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Mi pasión: la construcción de paz
Por coincidencias de la vida, durante los cuatro años que estudié mi pregrado en Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali se desarrollaron actividades electorales. Desde el primer día me vinculé en el ámbito académico con el proceso de paz del gobierno del presidente Juan Manuel Santos y fui una de las líderes del grupo DemoCrítica, liderado por la universidad, a través del cual participé en la organización de marchas, la difusión pedagógica de los puntos convenidos y la construcción logística y académica de foros y debates sobre estos temas.
Participé en el Plebiscito por el SÍ y luego me vinculé a la campaña presidencial de Humberto de la Calle, con la coordinación de juventudes a nivel nacional, oportunidad que me abrió puertas a mi primer trabajo en el Congreso de la República con Juan Fernando Reyes Kuri, espacio desde el cual, como enlace territorial, desarrollé proyectos de ley orientados a la reparación de poblaciones, como el de las mujeres vicheras del Pacífico. Pude recorrer el Valle del Cauca visibilizando liderazgos juveniles que desde sus quehaceres le apuestan a la paz.
En todos estos recorridos me apasioné por la gestión de proyectos sociales. Quería saber qué sucedería después de que sacáramos adelante las leyes en el Congreso, cuál debía ser el siguiente paso y qué había que hacer para que esos proyectos se materializaran. Por eso elegí mi maestría en Políticas Sociales, en la misma universidad, en la cual me gradué con honores.
Un año después de finalizar mis estudios fui elegida como la nueva coordinadora para el Valle del Cauca de Posicionamiento y Sostenibilidad, de la Asociación Nacional de Empresarios. Fui testigo y partícipe de cómo el empresariado vallecaucano le está apostando a un departamento más incluyente, menos desigual y con más oportunidades. Lideré proyectos de equidad de género y empleabilidad juvenil y construí nuevas narrativas alrededor del trabajo social que adelantan las compañías del Valle.
Al inicio de 2024, tras dos años de laborar en el sector privado, retorné a lo público. Asumí el reto de ser la asesora de despacho de la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana del distrito de Santiago de Cali, posición en la que estoy adquiriendo muchos aprendizajes y aplicándolos en una meta común: la reconciliación de la ciudad. Desde la administración de mi ciudad sigo recorriendo nuevos espacios, conociendo y fortaleciendo liderazgos juveniles, impulsando proyectos reparadores para poblaciones históricamente aisladas y apostando a un cambio de narrativa alrededor de nuevas realidades.
Encontré mis talentos gracias al Colegio, que me permitió hacer parte de espacios de representación y liderazgo”.
Específicamente, actualmente trabajo en cuatro proyectos estratégicos: la creación de una agenda comunitaria con poblaciones históricamente excluidas para la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16), la organización de un festival de arte público urbano en Cali, la integración de colectivos de la ladera de Cali en ejercicios ciudadanos y las capacitaciones en cultura ciudadana para taxistas, personal hotelero y otras poblaciones priorizadas.
Mi ciudad, mi inspiración
Profesionalmente quiero seguir trabajando por mi ciudad. Me ausentaré durante año y medio para adelantar en Madrid (España) una segunda maestría, porque considero que para construir una Cali próspera necesitamos a los mejores talentos trabajando por ella: ¡me preparo para ser parte de ello! Adelantaré un máster en Desarrollo Sostenible y Gobernanza, sobre todo porque a partir del segundo semestre tendré la oportunidad de dedicarme al énfasis social del programa, que ahonda en erradicación de la pobreza, equidad de género, violencias urbanas y gestión de conflictos, cuatro áreas que han sido el pilar de mi vida profesional.
Proyectos enriquecedores
Al trabajar en el Congreso me enamoré del proyecto de ‘Ley del Viche’, conocí un Valle del Cauca diferente y muchas mujeres negras cabeza de familia que hoy –para mí– son ejemplo de obstinación y valor. De ellas aprendí lo importante que es tener sentido de pertenencia por nuestra tierra, cultura y ancestros. Jamás me dejaron de sorprender.
