Reincidente 71

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Año V, Número 71, 1ra. quincena de febrero de 2014

JOSÉ EMILIO PACHECO Francisco Hernández Echeverría Hugo López Coronel Isaías Grijalbo M. Estephani Granda Lamadrid DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO Humberto Sotelo Mendoza REINCIGRAMA Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín

FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña

BEBIDAS ILUSTRES II

Francisco Hernández Echeverría*

Otro grande de las letras se va, dejando un enorme hueco difícil de llenar por la hondura de su trayectoria y el peso que su humana presencia ejerció durante su andar terrenal.

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i primer acercamiento a José Emilio Pacheco lo tuve a mediados de la década de 1980, en los años de secundaria, cuando una nueva generación de profesores, específicamente los que impartían la materia de “Lectura y Redacción”, incluyeron en la práctica de la asignatura a escritores que llamaban contemporáneos, y sobre todo “vivos”; destinados a convertirse en clásicos, nos decían entusiastamente. Fue tal la influencia de aquellos profesores que, pasando el tiempo, estos escritores fueron anidando en nuestro interior como autores familiares, íntimos, indispensables para aprehender y comprender posteriormente nuestras propias transformaciones en el ámbito personal, nacional y mundial. La Generación de los 50, también llamada Genera­ ción de medio siglo, estuvo integrada por un grupo de escritores que podríamos llamar “de coyuntura”, puesto que presenció el paso de un México añejo, que todavía mostraba frescas las cicatrices que la había dejado la lucha revolucionaria, a una nación industrializada a marchas forzadas y empujada hacia esa modernidad “liberal” que se encargaría de dilatar y radicalizar posteriormente las desigualdades sociales, la corrupción y la oscura interrelación entre política y crimen organizado. Sin embargo, la cara de México ya era otra, la de una nación en plena emergencia, con cambios e innovaciones que acercaba por primera vez, aunque tímidamente, a la clase media con la seductora posibilidad de los nuevos consumos. En este contexto nacería la excepcional visión de José Emilio Pacheco, cuyo papel ha sido central en la escena literaria mexicana de la segunda mitad del siglo XX. Desde su juventud ya era considerado una figura central de su generación. En 1973 ganó el Premio Xavier Villaurrutia por la novela El principio del placer. El 17 de junio de 1980 publicó, bajo la forma de “cuento”, su magistral nouvelle Las batallas en el desierto en el suplemento “Sábado” de Unomásuno. Colaboraría con Gabriel Zaid para editar la poesía de José Carlos Becerra. Y en una ocasión comentando sobre Carlos Monsiváis dijo que: “[él] paseó en su derredor lo que en inglés llaman red herring, es decir, una pista falsa que desorienta a los rastreadores. Se hizo pasar por desorganizado y caótico y, todo lo contrario, es de una disciplina brutal y una capacidad de trabajo sobrehumana. De otra manera no se entiende lo mucho y lo bien que ha escrito”. El viernes 24 de enero de 2014 había terminado de escribir su “Inventario” (columna semanal para la revista Proceso), dedicado a su amigo Juan Gelman, cuando un tropiezo con una hilera de libros en su estudio le dejó un golpe en la cabeza. Sin embargo ese accidente doméstico “menor” lo conduciría el sábado a ser internado en terapia intensiva del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”. Desde ese momento, su hija Laura Emilia fue el único lazo con la prensa para informar paso a paso sobre su

* Reincidente no incluye sección de Sociales

salud. El primer parte médico lo señalaba como “estable, pero delicado”. Murió el domingo 26 de enero de un paro cardiorrespiratorio, “tranquilo, en paz y en la raya, como él hubiera querido”, en palabras de su hija Laura Emilia. La vasta obra de José Emilio Pacheco abarca los géneros más diversos de la actividad literaria: la poesía, el cuento, la novela, el ensayo, la traducción, el periodismo cultural, la edición y el guionismo cinematográfico. Pacheco consideraba el castellano como una fuente de riqueza única, esencial, directa, que invirtió del mejor modo posible en los dieciséis poemarios (entre ellos la antología del 2009 que reúne casi toda su obra), en sus dos novelas (Morirás lejos y Las batallas en el desierto) y en los seis volúmenes de esplendidos relatos, entre los que destacan, El principio del placer. Ana Clavel nos comenta que para Pacheco escribir era “el cuento de nunca acabar y la tarea de Sísifo. Paul Valéry acertó: No hay obras acabadas, sólo obras abandonadas”. Su inconfundible letra —simétrica y marcial, como un caligrama chino—, semeja los viejos tipos de imprenta. Una caligrafía para desafiar al tiempo, porque Pacheco era un obsesionado con el paso del tiempo, con la falta de memoria, con la devastación que el hombre inflige a la tierra, con la situación del país, la extrema violencia, la indiferencia ante la pobreza nacional y mundial, la angustia y soledad por la que está pasando la juventud, asuntos que le harían decir, durante su discurso de aceptación recibido el Premio Cervantes en 2009: “Por momentos me siento afín a Páladas, el poeta de Alejandría que vio derrumbarse su propio mundo y contempló el triunfo del cristianismo contra lo que había sido por mucho tiempo griego y romano”. No obstante, esta especie de pesimismo que lo haría verse, según Carballo, como un hombre “discreto, sabio y un poco triste”, jamás fue obstáculo para ejercer constante y sutilmente la ironía, así como la capacidad de interpretar, relacionar y comprender los cambios del país, tal como lo podemos apreciar de manera fehaciente en su icónica noveleta Las batallas en el desierto, verdadera piedra angular de la literatura mexicana. Las batallas en el desierto es el retrato irónico, afectivo y temerario de una nación y una sociedad en rápida y turbulenta mutación a través del fino filtro que produce los ojos de un niño de doce años enamorado de la madre de uno de sus amigos. Un amor imposible que desata la desazón de los protagonistas al grado de convertirse en un terror cotidiano que preferirían creer como una fantasmagoría, un mal sueño. No obstante, la historia también recrea otros aspectos como la corrupción social y política, el ingreso de México a la modernidad y la desaparición de ese mundo tradicional y el rescate de la cultura popular manifestada en las memorias individuales y colectivas de una ciudad, testimoniando así, las transformaciones de nuestras vidas y nuestra historia sin nostalgia y como una implacable denuncia.

Para Ana Clavel, Las batallas en el desierto abre las puertas “a una literatura deslumbrante y perfecta”, capaz de asombrar por su aparente sencillez y por su estructura compleja, que tiende lazos para una variedad de lecturas múltiples y diferentes, y para una complicidad que hermana para siempre al lector con el autor. Ha sido reeditada unas 40 veces y ha inspirado la realización de un filme, Mariana, Mariana, un cómic, una canción del conjunto de rock alternativo Café Tacuba y una dramatización; ha siso también publicada en otras partes del mundo hispano y se ha traducido al inglés, francés, alemán, italiano, ruso, japonés y griego. Estamos de acuerdo con Sergio Pitol cuando dice que “la obra de Pacheco se ha convertido en una fuerte columna de las literaturas de nuestra lengua. Su prestigio es internacional. Sus seguidores y sus estudiosos componen ejércitos. ¿Quién no se ha enriquecido con sus traducciones y variaciones de poemas procedentes de las más inesperadas latitudes?”. * El autor es Maestro en Ciencias de la Educación por la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP y, actualmente, coordina la Dirección General del Óclesis, Víctimas del Artificio A. C.


Hace varios números escribimos acerca de “un mundo sin empleos”. Fue una provocadora manera de hablar de la tendencia actual a la automatización y robotización de muchos de los empleos que conocemos actualmente. Sin embargo, esto no quería decir que anunciáramos el Apocalipsis de la humanidad.

