Ya está disponible el primer número del Fanzine de Cultura Errante: narrativa breve, poesía e ilustración. Un agradecimiento a todos los que participaron en él: Atenea Castillo Brianda Pineda Arturo Riveros Mariano Sabbá Ariel García Javier Ahumada Luis Barria Jesús García Ícaro Hernández Miguel Á. Hidalgo
Las nubes harán llover poemas, versos maravillosos que impregnarán ciudades, calles, avenidas... Mares de historias, letras a raudales recorrerán todo el planeta y agraciadas palabras brotarán de la tierra.
Agradecimiento especial para Roto Ediciones
Puedes pedirlo a conexion@culturaerrante.com El envío (nacional) corre por nuestra cuenta.
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30 aĂąos de su muerte 1 4 de junio de 1 986
M e d i o d e D i fu si ó n y Cre a ci ó n Co m u n i ta ri a
La idea fundamental detrás de la revista es que sea un medio para difundir y compartir información de interés general y dar un espacio para los creadores tanto profesionales como aquellos creadores populares, o sea los que no tienen una formación académica en alguna disciplina artística pero que gozan escribiendo, pintando, tomando fotografías, etc. En pocas palabras, dar la oportunidad a la mayor cantidad de personas que sea posible para que hagan uso de uno de los derechos esenciales del ser humano “la libertad de expresión”. La invitación está hecha para cualquiera que desee participar. Crear una revista, aún con las características de la nuestra, requiere mucho tiempo y mucho trabajo y el hecho de no recibir remuneración económica alguna por hacerla complica aún más las cosas por esto la manejamos como una publicación intermitente, así no hay plazos forzosos (aunque generalmente sale de manera bimestral).
Aprovechamos para invitarlos a que visiten el blog de Cultura Errante . En éste encontrarán material extra que por diferente motivos no pudimos incluir en la revista, por ejemplo, sugerencias de videos, cortometrajes, música, comentarios a las fotos, etc. Lo que pretendemos con el blog es complementar cada número de esta publicación. También queremos reiterarles la invitación para que participen con nosotros. Envíenos su material y nosotros lo publicaremos en la revista, en el blog o en ambos. Muchas gracias por participar con Cultura Errante. Por otra parte, queremos informarles que podemos estar en conexión a través de nuestras redes sociales. En éstas compartimos material de diversos temas. Esperamos verlos por allá. http://www.culturaerrante.com http://culturaerrante.blogspot.mx http://twitter.com/cultura_errante
Edición, coordinación, redacción, corrección y diseño gráfico: Conexión Cultura Errante A.C. | ErranteC hipermedios Publicación Intermitente. Número diecinueve. 201 6. Portada: Vuelo interno. Miguel Á. Hidalgo | Apropiación. Jaime Velasco Licencia Creative Commons: se permite la libre descarga y distribución de copias siempre y cuando estos mismos derechos sean preservados por todos los usuarios. Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0)
"Para todos la luz para todos todo" S.M.
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https://www.facebook.com/GranOMoficial/
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Aunque en apariencia Cultura Errante no tiene un hilo conductor, en esencia les podemos comentar que lo que amalgaba a esta publicación son los derechos humanos; el derecho a la libre expresión, el derecho a la libre decisión sobre nuestros cuerpos, a la libre manifestación, a la educación, etc. Éste y todos los medios que hemos creado: canal de Youtube, blogs, podcast y fanzine, funcionan bajo esa premisa. Más que difundiar arte y cultura, promovemos el derecho a la libertad de expresión . Otro tema que nos parece importante destacar es que, a pesar de muchas contrariedades, logramos sacar el primer número impreso de Cultura Errante . Pueden solicitar el suyo enviando un correo electrónico a conexion@culturaerrante.com, compartimos con ustedes el texto de presentación. Debo confesar que somos un grupo de acosadores textuales, siempre al acecho de un verso, suplicando por un poema o un cuento, ya sea por compasión o por despecho. Tan incontenible desenfreno se encuentra desbordado en esta primera edición impresa de Cultura Errante. En su interior encontrarán un maravilloso inventario con múltiples y disímiles obsesiones que queremos compartir con ustedes. Gracias a todos los que colaboraron en esta edición de Cultura Errante y que al parecer comprenden y/o adolecen de esta perversión, de este irrefrenable deseo por mostrar a través de la palabra un poco –o un mucho– del alma.
Entorno. Red Veracruzana por el Derecho a Decidir | ¡No encontrado! Creación. Adolfo Álvarez. Jazzero Inoxidable (Luis Barria) | Xalapa Jazz Festival
201 6 | Atenea Castillo Baizabal | La angustia que los definirá (Fabricio Cerna Salazar) | Fetichismo de la mercancía pornográfica (Fernando del Buen Abad) | Reconocimientos que tejen historias (Estela Casados) | Detritus (Arturo Riveros). Conexión. Linux Journey (Jaime Velasco)
Movimiento. José Pedraza Zúñiga "El Sargento". Viñetas. "Vuelo interno".Miguel Á. Hidalgo. | "Apropiación". Jaime Velasco.
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RED VERACRUZANA POREL DERECHO ADECIDIR 12
La reforma al artículo cuarto de la Constitución de Veracruz, aprobada en una primera vuelta, pretende que el Estado garantice la vida “desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”. Muchas estamos en contra de esa iniciativa. No a la reforma del 4º constitucional porque nos quita a las mujeres el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. No a la reforma del 4º constitucional porque yo soy la única que puede decidir en qué momento ser madre. No a la reforma del 4º constitucional porque la medida no va a acabar con los abortos, pero sí va a provocar más muertes por abortos clandestinos. No a la reforma del 4º constitucional porque vale más la vida de una mujer que la vida de un embrión de menos de 1 2 semanas. No a la reforma del 4º constitucional porque lo que se necesita es mayor educación sexual y abasto oportuno de métodos antifecundativos, no castigar a las mujeres que no quieren llevar a término su embarazo. No quiero que se reforme el 4º constitucional porque la maternidad es una elección, no una obligación. No a la reforma del 4º constitucional porque, como siempre, se seguirá afectando a las mujeres más pobres. No a la reforma del 4º constitucional porque las mujeres que sufran un aborto espontáneo no querrán ir a una clínica en donde se les acuse de haber abortado con dolo y se les meta a la cárcel
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No a la reforma del 4º constitucional sino que se les garantice una atención de calidad a las mujeres que aborten por las causales legales contempladas en la ley. No a la reforma del 4º constitucional porque va en contra de las recomendaciones que ha hecho la Organización de las Naciones Unidas en el sentido de acabar con la penalización del aborto y garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres No a la reforma del 4º constitucional porque en 2008 la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que la despenalización del aborto en la Ciudad de México es una medida jurídica idónea para salvaguardar los derechos de las mujeres. Estamos en contra de la Reforma al art. 4º. Constitucional porque proteger la vida implica mucho más que sólo oponerse al aborto. La protección de la vida implica luchar por una vida digna para todas las personas… Acceso a educación de calidad A servicios integrales de salud A una buena alimentación A la seguridad de todas las personas A una vejez digna A la atención de todas las problemáticas que amenacen la dignidad de las personas. ¡Nosotras decimos sí a la vida digna para todas las mujeres de Veracruz!
