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1) La caída de Pérez Jiménez

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Fuentes

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misiles de la historia de Venezuela. El decenio 1958 – 1969 fue realmente una “década agitada” para estos buques y sus tripulaciones.

1) La caída de Pérez Jiménez

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Los destructores clase Nueva Esparta irrumpen en el acontecer político nacional en los días previos al 23 de enero de 1958, cuando sus tripulaciones, comandantes, y el CN Ricardo Sosa Ríos –uno de los mayores cerebros del plan para derrocar a Pérez Jiménez , conspiran contra la dictadura. El propio Sosa Ríos cuenta en su libro Mar de Leva que él y las tripulaciones estaban dispuestos a unirse al intento de golpe de la Fuerza Aérea del 1° de enero, llegando a enviar autobuses a Caracas a recoger el personal y llegando a encender las calderas de los destructores; pero que cuando se tuvo noticia del fallo del golpe, los buques regresaron a puerto y se disimuló todo aquel movimiento.118 Los hechos no llegaron hasta ahí, sino que en los siguientes días las tripulaciones de los “Nueva Esparta” se involucraron más en la conspiración, llegando a tener un papel decisivo, tal y como lo refieren el historiador naval Robert Scheina y el General de División Iván Jiménez Sánchez, quien explica que el gobierno arrestó a muchos oficiales navales, que el 8 de enero ocurrió una salida de puerto no autorizada y que por orden del jefe del Estado Mayor General, G.B. (Ej.) Rómulo Fernández, la munición fue removida de los buques y llevada al arsenal.119. Más adelante Scheina explica el plan:

“Acorde con el plan, a las 1600 h del 22 de enero… …los destructores Aragua y Zulia zarparon hacia Puerto Cabello a buscar munición. Después Pérez Jiménez ordenó a la fuerza aérea atacar, los aviones interceptaron a los buques en el mar pero no les dispararon. En Puerto Cabello, los destructores recibieron las municiones junto con el Batallón de Infantería de Marina Nº1 y lo transportaron a las afueras de La Guaira.”120

118 Sosa Ríos, Ricardo. Mar de Leva, pp. 23 - 24

119 Scheina, R. Ob. Cit, p. 221

120 Ibídem, p. 223

El resto de la historia es conocido: Pérez Jiménez trata de negociar con la Armada, el Contralmirante Wolfgang Larrazábal, Comandante de las Fuerzas Navales, es tajante en su negativa y el general tiene que abandonar el país. Ahora bien, lo que a menudo la historiografía ha detallado poco es cómo la Armada fue – según muchas versiones protagonista del golpe, basada sobre todo en el poder de fuego y velocidad de sus nuevos destructores. En efecto, y según esa visión, aunque vulnerables al ataque de la aviación leal a Pérez Jiménez – si el dictador lograba mantener la aviación leal a él, cosa dudosa desde el alzamiento del 1º de enero, llevado a cabo ante todo por elementos de la aviación - , los destructores podían bloquear y controlar las costas del país, y además, trasladar rápidamente fuerzas insurgentes al Litoral Central, de donde podían marchar rápidamente a Caracas, mucho más rápido de lo que los blindados o cualquier otra unidad del ejército pudiera desplazarse para socorrer a Pérez Jiménez. El 23 de enero de 1958, al no producirse una movilización determinante de la aviación contra la Armada, la situación estratégica quedó totalmente contra la dictadura, y en esa situación, fueron trascendentales los destructores Clase “Nueva Esparta”121. Es interesante que la prensa del momento destacara mucho el papel de estos navíos en dicha jornada.122 (Ver Anexo XVII) Un buen resumen de estos acontecimientos lo ofrece el CN Jairo Bracho Palma en su obra Hombres de Hierro.

“El 22 de diciembre, el mayor Julio César Castellanos, quien ya había regresado del Brasil, se reunió con el CN Ricardo Sosa Ríos en su casa. Acordaron algunos puntos importantes como la indicación de la hora y día para que las unidades flotantes tuviesen el tiempo necesario para elevar la presión de sus calderas”123

121 Sin Autor, “Un plan de acción conjunta fue puesto en práctica para derrotar a Pérez Jiménez. El comandante del destructor “Zulia” encabezaba el movimiento de las Fuerzas Navales” en El Nacional. Caracas, 24 de enero de 1958. Año XV, Nº 5175, p. 1

122 Sin Autor, “Buques que ayudaron a caída del dictador” en El Universal. Caracas, 25 de enero de 1958. Año XLIX, Nº 17.477, p. 1

