Suplemento Cultural

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VIERNES CULTURAL

Viernes, No. 6, noviembre 9 de 2018

VIERNES CULTURAL TERRITORIOS DE THELMA NAVA. La extraordinaria

poeta mexicana llega a los 86 años y es celebrada en un ensayo de nuestro consejero editorial Eduardo Langagne. Págs. 22-23

Remedios Varo, Mujer saliendo del psicoanalista, 1960.

EL INVISIBLE REMEDIOS VARO, ARTISTA Y EXPLORADORA DE LO DESCONOCIDO Y LO OCULTO, SIGUE EXTASIANDO NUESTRA MIRADA, AHORA CON UNA EXPOSICIÓN EN EL MUSEO DE ARTE MODERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO. PÁGS. 18-19

Foto: Difusión INBA.

MUNDO


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18. ContraRéplica. Viernes 9 de noviembre de 2018

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MAGNOLIA RIVERA

LA ESENCIA OCULTA “Yo había descubierto un importantísimo secreto, algo así como una parte de la ‘verdad absoluta’”, escribió Remedios Varo, la deslumbrante artista visual de quien el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México presenta una exposición con piezas que estremecen, extasían e intrigan.

R

emedios Varo (1908-1963) consideraba la vida un acto de magia. La pintura, una forma de interpretar y plasmar fenómenos extraños. Ella encontró momentos en los que el mundo invisible se volvió visible. Se mantuvo atenta, listo el oído, los ojos expectantes, inundados de asombro. Nació y vivió en regiones en donde lo sobrenatural se mezcla con lo natural. En su natal Anglès (Cataluña), en el norte de África, Francia, Venezuela y México —su país adoptivo— halló tradiciones y leyendas. Concibió sus obras como piezas de poder que irradian una energía capaz de transmutar el entorno, de transformar al espectador, de mostrarle, en el espejo de los símbolos, su verdadero yo. Al igual que un talismán o un amuleto, las obras de Varo pueden estremecer, extasiar o intrigar, pero nunca negarán la oportunidad de entrar en los senderos de la propia conciencia. La artista plástica Marysole Wörner Baz, amiga íntima, sabía del don de Remedios para percibir lo animado en lo aparentemente inanimado. En uno de los viajes que hicieron juntas por Europa a mediados del XX, Remedios la despertó a medianoche, emocionada como una niña: “¡Mira, Marysole, mira esas caras! ¡Ahí, en las cortinas!”. “Yo no veía nada, pero sabía perfectamente que Remedios sí. Tenía esa capacidad, que pocos seres humanos desarrollan, de discernir lo que hay ‘del otro lado’ […] Nos complacía preguntarle: ‘¿Qué estás creando ahora?’ Ella se alborozaba. […] Recuerdo cuando nos describió El vagabundo […] ‘¡Estoy pintando un personaje que lleva su casa con él! Le puse un gato, una flor

y libros. Carga con sus tesoros porque va de viaje. Lo más complicado ha sido diseñar la vestimenta, que es a la vez su casa y su vehículo. La indumentaria acaba en una rueda, parte del sistema de locomoción que le inventé. Puede desplazarse a cualquier lado: retroceder, adelantar, dar vueltas. Mi vagabundo avanza por parajes oscuros, pero no tiene miedo, se siente acompañado…’”. Misterio. Vocablo que abarca el simbolismo del arte de Remedios Varo. Misterio proviene del griego “mysterion”, que alude a las ceremonias antiguas, ritos para alcanzar la evolución espiritual en que el uso de símbolos es fundamental. El símbolo se expresa a través de palabras, dibujos, números, objetos, poses o movimientos corporales. Todos impregnados de una finalidad mágica, si entendemos la magia como el conocimiento y poder para influir y utilizar las fuerzas de la Naturaleza. La ciencia es magia y la magia es ciencia. Remedios sabía de física e ilusionismo, química y alquimia, medicina y herbolaria, cálculos matemáticos y sigilos y clavículas salomónicas. Sabía de rutas del conocimiento que exigen pruebas racionales de su eficacia y creía también en lo que algunos consideran superstición. Viernes 26 de octubre del 2018. Voy con la emoción de ver de nuevo aquello que me impresiona tanto. Entro. En medio de la oscuridad está ella. Porque todo lo que rodeó a Remedios en su vida, todo lo que la tocó y fue suyo (vestidos, joyas, reliquias, libros, cartas, cuadernos) tiene su energía. La percibo en estos objetos. En esos aretes de coral rojo, en

