Reincidente 147

Page 1

DECIDIR CON AFECTO Roberto Borja Ochoa

APOLONIATZI Y LA REVOLUCIÓN Hugo Israel López Coronel

Año VIII, Número 147, 1ra. quincena de julio de 2017

UNA INTERPRETACIÓN DE LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL (2 DE 2) Jesús Guevara Martínez DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

POLICULT VEINTISIETE Jorge Meléndez Preciado ENGAÑO Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín

ARITMOMANÍA Gabriela Breña

ASÍ ERAN LAS MUJERES EN 1953

Roberto Borja Ochoa

Lo que constituye un hecho fundamental de nuestra época es que la conciencia sobre la necesidad del desarrollo sustentable es también conciencia de que la humanidad tiene un destino común, ante el cual se requiere de la sabiduría, que incluye los valores superiores, y no sólo de los conocimientos científicos. Pero también exige la adecuación de las estructuras políticas para tomar decisiones.

E

n otras palabras, el hombre deberá decidir sobre su destino común en función de los valores superiores de la conciencia de su ser en el planeta y no sólo de los derivados de la convención, la democracia, o el conocimiento científico. ¿En qué dirección deberá decidir el hombre? Aún no sabemos tomar las decisiones fundamentales. La democracia hace de las decisiones vitales opciones meramente convencionales. La teocracia (el fundamentalismo) impone, en el nombre de un Ser superior, las decisiones vitales que aplastan la vida de los hombres, hasta arrancar la vida de la vida. Cuando la humanidad descubre que el planeta no le pertenece, sino que ella le pertenece al planeta, las responsabilidades de la especie se ensanchan enormemente. Entonces la especie se convierte en el guardián del planeta, pero no como la casa que lo alberga, solamente, sino como la conciencia de sí del nuevo organismo humanizado o, lo que es lo mismo, del nuevo hombre planetarizado, es decir, la conciencia de la Tierra. La conciencia del ser humano de que forma parte del planeta, significa al mismo tiempo conciencia de que el planeta adquiere el saber de lo que es. Ya no es el hombre enfrentado a la naturaleza, es otra vez la humanidad que entiende que es hija de la Tierra, que es su deber cuidarla, porque es parte de su ser. Es, por tanto, una nueva humanidad, que puede hacerse cargo –con sus limitaciones propias– de la conservación de su propio ser, su casa, su hogar, su cuerpo. ¡Qué bello sentimiento! Una conciencia planetaria que enriquece y modifica la conciencia individual: en los corazones de los hombres germina la conciencia de la vida del ser, de la Tierra, la maravillosa vida de un ente que expresa y sintetiza el deseo de vivir de la materia. Maravilloso sentimiento que no puede cuantificar la ciencia, pero tan cierto como la emoción poética del hombre. “Al finalizar el siglo –decía Octavio Paz cuando recibió el Premio Nóbel– hemos descubierto que somos parte de un sistema –o conjunto de sistemas– que va de las plantas y los animales a las células, las moléculas, los átomos y las estrellas. Somos un eslabón de ‘la cadena del ser’, como llamaban los antiguos filósofos al universo. Uno de los gestos más antiguos del hombre –un gesto que, desde el comienzo, repetimos diariamente– es alzar la cabeza y contemplar, con asombro, el cielo estrellado. Casi siempre esa contemplación termina con un sentimiento de fraternidad con el universo…” Más adelante advertía:

