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El carnaval evoluciona

Durante la segunda mitad del siglo XIX la fiesta paulatinamente se fue transformando y enriqueciendo con nuevos elementos. Hasta que en 1912 deja de llamarse Fiesta de los Reyes Magos y oficialmente se proclama Carnaval, con la figura del Diablo como eje ritual, y otros elementos simbólicos que van a marcar la identidad y a configurar la estructura definitiva de la fiesta, la misma que, con algunas evoluciones de orden menor, se conserva hasta hoy.

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Uno de esos elementos simbólicos, de suma importancia por demás, es el himno del Carnaval, un himno que se canta hasta el cansancio y se baila hasta el amanecer. Otro es la bandera carnavalera, que preside todas las ceremonias y desfiles y tiene los mismos colores de la bandera municipal, pero con la figura del Diablo estampado en la mitad y una china de iraca en la punta del asta.

Hasta 1933 el carnaval se celebró cada año ininterrumpidamente. En 1934 no se celebró porque estalló la violencia política en la región. Desde este año, y hasta 1959, su frecuencia fue irregular: algunos años se celebró otros no. En ese lapso sólo se pudieron hacer 8 carnavales. Con la instauración del Frente Nacional la situación política del país entró en una nueva dinámica. Entonces el Carnaval resucitó de sus cenizas y los líderes de ese entonces decidieron hacerlo con un vigor renovado, ya no cada año sino cada dos, para que tuviera mayor esplendor, como se siguió haciendo hasta hoy.

Ahora veamos en detalle algunos de los elementos que, bien desde sus orígenes o bien por evolución, caracterizan el Carnaval de Riosucio en la actualidad:

Los rituales del Diablo

Son dos: el desfile de entrada y mensaje de bienvenida al principio, y el testamento y quema del Diablo al final.

El Diablo hace su entrada triunfal al carnaval siempre el sábado por la noche, y es un acontecimiento cumbre, de regocijo apoteósico en las plazas y las calles del pueblo, un momento casi de locura colectiva. El Diablo llega para reinar en la fiesta mientras esta dura, y su presencia autoriza el desfogue total. El último día, siempre miércoles, en acto público se lee su testamento y la gente procede a quemarlo después. Este testamento, que es una pieza literaria burlesca, es leído y representado por un matachín, que toma la voz del Diablo para agradecer al pueblo por sus preces, para exaltar su buen comportamiento, condenar los actos bochornosos, y dejar su herencia a los matachines más entrañables.

En este punto cabe aclarar el concepto de “matachín”. Es una especie de sacerdote del Diablo, depositario de la memoria colectiva, guardián de la tradición, y encargado de manejar los rituales, la palabra y la autoridad durante los seis días que dura el carnaval. Son los que integran la Junta que el pueblo designa para dirigir y organizar la fiesta, los que crean y manejan la iconografía, los que escriben y recitan los textos para los diferentes actos rituales, los que crean las cuadrillas de disfrazados, los que diseñan los disfraces y hacen las parodidas, los artesanos que elaboran las máscaras, esenciales en todo carnaval.

Remontándose al pasado, el investigador Bueno Rodríguez sostiene que los esclavos de la zona de Riosucio practicaban una danza llamada la matachinezca, o danza de matachines. Era de culto a la selva y fue traída por los negros de África, probablemente de Senegal. La palabra matachín es árabe y significa “enmascarado” y también “el que mata la res”.

La vocación literaria de la fiesta

Una característica que tiene el Carnaval de Riosucio, y que trae desde sus orígenes, es su marcada vocación literaria. En la primera mitad del siglo XX, reconocida como la edad dorada del Carnaval, hubo una generación de literatos, escritores y poetas locales que se aplicaron con gran dedicación e inspiración a la composición de textos para la fiesta, a manera de los sonetos de la poesía española de entonces, algunos con una calidad literaria no superada después. Ese modo de versificar terminó imponiéndose y volviéndose impronta de la fiesta, y desde entonces todos los textos deben tener rima y cierta cadencia en la entonación. Y siempre la exaltan la alegría, enfatizan la conservación de las tradiciones, el amor a Riosucio, condenan la corrupción y las conductas indebidas, reclaman justicia social y, por supuesto, elevan loas a su Majestad El Diablo.