VERÓNICA BUJEIRO


VIERNES CULTURAL Viernes 9 de noviembre de 2018. ContraRéplica. 19

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Naturaleza muerta resucitando, 1963.ur

el lazo de piedras de colores en el vestido blanco que le gustaba ponerse. Mujer saliendo del psicoanalista se halla en la exposición Adictos a Remedios Varo del MAM. Es androginia pura. Tiene en el cuerpo las formas del Dios-Diosa y en su mano eso que confunden con la cabeza del padre o del esposo de la pintora: el hongo sagrado, Padre-Madre original. Me hechiza y me quedo admirando la salida del personaje vestido de verde. Es “el que ha visto”, como llamaban los griegos al neófito que salía iniciado en los Misterios. Me llama el imán del pozo en la pintura, los círculos concéntricos de la fuente Kalichoros. Dicen que el personaje va a tirar la testa que lleva en su mano. Ahí, donde el alma se purifica y el Cosmos tiene su centro. No puede tirarla porque es su premio. Es la cabeza fúngica que el oficiante arranca en el rito iniciático. Es el símbolo, presente en los colores, las formas, la oscuridad, la luz, la pintura de Remedios. Nos guía al origen, a través de mitos y cosmogonías. Esa es la energía que mana de sus obras. La ciencia de los símbolos obedece a la ley de las corres-

enseres y artilugios constituyen el germen y sustancia de sus obras, plenas de mitos, lugares sorprendentes, máquinas imposibles, personajes maravillosos... En el mundo de Remedios, los objetos son más que objetos. Existe una relación entre los elementos que rodeaban su día a día y las obras que creó. Talismanes, prendas de vestir, libros tienen complicidad. Es importante relacionar los vestigios arqueológicos, los tomos preferidos y sus escritos con cada cuadro. Si no, el discurso museográfico tropieza. Todo caos requiere un orden, que debe fluir para mostrar la conexión arte-vida. En la exposición del MAM están el ojo de venado, la bola de cristal, los fósiles, el hongo mágico, los caracoles marinos, las figurillas prehispánicas. Ahí está la sarta de cuentas que se parece a la que obsequió a Marysole: “Me lo dio con mucho cariño. Dijo: ‘Nunca te lo quites, ni dejes que nadie lo toque’. […] Remedios amaba las piedras […] También me decía: ‘Ese pedacito de basalto que tienes en la mano está aquí desde hace siglos y sigue vivo ¡Es una pnéonta! ¿Sientes su respiración? Cierra los ojos, sujétala con

EN EL MUNDO DE REMEDIOS,

LOS OBJETOS SON MÁS QUE OBJETOS.

EXISTE UNA RELACIÓN Bordando el manto terrestre, 1961.

PODEROSA ENTRE LOS ELEMENTOS

QUE RODEABAN SU DÍA A DÍA

Y LAS OBRAS QUE CREÓ.

Creación de las aves, 1957. C

Remedios Varo, El vagabundo, 1957. Fotos: Difusión INBA.

Tailleur pour dames, 1957.

pondencias: el símbolo revela y oculta. Dos cosas confluyen para producir la Piedra Filosofal. Es el nexo entre comienzo y fin, bien y mal, día y noche. Círculo y cuadrado, activo y pasivo, orden y caos, el niño y la hilandera, yin y yang, fuego y agua, Cielo y Tierra, inspiración y expiración, mercurio y azufre. En el punto donde dos se unen se realiza el matrimonio al que asistimos si despertamos la mirada interior. “No los ojos corporales sino los sentidos espirituales” (Orígenes). Para ver el arte, es imprescindible abrir el “ ojo del corazón”. Si el sustento del símbolo es la ley de las correspondencias ¿quién mejor que Remedios, buscadora de la armonía, para expresar el punto de la unión? Con ella el símbolo está vivo y es dinámico. Sus pinturas son puertas a mundos que cada ser puede reconocer, porque apelan a la memoria del Alma Universal. El vagabundo lo demuestra. Es el Homo Viator. Lleva su hogar encima, como lo hace el caracol, andrógino y lunar. Hace el camino solo, vestido con sencillez, como corresponde al peregrino y como debe realizarlo el alquimista. Va desarmado a enfrentar la vereda desconocida. Remedios no reveló la identidad de su trotamundos. No dijo de los símbolos que ocultó dejándolos a la vista de todos. No mencionó la alegoría del tiempo. Fotografías, amuletos, ropa,

