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EL SEXTETO

Por. Carlos Tapias Londoño*

Se denomina sexteto a un conjunto musical integrado por seis personas quienes interpretan aires cubanos especialmente el Son. A Paso Nuevo llegó a comienzo de la década de los treinta procedente de Cartagena por intermedio de los marinos de las embarcaciones que transportaban productos agrícolas a la ciudad heroica. A esto le fue gustando el aire musical que por aquellos tiempos se encontraba bien arraigado en dicha ciudad hasta el punto que decidieron llevar una de éstas agrupaciones al pueblo. Se trataba del sexteto llamado “El Pellón”.

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Los instrumentos utilizados por este conjunto eran: guitarra, bongoes, cláves, maracas y marímbula. Esta última es de origen africano y de gran difusión en algunos pueblos de Bolívar y el Magdalena. También existe, principalmente en San Basilio de Palenque un instrumento que produce un sonido similar y se le denomina “arcon sonoro o marimba de napa”. Tiene forma de arco; a Paso Nuevo llegó pero tuvo poca aceptación.

La marímbula es un cajón rectangular hecho de madera que posee una abertura romboíde o semicircular en una de sus caras más grandes en la que se colocan láminas de acero (pedazos de cuerda de “ortofónica”) que hacen de vibrófonos. Su número varia de 6 a 16 la cuales van graduadas de izquierda a derecha desde el tono más agudo hasta el mas grave. Para el sexteto se usaban las de seis láminas o “flejes”. (ver foto).

Con la llegada del sexteto cartagenero y el gran descenso en que se encontraba el bullerengue muchos pobladores se inclinaron por éste nueva música y se esmeraron en aprender a ejecutar cada uno de los instrumentos de la agrupación con el fin de crear una propia más adelante, y fue así, como nació el primer sexteto pasonuevero el que estaba conformado por Andrés Anaya, Domingo, Lorenzo y Tomás Bravo, Eulagio Primera y Carmelo Buri.

1. Elsiguienteartículohacepartedelestudio´inédito“ElBullerengueenUrabá”. Esobra deGualbertoFuentes,ingenierocivil,compañeroyalumno,oriundode PasoNuevo Córdobaconquieninicieeltrabajodeinvestigaciónendichalocalidad.

A comienzos de la década de los cuarenta ésta agrupación comenzó a decaer pero existía cierto número de jóvenes que habían asimilado ésta música y apareció un nuevo sexteto integrado por Lirberto Cardales, Carmito Cardales, Domingo Bravo, Andrés Anaya, Ángel Almario Cardales y Wilfido Silgado. Estos dos sextetos adolecían de guitarra porque nadie aprendió a tocarla y nadie poseía el instrumento en el pueblo. los bongoes fueron reemplazados por dos timbales pequeños, los que fueron introducidos por Bonefacio Rodríguez.

Una pieza musical del sexteto constaba de dos partes: una introducción que era un Son cubano y una segunda parte que era también un Son pero la marímbula aumentaba la velocidad inicialmente y de inmediato la seguían los demás instrumentos. La voz del primo por lo regular no paraba de cantar desde el inicio hasta el final a excepción de los coros que iban en forma responsorial. Habían algunas melodías que se prestaban para improvisar y en ellas se aludía a cualquiera de los integrantes.

La letra de las canciones era tomada de “cancioneros” que encargaban a Cartagena y a las que les hacían sus debidas adaptaciones. De allí que se hayan adaptado corridos mejicanos a la instrumentación del sexteto; éstos carecían de introducción. Todavía hoy permanecen en la mente de algunos integrantes de aquellas agrupaciones canciones que sonaron mucho entre las que se destacan “Mango Verde”, “Timbero” y “Los cubanos saben bailar”.

El bullerengue se caracterizaba por ser popular, el sexteto por ser un poco elitistas. La agrupación amenizaba matrimonios y cumpleaños de personas acaudaladas del pueblo y la región además de los “Bailes de Salón”. Estos últimos se hacían por invitación previa y el cupo era limitado. las damas que asistirían a dicho baila eran invitadas con una semana de anticipación por lo menos. Los dueños de las fiestas (parejas) salían a invitar a las damas quienes debían ser, o pasar al menos, por señoritas (vírgenes), a sus casas y le informaban el color del vestido que debían lucir. A los parejos también se les informaba pero sin tanto cuidado ni antelación. El día de las fiesta los dueños de estas iban a buscar a las señoritas a sus respectivas viviendas en las horas de la tarde. En la sala se disponían filas de asientos para que ellas esperaran a los parejos y descansaran después de cada pieza, con la llegada de los músicos y los parejos se procedía a cerrar la puesta hasta que finalizaba el baile. Nadie podía salir antes que terminara la reunión y si una de las jóvenes tenía alguna necesidad fisiológica ésta era acompañada por la dueña de la fiesta. A las seis de la mañana del siguiente día cada señorita era devuelta a su casa.

Como en el sector norte y en el sur existían personas de gran solvencia económica se generó entonces una división a raíz de los “bailes de salón”. Los del norte o “paso Nuevo”, los del sur o “Casimba” quienes edificaron una cruz en su sector para no depender de la que ya poseía el sector norte. Esta división trajo con sigo la realización de una fiesta en cada uno de los sectores el mismo día.

El sexteto comenzó a decaer a principios de la década de los cincuenta por la proliferación de la radio, la aparición de los Pick-Up y la monotonía en la que había caído el ritmo. Fue entonces cuando nació otra nueva agrupación que también se llamó sexteto pero su instrumentación era diferente. Esta incluía violines (armónicas), timbaletas (caja vallenata), marímbula, guacharacas y guitarras. Interpretaban las mismas canciones del sexteto anterior. Esta agrupación tuvo costa vida (1954 - 1960). Sus integrantes eran Damián Ospina, Pablo Anaya, Ulises Morelos, Andrés Medrano, El Chinito y Jesús María Cardales. En Isla Fuerte existía una agrupación similar que constaba de tiple, guitarra, maracas, marímbula, violín y claves.

