juana salazar
34
Mi nombre es Juana del Carmen Salazar, nací y me crié en Perito Moreno. Mi mamá falleció cuando yo nací, ella me dijo: - “Carmen, acá tenés tu documento, cuidalo muchísimo hija- y me lo entregó en la mano, aún lo tengo. También tengo una hermana por parte de padre, pero no la conozco, no sé si nos iremos a conocer. Una vez iba viajando a Caleta y una señora me dijo –“Sos idéntica a tu hermana”- y me contó que mi hermana vivía en Punta Arenas. Mi abuela para mi es una madre porque ella fue la que me crió y con mis tías. La finada abuela era de apellido Medina y mi abuelo Salazar. Tenemos familia en Chile, pero yo nunca he viajado, mi abuela decía –“Cualquier día vamos a ir a Chile para que conozcas”-. Ella me dió todo lo que pudo, cuando era chiquita mi abuela me explicaba todo. Vivíamos donde está el puente nuevo. Nos daban una bolsita de nylon, una gomita y un lápiz, y nos mandaban a la escuela. Fui a la escuela, pero pasó que no tuve memoria y no aprendí nada...nada, nada!! No sé firmar, no sé leer. A mí siempre me gustó andar sola, todo el tiempo, de muchacha y sigo lo mismo. Cuando volvía de la escuela con mi prima Dora que tenía muchas amigas, mi abuela me preguntaba -“¿Y la Dora dónde quedó?-. -“La Dora viene con las amigas, yo no tengo amigas abuela”- le decía. Cuando era mas grande si salía a los bailes, con mi tía, íbamos al Aeroclub, a lo de Santana y con mi marido salíamos de vez en cuando. Nos veníamos de la casa de mi suegra del otro lado del río a caballo, caballito viejo, llegábamos a lo de Santana y mi marido lo ataba y ahí les pasábamos el baile. En partidos políticos tampoco participé nunca. Pero el intendente que hay ahora es familia mí. Lo vine a conocer por casualidad un día que yo pasaba por la puerta de la comuna y él me llamó y me dice –“¡Carmen! ¿Qué no me conoces?”, -“¡No!”-, le digo yo. Y ahí ví los carteles colgados que decían “Mauro Casarini”, que por todos lados están. Hasta ahora no lo he visto más, si Dios quiere lo voy a volver a ver. Y del pueblo tampoco he salido mucho. Las pocas veces que viajé fueron a Caleta o Buenos Aires, cuando acompañé a mis hijos enfermos. Yo tengo dos hijos, una hija y dos nenas que fallecieron. La última vez, que quería acompañar a mi hija, me dijeron que no, porque tenía mucha edad y no podía ir con mi hija. Hace de cuenta que me pegaron con un palo, porque