LA CASA
Me llamaste a reinar Hasta ser envidiado por mis verdugos Desapareció la estirpe de los perseguidores Sus fragmentos se convirtieron En dados de agonía Fundamos esta familia Con el tesoro de tus labios Hicimos una sortija indestructible Con tu corazón, Una casa del más duro cedro Y pusimos un letrero que decía: “No se aceptan visitantes envilecidos”
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