A comienzos de los años sesenta surgió una nueva agrupación que le llamaban la “Pela Palo” cuya instrumentación consistía en bombo, redoblante, maracas y “hojitas” que soplaban tres o cuatro músicos quienes imitaban el sonido de u pito y llevaban la melodía. Interpretaban porros del interior del departamento y fue aquí en donde se bailaron los primeros fandangos. Esta fiesta se realizaba en la plaza o en la playa las parejas formaban un círculo alrededor de esta que casi siempre giraba en sentido contrario a las agujas del reloj. En un principio se usaban “mechones” que siempre llevaba la mujer, luego fueron remplazados por velas que bailaban derretidas por los brazos levantados de sus cuerpos calientes y caía sobre sus vestidos. Entre más “esperma” tuviera una mujer en los brazos y el vestido más orgullosa se sentía. El baile se ejercitaba de manera similar al que la cumbia pero un poco más rápido. Las hojas que hacían sonar los músicos eran de limón o icaco y estos llevaban a las fiestas ramas enteras como provisión.

Esta agrupación tuvo corta vida y comenzó a desaparecer en el año 1966. Entre sus integrantes se encontraban Francisco Sosa, Uilises Morelos, Clemente Anaya, entre otros.

hay que anotar que tanto el bullerengue como el sexteto no desaparecían por completo sino que perdían vigencia pero a partir del primero de noviembre de cada año se efectuaban bailes con dichas agrupaciones cada Sábado alternaban. Pasado algún tiempo, inicios de la década de los setenta, comenzaron a adormecerse completamente lo que trajo con sigo el auge de los pick-Ups.

Un pick-Ups es un equipo de sonido gigantesco que desarrolla alta potencia. Solo sirve para reproducir discos (pasta sonoro) y son contratados para amenizar bailes. Consta de un motor a gasolina que genere la electricidad por la carencia de ella en el pueblo, un amplificador del sonido, tocadiscos y una caja en donde se encuentran los parlantes.

La música que reproducían estos aparatos eran principalmente vallenato, salsa y “música africana” o “champeta”, ésta última proveniente de las Antillas Menores. Es un ritmo que presenta bastante percusión (por su origen africano) que va acompañada de guitarras eléctricas y sintetizadores. Es cantada en otro idioma.

El constante viaje de los jóvenes pasanueveros a comienzo de la década de los setenta a las capitales costeña tales como Cartagena o Barranquilla en busca de trabajo, los relegaba a vivir en suburbios o en barrios de clase baja que eran sitios en donde el ambiente “Champeta” se había desarrollado.

Por lo general los “Campetuos” son jóvenes que trabajan en el mercado o en talleres porque no han tenido oportunidad de estudiar o capacitarse. Llevan una vestimenta que casi siempre consiste en pantalón corto ceñido a los muslo o largo de bota ancha, camisa estampada en flores u otros motivos de vistosos colores, zapatos mocasines blancos o deportivo, gafas oscuras y una gran peinilla o “tenedor” (trinche) en el bolsillo posterior del pantalón.

Cuando colocan los pick-Ups en las esquinas de los barrios los fines de semana bailan casi recostados a la caja de los parlantes con el torso hacia atrás lo mismo que el pie derecho mientras que el izquierdo va adelante, y levantan las manos o las extienden. Cuando el baile es en pareja los pies se mueven poco, no se levantan del piso y los cuerpos se aprietan bastante. Son fanáticos a morir de determinado Pick-Ups y por lo regular lo siguen a las diferentes “casetas” que amenice.

Algunas de las características anteriores fueron llevadas al pueblo cuando los jóvenes regresaron, en especial la música y el baile. estas tuvieron gran aceptación en sus contemporáneos por la falta de agrupaciones musicales que continuaran la tradición. Se escuchaban también otros aires musicales caribeños como el Regae, Calypso y Soca que pertenecían a otra cultura pero los jóvenes los hicieron suyos Las personas de mayor edad, pertenecientes a la tradición desaparecida, quedaron marginados de estas nuevas fiestas o algunos fueron asimilando el nuevo movimiento musical.

Con el objetivo de despertar la música tradicional se realizó, en diciembre de 1986, una reunión con los músicos y contadoras de antaño. Comenzaron a conversar sobre el pasado y terminaron desempolvando sus instrumentos que aún guardaban y recordando la letra de muchas canciones. Fue así como se volvió a tocar música del Sexteto, este lo integraron Lirberto y Jesús María (Chúa) Cardales, Andrés Medrano (Mendoa), Lorenzo Bravo (Yoyo) e Irene Romero.

El 31 de diciembre de ese mismo año se realizó bullerengue. Se le dio inicio en la “Cruz de Mayo” como era la costumbre y en la madrugada se mudo a otras partes. La participación fue masiva y tanto niños como jóvenes se sentían extrañados ante tal celebración pero terminaron bailando. El principal objetivo de esta nueva etapa es el de inducir a los jóvenes a ésta música autóctona para que la tradición no desaparezca.

* Exprofesor de danzas de la EPA, director de la Compañía Folclórica Hojarasca, Jurado en varios Festivales municipales, departamentales y nacionales de Danza y el Bullerengue. Director artístico de la Fundación Cultural Danza Colombia en el Festival Internacional de Danza por Pareja. A escrito varios trabajos de investigación entre los que se destacan El BullerengueenUrabáyescritorpermanentedelaRevistaPorroyFolclor

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