123 Jairo Bracho Palma. Hombres de Hierro Tomo I. Caracas, Editado por Ramón Alberto Rivero Blanco, 2013, p. 169

“Ese mismo día, el Cnel. Carlos Pulido Barreto (compañero de promoción y muy cercano al Presidente) se enteró de lo hablado a bordo del ―Zulia‖, poco después lo sabría el general Marcos Pérez Jiménez. A La Guaira bajó el Jefe del Estado Mayor General, Rómulo Fernández. En un ambiente cordial dialogó con los oficiales. Los ánimos se calmaron. En medio de tanta confusión, se daba la orden al general Luis Llovera Páez de arrestar a los oficiales comprometidos. En efecto, el día 3, en horas de la tarde, varios blindados apuntaban a los destructores. La munición fue bajada de los buques. Algunos proyectiles guardados en los servicios inmediatos de los cañones y en algunos camarotes. Salieron bajo arresto el comandante del ―Zulia‖ CF Eduardo Morales Luengo; Pablo Cohen Guerrero, los capitanes de corbeta Álvaro Del Castillo, Ortega Jugo y el TN Magin La Grave Fry.”124

“A la Base Naval Agustín Armario en Puerto Cabello, llegaron los capitanes Manuel Ponte Rodríguez y Víctor Hugo Morales, les esperaba el CF Manuel Herrera, era la orden de sublevarse. Tanto el Comandante de la Base Naval, CF Julio Vale Guillén, como el Comandante del batallón de Infantería de Marina allí acantonado, fueron invitados a unirse, se negaron y terminaron arrestados. El gobierno ordenó al batallón de infantería del ejército ―Carabobo‖ movilizarse hacia Puerto Cabello y tomar la Base Naval, su comandante no obedeció. Igual sucedió con la orden de impedir la salida de los destructores de La Guaira. El Batallón de Infantería de Marina ―Bolívar‖ se preparaba para marchar sobre Miraflores.”125

“Mientras tanto, los destructores ―Zulia‖ y ―Aragua‖ llegaron a Puerto Cabello para reabastecerse y cargar municiones. Los mandos de los otros componentes se fueron congregando alrededor de un jefe visible: Wolfgang Larrazábal”126

La historiografía entonces muestra consenso en sostener que las entonces llamadas Fuerzas Navales, y desde luego sus buques de guerra, se vieron estrechamente relacionados con la caída de la dictadura el 23 de enero de 1958. La prensa del momento, la historiografía posterior, e incluso la tradición oral venezolana, alimentada y reforzada recientemente en Internet, le dieron un rol protagónico a la Armada, al Contralmirante

124 Ibídem, p. 171

125 Ídem

126 Ibídem, p. 172

Wolfgang Larrazábal, e incluso a los propios destructores Clase “Nueva Esparta”, pues según un mito muy difundido, estos buques tenían la capacidad de alcanzar con sus cañones el Palacio de Miraflores y la Base Aérea “Generalísimo Francisco de Miranda” en Caracas, pudiendo así tomar parte activa en el golpe contra el General Marcos Pérez Jiménez. Según esta suerte de leyenda urbana, el propio Pérez Jiménez conocía esta capacidad de los destructores Clase “Nueva Esparta”, por lo que al enterarse que las Fuerzas Navales apoyaban el golpe, decidió huir. Este mito tiene a su vez una variante en la cual los destructores de las Fuerzas Navales constituyeron una amenaza para la dictadura por su capacidad para trasladar rápidamente infantes de marina desde Puerto Cabello y avanzar sobre Caracas antes de que llegaran las unidades más pesadas del ejército, procedentes de Maracay y San Juan de los Morros. Esta última visión es más extendida y existe mayor consenso alrededor de la misma, como se explicó más arriba.

Nos resulta bastante esclarecedora para este punto, la entrevista realizada al CN. Ricardo Ríos, quien se graduó de la Escuela Naval de Venezuela en 1949, llegó a ser segundo comandante del D-11 “Nueva Esparta”, comandante del D-21 “Zulia” y comandante del D-31 “Aragua”, pasando a retiro en 1978, por lo que toda su carrera de oficial coincidió con los años de servicio de la Clase “Nueva Esparta”.

“ -¿Qué tan cierto es que los destructores Clase ―Nueva Esparta‖ podían alcanzar blancos en Caracas con sus cañones de 114 mm?

- Teóricamente sí, pero en realidad, yo lo dudo. Ese fue un plan, que se llamaba ―Plan Junín‖, que fue creado por el CF Moreno Piña. Que hizo un estudio de la parábola de tiro a 45° de ángulo de cañón, el alcance máximo que se logra con un cañón. A 45° y poniéndose en un punto X frente a La

Guaira, podía bombardear Miraflores y La Carlota. Pero yo dudo eso, porque el alcance efectivo de esos cañones, si no estoy equivocado, era de 17 millas, unos 30 km aproximadamente. Y la descripción de la parábola de tiro, para llegar a ser efectivo, no era posible. Esa es mi opinión personal.

