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Misión Mont Blanc

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MISIÓN MONT BLANC

74Luego de luchar para ir de España a Chamonix vía Londres, Richard Barber finalmente pudo encarar una meta que tenía toda la vida: el Mont Blanc. Foto principal: Antoine Girard

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EL OBJETIVO Mont Blanc y su cumbre nevada tienen 4810m y es el pico más alto de Europa occidental

Foto: Tobias Dimmler

Vuelo parapente intermitentemente desde 2004 y he tenido la suerte de viajar por el mundo y tachar la mayoría de las cosas de mi lista. La que estaba de primera era sobrevolar el Mont Blanc (4810m) y aterrizar en la cumbre.

Pero debido a las condiciones necesarias tan específicas y el espacio aéreo restringido en julio y agosto, nunca habría pensado que tendría la oportunidad de hacerlo. Lo mismo pensé este año porque iba al abierto británico en España y luego al Chabre Open de Ozone en el sur de Francia los últimos diez días de junio.

Sin embargo, como había previsión de viento fuerte para el abierto británico en Pedro Bernardo, le tenía puesto el ojo al clima en los Alpes. El miércoles en la mañana, la previsión en Pedro mostraba viento más fuerte que los días anteriores y para el resto de la competencia. Mientras tanto, las previsiones mostraban techos de más de 5000m en los alrededores de Chamonix los tres días siguientes.

Luego de revisar los pasajes, vi que era factible salir temprano, pero no sería una aventura barata. Así que como siempre, mi compañero Bruce Z y yo nos preparamos para volar y fuimos a esperar los autobuses, pero nos dijeron que no habría manga y probablemente habría una el jueves pero el viernes se veía mal.

En cambio, organizaron una charla acerca del sistema de puntuación (¡qué complicado!) y luego hubo excursiones a piscinas naturales y cuevas seguidas de una parrilla en la noche. Durante la explicación, yo intentaba reservar el boleto, el auto y el hospedaje con la intención de estar en el despegue de Chamonix a mediodía del día siguiente, lo que iba a requerir pasar por Londres esa noche. Le debo una a Bruce Z por haberme llevado a Madrid para tomar el vuelo a Londres. Dicen que las buenas obras se regresan y me gustaría pensar que haber terminado de cuarto la última manga fue por su karma.

Salimos de Pedro a las 15:00h, llegamos al aeropuerto a las 16:30 y después de 45 minutos peleando con Goldcar (¡es barato pero no vale la pena!) nos separamos. Pasé el control de seguridad y seguí hacia la puerta, pero perdí el teléfono en el camino.

En circunstancias normales, habría sido un problema bastante serio porque gran parte de nuestra vida depende del teléfono. Para mí, podría ser catastrófico porque todas mis tarjetas y mi licencia de conducir estaban dentro del estuche. No solo podrían arruinarse mis planes de sobrevolar el Mont Blanc sino también los planes de la semana siguiente porque tenía que recoger el auto en Ginebra y a otro piloto en Lyon camino al Chabre Open de Ozone.

Afortunadamente, el avión estaba retrasado dos horas y pude correr frenéticamente por todos los módulos de información en vano y acosar a otros pasajeros para que llamaran a mi número.

Como se acababa el tiempo, hice lo que debí haber hecho apenas perdí el teléfono y usé FindMyPhone para encontrarlo, después hice que mostrara un mensaje que dijera “€100 si lo devuelves, por favor llamar al siguiente número”. Después usé otra función para que sonara a todo volumen aunque estuviera en silencio.

El plan funcionó. Un policía en el puesto de migración llamó al número que aparecía en la pantalla y diez minutos después tenía mi teléfono - ¡y no tuve que gastar los €100!

Cuando estaba sentado dentro del avión, vi que Telegram estaba vuelto loco y en casi todos los grupos en los que estoy hablaban de que 150 pilotos habían aterrizado sobre el Mont Blanc y que Toma Coconea había subido a 6000m en el Red Bull X-Alps. También, en un par de grupos hablaban de un piloto que había abandonado el abierto británico para intentar hacer los mismo al día siguiente...

Llegué a casa extenuado después de las 11pm, preparé una pasta, bebí toda el agua que pude y me acosté cerca de medianoche. Después de una noche de dormir intermitentemente, estuve listo nuevamente a las 04:45.

El viaje estuvo perfecto, desayuné dos veces, primero en el aeropuerto y después en el avión y bebí la mayor cantidad de líquido que pude y hasta pude dormir unos minutos más. Llegué a Chamonix cerca de las 11am y ya hacían casi 30ºC. Normalmente soy un poco perezoso para consumir calorías y líquidos pero esta vez no, porque esperaba evitar la hipoxia.

Cuando llegué al despegue, ya había unos cien pilotos preparándose y un par de policías y soldados dando vueltas y advirtiéndonos de no aterrizar sobre el Mont Blanc incluso si las condiciones lo permitieran.

