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UN BREVE ANÁLISIS HISTÓRICO DEL QHAPAQ ÑAN AL KUNTISUYU EN EL CUSCO

Dada la complejidad para establecer cuál fue el emplazamiento del camino al Kuntisuyu dentro del pueblo Inka Cusqueño, creemos pertinente tratar previamente de algunos criterios respecto a la trama urbanística de la urbe a partir del gobierno de Pachakuteq, quien habiendo logrado el sometimiento de las etnias pre Inka y la consolidación del poder Inka, no solo continuo con la re-organización social y espacial del Cusco, sino que, dio inicio al proceso de remodelación de la capital Tawantinsuyana; precisamente, información cronística de los siglos XVI y

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XVII dan cuenta de estos sucesos, señalando como artífice de esta reestructuración urbanística a Pachakuteq.

Entre tanto, investigaciones hechas por Agurto Calvo (1980) permiten corroborar la información vertida por los cronistas, a ello se suman los trabajos de José Canziani (2009), quien llego a establecer que, la trama urbana del Cusco Inka fue sustancialmente ortogonal, esto debido posiblemente a ajustes hechos por los Inkas al relieve de la topografía de este espacio, dada la presencia de los ríos, además señala que, esta ortogonalidad no habría sido estricta, de tal forma, los bloques de las diversas construcciones alrededor del Hawkaypata presentan formas trapezoidales o formas ligeramente irregulares (Canziani 2009:444) (Foto 1).

Esbozo del Cusco en tiempo del gobierno Ynga Fuente Bauer, Brian. “Cuzco antiguo Tierra natal de los Incas”, 2008

Otros aspectos sustanciales a tomar en consideración serán las calles, al respecto, Damián de la Bandera (1557), da indicios de estas, señalando que de la plaza salían cuatro calles principales y de cada una de ellas partía un camino real, este aspecto nos permite inferir que el poblado Inka Cusqueño estuvo internamente articulado por calles. Estudios realizados al respecto, demostraron que estas eran relativamente estrechas, pues las calles principales midieron entre 5,60 a 4,40 centímetros de ancho, entre tanto, las calles menores habrían sido de 4,00 a 3,20 centímetros, y finalmente los estrechos pasajes y callejones de 2,40 a 1,60 centímetros de ancho; aparte de ello, las calles longitudinales que iban de noroeste a sureste se entrecruzaban con otras transversales de suroeste a noreste (Agurto 1980:142-144). En este tramado urbanístico, alrededor de la capital Inka se habrían desarrollado unos doce barrios, los cuales formaban una especie de anillo, los mismos mantenían como área de aislamiento una franja libre de toda ocupación entre estos barrios y el área central, esta franja libre muy probablemente estuvo destinada al crecimiento de la capital; a decir de José Canziani, este tipo de construcción obedeció a la necesidad de aislar el centro de la capital por su connotación sacra, así como también, debido a la necesidad de tener un área de aislamiento y transición entre la población Inka y las poblaciones de otros orígenes étnicos que estaban establecidos al entorno de la ciudad (Canziani 2009:446).

Estructura Urbana del Cusco Ynga Fuente Agurto Calvo, Santiago. “Cusco la traza urbana de la ciudad inca”. 1980

Igualmente, Octavio Fernández (2004:82), tras el estudio de la información cronística e intervenciones arqueológicas realizadas a la estructura, función y simbolismo del Hawkaypata, determino que esta plaza correspondía a un área de enorme sacralidad, motivo por el cual estuvo restringida a otros sectores sociales del Cusco y el valle.

Al respecto, la información cronística de los siglos XVI y XVII, permite percatarse de la connotación ideo religiosa funcional que tuvo el Hawkaypata durante el gobierno Inka, escenario sacro donde se continuo y dio inicio a ceremonias tan representativas como el Inti Raymi, el Citua, el Amoray, el Cápac Raymi y muchos otros ritos de menor importancia realizados ordinaria y extraordinariamente cada año (Acosta 1954[1590]).

