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Santa Teresa ante la Inquisición
OROnOZ / ALBUM
visión de santa teresa
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a inicios del siglo XViii, Domingo Echávarri, Chavarito, realizó una serie de óleos sobre la vida de Teresa de Ávila. Museo de Bellas artes, Granada.
de Borja, a su paso por Ávila, y éste la tranquilizó diciéndole que lo que ella experimentaba era «espíritu de Dios». Aun así, el canónigo de Ávila, Gaspar Daza, manifestó su convicción de que Teresa era víctima del demonio porque no daba la talla de santa.
Otro medio que Teresa utilizó para justificarse fue la escritura. En 1554 empezó a escribir Cuentas de conciencia, para persuadir a sus confesores de que lo que oía y sentía en la oración no venía del demonio, sino de Dios. El mismo propósito tenía su autobiografía, el Libro de la Vida, escrito en 1562 y ampliado tres años más tarde, en el que daba cuenta del intenso miedo que pasó en momentos en los que tuvo dudas o en los que otros dudaban de ella.
Las habladurías se intensificaron en 1560, cuando Teresa planteó su proyecto de reformar la orden carmelita. Teresa creía que la vida en los conventos carmelitas se había relajado demasiado. En su opinión, las horas que las monjas pasaban en el locutorio entreteniendo a familiares y a jóvenes ociosos que buscaban conversación eran un obstáculo para su progreso espiritual. Por otro lado, los conventos tenían demasiadas monjas –en el de la Encarnación había más de 120– y, como no había medios para mantenerlas, las religiosas se hacinaban en grandes dormitorios, o bien se alojaban en apartamentos privados, quizá compartidos con alguna pariente o con sirvientas o esclavas, donde gozaban de comodidades muy alejadas del rigor de la regla monástica.
Revolución en el Carmelo
Las monjas también rompían a menudo el voto de clausura, cuando necesitaban ayuda médica o bien cuando se las reclamaba para cuidar de familiares o consolar a viudas. Para poner freno a estos abusos, y después de consultar al reformador franciscano Pedro de Alcántara y al teólogo dominico Pedro Ibáñez, Teresa pensó fundar un convento reformado en el que un máximo de trece monjas descalzas pudieran llevar una vida de clausura, pobreza y oración, como la de los primeros carmelitas.
En cuanto se divulgó el proyecto, Teresa se vio sometida a una «gran persecución» por parte de las demás monjas y otros clérigos. Constantemente oía «risas» y «dichos» como el de que la idea de fundar un convento era «disparate de mujeres». El jesuita Baltasar Álvarez, confesor y director espiritual de Teresa
(2) (1) El ÉxTASiS dE SAnTATERESA
para realizar su célebre grupo escultórico sobre santa teresa, Bernini se basó en un pasaje del Libro de la Vida en el que la santa relataba cómo, hallándose en casa de doña Guiomar de ulloa, se le apareció un ángel que la atravesó con un dardo.
(3)
transverberación
DE SANTA TERESA. GIAN LORENzO BERNINI. CApILLA CORNARO, SANTA MARIA DELLA vITTORIA, ROMA.
«Veía un ángel (1) cerca de mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla; […] no era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman querubines […]. Veíale en las manos un dardo de oro largo (2), y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Éste me parecía meter por el corazón (3) algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, mas esta pena excesiva estaba tan sobrepasada por la dulzura que no deseaba que terminara».
DEA / ALBUM
convento de alba de tormes
El convento de la anunciación fue fundado por santa Teresa en 1571 con el patronazgo de un notable local, cuyo escudo figura en la entrada.
la santa y las monjas
En el óleo de autor anónimo reproducido a la izquierda, santa Teresa aparece protegiendo con su manto a las monjas carmelitas.
desde hacía varios años, llegó incluso a la conclusión de que ella andaba muy perdida y que toda su oración era engaño. Pero Teresa no se arredró. Al contrario, aconsejaba a confesores y letrados que fueran más pacientes con otras mujeres, que también acabarían siendo ayudadas por Dios. Cuando todos la imaginaban avergonzada y airada, ella se sentía tranquila, convencida de que había hecho todo lo que estaba en su mano y que conseguiría fundar el convento, aun sin saber cómo ni cuándo.