rresponden. Sólo si renace entre nosotros el sen- mundo para poder coexistir con él y cultivar una forma timiento de hermandad con la naturaleza, podre- de vida de intensa creatividad. Una sociedad que expanmos defender la vida”. de sus saberes científicos, filosóficos y poéticos. La nueva conciencia del hombre por saberse terLa conciencia planetaria expresa entonces la ma- minal sensible y afectiva del mundo apunta hacia un duración de la humanidad; el ser humano adquiere nuevo modelo de convivencia con la naturaleza, que le conciencia de que es corresponsable de la vida en la permita descubrir el sentido más profundo de la vida: Tierra; de que es la continuación orgánica de la propia ser conciencia del ser para existir en libertad. Entonces, Tierra en su forma más elevada, como conciencia de sí. en la solidaridad fraterna, en la humildad de la fuerza Esa es la gran ruta a seguir: cuidar la Tierra, conser- propia, pero con la infinita ambición del conocimienvarla, y proteger al hombre, conservarlo. to cósmico, la humanidad tiene una misión de miles En tal sentido, no se trata tanto de humanizar al de años: alcanzar la plenitud en el cuidado del ser y planeta Tierra, cuánto de planetarizar al hombre, en ejercerla con afecto para espiritualizar el planeta. Tal extensión y en profundidad. es el fundamento del nuevo diálogo entre la ciencia, la Tal es el destino común de la pluralidad cultural política, la filosofía, la religión y el corazón del hombre, humana, ya no como choque incesante y conflictivo de en el seno del pluralismo cultural. poderes, religiones y culturas en un espacio dado y por La nueva conciencia apunta hacia una modificadominar. También será el ensayo de las variadas res- ción radical de la concepción del hombre y de su lugar puestas al problema común de la existencia en la Tie- en el mundo: del hombre como criatura desamparada rra, dentro del festejo de la vida como acontecimiento envuelta en el miedo de vivir a la intemperie, en espesignificativo en el contexto del cosmos infinito y de ra del Apocalipsis y de la redención final, al hombre la edad eterna. Entonces no es un pluralismo abstrac- como deseo de vida cósmica que busca la comunión to y de conveniencia inmediata, sino el problema del espiritual del ser en su existencia. destino común abierto a la(s) trascendencia(s) y de las La propuesta consiste en impulsar un movimiento mejores decisiones a tomar. que devele esta nueva conciencia, es decir, la de humaLa planetarización del hombre implica por tan- nizar al mundo y planetarizar al hombre. Con ésta conto concebir al ser humano como manifestación de la signa, los hombres de todas las culturas podrán consfuerza de la materia por ser consciente de su existen- truir un diálogo del que emerjan formas novedosas de cia; máxima expresión de la voluntad del ser por ser; movilización social y cultural. Y, para desarrollarse, es expresión sumamente defectuosa y fragmentaria, pero menester trazar el camino a seguir por el entramado perfectible en su voluntad de especie histórica y en su de la vida real, todavía azotada por la miseria y la descapacidad de acumular una memoria que trascienda a igualdad, pero ya preñada de la experiencia límite de los individuos para reconocerse como comunidad de la especie. vivos y muertos. Una plataforma de esta naturaleza encarnará en Grandioso fenómeno que debe festejarse en la espacios de creación de nuevas relaciones, que tratan mejora de la vida para responder a la gran tarea de la de influir en la vida de las naciones y del mundo para vida: la propia expansión de la conciencia del ser para promover un nuevo orden planetario. Por tanto, no su conservación, para su supervivencia, para su tras- son sólo los métodos tradicionales de la política, sino cendencia, para la creación de su dicha, para el mere- la construcción de un conglomerado de fuerzas, mocimiento de su gracia. He aquí un programa para la vimientos, asociaciones, instituciones y empresas que eternidad. Superar el miedo al tiempo, construir una puedan demostrar que un mundo alterno, centrado en comunidad de seres idos y por venir ¡Qué fantasía la persona, es posible. Y que, para la persona, otra vida pensar, imaginar, sentir y vivir la posibilidad de que también es posible. la humanidad siga creciendo por los siglos de los siLa plataforma del pluralismo es factible si se funglos! Sentir, desde ahora, las infinitas posibilidades de damenta en un lenguaje común, que no puede radicar la conciencia en el festejo de una vida como potencia en las creencias ni sólo en la razón, sino también en en expansión, abierta a la incertidumbre, que nos pre- la emoción y el afecto que nos otorgan, más allá de para para vivir mejor la eternidad, en la fugacidad de la tolerancia o el universalismo cultural, la forma de la propia vida. conocimiento del tiempo y la eternidad, del espacio He aquí una nueva responsabilidad humana, pero y el infinito, la multiplicidad y la unidad del ser como “Estrellas, colinas, nubes, árboles, pájaros, grillos, también un goce infinitamente mayor de la vida. Asu- cualidades fundamentales de la casa cósmica donde el hombres: cada uno en su mundo, cada uno un mir la vida con toda la riqueza de la existencia de un ser hombre ha de vivir amorosamente su destino común mundo –y no obstante todos esos mundos se co- que trata de entender, de escuchar y de hablar con el o extinguirse.

* Reincidente no incluye sección de Sociales


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.