5 minute read

Un desafío vocacional - Prof. Guillermo Galli

trayectoria.Me encontraba sentada frente a una computadora, en uno de los tres excelentes laboratorios de computación de la escuela, con más de treinta computadoras, creando un juego en DOS, con el lenguaje LOGO. ¡sí, la tortuguita! Algunos de mi edad seguro lo tienen presente. A mi lado Aldo, quien trabajaba en el sistema operativo de una de las computadoras, desarrollando varias líneas de texto en la pantalla negra, esos comandos que nosotros casi nunca entendíamos y que ellos, los técnicos, tampoco se interesaban mucho en explicarnos. Era todo un mundo oculto, casi de elegidos, una pantalla con escritura en códigos, comando que realizan acciones, muy lejos de la pantalla colorida, audiovisual, multimedia e intuitiva que manejamos en la actualidad, pero este es otro tema que seguro más adelante veremos.

Aldo me observa y lo miro, y me dice ¿te puedo hacer una pregunta?, sí le contesto. ¿Algún día me explicas algo de LOGO? ¡Oh, sorpresa! aunque no podía entender qué me pedía, o más bien estaba claro, pero mi mente de docente no lograba comprender cómo el gurú en tecnología informática, me estaba preguntando algo a mí sobre ese tema. Y allí fue uno de los mayores descubrimientos de mi trayectoria, nunca podemos saber o conocer todo lo que la tecnología nos puede proponer. Nadie está apto para decir “conozco todo sobre tecnologías... (en aquella época) “informáticas”, hoy “nuevas tecnologías”, o “tecnologías del siglo XXI”. A mí me gusta llamarlas para mi entorno, tecnologías educativas digitales, TED.

Advertisement

Imaginen la situación, mi gurú Aldo, que para mí sabía todo, era el mago de la tecnología informática, el técnico que todo lo solucionaba, me estaba pidiendo que le enseñara algo. Y así muy claramente se expuso desde su no saber, yo nunca exploré nada con programación en LOGO y te veo armando juegos para los chicos y me divierte. Nunca olvidaré sus palabras y mucho menos mi sorpresa. Estaba aprendiendo del mejor para mí, mi mago, que no todo se puede saber cuándo hablamos de tecnologías informáticas. Y desde su actitud humilde que yo desconocía de otros representantes de su campo, emprendimos un nuevo camino de enseñanza y de aprendizaje para ambos.

COORDINADOR WEBMASTER

Prof. Guillermo Galli

Webmaster TED

UN DESAFÍO VOCACIONAL

Comencé a trabajar en el Equipo TED cuando Cristina Rodrigues me convocó para reformar un blog con experiencias de docentes con tecnología en el aula. El blog se llamaba Entramar, y al principio la idea era volcar los contenidos existentes en uno nuevo con dominio dependiente de la Municipalidad de Vicente López (mvl.edu.ar).

Yo tenía cierta experiencia programando sitios web para particulares, de manera que la tarea no sólo era sencilla sino que pensé, francamente, que no representaba un desafío, de esos en los que cada tanto me gustaba incur-

sionar. Me equivoqué, por supuesto, y es que no contaba con algo llamado vocación y que para mí significa lo que ahora paso a explicar.

No creo que la vocación sea una carrera académica, ni un oficio, ni una destreza, ni lo que te divierte, ni siquiera es lo que mejor hacés. La vocación es, como la etimología de la palabra lo indica, un llamado. No se piense en grandes misiones, o sí, pero el concepto no está relacionado específicamente con una excursión a la Luna. La vocación es un íntimo llamado a hacer algo, a perfeccionar algo, a sacarle el jugo, a hacerlo funcionar, a reproducirlo, a multiplicarlo. No tiene explicación ese llamado, no se sabe por qué ese llamado y no otro. No se puede explicar por qué si yo estoy muy cómodo (y soy muy bueno) ejerciendo la medicina, siento un llamado a escribir novelas o a cultivar plantas acuáticas.

No hay respuestas, aunque sí una analogía con ciertas pistas que ofrece el pasado, la niñez, la adolescencia, cuando uno no estaba obligado a embarcarse en ciertas cosas y, sin embargo, lo hacía igual. Vuelvo entonces: a mis ocho años escribía y dibujaba una revistita casera para el barrio donde vivía, a los doce armé un periódico escolar con mis compañeros de séptimo grado (no era una tarea para ciencias sociales, lo juro, no había nota para eso), a los dieciocho participé en una revista de divulgación, a los veinte descubrí la tecnología: los antiguos BBS (los abuelos de los sitios web), y monté uno en mi casa, con tres líneas telefónicas, donde publicaba contenidos, software, tutoriales y un chat para los visitantes. A los veintitrés estudiaba periodismo y profesorado de informática, hasta que tuve un portal de foros de música, cine, letras y tecnología con cientos de usuarios.

Todo esto, que no pondría en un currículum (no en uno formal) son pistas para entender por qué ese blog llamado Entramar que recibí para trasladar contenidos de blogger a wordpress se transformó para mí en el desafío de pensar en un portal educativo junto con mis compañeros de equipo.

Esos llamados (el medio, la tecnología, la educación) confluyeron en uno sólo, y de esa manera fui poniendo mi voluntad al servicio de un espacio destinado a comunicar ideas, proyectos, aplicaciones y experiencias de docentes para docentes.

Lo primero fue ordenar en tres grandes categorías los contenidos que hasta entonces había. Si entrabas al portal buscando aplicar tecnología en el aula era natural que te preguntaras ¿qué hacer en el aula? y de inmediato ¿con qué hacerlo?, a lo que vendría la pregunta inevitable: ¿cómo hacerlo? De esa manera organizamos los contenidos en Experiencias, Recursos y Tutoriales. Entonces salimos a explorar la web y encontramos que podíamos compartir de forma clara y organizada cientos de juegos didácticos y aplicaciones que estaban desperdigados por Internet. Más adelante surgió el compromiso de realizar una curaduría de los contenidos, y clasificamos, pusimos en valor, y capacitamos y animamos a los docentes autores para brindar textos innovadores. Pronto nos encontramos con que estábamos brindando tanto contenido y de calidad, que nos vimos en la necesidad de programar un buscador y un sistema de difusión que ayudará al visitante a encontrar lo que buscaba y lo animará a visitar áreas hasta ahora desconocidas por él mismo.

Hace tiempo que el blog ya se había transformado en un portal. Durante la contingencia sanitaria, Entramar estuvo ahí, listo para recibir miles de visitas diarias en busca de recursos para afrontar la nueva situación.

A lo largo de mi experiencia como webmaster de Entramar tuve muchos desafíos técnicos, estéticos, comunicacionales, y como supervisor

This article is from: