Reincidente 64

Page 1

HISTORIAS DEL ‘68 María Magdalena Pérez Alfaro Carlos Sevilla+ Carlos Salcedo García David J. Martínez Tamariz

‘68 RIAS DEL HISTO na Pérez Alfaro Magdale Carlos Sevilla+ García Salcedo z Tamariz Carlos J. Martíne AD David LA FACULT Bautista DESDE Torres O Mariano ENGAÑ Lara Condés Enrique ) (poblano NARIO DIABLO DICCIO DEL Mendoza to Sotelo Humber GRAMAs REINCI o Contrera Fernand OS CUENT PUROS Paco Rubín AQUÍ, ASÍAS FRANTCervón José Fragoso ÍA OMAN Breña ARITM Gabriela HA DICHO QUE SE LA MUJER DE LO CONTRA

María

Año IV,

Número

64, 1ra.

mbre de

na de septie

quince

2013

DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

Año IV, Número 64, 1ra. quincena de septiembre de 2013 ad ó Ciud González** cito tom ría de mis Sevilla Carlos do el ejér la mayo ón que re, cuan hicieron a una misi tení septiemb , como lo go. el 18 de escapado Políticas, pero er el ries cias detenido e haber tes Yo fui taria. Pud sofía y Ciendudé en corr ayudan de sus de uno os más tarde, volUniversi ros de Filo plir y no al oído bayocum dijo algo el lugar. Minut a punta de a la compañe Coronel prisa os que a frente