Tiempos recios
Mientras esperaba pacientemente el permiso para la fundación, aumentaron sus arrobamientos místicos. Fue entonces cuando corrió el rumor de que sus planes de fundación eran fruto de alguna revelación sospechosa. Según su testimonio, le venían a decir «con mucho miedo» que «andaban los tiempos recios» y que podría ser acusada a la Inquisición. Ella respondía, riéndose, que sabía que no tenía nada que temer, que si tuviera algún motivo para preocuparse por su falta de ortodoxia, ella misma acudiría voluntariamente, y si alguien la hubiera acusado, Dios la ayudaría a quedar en libertad y «con ganancia». Finalmente, en 1562 consiguió fundar en Ávila el convento de San José. Hasta su muerte Teresa recorrería miles de kilómetros por Castilla para fundar otros quince monasterios de carmelitas descalzas.
Aunque Teresa gozaría en adelante de la aprobación y el favor del mundo oficial –incluido Felipe II, que la admiraba–, las amenazas no desaparecieron nunca del todo. Por ejemplo, su autobiografía fue presentada a la Inquisición de Valladolid para que examinara si contenía visiones, revelaciones y doctrinas peligrosas, pero el eminente teólogo Domingo Báñez redactó en 1575 un informe favorable. En Sevilla, Teresa fue acusada dos veces ante la Inquisición por religiosas del convento carmelita que ella misma había fundado allí, pero el Santo Oficio rechazó rápidamente los cargos.
En 1582, tras fundar en Burgos su décimosexto convento, Teresa escribía a Ana de Jesús, fundadora del convento de Granada, recordándole que lo importante no era el número de conventos fundados, sino poblarlos de religiosas que vivieran como «varones esforzados y no como mujercillas». Ese esfuerzo o valentía, que su cultura asociaba a la masculinidad, sigue siendo objeto de intriga, fascinación e inspiración, que mantienen vivo el interés por esta abulense universal.
Para saber más
ensayo
Teresa de Ávila y la España de su tiempo Joseph Pérez. Algaba, Madrid, 2007.
E FOTOSTOCK g CÉSAR LUCAS ABREU / A
retorno a ávila
unA PRioRA dE oRdEno y MAndo
en 1571, nueve años
después de partir para fundar nuevos conventos reformados por castilla, Teresa volvió a su alma máter, el monasterio de la Encarnación, del que había sido nombrada priora. la recepción no fue amistosa. a su llegada hubo abucheos y «palabras muy feas» y hasta intentaron impedirle la entrada, pues las monjas temían que quisiera imponer las estrictas normas de la regla primitiva carmelita.
con su mano izquierda
característica, Teresa las tranquilizó, diciendo que respetaría sus hábitos anteriores y sólo corregiría los abusos. uno de éstos eran las visitas que algunas monjas recibían de parientes suyos y también de algunos caballeros; nada había de indecente en estos encuentros, pero daban pie a murmuraciones y por ello Teresa decidió prohibirlos.
uno de los caballeros
excluidos fue a protestar en tono amenazante a la propia Teresa, pero ésta le paró los pies advirtiéndole de que escribiría al rey para que le cortaran la cabeza. la voz se corrió y ninguno más se atrevió a romper la clausura de las monjas.
bajo la lupa de la santa inquisición
a diferencia de otros contemporáneos suyos –como el arzobispo de Toledo, Bartolomé carranza, o fray luis de león–, Teresa de Ávila no llegó a ser procesada por la inquisición, en contra de lo que a veces se dice. Pero sí fue investigada en diversas ocasiones, a raíz de acusaciones que la relacionaban con el movimiento de los alumbrados y que ponían en cuestión la ortodoxia de sus visiones y de sus experiencias místicas. asimismo, sus obras fueron en parte censuradas.