Ese plan nunca ni siquiera se practicó, pues requería un disparo, y para hacer ese disparo, teníamos que saber dónde caía, y eso era imposible de hacer. A menos que fuese una situación de guerra. - Ese Plan Junín se diseñó ¿para qué?, ¿para un posible golpe?

- Claro que sí, porque había siempre esa rivalidad entre la Armada y las demás fuerzas. Entonces, como el Ejército era el que tenía el dominio de la plaza de

Caracas, y nosotros lo único que teníamos era Infantería de Marina, incipiente, no teníamos otra cosa que hacer, en una situación de emergencia para responder, desde el Litoral. - El hecho de que el tiro fuera teóricamente posible, no quiere decir que hayan amenazado a Pérez Jiménez con ese tiro. ¿Qué piensa usted que intimidó realmente a Pérez Jiménez, la movilización de la Infantería de Marina a bordo de los destructores, que llegaría a Caracas antes que el ejército, o el famoso tiro casi imposible? - Yo creo que ninguna de las dos cosas. Primero, los infantes de marina no estaban embarcados. Los barcos se hubiesen limitado a bloquear los puertos y disparar sobre los blancos que fuesen necesarios en el Litoral, y poder preservar la hegemonía de la Armada en el litoral venezolano. Segundo,

Pérez Jiménez conocía de ese tiro, y sabía, porque era un hombre sumamente bien preparado, - recordemos que fue primero en su promoción en Perú, un hombre muy inteligente. Entonces, él conocía perfectamente ese plan y sabía que era una utopía. Para mí, lo que tumbó a Pérez Jiménez, fue el alzamiento de la Escuela Militar.”127

Justamente, el testimonio del General Marcos Pérez Jiménez coincide con las apreciaciones del CN. Ricardo Ríos.

“Mire, la Marina no estaba atacando a nadie. La Marina se fue. Se le habían sacado todas las municiones a los barcos y éstos se fueron solos. Eran barcos que no tenían ningún poder ofensivo. En absoluto. Ahora ¿qué acuerdo? No hubo nada de eso. Me fui porque resolví irme, porque si no lo hacía hubiera tenido que coger unidades y atacar los sitios donde hubiera alzamiento. Y se hubieran producido muertos. Hubiera tenido que atacar la Escuela Militar si es que no se rendían. Porque donde nosotros nos presentábamos nadie combatía.”128

Sin embargo, las declaraciones de Pérez Jiménez podrían ser imprecisas, como nos muestra el CN. Bracho Palma:

127 Maita Ruiz, José Gregorio. Entrevista al CN. Ricardo Ríos, Caracas, 2013.

128 Blanco Muñoz, Agustín. Habla el General, p. 202.

“Se había dado la orden de trasladar la munición de los destructores que se hallaban en Puerto Cabello, hacia Caracas. Ghersi Gómez logró que solo se trasladaran las espoletas y quedara en almacén la munición de 20 mm y 40 mm.

El día 9 de enero, el general Rómulo Fernández fue a La Guaira a dialogar con los oficiales que estaban en los destructores, y en carácter conciliatorio apaciguó las inquietudes derivadas de varias reuniones que estos habían tenido. Momentos después, bajó con dos tanques el general Luis Llovera Páez. Quitó la munición a los destructores y arrestó a los Comandantes y Segundos Comandantes, y varios oficiales. Alguna que otra munición fue guardada en los camarotes.”129

Al revisar los testimonios e investigaciones antes citadas, podemos concluir que la capacidad ofensiva directa de los destructores Clase “Nueva Esparta” estaba considerablemente mermada – por no decir casi anulada – como armas estratégicas capaces de protagonizar una gran acción armada en la región Capital el 23 de enero de 1958, siendo entonces más posible que amenazaran la dictadura trasladando infantes de marina desde Puerto Cabello. Aunque ninguna de las dos amenazas, ni su capacidad de fuego ni la de transportar infantes de marina desde Puerto Cabello, parecen haber sido decisivas para la decisión de partir de Pérez Jiménez, resulta muy interesante que los movimientos de los destructores se hallan convertido ya en enero de 1958 en algo icónico en la prensa nacional. Es posible pensar que tras años de aparición en la prensa, los destructores, especialmente la Clase “Nueva Esparta, se convirtieran en símbolos de las Fuerzas Navales en el imaginario colectivo venezolano. Esta imagen puede ser visualizada en los afiches alusivos al desfile naval realizado con motivo del 150 aniversario de los 150 años de la Batalla Naval del

Lago de Maracaibo y la gran cantidad de fotografías de ellos aparecidas en diversas publicaciones civiles y militares durante los años 50, 60 y 70.

El hecho de que el Contralmirante Wolfgang Larrazábal emergiera como rostro visible de la conspiración anti perezjimenista y de que varios oficiales de la escuadra,

129 Jairo Bracho Palma. Hombres de Hierro Tomo I, p. 207

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