ENGAÑO Enrique Condés Lara

El onó con de soldad se hallab os dos do buscan ó quien aband de un grupoun autobús que permanecim los Ahí frente e todos dijera estar o, se indignhi- vió alnos llevaron hastade Comercio. n en llenars ventanien CU ad neta presencia cerme el consejmadre con no tardaro os ver por lasde Policía, la Facult sobre su agrade de una como le falta- puerta de a pesar de que podíam la Jefatura terrogada Lejos de irle la edad Como a horas bre y Fray pero razón, muy vieja. Mien- o tres s con detenidos. s conducidos20 de noviem se reuatribu sus hijos. francés nida- a que pudiera Tal vez tenía a ya me asomé asiento os que fuimoTlaxcoaque, nas. de Huma estudiante me parecí serenara, toda de supim mayo. jos universitario en el estacio una día, un vieja Torre de frontales, de que se contemplar ha- llas, a en la Plaza Mier. de ese bajaron medio de un iento de la tía dientes que de ncerla situad en a noche nosotros en fue el movim stas, me dirigí ban los a de conve aque, nos mía. Vi que permi poli- Servando Teresa al sótano percibimos a Tlaxco dieron nió con hablarnos sobre tas y respue se realizaba tras tratab a del baño ad de Econo as que amos una descen Al llegar s conducidos primero permanecerí ina dondenal de Huel- por la ventanhasta la Facultde los que des para sesión de pregun largas macan salir o y fuimo os. Lo cuadrados, ar la rio de Medic jo Nacio 200 copias la explanadao varios autos llevaban unas intentar que mient fila de soldad del lugar donde 40 metros piso estaque podía a Al termin al audito del Conse unas o el unos , salía de tado dos CNH partes bían llegados de paisan ó entonces que . Pedí a Alcira é si- doble olor que to. Todo un local en mi vocho dos del algunas había presen de la fétido vestid n de delega secreto junté y enroll ocurri días. Era literas de cemen aban en encontraban la reunió a, para los delega días antes o Programa al es- cías s. Se me policía probar docena de unos y salí a con ocho que alcanz paredes se las recorrían zado de carta las cuales ga. Llevab ento que, ción, titulad Al llegardejar el blanca Las í de ella ada en el baño equipado ado de orines es hojas CU disfra s de altura. su aproba -Estudiantil. chinch solía del docum del de regalara unas a. Me despedría encerr siendo des- ba inund pulgada de ríos de con cruces, perfile llos. donde lea para pesino me al breves se queda acabar una macan la asamb Obrero-Cam ias Políticas,de la “Guerrillera como unacochambre, te adornadas estaño de cigarri e de Lucha mulando sospechar que militar, paraión, por el person los reAlianza ción to de Cienc je urgent del Comité emisora , sin llenas den macabramen s con papel cía sobre iones inanic después. ocupa amien s de suerte mensa la una produ y tacion expres as e un campu morir fuese estaba mensajes hecho sión que te toda o de sonido no había evocaciones como si entrando a CUs se duran ta, a punto de de tres seman o interior del primero y sy carro, escuch un aparat la impre de que , tos y manejaba está circuit . cúpulaicativo de os. Al cubier za alrededor s tanque Cuadrante”,ad que se s, el ejército era el hechoos; los lamen ión de nausea dirigí al fila de soldad por el oficial mucho Signif sensac para protede limpie firme me ca o que deese lugar, obscen una de la Facult CU y “Compañero teléfon A paso ocupado por con voz enérgi caminando en clusos es ni dibujos antes. Con una mis pies apenas unos fuera de . té de radio. informado por a, seguí avanzaba, procac eran domin las puntas de ado je el carro Universidad que estabatopé le pregun decir palabr rme nos hanhacia acá”. detenidos religiosas ando sobre que había estren Sin menque iado condu avenida os. Confo o, no docamin s de ante dirigen pensarlo demas gasolinera de introduje nuevaina, lo con supo responder. a los soldad s de estudiantes tiemp res entré No te largo zapato de la entos y me de mí ver grupo Sin por milita una Medic ente evirio de cuantas co- jando detrás né cerca os, duran ar vanam , llegavigilados treta crucé de ger mis pude al audito aceras lo estacio bulto de docum boca abajo,o la misma la gasolinería e días antes. tantes y confus que intent De pronto laan rápi- prados y o llegué distribuir, unas Usand en el piso o patibu Tomé mi s. Cuand Expec otra cosa rodeaba. se retirab hasta en una especi rnos. y solo pude an tarde y llevaría a cabo. tendidos armas largas. pude llegar salir, acertamos hacer ad que nosagentes de aspect te al campu a golpea de y llegab aba el casi vacío os y y otras convertida de n no se la sucied encontré delegados queque la reunió a quienes entreg do el tadosmás de soldad que estaba querían entrarlo otro. zaban entrar compañeros ó tar toda puerta un grupo rsidad personas fila ni varios y amena escuch pias a los al percatarse recordaba que había aproba ron a la nos insultaron apoderado de Entonces, se entar, unas permitían lo uno de lograr salvar a apare- avenida Unive te papel, ar ma . mi donde zaron día damen de el progra fue intent la rio que comen depen aduana guardias no dejen amedr los demás ya se había ocurrió con los Posesionado que ese era dos hasta que o. de libertad pánico extenderse a añeros, no se es simplemente e ya ento no al ejércit mientras claro que mi ro que se me podía