RED VERACRUZANA POR EL DERECHO A DECIDIR
NO A LA REFORMA DEL ARTÍCULO CUARTO DE LA CONSTITUCIÓN DE VERACRUZ
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Errores que se vuelven oportunidades
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Ejemplo de la pรกgina de error de Cultura Errante
Adolfo Ă lvarez Jazzero inoxidable
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ey, usted; sí, sí, usted, el chaparrito de la batería. Oiga, me trae loco; ya lo tengo niveladito y empieza a pegar de tamborazos; le bajo y, cuando ya lo tengo otra vez, saca sus brochitas esas que ni se oyen, y tengo que subirle. No, no, así no se hace, tiene que tocar parejito. Así recuerda Adolfo Álvarez, entre risas, aquella histórica grabación, en 1 987, de Festival, el disco inaugural de la discografía jazzera veracruzana, liderado por Lucio Sánchez. Tenía siete años en Xalapa pero su carrera musical había comenzado en la infancia cuando, queriendo aprender a nadar, comenzó a tocar.
Todo se lo debo a mis managers
Mi papá era músico aficionado, mi mamá también y los tres hermanos somos músicos, no sé si eso es una casualidad, una necesidad o somos como los boxeadores, que somos músicos porque no nos quedaba de otra. Cuando yo era niño se hablaba en la casa de las actividades extraescolares, yo soñaba con asistir a la YMCA (Young Men’s Christian Association) a aprender a nadar pero nunca hubo dinero para que fuera (todavía no sé nadar, por cierto) pero a la vuelta de la esquina estaba la Escuela de Música de la UNAM y costaba 1 00 pesos al año, entonces, ya había una tendencia, ya había un gusto, ya había un aprecio por la música y, teniendo la escuela a la vuelta de la casa, pues fuimos y esa fue nuestra actividad extraescolar. No me desampares, ni de noche, batería En la Escuela de Música empecé con el violín y el piano. El piano sí me encanta y quisiera tocarlo y entenderlo un poquito más, el violín, definitivamente, no era mi instrumento. Cuando llegó la dolorosa adolescencia había que hacerse del rock y cambiar de instrumento y, con
toda aquella parafernalia de Beatles y Roling Stones y demás cosas, se apareció la batería y ahí le entré a ese instrumento. Después del rock llegué a la música popular comercial, a la que ya pagaba porque, bueno, cuando éramos rockeros, como todos los chavos, más bien pagábamos por tocar y yo creo que esa fijación me llevó a seguirlo haciendo hasta la fecha (risas). Pero hubo un tiempo en que llegué a la música popular de paga, eso me llevó varios años de tocar en bares, en bailes y llegué a Televicentro donde trabajé acompañando «artistas» (sugiere las comillas con los dedos) como se dice ahí (los artistas son los cantantes, los demás somos acompañantes u otra cosa). Trabajé en Siempre en Domingo y en otros programas que había entonces con música en vivo, ahora parece que ya no lo hacen.
Una piedra en el camino / me enseñó que mi destino / era jazzear y jazzear
El músico popular tiene muy claro que el jazzista es el mejor músico, el que hace las cosas más difíciles, el que hace las piruetas más complicadas, el que sabe más, el que tiene que usar más elementos de la música para poder tocar lo suyo entonces, siempre es como la gran meta llegar al jazz. Todo eso salpicado de algunos detalles interesantes en mi vida como que a mi mamá le gustaba el jazz, bailaba swing de joven y había en la casa discos de jazz, una visita que hubo una vez de un grupo mexicano a la Escuela de Música que me impresionó mucho, era un quinteto que llegó ahí, estaba en la batería el famoso Rabito Agüeros y fue el primer baterista de jazz que vi de cerca. Después hubo otro detalle muy chistoso, en la escuela de música nos daban boletos para ir a conciertos en Bellas Artes, generalmente eran conciertos para la
Sinfónica o para otras cosas de música clásica pero una vez nadie quería los boletos porque eran para el Cuarteto Moderno de Jazz, yo fui con mis cuates y fue un golpazo, yo tenía 1 2 o 1 3 años y quedé impresionado. Toda esa combinación de cosas me llevaron a interesarme por el jazz.
Después me dijo un jazzero / que no hay que jazzear primero / pero hay que saber jazzear
Ya estando montados ahí, en lo de la música popular, y con esa cosa de que debíamos de alimentarnos de jazz constantemente empezaron a llegar los discos y músicos que tocaban un poquito de jazz y otros que tocaban más y que admiraban a aquel y al otro, entonces, poco a poquito empecé a darme cuenta y a jugar al jazzecito en la hora del ensayo. En todo ese mundo me encontré con Francisco Téllez, quien dirige la Escuela Superior de Música desde un tiempo para acá, y nos propusimos hacer un grupo de jazz y dedicarnos seriamente a trabajar en eso. Téllez, que es muy serio, muy organizado, muy entusiasta y obsesivo, francamente obsesivo, fundó el grupo y yo estuve a su lado. Vino un saxofonista que él conocía, un amigo chicano, Armando Pérez Durko, y un bajista aficionado, que no era un músico profesional pero era un buen amante del jazz, así nació el famoso Cuarteto Mexicano de Jazz, digo famoso porque sí tenía, y tiene todavía, un prestigio. Existe porque Francisco dijo que no seríamos como los Beatles, no seríamos los únicos integrantes, el cuarteto continúa y se sigue presentando, 40 años después, con distintos músicos y es uno de los grupos emblemáticos de la Escuela Superior de Música. Y ahí empezamos. Nos pusimos a estudiar, nos pusimos a aprender, nos pusimos a hacer una escuelita interna. Este grupo fue realmente muy formativo, intentamos,
y lo hicimos lo mejor que pudimos, auto educarnos en el asunto del jazz profundizando e investigando con seriedad.
En la espalda de la mujer de Lot
Con el Cuarteto Mexicano de Jazz, en los años 7576, tuvimos un paquete de giras inolvidables, maravillosas. Fueron 200 audiciones que nos compró Bellas Artes para hacer en dos años. Es la única vez que me he sacado la lotería porque era lindo, emocionante y bien pagado y nos divertimos mucho. Eran por todo el país, fue un convenio entre Bellas Artes y Comisión Federal de Electricidad, era muy interesante. SE suponía que iríamos por zonas pero, gracias a nuestra muy mexicana manera de planear, a veces nos tocaba hoy Tijuana y mañana Campeche y después Mexicali, entonces era un viajar impresionante. En una de esas giras, recorriendo Baja California llegamos en avión a La Paz, de ahí bajamos a Los Cabos, regresamos a La Paz y nos dieron una camionetita, que nosotros mismos manejábamos, para subir hasta Tijuana. Sin ser deportistas hicimos la famosa Baja 1 000 pero tocando jazz. Aquello era el desierto, no había lo que hay ahora ni de gente ni de infraestructura ni nada. Esa gira fue un tanto alucinante, para nosotros era un poco como andar en la luna, y las ballenas y paisajes desérticos de horas. Cuando llegamos a las salinas de Guerrero Negro, a la gente que tenía que organizar el concierto le había llegado un telegrama o un radiograma o alguna cosa así, una información de que ese día íbamos a llegar y que íbamos a tocar ahí para toda la gente de CFE y ellos dijeron bueno, pues si vienen a tocar, pues toquen, bienvenidos, pero no había ni dónde.
Por ahí salió un ingeniero que dijo que ya que les mandaban algo desde México, pues había que hacer un escenario y le puso un toque de magia al asunto, dijo bueno, pues si aquí lo que tenemos es sal, pues hagamos un escenario de sal, y con las máquinas maravillosas que tienen ahí, hechas de manganeso, de aluminio o de no sé qué para que no se oxiden, armaron un bloque de sal que tenía como 1 0 por 1 0 metros y como un metro de alto, después lo regaron con agua de mar, lo dejaron al sol y un rato después era un grano de sal de ese tamaño y ahí subimos con nuestros instrumentos, y ahí tocamos.
