C U LT U R A Pablo Ferrer – ferretix@gmail.com
El deporte profesional y su compleja adaptación a la pandemia
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La pandemia de la COVID-19 ha paralizado nuestras vidas. No solo en el aspecto sanitario o laboral; también en el disfrute del ocio. Y no solo por las precauciones que todos debemos tomar hasta que haya remedio o vacuna (lavarse bien las manos, mantener una distancia social, llevar mascarilla) sino también por las opciones habituales que, lógicamente, se han visto reducidas de manera drástica. Una de ellas es la deportiva; la mayoría de las competiciones oficiales quedaron en suspenso desde la primavera, y no pudieron retomarse hasta semanas más tarde, con soluciones parciales encaminadas a concluir lo comenzado y tratar de apuntalar el arranque de próximos cursos.
El fútbol es el caso más universal. La Champions League que ganó a finales de agosto el Bayern de Munich hubo de jugarse en una especie de torneo en Lisboa (Portugal), que agrupó a los ocho mejores de la campaña. La final estaba supuesta a jugarse el 30 de mayo en Estambul (Turquía). Los alemanes alzaron la copa por merecimientos propios, después de destrozar al gran Barcelona de Messi (que comenzó a desarbolarse justo después de su eliminación) en las semifinales. Todo ello, naturalmente, sin público en las gradas. La alegría de los teutones contrastó en la final con las lágrimas del brasileño Neymar, quien junto al joven francés Kylian Mbappé había liderado al Paris Saint-Germain de Al-Khelaïfi a su primera gran final europea.
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