Precisamente, cronistas de los siglos XVI y XVII (Betanzos 1968[1551], Cieza 1946[1553], Molina “el cusqueño” 1947[1573], Cabello 1951[1586], Garcilaso 1976[1609], Cobo 1964[1653]), casi coincidentemente, destacan la sacralidad del Hawkaypata, plaza Inka que albergó suntuosos decorados con pedrerías, plumas, mantas, chaquiras, oro y demás objetos utilizados para la realización de sus diversas prácticas religiosas, puesto que, en esta plaza existió un Ushnu, el cual era descrito como una piedra de forma y hechura de un pan de azúcar, bien labrado (Betanzos 1968[1551], Cieza 1946[1553], Molina “el cusqueño” 1947[1573], Cabello 1951[1586]), así mismo, se hallaban en ella bultos de sus principales deidades, nos referimos a Ticiviracocha, el sol, la luna, momias de antiguos gobernantes Inkas y Wakas, las que “[…] el Inca con los principales y gente común le iban a mochar, tirándose los alpargates, descalzos, con gran humildad; […]” (Cieza 1946[1553]:39), en otros casos, dada la importancia de las ceremonias, entraban al Hawkaypata solo los Inkas, descalzos y con las cabezas bajas, demostrando mucha reverencia y veneración (Betanzos 1968[1551]; Molina “el cusqueño” 1947[1573]).

Basándonos en estos argumentos arquitectónicos, simbólicos y funcionales, podemos establecer que los caminos emplazados hacia los diversos suyus no arribaban, ni salían del Hawkaypata; estos caminos debieron convergir y divergir a esta plaza Inka mediante las diversas calles principales, calles menores, callejones y pasajes que existieron entre el Hawkaypata y los barrios Inkas, situados a las afueras del anillo que rodeaba el área central de la capital Tawantinsuyana.

En consecuencia, el camino al Kuntisuyu no salió del Hawkaypata, sino más bien, mediante la calle del Sol, actual Avenida el Sol y otras calles, es que esta plaza Inka convergiría y divergiría con el tambo de Santo Domingo o tambo del Sol (ARC. Cabildo del Cusco. Año 1697-1698; Cuad. 19; Fol. 231-232v.), ubicado muy cerca al Qoricancha; fue a partir de este tambo que, el camino al Kuntisuyu se emplazaba hacia el actual puente Belén, puente cuya antigüedad es evidenciada por documentación originada en el Cabildo del Cusco, en 1699, cuando los Cabildantes trataban de la necesidad de reconstruir el puente viejo de Belén, pues se alegaba que este “[…] sirve de pasaje a las Provincias de Cotabambas,

Aymaraes y Chumbivilcas y Chilques y a todos los alfalfares y

chacaras y obrajes de Guancaro y sus comarcas […]” (Ídem.), tras pasar este puente, el camino al Kuntisuyu, se emplazaba por el barrio Inka de Cayaocache” 1 .

Así mismo, documentación de 1627, referente a la venta de tierras en Cayaocache, evidencia que estas lindaban con el camino real que se dirigía al pueblo de Yaurisque (ARC. Diez de Morales, Luis. Año 1627; Prot. Nº. 72; Fol. 735), prosiguiendo su emplazamiento por el asiento de Tarpuro 2 y Guancaro, antiguamente conocido como Ychotaucana, en cuyas tierras se localizaba “[…] el camino real que va de esta ciudad a los Condesuyos” 3 .

Del asiento de Guancaro, el emplazamiento del camino al Kuntisuyu proseguía por la parroquia de Santiago, específicamente por el asiento de Choco, esta información la podemos corroborar mediante documentación originada a los pocos años de la llegada de los españoles a Cusco, pues en 1539 se da un pleito por la tenencia de tierras entre los ayllus de Cachona y Choco contra el Convento de la Merced, en el proceso del litigio, los habitantes de los ayllus muestran documentos de los límites de sus tierras, entre los cuales consta como lindero de los ayllus el camino real a Yaurisque (Rueda 2003:18-26); otro documento originado en 1700, trata sobre la venta de tres topos de tierras nombradas Manopampa y Sipiao, situadas en la jurisdicción de la parroquia de Santiago, las que lindaban con el camino real que se dirigía a Yaurisque, previo paso por las tierras de los indios del ayllu Choco y el asiento denominado Sipiao, lugar donde se habrían hallado andenes y corralones asociados a este camino (ARC. Basquez Serrano, Gregorio. Año 1700-1701; Prot. N°. 51; Fol. 201). El camino al Kuntisuyu que se emplazaba por el

asiento de Sipiao, proseguía convergiendo y divergiendo por ámbitos de la actual comunidad de Occopata y el abra de Llaulliq’asa.

Respecto a Choco Cachona, el cronista Pedro Sarmiento, destaca la participación de los habitantes de esta etnia, ante la arremetida de los Chancas que pretendían ingresar por esta entrada al Cusco, siendo “[…] valerosamente rebatidos por los de aquel barrio;

adonde cuentan que una mujer llamada Chanan Curycoca peleo varonilmente y tanto hizo por las manos contra los Chancas que por alli habian acometido, que los hizo retirar. Lo cual fue causa que todos los que lo vieron desmayaron, e Inga Yupangui fue tan presto y diestro en el acometer, que, turbados con su presteza y destreza los que traian la estatua de Uscouilca y porque vieron bajar de los cerros de los lados mucha suma de gente, la cual dicen que enviaba el Viracocha su criador para su ayuda, empezaron a huir los Chancas, dejando la estatua de Uscouilca, y aun dicen que la de Ancouilca.

