Poder estar un tiempo fuera del país, es una oportunidad que considero todo el mundo debería tener por lo menos una vez en la vida. Es una experiencia supremamente enriquecedora en todos los sentidos posibles; permite ganar mucha independencia y confianza como individuo, contribuye al crecimiento personal, ofrece la posibilidad de aprender mucho más de una cultura completamente diferente, conocer perspectivas diversas del mundo entendiendo la sociedad de una manera mucho más integral y por supuesto en este caso, desarrollar y perfeccionar nuestra habilidad con los idiomas.
Viajar al extranjero completamente sola, patinar sobre hielo, talar y decorar el árbol de navidad, ir a ciudades de las que toda mi vida había escuchado o a otras de las que apenas recuerdo el nombre, visitar mercados navideños, moverme libremente por la ciudad en transporte público sin miedo, hacer caminatas por el bosque con mi familia, conocer museos, conectar con personas diferentes; entre muchísimas otras cosas, son experiencias que me voy a llevar a casa en unos días y que seguramente voy a recordar con mucho cariño dentro de un tiempo.
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