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Acompañemos la educación de nuestros hijos
La importancia del compromiso familiar en pro de la educación de nuestros hijos debe prevalecer, por su desarrollo social y emocional, independientemente de la composición familiar de cada hogar. Estamos llamados a asumir nuestro rol como familias, para que nuestros hijos(as) crezcan en un ambiente digno, seguro, sano y lleno de amor. Los valores que se transmiten en el hogar son claves para su formación como personas y como estas se proyectarán ante el mundo. Y justamente, por ser tan cambiante para todas las culturas, se ha vuelto normal que la composición de las familias, como parte de una sociedad, se transforme, una situación que puede tomarnos por sorpresa, que debemos aprender a sortear de forma adecuada.
A continuación, mencionaré algunas recomendaciones desde mi especialidad como psicóloga clínica, destinadas a orientar en casos de incertidumbre.
Situación de separación, muerte o abandono
En principio, la clase de evento que se presente en una pareja determinará las consecuencias emocionales que afectarán a los hijos. En términos generales, el fallecimiento sería el mayor de todos, pasando por la separación y luego, el abandono. Debemos reconocer que cada individuo responde de manera diferente ante las situaciones presentadas. Igual afirmamos que la ruptura de una relación, sea cual sea su origen, afecta el compromiso cognitivo, conductual, social y espiritual de las personas. De ahí, que quién esté pasando por alguna de estas situaciones, preste atención a cualquier señal de incapacidad o sobrecarga para manejar sus emociones y, de manera urgente, busque ayuda profesional o consejería espiritual. Igualmente, es aconsejable proveer a los hijos de apoyo psicológico durante este proceso de duelo, para que puedan fortalecer su capacidad de resiliencia, que les permita afrontar y adaptarse al cambio. Es importante que los padres tengan en cuenta que esto es un proceso y que deben respetar los tiempos de asimilación de cada uno de sus hijos(as), pues necesitan comprender primero para poder aceptarlo.
En la medida que se eduque con amor y límites van a poder asimilarlo. Paralelamente, se recomienda que los adultos incrementen su presencia en la crianza de sus hijos, mediante un acompañamiento amoroso, paciente, empático y receptivo. Además, en el caso de una separación, es vital que los padres mantengan una relación respetuosa. Esto contribuirá a establecer un ambiente sano y funcional, donde los hijos reducirán su estrés y sentirán en menor grado la ausencia del padre o la madre en el hogar, apoyando de esta manera el proceso de su recuperación emocional. Es conveniente informar al colegio la situación presentada, para que profesores, psicólogos y coordinadores, desde su experiencia, puedan brindar a estos estudiantes herramientas y orientación oportuna, lo que conducirá a un mejor rendimiento académico.
Ante situaciones traumáticas al interior de la familia, como son la pérdida de un ser querido o la separación de los padres, es de esperar que se produzcan fuertes impactos emocionales en los hijos, que muy probablemente se reflejarán en bajo rendimiento escolar. Es conveniente entender que en esos momentos la prioridad es el bienestar emocional de los afectados, pues una vez estos hayan superado el suceso y se hayan fortalecido, mejorarán su desempeño académico.
Herramientas para sobrellevar situación de pérdida o separación
Definitivamente, la mejor forma para transmitir seguridad, tranquilidad y entendimiento a los hijos que atraviesan por una pérdida o ruptura de la relación de sus padres es ser sinceros, generar confianza, compartir sentimientos, uniéndose como familia y apoyándose en los momentos difíciles, proceso en el que corresponde a los padres demostrar autorregulación emocional y conductas adecuadas frente a sus hijos y, en general, en la sociedad. Esto es un reto porque la pareja también está afectada, pero como padres tienen que ser los líderes, los guías, deben ser resilientes y utilizar todos los recursos a su alcance para reconfortar a sus hijos, sin dejar de reconocer que ellos mismos son seres vulnerables y que está bien mostrarse afligidos y permitirse compartir el dolor. Sin embargo, si sienten que la situación los está sobrepasando, deben buscar ayuda profesional. Asimismo, recomiendo incrementar el diálogo abierto y la escucha activa de los padres hacia los hijos.
En este sentido, es fundamental tener en cuenta que en ningún momento se debe invalidar o disimular las expresiones emocionales de los hijos, requiriéndose de familias totalmente empáticas y centradas en la emoción, escuchando y validando lo que sienten los hijos. También es importante enseñarles algunas herramientas para manejar la tristeza. Por ejemplo, expresarles que hay que reconocer que se está transitando por esa emoción; que está bien llorar si se quiere; que compartir y hablar sobre sus sentimientos les sirve para desahogarse, que este ciclo puede volver a repetirse y que es bueno continuar haciendo las actividades que les gusta, como salir a pasear, disfrutar tiempo en familia y con los amigos, ir al cine, jugar con la mascota, etc.
En este proceso es normal que los hijos tiendan a juzgar, responsabilizar y descargar su frustración en los padres, para lo cual estos deben prepararse y no ponerse a la defensiva, manejando la situación como corresponde: con amor, paciencia, empatía y sinceridad.
Además, hacerles ver que ser hijos de padres separados no los invalida frente a la sociedad, ni les resta posibilidades, que siguen siendo familia, van a tener más tranquilidad y entendimiento, al no verlos en permanente conflicto.
