Año VI, Número 101, 1ra. quincena de junio de 2015
CEMENTERIOS EN PUEBLA Esther Méndez Ortega Itzel Quetzaline Reyes Chapero EL TRUEQUE Sebastián Licona Gámez EL CÍNICO Jesús Pacheco Gonzaga MOVILIDADES Alejandro García Sotelo DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña UN PERRO CON SENSIBILIDAD
Sebastián Licona Gámez*
El trueque es un sistema de intercambio de origen prehispánico que ha sobrevivido a lo largo del tiempo. Es una forma económica que se ha adaptado al capitalismo e incluso se complementa con el intercambio mercantil. Una práctica de la que no se vislumbra su extinción.
P
or supuesto, el trueque en el tianguis mexicano ha sufrido trasformaciones en el tiempo, ya que la sociedad mexicana es el resultado de la confluencia de distintas tradiciones culturales y económicas, producto de su larga complejidad histórica, desde el pasado mesoamericano hasta la contemporánea etapa globalizadora. Los tianguis eran espacios de interacción económica, una forma peculiar del mercado desarrollada en las sociedades prehispánicas donde se llevaban acabo numerosas transacciones. Eran los centros de la vida social y económica del México antiguo. “Era en los centros urbanos donde gran número de personas se congregaban para comprar y vender las mercancías que necesitaban en su vida diaria, en las zonas rurales era donde las familias podían vender algunos de los alimentos que producían y comprar los bienes artesanales que necesitaban” (Kenneth, 2013:31). Se establecieron grandes mercados en ciudades como Tenochtitlán, Texcoco y Tlatelolco que se realizaban en fechas alternadas, en ciclos de cinco, nueve, trece y veinte días. Existían mercados de gran amplitud, el mismo Cortés relató un poco de su visita al mercado de Tlatelolco. “Los tianguis mesoamericanos eran sumamente complejos e inmensos, tenían la función de integrar diversas regiones al interior del sistema político” (Lameiras, 1989:348). Llegaban muchos comerciantes de tierras lejanas así como de la propia comunidad, por tanto era necesaria una figura autoritaria que mantuviera el orden y vigilara que a nadie se hiciera agravio en los negocios; de ahí derivan los llamados Tianquizpan tlayacaque, sujetos que se encargaban de la vigilancia y funcionamiento de los tianguis (Piña Chan, 1976:927). Dentro de las operaciones de compra-venta, se encontraba un sistema de intercambio con base al trueque bien estructurado; dentro de éste existían diferentes materiales y objetos que funcionaban como medios de intercambio o unidades de truque en los mercados/tianguis. “Se incluían entre éstos, especialmente, granos de cacao, mantas de algodón, hachas de cobre, cascabeles de cobre, cuentas de piedras preciosas, conchas rojas, sal y cañas de plumas verdes rellenas con polvo de oro como formas de dinero” (Berdan, 2013:63). Muchos de estos bienes tenían una utilidad práctica de la cual emanaba su valor y su función como moneda. “El valor del cacao deriva de su uso como una bebida de la nobleza que sobrepasaba su importancia como medio de intercambio. Los granos de cacao eran entre muchos, los objetos de intercambio mas arraigados del México antiguo” (Berdan, 2013:64). En las fuentes coloniales se menciona con frecuencia el uso de estos granos como dinero. Se señala que el cacao podía intercambiarse por cualquier cosa, fueran productos adquiridos en los florecientes mercados o como pago por trabajo. Esta no es una costumbre española, es muy probable que esos usos de granos de cacao vengan de prácticas prehispánicas. Otros materiales, como las mantas de algodón que eran utilizadas por los hombres * Reincidente no incluye sección de Sociales
de la nobleza, complementaban a los granos de cacao en los intercambios económicos (Berdan, 2013:63). Muchos de los elementos socioculturales y económicos de los tianguis del antiguo México siguen vigentes en los tianguis contemporáneos, como en el mercado de Santiago Mixquitla que se encuentra ubicado en el barrio del mismo nombre, perteneciente al municipio de San Pedro Cholula. Es sabido que Cholula presenta ocupación humana por lo menos desde el preclásico medio mesoamericano (ss. XII-IV a. C.); se le señaló como una auténtica ciudad mercado y muchos cronistas hacen especial referencia a este aspecto. Por ejemplo, Gabriel de Rojas menciona que sus habitantes son grandes mercaderes. Gerónimo de Mendieta decía que el pueblo de Cholula “que ahora es ciudad, de las mejores casas y de gente más rica que hay en todas las Indias, porque los vecinos de ella casi todos son mercaderes” (citado por Bonfil, 1973:85). Juan de Pineda relata un poco de los mercado/tianguis existentes en Cholula: Los yndios deste pueblo son casi todos mercaderes ansi ellos como sus mugeres y andan con sus mercaderías y cosas q tienen vendiéndolas a los yndios de los pueblos de la rredonda, deste pueblo en los tianguez porq vn día ay tianguez en vn pueblo y otro día en otro toda la semana por su rrueda y tanda.