Noche de luna en Xalapa, noche que huele a jazzmín
La llegada a Xalapa fue algunos años después, yo ya había estado cuatro o cinco años con el Cuarteto Mexicano y en algún festival que se hizo en México conocí a Orbis Tertius, conocí a Memo Cuevas, a Lucio Sánchez, a Humberto León y ahí intercambiamos direcciones y teléfonos. Un tiempo después, Memo me llamó para invitarme al Orbis y como yo soy semi-xalapeño, mi papá era xalapeño y tengo alguna familia en Xalapa, vine para acá y acá que me quedé, llevo ya más de 35 años.
El jardín de jazzeros que se bifurcan
Después de estar 1 0 años con Orbis Tertius, del 80 al 90, consideré que la propuesta se había envejecido, que era tiempo de hacer otra cosa. Realmente permanecer tanto tiempo en un grupo porque tienes la oportunidad de un trabajo, se me hizo demasiado y llegamos a un punto de crisis, fue un punto donde salió también Guillermo Cuevas, él pasó a ser director de Radio Universidad y yo estuve trabajando para la Facultad de Danza como acompañante, durante
algún tiempo, pero no podía quedarme sin tocar e invité a Humberto León a juntarnos para, por lo menos, tocar en la casa y buscar por ahí los changarros para tocar un poco, buscábamos quién pudiera ser el bajista emergente en cada ocasión.
El trío de Heráclito , Jazz entre Tres
Después surgió un proyecto que hizo Memo Cuevas que se llamó Jazz o Menos y ahí se invitó a Agustín Bernal, con él y Humberto León formamos, ya más hecho, el trío y nos fuimos a tocar por ahí en las noches. Necesitábamos un nombre y encontramos uno muy sencillo: ¿qué hacemos?, tocamos jazz; ¿cuántos somos?, somos tres, pues Jazz entre Tres y se acabó. Además, es curioso, los jazzistas somos medio proclives a los números, por algo siempre hay números en el jazz. A finales de 1 990 el proyecto se fue haciendo un poquito más serio y yo dije bueno, pues este es mi grupo y empecé a buscar el apoyo de la Universidad. Cuando el proyecto de Memo (Jazz o Menos) terminó y Agustín tuvo que regresar a México, tuve que seguir con nueva sangre y me encontré con Édgar Dorantes y un bajista estadounidense que llegó por aquí, Benjamin Willis; con ellos se consolidó bien el trío y llegamos hasta el primer disco, Blues a las Once, en 1 997. Como nunca hubo contratos a largo plazo, el trío fue cambiando, Édgar se fue a estudiar a Estados Unidos, Benjamín regresó a Chicago, porque es de allá, y yo seguí invitando gente al grupo y consiguiendo los apoyos de la universidad para que el grupo siguiera vivo, y entonces apareció en la vida Stefan Oser, el guitarrista austriaco que estuvo por aquí varios años. Es un gran músico, y
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mejor persona, y me ayudó mucho, estuvimos juntos varios años haciendo esto, primero con Benjamín en el bajo, después entró Aleph Castañeda, hubo breves periodos donde pasaron varios bajistas por ahí como Ángel Luis Guerrero, Óscar Terán y otros. Finalmente, con este trío se hizo otro disco, al que invitamos a Agustín Bernal [Confluencia, 2001 ]. Aleph Castañeda fue el bajista que duró más tiempo en ese periodo. Y yo que los llevé al trío creyendo que eran mozuelos, pero tenían sonido Stefan siguió un tiempo pero tuvo que regresar a su tierra y entonces llegó una nueva generación que me llenó de entusiasmo, se integraron Rubén Pérez León, guitarrista, sobrino de Humberto León que fue alumno de él y de Alci Rebolledo; primero estuvo Ignacio Quinto, un bajista formado por Lucio Sánchez y por Aleph Castañeda y, finalmente, llegó Tello Castillo, quien también provenía de la escuela de Lucio. Todos ellos andaban por los veintitantos pero tocaban muy bien, con mucho talento, buena información y buena formación.
nos dijeron que a él le gustaba mucho Edith Piaf y que por favor, como una cosa especial, montáramos algo de Edith Piaf y, bueno, de vez en cuando hay que conceder. Todavía vivía el Picos [Sergio Martínez] entonces nos juntamos con él y Chucho Reyes y armamos un quinteto, montamos algunas cosas de Edith Piaf al estilo nuestro y le dije al jefe: -Oye, a lo mejor al señor Savater le gustaría saber lo que se hace en Veracruz -No, no, no, es que sabemos que él, etc. Después de que le dieron el premio, tocamos lo que habíamos montado y, al terminar, lo llevaron junto a nosotros y nos dijo: -Felicidades, muchachos, muchas gracias, veo que se enteraron de que a mí me gusta eso, a ver si alguna próxima ocasión que los vea puedo escuchar lo que hacen ustedes realmente Yo nada más voltee a ver al jefe con cara de «¿ya ves?» y me reí. Y con todas estas cosas, un día me dije ya me voy, ya tengo 32 años de servicio aquí y ya se acabó. Me jubilé a principios de 201 1 .
Cuando el trío suena, es porque algo lleva
El cuarto pie del gato
Llegué a un punto de saturación con la universidad. Recibí cierta presión en el sentido de que ya habría que tocar otra cosa. El jefe, en sus palabras muy coloquiales, me dijo que era bueno mamar de las fuentes pero que ya estaba bueno de mamar de las fuentes, ahora había que mamar de la realidad veracruzana y otras cosas a lo cual yo le contesté que si se refería a que teníamos que tocar La Bamba o el Siquisirí no estaba dispuesto a hacerlo, y no porque La Bamba y El Siquisirí no tengan un peso y un valor sino porque no es lo único que hay, hay otras. En otra ocasión, cuando le entregaron el Doctorado Honoris Causa a Fernando Savater,
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Después me buscaron unos chavos que se nombran Los tres pies del gato, es cuarteto, ese juego me gusta más. El chavo del sax me dijo oye, nos gustaría que nos hicieras el favor de tocar con nosotros. Sinceramente, el favor me lo hacen ellos. Este chavo, Rodolfo Hernández «El Chane» (chane es apócope de chaneque), es uno de los músicos más admirados que he tenido en la vida, es un chavito de 23 años ahorita, cuando me fueron a buscar tenía 21 , y toca de veras bien, tiene una clarísima idea de lo que quiere hacer y una convicción a toda prueba, es el líder natural del grupo. El Chane es Charlie Parker, aunque no toca el sax alto, toca el tenor.
Los otros dos son Carlos Zambrano, un bajista que está tomando apenas el contrabajo pero tiene un bajo electro-acústico que suena muy acústico y toca muy bien, él vino de San Luis Potosí y es el anciano del grupo, tiene casi 30 años, y el otro es Diego Salas, que tiene 27 o 28 años y es un excelente guitarrista. [El contrabajista, actualmente, es Jorge Gamboa, un músico también muy joven] Los tres son muy talentosos, pero en serio, mucho. Hay otra cosa, tienen mi misma formación y yo creo en eso, el tono escolástico para el jazz nunca me gustó y ellos no son formados así. Los chavos me ven con toda la deferencia con que debe verse a un decano pero yo soy el baterista de ellos, no soy el director, ni me meto, comento como todos comentamos pero no para tirarles línea ni decirles por dónde tiene que ir, yo voy, toco con ellos y ya.