ALBUM / OZ n ORO I. abuelo judaIzante
El abuelo paterno de Teresa, Juan Sánchez, era un rico mercader de Toledo nacido en el seno de una familia judeoconversa y que se casó con una cristiana vieja. En 1485, fue procesado por supuestas prácticas judías y condenado a acudir siete viernes seguidos a las diversas iglesias de la ciudad vestido con el sambenito, la túnica infamante. Pocos años después la familia se trasladó a Ávila, donde parece que lograron hacer olvidar ese incidente, como muestra el que hacia 1520 el padre de
Teresa y sus tíos lograran que la justicia les reconociera su condición de hidalgos, como cualquier cristiano viejo, un estatuto que los eximía del pago de impuestos. aunque algunos historiadores han especulado sobre la influencia que pudo tener en santa Teresa su ascendencia judía, lo más probable es que ella misma la ignorara o no le diera importancia.
este óleo de berruguete MUESTRA A Un COnDEnADO POR LA InqUISICIón COn EL gORRO CónICO y EL SAMBEnITO DOnDE SE ESCRIBíA SU DELITO. MUSEO DEL PRADO, MADRID.
II. avIsos de los amIgos
Hacia 1560, los amigos de santa Teresa la advirtieron del riesgo de que alguien la acusara ante la inquisición por sus visiones y arrobamientos místicos: «E iban a mí con mucho miedo –escribió en su Vida– a decirme que andaban los tiempos recios y que podría ser me acusasen de algo y fuesen a los inquisidores». los avisos no eran exagerados, porque en esos mismos años había sido procesado Bartolomé carranza, arzobispo de Toledo, y se habían celebrado dos grandes autos de fe contra los grupos de luteranos de Valladolid y Sevilla. anteriormente Magdalena de la cruz, una monja clarisa de córdoba, había sido condenada por falsas profecías. Pese a ello, Teresa rechazó los avisos: «A mí me cayó esto en gracia y me hizo reír, porque en este caso jamás yo temí [...] que harto mal sería para mi alma si en ella hubiese cosa que fuese de suerte que yo temiese la Inquisición».
III. un lIbro en manos de la InquIsIcIón
Iv. frases censuradas
cuando terminó de redactar su autobiografía en 1565, Teresa prestó el manuscrito a varias personas de su confianza. una de éstas fue la princesa de Éboli, que patrocinó la fundación de un convento reformado en su villa de Pastrana. Sin embargo, cuando Teresa, harta de las excentricidades de la aristócrata, trasladó el convento a otra ciudad, la princesa quiso desquitarse y presentó el manuscrito del Libro de la Vida al inquisidor general, el cardenal quiroga, para que comprobara la ortodoxia de su doctrina. quiroga encargó un informe al teólogo dominico Domingo Báñez, quien dio una opinión favorable pero aconsejó que no se difundiera porque las revelaciones y visiones «son mucho de temer, especialmente en mujeres, que son fáciles en creer que son de Dios y en poner en ellas santidad». quiroga, por su parte, leyó el libro y quedó admirado, como le dijo a Teresa en un encuentro que tuvo con ella en 1580: «Yo lo he leído todo. Es de doctrina muy segura, verdadera y muy provechosa». aun así, la obra sólo se imprimió en 1588, tras la muerte de la autora, revisado por luis de león.
página DEL LIBRO DE LA vIDA. BIBLIOTECA DE EL ESCORIAL. princesa de éboli. RETRATO DE SáNCHEz COELLO. SIGLO xvI.