1 El año de 1627 se hacia la venta de “… una chacara de sembrar trigo y maíz y un alfalfar en ellas que están entre las parroquias de Nuestra Señora de Belén y Santiago en las cuales entran y se incluyen las tierras de sembrar trigo que se compraron de su majestad en la composición de tierras y se llaman todas Cayaocache que alindan por una parte con el camino real que va de esta dicha ciudad al pueblo de Yaurisque y otras partes e por otra que es la de arriba con tierras de los indios de la parroquia de Santiago y con tierras de don Francisco de la Cueva, …”. En ARC. Diez de Morales, Luis. Año 1627; Prot. N°. 72; Fol. 735. 2 En un documento hecho en 1624, por don Diego Guaman Guira y doña María Pasña, su mujer, se manifestaba que se compraba “[…] medio topo de tierras de sembrar maíz de riego de los tres y medio que hubimos y compramos de doña Catalina de Hinojosa que están junto a la dicha parroquia de Belén en el asiento de Tarpuro junto al camino que va a los Chumbivilcas y alinda por una parte con los dichos tres topos de las dichas tierras que nos quedan y por la parte de abajo con el arroyo que va al río grande de Guancaro y el camino que va a las chacaras y tierras de Guancaro y por un lado con tierras de don Francisco de Loayza, […]”. En ARC. Diez de Morales, Luis. Año 1624-1625; Prot. N°. 70; Fol. 398. Otro documento originado años más tarde, 1639, trata sobre la venta de “[…] dos topos de tierras de sembrar maíz y otras legumbres (…) en el valle de esta ciudad, en el asiento llamado Tarpuro detrás de la parroquia de Belén que lindan por la parte de arriba con el camino real que va a los Condesuyos […]”. En ARC. Beltrán Lucero, Alonso. Año 1639; Prot. N°. 6; Fol. 540. 3 El documento de venta originado el año de 1627, trata sobre las tierras de sembrar maíz, situadas en el asiento de Guancaro, de la jurisdicción de Belén, señalando que lindan por una parte con el camino real que va de la ciudad del Cusco al Kuntisuyu. En ARC. Diez de Morales, Luis. Año 1617; Prot. N° 62; Fol. 61, y ARC. Cristóbal de, Luzero. Año 1627-1628; Prot. N°. 165; Fol. 138. 50

([1572]:39). Este relato no solo evidencia la alianza del poblado de Choco Cachona con el gobierno Inka, la cual se consumó con el matrimonio de Pachakuteq con Mama Anahuarque (Sarmiento [1572]:45, Cabello [1586]:72, Cobo [1590]:68) (Fotos 3 y 4), sino que, permite considerar a Choco Cachona como un espacio importante, en vista que era considerada una de las entradas al Cusco, en consecuencia, también fue el punto neurálgico para la articulación entre la capital Tawantinsuyana y el Kuntisuyu. Cabe señalar que, la información documental colonial es muy precisa cuando trata del camino que se dirigía al Kuntisuyu dentro del pueblo Cusqueño, pues claramente la diferencia del camino real a Corca o del camino real a Puquin.

Bibliografía

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Cobo, B. (1964[1653]). Historia del Nuevo Mundo. Madrid. Biblioteca Autores Españoles. Fernández Carrasco, O. (2004). Plaza Inka de Hanan Hawkaypata del Cusco (tesis de pregrado). Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco, Cusco. Garcilaso de la Vega, I. (1609[1976]). Los Comentarios Reales de los Inkas. Tomo I, Libro I – V. Lima. Biblioteca Clásica del Perú Edición Banco de Crédito del Perú. Molina, de Cristóbal. (El Cusqueño) (1947[1553]). Ritos y fábulas de los Incas. Colección Eurindia 14. Buenos Aires. Editorial Futuro. Olazabal Navarro, Y. (2015). Capitulo II Ruta al Kuntisuyu, Informe anual de investigación histórica. Coordinación de investigación arqueológica e históri- ca del sistema vial andino. PQÑ – Cusco. Rueda Sosa, D. (2003). El ayllu antiguo de Choco Cachona. Cusco. Sarmiento de Gamboa, P. (1572[1965]). Historia de los Incas (Segunda par- te de la Historia General Llamada Indica). Tomo 135. Madrid. Biblioteca de Autores Españoles.

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