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enemos que empezar a acostumbrarnos a los nuevos paradigmas del mercado de trabajo. La cuestión central es pensar en los únicos trabajos en los que los humanos estaremos por encima de los cada vez más sofisticados robots, que no son, principalmente, otros que los que requieren de la inteligencia social. Por ejemplo, la persuasión y la negociación, o la inteligencia creativa (que no es más que la capacidad de imaginar nuevas ideas). En un panorama tan aterrador como el de Colombia y México, donde se ha preferido el terrorismo orquestado con grupos armados -¿para qué hacemos la lista de ellos si todos los conocemos?- haciendo el consabido “1-2” con instituciones que lejos de convencer a la ciudadanía cada vez evidencian más una hipocresía y cinismo legalizados, la negociación política parece que tendrá pocas posibilidades de ser cultivada. Si no fuera así y viésemos una democratización real del sistema político, dejaríamos de lado la posibilidad de habarle a Alicia para que deje su país y se venga a este. En cuanto a la persuasión mejor ni hablamos, esta nunca ha sido la manera de hacer política en este país. ¡Y si usted no se ha dado cuenta de ello, posiblemente es porque nunca se ha interesado verdaderamente en conocer su Historia! La inteligencia creativa o capacidad de imaginar nuevas ideas es, como dijese el filósofo noruego Jon Elster, “Tan indispensable como rara”. Su falta es la principal razón del atraso en el desarrollo de la mayor parte del planeta. Aunque, como en las corridas de toros, las mentes consideradas como críticas y progresistas se han ido siempre detrás del capote rojo en vez de tras quien lo porta. En el siglo XX proliferaron las teorías del dependentismo. Luego de la crisis europea actual y de lo que aparentemente es un desempleo crónico y un lento y casi inexistente crecimiento económico, se ha reeditado el “síndrome Norte-Sur”, pero ya no entre países “capitalistas desarrollados” contra un tercer mundo “sometido y explotado”. En Europa se ha creado el mito de una Alemania parasitaria que vive de esquilmar a unos sufridos países del sur, de donde extrae implacable sus riquezas. Pero, ¿cuáles? Esas sesudas deducciones caen en lo que antiguamente se decía –usted disculpe la franqueza¡orinar fuera de la bacinica! Como ejemplo, simplemente basta con comparar lo que pasa en un país como Portugal y la vida cotidiana en Alemania. Mientras en el primero falta la inteligencia creativa, la capacidad de imaginar nuevas ideas, la segunda basa en eso su riqueza, su envidiable infraestructura industrial y su capacidad para producir bienes y la mayor parte de la riqueza del viejo continente. Mientras en las calles de Lisboa pasan meses para que se repare un simple bache en el pavimento o en el adoquín de sus románticas calles, en Alemania, además de haberse realizado una reconstrucción paulatina, calle por calle con revestimiento sólido, duradero y bien hecho, no pasa un día sin que surjan nuevas patentes, nuevos productos, nuevas empresas, nuevas iniciativas. Hasta su principal socio comercial lo reconoce: la productividad alemana es superior, ¡el mismo trabajo crea más riqueza en Alemania que en Francia! 2

La clave del desarrollo es, pues, comprensión de nuestro entorno, imaginación, diseño y "sabiduría operatoria". Pero, ¿qué tan pronto podremos dejar por completo todo el levantamiento de datos pesados para ​​ nuestros mayordomos digitales (y físicos), ayudantes, agentes y otros miembros del equipo robótico? ¿Qué tan pronto la mayoría de los humanos podremos centrarnos en lo que sólo nosotros podremos hacer y hacerlo cada vez mejor: emplear nuestra imaginación al máximo, reconocer pautas, realizar la conexión de puntos y nodos, la creación de contextos, el diseño de las cosas, el debate y la negociación, el sentido de decisiones, la narración de cuentos, ¡la creatividad! Esto puede convertirse en el triunfo final de la parte derecha del cerebro que se hace cargo de la fuerza humana dominante. Y que nos disculpen los neurólogos contemporáneos, por el momento seguimos usando la añeja distinción entre el pensamiento de la parte izquierda y derecha del cerebro. Para que el aprendizaje y el desarrollo tengan consecuencias bastante obvias es necesario vislumbrar una forma de vida verdaderamente humana para que el rápido avance de manera exponencial de hombres más inteligentes, rápidos, y el abaratamiento de la tecnología no pueda –más bien no deba- ser detenido como ahora por una elite corrupta, psicópata, egoísta y deshumanizada. Esto quiere decir que para que cientos de productos y servicios nuevos, baratos, de gran alcance, que resuelvan necesidades y potencialicen las capacidades humanas, entren en el mercado, tendremos que repensar completamente la manera en que formamos a las personas. Se tiene que trabajar entonces por y para el desarrollo del conocimiento. En cierto modo, se tiene que dejar de lado el educar y tratar a los seres humanos con las formas del pasado, formar "mejores máquinas" en muchos sentidos, verbi gracia: el trabajador o empleado más rápido, más eficiente, más preciso, más productivo; a menudo era el más preciado, el que aumentaba el beneficio y el crecimiento y era el que estaba más altamente clasificado. En el futuro, tendremos que centrar en la creatividad, el ingenio, la imaginación, la plasticidad, la alegría,

la cooperación y la interdependencia. Se preguntarán todos: ¿y cómo la gente puede aprender todo eso? Evidentemente, estas habilidades y rasgos parecen ahora imposibles de formar. Es obvio que se va a requerir un enfoque completamente nuevo para la educación, la formación y el aprendizaje. Se debe comenzar a construir la sociedad del conocimiento y del desarrollo. El futuro del conocimiento no es simplemente copiar y pegar información, o almacenar la máxima cantidad de datos “para más adelante”. El futuro es dejar que las máquinas hagan el trabajo pesado y que nosotros los seres humanos nos centremos en los puntos de conexión, descubramos contextos, significados, relevancia. Es obvio que todo esto tendrá por función dar sentido humano a todo y por todo. El acopio y ordenamiento de la información será completamente mercantilizado como la audición de música y video en línea que es como el agua o la electricidad en nuestros hogares actualmente. El conocimiento y la sabiduría interiorizada en realidad es otra cosa totalmente distinta. Y es que vemos que el capitalismo como lo conocemos se está reinventando – algo en realidad inevitable- y los negocios se vuelven más como una biosfera a nivel mundial; el pensamiento del cerebro derecho por tanto se vuelve extremadamente valioso. Insistimos una vez más, la empatía, la improvisación y el pensamiento interdependiente también se convierten y constituirán el nuevo estándar. El conocimiento en consecuencia no tiene por qué convertirse en un activo utilizado para el control o la dominación, sino fundamentalmente para la contribución y la co-creación. Las universidades, especialmente las públicas como la BUAP, deberían enfocarse desde ya en estas tareas y no sólo en… lo que todos vemos ahora. * El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I y actualmente se desempeña como profesor-investigador de tiempo completo en el programa de Maestría del Colegio de Antropología Social de la BUAP.

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Enrique Condés Lara*

Mijail Tujachevsky fue un sobresaliente jefe militar soviético que terminó fusilado el 12 de junio de 1937. Siendo oficial del ejército zarista, se sumó a la revolución de octubre y se afilió al partido bolchevique.