La terapia es un espacio dirigido por un profesional donde las personas pueden expresar sus emociones, dudas y situaciones que les generan conflicto o frustración”.
Por último, unos hijos emocionalmente estables muy seguramente van a poder sobreponerse a la situación y poco a poco irán mejorando en todos sus aspectos, incluido el rendimiento académico.
¿Cómo ponerse de acuerdo?
En algunas ocasiones es un gran desafío para los padres ponerse de acuerdo respecto a la educación de los hijos, bien sea por diferencias de visión o especialmente por la tendencia a replicar lo conocido, es decir, querer imponer el modelo de crianza recibido. En este sentido, es inconveniente que los padres se involucren en una guerra de poder o de egos, evidenciándose dos bandos o autoridades diferentes, envueltos en discusiones frente a los hijos, generando malentendidos y, lo más lamentable, desautorizaciones. Todo esto solo generará confusión para los hijos y caos en la armonía familiar. Por tanto, la toma de decisiones por parte de los padres debe ser clara, unificada y respaldada por ambos, teniendo en cuenta que cada norma se establecerá pensando en el bienestar de los hijos.
De igual forma, recomiendo que los padres se anticipen, incluso antes del nacimiento de los hijos, para que se capaciten sobre la filosofía de crianza a aplicar con sus hijos. Esto puede hacerse adaptando un modelo propio que contenga lo más conveniente de los tres patrones conocidos: autoritario, permisivo y democrático. Una vez definida, hay que seguir afinándola, de acuerdo con las condiciones cambiantes y particulares de cada hijo. Por esto es que los padres deberán permanentemente dialogar, negociar y trabajar como equipo: pueden pensar y sentir diferente pero tomada una decisión la apoyarán y la mantendrán, lo cual ayudará a establecer un liderazgo efectivo en la crianza de los hijos.
¿Cómo integrar armónicamente a un nuevo miembro en la familia?
Se trata de un proceso que requiere paciencia, dedicación, diálogo y de mucho compartir. Es recomendable que los padres se tomen un tiempo prudente para que los hijos puedan transitar por el duelo de la separación, integren sus hijos con una nueva pareja solo si están seguros, como adultos, que han logrado un vínculo estable, para evitar involucrarlos en etapas de búsqueda de pareja hasta encontrar la adecuada, evitando confundirlos y afectarlos emocionalmente.
La terapia tiene muchos beneficios como disminuir el estrés, mejorar la comunicación, el autoconocimiento, la autoestima y la empatía, entre otros”.
Es importante entender que la integración de una nueva pareja es una situación que genera cambios relevantes para los hijos. Ellos tendrán que adaptarse a tener dos hogares en tiempos diferentes, a aceptar y compartir con una o dos figuras más de autoridad cuando los dos padres inician nuevas relaciones, a recibir a nuevos hermanos, etc.
En cuanto a la nueva pareja, lo ideal es que se haga una introducción gradual al núcleo familiar, en la que pueda demostrarse un interés genuino por los hijos, desarrollando actividades atractivas y compartidas con ellos, como las deportivas, artísticas, de modas, o pasatiempos, diversiones, etc., todo lo cual será de utilidad para construir la química y los lazos de confianza necesarios para un buen entendimiento.
Por otra parte, para tener una buena convivencia en la nueva familia es primordial que tanto padres biológicos como adoptivos dialoguen y establezcan roles, límites y funciones en la educación de los hijos. En términos generales sugiero que sean los padres biológicos los responsables de la disciplina, los que tienen que definir las pautas, normas y consecuencias de los comportamientos de los hijos, mientras que a los padres adoptivos les corresponde el papel de apoyo, acompañamiento y asesoría.
Diversidad familiar
La mejor manera como los padres pueden enseñar a sus hijos principios y valores es a través del ejemplo, siendo ellos un buen patrón de referencia, incorporando y reflejando un comportamiento respetuoso por todos los seres humanos sin distinción o discriminación alguna, simplemente entendiendo que todos somos iguales en nuestra esencia, pero a la vez únicos y diferentes, y que convivimos y nos relacionamos en una sociedad global. Por esto, es tan importante que los padres, como fuente principal de educación para los hijos, determinen el camino moral y ético de su familia, contemplando con consideración la diversidad existente.
Aceptar y vivir nuestras emociones ayudarán en el proceso de sanación.
Para transmitir de manera positiva esta realidad social es clave incorporar unos valores muy puntuales como tolerancia, respeto, empatía y solidaridad, enseñados en casa para el manejo, aceptación y desempeño social.
Por otra parte, es fundamental dialogar y explicar a los hijos la clase de estructura de su familia así como algunas otras, como las familias sin hijos, constituidas por parejas que no los tienen, voluntariamente o por fuerza mayor; familias biparentales, conformadas por un papá, una mamá y sus hijos; familias homo-
parentales, caracterizadas por tener dos papás o dos mamás; familias monoparentales, que cuentan con un solo papá o una sola mamá; familias reconstituidas o compuestas, aquellas que se han formado luego de una separación, producto de dos o más relaciones; familias adoptivas, en las que una pareja o un adulto solitario ha adoptado hijos. Adicionalmente, se les debe inculcar que al ser respetuosos con los demás estamos aportando en la construcción de una sociedad mejor, más tolerante e inclusiva.