tocar al otro El docum esperé delega que ca: “comp do el gobier eración porqu noramenazaba varias prime rme Era Y cómo evadir ro desliza ulo. Lo la gasolinería, ya había la ma- una voz enérgi CNH. ha desata ad y desesp , maest a, para de soldados. nto de pensar ria para cia que as. rsidad pero n estacionados este obstác n Dozal amental, hacer los e al techo si me estirab el mome nidala violen ra de su debilid a Unive estaba fuerza necesa dotes atlétic a los Era Martí Llegó a la aveniddetrás de ellos Torre de Huma fía. subirmde los dedos no tuve la uí por mis empleado de una muest la madre”. la represión gubern y unirse Filoso Pero a la os y Quise volver ado de a un traba- les dimos en al presenciar por toda la ciudad cancerberos re- puntade la calle. nunca me disting los dirigirme Comercio hasta a disfraz s de soldad í el mismo - lado , y es que llevaba propuestasdecena X en la malista que, denunciarla ignorásemos s. Decid que va de hacían escabullirme PEME pesos que do o Gonzá formular niobra ada unos tanque pensé en los 200 un letrero de de ser confun s bía decidi Propuso que ramos a “Debemos aprove ñeros quey otro Rome cuando la la explan mos Ofrecí Luego so con ho des por a varios compa y nos dedicá construir. después estareinsisestudiantes. a de Vacaad de Derec cimos y cada la gasolinería. o de su bata trato, temero ba sobre alguno tré lismo mos e a Cabez el nom- del capita que quería Encon uno era porqu la Facult iliedificio jador a cambi no aceptó detenido. Cavila por mi No obede pensar ”, decía de maner sa país corrido, mos pasadomarcó el alto. Yo me metí al o para que a, pero o se tranquos y para el n me llamó una sorpre ante y ma- char este tiemp dos en la acción lez. Había militar nos te dirección. la Torre, mismo ente espaldcon un estudi cuando alguie espalda. Fue , todo mund s, aplaus ocupa soltar mi un de mi de magia es, los debate exactamenvoz de en diferen al elevador escuchaba claramde las dido alternativosmano sobre y me hizo de seguir libre. demasiado por arte supo planes ilumiroles una que aliento dirigí sería tente. Como on las intervencion quien corrió estanto en días. Nadie cerrado, os la quitó el posando fía y me esperanzas suponía los estope de Filosojusto en el momeen el piso de al 4° piso, dondehabía- bre, cula que me ató como mis tar a quien o, un compa- zó y se iniciar duraron varios en un lugar ca. Y perdim mos y que o llegué abordé mi el golpeteo de mayúsque se desbar o para enfrenJorge Moren rio de Pa- rechiflas queporque estába por luz eléctri gicas Cuand s cana volví aterrad con té de Lucha tras de los soldados. igaciones Filoló era el secreta igaciones te cuánto nentemente encontré Me la puerta en el l de Comi pero me graduado, que to de Investdirigido a nado perma días. botas de to de Invest l genera de cemento en los Años Leya captor, el Institu había Fueron de dera e mi de Derecho ba el Institutido en cuarte ciando cuenta de los ova en té porqué se nar. o Esos cárcel porqu escupi denun la mCasan ñero funcio conver una inédit a en lez mos os y no lo logré le pregun coloqué e me estaba pidió tranGonzá del texto experiencias finales de septie no pudier Filosofía, or para que Instituto perodió a mis llamad an. blo es. Molesto, prácticament apenado meambos salié- *Parte inicial sus desde Social insinué que el rno mente uiría que autor relataestuvo preso del elevad de entrar al Nadie respon los soldados subier ó hacia que el a y Gobie econseg 1971. del pasillo mi y le represores. Obvia camin Traté donde que o, de llave. que Polític de ó o baño : julio en seguid o compl del caso echad cumberri ité al in- ante los y me asegur habían qué hacer en abrir la puerta Me precip CU. Actomilitares y civiles 1968 hasta-2011), doctor or de tiemp es de la bre de que soltó quilizarme profes sa antes de (1936 no sabía sin esperanza Essex, Políticas y Social fácilmente.de alguien cuanto instruccione poeta fía y Letras **El autor rsidad de ias ncia te? mía, cedió Intenté uruguaya, Co- ramos que daba nos perde Cienc entante de Filoso e de 2011. sorpresa la débil resiste ¿me permi que se el cual por la Unive octubr , una mujer dentro del s, oficial y, para Facultad ndo repres e usted en —Coronel, el 4 de ofrece? Era Alcira participaba las noche to de la en 1968 fue é se le arle que ordenn profesional . Murió terior vencie aterrador. ura, que singular; por y los mi—¿Qu UNAM, M en el CNH iero suplic un grito ante de literat papel sus poea un exame a muy el os —Qu UNA la maner ad, usaba por miles y estudi Lucha de que n los tan- de salir. Venim caballero? activid ucir declarando . Se mitasinodal. mité de disminuía la para reprod nada más tia, que mueva té moles distribuía al pueblo de fui se le ofrece cuando del Comi te el día el arte —¿No si no es muchaauto. cosas afos s duran llevar s meógr mi s que o. nto de —Pue que me dijo mucha poder sacar los atiend mas, mismo o el mome alterada y lo único ques para un momento país. de las cuales había llegad sumamente ada del aconsejé que —En rente dentro expuls encontraba incohe que temía ser excitación, le r y, al ser inmanera claro fue un poco su el cerco milita quedó s o bajó e cruzar Cuand n de Sociale abiertament e secció intentara no incluy idente * Reinc