Ya tenemos una grabación, todavía está en pañales pero esperamos poder convertirla en disco. Cuando la escuché me apantalló mucho musicalmente, especialmente cuando escuché con más calma al Chane, algo pasó, ahí renació alguien, yo no creo en las reencarnaciones… bueno, no creía, pero ya creo. Estoy muy contento, no tocamos tanto, no ganamos nada, pero nos la pasamos bien y yo tengo un motivo para seguir practicando, para seguir disfrutando, para seguir viviendo.
Hasta que la muerte nos separe
Cuando debutamos con el Cuarteto Mexicano de Jazz, en 1 974, Francisco Téllez y yo nos hicimos una promesa: no vamos a volver a tocar otra cosa. Él ha cumplido y yo también. El jazz ha sido mi vida y lo seguirá siendo. Luis Barria
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–Intrincados laberintos los de la creatividad humana–, fue lo primero que pensé mientras recorría con la mirada el estudio de Atena, nunca había visto su obra personalmente, siempre por medio de fotografías. Rostros conocidos pendían de la pared, rostros del presente con atavíos de un remoto pasado en medio de escenas mágicas, cohabitando con criaturas místicas de fabulosa imaginería. –Es una mezcla de distintos intereses personales los que se conjuntan en mi obra, la mitología, el psicoanálisis, mi afición por el rostro humano, etc.– me comenta Atenea. Tomo asiento y me quedo absorto en este universo inverosímil, rodeado de arquetipos y símbolos arcanos; lo simbólico es consustancial a la obra de Atenea, una obra que se alimenta de mitos, leyendas y fábulas pretéritas pero siempre presentes. Escucho hablar a Atenea mientras una de sus obras me observa fijamente, invitándome a cruzar el umbral hacia un complejo mundo alterno, donde dioses, monstruos y quimeras han creado su inquietante reinado.
Jaime Velasco
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Dicen que lo de arriba es como lo de abajo. ¿A ver? II Técnica: Óleo /Papel Medidas: 20 x 30 cm Año: 2015
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Dicen que lo de arriba es como lo de abajo. ¿A ver? (Políptico) Técnica: Óleo /Papel Medidas: 90 x 50 cm Año: 2014
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IV. Técnica: Óleo /Madera. Medidas: 120 x 60 cm. Año: 2014.
V.Técnica: Óleo /Tela. Medid
das: 120 x 60 cm. Año: 2014.
XIV. Técnica: Mixta /Madera. Medidas: 120 x 60 cm. Año: 2014.
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La angustia que los definirá En México el promedio diario es de 63 homicidios, 20 desapariciones y 5 secuestros. Ciertas circunstancias en Trujillo parecen acercarnos a una realidad similar a la mexicana de mayor organización de delincuentes que de ciudadanos.
N
i usted ni yo importamos aquí. Hay algo característico entre el hijo de aquel magistrado con el hijo de este policía y el retoño del taxista con la bebé de este otro empresario de la ciudad. Hablemos de ellos. Hay algo característico en las generaciones liberteñas futuras y aún no hemos caído en la cuenta. Para cuando terminemos el boceto de este mundo imaginario, los marcos definitorios de la sociedad venidera se habrán terminado de ensamblar y ni el empresario, policía, taxista, regidor, juez, alcalde, fiscal o gobernador, habrán hecho mucho.
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Años atrás algunas ciudades pequeñas de México tuvieron la fortuna de aparecer con mayor continuidad en los noticieros nacionales. Los temas eran variados e iban desde la muerte a
quema ropa de un empresario que no quiso pagar el cupo, hasta la desaparición de un taxista o el secuestro a plena luz del día de alguna autoridad local que jamás volvió a casa. Hoy, los días en México transcurren entre aniquilamiento a candidatos políticos, desapariciones de cuerpos con ácidos en los ríos, enfrentamientos entre fuerzas del orden e inmigrantes arrojados desde un tren en marcha llamado “La Bestia”. Los números ya no son alarmantes: el promedio diario es de 63 homicidios, 20 desapariciones y 5 secuestros: el estado de alerta y la capacidad de sorpresa se han perdido. Todo ha sido un cúmulo de atrocidades que han hecho resignarse a gran parte de la sociedad: el 90% de ciudadanos considera que la institución más corrupta es la policía.
Sin embargo y aunque cueste creerlo, ciertas circunstancias parecen definir cada vez con menor estrechez la línea que nos separa de una realidad similar a la mexicana en donde todo se inició como acá, gestándose mayor organización de delincuentes que de ciudadanos. Cuando la capacidad de respuesta se ralentiza diariamente y las noticias de salvajadas toman protagonismo el conteo regresivo se ha iniciado. Las muertes y desapariciones no serán una o dos cada día, sino se consumirán escandalosamente y parecerá algo natural. Cuando usted señor policía decida hacerse de la vista gorda y filtrar información para repartirse una buena tajada de dinero sucio con su coleguita magistrado póngase a pensar en cómo protegerá a sus hijos y nietos (cuando ya no pueda más) porque el hampa ya le ha hecho su examen de próstata y se ha generado ese vínculo nada romántico, pero eterno entre ustedes. Querido taxista, de corazón, piénselo dos veces antes de pegar su calcomanía de Spider-Man. Recuerde que aunque compre su propio auto, podrá jamás dejar de pagar su cupo diario y por eso sus hijos y nietos verán que este ejercicio es natural y sin remedio: no es su carro, forma parte de la flota personal de algún próspero platanero. Las bandas criminales en Trujillo ahora se camuflan tras sindicatos de construcción civil, ingresan supuestos obreros y cobran el cupo de manera "legal". Aparecen decenas de delincuentes a amenazar a los empresarios. En Trujillo las bandas se camuflan tras sindicatos de construcción civil, ingresan supuestos obreros y cobran “cupo legal”.
Amigo empresario, hoy puede preferir callar y no denunciar las amenazas chinamalaqueras, pero recuerde que no se hace un favor; sí, al igual que sus contemporáneos, sus hijos y nietos percibirán el ambiente pesado y ya no podrán caminar tranquilos rumbo al club porque su empresa y toda su familia está en la lista de invitados de los amigos de algún sindicato pantalla. Para cuando las generaciones futuras deseen reaccionar será tarde porque hoy que se inicia el conteo regresivo fuimos pasivos. En sus días también se les cobrará el derecho de piso, el cupo por gerenciar un bar de amigos o la tajada por cerrar el trato de un negocio: hay algo característico entre los chicos de las generaciones venideras y es la angustia que los definirá porque hoy no hicimos mucho (o nada).
Fabricio Cerna Salazar
Fabricio Cerna Salazar (Trujillo, 1 986) es periodista por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas UPC. Es autor del libro “Rockeros sin rostro: El vertiginoso ascenso de una banda no comercial”, que narra la historia de Los Belking’s, un grupo peruano considerado ícono de la historia del rock instrumental latinoamericano de la década de los años 60. Artículos suyos han aparecido en medios internacionales como Hemisferio Zero y en la revista Cultura Errante
Texto original publicado en el diario La Industria
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Fetichismo de la mercancĂa pornogrĂĄfica Erotismo y miseria mercantilizada
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“En el comportamiento hacia la mujer, botín y esclava de la voluptuosidad común, se manifiesta la infinita degradación en que el hombre existe para símismo… Del carácter de esta relación se desprende en qué medida el hombre ha llegado a ser y se concibe como ser genérico, como ser humano: la relación entre hombre y mujer es la más natural de las relaciones entre uno y otro ser humano”. Marx
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odas las formas de la humillación humana están vigentes bajo el capitalismo, especialmente aquellas que han convertido en mercancía los cuerpos femeninos (aunque no exclusivamente) y aquellas que la ideología dominante convirtió en formas del “placer” basadas en alquilar personas para exhibirse, parcial o totalmente, desnudas. Esto, desde luego, es un problema moral y ético para las sociedades actuales porque es principalmente un problema económico y político. Se ha dejado crecer una industria de la humillación que transita zonas de clandestinidad relativa bajo el tapete de la doble moral burguesa que todo lo esconde y todo se lo perdona. Sólo si es “placentero” y si es negocio. Que para ellos es lo mismo. El colmo es usar a “los pobres”, (es decir a los empobrecidos) que el capitalismo fabrica, para auto-complacer las exigencias de una moralidad enferma de esclavitud y de aberraciones. La ya paupérrima educación sexual que la moral burguesa genera, admite en sus entrañas
mercantiles el uso de los cuerpos femeninos como territorio liberado para la exposición impúdica del sometimiento y la enajenación a cambio de unos pesos. Para esos fines son capaces de correr los velos de la invisibilidad de clase y mostrar reales o falsificadas, las imágenes de personas que no sólo muestran su desnudez sin que muestran algunas de las heridas más terribles de la lucha de clases. No les haremos aquí publicidad. Alguien puso en de moda -la web- el erotismo de la miseria. Pagan por fotos de mujeres que se desnudan en los escenarios más obvios del empobrecimiento para humillar más a las mujeres su condición de mercancías para la masturbación. En este género pornográfico que circula impunemente por Internet los escenarios para el cuerpo desnudo tienen una carga ideológica terrible cuyo poder devastador radica en confirmar cuánto placer le produce a la mentalidad burguesa masturbarse con el despojo. Aunque lo consuman, incluso, los menos burgueses.
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Es violencia de género convertida en “deleites” utilitarios. Es humillación convertida en mercancía de morbo cargada con moralejas de consumo en donde todo entra, todo se vende, todo encuentra una manera de ser usado y todo se rinde al poder del dinero. Es el “glamour” de una violencia de clase convertida en cuadros para una masturbación que entre otras cosas anula las culpas burguesas. Es la barbarie icónica puesta en circulación por un negocio que tiene ganancias no sólo en lo “financiero” y no sólo en lo ideológico. Es, en suma, el capitalismo descomponiéndose en el uso de los cuerpos como representación de la putrefacción de mercado. En todas las modalidades burguesas que ha tenido el tratamiento “plástico” de los cuerpos humanos, está presente también un dispositivo éticoestético que recorrió la obviedad o la sublimación a granel a lomos de lo “explícito” y de lo “obsceno”. Hoy la corriente de la mercancía pornográfica, que exige como escenario los escenarios cotidianos de la vida empobrecida, toca un límite que desnuda íntegramente la estética explicita de una burguesía cada día más alevosa y perversa. No habrá emancipación completa si no nos emancipamos, también, del estercolero estético a que la burguesía nos ha arrojado como solución de entretenimiento para las masas empobrecidas en lo material tanto como en lo espiritual. Es un estercolero del que suele no percibirse el vaho
porque nos han convencido -mediáticamente- de que es perfume de pueblo ignorante, holgazán y adicto a lo mediocre. Como en todos lo objetivos de la guerra ideológica, financiada por la burguesía, el plan no es sólo oprimirnos y deprimirnos sino obligarnos a que estemos agradecidos y ahora excitados. Obligarnos a que aplaudamos a rabiar y les compremos todas sus mercancías envenenadas, convencidos de que siempre han tenido la razón y de que debemos capitular ante ellos convencidos que son el mejor “modelo” y “guía” para nuestras vidas. Uno no puede recurrir a los bastiones de la moral burguesa para defenderse de su basura mercantil. Por ese camino no hay salidas. Eso explica por qué toda revolución ha de serlo también en su ética y en su moral de lucha que, apoyadas en la crítica de las relaciones de producción capitalistas, sepa ofrecer a la humanidad los valores transformadores que serán guías y programa de las nuevas conductas sociales, incluidas las conductas sexuales. Eso atañe a la búsqueda colectiva de la felicidad y eso atañe a la salud mental que ha de garantizar fortaleza de principios y de fines. Sin amos, sin clases sociales y sin humillaciones burguesas.
Fernando Buen Abad Domínguez Rebelión/Universidad de la Filosofía
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Ayotzinapa | Xilografía | Miguel Á. Hidalgo
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A
Miguel lo conocí en 2009. Fue mi alumno. Uno de los más destacados de aquella clase sobre métodos en Antropología. Con 1 9 años a cuestas, siempre se las ingeniaba para lanzarme interesantes retos disfrazados de preguntas. Impartir ese curso, por la temática que abordaba, fue complejo. Recibirlo a las 8 de la mañana debió ser peor. Mis estudiantes, sin excepción, llegaban con cara de lechuza: los ojos grandes, ansiosos. Pocos habían leído. Era difícil digerir a Claude Lévi-Strauss, por ejemplo, con el estómago vacío. 9:30am. La cara de sueño se trocaba en miradas ansiosas hacia el reloj. Se oía el chirriar de las tripas del alumnado reclamando alimento. Sus piernas temblaban incontrolables ante la sensación pavorosa de una vejiga a punto de reventar. Y así, la clase terminaba antes de las 1 0 de la mañana. Los métodos podían esperar para mejor ocasión. Durante ese semestre procuré llegar a clase con dos tazas de café entre pecho y espalda, con la mente clara. Sabía que, por lo menos, un estudiante estaría muy atento a mis palabras, que haría muchas preguntas sobre alguno de los tantos temas que abordamos en ese curso. Siempre le agradecí a Miguel que aquella clase de las 8 de la mañana estuviera plagada de adrenalina y aprendizaje… por lo menos para mi. Fuera de aula lo conocí poco. Solo sabía que había llegado de Coatzacoalcos para estudiar la licenciatura en Antropología Social en la Universidad Veracruzana, que mis colegas tenían una excelente opinión sobre él, debido a su rendimiento y compromiso académico. Nada más. Nada menos.
Con una población de más de 500 estudiantes que cursan cuatro licenciaturas en la Facultad de Antropología, fue lógico que un día le perdiera la pista a Miguel. Fue por poco tiempo. Supe que comenzaba a realizar actividades de investigación en la Sierra de Zongolica. Y así, una ve ir y venir a las y los estudiantes de la Facultad. La efervescencia por los preparativos de las primeras salidas a campo, los nervios, las historias, el regreso, las preguntas que provoca el contacto con la realidad social después de haber leído tanto en aula, después de haber cursado tantísimas clases. ¿Qué sigue? Sucedió que en una ocansión, regresando de alguna de sus temporadas de campo, Miguel me platicó sobre los rumbos caminados en Zongolica: había comenzado a trabajar con algunos grupos de tejedoras nahuas y me preguntó si estaba interesada en asesorar su trabajo de tesis. Nuevamente, una pregunta que entrañaba un reto. Accedí. Padecí y gocé el acompañamiento que di a la hechura de esa tesis. El empoderamiento es un concepto cuya construcción teórica tiene diversos problemas. Una categoría analítica que llega a convertirse en una pesadilla si se le confunde con la útil (y a veces inútil) herramienta de intervención feminista. ¿Qué es el empoderamiento? ¿Cómo debe utilizarse en su intersección con la variable étnica? No es lo mismo hablar de empoderamiento indígena que de aquél que se experimenta en el contexto urbano, mestizo. ¿Qué dimensión cobra, entonces, en un contexto indígena marcado por la pobreza, la marginación y la falta de oportunidades?
