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EL CAPI – EN BUSCA DEL ORO DE TONTOS
EL CAPI
GAVIN MCCLURG
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EN BUSCA DEL ORO DE TONTOS
El 11 de junio, aproximadamente una semana antes de que nuestro equipo (Cody Mittank, Donizete Lemos y yo) planificara encontrarse en Hebbronville, Texas para intentar romper el récord mundial (588km hecho el año pasado por el equipo brasilero de Rafael Saladini,, Marcelo Prieto y Rafael de Moraes Barros), recibí un mensaje de David Prentice, que probablemente ha cazado vuelos largos en Texas más que nadie. “¡Hay un tipo que no conozco que lleva 200km y despegó a pie! ¡Creo que puede romper tu récord!”
Abrí xcfind.paraglide.us y en efecto, Sebastien Kayrouz iba volando como un bólido. Vi el reloj, abrí XCSkies y empecé a navegar. Había una baja presión subtropical enorme al sur de Nueva Orleans y la famosa “línea seca” se había instalado sobre la frontera con Nuevo México. Sebastien iba volando por una convergencia enorme entre ambos. Tenía techos altos, viento fuerte y bien alineado y un día largo.
Al final, Sebastien voló 502km, un vuelo inspirador con el que rompió mi récord de despegue a pie de 387km de 2013 y creo que puso a muchos a pensar seriamente en ir a Texas. Casi llegó hasta Oklahoma. ¡Texas es cinco veces y media más grande que Inglaterra! ¡Es mucha distancia! Si Seb, voló 502km en 10 horas (en un buen día se pueden volar 11-12 horas), solo y con una M7, ¿qué tan lejos podría llegar un equipo habilidoso con alas de compe? Mi intención no es menospreciar a Sebastien porque su vuelo fue increíble, pero confirmó lo que dicen los cazadores de récords en planeador, ala delta o parapente: un gran vuelo depende 85% del día y 15% del piloto. Para volar 600km o más hace falta un día magnífico.
Le he tenido el ojo puesto a Texas desde hace tiempo. Muy pocos pilotos de parapente lo han intentado desde que Will Gadd rompió el récord en 2002. ¿Por qué? ¡Porque es salvaje! En días récord, se despega con viento absurdamente fuerte. La base de las nubes se siente lejos cuando necesitas estar alto para volar lejos, cuando las térmicas son suaves y están rotas.
Después, los primeros 100km son difíciles. Apenas derivas viento de cola del aeródromo, estás en tierra de nadie. Una mala decisión o un poco de mala suerte y aterrizas. Pero aterrizar bien en un mar de mezquites, cactus y molinos de viento enormes no es fácil. Si tienes la suerte de aterrizar en una carretera de tierra (que rara vez van paralelas al viento), te divertirás caminando a más de 40ºC (la mayoría de los días la sensación de bochorno estaba por encima de los 43ºC) hasta una carretera donde te puedan recoger porque todas las carreteras privadas están cerradas con rejas (¡cuidado con las cascabeles, los jabalíes y escorpiones!).
Además, se vuela cerca de la frontera con México los primeros 240km. La gente en esta parte de Texas es muy recelosa de gente desaliñada con mochilas. Toda la tierra, hasta donde alcanza la vista es privada. Los tejanos están armados. Tienen armas grandes. Oímos decir, “la próxima vez que uno de ustedes aterrice aquí, disparo” tan seguido
como le oímos decir a uno del equipo “este lugar es una porquería”, todos los días. En otras palabras: no se viene al sur de Texas en pleno verano de vacaciones. No se va a Texas a divertirse. Se va por una posibilidad remota de conseguir la gloria.
Desde que Dustin Martin y Jonny Durand volaron 764km en ala delta en 2012, el único grupo de parapente del que he sabido fue uno de Ozone que organizó Nick Greece en 2014. Les tocó mal clima, pero Luc Armant logró romper el récord de Will Gadd y voló 463km. Casi rompió el récord mundial, que era de 502km en aquella época, pero nos dio una idea del potencial. Varios meses antes del viaje, llamé a Nick Greece para que me diera más información.
Le pregunté: “Nick, ¿qué tengo que saber de Texas?”
“No vayas”.
Con eso en mente, empezamos a planificar todo. Estudiamos los índices de sequía y patrones meteorológicos. Estudiamos los radares y modelos durante semanas a ver cuál predecía mejor la realidad. Contacté a los gurú del clima Davis Straub y Gary Osoba para que me dijeran cómo se estaba alineando todo. Tomando en cuenta el récord de Will Gadd en el solsticio de verano (21 de junio), decidimos salir el 16 de junio (¡más de 30 horas de camino desde Sun Valley!).
Lo intentamos casi todos los días durante tres semanas y ni nos acercamos. Muchos días, apenas lográbamos alejarnos lo suficiente del aeródromo como para hacer una caminata infernal. Otros días, podías saborear la gloria pero esa combinación perfecta de viento fuerte, días largos, nubes, convergencias y sin sobredesarrollos (imagina los tornados en Texas) y suerte es muy rara.
No se va a disfrutar de la vista, ni por la experiencia cultural. Se va a sufrir. Tendrás que esperar. Sentirás que pierdes el tiempo. Tiene que gustarte la carne y poder soportar calor extremo. Además, tienes que moderarte cuando te enfrentes a gente armada. Como dice David Prentice, “te volverás loco tratando de romper el récord en Texas”. Tiene razón. ¿Es divertido? No es la palabra adecuada. Pero es... convincente. Y por alguna razón, me emociona volver.
Gavin McClurg es piloto de la Red Bull X-Alps, aventurero del año de National Geographic, embajador de Patagonia y lleva los podcasts Cloudbase Mayhem en cloudbasemayhem.com. Vive y vuela en Ketchum, Estados Unidos