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3) Doctrina

el pabellón nacional por aguas del Caribe, Norteamérica, Europa, el Mediterráneo y el Medio Oriente, formando a centenares de cadetes que se convertirían en nuevos oficiales, tripulantes de la Armada.

3) Doctrina

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En esta parte pretendemos al menos acercarnos a determinar cómo los destructores Clase “Nueva Esparta” modificaron y/o crearon doctrina. Primeramente, debemos acercarnos a la definición de “doctrina” y luego “doctrina militar”, para establecer de qué hablamos. En este sentido básico una doctrina es una metodología movilizada para alcanzar cualquier objetivo. La Real Academia de la Lengua Española define doctrina como: “Conjunto de ideas u opiniones religiosas, filosóficas, políticas, etc., sustentadas por una persona o grupo. ”205. Por otra parte, encontramos un concepto de doctrina militar que nos pareció satisfactorio: “Una doctrina militar, por último, es el conjunto de técnicas, estrategias, tácticas y prácticas que constituye un enfrentamiento bélico. La doctrina militar propone los pasos a seguir para ganar una guerra.”206

Otra definición que nos resultó interesante fue:

“La doctrina militar es la expresión de cómo las fuerzas militares han de conducir las campañas, las principales operaciones, batallas y compromisos.

Se trata de una guía para la acción, en lugar de reglas fijas. La doctrina proporciona un marco de referencia común a los militares. Ayuda a normalizar las operaciones, facilitando la preparación mediante el establecimiento de formas comunes de realizar tareas militares.”207

205 http://lema.rae.es/drae/?val=doctrina

206 http://definicion.de/doctrina/

207 http://docsetools.com/articulos-educativos/article_5934.html

Es decir, la “Doctrina Militar” es un concepto esencialmente teórico y abstracto con consecuencias prácticas. Es una guía de cómo unas fuerzas armadas habrán de conducirse para lograr el éxito en su misión. Pero como todo concepto, la idea de Doctrina Militar, o Naval en este caso, no nace de la nada, sino que es una abstracción a partir de la realidad. Una fuerza armada, y en este caso una Marina de Guerra, crea su doctrina en base a su historia y la de su país, su mentalidad y, obviamente, a partir de los medios de que dispone y sus experiencias de combate.

Si revisamos la historia de la armada venezolana hasta los destructores Clase

“Nueva Esparta”, nos encontramos con la irrefutable realidad de que se trataba de una escuadra de cañoneros, sin casi ninguna capacidad oceánica. Con medios bastante limitados pero con una importante historia que abarca varios hitos como la Guerra de Independencia, las guerras civiles, el enfrentamiento con Colombia en 1901 y las operaciones de apoyo emprendidas en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, los tímidos y no cristalizados intentos de modernización emprendidos en época de Monagas, Páez, Guzmán Blanco, Castro y López Contreras, nos demuestran que los oficiales navales venezolanos nunca perdieron contacto con las innovaciones tecnológicas, tácticas y doctrinales que estaban ocurriendo en las grandes armadas del mundo.

Justamente, como ya se dijo anteriormente, fue la experiencia de muchos oficiales navales venezolanos con la armada de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial la que puso las bases para el Plan Naval de 1949. Es decir, el Plan Naval de 1949 no fue más que la plasmación en papel y tinta de todo un nuevo cuerpo de ideas; una doctrina, que empezaba a formarse y consolidarse en la armada venezolana de finales de los años 40. Esta nueva doctrina innegablemente obedecía a las influencias de las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, en especial EE.UU., y su deseo de moldear y estandarizar a su conveniencia las fuerzas armadas latinoamericanas, pero también a deseos largamente acariciados por el Estado venezolano de contar con medios navales idóneos para hacer valer su soberanía en los espacios marítimos, que justamente empezaban a conceptualizarse y delimitarse en esos años.

Así pues podemos indicar la existencia de varios niveles en la doctrina: El primero relativo a la conducta estratégica del país en el sentido de usar o no la fuerza a ser

empleada. El segundo relativo a cómo se emplea la fuerza. El tercer relacionado a cómo se hace para asegurar la disponibilidad en el empleo de la fuerza. Y en último lugar, cómo se mantienen los medios para usar la fuerza cuando se necesita.

