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3) Otras amenazas
“ … podría hacerse la pregunta de si Colombia es un Estado proclive al uso de la fuerza en sus relaciones internacionales. La respuesta podría estar en su conducta en la comunidad internacional. En 1952, en plena discusión diplomática, sobre el Archipiélago de Los Monjes, la fragata ARC Almirante Padilla realizó prácticas de tiro sobre la mayor de las islas e invadió el área hasta que fue obligada a retirarse por aeronaves venezolanas. En 1971, la misma fragata invadió el Golfo de Venezuela, apoyada posteriormente por las corbetas ARC Tono y ARC Córdoba. Solamente una vigorosa acción diplomática las hizo desistir de su acción. En 1980, evidente ya el fracaso del proyecto de tratado llamado Hipótesis de Caraballeda, tropas terrestres colombianas fueron movilizadas hacia las fronteras con Venezuela en La Goajira, los Andes y el Arauca. La movilización venezolana contrarrestó las posibles intenciones bélicas. En 1987, está todavía fresca en la memoria venezolana la incursión de la corbeta ARC Caldas que produjo una crisis internacional que llevó a los países al borde de un conflicto bélico.”51
3) Otras amenazas
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Aunque Colombia era la principal amenaza en la mente de los miembros de la Junta Militar de Gobierno hacia 1951, no era ni mucho menos la única. De hecho, era otro país cercano a Venezuela, y no Colombia, el que parecía tener la fuerza naval más grande entre los países independientes del Caribe: República Dominicana. Hacia 1950 la Armada dominicana poseía un destructor Clase “H”, una fragata Clase “River”, una fragata Clase “Flower”, un destructor Clase “F”, una fragata Clase “Asheville”, dos fragatas Clase “Tacoma” y cinco corbetas Clase “Flower”, estas últimas iguales a las venezolanas, pero mejor equipadas.52
Según la enciclopedia All the world´s fighting ships 1947 – 1982. Part II: The Warsaw Pact and Non-Aligned Nations, la Armada dominicana alcanzó su mayor cantidad de efectivos durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, decayendo luego de su
51 Nieves-Croes, Francisco. Ob Cit, p. 199
52 Gardiner, Robert (Director). All the world´s fighting ships 1947 – 1982. Part II: The Warsaw Pact and NonAligned Nations, pp. 414 - 415
asesinato en 1961. Aunque Trujillo tuvo en general actitudes cordiales hacia los regímenes dictatoriales o autoritarios que acordaran con él una ayuda mutua contra exiliados opositores, su megalomanía y el fortalecimiento de las fuerzas armadas dominicanas no dejaba de ser una preocupación para el nuevo Gobierno venezolano.
Además de República Dominicana, podríamos considerar el poderío militar de Brasil, que específicamente en lo naval era hacia 1950 consistente en: dos acorazados Clase “Minas Gerais”, tres destructores Clase “Marcilio Dias”, seis destructores Clase “Acre”, ocho destructores de escolta Clase “Cannon”, un submarino clase “Humaita” y tres submarinos clase “Tupi”, aunque los intereses brasileños nunca apuntaron hacia Venezuela y de hecho las relaciones entre Marcos Pérez Jiménez y Getulio Vargas siempre fueron cordiales incluso.
Otra posible amenaza, juzgando por las declaraciones dadas por el propio General Marcos Pérez Jiménez a Agustín Blanco Muñoz53 sobre sus planes y sueños de recuperar el Esequibo, cabría preguntarse si en los escenarios considerados por la Junta Militar no estaría previsto a medio plazo un enfrentamiento con el Imperio Británico u otra potencia colonial europea en la zona de las Guayanas y el Caribe oriental. En todo caso, la adquisición de armamento naval y aéreo en el Reino Unido no indicaría realmente un escenario de esa naturaleza. Las declaraciones de Pérez Jiménez ante Blanco Muñoz
pudieron estar distorsionadas por el tiempo transcurrido y la época. El único caso de la historia en el que un país se ha enfrentado en guerra a su proveedor de armas fue Argentina en la Guerra de las Malvinas. Si Pérez Jiménez realmente pensó en atacar la Guyana Británica, es algo que al menos por ahora no se ha demostrado con documentos de la época.
En cualquiera de los casos antes expuestos, era evidente que Venezuela necesitaba de manera urgente una poderosa escuadra de combate para sus Fuerzas Navales, y que la Junta Militar lo entendió muy bien.
53 Blanco Muñoz, Agustín. Habla el general, p. 218