Año VI, Número 110, 2da. quincena de octubre de 2015
DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL A LA ACNR María de Lourdes Rodríguez Rosas CONSEJOS PARA TENER UN PROFESORADO MEDIOCRE (2) Dorit Heinke Gruhn LAS JÓVENES ELITES POBLANAS ANTE LA CRISIS DEL PODER Hassivy Cristel Hernández Bello DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista EFECTO PANÓPTICO Octavio Spíndola Zago ENGAÑO Enrique Condés Lara DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña AMOR EN TIEMPOS DE NEOLIBERALISMO
María de Lourdes Rodríguez Rosas *
Me tocó la fortuna de vivir la posguerra en la época de un florecimiento cultural de clase, es decir, leer a una pléyade de intelectuales comprometidos con los de abajo, los marginados, el pueblo raso.
Y
también a activistas políticos que realizaron reflexiones concisas y claras sobre la situación de los explotados, de los colonizados, de los semiesclavos y los esclavos, como fue el extraordinario médico psiquiatra Frantz Fanon y su dos impactantes libros: Piel Negra, Máscaras Blancas, el cual hace una reflexión sobre el hecho de que la subyugación cultural e ideológica es más importante y más dañina para la salud mental que la subyugación física. Y Los Condenados de la Tierra, que habla de la violencia estructural terrorista de los Estados como arma de dominio, y la inevitable violencia de los pueblos aunque no sea deseable. Dichas obras fueron el marco teórico e ideológico de muchos activistas de todo el mundo, no solo de África y de América. Agregaría también a esa lista de intelectuales a Jean Paul Sartre y a la extraordinaria feminista Simone de Beauvoir. En la UNAM había un semillero de círculos de estudio que cuestionaban el establishment y la ideología hegemónica machista y colonialista irradiada desde los EU, que surgía sobre todo en sus películas y en los medios masivos de comunicación bajo su control. Ante esa hegemonía machista heterosexual se anteponía la literatura de los filósofos como Hegel, Marx, Bakunin y la literatura surgida de la Revolución Mexicana También la de filósofos venidos del exilio como Adolfo Sánchez Vázquez y otros intelectuales. También hubo influencia de los poetas comprometidos como Aimeé Césaire, Miguel Hernández, Gabriel Zelaya y Rafael Alberti. En esos círculos de estudio se analizaba la enorme desigualdad del país, el despojo, la explotación y la enorme pobreza de los campesinos para quienes la Revolución Mexicana no había hecho justicia. Además, se vivía una ola de grandes luchas anticoloniales, principalmente en África, que día a día eran noticia: Argelia, el Congo, Kenia, etc., aunque el más grande ejemplo lo puso Vietnam. Esa gran ola emancipadora alcanzó a la América de habla hispana con la Revolución Cubana. Sumergidos en ese ambiente, nos lanzamos a construir una sociedad diferente. La clase política gobernante, que en sus inicios estuvo integrada por puros militares, se caracterizaba por el famoso principio de autoridad representado en el lema “el que manda, manda, y si se equivoca vuelve a mandar”. Las libertades de expresión, de organización y de voto eran nulas en la cotidianidad. Desde los sindicatos y centrales campesinas hasta las elecciones en donde solo actuaban partidos paleros del PRI, como el PARM y el PPS, se mantenía un férreo control de toda disidencia Y ante los movimientos populares como el ferrocarrilero, el magisterial de Othón Salazar, el de los médicos de la Ciudad de México, el de los copreros, el de los padres de familia en Atoyac de Álvarez, el de la Asociación Cívica Guerrerense y por supuesto el de los estudiantes del 68, la respuesta oficial era la represión y el encarcelamiento. * Reincidente no incluye sección de Sociales