En la ANDI vi materializado lo que durante años llevaba leyendo: la importancia de las mujeres en roles de liderazgo, en este caso, en corporaciones privadas. Gracias a la gerente de la ANDI para el Valle del Cauca conocí realidades que, a pesar de ser muy cercanas a mi entorno, nunca había evidenciado, y tuve la oportunidad de tratar con mujeres que desde sus propios roles han estado trabajando por un entorno laboral equitativo. Ese lugar de trabajo, particularmente me llenó de esperanza de que muchas mujeres estamos unidas por el mismo propósito.
En la Alcaldía de Cali existe un proyecto al que le he hecho seguimiento desde su creación, durante la administración de Maurice Armitage, Graficalia: se trata de hacer uso del arte público urbano como herramienta de construcción de paz, apropiación de espacios públicos y concientización del derecho a la ciudad. Estar viviendo ese programa de primera mano es la realización de una de mis metas profesionales.
El colegio y mis inicios en la política escolar
Desde pequeña me sintonicé con la política, aunque en su momento no se entendiera de esa manera. Desde el primero de Primaria fui representante del salón en el Colegio Alemán de Cali. Todos los años fui elegida como miembro de CEDECA y me lancé a la Personería en el último año de Bachillerato. Me gusta que con mi gestión ayudo a que otros tengan una mejor calidad de vida. Sé que es un mundo difícil y que cambiar el entorno no es cosa de un día para otro, pero he sido testigo de los resultados de hacer las cosas bien, y planeo seguir haciéndolo.
Recuerdo que hice parte del Programa del Modelo ONU cuando estaba en grado 12° y me arrepiento totalmente de no haberlo hecho antes. Me volví una “niña ONU”, ya en la universidad y mis habilidades profesionales más valoradas las aprendí en los debates. No todos sabemos hablar en público, capaces de enfrentarnos a un auditorio, contar con la elocuencia necesaria para desarrollar ideas, ni tenemos la capacidad de ponernos en los zapatos de los demás, y mucho menos, tampoco sabemos de logística y eventos: todo eso lo aprendí en los modelos ONU, por lo que actualmente soy mejor profesional gracias a ellos. De mi formación en el DSCali destaco la disciplina. El Colegio hay que disfrutarlo, es una época increíble. Uno no lo nota hasta que sale. Somos personas dedicadas a lo que hacemos, atendemos los detalles, vamos más allá de las tareas inmediatas y empezamos a pensar los aspectos generales. No funcionamos como maquinitas de ejecución, somos pensadores críticos, una habilidad infaltable a la hora de ejercer roles de liderazgo. Somos personas juiciosas, con una altísima tolerancia a la exigencia y una especial atención al detalle. Todo esto no se ha obtenido gratuitamente: así nos educaron y así es nuestro sistema de aprendizaje. Eso es de valorar.
La comunicación, otra de mis aficiones
Siempre me ha encantado la comunicación. Soy una nerd de las redes sociales y las nuevas tecnologías, son mi mejor herramienta para complementar mi trabajo diario.
De libros siempre recomiendo las biografías. No importa de quién, aunque mi favorita es la de Matthew Perry, que hacía de Chandler en la serie Friends. Me encanta leer las historias de vida de las personas que han sido los mejores en sus profesiones y entender el porqué de muchas decisiones que los llevaron a ser exitosos. Cada una de las biografías que he leído me ha dado ideas para ser cada vez mejor, muchas recomiendan que nos rodeemos de personas apasionadas, seamos fieles a lo que nos proponemos ser y disfrutemos aquellas experiencias que parecen únicas.
En cuanto a tendencias, sigo en redes sociales a varios políticos e instituciones públicas. Sin importar su orientación ideológica, la mayoría tienen algo que podemos replicar. Algunos crean valiosas tendencias en TikTok, otros desarrollan proyectos que cambian vidas y, al final, casi todos aportan.