Ahora bien, hasta la llegada de los barcos desde el Reino Unido, en el caso de la Clase “Nueva Esparta”, y desde Italia, en el caso de la Clase “Clemente”; y la consecuente formación de una nueva escuadra de combate, estas ideas que habían dado forma al Plan Naval de 1949, y que empezaban a reformar y modernizar la armada, no habían podido materializarse. Una cosa era que el alto mando naval venezolano diseñara y empezara a crear una nueva y moderna armada, y otra que el personal de tropas, oficiales y alto mando supiera como emplearla con precisión y sacar todo su potencial. Las siguiente reflexión del CN Edgar Blanco Carrero nos resulta muy útil:

“En un principio, para la Armada de la década de los años cincuenta e inicios de los años sesenta, el problema fundamental lo constituía la doctrina y el adiestramiento, elementos esenciales para hacer creíble la capacidad militar adquirida y, en consecuencia, las operaciones navales UNITAS contribuyeron a sedimentar los conocimientos propios de un tipo de combate estrictamente naval puro. La Guerra Fría, además, posibilitó la realización de ejercicios navales con otras Armadas americanas, siendo el núcleo central del adiestramiento la guerra antisubmarina. Pero las necesidades de la lucha antisubversiva hicieron que la prioridad operacional se volcara hacia adentro, esto es, para combatir la insurrección de la izquierda venezolana. Este hecho hizo que hubiese un cambio fundamental en lo concerniente a la amenaza. Mientras que, durante la década de los años cincuenta, ésta fue percibida fuera del país, en la década de los años sesenta la amenaza estuvo adentro, afectando los aspectos filosóficos de la doctrina que en principio se intentó implantar. Durante este período se produjo el primer ―Manual de Estrategia Naval‖, cuyo autor fue el CA Ramiro Pérez Luciani, que fue de corte mahaniano. El Capitán de Navío De Pedraza ayuda a fortalecer posteriormente este pensamiento en la Escuela Superior de Guerra Naval. A partir de una estructura de pensamiento sintético desde el punto de vista naval.

…es conveniente resaltar que la Armada, en ese momento, participó en la cuarentena cubana enviando un Grupo de Tarea, efectuó, además,

operaciones de interdicción de embarcaciones cubanas y soviéticas que trataron de incursionar en nuestro territorio para suministrar armas y pertrechos a la izquierda insurgente.”208

Es decir, tras la llegada de la Clase “Nueva Esparta”, y la Clase “Clemente” a Venezuela, la Armada dispuso ya de los medios, pero no de la experiencia y el entrenamiento para hacer creíble su nuevo poderío. Es decir, no había materializado las ideas que habían dado lugar a la propia adquisición de estos nuevos medios. Fue la propia presencia de estos buques, y la ejecución de programas de entrenamiento, comisiones, cruceros de instrucción y ejercicios multinacionales lo que permitieron que la Armada comenzara a formar en parte una doctrina naval per se. Sin embargo, como explica el CN Blanco Carrero, la explosión de la lucha armada durante los años 60 provocó que ese proceso se interrumpiera, lo que se evidenciaría, como veremos más adelante, en una baja disponibilidad operacional de medios navales durante esa década, perdiéndose buena parte de la capacidad disuasiva convencional obtenida a partir de los años 50.

Aún con todos los problemas, inconvenientes e interrupciones, resulta claro que los destructores Clase “Nueva Esparta”, por su sola presencia, le permitieron a la Armada ir creando, desarrollando, materializando, una doctrina naval que si bien era una adaptación de la británica y norteamericana, sirvió bien para defender la seguridad, soberanía e integridad nacionales en sus espacios marítimos, y disuadir a los potenciales enemigos de cualquier agresión contra Venezuela.

B) Impacto en el país

Todo Estado depende de forma decisiva de sus fuerzas armadas para hacer respetar su soberanía frente a otros Estados. A su vez, las fuerzas armadas dependen directamente sus medios (armas, sistemas de comunicación, sistemas de apoyo y logística, etc…) para

208 Blanco Carrero, Edgar. Reflexiones sobre Estrategia Marítima en la Era de la Libertad de los Mares, pp. 225 - 226

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