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Clase Maestra de vuelo vivac
Clase Maestra de vuelo vivac
Marcus King acompaña a Antoine Girard y Martin Beaujouan al corazón de los Alpes franceses para un curso especializado en el arte del vuelo vivac
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Me desperté y el cielo estaba más nublado de lo previsto, pero el viento estaba de frente y suave. Hora de despertarse. Había movimiento dentro de las carpas esparcidas por una colina cerca de Ivrea en Italia.
Ayer, habíamos intentado aterrizar aquí, pero la estabilidad se lo impidió a la mayoría y solo dos lo lograron. Gracias al plan B, aterrizamos todos juntos y practicamos despegues cobra, seguidos de fondue y vino. De lo más civilizado.
Buenos días y bienvenidos al segundo día de la clase maestra de vuelo vivac de Antoine Girard y Martin Beaujouan.
Especialistas de la aventura
Antoine Girard no necesita presentación. Sus expediciones en Pakistán, su vuelo sobre el Broad Peak a 8000m y por Sudamérica han tenido gran cobertura. Antoine también es un competidor experimentado en carreras de aventura y ha ganado el Airtour en 2011 y 2014 y obtuvo el tercer lugar en la Red Bull X-Alps en 2013. También es un montañista experimentado y ha escalado varios gigantes de 8000m en el Himalaya.
Martin es menos conocido. Este esquiador quería algo para ocuparse en verano, así que en 2010, aprendió a volar en su zona, Plaine Joux. “Me enganché inmediatamente, así que no he parado”. Además de esquiar hace trail running, por lo que migró de forma natural a las carreras de paramontañismo y estuvo en el podio de la Bornes to Fly con apenas tres años de vuelo. También empezó a explorar los Alpes en solitario en vivac, cruzó Kirguizistán con el piloto Advance Fred Souchon que también vive en el valle de Chamonix. En 2018, Martin y Antoine hicieron equipo para volar desde Patagonia hasta Perú.
Por último, el año pasado Martin renunció a su trabajo de ingeniero y junto al instructor Philippe Collet, abrieron una nueva escuela, AlpWind. Tuvo un bebé junto a su novia y además, encontró tiempo para ser el asistente de Antoine en la Red Bull X-Alps. “[La X-Alps] se complicó porque Antoine se lesionó después de unos días, pero fue interesante ver la carrera desde adentro y saber que podría participar un día”.
Martin y Philippe querían ofrecer algo distinto en su escuela, así que se enfocan en el paramontañismo. Dan cursos de iniciación con alas de superficie sencilla y muchos de sus clientes vienen del trail running, esquí de travesía y montañismo. “Quieren bajar volando, pero intentamos mostrarles que también se puede subir”. El curso de vuelo vivac es una extensión natural de ello.
“Para mí, dijo Martin, “es lo más puro que puede hacerse en parapente: mezclar el vuelo de distancia con estar en la montaña. Hacen falta muchos conocimientos y nuestros estudiantes quieren descubrir la disciplina de forma segura. Creo que hay mucha gente que solo necesita un empujoncito y tratamos de dárselos”.
Valle de Contamines
Unos días después de nuestro primer vivac, estábamos en el despegue de Plaine Joux listos para una aventura corta por el valle. La meta del curso no era volar lejos, sino aprender y aplicar lo aprendido. “No es bueno pasar demasiado tiempo en el salón de clase”, dijo Antoine. “Es mejor hacerlo por partes y practicar. Desde luego, para algunas cosas como para planificar, hace falta sentarse frente a la computadora, pero procuramos evitar sesiones teóricas largas”.
En cambio, tenemos clases teóricas de cosas como empacar el arnés: evitar objetos sólitos en la zona lumbar y asegurarse que está bien equilibrado. Y durante el día, hacemos sesiones espontáneas de clima y condiciones, mientras estamos juntos en la montaña. El día anterior, las condiciones eran flojas, así que aplicamos lo que aprendimos con una caminata de 1000m a un despegue. Desde ahí, logramos hacer un vuelo de relación para aterrizar en otro despegue y después otro vuelo hasta el valle. Las condiciones mejoraron, así que la idea era combinarlo todo y volar hasta un lugar donde pudiéramos pasar la noche.