suavidad y vas a percibir los latidos’.” En la muestra del Museo está Remedios. Añoro lo que habría enriquecido la exhibición. Faltan piezas arqueológicas, joyas y libros. Echo de menos las revistas y volúmenes de su biblioteca, como el Art Magique de Breton, donde destacó la frase: “La magia se funda en la armonía del universo”. Debido a sus años nómadas, la mayoría de los textos que leyó no se conservan. Encontró la manera de desplazarse con sus bienes preciados poniéndolos en los anaqueles de la memoria. Los libros que reunió en México representan una parte invaluable de las raíces que nutrieron sus pinturas. En Adictos a Remedios Varo hace falta mostrar mucho de los cuadernos que ella pobló con recetas, bocetos y vivencias. Las libretas son retratos espontáneos de su vida, donde anotó las preocupaciones del día siguiente, la cita con el psiquiatra, la venta de sus cuadros... En esas hojas se posan sus proyectos plásticos. Son el río donde amarizan los sueños, vívidos e imaginados. En cada objeto, detrás de la realidad manifiesta, está la esencia, “el hilo invisible que une todas las cosas”.

Magnolia Rivera es pintora, escritora, periodista, conferencista e investigadora.


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20. ContraRéplica. Viernes 9 de noviembre de 2018

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HORAS DE OCIO FERNANDO SALAZAR TORRES

LAS VOCES FRACTALES En el lugar de la luz es una antología poética que reúne a autores de los cinco territorios continentales. Incluye a 14 poetas, todos versátiles, pese a que algunos comparten ciertos caracteres por motivos no necesariamente creativos, pues no suenan iguales y menos todavía son afines en sus estructuras literarias. Entonces, ¿cuáles serían los criterios para elaborar un trabajo que antologa una variedad poética?

E

nsayo una hipótesis: la Historia detrás de la cual la propia poesía es reflejo de un estado o condición actual del ser humano. Los modos de vida entre los ciudadanos de África y de Europa, incluso de América, son disímiles, colmados de contrariedades y vicisitudes. Justamente esta variedad de diferencias puede ser testimonio y función para y del acto lírico. Incluso este mismo sufre su disociación y disolución en poetas como Abreu Paxe (Angola), para quien el fragmento y la combinación idiomática parecen ser el eje creador, el segmento de oración construido y pegado junto a otros trozos elocutivos a partir de la alteración gramatical y la ausencia de una lógica sintáctica. Esta prosa es muy diferente de la de Michael Brennan (Australia), cuyo móvil parece la ausencia de signos de puntuación, aunque en realidad es el ritmo el que brinda el sentido y el método de composición. En contraste, Sasha Pimentel (Filipinas), autora de una manera poética fronteriza, transita el verso, la prosa y el versículo, combinándolos, al nivel del híbrido en el enunciado. Reflejo de ello podría ser su vida justamente en un territorio geográficamente fronterizo, entre Estados Unidos y México. Nii Parkes (Ghana) también comparte la importancia de la anécdota, el tiempo coloquial como mecanismo de composición y, aunque sus poemas están más próximos al verso libre y blanco, en ocasiones traza una narración casi absoluta. En el caso de los poetas hasta ahora mencionados, ¿esta manera de ser, poesía-narrativa, obedece más a una

exigencia ideológica que formal? Parece que sí, no a manera de capricho, sino como una condición histórica, transhistórica, pues el cruce de los varios discursos padecidos a lo largo del siglo XX, en países periféricos, es manifiesto actualmente en un tipo de lírica que rompe el género literario. En los poetas mencionados, su versatilidad y las características heterogéneas de sus voces tienen un eje común: el tono de la conversación. Contrariamente a ellos, Bas Kwakman (Holanda), que también posee ese hilo del coloquialismo lingüístico, se distingue por su ironía; la sorpresa y lo lúdico gravitan en el sin sentido de las conversaciones, expresiones y diálogos de sus personajes. James Byrne (Inglaterra), quien de igual manera compone una poesía narrada, da testimonio en su poema “Los Budas de Bamiyan” de dos paratextos o architextos constitutivos ideológicamente como un modo de lectura o forma de recepción de este tipo de poesía, en particular una de ellas; me refiero a Ezra Pound. Un poeta incluido en la antología, cuyo camino también es la prosa, es Miguel Ángel Zapata (Perú); sin embargo, su herencia es el poema en prosa francés; es una construcción a la manera de Charles Baudelaire: enaltecer lo nimio, grandilocuencia de lo pasajero, “Yo solo escribo lo que veo, por eso camino”, escribe el poeta. Para mí es revelador este verso, porque opera como un acta poética. Otras miradas en los fractales de la antología En el lugar de la luz, no tanto por la obediencia del verso, ya sea medido o no, como por la fuer-

