II VERSIÓN
Inclusión, exclusión y desigualdades: tríada indivisible* FERNANDA CHACÓN ONETTO Socióloga de la Universidad Arturo Prat (UNAP) y master of Arts en Sociología de la Universidad de Lancaster, Inglaterra. Sus áreas de interés son género, migración y educación. Es investigadora asociada del Instituto de Estudios Internacionales de la UNAP y docente en el ámbito de los estudios de género y violencia para la Facultad de Ciencias Humanas de esta misma casa de estudios. Ha trabajado como consultora en el área de educación para EDECSA, para la Seremi de educación, Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y en la Agencia de Calidad de la Educación, entre otras instituciones.
* Aunque este texto La inclusión fue el eje de Raíz, II Congreso de Educación Artística de Tarapacá. La no corresponde a revisión de la literatura en torno a este tema nos permite concluir que este concepto una conferencia ha sido estudiado principalmente en el área educativa, y que se remite, casi de ofrecida en el marco forma exclusiva, a los estudiantes con algún tipo de discapacidad (Pérez, 2017). de Raíz, se adoptó el criterio editorial de incorporarlo en razón de que la Mesa Regional encargó a esta especialista un texto curatorial para orientar los enfoques del Congreso.
En la literatura, no existe acuerdo o consenso respecto de la definición de exclusión social y, por consiguiente, no existe claridad sobre lo que entendemos por sociedades inclusivas. Este texto hace un esfuerzo por delimitar el concepto de inclusión y exclusión, relevar su importancia para el desarrollo de las sociedades, y analizar, a partir de la experiencia de Raíz II, las aristas que podrían robustecer dicha actividad. Las ideas sobre inclusión pueden ser rastreadas –desde una perspectiva histórica– a partir del siglo XVIII con la Revolución francesa. Esta estuvo marcada por ideas y principios que decantaron en la llamada Ilustración, y tuvo como consecuencia la abolición de la monarquía en Francia, la instauración de la Primera República y el fin de la época feudal. Con ello se acabaron los privilegios de la iglesia y la nobleza con los que contaban tanto la aristocracia como el clero, eliminando la servidumbre, el diezmo y los derechos feudales. También se disgregaron las propiedades y se introdujo el principio de distribución equitativa en el pago de impuestos. La igualdad aquí fue comprendida como el mecanismo –al menos desde el discurso– a través del cual se lograría la inclusión de la población históricamente excluida de los privilegios de la iglesia y la monarquía. La inclusión tiene una larga tradición en la teoría sociológica. Para Parsons, la inclusión hace referencia a un proceso a través del cual los grupos anteriormente excluidos logran adquirir ciudadanía o membresía plena en la comunidad social (Parsons, 1965). El concepto de inclusión es empleado predominantemente como sinónimo de ciudadanía plena. Este autor entiende este concepto como una cuestión de “aceptación”, esto es, “la capacidad y oportunidad de participación plena sin discriminación informal” (1965, p. 1.026).
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