cuento de invierno El aliento cálido de la enorme casona lo envolvió como un velo, afuera gemía gélido el viento del sur, el viejo camino pausado, haciendo sonar los tacos de sus gastadas botas por el largo pasillo para así desprender la nieve que las cubría. Sabía que tras esto vendría el reto, pero no lo preocupó realmente, entró a la cocina dibujando en su rostro ajado por el tiempo una pícara sonrisa. Sobre la larga mesa se veía el bulto de la masa del pan recién hecha, tapada cariñosamente por un blanco lienzo, la cocina a leña murmuraba su monótona canción que invitaba al sueño y de vez en cuando crepitaba despertando al gato que dormía sobre el cómodo sillón junto a ella. -Va haber nieve pa´ rato Osvaldo, lo están anunciando por la radiocomentó su esposa mientras se giraba hacia él secándose las manos en el delantal que cubría su torso algo grueso, ese delantal que ya formaba parte de ella pues desde que tenía memoria lo llevaba, ¿Cuánto tiempo tendría? Pensó, ¿O los haría siempre igual? Sacudió la cabeza al sacarse la gorra como para también quitarse así los pensamientos sin sentido, le dio un chirlo al gato con ella, el cual dio un salto y aterrizó en el suelo con cara ofendida. Sentado ya en su sillón forrado de blanquísimos cojinillos de capón mullidos a varillazos comenzó la última faena del día, sacarse las botas mojadas para ponerse las alpargatas, trabajo que siempre terminaba a media pues tras sacarse la primera se quedaba sin la ayuda de la otra para terminar la tarea. Y como siempre, esperaba con la pierna algo levantada y la misma sonrisa, para que el alma generosa de su esposa quitase el problema, ella rezongaba algo casi inentendible de lo cual solo podía descifrar “olor”. Luego escuchaba la puerta a sus espaldas y el golpe de las botas arrojadas al pasillo, que mágicamente amanecían secas y engrasadas bajo la estufa. Ahora si llegaría el reto postergado por la noticia en la radio. Para disimular se quedó mirando el ventanal que daba al camino, se veía algo borroso por la nieve y la creciente oscuridad, de pronto, justo llegando a los últimos sauces apareció la figura de un hombre seguido por un caballo de gran alzada…-Juan- dijo casi para sí mismo, en voz baja.
137