JOSÉ NORBERTO BLANCO Mi nombre es José Norberto Blanco, nací en General Belgrano, Provincia de Buenos Aires, el 18 de julio de 1933. Mi mamá era viuda y ama de casa, yo tenía dos hermanos, pero ya no existe nadie por supuesto, el único que vive soy yo y no sé por qué será. Mi mamá de muy joven era bordadora, bordaba a mano y a máquina, y de ahí quedó mal de la vista. La hicimos operar y quedó bien, contentísima; vivíamos en Quilmes, en un piso de alto, y decía - Sabes que veo el galpón de allá, las palomas arriba ¡Qué lindo!- decía. Y a los quince días tomábamos mate en la misma terraza y se nos murió, tomando mate. Nadie sabía que era diabética, ella jamás iba al médico y no le hicieron ni análisis siquiera. Tenía 60 años.
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A Perito llegué de casualidad porque yo trabajaba en la carpintería de la Municipalidad de Córdoba Capital y tenía un pariente que ya se había venido a Los Antiguos, Brizuela. Y resulta que viene y me dice: - Gringo- dice -¿Vamos al sur? Y yo le contesto -¿Al sur?- le digo – ¿Vos estás loco? Así que me convenció y nos vinimos en auto y llegamos acá el 6 noviembre del ´79. Era Noviembre y estaba escarchillando: -¿A dónde vine?- pensaba. Cuando vine acá tenía 47 años, pero me decían “No puede ser que tengas 47!”, ahora nadie me cree que voy a cumplir 84 yo. En esa visita hable con Don José Bilardo, que tenía una carpintería abandonada. Don José, todo bondad, dice – Ahí tiene la carpintería, trabaje nomás. Tiene una casa, arréglela, traiga a su familia-. Me ofreció todo de una manera que no encontrás en ninguna parte del mundo. Así que el 20 de enero del 80 me vine a instalar, solo y mi familia se vino en junio recién. Llegué con las herramientas, una valija, de corbata, traje y mocasines todo. Y me tocaron unos fríos en pleno verano acá, mientras me quedaba esos primeros meses con Don José, que me hacía de comer, me llamaba a la hora de tomar mate… o “vamos a lo de Margarita a comer tortas fritas”, a lo de Margarita Aldauc, todo! Él era un padre, muy buena atención, él hacía todo, mientras yo trabajaba en la carpintería catorce, dieciséis horas, porque había que mantener cuatro hijos que tenía allá en Córdoba y mi señora cinco, así que bueno. Ellos se vienen en junio del ´80, y estaba el gobierno de facto todavía, así que voy a hablar con Herrera y le pido una camioneta para ir a buscar a mi familia y me la negó. Al final los pudimos traer y como nuestras cosas