4 minute read

LO BÁSICO – CÓMO VUELAN LOS CÓNDORES

LO BÁSICO

EMILY SHEPARD

Advertisement

CÓMO VUELAN LOS CÓNDORES

MAESTROS DEL AIRE Emily y su equipo han estado etiquetando y rastreando cóndores durante cinco años. Han aprendido que los cóndores casi nunca baten las alas en vuelo

Foto: istockphoto

El cóndor andino, con un peso de 9kg o más, es uno de los pájaros más pesados del mundo. Cuando los pájaros son tan grandes, el gasto de energía que requieren para batir sus alas es tan alto que deben valerse de las corrientes de aire ascendente para recorrer grandes distancias.

Mis colegas y yo nos preguntamos cuál sería el mínimo de batidas de alas que les bastaría a estos cóndores y a otros pájaros voladores y si hay ambientes especiales o condiciones climáticas específicas en las que les sería más difícil volar. Se sabe muy poco acerca de qué hace que estos pájaros aleteen y apenas recientemente pudimos utilizar tecnología de seguimiento para espiarlos en su vuelo.

Un talentoso colega de la Universidad de Swansea desarrolló grabadoras de vuelo de alta tecnología para nuestro equipo. Serían utilizadas para adherírselas a los cóndores y registrar cada movimiento de sus alas mientras buscan alimento. Los resultados de nuestro proyecto de cinco años en Argentina ya están publicados en el periódico de los PNAS.

Seguimiento

¿Cómo se atrapa un cóndor? Pues es algo que requiere tiempo. Mucho tiempo. Como equipo de campo, pasamos días sentados en la estepa de la Patagonia, bebiendo mate y esperado a que los cóndores aterrizaran sobre osamentas de ovejas o de huesos que recolectamos en el matadero y colocamos especialmente para tentarlos a bajar.

Resultó que ponerles las etiquetas es mucho más fácil que quitárselas. Nuestras etiquetas registran 320datos distintos por segundo, una cantidad de información tan voluminosa que es imposible reenviarla mediante teléfonos o de una red satelital. Por ello diseñamos un sistema para que en la noche se les cayeran las etiquetas cuando estuvieran anidando en los riscos. Mediante GPS descubríamos dónde pasaban la noche y usamos una señal de VHF para recuperar la etiqueta del fondo del risco.

Parece sencillo, pero en la Patagonia hay muy pocas carreteras y para llegar a los nidos de los cóndores el equipo debía caminar decenas de kilómetros, viajar a caballo, usar crampones y cruzar ríos atados unos a otros con sogas. Por cada etiqueta que encontrábamos, perdíamos al menos siete. Logramos un gran avance cuando comenzamos a etiquetar pájaros inmaduros. Estos pasan el tiempo en nidos compartidos que por lo general se hallan en las suaves colinas ondulantes de la estepa, no en los Andes escarpados e inaccesibles donde con frecuencia anidan los adultos.

Cóndores en transición

Nuestros resultados indican que, como promedio, los cóndores vuelan tres horas al día, pero baten sus alas durante menos de dos minutos – solo el 1% de su tiempo de vuelo. Hubo incluso un pájaro que voló más de cinco horas sin batirlas ni una vez. Recorrió 172km. Nos sorprendió notar que la cantidad de veces que batieron sus alas apenas varió si estaban en los Andes o en la estepa, o si había viento o no.

Moverse entre térmicas débiles de aire parecía más difícil conforme los pájaros batían sus alas para acercarse al final del planeo, ya cerca del suelo. Este es un momento crítico porque los pájaros deben encontrar aire ascendente para evitar un aterrizaje imprevisto.

Sin embargo, incluso en condiciones de térmicas débiles, que pueden presentarse en invierno, nuestros resultados sugieren que los cóndores solo baten sus alas durante apenas un par de segundos por kilómetro. Este batir extraordinariamente bajo es comparable con el de los albatros. De hecho, los albatros parecen aletear más que los cóndores – entre 1% y 15% de su tiempo de vuelo, sin contar el despegue – aunque la comparación no es clara en lo referente al gasto general de energía.

Lo que resulta particularmente llamativo en nuestros hallazgos es que todos los pájaros que estudiamos eran inmaduros. Se ha dicho que el desempeño en el vuelo mejora con la edad, pero el hecho de que

todos estos pájaros batan sus alas con tan poca frecuencia demuestra que es posible que incluso los cóndores jóvenes no necesiten invertir mucha energía en sus vuelos.

‘Volar horas’

Para los estándares actuales, los cóndores son grandes, pero el Argentavis magnificens de hace seis millones de años, un pájaro cuya envergadura era el doble de la del cóndor, dominaba los cielos argentinos.

Siempre se ha asumido que estos y otros gigantes aéreos usaban las corrientes de aire para volar sin batir sus alas. Los nuevos datos de los cóndores sustentan esta hipótesis y demuestran cuán lejos pueden volar los pájaros terrestres sin necesidad de encender sus motores.

El principal gasto que hace la generalidad de los grandes voladores parece ser la energía que se necesita para despegar. En nuestro estudio, 75% del batir de alas que se observó en vuelos para ir en busca de alimento estaba relacionado con el despegue. Esto destaca la importancia de las decisiones en cuanto a cuándo y dónde aterrizar.

En el cielo, los cóndores se muestran confiados y con frecuencia hicieron vuelos rasantes para observarnos. En tierra son pájaros torpes, similares a los pavos. Sumamente cautelosos. Su enorme tamaño hace que los despegues sean difíciles y que requieran un importante gasto de energía, pero una vez en el aire – al menos en las áreas donde normalmente vuelan – parecen ser libres para volar durante horas y horas.

Emily Shepard da clases de ciencias de la vida en la universidad de Swansea en Gales. Este artículo se publicó originalmente en TheConversation.com

This article is from: