Reincidente 140

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LA POESÍA ALEMANA MEDIEVAL COMO ARMA AMOROSA Y CRÍTICA Francisco Hernández Echeverría

Año VIII, Número 140, 2da. quincena de marzo de 2017

ESTÉTICA, OTRO CAMINO PARA REVELAR LO MEJOR DE NOSOTROS Juan Carlos Pérez Castro ELECCIONES EN PUEBLA 1812 Manuel Santiago Pérez Chalini

DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

EFECTO PANÓPTICO Octavio Spíndola Zago POLICULT VEINTE Jorge Meléndez Preciado

DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín

ARITMOMANÍA Gabriela Breña

¡JUSTICIA PARA TODOS! EL JUSTO RECLAMO DE UN FUMADOR!

Francisco Hernández Echeverría*

Durante los siglos XII y XIII en Alemania la épica se hallaba en pleno florecimiento. Simultáneamente la lírica también despuntaba con los “Minnesänger”, los cuales eran poetas cantores y caballerescos que cultivaban el género poético del “Minnesang”, temas amorosos que se correspondían a los de los trovadores provenzales y franceses.

N

o obstante, el Minnesang no se limitaba únicamente a los aspectos del amor cortés sino que su repertorio abarcaba también ciertas imágenes de lugares comunes y situaciones sentimentales que ya los poetas épicos, como Hartmann von Aue, habían bosquejado al plantear un alejamiento de la compañía de las encumbradas damas cortesanas para acercarse a “las pobres mujercillas”. En efecto, el Minnesänger alemán ya no se siente el hombre vigoroso frente a la mujer ansiosa de su amor, sino como “el esclavo de su dama”, al que la pasión erótica importa menos que la “lealtad”. De ahí su nueva propuesta en cuanto a las estrofas y a la tonada de sus canciones. Entre los Minnesänger más célebres tenemos a Dietmar von Aist, Friedrich von Hausen, Heinrich von Morungen y Reinmar von Hagenau, Wolfram von Eschenbach y Walther von der Vogelweide. Éste último será quien conseguirá máxima gloria sobre todos, gracias al gran genio artístico, humano y amable que introdujo en la poesía amorosa alemana entre 1198 y 1228. Walther von der Vogelweide nació alrededor de 1160 posiblemente en alguna localidad cercana a la actual Baja Austria. Su obra poética se encuentra compuesta por las escuelas más diversas de la lírica, de la cual podemos derivar tres vertientes distintas: la amorosa, la política y la nostálgica.

Vertiente amorosa

Vogelweide comenzó sus primeras experiencias literarias al amparo de la corte de Viena, en ese tiempo convertida en un centro de arte y poesía por el generoso duque Federico I de Austria. Durante este feliz período de su vida el joven poeta adquiriría sus conocimientos poéticos y musicales bajo la dirección de Hartmann von Aue y Reinmar von Hagenau. Aunque sus primeros trabajos, en su mayor parte vinculados al amor, son encantadores, fáciles y espontáneos, Vogelweide no logró superar los rutinarios convencionalismos que imponía el canon de la poesía cortés, celebrando a damas de alta alcurnia y repitiendo las prerrogativaS de la clase noble. Con la muerte de Federico I en 1198, Vogelweide buscó en vano la protección de su sucesor, Leopoldo VII. Entonces tuvo que abandonar la vida cortesana y emprender una vida errabunda por las tierras del Imperio, cantando de corte en corte a cambio de comida y alojamiento, y siempre esperando encontrar algún patrón que lo salvara de su “vida de juglar” (gougel-fuore) y de la vergüenza de estar siempre de invitado. Así, el inspirado bardo adquirió un real contacto con el pueblo que lo llevaría a experimentar nuevos recursos poéticos que irán fracturando la ortodoxia cortesana. De esa manera rescata el papel de la doncella como * Reincidente no incluye sección de Sociales

objeto de la pasión amorosa del poeta y concibe el amor como una pasión ineluctable, capaz de cambiar y hacer pasar al hombre de un amor “terrenal” al “celestial”. Esta concepción le convierte en uno de los antecedentes de los poetas italianos del “dolce stil nuovo”. Entre las composiciones de Vogelweide de este período tenemos: “Ir sult Sprechen Wilekomen” (Canto en honor a las mujeres alemanas) y “Unter der Linden” (Bajo el tilo), en el que a través de una historia de amor entre un caballero y una joven campesina, se resalta una experiencia erótica más humanamente viva, marcando la ruptura con el ideal del caballero y la dama despreciativa con amor no consumado: “Si alguien supiera cómo estuvo a mi lado —¡no lo quiera Dios!—, me avergonzaría. Que nadie conozca cómo obró conmigo, sino él y yo y un pequeño pajarillo —¡tandaradai!— que mantendrá fielmente el secreto”.