El lugar que escogimos no estaba lejos - de hecho, podíamos verlo desde el otro lado del valle - pero nos permitió escoger entre volar directamente o alargar el vuelo por el valle. Desde luego, Martin y Antoine habían pensado en todas las eventualidades con posibles subidas en teleférico o una caminata si se hacía tarde.
Levanté mi arnés un tanto pesado y caminé hasta el despegue. Había buen ciclo, así que despegué rápido; fue bueno que el ala cargara el peso.
Alcancé a Antoine y a Mattin, un piloto español del curso, en una térmica y remontamos rápido. Para entonces, ya estaba acostumbrado cómo se sentía el ala con el peso adicional y pude aprovechar mejor la ascendencia. Antoine salió de la térmica para ayudar a uno del grupo, y nos dejó a Mattin y a mí remontar frente a las paredes enormes detrás del despegue.
Por el ángulo de las nubes sobre la cordillera de los Aravis, había bastante viento de oeste. Como estábamos alto, pudimos avanzar fácilmente por las paredes. Al resto del grupo le costó más porque estaban bajos y tuvieron que lidiar con turbulencia pero lograron remontar. Mientras tanto, Mattin y yo estábamos evitando las nubes, así que después de una conversación a gritos mientras girábamos, decidimos cruzar el valle.
Otro del grupo empezó la transición más bajo, pero volábamos en pareja (siguiendo las órdenes nuestros instructores), separándonos para encontrar la mejor línea. El otro piloto llegó bajo a la montaña y aterrizó en la ladera mientras pudo, cumpliendo la meta del día. Para nosotros, la aventura continuó y seguimos a las faldas del Mont Blanc (4804m) y la cresta que sube hasta Col de Miage. La última vez que estuve ahí fue en 2012 camino a la cumbre.
Antoine nos acompañó mientras remontábamos hasta las nubes que nos impidieron seguir, así que fuimos al sur hacia el valle de Contamines. Habíamos revisado la ruta antes y sabíamos de la reserva natural que nos obligaba a estar a 300m AGL. Por suerte, había térmicas y el techo subió a 3500m. Pasamos una hora explorando la zona con vistas impresionantes de los picos altos hacia la Vanoise y el glaciar Tré la Tête y después, una última buena térmica nos permitió regresar al campamento de ese día en Le Prarion, donde nos encontramos con el resto del equipo.
Reunión posvuelo
Esa noche, tuvimos una reunión para hablar del vuelo y de equipos de vuelo vivac mientras comíamos el cuscús especial que habíamos preparado. Bajamos la comida con la cerveza IPA que llevábamos en el arnés - nadie dijo que en el vivac se deben excluir los placeres mundanos.
Estas sesiones informales son una de las fortalezas de cursos como este. No solo se aprende de los instructores, sino también de los alumnos que siempre tienen sus propias ideas. Como dijo Martin, “No queremos decir que así es como debe hacerse. Lo que queremos es que los pilotos reflexionen y encuentren su manera de hacerlo. Si los planes son demasiado rígidos, te frustrarás rápido”.
“Queremos dar muchos consejos para ayudar”, añadió Antoine. “Con estos consejos, la mochila será más ligera y estarás más seguro”.
“Y esa es nuestra meta”, coincidió Martin, “queremos que los alumnos estén lo más seguros posible - y que disfruten más sus viajes”.
CÓMO LOGRAR TU PRIMER VUELO VIVAC - CONSEJOS DE ANTOINE Y MARTIN
1. El primer consejo es “hazlo”. Muchos sueñan con hacer vuelo vivac, pero nunca lo hacen. Simplemente pruébalo. Está bien hacer un vivac y simplemente subir la montaña, pasar la noche y bajar volando al día siguiente. Eso ya es un vivac. No hay que empezar con un viaje extremo a una montaña remota, puedes empezar en casa. Puedes pasarla muy bien durmiendo en la montaña y volando en condiciones tranquilas en la mañana. Ve durante uno o dos días y después puedes ir aumentando a medida que ganes confianza y ap endas. Es una filosofía gene al que aplica a la vida. Si vas paso a paso, puedes lograr algo pero si planificas algo muy g ande es fácil bloquearse.