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estacó en guerra civil (1918-1921) y en la guerra con Polonia donde tras resonantes victorias fue derrotado a las puertas de Varsovia por el mariscal Josef Pitsudski quien había descifrado el primitivo sistema radial de códigos usado por el Ejército Rojo, además de que una esperada insurrección de los obreros polacos, nunca se presentó. No obstante, fue designado jefe del Estado Mayor del Ejército (1925-1928) y vice-ministro de Defensa. A inicios de la década de los treinta impulsó importantes reformas orientadas a transformar al Ejército Rojo en un organismo profesional, bien estructurado y dirigido aunque sus propuestas más importantes consistieron en el diseño de operaciones de profundidad basadas en ofensivas de fondo sostenidas por significativas cantidades de carros blindados que, contando con respaldo aéreo, destruyeran comunicaciones, aprovisionamientos e impidieran la reagrupación del enemigo. (1929: Regulaciones de Combate del Ejército Rojo. 1935: Instrucciones de Combate en Pro­ fundidad) Condoleezza Rice, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford, especializada en temas soviéticos antes de ser designada Secretaria de Estado norteamericana en 2005, apuntó: “Esta visión del nuevo campo de batalla fue ganando adeptos en la jerarquía militar soviética y fueron aumentando los planes para equipar y entrenar al Ejército Rojo para que fuera capaz de llevar a cabo operaciones en profundidad... La justificación ideológica de Tujachevsky aumentó probablemente aún más el atractivo de la opción. Él sostenía que la victoria en la próxima guerra dependería del ataque de carácter ofensivo que produciría el colapso de los países capitalistas débiles, que ya venían sufriendo como consecuencia de sus profundas diferencias de clases.” (La Creación de la Estrategia Soviética en, Creadores de la Estrategia Mo­ derna. Ministerio de Defensa, Madrid, 1992. p. 683). El 20 de noviembre de 1935 fue nombrado Mariscal de la Unión Soviética y a las pocas semanas designado primer vice-comisario de Defensa. Sin embargo, tan solo año y medio después, fue detenido por el NKVD y acusado de encabezar una

conjura militar y de espionaje en favor de Alemania nazi y, junto con otros siete generales, fue ejecutado el 12 de junio de 1937, luego de un proceso secreto que duró apenas un día. Su actividad y liderazgo en el Ejército Rojo provocaban recelo en muchos, particularmente entre los militares con ideas conservadoras encabezados por Voroshilov y Budionni. Por su pensamiento y acción independiente, había tenido también diferencias y roces con Trotsky, Stalin, Frunze y otros. Y no era una “perita en dulce”. Por ejemplo, a principios de los treinta, Tujachevsky fue uno de los promotores de “Primavera”, una purga de los oficiales blancos que se sumaron al Ejercito Rojo y que arrojó muchas pérdidas de expertos militares al Ejército Rojo. A los ojos de Stalin, quien sabía que el Ejército Rojo era en la década de los treinta la única fuerza capaz de arrebatarle el poder, Tujachevsky aparecía como un posible “Napoleón rojo” encabezando un golpe de Estado. Lo veía con recelo y muy autónomo: las relaciones entre el Partido bolchevique y el Ejército Rojo estaban plagadas de fricciones ocasionadas por la interferencia de los “comisarios políticos” en las decisiones de los mandos militares y Tujachevsky nunca fue partidario de la primacía del Partido sobre el Ejército. Tal situación la conocían los servicios de inteligencia nazis y la supieron aprovechar. Reinhard Heydrich, jefe del Servicio de Seguridad del Reich (SD), montó un operativo para exacerbar las contradicciones en el núcleo dirigente de la URSS y descabezar al Ejército Rojo. A mediados de 1936, solicitó la colaboración de grafólogos de la Abwehr (dirección de inteligencia militar del Estado Mayor alemán) para falsificar las firmas de Tujachevsky. De esta manera crearon cartas ficticias entre el jefe militar soviético y altos oficiales alemanes. Se las ingeniaron para que tales documentos fueran “descubiertos” por el servicio secreto checoslovaco. A continuación, Edvard Benes, presidente de una Checoslovaquia urgida de apoyos internacionales ante las crecientes amenazas de Alemania nazi, las hizo llegar a Stalin. Se trataba de un expediente de unas quince paginas de archivo que pretendías ser informes de un agente del contraespionaje alemán encargado de investigar las relaciones existentes entre el Estado Mayor alemán y el Ejército rojo, transcripciones de conversaciones telefónicas entre oficiales del Estado Mayor alemán, copias de cartas interceptadas, varios documentos cifrados y “la pieza más importante... una pretendida carta del propio Tujachevsky y un informe de Canaris al Führer”. (André Brissaud: Canaris. Ed. Boguer, Barcelona, 1972. p. 96) El contexto político y militar de la época, hacía muy creíble dicha documentación. Una cláusula secreta del Tratado de Rapallo (1922) mediante el cual se establecieron relaciones diplomáticas entre Alemania y la Rusia Soviética, inauguró una amplia colaboración militar

entre ambas países. Saltando a escondidas las prohibiciones del Tratado de Versalles, los alemanes pudieron desarrollar y modernizar y sus fuerzas armadas en bases situadas en territorio soviético: en Lipetsk, para adiestrar su fuerza aérea, en Kazán para probar y ensayar con tanques, y en Tomka para experimentar con armas químicas. Los soviéticos obtuvieron a cambio tecnologías para fabricación de aceros de alta calidad, facilidades para construir tanques, artillería y aviones; y las escuelas militares alemanas en Lipetsk y Kazán brindaron adiestramiento a tropas y aviadores soviéticos. En ese tiempo, Tujachevsky fue el responsable militar soviético de la colaboración con la Reichswehr, y entre 1925 y 1932 viajó a Berlín cuando menos en cinco ocasiones. Es difícil saber hasta qué punto creyó Stalin la manipulación de la SD alemana o bien, en otra perspectiva, qué tanto usó las pruebas fabricadas contra Tujachevsky. Al respecto, no hay acuerdo entre los estudiosos del tema. Lo cierto es que a diferencia de otros procesos realizados anteriormente, en esta ocasión la noticia del juicio y ejecución de Tujachevsky y sus compañeros se dio a conocer después de consumados los hechos. Y aun cuando en el XXII Congreso del PCUS (Moscú, octubre de 1961), fue rehabilitado, todavía a mediados de los años setenta, Viacheslav Molotov, presidente del Consejo de Ministros de la URSS entre 1930 y 1939, aún admitiendo que se habían cometido muchos “errores” represivos en la década de 1930, insistía machaconamente en que en el caso de Tujachevsky y los generales “no cabía duda alguna: eran culpables de preparar un golpe de Estado contra Stalin”. (Arch Getty y Oleg Naumov: La Lógica del Terror. Crítica, Barcelona, 2001. p. 351). El proceso contra Tujachevsky y los generales, fue el inicio de una gigantesca purga en el Ejército Rojo que se realizó en los meses siguientes y eliminó a los once comisarios adjuntos de Defensa, a 3 de los 5 mariscales de la Unión Soviética, a 75 de los 80 integrantes del Consejo Superior de Guerra, a 13 de los 15 comandantes de Ejército, a 57 de los 85 comandantes de Cuerpo de Ejército, a 110 de los 195 comandantes de División, a 200 de los 406 comandantes de Brigada; en total, algo así como 33 mil oficiales fueron depuestos por motivos políticos, de ellos 9 941 fueron arrestados y 23 434 tan solo fueron destituidos. Para el espionaje alemán, la ejecución de Tujachevsky y sus compañeros y la depuración del Ejercito Rojo fueron grandes acontecimientos, y para los servicios de inteligencia de Japón, Polonia y los Estados Bálticos una bendición. A todas luces, la capacidad militar soviética quedó sumamente dañada. Poco después, la guerra con Finlandia a fines de 1939 y principios de 1940, lo demostraría. * El autor, Doctor en Sociología Política por la Universidad de Granada, España, es Director del Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la BUAP.

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Juvenal González González*

Isaías Grijalbo M.*

Ya no hay nada que pueda alimentarte/ Poesía/ Muérete de ti misma o por favor/ Ya cállate José Emilio Pacheco Irás y no Volverás, Falsos Testimonios.