Vertiente política

Cuando el emperador Enrique VI muere en 1197, se abre una terrible agitación política entre el Imperio alemán y el Papado italiano. Tal situación provoca que la poesía de Vogelweide evolucione de la alabanza amorosa al cultivo de los proverbios de carácter político y didáctico como un elocuente canto de protesta contra los laxos estándares de una época desmoralizada por las ambiciones e intereses que emergen de las luchas políticas. Basándose en la tradición juglaresca, Vogelweide hace de la poesía un arma crítica destinada a las grandes masas de público, al estilo de los artículos de fondo de la prensa de ahora. Apoyará la elección del rey Felipe de Suabia cantando entusiastamente: “Corona a Felipe con la corona del Emperador y no les permitas que perturben más tu paz”. Pero cuando Felipe muere asesinado y el Papa Inocencio III trata de imponer a Federico de Hohenstaufen como sucesor, Vogelweide se rebela y se lanza a desenmascarar los intereses materiales del Papado. Entre burlas y alabanzas, expresa su deseo de un imperio alemán unificado e independiente de las extremas reclamaciones de las autoridades eclesiásticas y la intromisión de poderes extranjeros (algo que debería de retomar el poeta de hoy). Su absoluta y amarga denuncia contra los excesos cometidos por la política pontificia, le lleva a colmar de improperios al Santo Padre, sin que ello signifique que carezca de ferviente sentido cristiano y sincero catolicismo; más bien era una práctica común en los poetas gibelinos. En su profundo sentimiento patriótico, Vogelweide considerará, hasta el fin de sus días, a Roma como un enemigo de su patria, empleando con hiriente oportunidad tópicos frecuentes en la poesía goliárdica: “¡Con qué cristiano espíritu este Papa se burla de nosotros cuando dice a sus latinos lo que nos ha hecho!: —El oro alemán llena mis urnas latinas; clérigos

míos, comed pollo y bebed vino, y dejad que los alemanes ayunen por Dios”.

Vertiente nostálgica

Pese a todo, la imposición papal logró su objetivo y Federico de Hohenstaufen fue coronado emperador como Federico II. A Vogelweide no le quedó otra que unirse al partido del nuevo monarca puesto que dependía financieramente de quien quedara en el poder (cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia). Al final, alrededor de 1220, su genio poético logró que Federico II le concediera un pequeño feudo cerca de Wurzburg, lugar donde su vida alcanzó el sentido de resignado apartamiento del mundo para dedicarse de lleno a cantar al pesimismo, a la lasitud de los últimos años y a la búsqueda de perfección del más allá. Cuestiones que se matizan en una de sus poesías más famosas, “Owé, war sint Verswunden ellium miniu jâr?” (Ay de mí, ¿dónde se han ido todos mis años?), donde Vogelweide se pregunta si su vida ha sido un sueño, pues ahora, al despertar, todo cuanto le circunda le es extraño: amigos, prados, bosques, “solamente el agua sigue discurriendo el llano”. Walther von der Vogelweide murió alrededor de 1230 probablemente en Wurzburg, dejando instrucciones de que los pájaros se alimentaran en su tumba diariamente. Como podemos observar, se trata definitivamente de una figura grandiosa y polémica, que no duda en ocultar sus humanas críticas tanto a la Iglesia como a sus enemigos políticos, a pesar de estar consciente de que todo esfuerzo resulta vano cuando levantamos la mirada y percibimos que la vida diariamente se escapa y que las cosas cambian y decaen de manera muy diferente a lo que anhelamos. * El autor es Maestro en Educación Superior por la FF y L de la BUAP, coordinador general de Óclesis, Víctimas del Artificio AC, y fundador del Círculo de Estudios Lovecraft Puebla.


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