za de la epifanía y el armamento de lo sentimental, sino también por la linealidad de la historia, son los poetas Enrique Solinas (Argentina), Paura Rodríguez Leytón (Bolivia), Ko Un (Corea del Sur), Sujata Bhatt (India) y Uchechi Kalu (Nigeria). En el caso de la boliviana, el ritmo como movimiento del verso, sea recortándolo sin necesidad de encabalgar las expresiones, o bien, alargándolo; entre lo decoroso y lo coloquial, su poesía contiene el ritmo de la nostalgia. Un caso especial merece Ko Un, en cuyo texto traducido al español puede leerse una poética de una historia personal que se universaliza; por ejemplo, me asombra el verso, “Estar vivo es como el mar sin velas a la vista”, por la imagen. Es cierto

que este poeta está más próximo a una tradición o canon del verso teniendo en cuenta que la lírica occidental ha cobrado fuerte impacto en la construcción de la poesía de Oriente a partir del siglo XX. Esta antología universal sirve tanto para el lector especializado como para aquel que comienza a leer poesía, pues es una muestra verdaderamente completa de lo que actualmente se escribe en el mundo en otras lenguas..

• Varios autores, En el lugar de la luz. Poetas de los cinco continentes • Círculo de Poesía Ediciones, México, 2018


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HORAS DE OCIO AL OÍDO

PARA EL LIBRERO

CÉSAR LÓPEZ CUADRAS

CUENTOS REUNIDOS

Concierto

Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa/Andraval Ediciones, 2017

En este volumen, que agrupa 18 piezas narrativas cortas, se hace una incursión en la vida de los sinaloenses, en su pasado y en su presente, en su mentalidad y geografía, chismes y leyendas. Se trata de una colección de historias en las que el autor vertió su simpatía, sus dotes de narrador nato, su desparpajo, sus conocimientos literarios y su mirada crítica. Adán Medellín

Alejandra Reyes

México, INBA/Lectorum, 2018 • Los ocho cuentos de este libro (Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2017) parten de lo común para hacer una exploración del ser humano. Entre sus personajes hay jóvenes escritores que comparten sus obsesiones. Hay un vínculo con el blues; transitan músicos como Bessie Smith, Robert Johnson, Muddy Waters y B. B. King.

México, INBA, 2018 • La obra (Premio Bellas Artes Baja California de Dramaturgia) recrea el intento de suicidio de una mujer a mitad de su jornada de trabajo en la oficina. Luego de su frustrada tentativa, ella debe responder preguntas para un informe; esto se convierte en el medio para exponer la banalidad de una existencia sostenida por íntimos anhelos.

BLUES VAGABUNDO

TODO ESTÁ BIEN ADAN JODOROWSKY Y POLARIS • Adan Jodorowsky regresa a México. Tocará su repertorio, haciendo revivir sus personajes: El ídolo, Amador y Ada, parte de su difunta trilogía “Adanowsky”. Además de tocar canciones de su último disco, ofrecerá un show con bailes, solos de guitarra y sorpresas. Abre el concierto Polaris. • El Plaza Condesa, Ciudad de México • 14 de noviembre, 20 h

QUÉ MIRAR MEXICRÁNEOS 2018

• Mexicráneos conjunta el arte tradicional con el arte moderno a través del trabajo de reconocidos artistas. En la primera edición, en 2017, se intervinieron 54 cráneos monumentales, de los que se exhiben este año algunos. • Paseo de la Reforma, desde el Ángel hasta la Glorieta de la Palma • Hasta el 11 de noviembre

IMPRESIONES DE MÉXICO • Esta segunda muestra dedicada a la difusión del patrimonio bibliohemerográfico ilustrado mexicano revela un panorama general del desarrollo de las artes gráficas en México y su impacto en la creación editorial ilustrada. Se exhiben más de mil impresos ilustrados de artistas como Orozco, Diego Rivera, Tamayo, Remedios Varo, Ruelas, Siqueiros, Izquierdo, Leonora Carrington, Carlos Mérida o José Luis Cuevas. • Museo Nacional de la Estampa, Ciudad de México • Hasta el 11 de noviembre

