archivo Luis Tito Etchebarne. Autor: S. d.)
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Ranko Fujisawa. De derecha a izquierda, atrรกs, el primero es el violinista Horacio Zito. Adelante el primero es el bandoneonista Luis Silveira. Fonoplatea de CX30, Radio Nacional. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S.d)
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Orquesta Horacio Zito. Café De los Inmortales. De izquierda a derecha: Rubén de Lapuente (piano), Horacio Zito (violín), Félix Cabral (violín), Víctor Silveira (bandoneón), Rómulo Bosch (bandoneón) y Vicente Martínez (contrabajo). Calle Juan Carlos Gómez y Rincón. Año 1954 (aprox.). (Foto: Archivo Rubén de Lapuente. Autor: S. d). Con el fallecimiento del director Juan Cao, ingresó Rubén de Lapuente y la orquesta continuó trabajando bajo la dirección de Horacio Zito.
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Hacia los inicios de los cincuenta en Montevideo proliferaban instituciones culturales: entidades musicales, grupos de teatro independiente, peñas literarias, cineclubes, todos apoyado por una crítica especializada de seria orientación. Es cuando se concreta la fundación de un club de tango, por idea de Horacio Ferrer, Jorge Seijo y un núcleo de gente joven, muchos de los cuales eran estudiantes que creían que la música popular merecía una valoración inteligente. Así nació el Club de la Guardia Nueva el 8 de mayo de 1954, que se definió como una institución meramente cultural, dedicada al estudio y difusión del buen tango, entendiendo por tal, las manifestaciones no comerciales, las de contenido creativo y artístico, con lineamientos evolucionistas de apertura. En sus comienzos sesionó en el cuarto piso de el diario “El País”, luego en la fonoplatea de CX44 Radio Solís y finalmente en su recordado sótano de Soriano 1684 (una puerta en naranja y otra en negro), que alajaron con esmero los estudiantes de arquitectura que lo integraban. Durante veinte años se realizaron reuniones didácticas, abiertas a todo público, de carácter semanal, audiciones de radio, publicaciones varias(boletines, revistas, apuntes, etc.), edición de discos por convenio o privadas y distintos recitales(por ejemplo: Sala Verdi, Cine Trocadero, Teatro Circular, Club Banco Comercial, Teatro El Galpón, Cine Universitario, Teatro del Centro, etc.).
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La cantidad de personajes que visitaron el Club, en esas dos décadas, fue realmente llamativa. A veces actuando, otras simplemente brindando sus conocimientos e ideas, por lo que se aprendía muchísimo a la vera de sus pareceres. Basta citar algunos nombres de tan ilustres presencias como Troilo, Pugliese, Piazzolla, Fresedo, Demare, Salgán, De Caro, Vardaro, Rivero, Goyeneche, Berón, Marino, Francini, amén de la participación de importantes figuras locales. Además se puede decir que del Club salieron muy importantes estudiosos que trataron con acierto y elevado nivel la temática del tango en escritos varios, ya sea en la prensa, revistas, semanarios, ensayos editados a veces por la misma institución. En este sentido hay nombres que no debemos olvidar como: Horacio Ferrer, Jorge Seijo, Mario Arroyo, Nicolás Pepe, Jorge Solares, Ariel Martínez, Hugo Fernández Dovat, José Wainer, José L. Picardo, Néstor Casco, Enrique Haba, entre otros. Cabe mencionar además, disertantes de fuste, que participaron en memorables presentaciones, como: Lauro Ayestarán, Luis A. Sierra, Cátulo Castillo, Daniel Vidart, José Yanelli, Jaurés Lamarque Pons, Juan Carlos Lamadrid., todos ellos seguidos por un expectante público. También el Club no estuvo ajeno a la propuesta de la enseñanza musical. Es así que bajo la egida del bandoneonista Nicolás Pepe (de reconocida trayectoria en ambas márgenes del Plata) se procedió a la docencia para la interpretación del emblemático instrumento de nuestro Tango. Boris Puga
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Club de la Guardia Nueva. De izquierda a derecha: arriba, Mario Handler, Boris Puga, Darwin Banda, Pablo Handler, Miguel Olivencia, Mario Arroyo, Sandor Fernández, Blanquina Califano, Luis Vázquez, Omar Martínez, Gervasio Ottado, Jaime Vareika. Abajo, Nicolás Pepe, Jorge Seijo, Julio De Caro y Horacio Ferrer. Año 1958 (aprox.). (Foto: Archivo Darwin Banda. Autor: S.d.) Julio De Caro abandonó sus estudios para dedicarse al tango, por lo que su padre lo echó de su casa, camino que también recorrió su hermano Francisco (pianista). Ambos se unieron al conjunto de Eduardo Arolas en sus temporadas de verano del Parque Hotel, Casino Carrasco y Teatro Solís. En la década de 1920 Julio De Caro modernizó el tango, orquestando para solos de violín y bandoneón. Su legado fue recogido por músicos y directores de orquesta, entre ellos Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese. Cuando a mediados de la década de 1950 surgió el Club de la Guardia Nueva, Julio De Caro ya se encontraba en el final de su carrera y aún mantenía contacto y amistades en Uruguay. A los jóvenes del club les dedicó el tango ‘Muchachada de ley’.
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“Desde chico me gustó la música, primero el bolero, años ‘40, luego el jazz y a los 16 años tuve mi primera audición de jazz radial con mi amigo Naldo Salustio, en el año 1948. Por esa época conocimos a Eduardo Gandolfo y a Juan Rafael Grezzi que era el pope del jazz en Montevideo con una amplia discoteca y conocimientos. Después llegaron los hermanos Mañosa, Paco y José y nos introdujeron en el nuevo movimiento, el “Be-Bop” con discos que traían de Cataluña. Ahí fundamos con muchos amigos el “Hot Club”, con ellos, Menchi Sábat, Lalo Nunes, Bocho Pintos, Mario Etchebarne. Luego comenzó mi actividad con el tango, las fonoplateas, los conciertos, y luego las audiciones. Eran frecuentes las visitas de orquestas y cantores argentinos a Uruguay actuaban en las fonoplateas, Carve, El Espectador y Montecarlo principalmente, luego en la televisión, y se iban al interior. En general estas visitas eran contratadas por productores uruguayos, se vendían a las radios y estas a su vez a los mas fuertes avisadores de la época como ‘Coca Cola’, ‘Alpargatas’, cerveza ‘Doble Uruguaya’ y otros. Muchas veces después de la fonoplatea íbamos a comer juntos, y surgían amistades como con Piro, Horacio Salgán también, y un gran amigo que fue “el tano ˝Racciatti.˝ Amílcar Greco y Horacio Salgán. Radio Imparcial, CX29. Año 1959. (Foto: Archivo Amílcar Greco. Autor: S. d.)
