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A 100 AÑOS DEL NATALICIO DEL MAESTRO Eduardo Ramírez Villamizar
Redactado por: Fausto Joya. Practicante del programa.
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MIRADOR DE PAMPLONA
Eduardo Ramírez Villamizar es quizás el artista pamplonés más ilustre del siglo XX y lo que va corrido del siglo XXI, pionero del arte abstracto en nuestro país; pese a que en sus inicios se dedicó al arte figurativo empleando técnicas como la acuarela y la pintura evolucionó velozmente hacia lo abstracto y la escultura gracias a la influencia recibida por la obra de Picasso, Brancusi y Varasely durante sus viajes a París, Francia. A lo largo de su carrera obtuvo múltiples premios y reconocimientos, ocupó el primer lugar del Salón Nacional de Artistas de Colombia en 1959, 1962 y 1966, ganador del premio Guggenheim, segundo premio internacional en la V Bienal de Sao Pablo representando a Colombia, participó en la exposición ‘South American Art today’ del Museo de Dallas, en compañía de Obregón, Grau, Negret y Fernando Botero. Actualmente sus obras se encuentran expuestas en diversos lugares del mundo como Viena, Nueva York, Miami, Boston, Vermont, Washington, Roma, Venezuela, México, Perú y Brasil.
El próximo 27 de agosto se cumplen 100 años del natalicio de este gran artista, es por esta razón que el Museo de Arte Moderno Eduardo Ramírez Villamizar bajo la dirección de Ricardo Becerra Jiménez, ha establecido un diálogo con el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), Museo de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo de México, el Museo de arte Moderno Inca de Perú, el museo de Río de Janeiro entre otras instituciones internacionales que poseen parte de la obra del maestro, con el propósito de rendirle homenaje durante este día.
De manera adicional se viene promoviendo una campaña con la red de servicios postales nacionales 4-72 con el propósito de crear una estampilla conmemorativa con la imagen del artista; de igual forma se vienen adelantando gestiones con el Instituto de Cultura y Turismo de Pamplona y las entidades que poseen parte de la colección de Ramírez Villamizar en las ciudades de Cúcuta, Bucaramanga, Bogotá, Cali, Medellín, Santa Marta, Barranquilla, Cartagena, Ibagué y Popayán. Fotografía cortesía de Ricardo Becerra Jiménez.
Redactado por: Luisa Márquez. Estudiante del programa.
La rutina de un migrante venezolano para mantenerse durante su estadía en Pamplona. Fotografía tomada por Luisa Márquez
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Hace 7 años salió de Venezuela huyendo de la crisis. Efrein Jesús Mosqueda Ledesma es Licenciado en educación musical de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), ubicada en Caracas, Venezuela, este joven de 33 años de edad proveniente del sur de Maracay, desde hace 4 años se encuentra residiendo en Pamplona, Norte de Santander. Dedicado al empleo informal desde entonces, va por las calles cantando en las esquinas más transitadas, hay días en los que se puede ver acompañado de su esposa, otros, en los que la voz y el cansancio no le permiten llegar al centro para conseguir el sustento de su hogar. Llegó por primera vez a Colombia en el año 2015 acompañado de su guitarra, se mantuvo de manera ilegal durante un tiempo en el municipio de El Socorro, Santander. Sin un rumbo fijo, la única opción fue acomodarse a lo que cargaba en el bolsillo y empezar a buscar formas de conseguir dinero. Una decisión para nada fácil, pues, vivir en las calles según cuenta, ha sido aventarse a un lugar de supervivencia, resistencia y estrategia; un campo poblado de muchos otros, quienes también comparten el día a día en ese mundo y son testigos de la infortuna. “Estuve 3 años en Colombia sin pasaporte, pero eso es mejor que estar allá a la merced de nada”. Cuando el gobierno venezolano empezó a atacar a las universidades, Efrein decidió pausar su formación como docente y posteriormente abrir un local, el cual acondicionó y daba sus clases de música. Se mantuvo así por dos meses, pero la crisis empezó a aumentar, tanto que, las familias preferían que sus hijos no tocaran ningún instrumento para poder comprar comida, lo cual hizo que cerrara las puertas de su escuela. Luego se vio en la necesidad de hacer algo más, abrir una piñatería, idea que tampoco funcionó; a lo último que se dedicó en Venezuela fue a conducir mototaxis, sin embargo, la situación de su país seguía empeorando trágicamente y todo se fue escaseando muy rápido, tanto comida como materiales, repuestos y esperanzas. “No hallaba que hacer y tuve que escapar”.