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osé Emilio Pacheco, fallecido el pasado 24 de enero, sin duda tenía muy presente el apotegma que lanzó Theodor Adorno : “Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie”. Tal vez eso explica su proverbial sentido de la ironía, que no la instalaba fuera de la poesía sino dentro de la misma. Esta es, quizás, una de las razones que lo llevaron a conjurar la avasalladora influencia de Octavio Paz, que se advierte en sus poemas de juventud, lanzándose a explorar senderos en los que se insinúa un afán inequívoco por recusar la barbarie de nuestro tiempo. En uno de sus ensayos escribió: “Nací a mediados de otro año horrible, 1939 y, sin embargo, me libré de los desastres de la guerra. No sufrí los bombardeos, las batallas, las persecuciones, los campos de exterminio. Todo lo experimenté a distancia y no por ello dejó de imprimirse en cuanto he escrito. Ahora la violencia y la crueldad extremas son mi pan cotidiano y vivo en medio de un conflicto bélico sin esperanza de victoria. A ello se suma la visión agravada del hambre y la miseria en México y en el mundo. A todo aquello en lo que no dejo de pensar, añado la angustia de quienes se quedan sin trabajo y de los jóvenes que no encuentran el sitio para el que fueron preparados” (La Jornada, 27 de enero de 2014). Sin embargo, en lugar de asumir la postura del “escritor comprometido” (Vgr. Jean Paul Sartre, Louis Aragon, etc. ) --que estuvo tan de boga en los años sesenta del siglo pasado--, prefirió cuestionar la barbarie desde el seno de la poesía, y en general desde todos los campos en que incursionó, la novela (Las Batallas en el desierto, Morirás Lejos), el ensayo y el periodismo (su columna Inventario). Para sorpresa de propios y extraños, la escritura de José Emilio Pacheco logró cautivar a un público que ningún otro artista o poeta mexicano, incluyendo a Octavio Paz, había logrado conquistar. Es el caso, por ejemplo, de cuando a iniciativa de Alejandro Aura, entonces director de cultura, el gobierno del Distrito Federal anunció que repartiría de manera gratuita en el Zócalo capitalino una edición especial de Las Batallas en el Desierto, y acudieron miles de personas ávidas de conseguir el libro, algo nunca visto en un país que no se caracteriza precisamente por su interés por la lectura. ¿Qué factor o factores nos permiten comprender la enorme popularidad de José Emilio? Tal vez que logró comprender como ningún otro artista la sensación de desasosiego y desolación que invade a nuestro país ante los desastres provocados por la crisis económica y por sus hermanos siameses: la destrucción ecológica, la violencia que asoma sus fauces por todos los rincones del país y los estragos causados por la destrucción de los vínculos que otrora nos permitían a los mexicanos enfrentar la adversidad. En Las batallas en el desierto escribió: “Demolieron la escuela, demolieron el edificio de Mariana, demolieron mi casa, demolieron la colonia Roma. Se acabó esa ciudad. Terminó aquel país. No hay memoria del México de aquellos años. Y a nadie le importa. De ese horror, quién puede tener nostalgia. Todo pasó como pasan los discos en la sinfonola…”. Y en una entrevista con el periodista español Oriol 4

Malló, expresó: “Yo diría que el desastre interminable comenzó cuando la estúpida arrogancia nos llevó a organizar las Olimpiadas. El movimiento del 68 reveló lo que había tras el “milagro mexicano”. Y nunca nos repondremos de la matanza de Tlatelolco. ¿Quién tiene la culpa? La codicia, la corrupción, la ignorancia y la afrentosa miseria de la mayoría”(…) Pecado original que el paso del autoritarismo a esta incierta, extraña y surreal democracia no parece haber redimido: “Todo salió mal. Se olvidó el arte de la política. Ya nadie quiere dialogar.” (El siglo de Europa, marzo del 2010). En su libro Miro la Tierra, escrito poco después del terremoto que estremeció a la ciudad de México en 1985, José Emilio escribió: Con qué facilidad en los poemas de antes hablábamos del polvo, la ceniza, el desastre y la muerte. Ahora que están aquí ya no hay palabras capaces de expresar qué significan el polvo, las cenizas, el desastre y la muerte. Secamos toda el agua de la ciudad, destruimos, por usura, los campos y los árboles. En vez de tierra a nuestras plantas quedó un sepulcro de fango árido y rencoroso, malignamente incapaz de amparar lo que sostenía. La ciudad ya estaba herida de muerte. El terremoto vino a consumar Cuatro siglos de eternas destrucciones. En no pocos de sus mejores poemas José Emilio esbozó magistral –y terriblemente— la tragedia que vive nuestro país. Así, en “Malpaís”, escribió: Esta fue la ciudad de las montañas. Desde cualquier esquina se veían las montañas. Tan visibles se hallaban que era muy raro fijarse en ellas. Verdaderamente nos dimos cuenta de que existían las montañas cuando el polvo del lago muerto, los desechos fabriles, la cruel ponzoña de incesantes millones de vehículos, la mierda en átomos de muchos millones de explotados, bajaron el telón irrespirable y ya no hubo montañas. Es claro el contraste con Visión de Anáhuac (1915), donde Alfonso Reyes escribió: “Lo nuestro, lo de Anáhuac, es cosa mejor y más tónica. Al menos, para los que gusten de tener a toda hora alerta la voluntad y el pensamiento claro. La visión más propia de nuestra naturaleza está en las regiones de la mesa central: allí la vegetación arisca y heráldica, el paisaje organizado, la atmósfera de extremada nitidez, en que los colores mismos se ahogan —compensándolo la armonía general del dibujo—; el éter luminoso en que se adelantan las cosas con un resalte individual (…); y, en fin, para de una vez decirlo en

las palabras del modesto y sensible Fray Manuel de Navarrete: una luz resplandeciente que hace brillar la cara de los cielos”. Según el crítico Anthony Stanton “la obra posee plena vigencia e, incluso, absoluta relevancia para los problemas actuales en México, pues Alfonso Reyes ofrece un mito secular de salvación, una alegoría simbólica de la historia personal y colectiva, en el cual el ‘alma común’ o espíritu de la nación es, en primer lugar, una extraordinaria construcción textual que busca armonizar elementos conflictivos y discordantes.” Seguramente, José Emilio Pacheco se percató del “mito secular de salvación” que encerraba Visión de Aná­ huac, decidiendo “desmitificarlo” (En sus Mitológicas, Roland Barthes escribió: “el mito es un habla despolitizada”, de lo que se desprende que hay que mostrar que en realidad es un “habla politizada”). Una operación semejante realiza José Emilio en Alta traición, uno de sus poemas más conocidos. En sus primeras líneas se dice lo siguiente: “No amo a mi patria (…) Su fulgor abstracto es inasible (…)Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos, cierta gente, puertos, bosques de pinos, fortalezas, una ciudad deshecha, gris, monstruosa, varias figuras de su historia, montañas -y tres o cuatro ríos”. Es fácil notar que tal poema rezuma ironía: en apariencia el poeta “traiciona” a su patria, pero lo que hace en realidad es desenmascarar el velo que impide amarla a fondo. Esto es, rechaza el “fulgor inasible” (digamos, “oficialista”) de Patria, pero reivindica su verdadero rostro, es decir, su gente, sus montañas, sus ríos. No se requiere de un gran esfuerzo de imaginación para adivinar que José Emilio tiene presente el poema Suave Patria, de López Velarde, una de las construcciones literarias que contribuyeron de manera decisiva a forjar el mito nacionalista. Suave Patria: te amo no cual mito, sino por tu verdad de pan bendito, como a niña que asoma por la reja con la blusa corrida hasta la oreja y falda bajada hasta el huesito. En su Catecismo de Historia Patria (1894), Justo Sierra dijo que “el primer deber de todo mexicano es amar a su patria”. José Emilio Pacheco invierte la operación: para amar a la patria se requiere, en primer lugar, destruir su “fulgor inasible”, o sea, el mito que oculta sus miserias, sus contradicciones, sus desgarramientos. Y una vez aniquilado el mito, el poeta nos exhorta a renacer, a enfrentar la adversidad. Pero en vez de llorar actuemos; Con piedras de las ruinas hay que forjar Otra ciudad, otro país….Otra vida (Miro la Tierra). * El autor es escritor y filósofo.