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Amilcar Greco en entrevista a Martín Borteiro en el año 2012.
Astor Piazzolla. Club de la Guardia Nueva. Año 1955. (Foto: Archivo Ramiro Carámbula. Autor: Foto Nápoli) Ya Astor Piazzolla –quien aún no era muy popular– tenía en mente lo que seria el Octeto Buenos Aires, una de las agrupaciones más revolucionarias de la historia del tango, cuando el barco que lo llevaba de París a Buenos Aires atracó una noche en el puerto de Montevideo. Fue entonces que le dedicó el tango ‘Marrón y azul’ al Club de la Guardia Nueva.
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Quinteto Nuevo Tango de Astor Piazzolla. De izquierda a derecha: Kicho Díaz (contrabajo), Omar Filomeno (periodista de El Día), Miguel Selinger (presentador del quinteto), Jorge Seijo, Héctor Barón (bandoneón); Vidart (periodista de El Día, que firmaba como Caraví), Óscar Núñez (periodista), Héctor De Rosas (cantor), Horacio Ferrer, Óscar López Ruiz (guitarra), Astor Piazzolla (bandoneón), Jaime Gosis (piano) y Elvino Vardaro (violín). Restaurante Morini de Montevideo. Año 1961. (Foto: Archivo Héctor Barón. Autor: S. d.) Fueron muy conocidas las actuaciones del quinteto Nuevo Tango en la fonoplatea de Carve, en especial su presentación en el auditorio del semanario Marcha en el año 1961, organizado por Gente de Tango.
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“Para nosotros los jóvenes, Piazzolla era Dios, te provocaba, te obligaba… era un tipo excepcional de todo punto de vista”. Héctor Barón en entrevista a Martín Borteiro en el año 2012.
Aníbal Troilo en el Club de la Guardia Nueva. Arriba, de izquierda a derecha, Olga y Jorge Seijo, Mario Arroyo, Rodolfo Rodríguez Lourido, “Ja-ja” Martínez, Luis García, Alba Carabel y “La negrita” Expósito. Abajo Nicolás Pepe, Blanquina Califano y Aníbal Troilo. Verano de 1955 (aprox.). (Foto: Archivo Luis García Silva. Autor: S. dd) Situado en la mitad del siglo XX, absorbió las corrientes del tango tradicional e innovadoras de los años veinte y logró una síntesis perfecta. Fue un “escultor de voces”, sabía con suma precisión qué quería contar en cada tango. En el Club de la Guardia Nueva se sintió admirado y protegido. A ellos dedicó el tango ‘A la Guardia Nueva’
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“En el Club de la Guardia Nueva hicimos muchas amistades, fue una época preciosa, irrepetible. La visita de figuras como Aníbal Troilo, Horacio Salgán o Astor Piazzolla, era extraordinario para nosotros, y para toda la gente del ambiente del tango también”. “La negrita” Expósito(*) (*)Testimonio brindado a Martín Borteiro en entrevista en el año 2012
Alfredo Sadi y conjunto Las Cuerdas de Oro. De izquierda a derecha: Mario Núñez, Alfredo Sadi, Walberto López y Nelson Olivera. Conmemoración del décimo aniversario del Club de la Guardia Nueva. Teatro del Centro. 1965 (aprox.) (Foto: Archivo Boris Puga. Autor: S. d.) A comienzos se de la década de 1960 se destacó el cantor y guitarrista uruguayo Alfredo Sadi, quien posteriormente se radicó en Buenos Aires. Con el conjunto Las Cuerdas de Oro, Mario Núñez se convirtió en uno de los guitarristas más importantes del país, acompañando a numerosos artistas de tango y de música criolla de Uruguay y Argentina: Antonio Tormo, Alfredo Zitarrosa, Charlo, Edmundo Rivero, Alberto Marino, Raúl y las hermanas Berón, entre otros. El conjunto estuvo integrado por José Bogarin y Gualberto López, y se integró definitivamente con Nelson Olivera y Rubén Casco en el bajo, manteniéndose Gualberto López en el guitarrón. Alfredo Sadi también formó parte de esta agrupación.
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“Una vez fuimos a escuchar a Troilo con ‘Carusito’ (Luis Caruso) y terminamos tomando unas copas en el café de la esquina con ‘el gordo’, un tipo buenísimo”. Aníbal Troilo con Mario Núñez. S. f. (Foto: Archivo Elsa Morán. Autor: S. d.) En las visitas a Uruguay Troilo conoció a Mario Núñez, con quien actuó en la fonoplatea de CX 16, Radio Carve.
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Héctor Barón en entrevista con Martín Borteiro en el año 2012.
“Por su pinta poeta de gorrión con gomina, por su voz que es un gato sobre ocultos platillos, los enigmas del vino le acarician los ojos y un dolor le perfuma la solapa y los astros”. ‘El gordo triste’ Horacio Ferrer y Astor Piazzolla
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De izquierda a derecha: Julio Pizzo, Julio Fontela, Ernesto Cacho Restano y Froilán Aguilar. CX8 Radio Sarandí. Año 1960 (aprox.). (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) A finales de la década de 1950 y principio de 1960, el café Ateneo empezaba a funcionar a media tarde y terminaba a la una de la madrugada. Por entonces actuaba allí Restano, una voz importante del tango de Uruguay. Entre las 19.00 y las 20.00 horas se presentaba el espectáculo central, con la orquesta de Luis Caruso.
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Pablo Moreno. Año 1960 (aprox.). (Foto: Archivo Humberto Barrella. Autor: S. d.) Nacido en Italia, desde niño se radicó con su familia en Montevideo. Comenzó su carrera artística como cantor a los dieciséis años. Participó en las orquestas de Emilio Pellejero, Roberto Luratti y Juan Baüer Firpito, Edgardo Pedroza y Francisco Reynares. En 1951 se mudó a Buenos Aires, donde formó parte de la orquesta de Francini-Pontier y Atilio Stampone. En 1965 abandonó su carrera profesional y volvió a Montevideo, dedicándose al rubro gastronómico.