En 1564, Teresa de Ávila terminó de escribir un manual de espiritualidad para uso de las religiosas titulado Camino de perfección. Revisado en 1569, el libro estaba listo para la imprenta en 1579, pero no se publicó hasta 1583, tras la muerte de la autora y después de que los censores eliminaran varios pasajes que consideraban peligrosos. uno de ellos era la apasionada protesta de Teresa contra la opresión que sufrían las mujeres en la iglesia: «¿No basta, Señor, que nos tiene el mundo acorraladas, que no hagamos cosa que valga nada por Vos en público ni osemos hablar algunas verdades que lloramos en secreto? [...] Sois justo juez, no como los jueces del mundo, que como son hijos de Adán y todos varones, no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa». v. la últIma calumnIa
En sus últimos años de vida, Teresa de Ávila fue objeto de dos acusaciones personales que llegaron a la inquisición de Sevilla. En 1576, una viuda carmelita que pasó un tiempo como novicia del carmelo de Sevilla acusó a Teresa y a otra monja, isabel de San Jerónimo, de pertenecer a la secta de los alumbrados. los inquisidores interrogaron a las monjas, incluida Teresa, pero enseguida descartaron la acusación. Poco después otra religiosa, Beatriz de la Madre de Dios, contraria a la autoridad que ejercía Teresa, la acusó de mantener relaciones con un joven religioso y de haber tenido varios hijos secretos. los inquisidores rechazaron al instante el absurdo infundio.
/ ALBUM ORONO z
el barco de un corsario
La fotografía muestra una réplica del Golden Hind (Cierva Dorada), el galeón con el que Francis Drake se apoderó del tesoro del Nuestra Señora de la Concepción y circunnavegó el planeta.
para guardar el botín
En la página siguiente, un cofre o arcón de marino; en la parte inferior de la tapa se aprecia el complejo sistema de cierre. Siglo XVI. Museo de la Antigua Marsella, Marsella.
BRIDGEMAN / ACI
CORSARIOS
El asalto a los galeones españoles
durante doscientos años, piratas, corsarios y filibusteros intentaron apoderarse de las riquezas americanas que los galeones de la Flota del tesoro llevaban hasta españa
xabier armendáriz
historiador marítimo
n 1507 se confirmó lo que muchos gobernantes europeos ya sospechaban: las tierras a las que había llegado Cristóbal Colón, en Occidente, eran un nuevo e inmenso continente. Así lo afirmaba una introducción a la Cosmografía de Ptolomeo, publicada por la Academia del Vosgo, que recogía la opinión en tal sentido del navegante florentino Americo Vespucio. España ya no podía mantener el secreto acerca de sus nuevas posesiones más allá del océano. Mientras tanto, las informaciones sobre la abundancia de oro, plata y perlas estaban arribando a Sevilla –el único puerto español autorizado a comerciar con aquellos lejanos territorios–, y desde allí se difundían por toda Europa. Aunque la ruta hacia las Indias seguía siendo desconocida, y la Corona española mantenía los mapas y las cartas de navegación a buen recaudo, se habían abierto las puertas de la ambición y la codicia.
cronología
En busca del oro español
1522 / 1523
el pirata francés Jean Florin (o Fleury) asalta la flota de carabelas que lleva a españa el tesoro del emperador azteca moctezuma.
1579
el pirata inglés Francis drake captura el galeón Nuestra Señora de la Concepción, apodado Cacafuego. el botín llega a los 400.000 pesos.
1587
el inglés thomas Cavendish acecha y captura el Galeón de manila, el Santa Anna, en las inmediaciones de cabo san Lucas (baja California).
1628
en la bahía cubana de matanzas, el holandés Piet heyn captura la Flota del tesoro y se hace con un botín de 12 de millones de florines.
1657
Los ingleses robert blake y richard stayner atacan la Flota del tesoro en santa Cruz de tenerife. se apoderan de 10 millones de libras.
1668
en la costa oeste de La española, el filibustero Pierre Le Grand asalta la nave vicealmiranta del tesoro, que se había rezagado.
1709
Woodes rogers apresa el Galeón de manila Nuestra Señora de la Encarnación y Desengaño cerca de cabo san Lucas (baja California).
reloj EN foRMA DE GAlEóN poR hANs sChlotthEIM. los AutóMAtAs DE lA tRIpulACIóN sE MovíAN CoN lAs hoRAs. hACIA 1580. MusEo DEl RENACIMIENto, éCouEN.