Menciona que por momentos lamenta no volver a encontrarse con sus compañeros de la universidad, muchos de ellos se encuentran radicados en
Europa, por supuesto que a él también le gustaría estar por esos lugares, piensa que tal vez se encontraría en mejores condiciones que como vive actualmente en Colombia. Esos mismos colegas le han ofrecido un sitio para quedarse el tiempo que necesite junto a su esposa, pero la falta de pasaporte le ha cerrado muchas puertas. Hace tiempo que no regresa a Venezuela, aun así, su esposa, Melisa López, confesó que mantiene comunicación diaria con su familia y la de de Efrein.
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Ya dentro de Colombia, en cuanto consiguió el dinero suficiente como para irse a otro lugar, tomó carretera hacia Pamplona, donde se encuentra actualmente y piensa seguir viviendo en este municipio los próximos años. La seguridad, el clima y la cortesía por parte de los santandereanos son los motivos que aún lo mantienen e inspiran para seguir en este sector. A principios y ciertamente antes de la pandemia, se dedicaba a ayudar a estudiantes del área musical de la Universidad de Pamplona con la lectura de partitura, pese a no ser muy conocido por tantos estudiantes, los que acudían a él reconocían su trabajo. Desde muy pequeño la música siempre ha sido su fuerte, junto a la literatura, y aunque esta última no pudo desempeñarla como le gustaría, en el transcurso de su vida la lectura siempre estuvo presente; en tiempos libres, y gracias a su interés por la palabra de Dios, se dedicaba juiciosamente a leer y tratar de comprender esa escritura. Al conocer a su esposa, esa inclinación que de niño mantenía por consagrarse a sus creencias, se fue fortaleciendo, pues, Melissa, según cuenta, fue ese gran impulso que lo motivó a ser parte de su actual religión, a la cual ella siempre ha pertenecido, “Los compromisos con la iglesia son un descanso de su rutina”, dice. Con su esposa surgió otra historia para este migrante; ellos empezaron su relación en cuanto él llegó a Colombia. Por medio de mensajes de texto se fueron conociendo hasta crear ese vínculo que hoy los une. Cuando obtuvo una cierta estabilidad en este país, le propuso a Melissa irse a vivir junto él en Pamplona, desde entonces, ella lo ha acompañado en ese duro camino, lo animó a tener el valor y la fuerza de empezar a trabajar por las calles y en todo momento estuvo a su lado. De pronto tuvieron que recibir al nuevo integrante de su familia, con la llegada del bebé desde hace 3 meses Melissa no puede bajar con frecuencia desde el barrio Santa Marta para unirse a Efrein y cantar. No se siente satisfecho con su vida hasta ahora, pero sí agradecido, “Mi mayor logro ha sido tener a mi hijo y estoy muy agradecido con eso”. Cada día es un camino inesperado para Efrein, y ahora, teniendo a su niño las motivaciones sobran para llegar todos los días y ubicarse en algún sitio de la Calle Real para cantar, porque su familia depende de su voz. Yineth Real, personal del local “Khloe”, en donde mayormente se puede notar al licenciado mientras canta durante horas, compartió que, hace tiempo no lo ven frente al almacén, pero las veces que estuvo en su jornada de trabajo, era inevitable no escuchar a ese padre, esposo y músico, cantar con toda la pasión y fe durante la lluvia e incluso bajo los días de intenso sol. Aspira a conseguir un empleo y seguir estudiando, aunque evidentemente la música desde siempre ha sido su fuerte, la monotonía llega y la rutina de despertarse a las 7 y volver a las 8 de la noche a su casa, para solo cantar sin descanso y con poca recompensa no hace parte de sus sueños. Desea poder llegar a la estabilidad que anhela, permitir que su hijo se forme en Colombia, luego volver a Venezuela para un reencuentro con quienes los esperan. “Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33) el versículo que siempre reza Efrein, lo acompaña desde su niñez y permanece con él desde el momento en que decidió irse de su país, sin saber si regresaría.
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