2. Lleva equipo con el que estés cómodo. No vayas a la tienda y compres equipo nuevo y vayas a la montaña. Esto también aplica al equipo de vuelo. “Lo hice en los Andes”, cuenta Martin, “y no fue buena idea. Todo el equipo era nuevo y no me funcionó. Estaba perdido porque todo había cambiado”.
3. Hay que estar cómodo con el ala. Si vas a un lugar remoto, desconocido o fuerte, piensa en bajarte a un ala de menor nivel. Si normalmente vuelas una EN-C, usa una EN-B, simplemente recuerda volar un poco con ella para que te acostumbres. Querrás estar cómodo con el ala, sobretodo si estás cansado.
4. Siempre podrás reducir peso. Cuando armes el equipo, podrás reducir el peso de forma radical. No lo hagas comprando equipo ligero nuevo, sino pensando cuidadosamente lo que necesitas en cuanto a comida y ropa. Esta es otra razón por la que es bueno empezar con viajes cortos, ya que podrás optimizar el equipo.
5. Piensa en la comodidad y en lo esencial. Mira tu equipo y decide qué es comodidad y qué es esencial - te ayudará a decidir qué puedes dejar. Por ejemplo, ¿llevas comida pesada como queso o galletas? Otro ejemplo es el agua. Muchos pilotos llevan demasiada agua al principio. En los Alpes, hay agua en todos lados, así que no hace falta llevar demasiada. “En los Alpes, no creo que haga falta llevar más de un litro”, dice Antoine, “porque podrás encontrar agua para cocinar donde aterrices”. Dicho esto, Antoine usa un sistema para filt ar el agua a pesar de que en los Alpes generalmente se puede encontrar agua limpia. “Es mejor no correr el riesgo de enfermarse”.
6. Aprende a reparar el ala tú mismo. Lleva un equipo básico para ello, como hilo y aguja. Pesan apenas unos gramos y son importantes. Arma un equipo de reparación básico y de primeros auxilios y aprende a usarlos.
7. Invierte tiempo en la preparación. Deberías pasar tiempo en el mapa para ver la ruta y saber dónde puedes aterrizar y volver a despegar. Deberías saber dónde están las zonas peligrosas y cómo evitarlas. Todos los días, deberías saber lo que quieres lograr los próximos dos días para poder anticipar lo que viene. Es importante desde el punto de vista de seguridad y también te permite avanzar más rápido. Por ejemplo, si sabes que hay una zona con brisa de valle fuerte, podrías decidir pasarla a pie en vez de intentar despegar y quedarte atrapado en la brisa y terminar en el mismo lugar.
8. Ve acompañado. Es bueno ir con otro piloto. Un equipo de dos es lo mejor para ir de vivac. Incluso si vas en un grupo más grande, es mejor volar en equipos de dos. De esta forma, puedes compartir equipo, por ejemplo, una carpa para dos. Lo mejor es no tener más gente en el equipo porque siempre irás a la velocidad del más lento y todos los pilotos serán el más lento en algún momento. Hay que quedarse junto porque no es como volar distancia que se puede aterrizar para encontrarse. Si aterrizan en la montaña a 5km uno del otro, no se encontrarán. Lo mejor es ir en pareja con gente en tierra que pueda seguirles mientras avancen y servir de red de seguridad.
9. No tomes demasiados riesgos cuando aterrices en la montaña. La mayoría de los accidentes en los vuelos vivac suceden al aterrizar. Es mejor aterrizar 400m más abajo en un lugar más seguro y caminar que intentar forzar un aterrizaje en la cumbre y terminar metiendo en pérdida el ala a diez metros del suelo. “He visto muchos accidentes de este estilo en carreras de paramontañismo”, dice Martin. “Busca un lugar seguro donde puedas aterrizar fácilmente y camina”.