Foto en: Tejedoras de la Sierra de Zongolica https://www.facebook.com/Tejedoras-de-la-Sierra-de-Zongolica-233067366841229
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Sobre ello hablábamos por horas, que se convirtieron en días, semanas y meses. Una de las experiencias más bellas de este viaje fue la travesía que emprendí de la mano de Miguel para conocer a las tejedoras de la sierra. Sin duda alguna, Xibtla, una pequeña población ubicada en el municipio de Atlahuilco, me conmovió enormemente. La crudeza de sus bajas temperaturas se olvida a ratos gracias a los bellos paisajes y a la calidez de su gente. La familia Xicalhua fue nuestra anfitriona. Entorno al fogón de la casa se detuvieron el frío y el tiempo. Acostumbrada a escuchar a mi propia abuela a hablar náhuatl de la huasteca, nada pude entender ni intuir en el náhuatl de la Sierra de Zongolica que salía de los labios de la abuela de los Xicalhua y de las tejedoras de la familia. Y entonces vi a Miguel inmensamente feliz. En un lugar que le significaba mucho emocionalmente. Donde se había encontrado a sí mismo como investigador. Una coincidencia doble y afortunada. Conocer a las tejedoras, presenciar los logros y reveses que experimentaban, lo llevó a revisitar los textos de las teóricas del empoderamiento, a detectar los desfases de los estudios de género manufacturados en latitudes lejanas y ajenas a las sociedades indígenas. A percatarse de los tiempos y ritmos del proceso de empoderamiento en el contexto de los pueblos originarios. A contextualizar en su justa dimensión los logros de los grupos de tejedoras de Atlahuilco, Tequila y Tlaquilpa. Envidié profundamente la calidez de la relación que mantenía (y que hasta la fecha mantiene) con las tejedoras. Me confesó que no siempre había sido así.
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Cuando comenzó a visitarlas, ellas fueron sumamente precavidas. Desconfiadas, pues. Por lo que fueron nulos los avances de investigación. Un día se enteró que hacía meses que una funcionaria de Xalapa les había pedido piezas para vender a través de la institución en donde ella laboraba, con la promesa de regresar a pagarles por cada uno de los productos. Los grupos de tejedoras confiaron en ella. Jamás la volvieron a ver. Se sintieron defraudadas y burladas por confiar, de nuevo, en una persona que sin el más mínimo escrúpulo, se aprovechó de su necesidad económica y de los obstáculos que enfrentan para comercializar sus productos. Al escuchar esta historia de abuso, Miguel puso pies en polvorosa. Buscó a aquella funcionaria en su oficina, en donde hacía tiempo que no se presentaba. La rastreó y la encontró. Regresó a la sierra con parte de las piezas y con el dinero que se había obtenido de la venta de alguno de los tejidos. Jamás le volvieron a negar una entrevista. En el fogón de cada cocina, siempre había frijoles y tortillas para él cuando llegaba de visita, así como una cobija para que pasara la noche por si se quedaba a dormir. Ese acto de Miguel, que para las tejedoras fue heroico, le permitió conocer sus experiencias vividas. Mujeres que se descubren ante un mundo que las discrimina por ser pobres, indias y mujeres; por no hablar español o por balbucearlo con inseguridad. La investigación antropológica que desarrolló con las tejedoras hizo posible que analizara dos escenarios que ellas le exponían en sus relatos: la mujer que habían sido y en la que se habían convertido gracias a la construcción que fueron
capaces de hacer sobre ellas mismas. No hay historias con finales felices. No en este caso. Deconstruir a la mujer tradicional y apostar por una vida con menos violencia, de mejor calidad e incipiente libertad tampoco es algo que estén consiguiendo con facilidad las tejedoras. El resultado del esfuerzo y la dedicación de Miguel fue un trabajo que a través de 336 páginas distribuidas en seis capítulos, analiza las posibilidades de empoderamiento de las tejedoras nahuas en un ambiente hostil, por decir lo menos. Como sabemos, su tesis ganó el premio “Arte , Ciencia y Luz” que la Universidad Veracruzana otorga a la mejor tesis de Licenciatura. También fue merecedor de tres premios nacionales: Sor Juana Inés de la Cruz a la mejor tesis sobre
Estudios de Género, convocado por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). Otro fue el “Fray Bernardino de Sahagún” que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a la mejor tesis en Antropología Social. También ganó el Premio Nacional a la Mejor Tesis de Licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades “Luis González y González”, que otorga el Colegio de Michoacán. Reconocimiento merecido a esta notable investigación. Tejedoras de esperanza. Empoderamiento en los grupos artesanales de la Sierra de Zongolica, así se llama la publicación que el Colegio de Michoacán edita a propósito de esta investigación premiada. Felicidades, querido Miguel.
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A Jesús Hernández Castro… …en su lecho de muerte.
D etritus (fragmento)
l Jesús de la cama once es un Jesús inerme, hermoso en su rigidez de horneada pieza de barro; es una voluta enhiesta acomodada en un nicho de sábanas blancas que lo envuelven, concediéndole grado de santo. En “La contemplación de Jesús”, lienzo vivo, también voy descubriendo un laberinto, y tras ese laberinto, los rincones expuestos de una galería impensable que es no sólo un asidero dispéptico, sino también el purgatorio terrenal de seres que se encaminan pero no terminan de pasar por el suplicio de un proceso seráfico. Escena: un par de hombres de la casta de “los facilitadores del proceso”, están situados frente a mí; uno viejo, otro joven. Traban conversación; los ojos sin despegarse de la amarillenta hoja que a través de un mecanismo manual, del siglo pasado, va liberándose de la maquinilla de escribir color verde. El viejo, ahora papel en mano, ha experimentado una transfiguración instantánea. Se intuye. Así lo denota la dureza de su mandíbula y la contrición resignada de sus ojos. Se van.
E
-0Entradas las seis de la tarde un frío de condenación consume la sala. A su vera, todos nos contemplamos sin decir nada, sin hacer nada. Al llegar la madrugada, vuelto yo un ovillo, he percibido interpolados lamentos. No sé precisar de dónde pero sospecho que provienen de una cama a tres o cuatro pabellones de distancia. Ante la desfiguración de esos suspiros, pienso: de la revoltura de tantos quejidos y por ello, ante esa falta de “sana” intimidad, ningún cuerpo de los aquí tendidos ha de reconocer ni sus ruidos propios; por lo mismo, han de sentirse irremediablemente impedidos para exorcizarse a través de la paz de los rezos, sus agazapados sarcomas. (Y ahí estoy, repantingado en esa silla de epidermis semejante al de una mandarina de fantasía; objeto que se revela ante el aplomo del resto de la atmósfera. Silla que particularmente me han designado para no hacer nada. Entonces, en mi papel de estatua de piedra me apoltrono. [Pero al instante trepo a una nube de ensoñación y desde ahí observo extrañado los movimientos
espasmódicos de una mano, y es la mía propia, que indómita y desprendida de lo que queda del cuerpo, se agarra del bolígrafo igual que apoderarse de un cetro. Segura de sí misma, sobre las lánguidas hojas de papel crudo va tejiendo la madeja negra e intermitente que quiere servir de guía; para referir un testimonio; para intentar por lo menos aportar la enzima ejemplificativa de esta situación que ya acaba con todo. (Pese al esfuerzo no logra sino extenuar su propia alma de mano independiente. [En final que hace por despedirse del día, y ante los hechos reportados, mano y cuerpo nos vamos disolviendo desde esa silla, entre la sombra que nos arroja con todo su peso la mole de los muros]). -0Hace unos instantes, a la deriva de los pocos metros cuadrados que lindan en el imaginario muro izquierdo de la cama once, los facilitadores del proceso han venido a depositar las ruinas de otro bulto. De “Eso” que ahí dejaron y que yace con peso de mariposa sólo quedará al final un mero registro, también sin peso, o el poco peso que darán unas palabras: aquellas contadas palabras que irán encima de líneas punteadas donde se informará de “los generales” y causa de la defunción de Carmen. “Eso” que ha retornado a su forma más ínfima de vida, agazapado en su roll cíclico de feto, es contemplado por otro ser (una hija, una nuera, una vecina tal vez). Y lo hace cumpliendo el trámite a cabalidad, poniendo de sí en el proceso de transmutación los ojos de su fervorosa misericordia. Ese otro ser que actualiza con su sola presencia el triángulo básico que se debe atestiguar frente a la muerte, se dedica por lo pronto al ejercicio de la observación mortificada. Y se cierne, licenciosa al uso de la voz quedita, que de vez en cuando usa para decirle: “estate con calma, Carmen”.