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Hilario Pérez y su conjunto, acompañando a Carlos Maidana. De izquierda a derecha: Carlos Rodríguez Rivero, Alcides Acosta, Hilario Pérez y Carlos Maidana. Canal 10. Año 1964 (aprox.). (Foto: Archivo Hilario Pérez. Autor: S. d.) Antes de irse a Argentina, Carlos Maidana se presentó en “los galpones” de Saeta, Canal 10. Fue de los pocos cantores uruguayos que grabó en Buenos Aires con orquestas importantes de tango, como la de Armando Pontier. Hilario Pérez fue una de las guitarras más importantes en la historia musical del país. En su extensa trayectoria acompañó a destacadas figuras del tango y de la canción criolla de Uruguay y Argentina, como Amalia de la Vega, Carlos Roldán, Mercedes Sosa, Hugo del Carril, Alfredo Zitarrosa, Olga Delgrossi, Chabuca Granda (Perú), entre otros.
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“Carlos Maidana grabó ‘Negra María’ con Pontier como nadie, una maravilla”. Hilario Pérez en entrevista con Martín Borteiro en el año 2012.
Eduardo Adrián y sus hijos en Montevideo. S. f. (Foto: Archivo Eduardo Caetano. Autor: Foto Nápoli) Eduardo Adrián actuó en Montevideo en diversas ocasiones, con las orquestas de Francisco Canaro, de Emilio Pellejero, de Hugo Di Carlo y de Heber Escayola. Entre 1962 y 1968 se radicó en Montevideo con su familia. Brindó diversas conferencias sobre tango, arte y cultura. Trabajó para la Unesco y dirigió varios grupos teatrales.
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Roberto Maira y la Orquesta de Mario Colucci. A単o 1960 (aprox.). (Foto: Archivo familia Roberto Maira. Autor: S. d.)
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Edgardo Pedroza y José Puglia. Buenos Aires. Año 1960 (aprox.). (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.)
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“¡Esta noche en Buenos Aires! ¿Quién de mí se acordará si el alegre Carnaval ha de llevársela al baile? ¡Esta noche en Buenos Aires! Papelitos de color aunque no quiera olvidarme cubrirán su corazón”. ‘Esta noche en Buenos Aires’ Erasmo Silva Cabrara, Ángel D’Agostino y Eduardo Del Piano
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Nancy De Vita. Canal 12. A単o 1961. (Foto: Archivo Nancy De Vita. Autor: S. d.)
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“Era irrepetible, cuando tocábamos en La Cumparsita agarraba el micrófono […] con las manitos […] cruzaba los brazos y a los cinco minutos no volaba una mosca, una fenómena”. Edison Bordón en entrevista con Martín Borteiro en el año 2012.
Diana Vidal. S. f. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.)
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Orquesta típica César Zagnoli. De izquierda a derecha: arriba, Lito Ferreira, Mario Orrico, Ariel Piccinino. Abajo: el segundo es Carlos Benvenutto, el tercero Luis Di Mateo, el quinto José Pedecert, el sexto Horacio Deval. (Foto: Archivo Carlos Aguiar. Autor: S. d.)
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Trío César Zagnoli. De izquierda a derecha: César Zagnoli, Luis Di Mateo y Néstor Casco. Teledoce. 1962 (aprox.). (Foto: Archivo María Antonia Bide de Zagnoli. Autor: S. d.) En 1954, cuando Zagnoli volvió a Montevideo, inicialmente formó una orquesta típica; después formó un trío de bandoneón, piano y contrabajo, combinación de instrumentos que continuaron otros músicos locales. Además de Luis Di Mateo y Néstor Casco, también integraron sus tríos Raúl Jaurena (bandoneonista) y Eduardo Trinchitella (contrabajista). En la época de oro del tango, Zagnoli transitó una carrera prolífica en Buenos Aires: tocó con Juan Canaro, Joaquín Do Reyes, Eugenio Nóbile, orquesta Alberto Castillo, entre otros. Por más de treinta años Zagnoli animó los bailes del Club Náutico de Carrasco y Punta Gorda, al que le dedicó su tango ‘Náutico Club’.
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“A Zagnoli había que hacerle el arrastre en el contrabajo como el quería, porque había venido con el tipo de toque de BsAs [...] y le gustaba el arrastre al estilo de Biagi. Trinchitella lo hacía muy bien”. Vicente Martínez en entrevista con Martín Borteiro realizada en el año 2012.
Conjunto Severino. Arriba: de izquierda a derecha, primero Pedro Severino Tierrita (violín), segundo Juan Pascual (contrabajo) y tercero Víctor Silveira. Abajo Ruben de Lapuente (piano). Programa Tangueando en Carve. Año 1958 (aprox.). (Foto: Archivo familia Pedro Severino. Autor: Foto Lewis) Rubén de Lapuente y Víctor Silveira se conocieron en la orquesta dirigida por Horacio Zito (ex Cao). El pianista De Lapuente es uno de los de mayor trayectoria en el tango de Uruguay de la segunda mitad del siglo XX. Su actividad comenzó en 1948 y en 1950 actuó con la Orquesta de Señoritas del café Palace. Después participó en las orquestas Don Horacio, Miguel Pietrafesa, Típica Rioplantense, Luis Caruso, Oldimar Cáceres, entre otras.
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De izquierda a derecha Pedro Severino, Edelmiro Toto D’Amario y Rubén de Lapuente. Programa Tangueando en Carve. Año 1958 (aprox.). (Foto: Archivo familia Pedro Severino. Autor: Foto Lewis) Toto D’Amario fue un destacado bandoneonista argentino radicado en Montevideo que desde 1946 participó en las orquestas de Esteban Martínez, Juan Cao, Roberto Lurati y Emilio Pellejero. En la época de oro integró en Buenos Aires las orquestas de Orlando Goñi, Alfredo Gobbi y Horacio Salgán.
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“Lo conocí a Julio Sosa desde muy chiquito, nací en 1950 cuando mi padre integraba la orquesta de Francini-Pontier, y Sosa era uno de los cantores. Para mi era el amigo de mi padre. Y fui creciendo mezclado con los músicos y sus familias, porque la orquesta de Pontier era una gran familia. Muchas veces se acercaba a tomar unos mates por casa, a mi me encantaba que me llevara en su motoneta, cuando actuaban en los carnavales del Centro Asturiano de Vicente López. Me dijo: ‘Un día te voy a ir a buscar a la escuela’, y así lo hizo… fuimos a dar una vuelta y se paraba a cada rato para hablar con los vecinos que lo conocían, y le pedían autógrafos, aunque no era el gran cartel que tuvo después, pero lo conocían de los bailes. Seguimos teniendo contacto, aunque más esporádico porque había iniciado su carrera de solista y se mudó. Al poco tiempo yo hacia mis comienzos en la profesión (contrabajista), justo cuando él fallece. No hace falta comentar lo que fue para mi familia esa desgracia, en especial para mi padre. Al año siguiente yo trabajaba en un local bailable de ‘El once’, donde tocaban dos orquestas tropicales, (yo integraba una de ellas)… entre la actuación de una y otra, pasaban una tanda de grabaciones de tango. Cuando pasaban el tango ‘Rencor’, (cantado por Sosa), al finalizar la gente aplaudía. Esto pasaba todas las noches. Yo era un adolescente, y no estaba lejos de haber coleccionado figuritas, y de haber pegado calcomanías en mi bicicleta. Una de esas noches, ya de madrugada, tomé un micro de línea que me llevaba a mi casa, y vi en el espejo del mismo, dos calcomanías, una de Carlos Gardel y otra de Julio Sosa. En ese momento pensé que mi padre había sido amigo de un prócer. Ni te cuento cuando las mismas imágenes las vi fileteadas en el portón trasero de un camión”. Horacio Cabarcos en entrevista con Martín Borteiro en el año 2012.