Aburrimiento.- Abundan las definiciones. A nuestro parecer la mejor es la que acuñó Abel Dufresne : "El aburrimiento es la enfermedad de las personas felices. " Según Ambrose Bierce, “una persona aburrida es la que habla cuando deseas que te escuche” . Según el autor del Diccionario (poblano) del diablo, “una persona aburrida es aquella que habla sin cesar cuando estás pensando en todo menos en lo que te habla”. Astuto.- Individuo malévolo que se adelanta a nuestros planes. Cobardía.- Aunque la cobardía es considerada también una de las más repulsivas debilidades humanas, lo cierto es que –a diferencia de otras- no se le puede definir de manera esquemática, debido a que se manifiesta en todos los hombres, incluso en los héroes. Por ello, no es casual que Thomas Carlyle diga que “Todo hombre lleva en el alma un cobarde y un héroe”. Según Shakespeare, “Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez”. Con un poco más de realismo (si es que no de cinismo), un proverbio irlandés dice : “Vale más ser cobarde un minuto que muerto el resto de la vida”. Con su típico sentido negro del humor, Ambrose Bierce escribió: “Cobarde es aquel al que el instinto de conservación le funciona con normalidad (Vid. Diccionario del Diablo). En el relato “Todos los pilotos muertos” de William Faulkner, uno de los personajes dice: “De sobra sé que nadie merece el elogio por su valentía ni el oprobio por su cobardía, puesto que hay situaciones en las que cualquiera dará muestras de ambas” (Cuentos Reunidos, Alfaguara, España, 2012. p. 454). Confianza.- Francisco de Quevedo (1580-1645) definió este vocablo de manera despiadada: “el mayor despeñadero”. Confianzudo.- Individuo que nos vio la cara de pendejos siendo que pensábamos que él era más pendejo. Egoísta.- Con su típico humor ácido e irreverente, Ambrose Bierce escribió: “Un egoísta es una persona de mal gusto, que se preocupa más por sí misma que por mí” (Diccionario del Diablo). Matrimonio.- Abundan las definiciones. Al parecer del Diablo la mejor es la que acuñó Montaigne: “El matrimonio es como una jaula; uno ve a los pájaros desesperados por entrar, y los que están dentro igualmente desesperados por salir”. Y agre-

Nudo de corbata

Se miró al espejo. Vestido con el traje negro sólo le faltaba la corbata. Tomó entonces cada extremo en una de sus manos. De primavera a invierno a lo largo de aquel pedazo de tela. De norte a sur, de tierra a sol esa distancia. Una cuerda para saltar como en sus tardes de lluvia y de infancia. Una serpiente sin veneno que se enreda por su cuello. Un vaivén, ir y venir, danza en seda italiana.

ga: "El mejor matrimonio sería aquél que reuniese una mujer ciega con un marido sordo." Miedo.- “El miedo, –dice Montaigne- me parece una pasión extraña. No habiendo otra más propicia, en el criterio de los médicos, para trastornar el juicio. Por lo pronto, conozco muchas gentes a las que el miedo ha llevado a la insensatez, y aun en los de cabeza más firme, cuando la pasión domina engendra graves alucinaciones”. Pinche.- Para el escritor José Emilio Pacheco, la palabra ‘pinche’ es la expresión más mexicana que ha alcanzado al español de otros países (Revista Etcétera, 22 de octubre de 2013). El poeta y novelista recién fallecido afirma que “En México, ‘pinche’ canceló su acepción normal para adquirir, no se sabe cuándo, las características de un epíteto derogatorio que sorprende por su omnipresencia y durabilidad(…) “Pinche” puede ser un empleado, el hábito de fumar, la suerte, un policía, una camisa, un perro, una casa, una persona, el mundo entero, una comida, un regalo, un sueldo o bien lo que a usted se le ocurra. Se trata, pues, de un epíteto que degrada todo lo que toca. Normaliza y vuelve aceptable una furia sin límites contra algo que nos ofende y humilla pero no podemos cambiar... Admite grados y amplificaciones: “Esa novela me pareció un poco pinche”. “El racismo es una actitud pinchísima”. A veces puede ser un sustantivo inapelable: “No te lleves con él: es un tipo de lo más pinche.” Puede adquirir el rango de injuria máxima: “No me vuelvas a hablar, hijo de tu pinche madre.” El autor de Las Batallas en el Desierto comenta que no se sabe cuándo empezó a emplearse, ya que “pinche” en español común es “el ayudante de cocina”, sin ninguna pretensión ni autoridad. Pacheco lanza la hipótesis de que tal vez el término se originó en tiempos de la hacienda y el latifundio. “Nació entre los peones obligados a trabajar la tierra para beneficio de los amos y que veían con explicable resentimiento a quienes laboraban en ocupaciones serviles dentro de la casa grande(…) Si el uso está restringido a México, resulta algo anecdótico e insignificante frente al hecho de que, a diferencia de tantos otros idiomas, quinientos millones de personas podamos entendernos en nuestra lengua materna. Es una ‘pinche’ desgracia que muy pocas veces tengamos conciencia de este prodigio”. * El autor se desempeña como investigador en el Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la BUAP.

Prenda que imita el fatídico destino de un suicida en una soga. Remedio de los distraídos para no perder la cabeza. La deslizó por su cuello, tan suave como cuando una mujer desliza sus besos de a poco cuando les da por amarse. Lo recordó momentáneamente con aquel roce. Le dio la primera vuelta, como la vuelta al mundo, como las vueltas de la vida. La enredó, como esa telaraña que le enreda el destino a ese pasado resuelto y sin regreso.

HORIZONTALES 2. Delito que se ha incrementado de manera alarmante en la mayor parte del país. 11. Terminación verbal. 13. Ladrón que asalta a una persona o a un grupo cuando se hallan de viaje o en lugar despoblado. 14. Isla francesa del océano Atlántico. 15. Señal de auxilio. 17. Ente. 18. Te dirigías a un lugar. 20. Agencia Central de Inteligencia. 22. Prefijo que expresa oposición o contrariedad. 23. Símbolo del oxígeno y abreviatura de oeste. 24. Éste delito de carácter violento prolifera exageradamente en la zona conurbada del Distrito Federal y Estado de México (pl.). 27. Alcohólicos Anónimos. 28. Dios entre los mahometanos. 29. Símbolos de resistencia eléctrica y teluro. 31. Ladrón que robó cuatro parejas de bueyes a Hércules y fue estrangulado por éste. 32. (La), narcotraficante, presuntamente es amigo de Leonel Godoy. 34. Río de Europa. 35. (Alma), capital de Kazajstán. 37. Pronombre personal. 39. Poned en línea recta (inv.). 43. El robo de vehículos se presenta a gran escala en este territorio de la república (inic.). 44. Prefijo que significa madera. 46. Sonido agradable. 47. Presos, culpables de un delito (inv.). 49. Ciudad de Paraguay. 52. Central campesina fundada por Garzón Santibáñez. 53. Símbolo del calcio. 54. Organización secreta de malhechores nacida en las cárceles del reino de Nápoles, en el siglo XIX. 58. Antes de Cristo (inic.). 59. Delito que ha ido creciendo y que solamente lo supera en cantidad el secuestro.

VERTICALES 1. Delito que se presenta a menudo en los robos con violencia. 3. Símbolos del electrón y boro. 4. Óxido de calcio. 5. Artículo indeterminado. 6. Línea de una heredad con otra (inv.). 7. Afirmación. 8. Abreviaturas de tera y de doctor. 9. Voz de arrullo. 10. Ejemplo de este tipo de asesinos es la llamada “mata viejitos”. 12. Delito que se practica con o sin violencia, pero que crece cada día. 14. Desafía. 16. Milicias nacionalsocialistas dirigidas por Röhm (sigla). 17. Símbolo del estaño. 19. (Carlos), futbolista surgido de Chivas, jugó en Europa. 20. Abreviatura de Centro América. 21. Símbolo del astato. 22. Hábil para engañar o para evitar el engaño (pl.). 25. Río del centro de Francia, principal afluente del Ródano. 26. ( Jerónimo), conquistador español del siglo XVI, acompañó a Diego de Ordás en la expedición al Orinoco. 28. Río de Suiza. 30. Organización independentista vasca. 33. Estado de la república con alta incidencia de asesinatos de mujeres. 36. Una de las cinco partes del mundo. 38. (Rossanna Ford), guitarrista y vocalista rockera, tuvo éxito en los 80. 40. Existe. 41. Porción del intestino grueso (inv.). 42. Prefijo privativo. 43. Prefijo que significa diez. 45. Artículo determinado. 48. Lengua provenzal. 50. Tipo que personifica al gobierno de Estados Unidos. 51. Partido político que dirigió Cota Montaño. 54. Símbolo del cobalto. 55. Nota musical. 56. Símbolos del roentgen y momento de inercia. 57. Perezoso, mamífero.

Dejó caerla sobre su corazón cubierto por un ejército de ocho botones en la camisa. Una escalera de la punta subiendo a su garganta. Se la ajustó como un ajuste de cuentas cuando interviene el crimen. Acomodó el nudo de tela, deseando a veces acomodar ese otro nudo de angustia que a veces le adorna la apariencia. Estaba listo. Lucía impecable. Sonrió al espejo y salió de la habitación. 5


Hugo I. López Coronel*

Y LOS ORÍGENES DEL COLOQUIALISMO EN HISPANOAMÉRICA

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principios del siglo XX, tras diversos antecedentes y acontecimientos políticos e históricos, Europa se configura bajo una atmósfera enrarecida por las ambiciones expansionistas de las principales potencias de ese continente. La posibilidad de una guerra mundial tras el surgimiento de otras potencias allende Europa y los avances tecnológicos en materia bélica ocasionaron una escalada militarista de alcances inimaginables. En ese contexto, diversas manifestaciones artísticas no fueron ajenas a los acontecimientos y sus expresiones suscitaron una “auténtica revolución” como oposición a la barbarie del conflicto armado. Este panorama alentó un ambiente de inseguridad y confusión que favoreció el anarquismo político y artístico, aspectos que contribuyeron al nacimiento y desarrollo de los movimientos vanguardistas. En el ámbito literario, la llamada vanguardia tiene en común cierta pluralidad de “ismos europeos”, como afirmara Monte Ávila en Ensayos sobre la poe­ sía hispanoamericana (1975) que cita José Emilio Pacheco en Nota sobre la otra van­ guardia (1975): en la poesía hispanoamericana florece, alternativamente, una corriente conocida como “antipoesía” o “poesía conversacional” –también referida la distinción entre ambos conceptos por Roberto Fernández Retamar en Panora­ ma de la actual literatura latinoamericana (Casa de las Américas, La Habana, 1969. pp. 251-253). Esta corriente, de acuerdo con José Emilio Pacheco, “de corte realista y no surrealista” encuentra sus orígenes en la “New Poetry” norteamericana, surge de manera discreta y se articula en las circunstancias históricas y personales de quienes la fundaron en 1922; su escenario es un México “que vive una explosión de <nacionalismo sin xenofobia> y donde el ministro José Vasconcelos aspira a un <renacimiento logrado a través de la unión cultural hispanoamericana>” . En Nota sobre la otra vanguardia, José Emilio Pacheco reconoce a los autores que incorporaron las características de la New Poetry norteamericana a la poesía en español: es el caso de Salomón de la Selva en El soldado desconocido, que Pacheco sitúa como el primer poemario de esta vertiente en lengua española, estableciendo así el antecedente inmediato del Coloquialismo como referente importante y como forma de vanguardia alternativa de las demás vanguardias hispanoamericanas. Pacheco afirma que los libros claves de esta vanguardia son, además de El soldado desconocido: Espejo, Poemas pro­ letarios y la primera Antología de la poesía norteamericana moderna que aparece en español”; que a la postre serán el antecedente de “la dependencia que los Estados Unidos imponen en todos los terrenos a México y las naciones del Caribe, aunque andando el tiempo esta corriente será vehículo de una poesía de la resistencia”. Salomón de la Selva vivió en Estados Unidos y tuvo acercamientos con la poesía en lengua inglesa. Fue intérprete y traductor de Rubén Darío en su estancia 6

final en Nueva York. Posteriormente, se alistó en el ejército británico y tomó parte en la guerra de trincheras en Flandes. La experiencia de una muerte masiva y tecnificada como nunca antes la había conocido la humanidad es el gran detonador de la vanguardia, afirma José Emilio Pacheco en Notas sobre la otra vanguardia. De la Selva es el único poeta hispanoamericano que vivió en carne propia los acontecimientos de la Gran Guerra; a este respecto, Miguel Ángel Flores señala “…el soldado de la guerra para Salomón fue un conjunto de poemas que se referían a ésta en términos directos, prosaicos y con un tono de brutalidad que buscaba rimar con los hechos sórdidos que significaban las batallas, realizadas ahora con armamentos cada vez más letales. El soldado desconocido nace de la amargura, la decepción y la desesperanza. Un garetti mientras a su lado caían los obuses entonaba un canto a la vida: en medio de tanta muerte cabía la emoción al recordar un amanecer entre el himno de la pólvora” (Salomón de la Selva, Antología. FCE. México, 1989) Asimismo, Flores refiere que la obra de Salomón de la Selva describe los horrores de las trincheras y que su destino pudo haber sido el del soldado desconocido y su sobrevivencia es para rendirle homenaje “con palabras duras, amargas y desencantadas: El héroe de la Guerra es el Soldado Desconocido. Es barato y a todos satisface. No hay que darle pensión. No tiene nombre. Ni familia. Ni nada. Sólo Patria”. Otro aspecto importante es la imagen misma del poeta ante los vergonzosos acontecimientos de la guerra, aspecto que Pacheco refiere: “El primer desplazamiento lo sufre la representación del poeta mismo como hablante. A la máscara triunfalista del creacionismo o el estridentismo, al poeta como <mago> se opone la figura del bufón doliente y el ser degradado”. Y más adelante comenta: “…Escribir versos no es jugar al <pequeño dios>, sino una debilidad y una vergüenza…”. Esta preocupación se enuncia claramente en el poema Vergüenza Éste era zapatero, éste hacía barriles. y aquél servía de mozo en un hotel de puerto... Todos han dicho lo que eran antes de ser soldados: ¿y yo?¿Yo qué sería que ya no lo recuerdo? ¿Poeta? ¡NO! Decirlo me daría vergüenza. Finalmente, como señala el autor de Las Batallas en el Desierto, el coloquialismo es la tradición poética donde se muestra a la poesía sumergida en el devenir histórico y sus cambios en el sistema mismo de la lengua para decantarla circunstancial dentro de su contexto mismo. * El autor es licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica y maestrante en Literatura Mexicana por la FFyL de la BUAP; es miembro fundador y miembro activo del grupo académico Óclesis, Víctimas del Artificio.