L

DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO Humberto Sotelo Mendoza REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña

DE LO QUE SE HA DICHO CONTRA LA MUJER

Carlos Sevilla González**

Yo fui detenido el 18 de septiembre, cuando el ejército tomó Ciudad Universitaria. Pude haber escapado, como lo hicieron la mayoría de mis compañeros de Filosofía y Ciencias Políticas, pero tenía una misión que cumplir y no dudé en correr el riesgo.

L

a noche de ese día, un estudiante francés se reunió con nosotros en la vieja Torre de Humanidades para hablarnos sobre el movimiento de mayo. Al terminar la sesión de preguntas y respuestas, me dirigí en mi vocho al auditorio de Medicina donde se realizaba la reunión de delegados del Consejo Nacional de Huelga. Llevaba, para los delegados del CNH, unas 200 copias del documento que, unos días antes había presentado a la asamblea para su aprobación, titulado Programa de la Alianza Obrero-Campesino-Estudiantil. Al llegar al estacionamiento de Ciencias Políticas, donde solía dejar el carro, escuche un mensaje urgente de la “Guerrillera del Cuadrante”, un aparato de sonido del Comité de Lucha de la Facultad que se manejaba como si fuese una emisora de radio. “Compañeros, el ejército está entrando a CU y nos han informado por teléfono que muchos tanques se dirigen hacia acá”. Sin pensarlo demasiado conduje el carro fuera de CU y lo estacioné cerca de la gasolinera de avenida Universidad. Tomé mi bulto de documentos y me introduje nuevamente al campus. Cuando llegué al auditorio de Medicina, lo encontré casi vacío y solo pude distribuir, unas cuantas copias a los delegados que llegaban tarde y se retiraban rápidamente al percatarse que la reunión no se llevaría a cabo. Posesionado de mi papel, recordaba a quienes entregaba el documento que ese era el programa que había aprobado el CNH. Y esperé delegados hasta que comenzaron a aparecer los soldados. Llegó el momento de pensar cómo evadir al ejército. Quise volver a la avenida Universidad pero ya había varias decenas de soldados y detrás de ellos estaban estacionados unos tanques. Decidí dirigirme a la Torre de Humanidades por la explanada que va de Comercio hasta Filosofía. Encontré a varios compañeros que hacían el mismo recorrido, uno era Cabeza de Vaca y otro Romeo González. Habíamos pasado la Facultad de Derecho cuando la voz de un militar nos marcó el alto. No obedecimos y cada quien corrió en diferente dirección. Yo me metí al edificio de Filosofía y me dirigí al elevador de la Torre, mismo que abordé justo en el momento en que escuchaba claramente tras de mi el golpeteo en el piso de los estoperoles de las botas de los soldados. Cuando llegué al 4° piso, donde estaba el Instituto de Investigaciones Filológicas y que habíamos convertido en cuartel general de Comité de Lucha de Filosofía, coloqué una escupidera de cemento en la puerta del elevador para que no pudiera funcionar. Traté de entrar al Instituto pero no lo logré porque habían echado llave. Nadie respondió a mis llamados y no sabía qué hacer en caso de que los soldados subieran. Intenté sin esperanza abrir la puerta del baño del pasillo y, para sorpresa mía, cedió fácilmente. Me precipité al interior venciendo la débil resistencia de alguien que soltó un grito aterrador. Era Alcira, una mujer uruguaya, poeta y estudiante de literatura, que participaba dentro del Comité de Lucha de manera muy singular; por las noches, cuando disminuía la actividad, usaba el papel y los mimeógrafos del Comité para reproducir por miles sus poemas, mismos que durante el día distribuía declarando que había llegado el momento de llevar el arte al pueblo. Se encontraba sumamente alterada y dijo muchas cosas de manera incoherente dentro de las cuales lo único que me quedó claro fue que temía ser expulsada del país. Cuando bajó un poco su excitación, le aconsejé que intentara abiertamente cruzar el cerco militar y, al ser in-

* Reincidente no incluye sección de Sociales

terrogada sobre su presencia en CU dijera estar buscando a sus hijos. Lejos de agradecerme el consejo, se indignó de que pudiera atribuirle la edad de una madre con hijos universitarios. Tal vez tenía razón, pero como le faltaban los dientes frontales, me parecía ya muy vieja. Mientras trataba de convencerla de que se serenara, me asomé por la ventana del baño que permitía contemplar toda la explanada hasta la Facultad de Economía. Vi que habían llegado varios autos de los que descendieron policías vestidos de paisano que llevaban unas largas macanas blancas. Se me ocurrió entonces que podía intentar salir de CU disfrazado de policía secreto. Pedí a Alcira que me regalara unas hojas carta las cuales junté y enrollé simulando una macana. Me despedí de ella y salí a probar suerte, sin sospechar que se quedaría encerrada en el baño durante toda la ocupación militar, para acabar siendo descubierta, a punto de morir de inanición, por el personal de limpieza alrededor de tres semanas después. A paso firme me dirigí al circuito interior del campus que estaba ocupado por una fila de soldados. Al primero con que topé le pregunté con voz enérgica por el oficial. No supo responder. Sin decir palabra, seguí caminando dejando detrás de mí a los soldados. Conforme avanzaba, en prados y aceras pude ver grupos de estudiantes detenidos tendidos en el piso boca abajo, vigilados por militares dotados de armas largas. Usando la misma treta crucé una fila más de soldados y pude llegar hasta la gasolinería de avenida Universidad que estaba convertida en una especie de aduana donde unas personas querían entrar y otras salir, mientras los guardias no permitían lo uno ni lo otro. Era claro que mi libertad dependía de lograr salvar este obstáculo. Lo primero que se me ocurrió fue intentar subirme al techo de la gasolinería, que podía tocar con la punta de los dedos si me estiraba, para deslizarme al otro lado de la calle. Pero no tuve la fuerza necesaria para la maniobra, y es que nunca me distinguí por mis dotes atléticas. Luego pensé en escabullirme disfrazado de empleado de la gasolinería. Ofrecí los 200 pesos que llevaba a un trabajador a cambio de su bata con un letrero de PEMEX en la espalda, pero no aceptó el trato, temeroso de ser confundido con un estudiante y detenido. Cavilaba sobre algunos planes alternativos cuando alguien me llamó por mi nombre, posando una mano sobre mi espalda. Fue una sorpresa mayúscula que me quitó el aliento y me hizo soltar mi macana que se desbarató como mis esperanzas de seguir libre. Me volví aterrado para enfrentar a quien suponía sería mi captor, pero me encontré con Jorge Moreno, un compañero de Derecho ya graduado, que era el secretario de Pablo González Casanova en el Instituto de Investigaciones Sociales. Molesto, le pregunté porqué se había dirigido a mi y le insinué que prácticamente me estaba denunciando ante los represores. Obviamente apenado me pidió tranquilizarme y me aseguró que conseguiría que ambos saliéramos cuanto antes de CU. Acto seguido, caminó hacia el oficial que daba instrucciones a militares y civiles: —Coronel, ¿me permite? —¿Qué se le ofrece? —Quiero suplicarle que ordene usted que se nos permita salir. Venimos a un examen profesional en el cual fui sinodal. —¿No se le ofrece nada más caballero? —Pues si no es mucha molestia, que muevan los tanques para poder sacar mi auto. —En un momento los atiendo.