Hoy se siguen produciendo textos literarios para la fiesta, pero su calidad es muy inferior a la de épocas pasadas. Ya no son piezas hechas por literatos sino producciones espontáneas de hombres y mujeres del pueblo que tienen alguna gracia para versificar, y que tratan de dar continuidad a la tradición retórica de los versos de antaño. Para las cuadrillas de disfrazados se componen parodias musicales, cuya base melódica son temas del cancionero popular a los que se les cambia la letra.

Un evento cuyo referente es esencialmente literario y teatral, es El Convite, que se celebra quince días antes del carnaval. Es una especie de sainete que interpretan los matachines, quienes se disfrazan e interpretan roles según sea el tema escogido, tema que varia de año en año y que siempre tiene que ver con las realidades políticas y las preocupaciones sociales y espirituales del momento en Riosucio, Colombia o el mundo, porque los temas que plantea el Convite son de carácter universal. Simbólicamente el Convite anuncia que el pueblo ya está maduro para empezar la fiesta y recibir a su Majestad el Diablo, y que sus calles y plazas ya pueden transformarse en escenarios para el desfogue y el furor.

La Junta del Carnaval

La total integración que la gente de Riosucio experimenta en el Carnaval, implica el montaje de la República Carnavalera, con la Junta del Carnaval como órgano rector. Son las personas encargadas de administrar y dirigir la fiesta y unir al pueblo en su carnaval. Son elegidas por votación directa de los riosuceños reunidos en asamblea popular, para un período de dos años, es decir de un carnaval, con posibilidad de reelección. Esta Junta es de hecho la máxima autoridad del pueblo durante los seis días que dura la fiesta, por encima del propio Alcalde Municipal, quien pasa a ser un simple colaborador. Bajo su responsabilidad sólo queda el manejo del orden público y el buen funcionamiento de los servicios municipales.

Dentro de la Junta se establecen jerarquías. A la cabeza el Presidente y el vicepresidente, seguido del Alcalde del Carnaval, de los diferentes Comités de trabajo, encargados del conservar e impulsar los ideales de identidad y tradición.

El desfile de cuadrillas

El disfraz en el carnaval es un mandato, y de ese mandato surgen las comparsas de disfrazados, que en Riosucio reciben el nombre de cuadrillas. Estas desfilan por las calles del pueblo siempre en domingo, el día más importante e imponente del carnaval, el más esperado, porque es un magnifico homenaje a la creación y al arte del disfraz. Desfilan entre veinte y treinta cuadrillas, cada una con su propia identidad y mensaje, y cuya preparación puede durar todo un año.

A diferencia de las comparsas del Carnaval de Barranquilla, para las cuales lo fundamental es la danza y las coreografías que despliegan en las calles durante el desfile; o de las grandes y fastuosas carrozas del Carnaval de Blancos y Negros en Pasto, que son obras artesanales de complicada y exigente elaboración, las cuadrillas del Carnaval de Riosucio son esencialmente la representación teatral de un tema, tanto a través del disfraz como del texto de las parodias que cantan.

Otro aspecto diferencial de las cuadrillas del carnaval riosuceño es que su función no acaba cuando termina el desfile por las calles del pueblo. Una vez éste termina cada cuadrilla tiene que presentarse ante la multitud en los tablados ubicados en las dos plazas, para a partir de allí empezar un peregrinaje de casa en casa. Muchas residencias abren sus puertas de par en par para que las cuadrillas entren a representar y cantar sus parodias; como lo puede hacer cualquier persona, lugareña o turista, porque el carnaval de Riosucio es, literalmente hablando, una fiesta de puertas abiertas.

Las visitas de las cuadrillas a las residencias es una tradición que viene desde los mismos comienzos de la fiesta. Hicieron parte de los rituales de reconciliación entre los pueblos de Quiebralomo y La Montaña. Iban por las casas cantando y llevando mensajes de unión y fraternidad. Esa hermosa tradición sigue hoy vigente. Cada cuadrilla debe visitar no menos de veinte residencias, y la última visita la están haciendo hacia las doce de la noche o la una de la mañana.

La otra cualidad de las cuadrillas es que no se repiten. Cada dos años salen a la calle cuadrillas nuevas, con motivos y disfraces distintos. Si se repiten es a manera de homenaje a cuadrillas antiguas, que fueron exitosas en su momento.

Como antesala al gran desfile del domingo, el sábado desfilan las cuadrillas infantiles, como una forma de preservar y continuar la tradición. Los maestros en las escuelas y colegios, y los padres de familia en los hogares, son los que preparan estas cuadrillas infantiles.

Eventos complementarios

Hay varios eventos que si bien no son del cuño ritual de la fiesta, resultan buenos complementos. Algunos son tan antiguos como el mismo carnaval y otros productos de los ajustes que éste ha tenido conforme a los gustos y la sensibilidad de las diferentes épocas.

Es el caso del desfile de entrada de las colonias de riosuceños residentes en otras regiones del país y del mundo. Este evento ha adquirido mucha importancia porque Riosucio no es un pueblo que ofrezca posibilidades laborales ni académicas como para que la gente se quede. La mayor parte de su población tiene que emigrar. Hoy son las colonias las que llevan el peso del carnaval, tanto en su parte organizativa como en la programación de los diferentes eventos. Incluso en su financiación.

Otro evento representativo son las verbenas populares, que son bailes multitudinarios nocturnos en las dos plazas del pueblo, con orquestas de renombre nacional. Nada diferente a las verbenas de la Feria de las Flores, por ejemplo.

La alborada, que es un ruidoso y frenético jolgorio de amanecidos, Todos los días del carnaval, a las 5 de la mañana, se inicia un desfile por las calles, al que se suman todo el que a esa hora esté todavía despierto; es un río de felices embriagados que cogidos de la mano y bailando atraviesan el último tramo de la noche para abrazarse con las primeras luces de la madrugada.

Las corridas populares de toros, las corralejas, son similares a las que se realizan en Sincelejo y demás poblaciones de la Costa Atlántica, aunque menos bárbaras. Se realizan en un circo levantado con guaduas y listones de madera, donde se meten espontáneos, casi siempre con varios aguardientes entre pecho y espalda, a lidiar toros con capotes improvisados, o a cuerpo limpio. En la corraleja los actores y espectadores gozan y sufren en dosis exactamente iguales, porque lo irónico es que el éxito de una corraleja se mide en el número de personas cogidas o arrolladas por los toros. Pero de todas maneras es una fiesta que tiene un sabor más lúdico y

* ComunicadorSocialPeriodismo.UniversidaddeAntioquia,1983.EscuelaNacionalSindical.DirectorAgenciade Información Laboral. 2008. Cargo actual. Profesor de Cátedra. Facultad de Comunicaciones Universidad Luis Amigó.Librospublicadosestánentreotros:“Comuna13,Crónicadeunaguerraurbana”.253páginas.Editorial UniversidaddeAntioquia.Primeraedición2005.Segundaedición2007,“LasCooperativasdeTrabajoAsociado enlaagroindustriadelapalmaafricana.Desiertoverdeyruinalaboral”.57páginas. EscuelaNacionalSindical. 2007. Algunas distinciones se destacan: 1986. Premio Nacional de PeriodismoAntonio Nariño, por una serie de reportajessobrelaCárcelBellavista. 1988.PremiodeperiodismoSimónBolívar,categoríatelevisiónregional,por elguióndeldocumental“Aquellosañosdelaradio”.

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