FESTIVAL SABORES Y ARTESANÍAS DEL MUNDO • El evento, una mezcla de bazar y muestra culinaria, agrupa a expositores de 30 países que exponen y venden productos artesanales y de autor, desde ropa y calzado hasta elementos decorativos para el hogar, vinos, aceites y quesos; además, se expende comida tradicional preparada. Se presentan grupos de danza folklórica, moderna, árabe y tribal. • Museo de Culturas Populares, Ciudad de México • Del 9 al 11 de noviembre

ILUSTRACIÓN CONTEMPORÁNEA • Gran Salón México promueve y difunde la ilustración. Cada año organiza una feria dedicada a la ilustración contemporánea. Se busca promover el trabajo de los ilustradores fomentando el coleccionismo a través de la venta y presentando su trabajo a diferentes agentes (creativos, directores de arte, etcétera). La invitada internacional de este año es la chilena Catalina Bu. • Museo Rufino Tamayo, Ciudad de México • Del 9 al 11 de noviembre


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EDUARDO LANGAGNE

CELEBRACIÓN DE THELMA NAVA La poeta Thelma Nava está por cumplir 86 años de existencia. Una de las poetas más importantes del siglo XX en México, Nava tiene una trayectoria no sólo como escritora sino también como editora y promotora de la literatura, además de una inquietud de cuestionamiento político que no puede desdeñarse.

L

a obra de Thelma Nava sugiere un expresivo testimonio de soledad que brota de silencios compartidos. La pluma silenciosa y apartada se introduce en sí misma para hurgar en ese fértil territorio donde busca y localiza su palabra, nítida y evocativa, cercana siempre a la tradición de la poesía latinoamericana. La poeta ha sabido compartir su vocación en el ámbito de nuestra lengua y en el plano geográfico del continente. Estas palabras desean invitar a nuevos lectores al acercamiento a la poesía de Thelma Nava.

▶▶Para muchas generaciones, a partir

de la mitad del siglo pasado la radio fue la fogata alrededor de la cual se podía conversar cercanamente en las noches de luna, al contorno del fuego que reúne las historias. En la emotiva entrevista publicada hace ya varios años en la revista Agulha, de Fortaleza, Brasil, Thelma conversa sobre su cercanía con la música en esas tardes solitarias de radio. Las notas musicales eran para ella el descubrimiento de una veta para transitar la ruta hacia el tesoro. Para Thelma escribir era un ritual solitario, su alimento secreto. “Era como hurgar en el cofre del tesoro donde me deslumbraba la seducción de las palabras, sus ritmos y significados”. No sabemos muy bien en qué momento la poesía detona en un espíritu sosegado. “El reposo nos brinda siempre una lectura nueva” y, en la serenidad de su escritura, Nava nos convida extraordinarios versos de poesía vital: Ayúdame a insertar mi corazón en la tapa de este libro y declara: “La poesía me daría la definitiva certeza de que es lo único que nos mantiene vivos y nos rescata del olvido”. Desde muy niña, Thelma Nava descubrió lecturas como Andersen, Salga-

ri, Verne y los Grimm, entre otros. Más tarde se incorporaron Vallejo, Rilke, Milosz, voces que darían forma a su propia poética: “Mi afán de encontrar palabras que nombraran la vida surgió de esas lecturas”. Thelma Nava ha mantenido su lealtad a la poesía en una generosa trayectoria a lo largo de numerosas décadas. Además de su trabajo poético, participó vivamente en momentos singulares del devenir histórico de la América Latina en la segunda mitad del siglo XX, que no es poco decir, fruto de su amistad con personajes como Juan de la Cabada, Eraclio Zepeda, Saúl Ibargoyen y Roque Dalton, el poeta salvadoreño que Thelma conoció desde el comienzo de esa década en la Ciudad de México. La poeta se comprometió también con el movimiento social de Nicaragua de finales de los setenta. Con Ernesto Cardenal viajó al Tribunal Russell, en Roma, para presentar la denuncia sobre las violaciones a los derechos humanos de la dictadura de Anastasio Somoza. Nicaragua, tristemente, vive otro momento crítico en este momento, y la voz de Thelma Nava es impulso para recordar la literatura de este país, que sobrepasa y permanece más allá de regímenes y política: “Nicaragua para mí es un país mágico con poetas entrañables como Gioconda Belli, Julio Valle Castillo y Carlos Martínez Rivas, entre otros”. De igual modo, a 50 años de las heridas que causó la intervención oficial armada en Tlatelolco, podemos tener una nueva lectura del poema “Tlatelolco 68”, uno de los más importantes de Nava por sus múltiples significados, que nos llevan a trasladar la incertidumbre y la angustia a los lugares donde aparece la represión: “Que no se olvide nada/ aunque pinten de nuevo los muros/ y laven una y otra vez/ todas las piedras”. Otra de las tareas de Nava es su par-