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Julio Sosa en fonoplatea de radio Carve. Año 1962 (aprox.). (Foto: Archivo Héctor Devia. Autor: Héctor Devia) Julio Sosa (1926-1964) nació en Las Piedras, Canelones y fue uno de los cantantes más importantes a partir de la década de 1950. Por su inigualable voz, fraseo e interpretación se le conoció como “El varón del tango”. En las fonoplatea, un fenómeno popular promovido por las radios entre 1940 y 1970, el tango encontró un marco ideal para su difusión en Montevideo y Buenos Aires.
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Al centro Julio Sosa. A la izquierda Alfredo Zirarrosa, después de que como locutor de radio presentara a Julio Sosa junto a la orquesta de Armando Pontier. Fonoplatea de radio El Espectador. 31 de agosto de 1960. (Foto: Archivo Radio El Espectador. Autor: Foto Lewis) En las fonoplatea, un fenómeno popular promovido por las radios entre 1940 y 1970, el tango encontró un marco ideal para su difusión en Montevideo y Buenos Aires. En la fotografía, Alfredo Zitarrosa (izquierda del escenario) después de que como locutor de radio presentara a Julio Sosa junto a la orquesta de Armando Pontier.
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Julio Sosa y Mario Núñez. (Foto: Archivo Elsa Morán. Autor: Pertierra)
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“He llegado hasta tu casa... ¡Yo no sé cómo he podido! Si me han dicho que no estás, que ya nunca volverás... ¡Si me han dicho que te has ido! ¡Cuánta nieve hay en mi alma! ¡Qué silencio hay en tu puerta! Al llegar hasta el umbral, un candado de dolor me detuvo el corazón”. ‘Nada’ Horacio Sanguinetti y José Dames
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“El gordo Maquieira tocaba fenomenalmente bien, hacía tres voces en el bandoneón. Cuando yo empecé teníamos un presentador, Ismael que le decían “Cartolano” por un político conocido de la época, y había solo un micrófono de pie que era como una bombita de bicicleta, y Cartolano lo movía hacia el violín o bandoneón para destacar los solos, ya conocía los arreglos”. Juan Manuel Mouro, en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
Luis Maquieira, Roberto Firpo y Juan Manuel Mouro. (Foto: Archivo Juan Manuel Mouro. Autor: S. d.) La orquesta Mouro-Maquieira fue una de las seguidoras del estilo de Roberto Firpo. Luis Maquieira fue el hijo del también bandoneonista Panchito Maquieira. Juan Manuel Mouro se inició profesionalmente en la música típica en 1957 en la orquesta Navarro-Maquieira y dos años después formó el conjunto Mouro-Maquieira.
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“En el interior hacíamos cinco entradas en los bailes, arrancábamos a las 23.00 horas hasta las 4.30 de la madrugada. Y esperábamos el tren hasta las 7, a veces con mucho frío en invierno. Fue una época muy sacrificada, uno lo hacía porque tenía 20 años”. Conjunto Mouro Maquieira. Centro Euskaro Español. Década de 1960. (Foto: Archivo Juan Manuel Mouro. Autor: S. d.)
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Juan Manuel Mouro en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2012.
Orquesta Rubén Chilindrón. De izquierda a derecha, primero Héctor Torres (violin), segundo Roberto García De Vita (violin), cuarto Rubén Chilindrón (contrabajo) y quinto Píriz (piano). Abajo: de izquierda a derecha, el segundo es Sergio Mochi y el tercero Walker Ventrella (bandoneones). Adelante el cantor Edgar Silva. Radio CX14. Década de 1960. (Foto: Archivo familia Rubén Chilindrón. Autor: Foto Lewis) La orquesta del contrabajista Rubén Chilindrón, seguidora del estilo de D’Arienzo, trabajó permanentemente en los bailes con gran popularidad.
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Orquesta de Darwin Curuchet. De izquierda a derecha: atrás, Juan Ángel Bengochea, Miguel Ángel Trillo y Nelson Pelayo. Año 1961 (aprox.). (Archivo Juan Ángel Bengochea. Autor: S. d.) La orquestas de Darwin Curuchet, tal como era habitual, viajaba permanentemente a presentarse en el interior del país con su estilo rítmico y bailable.
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“Lo recuerdo perfectamente, yo lo conocí en el Tupi-Nambá, cuando y él estaba esperando una oportunidad …luchando, como muchos. Y le llegó el telegrama para debutar allá en radio ‘El Mundo’, que era lo que él estaba esperando. Después la historia es conocida. El tango estaba quieto, no había ambiente para el tango. Y el que lo levantó fue D’Arienzo. Yo le digo porque yo estaba ahí, en la cosa”.
Orquesta de Juan D’Arienzo. De izquierda a derecha Jorge Valdez, Horacio Palma y Juan D’Arienzo. Fonoplatea de Carve. 1959 (aprox.). (Foto: Archivo Humberto Barrella. Autor: S. d.) Antes de alcanzar popularidad como uno de los músicos más importantes de la historia del tango, Juan D’Arienzo frecuentaba Uruguay. Instalado en el barrio Malvín, en un período de casi cuarenta años animó los bailes de las temporadas de Carnaval de los casinos municipales, donde disfrutaba de su otra pasión: la ruleta. Fue la orquesta de tango que grabó la mayor cantidad de temas de autores uruguayos. El disco de 78 rpm con ‘La Cumparsita’ de un lado y ‘La puñalada’ del otro es el disco más vendido en toda la historia del tango.
César Zagnoli en entrevista realizada por Martín Borteiro en el año 2000.