Contemplo la escena con ojos adormilados, como flotando. Y en la marisma de objetos que el principio del sueño me arroja borrosos, dilucido de los muros tres hebras que surcan mi flanco izquierdo. Me tallo las esferas llenas de agua entre las mangas fibrosas del sweater, y entonces, menos presa del sueño sigo sólo por seguir, la ruta del cableado que se enreda entre la sombra de mis hombros, hasta anudarse bajo la base de la pantalla. Pienso y me hace gracia que esos tres hilos electrizados se sientan imperiosos y hasta creadores como si de su naturaleza estéril pudieran nutrir de información “sentimental” una pantalla robótica. En su afán reconstructivo, de objetos independentistas, han incluso “trinizado” metabólicamente El Corazón de Jesús. (Presa del hastío me extravío entre las oscilaciones de sus ondas). -0¡Alarma! La cama de hospital, ese huacal escarapelado y de patas sumergidas hasta la fuente misma de la muerte; esa isla de acolchado plástico, crepita, sucumbe, ante la respiración arrebatada de Jesús. En ese instante que se me hace una terrible eternidad, estoy casi seguro de que él descenderá irremediablemente por esas patas. Pero un instante después (así me lo va revelando la desamortización de su semblante), renace. Descubro entonces a la muerte en medio de su humor negro, activando una estratagema vil para irse apoderando de aquella cadaverina: entonces, sin pulso pero viva, vivísima, en tono de burla, va resurgiendo desde su mortaja cavernícola la esencia de la vida. Ahí, ante mi presencia, envuelta en medio de una carcajada que me descompone los nervios está la verdadera cara de la muerte; en él, en el Jesús que ya sin pertenecer al cordel de los vivos, me revela los primeros signos de la calavera a través de sus antiguos dientes.
-0Por lo súbito de esa crisis un grupo de médicos acaba de introducirse entre el oleaje de las cortinas. Se zambullen y emergen. Una, dos, tres veces. Se presentan ataviados con sus ropas blanquísimas, tabloides de cartón y bolígrafos de colores. Su torbellino de palabras me intriga, diría más bien que me asusta. Quiero quedarme para escuchar el parte médico pero me piden que me retire. Requieren de “las mejores condiciones para poder examinar al paciente”, dicen. Entonces finjo hacerles caso pero no lo hago. Y en un intento de último momento, más reflejo que deseo, triste, me adhiero del otro lado, entre los pliegues de las cortinas queriendo escuchar algo, una hebra de informe. Pero las alegorías de su lenguaje, extensiones indesprendibles al fin y al cabo de esos caracteres infantiles de su grafía, me resultan ininteligibles. Tras un tropel de pasos y opiniones que han dejado a Jesús en la peor de las preocupaciones, el remolino de pies y batas blancas, se dirige en pos de otra cama, de otra presa del miedo o de la esperanza, según se lo vea. Y yo que sólo observaba me volví a la silla y con ella al sueño y a los sueños, sustrayendo imágenes desde los confines de mi origen primigenio: en el entramado de esas visiones pasaba de niño a hombre y era, ya transfigurado, parte del cuerpo médico que auscultaba a Jesús para, de súbito, transformarme en el enfermo mismo, postrado en la cama once; o ya, en otros terrenos del sueño, era yo el inalterable Jesús en su papel de individuo caminante. Y caminaba yo apacible como cualquiera que vive en un sueño, cualquier día, a cualquier hora por aquellas calles empedradas de Teocelo, deslizándose sobre apenas un hilo de luz con destino hacia el santificado espectro de la luna. Pero irremediablemente despertaba, oteando con arrebato el aire, muriéndome unos cuantos segundos en esa esquina, entre la apnea del sueño.
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-0Expulsado de esos sueños maniáticos por la diacronía del ejercito de aparatos que basculaban los ritmos cardiacos, despertaba sólo para volverme a incorporar al sueño, recargándome en la imagen, en el péndulo del rítmico goteo de solución salina que violentaba el flujo sanguíneo de Jesús. En ese lugar mi particular realidad pendía así de estos entreactos de ojos abiertos y cerrados. Y a través de una insospechable revelación lo supe, como si recién despertara de otras épocas; de un futuro fatalmente concreto: “hemos de estar ante la presencia ya irremediable de la muerte, me dije; muerte viva, muerte inmortal, que ronda por el medio de estas camas de patas ingrávidas como raíces acuáticas. Sí; eso debe de ser, que esa cabrona debe de andar cerca de su reino sumergido, en la veta del piso de falso mármol que le permite así agazapada ir hundiendo sus clavos de fuego entre las carnes de los unos y de los otros y por eso, justo por eso, es que podemos distinguir que su invasión se va graduando a través del lenguaje de esos lamentos. Al fin, ante la realidad recortada del día que transcurría, el sueño perdió la batalla y me fui deshaciéndome de aquel fardo en el que uno se va convirtiendo teniendo por tiempo prolongado los ojos cerrados. Afuera, el sol, cruel provisor de heridas abiertas, proseguía en su faena de devoratario antropófago. Y yo me fui y él se fue, yo a toda la sombra y él, por ahí, a seguir acuchillando las calles hasta asfixiarles el aire; aguijonando los cuerpos sin sombras, hasta volverlos despojo. -0Ya fuera, lejos de Jesús, pienso en Jesús. ¿Qué será de él a estas insustanciales horas en las que yo no tengo otra acción más que la de seguir enredando los pies entre las raíces de este
pueblo; a la distancia de su cama marcada con el número once? ¿Y los demás pacientes, conscriptos de la muerte? ¿Qué será de la subsistencia de sus sonidos sin que recaigan en mí, que sé atesorarlos como nadie; cuando de a poquito se vayan soltando leves o violentos, desde los túneles carcomidos de sus gargantas?; y qué si ya no hay remedio y esos lamentos se pierdan apenas sople un leve viento, volviéndose un arrullo de muerte, y vayan y se derramen sobre la nada… qué será pues de ellos? Ahogado en la atmósfera de este pueblo enfermo, desde la cornisa pelada de mi azotea observaba el caserío sumergido en el follaje caníbal. Situados en medio de la sierra veracruzana donde nos tocó vivir a Jesús y a mí, somos nada o menos que nada. Sólo si acaso un motivo, piezas mínimas del paisaje apretado de una postal del indómito México, imagen detenida, violentada si acaso por el poema escandaloso de pájaros que se proyectan sobre un firmamento rosáceo, como piedras de obsidiana. Así contemplaba yo la noche reventada con su salpicadura de estrellas, fumando la niebla audaz que se desvanecía bajo las luminarias del raquítico alumbrado. Y en medio de aquello otra revelación: me veo en el reflejo de mi propio espejo, sólo soy un espacio huérfano; un hueco entre el cielo y la tierra. Así, de la negrura líquida del firmamento me vengo a dar cuenta, con una pena insufrible de que no soy especial ni luminoso. No soy nada de eso. También yo voy a morir un día… y de qué manera. ¿Y qué voy a hacer ya muerto? ¿A dónde podré arrastrarme entre la tierra poco profunda de mi clandestino entierro? O en el mejor de los casos y siempre y cuando Dios lo vaya a permitir, que alguien llegara a encontrar mi cuerpo, y sobre todo, si ese alguien lograra de entre “eso” que llegara a encontrar, reconocerme, despojo de despojos.