BRIDGEMAN / ACI De hecho, ya en su tercer viaje (1498-1500), Colón había advertido de la presencia de corsarios franceses merodeando por las Azores, y pocos años después el conquistador Alonso de Ojeda tuvo un encontronazo con ingleses cerca de Coquivacoa (en la actual Venezuela).
El primer asalto
Puesto que navegar sin cartas hacia una tierra ignota era un riesgo difícil de asumir, tanto los piratas particulares como los corsarios al servicio de las naciones enfrentadas a la Monarquía Hispánica establecieron una nueva estrategia: atacar a los barcos españoles y portugueses que regresaban a la metrópoli. De esta forma, el triángulo formado por la península Ibérica, las islas Canarias y el archipiélago de las Azores se convirtió en un terreno propicio para la caza del oro, la plata y las perlas de América. Riquezas que, como el propio continente, se habían reservado españoles y portugueses con la firma
el cabo san vicente
aquí se apostaban los corsarios, aguardando las naves que tras hacer escala en las azores se dirigían hacia sevilla.
M u B l N / A o ND lo M, u E us IME M t MARI l NA o I NA t
hawkins, DRAke y cAveNDiSH, lOS GRANDeS mARiNOS De iSAbel i De iNGlAteRRA.
CK fotosto / AGE hut ERGEN WACKEN u J
piratas y corsarios
se suele distinguir entre los piratas, que armaban un buque de guerra en su propio beneficio y expoliaban barcos de cualquier nación, y los corsarios, que servían a un rey bajo las patentes de corso o cartas de represalia, reservando parte del botín al soberano. Pero muchas veces esta distinción desaparecía. así, Francis drake comenzó como pirata y terminó como corsario real y vicealmirante.
del tratado de Tordesillas (1494). El papado había bendecido este monopolio, que franceses, ingleses y holandeses, excluidos de aquella tierra de promisión, pugnarían por romper.
En invierno de 1522, el francés Jean Florin, conocido por los españoles como Juan Florín o el Florentino, mandaba una flotilla de barcos piratas que patrullaban las islas Azores en busca de presas. Florín no era nuevo en el oficio: hacía dieciocho años que andaba robando a barcos españoles, venecianos e italianos; en definitiva, a todos los enemigos del rey de Francia. Pero no era realmente un corsario, es decir, no repartía sus ganancias con el monarca francés operando bajo patente de corso; es más, su desfachatez era tal que cobraba 4.000 coronas al soberano por atacar a sus enemigos. Florín sólo obedecía órdenes de sí mismo y únicamente rendía cuentas a su armador, Jean d’Ango, un italiano afincado en Normandía.
Una mañana avistó tres carabelas en el horizonte. Intentó rendir las naves con disparos de advertencia, procurando causar el menor daño para no hundirlas y poder tomarlas al abordaje. Inmediatamente lanzó sus barcos contra dos de ellas, sin percatarse de que una tercera huyó, refugiándose en la isla de Santa María. Días más tarde, la carabela, creyendo segura la navegación, zarpó hacia la Península escoltada por varias naves al mando de Domingo Alonso. Sin embargo, Florín y sus hombres continuaban allí y dieron caza a la carabela y su escolta, hasta que lograron capturarlas a la altura del cabo San Vicente, al sur de Portugal.
Cuando el pirata subió a bordo su sorpresa fue mayúscula. No se trataba de una mera carabela mercante, sino que transportaba el fabuloso tesoro incautado por Hernán Cortes al emperador azteca Moctezuma tras la conquista de Tenochtitlán. Según el cronista Bernal Díaz del Castillo:«Ochenta y ocho mil castellanos en barras de oro […] fueron muchas joyas muy ricas y perlas, tamañas algunas como avellanas, muchos chalchiuíes, que son piedras finas como esmeraldas y aun una de ellas tan ancha como la mano».
maravilllas de méxico Moctezuma murió en 1520, prisionero de Cortés, quien envió a Carlos V las riquezas del soberano azteca. Abajo, escudo ceremonial de plumas de su tesoro. Museo de Etnología, Viena.