P

Estephani Granda Lamadrid*

or desgracia, en lo que va del 2014, ha habido varios días de luto para el medio poético más que para los lectores. Para estos últimos, de repente hay un momento mediático: se vuelve la mirada a los poetas y se trata de rescatar lo que en vida no fue leído, de repente todos dicen que lo han leído, que es su favorito, etc... No todo está perdido, algo bueno también puede ocurrir; en el caso de Juan Gelman, escritor argentino, será revisada su poética del exilio con detenimiento; mientras que para José Emilio Pacheco, quien es más conocido por sus libros de narrativa, correrá con fortuna, pues ahora tendrá la oportunidad para ser releído, sobre todo en el ámbito poético -en donde su legado asciende a 16 poemarios-, además de poner atención a su labor como traductor y ensayista. Pero Pacheco no fue la única pérdida, también hay que hablar de otros poetas que no recibirán el reconocimiento del público, simplemente porque no son “tan famosos”. a) El recuento comienza con la poeta Paula Alcocer (Salamanca, Guanajuato, 1920), quien falleció en Guadalajara el 12 de enero, y dejó 7 poemarios, publicados por la Secretaría de Cultura de Guadalajara, (caso que nos recuerda al de la poeta sinaloense Norma Bazúa (19282011), quien sólo encontró el reconocimiento años después de su deceso, y que hasta hoy no ha sido difundida siendo que su trabajo es parte importante en la historia de la literatura femenina) y cuya obra será inaccesible para el resto de los lectores por su nula disponibilidad: Una secreta enemistad de espadas y pre­ sagios / borra hallazgo y retorno, y me de­ fiendo apenas, / a duras potestades dada en servidumbre: / he venido a llorar mi soledad / en las ciudades extranjeras, / he venido a llamar en los opacos / aldabones enlutados, / a romperme los puños en el polvo / de las aras desiertas / y en los ciegos cristales / in­ vadidos de muerte y de maleza. b) Una noticia que consternó fue el suicidio del poeta Marco Fonz (1965, México, DF) en Viña del Mar, Chile, entre el 22 y 23 de enero, en donde se encontraba participando en la promoción de una antología de poetas infrarrealistas. Muchos se preguntarán quién es Marco Fonz. Pocos se imaginarán que hoy en día existe lo que el maestro Guillermo Fernández Rentería nombra como “el boom de la poesía mexicana y sus editoriales”, que es un fenómeno de efervescencia tanto de editoriales (independiente y alternativas) y de poetas. Dentro de este “boom poético”, en el que consideran a poetas nacidos entre 1915 y 1985, Fonz ya es mencionado, pues su obra ha sido publicada en diversas casas editoriales, con más de 20 poemarios, dando muestra de una gran capacidad creadora y de contar con una propuesta y voz poética combativa. Además de impartir talleres y cursos a jóvenes escritores, también se adentró en ensayos críticos del quehacer literario y en contra la corrupción en el medio poético:

Un día más sobre las ruinas y mi locu­ ra será eterna. / No cierro por completo mis ojos / por temor a que me ataquen /los fan­ tasmas de estos sitios. /Todo aquí tiene una piel transparente y viscosa /se mueve tan despacio que me da vértigo el movimiento / estático / que hace sombra de mi luz recupe­ rada. (…) Un día más sobre estas ruinas y comenzaré a tragarme /el cuento de nuestra grandeza en el pasado. / Como si no los vie­ ra llorar perdidos en los siglos. / Como si nos los viera suplicar un poco de ayuda. / Como si no los viera buscar escorpiones debajo de sus /camas. /Como si no fueran los eternos cobardes a la muerte./ Grandeza ancestral mi pie sobre la roca. c) Desde hacía varios meses, el joven poeta Segio Loo (1982, México, DF) estaba convaleciente. Su enfermedad finalmente lo venció este 28 de enero. Pese a su breve edad, había contado con becas del FONCA, y nos deja un puñado de libros, entre poemas y novelas, y algunos textos en antologías, que habrá de revisar esta generación y anotar sus temas y sus tratamientos: “ahí vamos de nuevo al cabal­lito gira­ to­rio del car­rusel que / no avanza nues­tra des­dicha o nue­stro tedio le par­al­izó el hocico / de plás­tico inox­id­able implaca­ble tu risa que de tan rísp­ida / relinchido de nervios porque no vamos no a poder regre­sar al ca­ ramelo / de los besos y las lla­madas inter­ minables y los arru­ma­cos que / ensoñado­ res cabal­li­tos de car­rusel ter­mi­naron devi­ niendo en / El Guer­nica o El Grito o Las señori­tas de Avi­gnon o todos los planes / que ya no pero dán­donos vueltas nuevas vueltas nuevas opor­tu­nidades y eso / que dijiste no lo voy a tomar en cuenta o bus­camos la for­ ma el / cómo retrac­tarnos pero ya no enca­jan mis pier­nas con tus pier­nas” d) Los otros. Si no es por la muerte, pocas veces regresamos a los autores para volverlos una moda, hablar de las anécdotas curiosas, de las fotos y los libros autografiados en el mejor de los casos. Pero más allá del acto “fashonista” del momento, lo deseable sería que no se esperara hasta la desaparición física de los poetas, o más bien, que la poesía trascendiera mucho más allá del cuerpo del creador. Hay poetas enormes que recibirán espacio completo en los ámbitos académicos, como en son los casos de Octavio Paz y Efraín Huerta, pero para aquellos que no están publicados en sellos editoriales trasnacionales, o no cuentan con otros medios de legitimación -digamos- oficiales en el ámbito nacional, tal parece que les queda gestar una obra interesante y esperar tener mejor suerte hacia el final de sus días, pues la labor de la distribución de sus trabajos, así como la generación de poetas y público (incluyendo los traspiés que Fonz denunciara en vida en el medio literario) tienen un reto enorme que dista mucho ser superado, simplemente no hay espacio. Ahí el libro abierto de las letras “mexicanas”. * La autora es poeta, editora y diseñadora gráfica.


José Fragoso Cervón*

C

omo buen kamikaze que gusta de meterse en causas suicidas, la aventura en el feudo jurídico me dio una nueva oportunidad para entrar a favor de causas nobles, justas y que, sin embargo, están perdidas. Fue la historia de una catástrofe anunciada. El Reino del Saber estaba en un problema porque en el feudo jurídico habían parado las elecciones al se­ ñor del lugar —¡en su propio feudo!—, por medio de una argucia judicial (un amparo; entre licenciados te veas). Como solución, los actores principales acordaron discutir el asunto en conclave (solo los buenos) para darle un nuevo cauce. Dentro del acuerdo acordado por los acordadores, el día lunes 13 de enero (¡válgame!, tenía que ser día 13) deberían efectuarse las elecciones anunciadas del feudo jurídico. Entonces, como todo buen suicida, tempranito y bañadito, acudí a mi trágico destino: participar como representante de uno de los candidotes opositores al candidato oficial. Y, al final del día me tocó de cerca sufrir una estrepitosa derrota. Como todo buen alucinado, viví también de cerca la serie de causas que determinaron ese trágico final: Enfrentarse a un cacique de 20 años que por ningún motivo quiere dejar el hueso (su negocio) de regentear el feudo jurídico de una universidad pública, tiene sus bemoles. Y nos topamos (te lo advertí) a una bien disciplinada maquinaria. Para empezar la máxima autoridad del feudo (Consejo de Unidad) está compuesta por pajes y siervos a modo, puestos y legitimados en elecciones dirigidas y manoseadas por el señor feudal. También, los coordinadores de las cinco licenciaturas (unidades) que integran el feudo fueron impuestos por este Consejo, lo cual no es poca cosa dado que para tener trabajo de docente en el feudo, esos mismos coordinadores dan o niegan el necesario aval. Así, cuando tienen lugar elecciones, los coordinadores amenazan a los maestros con no darles carga