No era de sorprenderse que las autoridades estuvieran en el despegue porque hubo un accidente mortal y de no haber habido un par de guías de montaña en la cumbre ayudando a despegar a los pilotos con hipoxia, hubiera habido más accidentes el día anterior. Probablemente viste al famoso Antoine Girard del Broad Peak y de la Red Bull X-Alps que escribió una publicación bastante cruda al respecto en Facebook.

TRABAJO ARDUO Cerca de las laderas y de la montaña enorme

Foto: Richard Barber

Volar con un compañero hace que el vuelo sea más divertido y seguro, y gracias a que no tengo casi vergüenza (para no decir ninguna) salí a buscar uno. Deambulé por el despegue y pregunté si había algún británico y cuál era su plan. Unos segundos más tarde, me encontraba conversando con Geoff Cattral, un piloto comercial de Cathay Pacific lleno de energía que también iba al Chabre Open de Ozone la semana siguiente. Después de conversar acerca de un arnés que pensaba comprar, fijamos una frecuencia de radio; acordamos volar juntos; cuidarnos vagamente y si las condiciones lo permitían, apuntarle a la cumbre.

Despegamos y remontamos en habituales condiciones movidas debajo de la cumbre de Brévent hasta que encontramos una térmica constante de 3m/s que nos llevó directo hasta 4000m donde nos encontramos con un grupo de pilotos que iba hacia el monte Vorassay (2299m, sobre Les Houches) y hacia la tradicional ruta hacia el Mont Blanc. Después, pasamos una hora luchando contra una inversión brutal con cada vez más pilotos que intentaban hacer lo mismo.

Después de una hora cada vez más infernal, decidimos que era hora de cambiar de plan y nos fuimos por la cara norte del Mont Blanc. ¡No funcionó! Así que volvimos a cruzar el valle del lado de Brévent, donde Geoff encontró un +5m/s suave (tanto que practicó girar solo con el cuerpo) hasta más de 5300m mientras que yo encontré una térmica turbulencia y subí “solo” hasta 4650m.

Nos separamos en ese punto porque nos quedamos sin radio y después supe que Geoff llegó a Doussard en una sola transición desde Servoz para buscar su arnés en Paratroc.

Yo, en cambio, todavía aspiraba llegar a la cumbre y vi a un par de alas en la cara norte, un poco más bajo que yo pero estaban subiendo. Con la altura que tenía y por haber poco viento, me pareció que era seguro y decidí ir para allá.

Al principio, crucé hacia Aiguille du Goûter (3863m) y me paraba a girar lo que encontrara, consciente de aunque no subía mucho derivaba hacia la montaña cada vez que giraba.

Cuando me había acercado lo suficiente a la montaña para pensar acerca de mi ruta, pude ver cuatro o cinco alas en las cercanías de Mont Maudit (4465m) y a dos más cerca de la cumbre del Tacul. Me dirigí hacia los glaciales impresionantes de Taconnaz y Bossons rumbo a Maudit, girando más mayormente ceros.

No fui el único en pensarlo y cuando llegué a Mont Maudit ya había unas 20 alas más y más en camino. En este punto, remontábamos en una mezcla de ascendencia térmica y de ladera y todos parecían estar conscientes de su capacidad mental potencialmente afectada ya que mantenían una distancia prudencial de las paredes de roca y de los demás pilotos. Nos ayudamos unos a los otros y volábamos hacia zonas diferentes para rasgar y remontar.

Tres o cuatro alas cruzaban la hondonada de la cumbre y no perdían altura. Seguí hacia el extremo de la hondonada donde había más compresión de viento que nos permitió remontar los últimos cientos de metros hasta la cumbre en una de las condiciones más suaves que he visto en los Alpes.

Eufórico, pero consciente de que llevaba casi una hora a más de 4000m, hice un 360 sobre la cumbre y disfruté del aire y de la vista para luego regresar al valle de Chamonix mientras veía bandadas de parapentes que se dirigían hacia la cumbre.

Cuando aterricé, lo primero que noté fueron los 37ºC y después me encontré a uno de mis mejores compañeros de esquí, Mark, que tenía 14 años sin verlo. Supo de mis andanzas gracias a su esposa que estaba en Inglaterra (¡a veces Facebook es útil!) y siguió mi vuelo en Livetrack24. Nos pusimos al día con unas cervezas y una pizza y nos acordamos de cosas del pasado y de la experiencia única en la vida que acabábamos de tener.

¡El casi fracaso antes de salir de España, la ruta absurda por Londres, la inversión loca al principio (y los pilotos dentro de la misma), la facilidad con la que finalmente llegamos a la cumbre y por último encontrarme con un buen amigo hicieron que fuera una experiencia que valió cada centavo y mucho más!

MONT BLANC

Se ha escrito mucho acerca de volar y aterrizar en el Mont Blanc esta temporada, pero si quieres sobrevolar la montaña y las condiciones lo permiten, puedes hacerlo todo el año salvo en julio y agosto. Actualmente, está prohibido aterrizar en la cumbre, pero verifica con los locales. Entre las páginas para revisar el clima están soaringmeteo.com, xcskies.com, parapentemeteo.fr, meteoblue.com y windy.com

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