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Las satisfacciones del deber cumplido

Uno de los artífices de los hermosos jardines que hacen parte del campus del Colegio Alemán de Cali es Abelardo Gómez. Su trabajo, aunque silencioso, salta a la vista de todos los que tenemos el privilegio de rodearnos de la majestuosa flora y fauna presente en este territorio campestre, útil como corredor verde para el tránsito de diversas especies animales, como aves, reptiles, roedores, insectos, mamíferos, entre otras.

Yo quiero que la humanidad entienda que todos somos iguales, que el mundo es para todos”.

Este jardinero de vocación considera que en el Colegio hay más de cien especies arbóreas, algunas plantadas por él; sin embargo, lo que más se destaca es un gran samán que adorna nuestro parque central, sembrado al final de la década de los setenta. Este gran árbol de amplias ramas y vistosas raíces, cual imagen de postal, nos obsequia su bellísima e imponente presencia. Abelardo asegura que a la hora de las pausas es el lugar favorito para las travesuras de los más chiquitos, a quienes, además, les encanta tomar la merienda sentados sobre sus raíces, corretear por sus alrededores y esconderse entre los arbustos. Para los estudiantes más grandes, docentes y colaboradores es el lugar perfecto para sostener conversaciones privadas, reuniones virtuales o tomar clases al aire libre.

Este incansable trabajador recientemente recibió una distinción por su vigésimo quinto aniversario en el Colegio durante la celebración de los quinquenios. Es digno representante del equipo del área de Mantenimiento y Servicios Generales, un valioso recurso humano que materializa la ejecución de los grandes trabajos en materia de mantenimiento, obras de construcción y eléctricas, limpieza, prevención, carpintería, jardinería, movilidad, entre otros.

Durante sus días laborales sus ojos se abren a las 3 a. m., para que le rinda el tiempo durante su desplazamiento desde su vivienda hasta el plantel. Acostumbrado a estos madrugones, ante todo vive agradecido por tener la oportunidad de dirigirse a un trabajo que le espera y le ha permitido velar por su familia como cabeza de hogar y padre de dos hijos. Considera que “es un placer servirle al Colegio, que le ha dado tantas cosas”.

Admira la gran institución que es el Colegio Alemán de Cali, de la que destaca sus esfuerzos para que sus estudiantes reciban una educación de calidad y todo un legado en valores. “Con esta misma devoción yo me entrego a mi trabajo”, resalta el flaco, como cariñosamente le conocen en la comunidad escolar. Su trabajo lo hace con amor y por eso lo disfruta. Ama sentirse útil, pues con sus labores y buena voluntad aporta a todo lo que esté a su alcance: considera que esas son las claves de su éxito en el trabajo.

Cada día, al comenzar su jornada laboral, revisa en primer lugar los pendientes del día anterior, una acción que le permite, de ser necesario, completar y ajustar lo realizado previamente; cerca de las diez de la mañana retorna a su rutina de revisión, un proceso que le asegura que todo saldrá bien, por su organización y dedicación. Por esto, ¡disfruta cada día con su afán de todo!, con tal de velar por el bienestar de las plantas, porque según él, ellas necesitan mucho cariño y trato delicado, pues son ellas las encargadas de ofrecer mucha belleza en los jardines.

De Abelardo debemos destacar su paciencia y buena disposición para el trabajo, ya que ni siquiera se descorazona cuando los árboles se sacuden y le entapetan los jardines de hojas una y otra vez durante el día: está dispuesto a barrerlas cuantas veces sea necesario, con tal que todos nos admiremos al ver estos hermosos ejemplares. No obstante, cuando siente verdadero cansancio físico, lo alienta la satisfacción del deber cumplido.

Dice que le encantaría sembrar muchas otras especies, pero que el clima cálido de nuestra Cali a veces no se presta para ello. Cuando visita centros comerciales o tiene la oportunidad de ver jardines en fincas, se graba los detalles, se inspira y aplica ideas paisajísticas en los espacios verdes del Colegio, las cuales le han funcionado muy bien. Entre las plantas que más se dan en el plantel están las heliconias, la víbora, el pajarito, entre otras.

De igual manera, a este jardinero de vocación le gustaría sembrar una especie de la que tanto necesita el mundo y es el amor, para que florezcan buenos seres humanos, se combata la violencia, no existan las distinciones de raza, religión e ideas y todos puedan vivir en paz como hermanos.

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