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“Al poco tiempo, los Casinos Municipales contrataron a D’Arienzo, mientras su orquesta estaba en Japón (ya que D’Arienzo no fue porque no viajaba en avión), entonces estuvimos un mes actuando en el Casino Carrasco. En los diarios decía, con letras grandes, ‘hoteles y casinos municipales presentan a Juan D’Arienzo’, y con letras chiquitas debajo: ‘junto a la orquesta de Jorge Cirino’. El éxito fue extraordinario por el apoyo que brindaba el maestro a nuestra orquesta”. Nelson Alberti en entrevista con Martín Borteiro en el año 2012.
Orquesta Jorge Cirino dirigida por Juan D’Arienzo. Platense Patín Club. Año 1968 (aprox.). (Foto: Archivo Nelson Alberti. Autor: S. d.)
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Orquesta Nelson Alberti. De izquierda a derecha: atrás, Jorge Bachino (contrabajo), Leonardo Larrosa, Omar Pino, Milton Moirano y Buby Romero (violines). Adelante: Víctor Serrato (piano), Eduardo Fernández (bandoneón), Ricardo Duart (cantor), Nelson Alberti, Washington Picho Martínez y Óscar Donato (bandoneones). Programa Completissimo, Canal 4. Año 1973. (Foto: Archivo familia de Óscar Donato. Autor: S. d.) A partir de 1972, tras el alejamiento de Jorge Cirino, Nelson Alberti continuó con la orquesta al estilo D’Arienzo.
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“Nunca vi dirigir el tango tan bien como D’Arienzo”. Miguel Villasboas*
“Ver la orquesta de D’Arienzo en vivo, superaba el disco, una cosa impresionante, se me pone la piel de gallina al recordarlo, mirá…”. Julio Arregui* Entrevistas con Martín Borteiro y Regina Chiappara en el año 2012.
Julio Arregui dirigiendo su orquesta. Hotel Casino Carrasco. Primera mitad de la década de 1970. (Foto: Archivo Julio Arregui. Autor: S. d.)
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Ulises Pasarella y Néstor Vaz en la orquesta de Raúl Pacheco. De izquierda a derecha: atrás, Hermes Bas (contrabajo), Francisco Chiquito Arias (violín) y Walter Flaco Passade (violín). Abajo: Francisco Paco Martínez (piano), Carlos Vaz (bandoneón), Néstor Vaz (bandoneón), Óscar Raúl Pacheco (bandoneón y director) y Héctor Ulises Pasarella (bandoneón). Florida. Segunda mitad de la década de 1960. (Foto: Archivo Ulises Pasarella. Autor: S. d.)
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Orquesta Compases Orientales. De izquierda a derecha: adelante, Élido Rodríguez y Julio César Pérez. Atrás: Wilmar Blanco, Miguel Idarreta, Julio Figueredo y Walter Campagna. Año 1962. (Foto: Archivo Elido Rodríguez. Autor: S. d.) Primero se llamó Orquesta Típica Compases Orientales y después de 1965 cambió a Típica Élido Rodríguez. Su director se preocupó por encargar arreglos al bandoneonista Edgardo Pedroza y grabó en Montevideo con la voz de Gloria Groba.
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Típica Compás de Tango durante la presentación de alumnos. De izquierda a derecha: adelante, el segundo es Nelson Pelayo, el tercero Miguel Trillo y el cuarto Machín. Club Rampla Juniors. Año 1969. (Foto: Museo y Centro de documentación de Agadu. Autor: S. d.) La villa del Cerro fue uno de los lugares en el que surgieron más bandoneonistas. Una de las escuelas que nucleó a muchos niños fue la de los hermanos Pedrozo, que eran músicos de la orquesta de Donato Racciatti. Rubén Pedrozo enseñaba bandoneón, y Walter (pianista) enseñaba solfeo.
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Escuela de bandoneón de Víctor Rodríguez. De izquierda a derecha: adelante Igiño Spala, Ciro Duarte, Nelson Grudzdas, Obdulio Benítez, Mario Burgueño, Susana Gutiérrez, Óscar Donato, Edgardo Aragones, Artigas Anelo, Óscar Gadea, Carlos Fernández e Iginio Maneiro. Atrás: Santurian, Chiche Colombo y Nolberto Zama. Barrio Cerro. S. f. (Foto: archivo Juan Ángel Bengochea. Autor: S. d.)
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Escuela de bandoneテウn Calvetti-Gテウmez. Barrio Cerro. S. f. (Foto: archivo Juan テ]gel Bengochea. Foto: Foto Luz)
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“El tango ha sido difundido a través de la historia, como otros géneros, desde las actuaciones en vivo, grabaciones sonoras, partituras, revistas especializadas, emisiones de radio y televisión, espectáculos teatrales, y el cine mudo y sonoro. El inicio de la radio en Uruguay, hacia el año 1922, determinó que ya se establecieran espacios para la difusión del tango, en vivo o no, de las distintas novedades que se iban concretando. Si se lee revistas o la prensa diaria de los años treinta y siguientes, se ve que se publicitaban los espacios en que se difundía nuestra música a través del éter, lo mismo que de otras manifestaciones musicales. Por otra parte, muchas estaciones de radio tenían sus lugares específicos para la propagación del tango, fueran orquestas, cantores, selecciones bailables o pretéritas obras (por ejemplo: la Guardia Vieja). Hacia los años cuarenta fueron surgiendo también los difusores y comentaristas, que justamente opinaban sobre distintas temáticas del tango, además de hacer una evaluación de las diferentes entregas que se suscitaban. Fue así que en Uruguay aparecieron varias figuras que dejaron su marca en los que se iniciaban en el gusto por el tango. Tanto en radio como
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en prensa recordamos a Erasmo Silva Cabrera (Avlis), Federico Silva, Alberto Luces, Enrique Soriano y Lilián. Hacia comienzos de los cincuenta, hubo algunos espacios radiales que en forma más afinada hacen los comentarios del tango, como los de Horacio Ferrer, Jorge Seijo, Carlos Vallarino en CX32, donde se ilustra sobre los estilos. Otra audición de buena concepción fue la de Rodolfo Rodríguez Lourido y Horacio Márquez (luego director de orquesta), que se difundió por CX30 y CX34. Más tarde aparecieron, siempre en radio, comentaristas como Boris Puga, Ademar Panuncio, Carlos Bourdillón, Humberto Barrella, Rubén Casas, Amílcar Greco, Pedro Lemos, Horacio Loriente, Francisco Gude, Gregorio de la Piazza, Óscar Nelson, Eduardo Freda, Domingo Durán, Juan C. De Lucca, Héctor Pastorino, Miguel Inzaurralde y Nelson Domínguez. Años más tarde siguió una tanda de difusores muy importante, ya sea a título personal como formando parte de equipos especializados, actividad que se mantiene hasta el presente. No podemos olvidar, en este sentido, la audición Mundo de tangos, bajo la dirección del Club de la Guardia Nueva (CX44 y CX8) y los espacios iniciales de Joventango (CX26)”. Boris Puga
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De izquierda a derecha: Erasmo Silva Cabrera Avlis, Alberto Luces, Boris Puga, Lilián Ponce de León, Rubén Casas, Amílcar Greco y Raúl González Brignoni Gotán. Década de 1970. (Foto: Archivo Boris Puga. Autor: S. d.)