ticipación como editora y difusora de literatura. Con Luis Mario Schneider, Thelma fundó en los sesenta la revista y la editorial Pájaro Cascabel, en torno a la cual se reunió un grupo talentoso de escritores y artistas plásticos del que ella ha recordado: “Puedo asegurar a la distancia que jamás hubo entre nosotros la menor sombra de envidia o mezquindades, tan frecuentes en ocasiones en el

medio. Por el contrario, nos ayudábamos entre todos generosamente”. Una revisión somera a los diccionarios de escritores hace ver que son numerosos los poetas que tienen en su bibliografía publicaciones en la editorial o en la revista Pájaro Cascabel, que puso en plomos una buena cantidad de materiales literarios; hay textos importantes de nuestra tradición que sólo aparecen


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LA POÉTICA DE NAVA, NÍTIDA Y EVOCATIVA,

INSERTA EN LA TRADICIÓN

LATINOAMERICANA, ES UNA REFERENCIA

Thelma Nava

IMPORTANTE DE LA PARTICIPACIÓN

Foto de Rogelio Cuéllar

CADA VEZ MÁS FRECUENTE DE MUJERES EN LA POESÍA.

en la revista, por ejemplo, un poema de Becerra que no está incluido en El otoño recorre las islas. Las nuevas generaciones pueden aproximarse al Pájaro Cascabel que invita aún a la revisión intemporal. En ella, como en muchas otras publicaciones periódicas, hay una generosa biografía intelectual de la literatura mexicana; se trazan coordenadas y se dibujan mapas que permiten ver con ma-

yor claridad el sinfín de rutas de nuestra rica tradición. La labor de Thelma y sus compañeros en el Pájaro Cascabel es tan propositiva como afortunada. Ahora que nos son tan familiares los encuentros de poetas, hay que recordar que esta señalada presencia de México tiene ricos antecedentes. Thelma Nava, con Sergio Mondragón y Margaret Randall, editores de El Corno Emplumado, formó parte del grupo organizador del Primer Encuentro Interamericano de Poetas, que se llevó a cabo hace ya más de medio siglo en la Ciudad de México. En esa asiduidad del esfuerzo de divulgación y creación poética, aunada a la participación social, la generación de Thelma colaboró en la puesta en práctica del término poeta, destinado a nombrar a las mujeres que escriben poesía, en sustitución del término poetisa. En el coincidir cronológico, la generación de Nava era rotundamente joven a mediados del siglo XX. Es coetánea, por ejemplo, del grupo conocido como La Espiga Amotinada, que incluye a Bañuelos (1932), Oliva (1937), Shelley (1938), Zepeda (1937) y Labastida (1939). Tuvo un enlace directo con las figuras literarias de esos años. Para nuevas lecturas de su poesía a la luz de una reflexión nueva, es útil el contexto de su generación. Son muchas las amistades profesionales de Nava de las que surgieron iniciativas y conversaciones que incidirían en su formación: la sostenida con Jesús Arellano, las múltiples tertulias, que ella recuerda como irreverentes y gozosas, con Reyes, a quien define como “el santo patrono de las causas literarias”. Hay que destacar las épocas en las que pocos talleres literarios existían. Afortunadamente la Casa del Lago abrigaba el taller de Juan José Arreola, tan apreciado por quienes se formaron con él y tan reconocido conforme la historia nos hace mirar hacia atrás para tomar impulso. Thelma tuvo maestros como Ramón Xirau y Tomás Segovia. La Casa del Lago fue una referencia indiscutible del aprendizaje no formal. Ahí estuvo cerca de Juan Vicente Melo, Isabel Fraire y Rita Murúa; mantuvo proximidad creativa con Tomás Mojarro, Vicente Leñero, Carmen Rosenzweig y Manuel Echeverría, además de Sabines, Rubén Salazar Mallén, Amparo Dávila y las hermanas Olga e Irene Arias. En el Centro Mexicano de Escritores se benefició con la cercanía de Rulfo. En sus viajes por América Latina Thelma tuvo coincidencia con autores como Raúl González Tu-