El Coronel dijo algo al oído de uno de sus ayudantes quien abandonó con prisa el lugar. Minutos más tarde, volvió al frente de un grupo de soldados que a punta de bayoneta nos llevaron hasta un autobús que se hallaba frente a la puerta de la Facultad de Comercio. Ahí permanecimos dos o tres horas a pesar de que no tardaron en llenarse todos los asientos con detenidos. Como podíamos ver por las ventanillas, supimos que fuimos conducidos a la Jefatura de Policía, situada en la Plaza de Tlaxcoaque, 20 de noviembre y Fray Servando Teresa de Mier. Al llegar a Tlaxcoaque, nos bajaron en el estacionamiento y fuimos conducidos al sótano en medio de una doble fila de soldados. Lo primero que percibimos fue un fétido olor que salía del lugar donde permaneceríamos una docena de días. Era un local de unos 40 metros cuadrados, equipado con ocho literas de cemento. Todo el piso estaba inundado de orines que alcanzaban en algunas partes como una pulgada de altura. Las paredes se encontraban llenas de cochambre, breves ríos de chinches las recorrían y estaban macabramente adornadas con cruces, perfiles de cúpulas y mensajes hechos con papel estaño de cigarrillos. Significativo de la impresión que producía sobre los reclusos ese lugar, era el hecho de que no había expresiones procaces ni dibujos obscenos; los lamentos y evocaciones religiosas eran dominantes. Con una sensación de nausea, entré caminando sobre las puntas de mis pies para proteger mis zapatos de ante que había estrenado apenas unos días antes. Expectantes y confusos, durante largo tiempo, no acertamos hacer otra cosa que intentar vanamente evitar toda la suciedad que nos rodeaba. De pronto, llegaron a la puerta un grupo de agentes de aspecto patibulario que nos insultaron y amenazaban entrar a golpearnos. El pánico ya se había apoderado de varios compañeros y amenazaba extenderse a los demás. Entonces, se escuchó una voz enérgica: “compañeros, no se dejen amedrentar, la violencia que ha desatado el gobierno es simplemente una muestra de su debilidad y desesperación porque ya les dimos en la madre”. Era Martín Dozal, maestro normalista que, al presenciar la represión gubernamental, había decidido denunciarla por toda la ciudad y unirse a los estudiantes. Propuso que ignorásemos a los cancerberos del capitalismo y nos dedicáramos a formular propuestas para el país que queríamos construir. “Debemos aprovechar este tiempo para pensar porque después estaremos demasiado ocupados en la acción”, decía de manera insistente. Como por arte de magia, todo mundo se tranquilizó y se iniciaron las intervenciones, los debates, aplausos y rechiflas que duraron varios días. Nadie supo exactamente cuántos porque estábamos en un lugar cerrado, iluminado permanentemente por luz eléctrica. Y perdimos la cuenta de los días.

*Parte inicial del texto inédito Esos Fueron los Años en el que el autor relata sus experiencias en la cárcel de Lecumberri donde estuvo preso desde finales de septiembre de 1968 hasta julio de 1971. **El autor (1936-2011), doctor en Política y Gobierno por la Universidad de Essex, profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en 1968 fue representante de Filosofía y Letras de la UNAM en el CNH. Murió el 4 de octubre de 2011.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.