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César Zagnoli. Plaza Independencia. Década de 1970. (Foto: Archivo María Antonia Bide de Zagnoli. Autor: S. d.) Fue un pianista versátil, ya que integró y alternó en orquestas de diferentes estilos: Juan D’Arienzo, Eugenio Nóbile, Juan Canaro, Alfredo Gobbi, Juan Carlos Cobián, Pedro Maffia, Pedro Laurenz y Alberto Castillo (cuando su orquesta la dirigía Enrique Alessio), entre otras.
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S. d. De izquierda a derecha: atrás el primero es Hilario Pérez (guitarra), el segundo Néstor Casco (contrabajo), el cuarto Héctor Hurtazú (bandoneón), el quinto Rubén Pocho Salom, el sexto Carlos Salom y el séptimo Alberto Mastra. Década de 1970. (Foto: Archivo Rubén Salom. Autor: S. d.) Pocho Dopazo fue uno de los bailarines más destacados de la escena montevideana. Hizo del baile su profesión: dictaba clases y realizaba shows.
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Gloria y Eduardo Arquimbau. Canal 4. Año 1962 (aprox.). (Foto: Archivo Eduardo Arquimbau. Autor: S. d.) En 1961 en Japón, en el espectáculo de Francisco Canaro, bailaron Gloria y Eduardo (ambos argentinos ), una de las parejas pioneras en la representación escénica. Muy frecuentemente actuaban en teatros y cabarets de Montevideo y tuvieron un segmento estable en el programa Noches brillantes de Ángenscheidt a principios de los años sesenta. Han sido de las parejas con más trayectoria en la historia del tango.
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Alfonso Fogaza (piano). De izquierda a derecha: Miguel Ángel Manzi, Víctor Soliño, Lalo Etchegoncelay, Agustín Pucciano, Luis Alberto Fleitas, Milton Balzarini y Fernando Tesouro. Programa Sábados de tango, de Miguel Ángel Manzi. Canal 4. Década de 1970. (Foto: Archivo Eugenio Luciani. Autor: S. d.) Alfonso Fogaza fue un músico legendario de la década de 1910. Integró varias orquestas, entre ellas la de Eduardo Arolas en Montevideo, antes de tener la suya propia. Representante de su generación, Fogaza estuvo alineado dentro de un estilo tradicional en la interpretación. Es autor de los temas ‘Rezongón’, ‘Viejo verde’, ‘El entrevero’ y ‘De corazón’, entre otros.
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Edmundo Rivero. Programa Sábados de tango, Canal 4. De izquierda a derecha: atrás, el primero es Fernando Tesouro, el tercero Ernesto Baffa, el cuarto Miguel Ángel Manzi y la quinta Nancy De Vita. Adelante: Edmundo Rivero. Década de 1970. (Foto: Archivo Humberto Barrella. Autor: S. d.) Desde finales de la década de 1930, Miguel Ángel Manzi fue un difusor del tango. En la década de 1970 llevó adelante un programa de televisión en Montecarlo TV, llamado Sábados de tango, en el que se presentaron figuras como D’Arienzo y su orquesta, Roberto Goyeneche, Antonio Cerviño y su orquesta, Rosita Quiroga, Lágrima Ríos, Julián Centeya, Tito Cabano y muchos más.
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Orquesta estudiantil Francisco Jaurena. De izquierda a derecha: atrás, el quinto es Julio César Lago. Adelante: el segundo es Daniel Borriani, el tercero Heber Martínez, el cuarto Walter Cabrera, el quinto Francisco Jaurena, el sexto Ruben Cabezas, el séptimo Roberto Cardozo, el octavo Luis Correa y el noveno Alfredo Truccilo. Canal 12. Año 1964. (Foto: Archivo Roberto Cardozo. Autor: S. d.) Algunos de los bandoneonistas que integraron la orquesta de Antonio Cerviño fueron alumnos de la escuela que tenía Francisco Jaurena en el barrio La Blanqueada.
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Orquesta Antonio Cerviño. De izquierda a derecha: abajo, Sebastián Garreta Tatán, Roberto Cardozo, Daniel Borriani, Rubén Cabezas y Walter Cabrera. Arriba: F. Szilágyi, Enrique Baranguá, Pedro Boca, Carlos Martínez y Carlos Piñeyro. Canal 4. Año 1967 (aprox.). (Foto: Archivo Roberto Cardozo. Autor: S. d.) La orquesta de Antonio Cerviño fue muy importante en el medio local en la etapa del vinilo. Desde 1958 contó con la participación y los arreglos de Edelmiro Toto D’Amario.
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Orquesta Antonio Cerviño. De izquierda a derecha: Antonio Cerviño, Carlos Morales, Jorge Malvarez, Roberto Cardozo, Rubén Cabezas, Walter Cabrera, Juan Pascual, Roberto García Devitta y Enrique Baranguá. Programa Sábados de tango, de Miguel Ángel Manzi. Canal 4. Año 1969. (Foto: Archivo Roberto Cardozo. Autor: S. d.)
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En el transcurso de la últimas décadas, el tango ha seguido evolucionando y actualizándose por la vía de nuevos valores que no siempre son conocidos por el público que sigue los tradicionales medios de difusión. Ello crea la impresión de que las nuevas expresiones no tienen cabida y por tanto se tiene la imagen falsa de que los intérpretes, compositores o letristas de hoy transitan sobre esquemas expresivos no vigentes.
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“Por tanto, debemos consignar que en la medida en que nos propongamos, en lo que a tango refiere, echar un vistazo a lo que acontece en el presente a nuestro alrededor, poniéndose al tanto de los puntos de vista de los distintos artistas rioplatenses de talento, muchas veces más conocidos en el extranjero, donde el tango ha tomado gran predicamento, nos percataremos de que todavía hay mucho para disfrutar en este género artístico, que a través de su largo periplo ha sabido consustanciarse con nuestra identidad rioplatense”. Boris Puga
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Jorge Sobral en Bonanza. Década de 1970. (Foto: Archivo Eduardo Caetano. Autor: S. d.) La Tanguería del 40, cantina Portofino, y La Cumparsita fueron de los pocos locales montevideanos que mantuvieron un espacio para los músicos y cantantes del género, tanto uruguayos como argentinos, durante la crisis del tango (1960-1980).