de trabajo, con su posible despido o con no promocionarlos para mejores salarios y horarios. Todos deben sufragar en el sentido ordenado (candidato oficial). Lo mismo sucede con trabajadores no académicos. Finalmente, los representantes de los candidatos de oposición tienen voz pero no voto en el comité electoral y sólo aquellos integrantes nombrados por el servil Consejo de Unidad pueden votar. El mayoriteo en favor de los intereses del cacique y su candidato oficial queda de esa forma asegurado. Por su parte, el Rey, quien quería que terminara el conflicto en el feudo, se limitó a enviar como observadores a veintitantos miembros de su Mesa Redonda y a un contingente de auxiliares de todas sus confianzas, apoyados por un escuadrón de milicos del reino (Por si las porsis). De esa forma, el día de la elección, las diversas mesas de votación se encontraron manipuladas (perdón administradas) por los cochupeados integrantes del Consejo de Unidad (la jauría controlando al rebaño) y como no se permitió a los “observadores” de los candidotes de oposición estar cerca de las urnas, su embarazo estuvo al alcance de la mano. Como el recuento de voto es ponderado un voto por cada una de las urnas, el “triunfo” del candidato oficial estuvo muy bien cocinado. Con todo, lo que se vio es que las leyes y reglamentos que rigen el Reino han quedado obsoletos y se tornaron antidemocráticos. Particularmente, las de los feudos están hechas para que el poder se conserve en manos de los caciques y señores feudales, a costa del desarrollo académico y científico de la Universidad. Y me pregunto a mi mismo, ¿tanto cuento para llegar a este sabidísimo descubrimiento? ¡Chaaale! No cabe duda que todavía me gusta el rocanrol. * El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP, y cuatachín.

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as mujeres somos más de la mitad de los habitantes del mundo. Somos indispensables y soñadoras. Somos las madres y las putas, las enfermeras y las institutrices. Amigas, amantes, confidentes, monjas, alcahuetas y chismosas. ¿Y dónde nos tratan mejor? Según datos del Foro Económico Mundial, los países con mejor equidad de género, más feministas pues, los que más aman y protegen a las mujeres, los meros, meros a la hora de reconocerles su valía, son en orden descendente: Islandia, Finlandia, Noruega, Suecia, Filipinas, Irlanda, Nueva Zelanda, Dinamarca, Suiza y Nicaragua. Entre los peor evaluados: Yemen, Pakistán, Chad, Costa de Marfil. Ningún país del G20, grupo que reúne a las naciones más industrializadas del mundo, está entre los 10 mejor evaluados. Los tres países con mejor desempeño en América Latina son Nicaragua, Cuba y Ecuador, que se incluyen entre las primeras 25 naciones. La posición de México mejoró en el último año: 68 de los 136 evaluados, los cuales representan más del 90% de la población mundial. Cuba, que tiene el mayor porcentaje de mujeres en el Parlamento, avanzó cuatro posiciones este año hasta el lugar número 15. Las 4 consideraciones básicas para medir la participación femenina en la sociedad son: participación económica y oportunidades; escolarización; salud y sobrevivencia; empoderamiento político. Cabe señalar que los ámbitos con mayores rezagos son los relacionados con los temas económicos, laborales y de participación política.

Fuente: http://www3.weforum.org/docs/WEF_GenderGap_Re-

port_2013.pdf

Solución al Reincigrama de este número

Director y editor: Enrique Condés Lara Consejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Juan Lozada León, José Fragoso Cervón, María de Lourdes Herrera Feria, Hugo López Coronel, Ernesto Licona Valencia y Eulogio Romero Rodríguez Corrección: Enrique Condés Breña Diseño: Israel Hernández Cedeño Correo electrónico: buzon.reincidente@gmail.com *No incluye sección de Sociales

RE~INCIDENTE. Año 5. No. 71. Primera quincena de febrero de 2014. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Francisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: buzon.reincidente@gmail.com. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emiliano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en noviembre de 2013 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

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Nuevamente REINCIDENTE se engalana presentando las bebidas y los cocteles más apreciados y populares, aquellos sin los cuales docenas de millones de personas no podrían vivir

UNA DEUDA HISTORICA l mundo tiene enormes deudas históricas con los árabes. Una de ellas, sin lugar a dudas, es la destilación. En una época en la que el saber de siglos se había perdido prácticamente en toda Europa, los eruditos árabes de Córdoba, Damasco y Bagdad cultivaron la ciencia y desarrollaron la astronomía, las matemáticas, la medicina y la filosofía. Entre sus muchos logros crearon la destilación: un procedimiento que dio vida a una gama de nuevas bebidas: el whisky, el brandy el ron, la ginebra, el vodka. El resultado de destilar el vino fue para los sabios árabes de la época un medicamento, más que una bebida. Fueron los europeos cristianos quienes lo empezaron a consumir masivamente y, ¡cosas de la vida!, con el Islam, los árabes se alejaron de las espirituosas bebidas que procrearon.

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MARTINI Corre el rumor de que este popular coctel fue creado hace unos ciento cincuenta años por aristocráticas damas inglesas que querían ponerse contentas con la ginebra pero ocultando su aroma y sabor, para lo que emplearon el vermut. También se dice que en el Hotel Knickerbocker de Nueva York lo ideó un tal Martini di Arma di Taggia para el ricote Rockefeller, y que para evitar confusiones le puso su nombre. Lo cierto es que es la bebida favorita de James Bond. PREPARACIÓN - 5 tantos de Ginebra - 2 tantos de vermut seco En un vaso mezclador, con bastantes hielos, agregar ambos licores y remover mientras cuenta hasta veinte. Servir en copa fría adornado con una (imprescindible) aceituna. BUÑUELONI El gran cineasta aragonés Luis Buñuel (1900-1983) fue un gran bohemio. Gustaba de la buena comida, la conversación y la bebida. En su autobiografía Mi Último Suspiro (1982), asegura: "El bar es para mí un lugar de meditación y recogimiento sin el cual la vida es inconcebible; en los bares he pasado 8

largos ratos de ensueño, hablando rara vez con el camarero, invadido por cortejos de imágenes a cuál más sorprendentes. El bar es un ejercicio de soledad, es una ceremonia”. E hizo su propia bebida, el buñueloni. PREPARACIÓN - Tres partes de Ginebra - Dos partes de Carpano (vermut amargo con aroma de naranja) - Un golpe de vermut dulce Se sirve en un vaso old fashion muy frio y con bastantes cubos de hielo. GIMLET Fue introducido en la armada británica por el oficial médico Sir Thomas D. Gimlette en el último tercio del siglo XIX con el propósito de combatir el escorbuto ocasionado por la carencia de vitamina C. Además, como gimlet se llamaba una herramienta usada para hacer agujeros en la madera, particularmente en las barricas, rápidamente se popularizó la bebida con este nombre. PREPARACIÓN - Un tanto de jugo de lima - Un tanto de jarabe o sirope - Tres tantos de Ginebra Se prepara en un vaso mezclador, con hielo, y se sirve en copa tipo Martini adornado con una rodaja de lima. LA GINEBRA Es una bebida alcohólica fuerte sin la cual no sería posible hacer martinis, gimlet o buñuelonis. Es producto de la destilación de granos de cebada sin germinar aromatizados con bayas de enebro. Su creador, el médico holandés Franciscus de la Boë, profesor de la Universidad de Leyden, la empleó con fines medicinales, pero no pasó mucho tiempo para que le dieran mejores y más populares usos. Geneber es su nombre original y Holanda, no Inglaterra, su país natal.


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