ñón, “a quien lamentablemente no tuve la oportunidad de entrevistar”. Aunque por teléfono sí entrevistó a Juana de Ibarbourou en Montevideo. Thelma Nava nos ha contado también, con palabras dulces, lo que significó su vida compartida más de dos décadas con el cocodrilo Efraín Huerta, la cercanía poética, duradera, amorosamente amada: “¿Acaso era necesario decir que las señales del amor/ eran tan evidentes como el sello que llevaba en la frente el acusado?...” En un poema esencial en su lírica (“Para quien pretenda conocer a un poeta”, que recogimos en esta página), da un consejo que, al mismo tiempo, es atisbo de la vida privada y muestra la agudeza del pensamiento de la poeta y su sensibilidad expresiva. Nava es una de las autoras incluidas en Poesía en movimiento (1966), que las nuevas generaciones reclaman como un libro de escasa consideración a las poetas en activo en esos años. En el prólogo de Poetas de Tierra Adentro III, de 1997, Thelma Nava anota: “La escritura, anteriormente casi dominio masculino, está equilibrándose en forma muy saludable, demostrando que el oficio de la poesía es también la expresión de la existencia humana y el reflejo de la vida”. Hace casi dos décadas que la poesía prácticamente completa de Nava se reunió en El primer animal, que contiene una esclarecedora, inteligente nota introductoria de Angélica Tornero, que sitúa su lírica en una justa dimensión. Los pasos circulares, Antología personal (2003) destaca el sitio sobresaliente que ella ocupa en el amplio panorama de la poesía nacional, impulsada por esa fuerza de nuestras poetas nacidas en la primera mitad del siglo anterior. La poética de Nava, nítida y evocativa, inserta en la tradición latinoamericana, es una referencia importante de la participación cada vez más frecuente de mujeres en la poesía. Nava ha sabido transitar todos los momentos afectivos en su escritura, su voz es sensiblemente personal y distintiva no sólo para su generación, sino también para las posteriores; supo expresarse en los lenguajes latinoamericanos, ha estado inmersa en los movimientos sociales y es parte de las generaciones que han reivindicado la posición de la mujer en el mundo contemporáneo.

Eduardo Langagne es poeta y traductor.

POEMA

Para quien pretenda conocer a un poeta THELMA NAVA Es difícil conocer el corazón de un poeta. A primera vista resulta fácil doblegarlo por la vanidad, ensalzarle y hasta aprenderse de memoria unas cuantas líneas suyas. Caminar a su lado y sostener el mar con la mirada hablar de ciudades irreales, adivinar su amor y sus costumbres, su vida cotidiana, sus odios y rencores. Penetrar el secreto de su técnica llegar a sus orígenes. Pero ¿quién, bajo la lluvia, es capaz, sabe realmente cómo es por dentro ese cuerpo tembloroso, amoroso, maldito, blasfemo o perseguido de un poeta? Nava es autora de El primer animal.


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PIEZAS SUELTAS

L A Y S S H A Í OR D S A O S L

William Willett

JULIETA GARCÍA GONZÁLEZ

L

levo dos semanas con el alma de vuelta en el cuerpo. Ha cambiado el horario y el sol me acompaña más por las mañanas que por las tardes. Desde el 26 de octubre me siento de nuevo parte de mí y no una sombra siguiendo un cuerpo. Tardo seis meses en adaptarme a una más de las dictaduras del reloj. Si partir el día en horas, minutos y segundos es una arbitrariedad, mover las rebanadas para arriba y para abajo es de plano una grosería. Enderezo el pescuezo desde antes de que salga el sol, con los primeros trinos y con los primeros motores de camión de carga (que se disputan el alba en la ciudad). Cuando cambia el reloj —en abril, cuando faltan tres meses para el verano— yo despierto a los pájaros al abrir ventanas y arrancar el día. Salgo de casa y veo a otros como yo: almas en pena que transitan por la ciudad a oscuras, bajo luminarias sin luz porque ninguna autoridad se digna a cambiarles el foco. Van tanteando las banquetas horadadas por el tiempo, saltan las raíces de los árboles, cruzan como mejor pueden las calles y apuran el paso cuando aún es de noche para ir a un trabajo que debe parecer más ingrato cuando se arranca a esa hora.

CÓMO ARMAMOS EL RELAJO DEL RELOJ

En 1784, Benjamín Franklin escribió un ensayo llamado “Un proyecto económico” en el Journal de Paris. Después de una temporada en París, Franklin, con 78 años, decidió que los franceses gastaban mucho en

velas. La gota y los cálculos biliares limitaban sus movimientos pero no su cabeza, así que se entregó con pasión a idear soluciones para problemas que imaginaba. Calculó el número de velas usadas por un número de horas que él mismo determinó y lo multiplicó por el número de familias que se le antojó. Sacó una cifra que lo pasmó de tan alta.