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Alberto Podestá con el trío de Edison Bordón. De izquierda a derecha: Milton Balzarini, David Douglas, Alberto Podestá y Edison Bordón. Local La Cumparsita, calle Carlos Gardel. Año 1970. (Foto: Archivo Edison Bordon. Autor: S. d.) Grandes cantores argentinos de “la década de oro” (1945-1955), como Roberto Rufino, Alberto Marino, Roberto Goyeneche y Héctor Mauré, continuaron actuando y grabando como solistas durante la crisis del género; cuando se presentaban en Montevideo lo hacían con músicos uruguayos, ello enriqueció el medio local.
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Elsa Morรกn y Edison Bordรณn en una presentaciรณn en un canal de televisiรณn. S. f. (Foto: Archivo Elsa Morรกn. Autor: S. d.)
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Nancy De Vita. De derecha a izquierda: primero el pianista y director de orquesta Julio Frade, segunda Nancy De Vita y tercero el bandoneonista RaĂşl Jaurena. Parque del Plata. DĂŠcada de 1970. (Foto: Archivo Nancy De Vita. Autor: S. d.)
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Orquesta Miguel Villasboas. Estudio Sondor. Año 1973. (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: S. d.). De izquierda a derecha: Miguel Ángel Trillo (bandoneón), Félix Cabral (violín), Roberto Gómez (bandoneón), Pedro Severino (violín), Miguel Villasboas (piano y dirección) y Mario Bianco (contrabajo).
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Miguel Villasboas. S. f. (Foto: Archivo Esteban Toth. Autor: S. d.) La orquesta típica de Miguel Villasboas grabó gran cantidad de discos de larga duración, con su estilo tradicional, inspirado en el ritmo evocativo del cuarteto de Roberto Firpo. El violinista Pedro Severino Tierrita se destacó en sus grabaciones en la variación de los “animalitos” del tango ‘El amanecer’, de Roberto Firpo.
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“Me dijo Firpo que el tango ‘El amanecer’ no se lo dedicó al campo sino a los trabajadores del tren obrero que iban a trabajar y él veía cuando salía de los cabarets. En el año 64 vino por última vez (83 años) y me invitó al Club Sudamérica. De sorpresa me invitó a tocar ‘El choclo’ y al terminar me dio un abrazo y me dijo ‘ladrón, me robás todo’”. Miguel Villasboas en entrevista con Martín Borteiro en el año 2012.
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Ramón Rivadavia. Programa Estampas de América. Canal 10. Década de 1960. (Foto: Archivo Ramón Rivadavia. Autor: S. d.) En los comienzos de la televisión en Saeta canal 10, el cantautor Ramón Rivadavia –compositor de numerosas obras, algunas en homenaje a figuras de la cultura uruguaya– interpretó canciones criollas en el programa Estampas de América, de Rudy y Modernel. Rivadavia se presentó junto a Víctor Hugo Pereira con el dúo Los Cantores del Cerro, y en ocasiones solo con su guitarra.
Armando Leal con la orquesta Compás de Tango. Presentación de la orquesta Compas de Tango de Óscar Cacho Morales. De izquierda a derecha: Coco Machado (violín), Armando Leal (cantante), Aurelio Leal (guitarra), Óscar Morales (bandoneón) y quinto Luis Botazzo (bajo). Clube Casheiral, Santana do Livramento, evento Baile da Saudade. Año 1973. (Foto: Archivo Armando Leal. Autor: S. d.) El bandoneonista Óscar Morales era conocido como el Pichuco de Rivera y fue una figura destacada del ambiente cultural de la frontera.
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Gustavo Noccetti. Tanguería del 40. S. f. (Foto: Archivo personal Wilfredo Noccetti. Autor: S. d.) Cuando aún era niño, Gustavo Noccetti ganó un concurso de tangos en la televisión, lo que le permitió grabar con el trío de César Zagnoli (Zagnoli-Jaurena-Casco) y hacer algunas presentaciones. Noccetti compartió escenario en Buenos Aires con sus referentes: Raúl Lavié, Roberto Goyeneche y Rubén Juárez. Integró la Orquesta del Tango de la Ciudad de Buenos Aires y la Orquesta Filarmónica de Montevideo (espectáculo Galas de tango). Con un línea moderna en la interpretación, estrenó y grabó obras de Raúl Garello y Horacio Ferrer. En Uruguay trabajó junto al bandoneonista Néstor Vaz y su trío.
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“Gustavo estaba tan compenetrado con lo que cantaba que por momentos yo creía que el autor de esos pensamientos era él mismo”. Néstor Vaz en entrevista con Martín Borteiro en el año 2012.
Gustavo Noccetti en una presentación en la televisión. Década de 1970. (Foto: Archivo Wilfredo Noccetti. Autor: S. d.)
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José Erman y Aurana Erman. Teatro del Círculo. Año 1974. (Foto: Archivo José Erman. Autor: S. d.) Bajo el seudónimo Los Torres, José Erman y su hija Aurana bailaron en la revista de Alfredo Garet.
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Agustín Carlevaro. Presentación en Joventango. De izquierda a derecha: atrás, el quinto es Boris Puga. Al centro Agustín Carlevaro, Horacio Salgán y Ubaldo De Lío. Segunda mitad de la década de 1970. (Foto: Archivo Héctor Devia. Autor: Héctor Devia)
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De izquierda a derecha Astor Piazzolla, Amelita Baltar y Horacio Ferrer en Montevideo. S. f. (Foto: Archivo personal Héctor Devia. Autor: Héctor Devia) En 1967 Horacio Ferrer grabó los poemas de su libro Romancero canyengue, acompañado por la guitarra de Agustín Carlevaro, trabajo que interesó a Piazzolla, quien lo convocó para trabajar juntos. En 1968 el dúo Piazzolla-Ferrer presentó la operita María de Buenos Aires, que generó resistencia del público. Con la voz de Amelita Baltar estrenaron varias de sus obras, hasta que en 1969 ‘Balada para un loco’ resultó un éxito masivo sin precedentes.