El 68 fue la culminación. Después de la masacre del 2 de octubre, ¿qué hacer? fue la pregunta obligada. Ante la violencia terrorista de Estado, ¿cómo actuar? Me tocó ver y sufrir en el reflujo estudiantil las hordas de porros agrediendo un día sí y otro también a todos aquellos activistas notorios y no notorios en el campus universitario, politécnico, en las vocas, en las prepas, ante la mirada complaciente de las autoridades académicas y no académicas. En ese clima de terror se reintentó el reagrupamiento del movimiento estudiantil aliado con otros sectores, el magisterial, el obrero y el campesino inmigrante. Con muchos esfuerzos, apoyados en los restos de la Liga Comunista Espartaco, se creó el Comité Estudiantil Popular en el oriente de la ciudad, de efímera existencia, pues antes de cumplir un año fueron detenidos la mayoría de sus integrantes, con excepción de los ferrocarrileros que por dos años se atrincheraron en la Casa Redonda de los Ferrocarriles Nacionales de México, ubicada en San Lázaro. En ese lapso de resistencia y búsqueda de alternativas se dio la matanza del jueves de Corpus de 1971. Ante esta reiterada violencia oficial, surgieron agrupaciones como Lacandones, FUZ, MAR, FALN, ACNR, LC23S, etc. De toda esa gama, la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, nacida en 1968, provenía de un fuerte movimiento de masas estatal llamado Asociación Cívica Guerrerense. Representó dos ventajas para quienes estuvieron en la disposición de enfrentar la violencia gubernamental: a) la cercanía de sus cuadros en la ciudad de México, y b) que presentaba un programa de 4 puntos con visión nacional que en términos generales era aceptable, conciso y era la continuidad de los ideales de la Revolución Mexicana:
¿Qué se cumplió? El punto de avituallamiento y el de refugio. El de impulsar a la organización en el DF en esos momentos resultó a contracorriente por el enorme reflujo popular. Sí se hizo mucho trabajo en los barrios obreros con demandas propias, de lunes viernes. Se recorrieron las fábricas pequeñas del nororiente, se logró la vinculación pero no se alcanzó la integración que se quería a los CAL. En este colectivo todos éramos trabajadores y otros, además de trabajar, estudiábamos; y otras, además de trabajar y estudiar, cumplíamos con nuestro trabajo no remunerado en casa. En resumen, no éramos cuadros profesionales. Tratamos de prepararnos lo mejor posible pero ninguno era un estratega político. Entonces, se creyó conveniente que varios nos separásemos de la familia, de la escuela y de la vida que llevábamos para profesionalizarnos. La lucha armada en este país siempre ha sido sistemática, unas veces de grandes masas y otras veces de núcleos pequeños. En la de los pasados años sesenta y setenta, sus grandes debilidades fueron el no contar con cuadros o personas que fueran estrategas políticos, los suficientes en calidad y cantidad, que hubieran permitido formar una organización de alcance nacional que dirigiera ese proceso, con una agenda nacional múltiple con agendas locales y alianzas estratégicas con otras fuerzas. Como consecuencia, determinados núcleos resbalaron hacia un militarismo de izquierda. Aunque la responsabilidad de un cambio social y verdadero es de todos, fue un núcleo pequeñísimo el que la tomó y dio puerta a un período de libertad de expresión como no se había conocido, de sindicalismo independiente que tampoco se había conocido, a una reforma política limitada y el término de la clandestinidad de un núcleo de pensadores y activistas políticos 1. El derrocamiento de la oligarquía formada por muy importante como fue el PCM. los grandes capitalistas y terratenientes pro imLa derrota militar de esos núcleos significó el enperialistas gobernantes. tronizamiento del neoliberalismo en el país con los re2. El establecimiento de un gobierno de coalición sultados que todos conocemos. compuesto por obreros, campesinos, estudiantes, e intelectuales progresistas. * La autora fue integrante de la ACNR. Estuvo presa 3. Lograr la plena independencia política y econó- política en la cárcel de Santa Martha Acatitla hasta mica de México. enero de 1975. 4. La instauración de un nuevo orden social de vida, en beneficio de las mayorías trabajadoras del país.
El asunto no resuelto estuvo en el con qué. Ante la disposición de otras formas de lucha, la respuesta a esta pregunta era fundamental. Hubo entonces una convocatoria de crear Comités Armados de Liberación (CAL) que se aglutinaran con esta organización. El propósito central de crear un CAL urbano en la ciudad de México, que fue el medio a través del que me vinculé a la ACNR, fue el de avituallar al foco guerrillero en Guerrero, ser refugio de los perseguidos e impulsar en la metrópoli a la ACNR.