▶▶Los gastos que creía

superficiales lo enojaban y no le importó que la economía parisina funcionara bien o que sus cálculos fueran arbitrarios: decidió que había dispendio y listo.

A partir de ahí publicó la nota en el Journal, incluyendo varias medidas locas: las persianas cerradas durante el día causarían impuestos, las velas se racionarían, habría guardias para impedir el paso de carruajes después del crepúsculo, sonarían campanas y cañones antes del amanecer para despertar a la ciudadanía, etcétera. La propuesta no tuvo éxito y los parisinos siguieron su vida en calma. En 1907, el constructor inglés William Willett escribió un panfleto llamado Desperdicio de la luz del sol donde proponía avanzar el reloj 20 minutos durante los cuatro domingos de septiembre. Para entonces, las horas ya eran estándar en el mundo (el horario de Greenwich había entrado en vigor en 1851; antes era el caos que seguía al sol y los

humores de cada nación). Aunque Willett gastó todos sus dineros en abogar por sus ideas, murió en 1915 sin que se le tomara en serio. Pero llegó la Primera Guerra Mundial y la cosa cambió. Alemanes y austríacos tomaron el proyecto para ahorrar energía y aventajar al enemigo por una hora. Inglaterra estableció como norma la propuesta de Willett en 1916 y enloqueció a sus ciudadanos. Los distintos marcadores (relojes, cañones, campanas), sonaban a destiempo. En 1925, el Parlamento inglés aprobó el cambio de horario a uno “de verano”. Para estos años, casi todo el mundo occidental dijo sí a la medida. En la Segunda Guerra Mundial, los países en conflicto que no la habían adoptado, lo hicieron. Al finalizar la guerra, los ciudadanos de estos países se rebelaron y la medida se metió a la congeladora hasta finalizada la reconstrucción.

SUEÑO DE UN HORARIO DE VERANO El horario de verano y la polémica van de la mano. Aunque hay más de 90 países que lo siguen con distintos grados de éxito, en ninguno ha sido fácil su aplicación. México llegó más o menos tarde a la fiesta y también a trompicones. Baja California fue vanguardia: desde 1942 movió sus relojes. Yucatán lo hizo en 1981. Para 1988, cuatro estados más se sumaron. El país se dividía en husos horarios y en usos específicos de las horas, según gustos y necesidades. En 1996, cuando soñábamos con la

modernidad, el horario comenzó en casi todo el país, tras una discusión que le cayó nuevita a Vicente Fox, que lo impuso por decreto presidencial. Las voces airadas no se hicieron esperar. Y si hubo una sonora fue la de Andrés Manuel López Obrador, que en 2002, al frente del Distrito Federal, dijo: “Uno se debe de levantar cuando cante el gallo y acostarse cuando cante el grillo”. Tildó al Congreso de “débil” por aceptar la medida y propuso que el D. F. se rigiera bajo las normas del sol. Al final, la medida prevaleció y, con los años, se pasó de cinco a siete meses en los que los mexicanos amanecemos antes que la mañana. Estados Unidos, patria de Franklin, no adoptó la medida en todos sus estados. Indiana fue el último en incorporarse y no llegó a ella hasta 2006. Distintos grupos científicos revisaron las ideas convencionales en torno al horario de verano y descubrieron que: Uno: no sólo no se ahorra sino que se incrementa el gasto energético en un 1% en los hogares. Dos: por las mañanas hay más accidentes de tránsito durante al menos el primer mes de implementación. Tres: los campesinos del mundo, históricamente opuestos a la medida, sufren más, ganan menos, trabajan extra. Según la Sener, los ahorros en México han ido a menos desde 2013. Algo similar sucede en el resto del mundo. Así que tal vez vuelva a la mesa la discusión de cuáles nuevas dictaduras del reloj, falsas por donde se les vea, aplicaremos. Emily Dickinson escribió: “¿Habrá realmente una ‘Mañana’?/ ¿Hay algo que se llame ‘Día’?”: la poesía anticipándose a la realidad.

DIRECTORIO Viernes Cultural, suplemento de Contra Réplica

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Rubén Cortés •Jefa de redacción: Claudina Domingo •Consejo editorial: Francisco González Crussí, Enrique Florescano, Elsa Cross, Silvia Molina, Eduardo Langagne, Carmen Boullosa, Tedi López Mills, Geney Beltrán Félix.


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