Me identificaba entonces con la ingravidez de Jesús, supongo. Nos hermanaba además el paradigma de los cerros y el uso sus desgastados caminos. Los mismos caminos, las mismas hebras que habrían de conectarnos entre esos dos laberintos, de pabellones el de él y de calles empedradas el mío; pero que nos ofrecían, a los dos, la pura esperanza de fuga y vía de escape a una libertad que nunca habría de ejercerse en vida. (Después, un día en el que el corazón de Jesús rebosaba de muerte, su éter, decidió desprenderse del cuerpo y del tiempo; del árbol; de la nube; de la vida. Abrió así inconmensurables los párpados para asomar de ellos, como un par de soles, sus ojos enormes. Los ojos ya de otro. Y la boca, convertida en siderales partículas de arena, se volcó en un lenguaje exiguo, que yo traduje a partir de un par de frases, en resultado del siguiente mensaje: - Hijo, me tienen muy castigado. Dame aunque sea un trago de agua; y se lo di, no fuera yo a sumar a mi propia sed los efectos de otra sed, resquebrajando hasta la eternidad la tierra por delante que me quedaba en vida). Arturo Riveros Rivadeneyra
Mi padre estaba muerto desde hacía ya casi dos años. Había quedado ahí, envuelto en una sosegada elegía, al borde del camino, como un animalito que busca a Dios para irse con él, sin querer dejar rastros, escondido en su propio envuelto de huesos y carnaza…
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Linux Journey https://linuxjourney.com/
Si te interesa aprender a utilizar Linux o si quieres mejorar tus habilidades con este maravilloso sistema operativo, te recomiendo que visites el sitio "Linux Journey". Esta nueva página te presenta múltiples opciones que permitirán que "el viaje" a través del mundo Linux sea muy fácil y puedas aprender más rápido. Te explica cómo elegir una distribución, cómo hacer su instalación y poco a poco te irá adentrando a los conceptos y comandos de Linux para que entiendas su funcionamiento. Con Linux Journey es muy fácil comprender el uso de la terminal, los paquetes, permisos, procesos, etc. Si eres un nuevo usuario o si quieres empezar a utilizarlo, no dudes en visitar esta página, te aseguro que no necesitarás nada más, es muy completa, además está la opción de usarla en español. Aunque a decir verdad, aún le falta un poco de trabajo a esta parte, a veces la traducción es un poco rara pero seguro que la comunidad ya está trabajando en esto.
El sitio está en proceso de convertirse a código abierto, si estás familiarizado con el término, sabes lo ventajoso que resulta. Si no tienes idea de lo que significa "código abierto", te puedo decir (de manera rápida) que se refiere a un programa que te permite hacer las modificaciones que tú quieras libremente, sin restricción alguna. O sea que el mantenimiento y mejora de este programa no dependerá de ninguna empresa trasnacional, restrictiva y malévola (entiéndase Microsoft y Apple) sino de los mismos usuarios y de su desarrollador. Su creador WarbyDarby (es su nombre de usuario en Reddit) dijo: "diseñé este sitio para ayudar a los nuevos usuarios de Linux, también me gustaría que hubiese por parte de los usuarios algo de retro-alimentación con la finalidad de que funcione mejor". También comentó: "Linux Journey profundiza en la enseñanza más que cualquier otro sitio; otra de las razones que me llevo a hacerlo es para lograr una mejor comprensión del sistema operativo a través de la enseñanza a los demás.
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José PedrazaZúñiga Información. http://www.com.org.mx http://www.conade.gob.mx/documentos/Capacitacion/Biblioteca/Libros/MOv2/pdf/16_pedraza.pdf
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El famosos “sargento” un fanático del basquetbol y de las carreras, y del Ejército. Y por eso, a los 1 5 años ingresó a Transmisiones y siguió corriendo las distancias largas, no desmayó a pesar de dos frustrados intentos por ser atleta olímpico, no obstante que su estatura no le ayudaba, aprovechó que el equipo de la Brigada Mecanizada jugaba en Liga Mayor, para incorporarse a él.
Y llegó el día olímpico: 1 4 de octubre de 1 968.
Esa tarde, el estadio México 68 de Ciudad Universitaria lucía pletórico. Copeteadas sus tribunas. Había expectación por corroborar si era cierto todo aquello que se decía de nuestros andarines. Los tres mejores de la prueba de 20 kilómetros -se competiría en un circuito diseñado en los terrenos de la Universidad, sobre piso duro, rocoso, impropio para la caminata estarían en liza: José Pedraza, José Oliveros y Eladio Campos.
El relato es del sargento Pedraza:
-Hausleber y yo estábamos seguros de que ganaría una medalla porque ya había vencido a los mejores, incluido Golubnichy, quien era muy famoso por haber ganado la medalla de bronce en Tokio y poseer las mejores marcas mundiales. Sabíamos de los riesgos, pero pensábamos que de acuerdo con nuestro plan de competencia, la prueba no iba a ser muy difícil. Pero nunca calculamos que, al salir del estadio, uno de los andarines iba a pisarme y a safarme el zapato. ¡Qué barbaridad! Cuando vi que el grupo se me adelantó como 40 metros perdí la cabeza. A los 1 2 kilómetros marchaba en el décimosegundo lugar, pero no me encontraba a mí mismo; parecía que no sabía caminar. Un grito de Hausleber me hizo reaccionar. Entonces apreté y paulatinamente empecé a mejorar hasta que en el kilómetro 1 6, pasé al tercer lugar, detrás de los soviéticos. En esos momentos me sentí feliz: “ya tengo una medalla…Cuando llegamos al estadio, ellos aprovecharon la bajada. Sabían que yo nunca me había distinguido por ser un buenazo para recorrer las pendientes, así que me vi forzado a dar más y más.
La llegada de los soviéticos a la pista causó, estupor.
Hay quienes dicen que violó los reglamentos de la caminata en esa violenta acometida final. Lo cierto es que, centímetro a centímetro, Pedraza iba reduciendo la ventaja de los soviéticos. Sólo dos segundos entre primero y segundo lugar; tres entre segundo y tercero: Golubnichy cronometró una hora, 33 minutos y 58 segundos; Pedraza, una hora y 34 minutos; Smaga, una hora, 34 minutos y 3 segundos. Pedraza agradecía la ovación frenética.
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