Estos Tianguis existían dentro de la antigua ciudad de Cholula, se celebraban cada cinco días, y a ellos acudían mercaderes de diversos pueblos comarcanos y de la propia Cholula, fenómeno que sigue en total vigencia hoy en día. Actualmente, en el municipio de San Pedro Cholula destacan los rasgos de la globalización, como pequeñas plazas comerciales, agencias de autos, parques con atracciones mecánicas y tiendas trasnacionales; conviven en el espacio social junto con las zonas arqueológicas y prácticas tradicionales como una procesión religiosa o un carnaval, y a pesar de estar en una constante presión de los elementos globalizadores, los rasgos socioculturales del mercado de Santiago Mixquitla no son revocados, sino que estos logran adaptarse y re-significarse ante contextos históricos específicos. Como todo espacio de interacción económica, en el mercado de Santiago Mixquitla encontramos sistemas de intercambio de bienes con los cuales este espacio económico funciona. Se presentan dos sistemas: el mercantil (capitalista) o monetario y el truque. El primero es el sistema dominante en las transacciones económicas debido a que los vendedores y compradores que operan en el tianguis, optan por usar esta forma en base a un equivalente universal que es el dinero. En segundo lugar, el sistema trueque ocupa un lugar subordinado, dado que no todos los sujetos optan por intercambiar sus bienes de esta manera. Este sistema es principalmente impulsado por los productores directos, debido a que muchos de ellos, al final del día, se quedan con excedentes que
son susceptibles del intercambio trueque. Las transacciones vía trueque, por lo tanto, se dan a determinada hora del día, cuando casi no hay clientes o consumidores a los cuales ofrecer las mercancías. Cabe destacar que los intercambios vía truque no son diarios. Los productores directos, sus principales ejecutores, se concentran o arriban al mercado los fines de semana, cuando se reúne una cantidad considerable de comerciantes que quieren intercambiar bien por bien. El intercambio vía trueque sucede de la siguiente manera: el valor de la mercancía es determinado colectivamente, por ejemplo, si un kilo de jitomate está valuado en diez pesos, es susceptible a ser intercambiado por un kilo de cebolla, valuado por la misma cantidad, es decir, la moneda en este caso ocupa un papel de equivalencia pero no se usa en el intercambio, proporcionando al trueque una peculiaridad económica. Muchos de los comerciantes fijos, aunque no todos, también participan en esta forma de intercambio, por lo que se despliegan otras modalidades del truque. Por ejemplo, si se desea obtener una memela para calmar el hambre y si está valuada en quince pesos, puede ser intercambiada por dos kilos de jitomate cada uno valuado en cinco pesos, más una bolsita de cacahuates valuada en otros cinco pesos; o cambiar los kilos de jitomate y pagar las diferencia en moneda nacional. Cabe destacar que un requisito para que el intercambio se lleve acabo es si ambas personas o grupo de personas están de acuerdo en intercambiar los bienes ofrecidos por las razones que sea. Manlio Barbosa Cano, a mediados de los años setenta, registró esta particularidad de trueque en el Valle poblano-tlaxcalteca, apuntó: “Constituye un sistema de intercambio con sus patrones definidos, en el que los intercambios se realizan en términos generales la mitad por truque mercancía-mercancía y la mitad por mercancía-dinero (Barbosa, 1975: 9). El trueque ha sobrevivido a la forma económica dominante, adopta prácticas mezcladas para realizarse y, por esas razones, los tianguis en México y en particular el trueque expresan una continuidad económica histórica.
Bibliografía Brigitte B. De Lameiras (1989). EL mercado y el estado en el México Prehispánico. En, Mesoamérica y el Centro de México, México D.F , Instituto Nacional de Antropología e Historia. Frances Berdan (2013). “Los medios de intercambio en la época prehispánica y la colonia”, Arqueología Mexicana, XXI, núm. 122. Guillermo Bonfil Batalla (1973). Cholula La ciudad Sagrada en la Era Industrial. Universidad Autónoma de Puebla, México. Manlio Barbosa Cano (1975). Los sistemas de intercambio ritual y comercial en la región poblano-tlaxcalteca. En, Cuadernos de los Centros, No: 15, Centro regional Puebla-Tlaxcala. Kenneth Hirth G. (2013).”Los mercados prehispánicos, la economía y el comercio”, Arqueología Mexicana, XXI, núm. 122.. Román Piña Chan (1976). Tianquiztli. En Esplendor del México Antiguo. México, D.F: Valle de México.
* Estudiante de licenciatura de Antropología Social de la BUAP.