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Lo que no te cuentan del intercambio

Sumergirse en una nueva cultura, enfrentarse a diferencias académicas, conectarse con nuevas personas y adaptarse a una rutina totalmente diferente son algunos de los desafíos que todos los estudiantes enfrentamos durante un intercambio estudiantil.

En nuestro Colegio, desde pequeños nos inculcan la idea de ir a Alemania, por tres o seis meses, para fortalecer el aprendizaje del idioma alemán, conocer más sobre su cultura, vivir nuevas experiencias y ampliar nuestra visión del mundo.

Antes de viajar a ese país, las familias y nosotros los estudiantes beneficiados por el programa recibi mos un seminario por parte del colegio que cubre los posibles escenarios a los que nos enfrentaremos, para tratar de que nos preparemos lo mejor posible. Sin embargo, el regreso depara muchas sorpresas, que a veces no se pueden prever y que se deben sortear.

Mediante este intercambio, los estudiantes logra mos ser autosuficientes, desarrollar resiliencia frente a las adversidades e independizamos, lo cual hace que esta experiencia sea inolvidable. Los primeros días pueden ser difíciles, pero poco a poco nos vamos adaptando a la nueva vida, que comienza una vez que estamos dentro del avión de ida. No obstan te, al regresar a Colombia puede aparecer la nostalgia, con nuevos sentimientos y desafíos que no habíamos anticipado. En primer lugar, necesitamos adaptarnos de nuevo a la rutina académica del Colegio. Por ejemplo, quienes regresan a Colombia luego de un intercambio de seis meses deben cumplir con todas las actividades académicas del año escolar con el desafío de completarlas en la mitad del tiempo, una carga que se siente muy pesada, comparada con la de los años anteriores. Hay que mencionar, además, que la estructura del sistema educativo alemán es muy diferente al colombiano, un factor adicional que hace que los que retornan necesiten más tiempo para readaptarse a las clases.

Otro aspecto a considerar es el social, pues luego de que nos hemos dedicado a construir vínculos con personas que hicieron parte de esta experiencia, como estudiantes de intercambio nos debemos despedir de estas y dejarlas atrás. La nostalgia de saber que las cosas nunca van a ser iguales puede ser abrumadora. Adicionalmente, está la incertidumbre de saber si posiblemente las personas/amistades que dejamos en Colombia han cambiado y si sus intereses ya no son los mismos de antes.

Otro aspecto que poco se menciona es el retorno a la vida familiar, que en últimas también hace parte del proceso de adaptación, cuya vivencia al comienzo puede sentirse extraña, pues hemos cambiado. Sin embargo, ¡en mi caso, no hay lugar como mi propia casa!

En conclusión, el intercambio en Alemania es una montaña rusa emocional y el regreso a Colombia hace parte de este proceso. Si bien esta experiencia nos transforma y vuelve más autosuficientes y resilientes, el retorno a la cotidianidad inicial presenta desafíos significativos. La readaptación a la rutina académica, marcada por la intensidad y las diferencias con el sistema educativo de los dos países es un proceso abrumador que requiere tiempo y dedicación. El componente social también es complejo puesto que decir adiós a las conexiones establecidas en el extranjero se convierte en algo un tanto agridulce, porque, por un lado, debemos aceptar que nada va a ser igual de nuevo, la vida que experimentamos deja de existir, y por otro, surge la emoción de volver a ver nuestra familia y a los amigos de siempre, es decir, estar finalmente en casa.

¡A pesar de los desafíos, el intercambio siempre será una experiencia enriquecedora!

El intercambio deja huellas imborrables, convirtiéndose en una experiencia que te cambia la vida”.
Por Laura Ramírez Quintero
Estudiante, grado 11° Colegio Alemán de Cali
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