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De izquierda a derecha: Astor Piazzolla, Amelita Baltar y Horacio Ferrer en Montevideo. S. f. (Foto: Archivo personal HĂŠctor Devia. Autor: HĂŠctor Devia)
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“¡Loco! ¡Loco! ¡Loco! Cuando anochezca en tu porteña soledad, por la ribera de tu sábana vendré con un poema y un trombón a desvelarte el corazón”. ‘Balada para un loco’ Horacio Ferrer y Astor Piazzolla
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“Piazzolla era un fanático, salíamos lunes, miércoles y viernes. Quito le decía ‘Castor’ y ‘bandoleón’ y Piazzolla se enojaba. Siempre peleábamos en broma… ‘dejese de joder’… (los dos tanos). A mí me decía ‘apronte el mate, Dante, que viene el tiburón’, era una cábala y funcionaba. Un día Piazzolla me dio un casete donde estaba el tema ‘Escualo’, y me dijo que prestara atención a las notas porque había puesto como es el pique del tiburón, tan, tan,tan… después dejarlo ir, y volver al pique... y es verdad, es así nomas. Para mí fue un buen amigo. Desde que murió Piazzolla se fueron los tiburones, no se pesca más… desaparecieron”. Dante Rinaldi en entrevista con Martín Borteiro en el año 2012.
De izquierda a derecha: Dante Rinaldi, Quito y Astor Piazzolla. Punta del Este. (Foto: Archivo Dante Rinaldi. Autor: S. d.). Reproducción digital: Ishka Michocka.
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“El coleccionismo es una práctica que se ha desarrollado en los distintos estamentos de la actividad humana. Por ejemplo, dentro del arte, artesanías, especialidades temáticas, juguetería, relojería, filatelia y muchas otras facetas. El tango, por tanto, determinó también la existencia de su coleccionismo, ya sea en el ámbito de los fonogramas (discos, cilindros, rollos, cintas), publicaciones, fotografías, partituras, cine, video, etcétera. Los hubo y hay, de forma global, sin distinción mayor de épocas o intérpretes, al contrario de otros que se especializan en una figura o un lapso temporal. Tengamos en cuenta que el tango tiene más de cien años de existencia y permite esas variables. El coleccionismo suple, muchas veces, las carencias de respaldo que hubo por parte de las empresas editoras, por falta de responsabilidad cultural, e inclusive del mismo Estado, por su pesadez burocrática y habitual falta de recursos, para una tarea de preservación que no se concretó. Por tal motivo le cabe a nuestro personaje una responsabilidad histórica frente a la sociedad y la nación. Pues él no sólo posee un material para su gusto personal, sino que también lo tiene para que sea compartido con sus contemporáneos y autoridades de la cultura. En tal sentido debe colaborar cuando sea requerida su asistencia, a fin de salvaguardar valores que se podrían perder si no fuera así. Él es el dueño del soporte que retiene un hecho artístico o testimonial, pero no es el propietario de la creación en sí. En Uruguay hay y hubo colecciones importantes de tango, en múltiples aspectos, que atesoran buena parte de la creación local y de Argentina. Recordemos algunos nombres de quienes ya no están con nosotros pero que fueron colaboradores eficaces: Horacio Loriente, Alberto Monreal, José Ramón Seijo, Julio D. Silva, Orestes Gazzano, Juan Sabini, Luis Aja, Juan Pedro Díaz, José F. Rodríguez, Washington Pérez Marrero, Domingo Durán, Héctor Pastorino, Fernando Ercolano, Andrés Ourfalián Campeón. Felizmente muchos coleccionistas están activos hoy en día y siguen atesorando su material y acrecentándolo, por lo que debemos valorar su obra silenciosa que les ha llevado seguramente mucho tiempo de sus vidas y algún desembolso económico importante. Siempre esperamos que no se produzca la dispersión de nuestras colecciones fuera de fronteras, aunque necesidades monetarias o falta de medidas cautelares oficiales a veces lo determina. Son patrimonios ricos que debemos tratar de conservar por todos los medios”. Boris Puga 320
Horacio Loriente. S. f. (Foto: Archivo Horacio Loriente. Autor: S. d.) Horacio Loriente (1916-2005) nació en Montevideo y fue un gran estudioso del tango del Río de la Plata. Fundó y fue socio honorario de la Academia del Tango de la República Oriental del Uruguay y académico en la Academia Nacional del Tango de Argentina. En 2003, la Unesco incluyó su colección discográfica de Carlos Gardel (iniciada en 1937) en el registro de la Memoria del Mundo.
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Bibliografía
Archivos fotográficos:
Agradecimientos
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Amílcar Greco, Angélica Etchegoncelay, Aníbal Oberlin, Armando Leal, Bar Fun Fun, Boris Puga, Carlos Aguiar, Centro de Fotografía, Dante Rinaldi, Darwin Banda, Edison Bordón, Eduardo Arquimbau, Eduardo Caetano, Élido Rodríguez, Elsa Morán, Esteban Toth, Eugenio Luciani, familia Barthés, familia Mena Segarra, familia Óscar Donato, Fernando Tesouro, Gilda Badaracco, Giovanna de Severino, Gladys Colucci, Gloymar Ureta, Héctor Barón, Héctor Devia, Hilario Pérez, Horacio Cabarcos, Horacio Loriente, Humberto Barrella, Jorge Debroque, José Erman, Juan Ängel Bengochea, Juan Carlos Calvetti, Juan Manuel Mouro, Juan Sarubi, Julio Arregui, Luis Etchebarne, Luz Mary, María Angélica Sposito, María Antonia Bide de Zagnoli, Mariana Chilindrón, Marilyn De Vita, Mario Bianco, Miguel Ángel Maidana, Miguel Villasboas, Museo de Aagadu, Nancy De Vita, Nelson Alberti, Nelson Domínguez, Nelson Roland, Néstor Vaz, Noris Méndez, Olga Delgrossi, Óscar Nelson, Paco Gude, María Carmen Castellanos, Radio El Espectador, Ramiro Carámbula, Ramón Rivadavia, Rita Racciatti, Roberto Cardozo, Rogelio Coll, Rubén Castaldi, Rubén de Lapuente, Rubén Salom, Sergio Mochi, Ulises Passarella, Vicente Martínez, Wilfredo Noccetti.
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Entrevistas: Amílcar Greco, Aníbal Oberlin, César Zagnoli, Dante Rinaldi, Edelmiro Toto D’Amario, Edison Bordon, Gabriel Chula Clausi, Héctor Barón, Horacio Cabarcos, Juan Manuel Mouro, Julio Arregui, Miguel Villasboas, Néstor Vaz, Olga Delgrossi, Oscar Nelson, Vicente Martínez.
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